¿Es posible tener
una fe [1] equivocada? ¿O es suficiente con sólo creer en algo? Y si ese
es el caso, ¿no es una idea religiosa tan buena como cualquier otra? Después de
todo, como dice el dicho: “Todo el mundo cree en algo”. Pero, ¿qué dice la
Biblia? Para contestar estas preguntas es que estamos publicando este artículo
con el propósito de mostrar que sólo hay una fe que va a pasar la prueba del
tiempo.
¡ESO SÍ
QUE ES FE!
Calmada y
confiadamente, el científico explica que el universo tiene miles de millones de
años y que todo comenzó con una explosión. Mientras presenta fotografías de
galaxias y planetas distantes, da muchos datos interesantes. Pero cuando
asegura a quienes le escuchan que todo empezó por pura casualidad, expresa una
creencia de la cual no tiene prueba científica. Él tiene fe en sus suposiciones.
Vestida con una
túnica del otro mundo, una joven permanece de pie pacientemente junto a la
carretera. Está tratando de vender rosas a los desinteresados conductores
cuando éstos se detienen en el semáforo en rojo. Sonríe, y sin quejarse,
realiza su sencilla tarea de vender
flores. Dedica otro día de su vida al líder de su secta, el cual afirma
que Dios le dijo que él era el Mesías. Ella tiene fe en su líder.
El polvo de otro
mediodía caluroso se revuelve en medio de cientos de figuras mientras éstas se inclinan
reverente y humildemente hacia su ciudad santa. Fanáticamente dedicadas a la
religión de sus antepasados, estas personas, provenientes del Medio Oriente, hacen
una pausa tres veces al día para orar a aquel que llaman Alá. Tienen fe en Alá.
Un sofisticado
activista hace campaña celosamente para que el hombre ponga su confianza en el
hombre. Hace un llamamiento para poner fin a las fuerzas restrictivas de la
religión y de Dios. Pide libertad de los absolutos morales y de la promesa de
las consecuencias eternas del pecado. Dice que el hombre, y sólo el hombre,
trae progreso a este mundo. Tiene fe en el hombre.
La habitación está
iluminada por velas que parecen linternas en miniatura, las cuales producen un
resplandor oscilante sobre las pequeñitas figuras religiosas que tiene en el estante. Día tras
día, la anciana mujer que adora en este mini-santuario se dedica a rituales que
le enseñaron muchos años atrás. Sin que el mundo exterior la vea, ora por el alma de su
fallecido esposo. Ella tiene
fe en su religión.
El ama de casa se
sube a su auto, pone la llave en la ignición y le da la vuelta. Sin pensarlo
dos veces, enciende el auto. Se detiene a recoger la ropa en la lavandería
segura de que sus prendas de vestir están listas. De camino a casa, se para en
el supermercado y compra tres latas de sopa de tomate, dos hogazas de pan y un
paquete de salchichas, confiando en que cada uno de esos artículos reúne las condiciones
sanitarias necesarias. Ya en su casa, toma el teléfono y marca un número, sin
que se le ocurra siquiera que el mecanismo podría no funcionar. Esta señora
realiza cientos de actos
como esos todos los días. Tiene fe.
LA
FE: CORRECTA Y EQUIVOCADA
¿Qué hace que
una fe sea correcta? Con tantas voces que nos piden que confiemos en sus
mensajes, ¿cómo podemos saber a quién escuchar? Una cosa es comprar mantequilla…
puede que no importe mucho en cuál pongamos nuestra confianza. Pero la decisión
podría marcar una diferencia si se tratara de escoger un consejero financiero o
un cirujano del corazón. Ciertamente que podría marcar una diferencia al
seleccionar un paracaídas. O al decidir qué creer sobre el asunto de la vida y
la muerte. El que una fe sea correcta o equivocada lo determina su objeto: ¿En
qué crees tú?
• La
fe correcta no es solamente una sensación cálida y segura.
• La
fe correcta no es una esperanza ciega, salvaje e irracional.
• La fe correcta
no es un fin en sí misma.
• La fe no se basa
en la imaginación de una persona.
Por tanto, la
conclusión es esta: El que una fe sea correcta o no lo determina el objeto de
la misma. Su fe es correcta si pone su confianza en lo correcto. Durante
siglos, la gente ha luchado con este asunto de la fe. Ha cometido trágicos
errores al confiar en personas y cosas que les han fallado. Igual que los
pasajeros del Titanic o los seguidores de Jim Jones, el líder de una secta
religiosa, ha tenido una fe equivocada. Pero muchas veces, eso es lo que el
hombre hace. Muchas veces no sabe en qué o en quién confiar.
LA FE
EQUIVOCADA
La gente siempre
cree en algo. Sin embargo, como hemos visto, a menudo ponen su fe en algo
equivocado, algo que no merece su confianza ni lealtad. Esto era así cuando los
paganos de edades pasadas inventaban sus propios dioses de madera y piedra, y
es así en nuestra era de rápidos conocimientos científicos y asombrosos logros
tecnológicos. Hoy el hombre va en muchas direcciones diferentes en un intento
de encontrar en qué creer correctamente. Por desgracia, por lo general termina
poniendo su fe en sí mismo y en sus propios métodos, filosofías y sistemas de
creencias. Al final, la fe equivocada es una fe que descansa en el hombre. Esto
es errado porque el hombre tiene un entendimiento finito, un poder limitado, y
es pecaminoso por naturaleza. El diagrama de arriba representa la inestabilidad
de la fe que tiene como objeto al hombre.
