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jueves, 1 de diciembre de 2022

DOS EVANGELIOS


Entre las personas que se llaman a sí mismas creyentes en la Biblia, cristianos nacidos de nuevo, hay principalmente dos mensajes de salvación (evangelios) diferentes que se proclaman.

El evangelio asociado con la seguridad eterna incondicional te dice que:

La salvación comienza en un momento y está garantizada que durará para siempre sin importar qué hagas o dejes de hacer (salvo siempre salvo).

No hay mantenimiento de la salvación por tu parte. Dios te guardará, te sostendrá y ya te ha sellado con Su Espíritu al momento de tu salvación asegurándote una entrada absoluta en el reino de los cielos.

El pecado nunca puede llevar a un cristiano a su muerte espiritual, independientemente del pecado que cometa o de la doctrina falsa que se crea.

La vida eterna es un regalo (don) que no se puede perder ni devolver y una posesión en tiempo presente para el cristiano, que también le asegura una entrada ineludible al reino de Dios.

Entrar en el cielo para el cristiano es absolutamente seguro como si ya hubiera estado allí durante 10.000 años.

Algunos cristianos también son fornicarios, adúlteros, borrachos, ladrones ocasionales; pero esto significa sólo que son débiles en la fe y que luchan con ataduras carnales de las que todavía no se han liberado.

En contraste con estas huecas sutilezas (Col 1:8), el verdadero evangelio, que rechaza la seguridad eterna incondicional, afirma que:

La salvación comienza en un momento y continúa siendo una realidad en el creyente sólo mientras este siga a Cristo obedeciendo Sus mandamientos. Esto implica la posibilidad de que algo puede interferir negativamente con su vida espiritual, como sucedió en la vida de Salomón, Saúl, Judas, Demas, y muchos otros.

Después de nacer de nuevo (salvación inicial) hay que mantener la salvación: “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil 2:12-13) para permanecer en la gracia bíblica; de lo contrario corremos el riesgo de caer de ella (Gl 5:4). Si se descuida esto, el cristiano inevitablemente se alejará del Señor (Ap 2:4), se volverá tibio (Ap 3:16), se volverá infructuoso (Jn 15:1-11), y retrocederá espiritualmente de otras formas hasta el punto de que la vida espiritual de Dios ya no estará presente en su espíritu. El hombre coopera con Dios y le permite a Dios mantenerlo espiritualmente a salvo. Aunque Dios es soberano, Él nunca viola el libre albedrío del hombre, incluso si es en detrimento y condenación de este. Los cristianos pueden hacer morir las obras de la naturaleza pecaminosa (carne) sólo por el Espíritu de Dios, nunca por su propia habilidad o voluntad.

El pecado puede profanar, corromper, contaminar, ensuciar e incluso llevar al cristiano a su muerte espiritual (Ro 8:13; Stg 1:14-15; 5:19-20). El sello del Espíritu Santo se puede romper. En consecuencia, debemos estar en guardia espiritual en todo momento, mientras buscamos a Dios para recibir su fuerza y poder. La vida cristiana es una guerra, una lucha y una batalla contra las fuerzas engañosas de las tinieblas y el pecado personal (Ef 6:12; He 12:4).

La vida eterna es mucho más que un regalo y una posesión en tiempo presente. También es una esperanza (Tit 3:7) y una promesa (1 Jn 2:24-25) aún por cosechar (Gl 6:8-9) en la era venidera (Mr 10:30), pero sólo para aquellos que después de haber nacido de nuevo persisten en hacer el bien (Ro 2:7) y que no se cansan ni dejan de sembrar para agradar al Espíritu de Dios y no a la naturaleza pecaminosa (Gl 6:8-9).

La única seguridad de salvación que ofrece la Biblia es una seguridad de salvación en tiempo presente para la persona que actualmente sigue al Señor Jesús y confía en Él para su propia salvación personal (1 Jn 5:11-13). En otras palabras, la fe necesaria para entrar en el reino de Dios es una fe que confía, se somete y perdura en tiempo presente

Para entrar en el reino de Dios, debemos debemos soportar dificultades y persecuciones mientras continuamos viviendo en santidad (separación) como discípulos de Jesús en esta generación perversa y adúltera. Tristemente, perseverar en la fe hasta el fin (Mt 24:13) no siempre ha sucedido para otros en tiempos pasados.

Es imposible decir que se es  cristiano al mismo tiempo que se vive en pecado: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Cor. 6:9-10; ver también Ap 21:8; Ef 5:5-7; Mr 7:20-22). Enseñar que esto es posible es torcer la imagen sagrada de ser un cristiano (un santo) en algo que permite el pecado. La seguridad incondicional es un mito peligroso, que tiene a muchos plácidamente caminando por la senda que conduce al infierno mientras creen que van al cielo porque una vez tuvieron un momento de verdadera fe en el evangelio de Cristo.

El llamado evangelio basado en la seguridad incondicional del creyente (salvo siempre salvo) está construido sobre verdades parciales presentadas como la verdad total y varias tergiversaciones bíblicas, además de omitir una parte del verdadero evangelio cristiano (1 Co 15:2) y distorsionar la gracia (Tit 2:12).

Judas, el medio hermano del Señor, es implacable y claro en su epístola acerca de aquellos que cambian la gracia por una licencia para el pecado. Dice: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo... ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas” (Jud 1:4,11-13). Pablo declara que predicar un evangelio falso (otro evangelio) es causa suficiente para condenación eterna (Gl 1:8-9). y que hasta él podría no entrar en el reino de Dios si no permanece en guardia: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado (1 Co 9:26-27).

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Mt 24:4-5; Col 1:8).

Consulta estos artículos para obtener más información sobre este tema de vital importancia: De la salvación inicial a la final, Fruto o fuego, No os conozco, La parábola más importanteEl juicio comienza por la casa de DiosEl camino, La seguridad de la salvación, El Hijo de Dios versus la religión.

Visita este sitio para un estudio completo sobre la salvación incondicional versus la Salvación Condicional

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