Creo que es apropiado dividir los dones espirituales enumerados en el Nuevo Testamento en dones permanentes (Ef 4:11-16)— que Dios ha otorgado a los creyentes a lo largo de los siglos para su provecho y edificación de la familia de la fe—y en dones temporales, los que a su vez se subdividen en dones de señales y dones de revelación.
Creo que los dones de señales registrados en el Nuevo Testamento fueron otorgados con el propósito de convencer a los judíos incrédulos de que la predicación del evangelio por parte de los apóstoles era de Dios (1 Co 14:21-22), y que cesaron cuando los apóstoles terminaron su ministerio (cuando murieron).
Creo que los dones de revelación registrados en el Nuevo Testamento fueron otorgados para revelar la plenitud de la verdad de Dios en el Nuevo Pacto a la familia de Dios (los creyentes) hasta que los apóstoles terminaron de escribir el Nuevo Testamento, momento en el cual concluyeron.
Creo que el movimiento carismático moderno, con su énfasis en el amor por sobre la verdad, su desdén por la sana doctrina y su rechazo de las directrices bíblicas para el uso de lenguas, se muestra como parte de los dones falsos y las falsas manifestaciones espirituales profetizadas para los últimos días de la cristiandad.
Hay tres listas de los “dones del Espíritu” (también conocida como dones espirituales) en el Nuevo Testamento.
Los cuatro pasajes principales que describen los dones espirituales son Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:4-11; 1 Corintios 12:28 y Efesios 4:11-16
Los dones espirituales identificados en Romanos 12:6-8 son profecía, servicio, enseñanza, exhortación, dadivosidad, liderazgo y misericordia. La lista en 1 Corintios 12:4-11 incluye la palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, sanidad, poderes milagrosos, profecía, discernimiento de espíritus, hablar en lenguas e interpretación de lenguas. La lista en 1 Corintios 12:28 incluye sanidades, ayudas, administraciones, y diversas clases de lenguas.
Cada vez que leemos o hablamos de los “dones del Espíritu”, tenemos que considerar la división mencionada en el primer párrafo de este artículo donde se enfatiza la permanencia de los dones enumerados en Efesios 4:11-16.
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