En las páginas siguientes examinaremos algunos ejemplos comunes de una
fe equivocada: el humanismo, el escapismo, el ocultismo, el misticismo, el
sacramentalismo, el legalismo, la fe en el yo y el universalismo.
1. FE EN EL HUMANISMO
Uno de los objetos de fe equivocados del hombre es la fe en sí mismo. El
humanismo, la expresión moderna de la creencia del hombre en el hombre, tiene sus
raíces en el Renacimiento. El redescubrimiento de Aristóteles, un interés
renovado en las artes, el espíritu de exploración, las mejoras en las técnicas de agricultura y la
decadencia del sistema feudal dieron a la humanidad una nueva ola de confianza.
Alberti expresó el nuevo pensamiento cuando escribió: “El hombre puede hacerlo
todo si lo desea”. Müller continuó el pensamiento cuando dijo: “Vemos que el
hombre puede hacer su propio futuro”. Hemos visto un reavivamiento de la creencia
del hombre en el hombre durante los últimos cuarenta años. La década de los sesenta fue de
grandes logros. Se vencieron enfermedades comola polio y el hombre llegó a la luna. John F.
Kennedy, expresando el espíritu de la época, dijo con confianza: “Todos los
problemas del hombre fueron creados por el hombre y pueden ser solucionados por
el hombre”. El humanismo descansa en la convicción de que el intelecto del
hombre, cuando usa el método científico, puede encontrar soluciones a todos sus
problemas y respuestas a todas sus preguntas. El hombre no necesita ayuda
exterior. Tiene en sí mismo todos los recursos que necesita. Más aún, el
humanismo dice que las cosas van a seguir mejorando. Una fuerza cósmica que
opera detrás de la evolución garantiza la continuación del progreso. B. F.
Skinner expresó la esperanza de los futuristas cuando escribió: “Todavía no
hemos visto lo que el hombre puede hacer del hombre”.
Sin embargo, junto con los grandes triunfos del hombre vienen terribles
sufrimientos y una injusticia dolorosa. La crueldad de nuestro mundo civilizado que
produjo los campos de concentración nazis todavía está presente. La
delincuencia sigue aumentando en todas partes. El suicidio en los adolescentes
es cada vez mayor. El contraste entre los ricos sobrealimentados y los pobres
que se mueren de hambre se hace cada vez más pronunciado. La tensión de vivir
en un mundo donde un loco podría iniciar una guerra nuclear aumenta. El abuso
de drogas, las enfermedades venéreas, el aborto y otros males sociales siguen
siendo un problema. Es evidente que el desarrollo moral del hombre no lleva el
mismo ritmo que su creciente conocimiento y poder científicos. Por tanto,
algunos de los hombres que han adoptado el enfoque humanista de la vida ahora
están desalentados y desesperados. Considere esta cita, extraída del Manifesto
Russell/Einstein: “Hemos descubierto que los hombres que más saben [sobre el
futuro] son los más tristes”. Koestler escribió: “La naturaleza nos ha
defraudado. Dios parece haber dejado el auricular desconectado y el tiempo se
está acabando”. El humanismo no es realista. La ilimitada confianza del hombre
en sí mismo no se justifica. Por eso los humanistas deben, o bien ser ilusos, o
volverse totalmente pesimistas, o salir de su sistema de creencias y hablar de
una “inteligencia cósmica” que de alguna manera va a guiar las cosas a una
conclusión adecuada.
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos demuestran que la fe en el humanismo es una fe
equivocada: Salmo 39:5-6; 49:6-7; 118:8; 144:3-4; 146:3; Proverbios 14:12;
Jeremías 17:5-8; 2 Corintios 3:5; 1 Timoteo 6:17.
2. FE EN EL ESCAPISMO
Otro objeto de fe equivocado es el escapismo, la creencia de que podemos
encontrar paz y solaz en el falso mundo del alcohol y las drogas. Un número
cada vez mayor de personas, jóvenes y viejas, usan medios artificiales para escapar de la
realidad de la vida y buscar consuelo en un mundo irreal.
El abuso del alcohol está muy extendido, y los que lo usan mal se hacen
un daño terrible a sí mismos, a sus seres queridos y a la sociedad. Considérese
los datos siguientes. En los Estados Unidos:
• Hay más de 20 millones de alcohólicos.
• Más de un millón de personas sufre lesiones todos los años a causa de
conductores borrachos.
• Más de 25.000 personas mueren todos los años a causa de los
conductores borrachos.
• Ochenta por ciento de las muertes por fuego están relacionadas con el
alcohol.
• Sesenta y cinco por ciento de las muertes por ahogamiento están
relacionadas con el alcohol.
• Treinta por ciento de los suicidios están relacionados con el alcohol.
• Sesenta y cinco por ciento de los asesinatos están relacionados con el
alcohol.
• Treinta y cinco por ciento de las violaciones están relacionadas con
el alcohol.
