Viviendo en un mundo violento: 7 lecciones de cristianos perseguidos
A veces parece que nuestro país se enfrenta a una epidemia de violencia: desde trágicos tiroteos en carreteras y guerrillas de terroristas contra la fuerza pública del país, hasta películas con clasificación R y videojuegos de gran venta. Puede parecer que la violencia nacional es un río caudaloso sin posibilidad de freno, listo para llevarnos con su corriente.
Sin embargo, la violencia no es nada nuevo para los cristianos perseguidos en Afganistán, Corea del Norte, Nigeria, Irán, Pakistán y muchos otros países donde los creyentes sufren por su fe.
Nuestra hermandad en la iglesia perseguida vive bajo la amenaza de la violencia todos los días; algunos tienen las cicatrices y heridas para probarlo. Es por sus acciones y disciplina que podemos aprender a vivir en un mundo violento. Y es a través de ellos que podemos estudiar, adaptarnos y acercarnos a Cristo.
Aquí hay 7 cosas que podemos aprender de la iglesia perseguida acerca de vivir en un mundo violento:
1. Siempre da gracias
Cuando la violencia parece llegar hasta la puerta de nuestras mismas casas, ¿dónde está nuestro enfoque? ¿Estamos pensando en los atacantes y en nuestros propios miedos?
En 1 Tesalonicenses 5:18, Pablo escribe: “Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Jesucristo”. Puede ser fácil quedar atrapado en una narración y buscar respuestas a actos tan horribles, pero la Biblia nos instruye a dar gracias. Cuando más difícil nos parece, nuestra alabanza importa más.
Bae es una cristiana que vive en Corea del Norte, exiliada de su hogar porque ella y su esposo fueron atrapados con una Biblia. Dirige una pequeña iglesia doméstica en este remoto pueblo donde siempre tiene hambre y se ve obligada a trabajar en el campo todos los días. Si no cumple con su cuota, es sancionada. Si se descubre su pequeña iglesia, podría enfrentar el encarcelamiento, la tortura o incluso la muerte.
Sin embargo, con cada nuevo día, Bae encuentra una razón para estar agradecida: “Damos gracias a nuestro Padre que ha hecho cosas tan grandes para prepararnos para la vida eterna”, dice ella. “Nosotros, que recibimos Su asombrosa gracia, nos damos cuenta y entendemos profundamente Sus palabras: 'El hombre no vive solo de pan, sino de cada palabra que viene del Padre'”. Para Bae, incluso el simple hecho de conocer las palabras del Señor Jesús es suficiente para llenar su corazón con agradecimiento duradero.
2. Rechaza dejar que el miedo gane
Cuando los actos violentos llenan nuestras redes sociales y pantallas de televisión, el miedo puede apoderarse de nosotros: ¿Mis hijos estarán seguros en la escuela? ¿Es este un barrio seguro para vivir? Si ese robo a mano armada sucedió un par de puertas más allá, ¿me sucederá a mí ahora? La violencia es un desafío que puede parecer completamente abrumador, pero también es un desafío que podemos enfrentar con Cristo.
Los mundos de esperanza de Dios se derraman sobre nosotros en 2 Corintios 12:9: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Constantemente luchamos contra el miedo y, a veces, el miedo tiene una ventaja: ahí es donde podemos volvernos a Dios y entregarlo todo a Él. Podemos entregarle nuestros temores y poner nuestra voluntad y nuestra vida a su cuidado. Cuando dejamos que Él tome el control, podemos saber que estamos en las mejores manos.
Subhash fue encarcelado simplemente por su fe. En India, las acusaciones falsas contra los cristianos son una manera fácil para que los creyentes guarden silencio por el temor. En prisión, enfrentando hasta tres años tras las rejas, Subhash continuó ministrando. No dejó que el miedo lo venciera; dejó que Dios obrara a través de él. Mientras estuvo en prisión, pudo ministrar a 11 personas que llegaron a conocer a Cristo.
El miedo, el pánico y la ansiedad pueden resultar abrumadores, pero cuando nos entregamos a Dios por medio de la oración, podemos encontrar una paz que no es de este mundo.
