Buscar este blog

LA MEDITACIÓN CRISTIANA

El Salmo 19:14 dice: Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Desafortunadamente, para muchos hoy en día la palabra meditación” puede tener la connotación de algo místico. Para algunos, la meditación es despejar la mente mientras están sentados en una posición inusual. Para otros, la meditación es comunicarse con el mundo espiritual que nos rodea. Conceptos como estos definitivamente no caracterizan la meditación cristiana.

La meditación cristiana nada tiene que ver con ninguna práctica que tiene como fundamento el misticismo oriental. Tales “ejercicios espirituales” incluyen la lectio divina (lecturas divinas), la meditación trascendental, y muchas formas de la llamada oración contemplativa. Éstas contienen en su núcleo una peligrosa premisa: que necesitamos “escuchar la voz de Dios”, no a través de Su Palabra, sino a través de la revelación personal por medio de la meditación. Hay iglesias en la actualidad que están llenas de personas que creen que están escuchando una “palabra del Señor”, contradiciéndose con frecuencia unos a otros y causando interminables disputas y divisiones dentro del Cuerpo de Cristo. Los cristianos no deben abandonar la Palabra de Dios, la cual es la única “inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti 3:16-17)

Si la Biblia es suficiente para equiparnos totalmente para toda buena obra, ¿cómo podemos creer que necesitamos buscar una experiencia mística adicional a ésta?

Para el cristiano, la meditación debe ser únicamente sobre la Palabra de Dios, y lo que ella revela acerca de Él. David descubrió que esto es lo correcto, y describe al hombre que es “bendecido”, como aquel que “…en la ley de Jehová está su delicia, en su ley medita de día y de noche” (Sal 1:1-2)

La verdadera meditación cristiana es un proceso activo del intelecto, donde nos entregamos al estudio de la Palabra, orando sobre ello, y pidiéndole a Dios que nos dé el entendimiento por el Espíritu, quien ha prometido guiarnos “a toda la verdad” (Jn 16:13). Entonces ponemos esta verdad en acción, sometiéndonos a las Escrituras como la única regla para nuestra vida y práctica, mientras realizamos nuestras actividades cotidianas. Esto ocasiona el crecimiento y la madurez espiritual en las cosas de Dios, al ser enseñados por el Espíritu Santo.

El cristiano espiritual, es el cristiano escritural.

- - - - - - - - - - - - - - 

RELACIONADOS

EL SEÑOR ME HABLÓ

LA LETRA MATA

MEDITACIÓN TRASCENDENTAL

EN LAS REDES DE LA NUEVA ERA

LECTIO DIVINA

LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA

ESCUCHA A DIOS ANTES DE TOMAR DECISIONES

¿ORAS?

NUEVA ERA 

(Desde un punto de vista bíblico -PDF)