• Cincuenta y cinco por ciento de los asaltos en el hogar están
relacionados con el alcohol.
• Sesenta por ciento de los casos de abuso infantil están relacionados
con el alcohol.
Los jóvenes se ven afectados cada vez más. Desde 1980 se ha tratado a
cinco millones de adolescentes por alcoholismo. Muchas veces empieza desde los
11 ó 12 años de edad. Algunos niños de 8 y 9 años son alcohólicos. El
alcohólico más joven que se ha tratado en los Estados Unidos tenía 3 años de
edad, y una cantidad sorprendente de niños se vuelven alcohólicos a los 5 y 6
años.
El abuso de drogas también ha alcanzado niveles epidémicos. La cocaína,
marihuana, mescalina, LSD y muchas otras se usan para escapar de la realidad,
evitar el temor a la muerte, soñar sueños utópicos y caer en un olvido mental y
emocional. El alcohol y las drogas son objetos de fe equivocados. Las
realidades artificiales que crean no son reales, sólo duran un corto tiempo, y
cada vez desilusionan más. A veces los “viajes” son malos, producen intentos de
suicidio, locura y un terror psicológico turbulento.
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el escapismo es errada:
Proverbios 20:1; 23:29- 33; Isaías 5:11; 28:7; Lucas 21:34; Romanos 13:13-14;
Efesios 5:18.
3. FE EN EL OCULTISMO
Un tercer objeto de fe para mucha gente es el mundo del ocultismo. Un
porcentaje sorprendente está recurriendo al espiritismo, o incluso al
satanismo, en esta era de iluminación. Un periódico publicó la noticia de un
adolescente que fue hallado colgado en la puerta de su closet, desnudo y
rodeado de objetos ocultistas más dos velas negras encendidas. La policía sigue
reportando el hallazgo de animales muertos en áreas remotas que parecen haber
sido sacrificados en altares satánicos. Sospechan también que las misteriosas
desapariciones de vagabundos y prostitutas pueden estar ligadas a ritos ocultistas que requieren sacrificios humanos.
Varios factores han contribuido al crecimiento del ocultismo:
• La muerte del racionalismo. El hombre ve lo inadecuada que es la razón,
y por eso se sale de ella.
• Nuestro excesivo interés en lo desconocido.
• La influencia de las religiones orientales.
• La publicidad que se hace al ocultismo a través de películas y libros.
• El escapismo. Una persona puede evitar las complejidades y responsabilidades
de la vida moderna yendo a un astrólogo o clarividente.
• La realidad del mundo sobrenatural.
Satanás y sus fuerzas demoníacas son reales. Por tanto, debemos esperar
que algunas personas recurran al ocultismo como alternativa a la creencia en
Dios. Esto se hace de tres maneras:
La superstición: Esta forma de ocultismo se hace más evidente
en prácticas como seleccionar un billete de lotería o tirar los dados. Un entrenador
de baloncesto que siempre se ponga la misma “chaqueta de la suerte”, o un
jugador de béisbol profesional que nunca pise la línea de foul cuando sale del
campo de juego están en la misma categoría.
El espiritismo: Esta creencia dice que los vivos se pueden comunicar
con los muertos.
El satanismo: En algunas áreas se adora al mismo Satanás. La “iglesia del anticristo”
tiene varias sucursales. Los nombres de algunos grupos de rock populares y la
letra de muchas de sus canciones reflejan su influencia satánica. Satanás es
real. Negar su existencia sería negar la Biblia. Cuando el Señor Jesús fue tentado
en el desierto demostró cómo debemos actuar con el diablo. Cuando Satanás
exigió adoración, el Salvador contestó: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo
servirás” (Mateo 4:10).
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el ocultismo es una fe
equivocada: Éxodo 22:18; Levítico 20:6,27; Isaías 8:19-22; 47:12-14; Mateo 4:8-10;
1 Corintios 10:20-22; Apocalipsis 21:8; 22:15.
4. FE EN EL MISTICISMO
Un cuarto sistema falso de creencias al cual mucha gente se aferra hoy
es el misticismo. Hablan de un poder supremo en vez de un ser supremo. Creen
que ese supremo poder forma parte de todo y está en todo, incluyendo ellos
mismos. Usan oraciones, cánticos y encantamientos para ponerse en armonía con
él. Puede que se entreguen a la meditación, la autonegación y el ayuno, y puede
incluso que participen en ritos y ceremonias dolorosas. Por estos medios tratan
de purgarse del mundo físico, el cual creen es una realidad menor, para poder
llegar a ser uno con la más alta realidad del mundo invisible.
El misticismo está arraigado en el pensamiento oriental. Puesto que
niega al yo, tiende al fatalismo. Sus seguidores a menudo sienten abrumadoramente
que no valen nada, y ven la pérdida de la conciencia personal como un estado
ideal. Pablo advirtió de los peligros del misticismo cuando escribió:
“Nadie os prive de vuestro premio, afectando
humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente
hinchado por su propia mente carnal” (Colosenses 2:18).
El místico niega el yo y por tanto niega la posibilidad de salvación
personal. No obstante, a pesar de que hace alarde de su humildad, su problema
es su propia “mente carnal”, su negativa a someterse a Dios como se ha revelado
en Cristo.
