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LOS 7 MAGNÍFICOS

“La sabiduría edificó su casa,

Labró sus siete columnas.

Mató sus víctimas, mezcló su vino,

Y puso su mesa.

Envió sus criadas;

Sobre lo más alto de la ciudad clamó.

Dice a cualquier simple: Ven acá.

A los faltos de cordura dice:

Venid, comed mi pan,

Y bebed del vino que yo he mezclado.

Dejad las simplezas, y vivid,

Y andad por el camino de la inteligencia.

El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;

El que reprende al impío, se atrae mancha.

No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;

Corrige al sabio, y te amará.

Da al sabio, y será más sabio;

Enseña al justo, y aumentará su saber.

El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,

Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

Porque por mí se aumentarán tus días,

Y años de vida se te añadirán.

Si fueres sabio, para ti lo serás;

Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo” (Pr 9:1-12).

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Casi todos los creyentes leen la Biblia, o parte de ella, pero pocos la estudian. Existen un sinnúmero de planes de lectura bíblica disponibles en formatos digitales e impresos por doquier, y todos ellos son muy buenos, pero ninguno incluye el estudiar lo que se lee

Además, la preferencia personal de cada lector hace que este siga sus propios planes de lectura, y esto también es muy bueno. Pero persiste la pregunta: ¿Dónde (con qué libro) comenzar a leer la Biblia? ¿Basta con un plan de lectura muy bueno? ¿Debemos leer toda la Biblia o sólo parte de ella? ¿Debemos leer y a la vez estudiar lo que leemos? 

La Biblia es un libro muy vasto: consta de 66 libros que tratan sobre historia, poesía, teología, biografía, doctrina, profecía, etc. El exceso de información que contiene la Biblia es la principal causa de desaliento en los lectores, lo que los hace abandonar el plan de lectura bíblica incluso antes de iniciarlo. 

Todos valoramos nuestro tiempo y queremos sacarle el mejor provecho al que le dedicamos a la lectura bíblica. Para lograr esto, debemos hacer una selección que supere lo que es muy bueno para concentrarnos en lo que es lo mejor para nuestra vida espiritual e intelectual. Y lo que es mejor, es leer y estudiar lo que leemos porque sólo así entenderemos lo leído. ¿Cuál es el objetivo de leer sin entender algo?

Con este objetivo en mente, presentamos un plan de lectura bíblica y estudio muy breve pero poderoso, que cualquier creyente puede llevar a cabo a su propio ritmo y en los plazos que estime conveniente. En vez de leer y estudiar los 27 libros del Nuevo Testamento y los 39 del Antiguo Testamento (lo cual demanda mucho más esfuerzo de lo que un creyente común y corriente puede hacer), este plan se concentra en sólo 7 libros del Nuevo Testamento (Pr 9:1-6). 

La selección de estos libros se basa en que ellos, sumados, concentran TODO el mensaje nuevotestamentario que un creyente debe conocer para tener una vida espiritual, doctrinal y práctica sana y próspera. Estos son los libros funda-mentales. Es decir, los que ponen el fundamento mental para comprender todo lo demás. Una vez leídos, estudiados y comprendidos estos 7 libros, el creyente podrá ir por el resto de los libros de la Biblia (si así lo desea) con un buen entendimiento neotestamentario: con una buena base doctrinal

Cuando leas, por ejemplo, el Eclesiastés, vas a saber cómo debes entender lo que Salomón dice allí, y no cometerás el error de interpretar pasajes del AT sin poseer la luz del NT.

Todos sabemos que los Evangelios son cuatro, pero pocos se preguntan: ¿Cuál de ellos es el más importante y por qué? Sabemos que el apóstol Pablo escribió 14 libros de los 27 del NT, pero ¿debemos estudiarlos todos?

Estamos hablando aquí de lo fun-da-men-tal para entender todo lo demás. No estamos diciendo que no debamos leer y estudiar toda la Biblia: estamos diciendo que para poner el fundamento basta con sólo estos 7 libros del NT. Si no entendemos estos 7 libros, ¿para qué leer otros, para qué leer más? Estamos en busca de entendimiento, de comprensión, de un prisma a través del cual entender TODO los demás.

Brevemente presentaremos cada uno de estos 7 magníficos dando la razón de su elección.

El evangelio es la base, pero ¿con cuál de los evangelios comenzar y por qué: todos apuntaban a diferentes audiencias? 

Mateo, Marcos y Lucas se denominan los evangelios sinópticos. Una sinopsis, es un resumen. El tema de estos evangelistas es muy amplio: la genealogía, vida, enseñanza, milagros, parábolas, controversias, juicios, crucifixión, muerte, resurrección y ascensión del Salvador. Todo esto concentrado en pocas páginas, causa que siempre algo quede fuera o se mencione de manera superficial o no se mencione en absoluto para dar lugar a otra cosa. Los evangelios sinópticos, son lo más parecido a una biografía histórica: se dirige a las multitudes, tanto a creyentes como incrédulos por igual. 

