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RESPUESTA SOBRE LA ORACIÓN

Pregunta: A veces me pregunto, ¿para qué orar? Nada de aquello (o aquellos) por los que oro cambia o mejora... La mayoría de la veces siento que mis oraciones chocan en el techo, y no sirven de nada. ¿No es una pérdida de tiempo? 

Respuesta: Como creyentes en Cristo Jesús debemos, primero que todo, tener presente que Dios habita en dos lugares y SÓLO en dos lugares simultáneamente: (1) En el cielo, desde donde el Padre y el Hijo reinan sobre todo Su universo y Sus criaturas; y de manera personal: (2) En el corazón de la persona que ha nacido de nuevo y tiene el Espíritu Santo en ella.

Eso de que “La mayoría de la veces siento que mis oraciones chocan en el techo, y no sirven de nada” es un “mito canuto” que se ha repetido tanto que debiera catalogarse inmediatamente como una señal de que las personas que lo pronuncian no conocen al Señor. 

Esto es lo que enseñan las Escrituras: Dios habita en dos lugares y SÓLO en dos lugares simultáneamente: (1) En el cielo, desde donde el Padre y el Hijo reinan sobre todo Su universo y Sus criaturas; y de manera personal: (2) En el corazón de la persona que ha nacido de nuevo y tiene el Espíritu Santo en ella. 

Mis oraciones no tienen que pasar el techo. Si de veras he nacido de nuevo y el Espíritu Santo está en mí, Él también está en la presencia del Padre (porque Él es omnipresente, omnisciente y omnipotente). Ni siquiera tengo que pronunciar palabras audibles para que mis oraciones lleguen a la presencia del Padre. El Espíritu Santo está en mí: Él es mi intercesor y el perfeccionador de mis oraciones. A menudo yo no sé cómo orar en determinadas circunstancias o situaciones. Pero eso no importa, porque la Palabra dice: Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles (Ro 8:26).

Si no oramos, nos perjudicamos a nosotros mismos y dañamos a aquellos que no mencionamos delante del Señor. Pero si oramos, aun en completa debilidad y sin saber qué pedir exactamente, tenemos esta promesa de la Escritura:  el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles

Indecible significa impronunciable, también tiene el significado de ininteligible; es decir, ni lo podemos pronunciar ni lo podemos entender. Por eso en otra parte la Escritura también dice: ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento (1 Co 14:15). Estas palabras escritas por Pablo, nos revelan que nosotros no sabemos cómo ni qué es orar en o con el Espíritu. ¡Es un misterio! Sabemos qué es orar con el entendimiento (con completo uso de razón y lógica acerca de lo que estamos pidiendo), pero nadie nos podrá jamás decir qué es orar con o en el Espíritu (los que dicen que es orar en lenguas se equivocan; he sido cristiano por más de treinta años y he estado en toda clase de congregaciones, y jamás, JAMÁS, he escuchado a alguien orar en lenguas, como la Biblia define las lenguas: un IDIOMA HUMANO no aprendido por quien lo usa en el momento, pero perfectamente interpretable por quienes lo hablan). ¡Orar en el Espíritu es un misterio!

Lo que sí sabemos, es que sí no oramos por todo y por todos estamos pecando contra Dios. Es el pecado de omisión (Stg 4:17; 1 S 12:23). Lo sabemos porque todos los pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamentos acerca de la oración nos instan a orar DIARIAMENTE, por todo y por todos. Y para cumplir esta tarea sobrenatural, Dios nos ha dado el Espíritu Santo. Jamás estamos más cerca de la vida sobrenatural de Dios que cuando oramos. 

Así que oremos, no importa que nos sintamos con ganas de hacerlo o no. El Espíritu intercede por nosotros CUANDO oramos. Si no oramos el Espíritu no lo hace. Cumplamos nuestra parte y el Espíritu cumplirá con la Suya: moldeará y santificará nuestras oraciones haciéndolas perfectamente accesibles a la presencia del Padre. Y hagámoslas siempre en el nombre de Aquél que nos enseñó a orar (Mt 6:5-15) de acuerdo a la voluntad del Padre: el Señor Jesús. 

Si nosotros dejamos orar por aquellos por quienes lo hacemos, ¿quién más va a orar por ellos?

El dicho “la práctica hace la perfección” se aplica aquí. Estudiar las oraciones de la Biblia nos ayuda a ver que ellas reciben la atención del Padre, y muchas veces responde de la manera que nosotros lo esperamos. Pero sólo la práctica de la oración DIARIA, las hará “perfectas” (útiles, efectivas) más allá de nuestra comprensión.

Aquí está el mejor y más motivante llamado a la oración que alguna vez hayas leído: ¿Oras?

Otros estudios sobre el tema: La Oración Eficaz y Velad y Orad.

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“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Stg 5:19-20).

“Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto” (1 S 12:23).

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo (Ro 15:13 ).

“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc 21:36).

“Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mt 24:13).