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el misticismo es una fe equivocada:
Deuteronomio 29:29; 1 Corintios 2:7-16; Colosenses 2:18,23.
5. FE EN EL SACRAMENTALISMO
Un quinto objeto de fe para un número cada vez mayor de personas es el
sacramentalismo. Estas personas creen que al participar en una serie de
rituales religiosos reciben la gracia de Dios. Hablan de los sacramentos [2]
como “símbolos visibles de la gracia invisible”. El sacramentalismo surgió en
la Edad Media y fue desarrollado por la Iglesia Católica Romana. Tomás de
Aquino dijo que los sacramentos tienen virtud en sí mismos. Por tanto, son
vistos como canales de gracia y son administrados por un sacerdote. El
participante recibe justicia cuando los usa. La iglesia evangélica ha
practicado desde hace mucho tiempo solo dos ordenanzas: el bautismo y la cena
del Señor, como lo ordena la Biblia.
Probablemente era inevitable que por error algunos dieran a estas
ordenanzas el mismo poder espiritual que tiene la Palabra de Dios escrita. La
Iglesia Católica Romana les dio una fuerza sacramental y añadió otras cinco: la
confirmación, la penitencia, la extrema unción, el sacerdocio y el matrimonio. Sin embargo, la Biblia
nos enseña que la salvación es sólo por gracia por medio de la fe. Pablo
declaró: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
Además escribió: “Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe” (Efesios 2:8,9).
La idea de que los sacramentos nos transmiten la gracia de Dios no se
halla en el Nuevo Testamento. El bautismo se presenta claramente como símbolo
de nuestra unión con el Señor Jesús por medio de la fe (Romanos 6:1-5), y la
Cena del Señor es sencillamente un recordatorio (Lucas 22:19; 1 Corintios
11:23-34).
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el sacramentalismo es
una fe equivocada: Isaías 1:11-15; Jeremías 6:20; Oseas 8:13; Marcos 12:33.
6. FE EN EL LEGALISMO
Un sexto objeto de fe falso para mucha gente son sus propias buenas
obras. A la gente le gusta pensar que puede agradar a Dios con sus propios
esfuerzos. Puede ser algo tan sencillo como dejar de fumar, o tan sacrificado como
regalarlo todo.
Algunas personas creen que si cumplen con una larga lista de restricciones
van a impresionar a Dios con su sinceridad. En cualquier caso, el legalismo es una
religión de logros humanos. Es cuando el hombre trata de ganar su salvación por
lo que hace.
Los fariseos eran extremadamente legalistas. Añadieron cientos de regulaciones
minuciosas a la ley mosaica y trataron de conseguir que otros vivieran conforme
a las mismas. Al mismo tiempo, estaban tremendamente orgullosos de la justicia
que creían haber ganado debido a su meticulosa obediencia a todas las regulaciones.
Pero el Señor Jesús los censuró firmemente. Los reprendió públicamente por dar
más importancia a sus leyes y regulaciones que a la gente. Les mostró que Dios
recibe a los pecadores que acuden a Él humildemente, pero rechaza a los
orgullosos que ponen su confianza en sus buenas obras. Algunos conversos a la
fe cristiana de la iglesia primitiva, todavía influenciados por sus
antecedentes en el judaísmo, pensaban que los apóstoles debían requerir la circuncisión
de los creyentes gentiles (Hechos 15:1). Otros pensaban que la salvación seguía
vinculada a las observancias de las regulaciones dietéticas judías.
Sin embargo, el concilio de la iglesia, bajo el liderazgo de Santiago,
dijo claramente que no debía imponerse reglas legalistas a los creyentes
gentiles. Y el apóstol Pablo reprendió repetidamente a los que estaban tratando
de mezclar la observancia de la ley con el evangelio de la gracia de Dios. En
Colosenses 2:16-17 escribió:
“Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de
fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir;
pero el cuerpo es de Cristo” (véanse también Romanos 14; Gálatas 1–3).
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el legalismo es una fe
equivocada: Isaías 64:6; Mateo 23:1-36; Gálatas 2:16; 5:1; Efesios 2:8-9;
Filipenses 3:8-9; Colosenses 2:16; Tito 3:5.
7. FE EN EL YO
Una séptima fe errada para la gente de hoy es una amplia categoría que
se puede denominar “el yo”. Puede tener varias etiquetas distintas: “pensamiento
positivo”, “pensamiento sobre la posibilidad”, “pensamiento de la Nueva Era”, o
“sanidad holística”. Todos estos sistemas de fe son iguales en cuanto a que hablan
de una fuerza espiritual poderosa dentro de nosotros, de la cual podemos echar
mano si sabemos cómo hacerlo. Shirley MacLaine, una ferviente promotora de la
Nueva Era, ha escrito: “Toda persona es un universo. Si te conoces a ti mismo, lo conoces todo”.