3. Confía en Dios
¿En quién o en qué confiamos para salvarnos? ¿Política? ¿Políticos? ¿Nuestra propia fuerza? Todo lo que sea de este mundo finalmente fracasará. Cuando confiamos primero en Dios y ponemos nuestra fe en Él, es cuando tenemos un fundamento firme.
Los “qué pasaría si” pueden ser implacables: ¿Qué pasaría si esto sucede? ¿Qué pasaría si eso sucede? Pero en Juan 14:27, el Señor Jesús nos dice: “La paz os dejo; Mi paz os doy. Yo no os doy como da el mundo. No se turbe vuestro corazón y no tengáis miedo”. Qué paz tan perfecta para revestirnos todos los días, una paz que puede calmar nuestra mente y nuestro espíritu. Cuando confiamos en nosotros mismos, nos estamos preparando para noches llenas de preocupación, pero cuando ponemos nuestra plena confianza en Dios, tenemos Su permiso para no preocuparnos más por el tema.
No sabemos lo que viene después. Cecilia no sabía que cuando le dijo “adiós” a su esposo por teléfono, sería la última vez que hablaría con él. Fue atacado y asesinado por su fe en Siria. Cuando murió, Cecilia apenas podía comprenderlo, y mucho menos podía imaginarse cómo iba a continuar. Su esposo cubría todas las necesidades de la familia, pero ya no estaba. Sin embargo, incluso después de un evento tan trágico, encontró la paz en Dios: “Decidí aferrarme a Jesús”, dijo.
4. Da el siguiente paso de fe
Tanta violencia es absurda y desgarradora, y cuando comenzamos a temer lo que podría pasar, nuestra fe comienza a encogerse. Evitamos los desafíos y los próximos pasos y, en cambio, nos aferramos a lo que tenemos con uñas y dientes. Pero fuimos hechos para crecer en la fe.
En 1 Corintios 16:13, Pablo escribe a la iglesia de Corinto que vive en una cultura hedonista: “Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos”. ¿Así es como estamos viviendo? ¿Estamos viviendo vidas llenas de fe con valentía y fortaleza? Es demasiado fácil temer la violencia hasta el punto en que dudamos incluso en salir de nuestros hogares. Pero Dios nos manda a ser fuertes y valientes.
Seis meses después de que los talibanes retomaran Afganistán en agosto de 2021, declararon que cualquier niña de sexto grado o mayor ya no podía asistir a la escuela. Pero la hermana Fazlia, una maestra de escuela cristiana en el campo, no aceptó ese decreto paralizante. En cambio, Fazlia desafió a los talibanes. Sabiendo que podría costarle la vida si la atrapaban, huyó del país con sus sobrinas, sobrinos y siete de sus estudiantes. Ella continúa enseñándoles como refugiada en un país extranjero. Cuando se le preguntó de dónde provenía su fuerza para desarraigar su vida y abandonar todo lo que alguna vez conoció, con lágrimas en los ojos, simplemente señaló el Cielo.
5. Lamenta lo que has perdido
Dios ve tu dolor, y está a tu lado. No somos una cultura que sobresalga en el duelo. Tratamos de superar nuestras emociones lo más rápido posible, para que podamos enderezar el barco y volver a nuestras rutinas. Sin embargo, cuando la violencia impacta nuestras vidas, y a algunos de nosotros de manera terrible, Dios nos dice que está bien que nos aflijamos.
En Mateo 11:28, Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Jesús no dice: “Ven a mí para que pueda curarte lo más rápido posible”. Él dice: “En mí, encontrarás descanso”. El duelo es parte del proceso de curación. Dios nos ve. Él sabe lo que sentimos. Él sabe que podemos cansarnos y agobiarnos. Vivimos en un mundo violento con gente violenta, y algunos de nosotros debemos sufrir algunos de los dolores más duros. Pero podemos encontrar descanso en Él.