EL EVANGELIO DE JUAN

Para comenzar a conocer al Señor y su evangelio, necesitamos menos eventos, menos apuro, menos hechos, y más diálogo. El mejor de los evangelios para este fin es el de Juan.

Juan escribió su evangelio para convencer a la gente (judíos y gentiles) de creer en el Señor Jesús. Desde los primeros versículos declara que el Señor es Dios, enfatizando su relación única con Dios el Padre. Se centra en sólo siete de los milagros del Señor Jesús para demostrar su divinidad. El Señor Jesús llamó a la gente a tener fe en Él, prometiendo la vida eterna. Él demostró que podía dar la vida por la resurrección de Lázaro y por su propia muerte y resurrección. Juan presenta las siete declaraciones de Cristo que comienzan con el gran “Yo soy”, sus encuentros con Nicodemo y la mujer samaritana, sus enseñanzas del aposento alto y lavado de los pies de los discípulos, y su oración sumo sacerdotal. Juan también incluye el resumen más conocido del evangelio (Jn. 3:16). El evangelio de Juan es intimista: presenta al Señor en la intimidad, en sus conversaciones con las personas en vez de presentarlo en sus discursos a las multitudes. Presenta al Señor orando una larga oración intercesora ante el Padre, en vez de enseñando acerca de la oración. Para conocer personal e íntimamente al Señor Jesús, el evangelio de Juan debe ser nuestra opción.

2 TESALONICENSES

Esta carta del apóstol Pablo fue escrita probablemente poco después de su primera carta a la iglesia en Tesalónica. Él había estado enorgulleciéndose de ellos ante otras iglesias, hablando de su fe y de su amor los unos con los otros frente a la persecución. Pablo les recordó que Dios los vengará de sus perseguidores, porque estaban sufriendo persecución. También trató dos problemas recurrentes en esta iglesia. En primer lugar, como se ve en la primera carta, a los tesalonicenses les preocupaba que el Señor ya hubiera regresado y que ellos hubieran sido dejados atrás”. Pablo los urge a no “dejarse mover o alarmarse” por el temor de que “el día del Señor” ya hubiese llegado. La segunda venida, o el regreso del Señor a la tierra es el tema de esta epístola. Este es un tema altamente ignorado por la mayoría de los cristianos. En esta epístola, Pablo presenta la secuencia de los eventos del tiempo del fin de la era que culminarán con la venida del Señor, y les asegura a sus lectores que aunque sufrirán la persecución a manos del hombre de pecado (el Anticristo), el Señor destruirá a este en su regreso.

2 TIMOTEO

Esta fue la última carta escrita por Pablo, entre los años 64 y 68 d.C., mientras esperaba su ejecución en una cárcel romana. A pesar de todo lo que Pablo estaba enfrentando—la muerte, el final de su ministerio, el abandono de la mayoría de sus amigos por miedo a la persecución—fielmente dirigió a su hijo espiritual Timoteo a la esperanza que está en Cristo. A medida que exhorta a Timoteo a tener valor, paciencia y fidelidad al enfrentarse a la falsa enseñanza, Pablo muestra su acostumbrada preocupación por la sana doctrina. La Escritura, dice Pablo, es “inspirada por Dios” y por lo tanto es suficiente en todo lo relacionado con la fe y la práctica de los cristianos. Los creyentes mayores, por lo tanto, deben estar ansiosos de transmitir sus conocimientos de las Escrituras a aquellos que son más jóvenes en la fe. 

HEBREOS

La carta a los Hebreos fue escrita para animar a cristianos en tiempo de prueba. El apóstol Pablo (existen claves textuales que nos aseguran que Pablo es el autor) lo hace centrándose en la absoluta supremacía y suficiencia del Señor Jesucristo. Mientras que Dios habló en el pasado “muchas veces y de muchas maneras”, ahora nos ha hablado “por su Hijo”, el Señor Jesucristo, que es la “imagen exacta” de la naturaleza de Dios y que “sostiene el universo por la palabra de su poder”. El Señor Jesús logró completa salvación para todos los que confían en Él. No nos atrevamos a “descuidar una salvación tan grande”. Por el contrario, en nuestra fe y en nuestra vida cotidiana, debemos imitar el ejemplo de Cristo y el de los que forman parte en la lista de honor de la fe. Esta carta fue escrita alrededor del año 68 D.C. Hebreos es fundamental para entender el valor que tienen hoy en día el templo en Jerusalén, el retorno de los sacrificios mosaicos, y la futura abominación desoladora de la que habla el Señor (Mt 24:15). Hebreos también advierte extensamente acerca de la apostasía de los creyentes y que no debemos olvidar que nuestra salvación es condicional. En el libro hay 5 ejemplos e ilustraciones que nos ponen en guardia acerca de los peligros de descuidar nuestra salvación: porque el resultado de este descuido es la perdición eterna.