Este concepto de una fuerza divina dentro de nosotros y en torno a
nosotros es tan vago que permite una gran diversidad de creencias. Algunas
personas se meten en la astrología como manera de ponerse en contacto con esa fuerza
que todo lo llena. Otras personas tratan de hacerlo por medio de drogas que
alteran el estado de ánimo. Los que apoyan la sanidad holística dicen que
podemos echar mano de ese mismo poder que todo lo llena y que está dentro de
nosotros por medio de dietas, retroalimentación biológica, hipnotismo o control
mental. Los educadores que se refieren al “yo interno” pueden promover técnicas
como el yoga, la visualización centrada, la fantasía creativa, la formación de imágenes
y otras similares como medio por el cual se puede utilizar esa fuerza para desarrollar
el potencial humano. Cuando hablamos del “yo”, entonces, nos referimos a la fe
de aquellos que ven un poder divino que reside dentro del hombre y espera ser
usado. Triste es decirlo, pero algunas personas que afirman ser evangélicas han
caído en alguna forma de “yoísmo”.
Aunque se refieren a un Dios personal en vez de a un Dios impersonal o
fuerza que todo lo llena, parecen abogar por el mismo método de llegar a ese Dios.
Nos dicen que podemos usar la fuerza de nuestro intelecto, con ayuda divina, para
eliminar todos los pensamientos negativos de nuestras mentes. Dicen que los pensamientos
opresores del pecado y el mal arruinan nuestra autoestima y nos llevan a
fracasar. Un popular portavoz de ese grupo escribió: Creo que lo más
destructivo que se ha hecho a la personalidad humana, y por ende,
contraproducente a la empresa evangélica, en nombre de Cristo y bajo el estandarte
del cristianismo, es la estrategia a menudo ruda, grosera y no cristiana de intentar hacer que la gente sea consciente de
su condición perdida y pecaminosa (revista Time, marzo de 1985, p. 70).
La influencia de este hombre está muy extendida. Muchas personas lo
están siguiendo y están predicando un evangelio de riqueza, prosperidad y éxito.
Al centrar sus pensamientos en lo positivo y obligarse a eliminar todo pensamiento
negativo, se esfuerzan por alcanzar una felicidad personal y espiritual a
través del éxito. Puede que no se den cuenta, pero en realidad, el objeto de su
fe es su propio poder para negar lo negativo. Hablan de la oración como una
llave que abre poderes desconocidos que residen dentro de ellos. Hacen hincapié
en la necesidad de la autoestima, y ven el pensamiento positivo y la oración
positiva como medios por medio de los cuales pueden manipular a Dios para que
les conceda el éxito. ¡Qué contrario a la enseñanza de la Biblia! Pablo instruyó
a todos los cristianos a estimar “cada uno a los demás como superiores a él mismo”
(Filipenses 2:3).
Recordó a Timoteo que “Cristo el Señor Jesús vino al mundo para salvar a
los pecadores” (1 Timoteo 1:15). Toda forma de creencia en el yo —desde el panteísmo
de la Nueva Era al pseudoevangélico pensamiento positivo— representa una fe que
no agrada a Dios.
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el yo es una fe errada:
Proverbios 27:2; Daniel 4:28-37; Mateo 16:24; Lucas 14:11; Juan 12:25; Romanos
12:3; 1 Corintios 10:24; 2 Corintios 10:17-18; 2 Timoteo 3:1-5.
8. FE EN EL UNIVERSALISMO
Una fe muy popular que mucha gente ha adoptado es la fe en el universalismo.
Es la idea de que puesto que Dios es amor, no va a enviar a nadie al infierno.
Creen que un Dios de amor nunca condenaría a ninguna de sus criaturas a la
destrucción eterna. Según este punto de vista, todo el mundo a la larga va a
pasar la eternidad con Dios.
Ahora bien, la Biblia sí enseña que Dios es amor (1 Juan 4:8,18). Nadie
niega eso. Pero Dios también es un Dios de santidad (Levítico 11:44-45; 16:2;
20:7; 1 Pedro 1:16). Puesto que es santo, no puede ignorar el pecado. Debe
juzgarlo. Debe castigar alpecador. La Biblia enseña que el que peca morirá
(Ezequiel 18:4), y que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23). Por tanto, tenemos que arreglar el
problema de nuestro pecado. Es por eso que Dios, por amor, proporcionó un camino de
salvación, como veremos en la siguiente sección.
¿Qué dice la Biblia?
Los siguientes versículos muestran que la fe en el universalismo es una
fe equivocada: Daniel 12:2; Mateo 7:22-23; 13:38- 42,49,50; 25:41-46;
Apocalipsis 20:12-15.
Los que proclaman un evangelio de amor sin hacer justicia a la enseñanza
de la Biblia sobre la santidad de Dios puede que sean muy sinceros. De hecho,
los humanistas, escapistas, ocultistas, místicos, sacramentalistas, legalistas,
universalistas y los que creen en el yo puede que sean sinceros en lo que
creen. Pero la sinceridad no es suficiente. Una persona puede estar sinceramente
equivocada.
Resumen
Lo que está de moda hoy es la tolerancia. La idea se expresa de la
siguiente manera: “Que la gente haga lo que quiera. De todas formas, lo que una
persona cree no importa mucho. Lo importante es que sea feliz”. La gente que habla
así comete un grave error. Hay una fe que es correcta y una fe equivocada. Si
se le deja solo, el ser humano pone su confianza en los objetos de fe errados. Ya examinamos
algunos que son populares hoy día: el humanismo, el escapismo, el ocultismo, el
misticismo, el sacramentalismo, el legalismo, el universalismo y la creencia en
el yo. La Palabra de Dios nos muestra claramente que la fe que se pone en esos objetos
terminará sepultada por las piedras del desengaño y la desesperación.