Zabi huyó de Afganistán, temiendo por su vida y dejando todo atrás. Ahora está en un país completamente extraño para ella, enfrentando un futuro desconocido. En sus propias palabras, dice: “Me siento tan sola”. Zabi dejó atrás una carrera floreciente, amigos de confianza y una familia que amaba. Y aunque mira hacia un futuro desconocido, se permite llorar todo lo que ha perdido. Aunque ella sufre, Dios está con ella, la cuida y la ama.
6. Perdona a tus enemigos
Así como Dios nos ha perdonado, estamos llamados a perdonar a los demás. Puede ser tan difícil, ¿no? Cuando somos agraviados, puede ser difícil perdonar. Y a veces, puede que ni siquiera queramos. Hay una sensación de poder que viene del culpar al otro por el dolor que sentimos. Pero en esos momentos, recordemos que Jesús no se complace en culparnos por nuestros pecados indefinidamente. Él nos perdona y nos llama a perdonar a los demás.
El odio se gesta rápidamente cuando lo permitimos. Cuando alguien ha actuado contra nosotros o nos ha lastimado deliberadamente, a nosotros o a alguien a quien amamos, solo podemos desearles daño. Pero Jesús dice en Mateo 5:44: “Pero yo os digo, amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen”.
Abda es un cristiano que vive en África, donde grupos y comunidades extremistas consideran a los cristianos como infieles traidores. Abda fue atacado por un grupo extremista musulmán porque es conocido como alguien que sigue a Jesús. El ataque lo sacudió emocionalmente y lo dejó con un brazo amputado. Abda optó por quedarse en su pueblo. Hasta el día de hoy, comparte abiertamente su testimonio y predica el amor en lugar del odio. Incluso recorre abiertamente las zonas donde se reúnen los drogadictos y les habla de la felicidad que ha encontrado en Cristo. Habría sido fácil para Abda irse, pero el amor lo obligó a quedarse, un amor que perdona en lugar de odiar.
7. Sigue perseverando
El odio, la persecución y la violencia pueden detenernos en seco. Puede dejarnos preguntándonos: ¿Cómo podría alguien hacerle eso a otra persona? Nuestros corazones se rompen y nos quedamos confundidos y heridos. La violencia y la amenaza pueden ser paralizantes.
Cada uno de nosotros tiene su propia carrera para correr. Hebreos 12:2 nos dice: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. No sabemos lo que vendrá después, pero sabemos que, con Dios, no hay nada que no podamos enfrentar. Si permanecemos cimentados en nuestra fe, en Él como nuestro fundamento firme, podemos caminar con confianza dondequiera que Él nos guíe. Él quiere que vivamos una vida abundante, compartiendo nuestra fe en los “campos misioneros” que Él ha preparado para nosotros, sin importar cuán pequeños o domésticos estos sean.
Incluso en países como Nigeria, donde casi cada dos horas un cristiano es asesinado por su fe, los cristianos continúan reuniéndose y adorando. El templo del pastor Andrew fue incendiado hasta los cimientos por Boko Haram, pero él no permitió que la violencia llena de odio contra él y su congregación detuviera su causa. El templo fue destruido, pero la iglesia continúa, incluso más fuerte que antes. Andrew dice: “Después de perderlo todo, nos dimos cuenta de que Dios es todo lo que necesitamos”. El pastor Andrew y su congregación continúan perseverando.
No importa la violencia, Dios está con nosotros
Después de la muerte de Moisés, Dios le da a Josué esta promesa: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Jos 1:9). Dios está con nosotros, si nosotros permanecemos con Él. En dos pasajes el Señor nos dice que nos acerquemos a Él: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Stg 4:8). “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (He 4:16).
Habrá violencia en este mundo hasta que Cristo regrese por Su pueblo. La oración y nuestra relación con Dios es nuestra arma número uno contra ella.
Desde las selvas de Nigeria hasta las ciudades de China y nuestros propios hogares, Dios responde las oraciones y está con Su pueblo.
Confía en que Él estará con nosotros dondequiera que vayamos, sin importar la persecución, sin importar la violencia.
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Principales publicaciones período 2020-2022 (al final del artículo).
Principales publicaciones período 2011-2019.
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