JACOBO (SANTIAGO)

El nombre de Santiago procede del latín Sanctus Iacobus, es decir, San Jacobo. Con el tiempo, Sanctus Iacobus se contrajo a Sant Iacob, y de ahí se castellanizó como San-tiago. En el Nuevo Testamento el título “san”, “santo” o “santa” no aparece como tal aplicado a personas humanas sino sólo a la Divinidad, pero sí como simple calificativo para todos los verdaderos creyentes. Por tanto, una mejor traducción del griego al castellano del nombre de Santiago es, sencillamente, Jacobo. Así es como debería aparecer en todas las Biblias en castellano.

Comúnmente conocida como “los Proverbios del Nuevo Testamento”, la carta de Jacobo práctica y fielmente nos recuerda a los cristianos cómo vivir. Hablando de la perseverancia y la fe verdadera, del control de la lengua, del sometimiento a la voluntad de Dios, y de tener paciencia, esta epístola ayuda a los lectores a vivir con autenticidad y sabiamente para Cristo. Uno de los primeros escritos del Nuevo Testamento, 40 a 50 d.C., fue escrita por el medio-hermano del Señor Jesús, Jacobo (Hch 15:13). Muchos han afirmado que Jacobo y el apóstol Pablo difieren en la cuestión de la fe versus las obras, pero en realidad el fruto espiritual del que Jacobo habla describe cómo la fe luce en la práctica; es decir, demuestra la verdadera fe de la que Pablo escribió. Sin obras, no hay verdadera fe. Los escritos de Pablo y Jacobo son complementarios en vez de contradictorios. 

2 PEDRO

Pedro probablemente escribió esta carta desde una prisión romana el año 67 o 68, poco antes de su muerte. Versiones retorcidas de la verdad cristiana se estaban enseñando, las que Pedro describe en vívidos términos. Recordando su experiencia de primera mano de la gloria de Cristo en la transfiguración, Pedro explica que la “más segura” verdad del evangelio es el antídoto para la herejía. El evangelio es como “una antorcha que alumbra en lugar oscuro”. En el capítulo 3, Pedro se centra en aquellos que se burlan de la idea del regreso triunfante de Cristo y el juicio final. Así como Dios una vez destruyó la tierra con agua, un día la destruirá con fuego. A la luz de esto, debemos vivir en “santidad y piedad” a la espera de su regreso y la salvación que Él ha prometido a todos los creyentes. 

EL APOCALIPSIS

“La revelación de Jesucristo” fue escrita por el apóstol Juan en el exilio en la isla de Patmos, frente a la costa de la actual Turquía. Está dirigida, primeramente, a siete iglesias locales. El Apocalipsis comienza con las cartas del mismo Cristo a las iglesias, cartas que incluyen elogios, censuras, advertencias y consuelo. Luego viene una serie de visiones, relacionadas entre sí, de juicio sobre los impíos. La iglesia (el cuerpo de creyentes esparcidos y diseminados por todo el mundo) es descrita en gran aflicción, pero se le asegura la victoria final sobre sus enemigos tras el regreso del Señor Jesús como “Rey de reyes y Señor de señores”, poniendo fin a la rebelión de la humanidad y marcando el comienzo de “un cielo nuevo y una tierra nueva”, donde Dios mismo reinará por los siglos de los siglos. El Apocalipsis tiene alrededor de 500 referencias al Antiguo Testamento, por lo que estudiarlo te llevará a un viaje por algunos de los pasajes proféticos más importantes del AT. Tenemos todo un blog dedicado sólo al Apocalipsis; en él presentamos un comentario versículo por versículo de este portentoso libro (ver COMENTARIO DEL APOCALIPSIS). Nuevamente es el apóstol Juan quien escribe, y quién mejor que él para hacerlo. El Señor le había respondido a Pedro prediciendo con 60 años de antelación que Juan permanecería con vida hasta ver la venida del Señor: Si quiero que él [Juan] quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme (Jn 21:22). Juan se quedó, en verdad, hasta que el Señor regresó, y lo dejó todo por escrito en el libro de Apocalipsis.

Estos son los 7 magníficos, los 7 fundamentales, los 7 ineludibles. Si se leen y estudian diligentemente estos 7 libros, y se entienden correctamente, el estudiante de la Biblia quedará perfectamente capacitado para entender todo lo demás en la Biblia. Estos 7 libros conforman el prisma neotestamentario a través del cual veremos que todo lo demás en la Biblia calza perfectamente entre sí,  como las piezas de un gran rompecabezas creando una imagen completa y armoniosa de sentido y perfecta sabiduría.

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