LA FE CORRECTA
Para contestar la pregunta: “¿Tengo la fe correcta?” hemos examinado
primero ocho ejemplos de fe equivocados. Y hemos visto que todos son inadecuados
porque tienen el objeto errado. Estos credos, que se originan en el hombre, dependen
del hombre y terminan con el hombre, son contrarios a la enseñanza de la Biblia. Es
en la Palabra revelada de Dios donde descubrimos el objeto correcto de fe:
Cristo.
Cristo es el objeto correcto
Hasta desde una perspectiva humana, el Señor Jesús era la clase de persona
en quien la gente desea creer. Era un maestro sabio. Tenía una personalidad y
un magnetismo tales que lo seguían grandes multitudes. Era un hombre de sólidos
principios y carácter impecable. Hablaba con autoridad. Refutaba a los piadosos
falsos de su época. Era un hombre de verdad, integridad, oración y paciencia.
Sí, era el tipo de hombre en quien se puede creer. Pero incluso más importante
es que el Señor Jesús es el objeto correcto de fe porque es Dios.
Su deidad
Los siguientes son algunos de los muchos versículos en la Biblia que indican
que Cristo es Dios: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era
con Dios, y el Verbo era Dios”
(Juan 1:1). “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de
gracia y de verdad” (Juan 1:14). “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo [el Señor
Jesús], que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). “Mas del Hijo [el Señor Jesús] dice [al Padre]: Tu
trono, oh Dios, por el siglo del siglo” (Hebreos 1:8).
Cuando el Señor Jesús nació, la segunda persona de la eterna Trinidad se
hizo hombre. Sin perder su deidad adoptó nuestra naturaleza humana (Filipenses
2:5-11). Aunque esto es difícil de entender, la deidad de Cristo se enseña claramente
en las Escrituras (Isaías 9:6; Mateo 26:63-65; Juan 10:30; 14:9; 17:11; Colosenses
1:15; Hebreos 1:3).
Ya que Cristo es Dios, la fe que se coloca en Él tiene una estabilidad
inconmovible. Considérese lo siguiente:
• Cristo es eterno (Juan 1:1; 17:5).
• Cristo es omnisciente (Juan 16:30; 21:17).
• Cristo es todopoderoso (Juan 5:19).
• Cristo es inmutable (Hebreos 13:8).
• Cristo es omnipresente (Mateo 18:20; 28:20).
• Cristo es el Creador de todo (Colosenses 1:16).
• Cristo es el que lo sustenta todo (Hebreos 1:3).
La fe equivocada pone su confianza en un objeto que es finito,
inconstante y limitado en conocimiento y poder. ¡El contraste es obvio!
Su actividad.
La fe en el Señor Jesús se fortalece más cuando uno considera lo que Él
ha hecho, lo que está haciendo, y lo que hará por nosotros. Por ejemplo:
• Cristo se hizo humano para rescatarnos de la muerte eterna (Filipenses
2:5-8; Hebreos 2:9).
• Cristo vivió como hombre para darnos el ejemplo (1 Pedro 2:21; 1 Juan
2:6).
• Cristo sufrió y murió para liberarnos de la pena por el pecado (Marcos
10:45; Hebreos 9:26-28).
• Cristo resucitó de entre los muertos, probando con ello su victoria
sobre la muerte y su poder para dar vida eterna (Romanos 6:8-11; 1 Corintios
15:20-22).
• Cristo está en el cielo preparando un hogar eterno para aquellos que han
puesto su fe en Él (Juan 14:2).
• Cristo intercede a favor de sus hijos (Romanos 8:34; Hebreos 7:25).
• Cristo defiende a los creyentes de las acusaciones de Satanás (1 Juan
2:1; Hebreos 9:23; Apocalipsis 12:10).
• Cristo da la paz sobrenatural de Dios (Juan 14:27; Filipenses 4:6-7).
• Cristo resucitará los cuerpos de los creyentes de la tumba y los
transformará en cuerpos incorruptibles e inmortales (1 Corintios 15:51-54; 1
Tesalonicenses 4:15-17).
• Cristo recompensará a los fieles y condenará a aquellos que no hayan confiado
en Él (Juan 5:24- 30; 1 Corintios 3:11-15; 2 Corintios 5:10-11; Apocalipsis
20:11-15).
• Cristo reinará en la tierra con sus santos durante 1.000 años
(Apocalipsis 20:4,6).
• Cristo creará un cielo y una tierra nuevos y eternos donde no habrá
muerte, tristeza, llanto ni dolor (Apocalipsis 21:1-6).
El testimonio de las Escrituras
La Biblia dice que el Señor Jesús ha de ser el objeto de nuestra fe. Debemos
poner nuestra confianza en Él si queremos el perdón de nuestros pecados y estar
en paz con Dios.
Cuando el carcelero de Filipos preguntó al apóstol Pablo: “¿Qué debo
hacer para ser salvo?”, él contestó: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”
(Hechos 16:30-31).
En otros lugares la Biblia dice: “Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). “El que en él cree [en el Señor Jesús], no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna;
y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no
tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros
que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida
eterna… “ (1 Juan 5:11-13).
Según estos textos, el que cree en Cristo será salvo, no perecerá ni
será condenado. Pero el que rehúsa poner su fe en Cristo ya ha sido condenado y
no tiene vida eterna.
Cómo poner la fe en Cristo
Si su fe está en algo que no sea Cristo, es inadecuada. Es una fe
errada. Para tener la fe correcta, la Biblia da los siguientes pasos:
1. Debes admitir su pecado y desear alejarse de él. El Señor Jesús
dijo: “…si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3).
2. Debes creer “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día…” (1 Corintios 15:3-4).
3. Debes confiar en el Señor Jesús solamente como Salvador y Señor
personal. Romanos 10:9 dice: “Que si confesares con tu boca que el Señor Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo”. Por medio de un acto de fe, de una decisión deliberada, debe aceptar la
oferta de salvación de Dios por medio de su Hijo y estar dispuesto a dejar que
Él tome el control de su vida. El momento de optar por confiar en Cristo, de convertirlo
en el objeto de su fe, es ahora. Pablo escribió: “…He aquí ahora el tiempo aceptable;
he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).
Puede hacerlo hoy inclinando la cabeza y orando más o menos así:
Señor, sé que soy pecador y que en mi propia fortaleza no puedo hacer
nada para agradarte ni ganar la vida eterna. Creo que me amas y que enviaste a
tu Hijo a morir en la cruz para pagar la pena por mi pecado. Ahora pongo mi fe
en Ti y confío completamente en el Señor Jesús para que me rescate. Deseo
volverme de mi pecado y dejar que tomes el control de mi vida. Sálvame y sé mi
Señor. Amén.
Si hiciste esta oración con toda sinceridad, puede decir honestamente:
¡Ahora tengo la fe correcta!
¿CUÁNTA FE ES SUFICIENTE?
¿Cuánta fe necesita
una persona para:
• saltar de un avión en paracaídas?
• ¿cruzar un puente?
• ¿casarse?
• ¿sentarse en una silla?
• ¿subir a una montaña rusa?
• ¿saltar a una balsa salvavidas?
• ¿convertirse en cristiano?
En cada uno de estos casos, podrías sentir temor o confianza hasta
cierto grado. Pero, ¿cómo serían esas emociones indicadores de fe? Podrías estar aterrorizado y aún así decidir saltar en paracaídas de un avión. O podría sentirse
muy confiado y decidir no saltar al aire. La fe es más que un sentimiento. La
fe es primordialmente una decisión de confiarnos a algo o a alguien en base de
la información que tenemos disponible. Esa decisión implica el conocimiento de
verdades esenciales, una aceptación personal de esas verdades como reales y
valiosas, y el compromiso de actuar conforme a esas verdades.
Por ejemplo, ¿cuánta fe necesitarías para cruzar un puente para
peatones sobre un desfiladero? Primero, seguro que reunirías ciertos datos
básicos evaluando visualmente la confiabilidad estructural del puente. Luego,
si concluyeras que es seguro, cruzarías el puente.
La fe bíblica funciona de manera muy similar. Primero debes aprender de
la Biblia información básica sobre Dios, el hombre, el pecado y Cristo (Hechos
10:34-43; Romanos 10:17). Luego, una vez se des cuenta de que esos datos son
ciertos y que exigen una respuesta personal, debes tomar la decisión de creer lo
que Dios ha dicho y confiar en el Señor Jesús como su única esperanza de perdón
y vida eterna (Juan 10:9; Hechos 20:21).
Entonces, ¿cuánta fe es suficiente? Para contestar esta pregunta
considera las siguientes: ¿Conoces la información básica sobre Dios, el hombre,
el pecado y Cristo? ¿Has reconocido su irremediable condición sin el Señor Jesús?
¿Has aceptado su oferta de rescate? ¿Has respondido con confianza y obediencia?
Si has contestado Sí a cada una de
estas preguntas, tu fe es suficiente. Pero puede que preguntes acerca de la
cantidad de fe que necesita después de haber colocado su confianza en Cristo
para salvación.
¿Tienes que tener una gran fe en Dios para superar las pruebas de la
vida? Una vez más la respuesta depende de si tu fe está en el objeto correcto.
Cristo dijo a sus discípulos que la fe en Dios, aunque sea del tamaño de un
grano de mostaza, sería suficiente para mover una montaña (Mateo 17:20).
El asunto no es la cantidad de fe, sino el objeto de nuestra fe, que es
lo que determina su efectividad.
EJEMPLOS DE FE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
• Abel: Dios aceptó
la oferta de Abel hecha con un corazón de fe (Hebreos 11:4; Génesis 4:2-4).
• Noé: Cuando Dios miró una tierra rebelde, vio que sólo Noé vivía por fe
(Hebreos 11:7; Génesis 6:8–9:29).
• Abraham: Como “padre de todos los creyentes” (Romanos 4:11), Abraham fue declarado
justo para con Dios debido a su fe, no por obras humanas (Hebreos 11:8-19; Génesis
15:6).
• José: Los capítulos 39 al 50 de Génesis muestran que la fe de José fue firme
ante la tentación (39), en el encarcelamiento injusto (40), en la
interpretación de los sueños de Faraón (41), cuando gobernó a Egipto (41–50), y
al dar las últimas instrucciones desde su lecho de muerte (50:22-26; Hebreos
11:22).
• Moisés: Optó por entregarse al cuidado y la guía de Dios antes que depender de
las riquezas de Faraón (Hebreos 11:24-28; Éxodo 2:1–4:31).
• Rahab: Dio evidencia de su fe en el Dios de Israel cuando acogió a los espías
judíos (Hebreos 11:31; Josué 2).
• David: David creyó que Dios lo podía usar para matar a un gigante (1 Samuel 15–31),
darle victorias militares (2 Samuel 5,8,10,21), y perdonar sus pecados (Salmo
51).
• Samuel: De niño, Samuel expresó su fe en Dios (1 Samuel 3:10). Luego dedicó su
vida a servirle (1 Samuel 1–24).
EJEMPLOS DE FE EN EL NUEVO TESTAMENTO
• Nicodemo: La conducta
de este líder judío es fuerte evidencia de que él puso su fe en el Señor Jesús
después que se reunió con Él en privado (Juan 3:1-21; 7:50-52; 19:38-42).
• Mateo: Renunció a un empleo lucrativo cobrando impuestos para seguir al Señor el
Señor Jesús (Mateo 9:9).
• Pedro: Este pescador reconoció
al Señor el Señor Jesús como Mesías e hizo profundas declaraciones de fe (Mateo
16:18; Juan 6:68; Hechos 1–12).
• El funcionario etíope: Este hombre puso su fe en
el Señor Jesús después que Felipe le explicara la profecía sobre el Mesías que
aparece en Isaías (Hechos 8:26-40).
• Pablo: Tuvo que quedarse ciego antes de poder ver a Cristo como Salvador y
Señor. Su vida y palabras se convirtieron en testimonio de la salvación por
gracia por medio de la fe (Hechos 9–28).
• Cornelio: Este líder militar respondió en seguida al mensaje del evangelio que le llevó
Pedro (Hechos 10:1-48).
• Lidia: Dios abrió el
corazón de esta mujer a la predicación de Pablo, y tanto ella como su casa
fueron bautizados (Hechos 16:14-15).
• El carcelero de Filipos: En un momento de crisis, este
hombre preguntó a Pablo cómo podía ser salvo, y toda su casa creyó(Hechos
16:30-34).
• Los bereanos: Mucha gente en Berea escuchó el mensaje de Pablo y estudió lo que él
dijo para saber si era correcto antes de entregar su vida a Cristo (Hechos 17:10-12).
• Timoteo: Debido a la influencia de su abuela, de su madre y de Pablo, Timoteo creyó
en Cristo (1 Timoteo 1:2; 2 Timoteo 3:14-16).
VERIFICA TU FE
En estas páginas hemos estado hablando de tener la fe correcta. Toma un
momento para evaluar tu propia fe respondiendo Sí o No a cada una de
estas conclusiones:
• Mi fe no está puesta en mi propia capacidad de controlar mi destino.
• Mi fe no está puesta en mi buen nombre y buen vivir.
• Mi fe no está puesta en mi iglesia ni sus ceremonias.
• Mi fe no está puesta en mi capacidad de mejorarme a mí mismo.
• Mi fe no está puesta en mi capacidad de sacar todos los pensamientos
negativos de mi vida.
• Mi fe no está puesta en mi propia sinceridad.
• Mi fe no está puesta en mi poder de utilizar recursos divinos internos.
• Mi fe está puesta en el Señor Jesús.
Recuerda, cuando se trata de tu propio destino eterno, es esencial que
confíes en la persona correcta. Si has colocado tu fe en el Señor Jesús puedes saber que tienes la fe correcta.
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NOTAS
[1] fe. (Del lat. fides.) f. Rel. 1. La primera de las tres virtudes teologales:
luz y conocimiento sobrenatural con que sin ver se cree lo que Dios dice y la
Iglesia propone. 2. Conjunto de creencias de
alguien, de un grupo o de una multitud de personas… 5. Confianza, buen concepto que se tiene de una
persona o cosa… 6. Creencia que se da a las
cosas por la autoridad del que las dice o por la fama pública… 8. Seguridad, aseveración de que una cosa es
cierta. —Diccionario de la
lengua española RA E Vigésima primera edición.
[2] Los siete sacramentos de la Iglesia Católica Romana
son: 1. El
bautismo: enseña que es la puerta al reino de Dios y a los demás sacramentos. 2. La confirmación: enseña que completa
lo que el bautismo empieza y que confiere gracia con una fuerza cada vez mayor.
3. La
eucaristía: enseña que la hostia y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de
Cristo y confieren vida espiritual al creyente. 4.
La penitencia: enseña que quita la
culpa del pecado diario así como el bautismo quita la culpa del pecado
original. 5. La
extrema unción: enseña que sana el alma de pecados que no son remitidos por la penitencia.
6. El
sacerdocio: enseña que da a una persona el poder para administrar los sacramentos. 7. El matrimonio: enseña que hace perpétua
la unión entre un hombre y una mujer y la pone en armonía con la imagen de
Cristo y la iglesia.