Salutación
1 Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo: 2 Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.
Falsas doctrinas y falsos maestros
(2 P 2:1-17)
3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. 4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
5 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. 6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; 7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.
8 No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores. 9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. 10 Pero estos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. 11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
14 De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, 15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. 16 Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.
Amonestaciones y exhortaciones
17 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; 18 los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. 19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. 22 A algunos que dudan, convencedlos. 23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.
Doxología
24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, 25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.
COMENTARIO
Judas es uno de los hermanos del Señor Jesús que se mencionan en los Evangelios (Mc 6:3 y Mt 13:55). No creyó en el Señor como Mesías antes de su crucifixión, pero sí lo hace después de su resurrección (Hch 1:14 y 1 Co 9:5).
Propósito y destinatarios
Judas no escribe su carta a una comunidad cristiana en particular, por eso es que su escrito está catalogado dentro de las “epístolas universales”. Estas son la carta de Santiago, 1 y 2 de Pedro, la de Judas y la 1, 2 y 3 de Juan. Es importante tener presente que estas cartas no fueron dirigidas a una persona o iglesia en particular. Su objetivo es, por lo tanto, servir de ayuda y advertencia a todas las congregaciones cristianas diseminadas en todo el mundo, tanto en el primer siglo de la era, como ahora en que vivimos en los últimos días.
Judas—así como la otras “epístolas universales”—no aborda tanto temas doctrinales como conductuales. La conducta del creyente—el fruto—es la clave para distinguir la verdad de la mentira, la verdadera fe de la falsa, lo genuino de lo espúreo. El creyente que vive y se comporta bien, tiene la doctrina correcta. El que yerra y se descarría, demuestra que su doctrina es falsa. Esto lo confirma Judas a través del uso de ejemplos bíblicos.
Judas comienza con un llamamiento inicial (Jud 1:1-4); seguido por una larga advertencia y acusación contra los líderes que han mal influenciado a los creyentes (Jud 1:5-19); y luego, Judas cierra la carta (Jud 1:20-25), completando el encargo de lo que los creyentes debemos hacer.
Llamado inicial (Jud 1:1-4)
Debemos luchar por la verdadera fe (Jud 1:1-3). Judas explica que su plan inicial había sido escribir una obra acerca de nuestra salvación a través del Mesías. Pero este proyecto tuvo que aplazarlo porque vio la necesidad de llamar a los creyentes fieles a luchar por la fe.
Judas no empieza hablando de cómo debemos luchar por la fe. Primero explica el por qué (Jud 1:4). Es por causa de los maestros corruptos que se han infiltrado entre los creyentes. Judas no ataca sus enseñanzas sino su manera de vivir. Su transigencia moral es lo que evidencia que tienen una mala teología. Antes de nada nos pone sobreaviso de que los falsos maestros han distorsionado la gracia de Dios, transformándola en una licencia para pecar. Por ejemplo, ellos dicen que porque hemos sido perdonados y ahora tenemos el Espíritu de Dios, podemos hacer lo que queramos, especialmente en lo que se trata de dinero y sexo. Los que así viven y enseñan, Judas dice, están traicionando al Señor Jesús al rechazar su autoridad y sus enseñanzas.
Judas quiere que todos sepamos que la aparición de estos falsos maestros no es algo nuevo, ni una sorpresa. Por ello, continúa con una advertencia más larga para que nos mantengamos alejados de ellos.
Acusación de estos líderes corruptos (Jud 1:5-19)
Para este fin, Judas presenta dos grupos de tres ejemplos del Antiguo Testamento.
A. El primer grupo o trio (Jud 1:5-10) trata de 3 ejemplos de personas rebeldes. (1) Cuando los Israelitas se rebelaron contra Dios en el desierto (Nm 14:1-35), obtuvieron lo que querían pero murieron por su rebelión. (2) Después cuenta una historia acerca de los ángeles rebeldes [1 de Enoc] que están aprisionados por su rebelión hasta que se enfrenten a la justicia de Dios; se está refiriendo a la historia de Génesis 6:1-8, presentada en la popular obra judía llamada 1 de Enoc, donde se dice que los hijos de Dios (los ángeles) se rebelaron contra Dios, y tuvieron relaciones sexuales con mujeres, y fueron juzgados por ello. (3) Judas enlaza esta historia con su tercer ejemplo, sobre la destrucción de Sodoma y Gomorra (Gn 19:1-26) donde hombres violentos intentaron tener relaciones sexuales con ángeles enviados por Dios, en forma humana. Ambas historias tratan de la rebelión contra Dios, lo cual condujo a la destrucción de los rebeldes impíos. Y es precisamente en esto mismo en lo que aquellos falsos maestros están incurriendo.
Después de esto, Judas ofrece un ejemplo adicional, acerca de un popular texto judío llamado El Testamento de Moisés, que al igual que 1 de Enoc, no es parte de las Escrituras del Antiguo Testamento, sino que es un recuento creativo de los últimos días y palabras de Moisés, basado en el Deuteronomio. En la sección que Judas cita, Moisés ha muerto, y el arcángel Miguel reprende a Satanás que quiere apoderarse del cuerpo de Moisés.
Estas historias pueden parecerle un poco extrañas a los cristianos contemporáneos, pero para los creyentes del primer siglo las advertencias de Judas tienen mucho sentido. El comportamiento de estos líderes corruptos tiene raíces antiguas, satánicas:
(1) rebelión contra la autoridad de Dios;
(2) inmoralidad sexual; y
(3) rechazo de los mensajeros de Dios.
B. Y todo esto se conecta con el segundo trío de ejemplos (Jud 1:11-13). Se trata acerca de rebeldes que corrompieron a otras personas. (1) Caín mató a su hermano, y luego se fue a construir una ciudad donde reinó la violencia (Gn 4). (2). Balaam, el profeta de Dios que se convirtió en hechicero por su amor al dinero. No pudo maldecir a Israel, así que lo corrompió a través de la seducción para que practicara la idolatría y la fornicación (Nm 22-25 y Nm 31:16). (3) Y luego Coré, el levita que dirigió una rebelión contra Moisés, que terminó en desastre tanto para él como para sus seguidores (Nm 16:1-35).
Judas concluye este segundo trío, con otros tres ejemplos (Jud 1:11-13) a modo de saturación de imágenes del Antiguo Testamento para describir a los falsos maestros. Ellos son como los pastores egoístas de Ezequiel 34:2; como las nubes sin agua de Proverbios 25:14; como las furiosas olas de Isaías 57:20. Su sensualidad traiciona su declaración de ser seguidores del Señor Jesús, y causan la condenación de sus crédulos discípulos.
Judas concluye esta larga advertencia, citando otras dos advertencias: una antigua y otra reciente.
La primera (Jud 1:14-16) viene, otra vez, del popular libro de 1 de Enoc que dice contener las visiones de Enoc del libro de Génesis (Gn 5:21-24). Lo que resulta fascinante es que Judas cita el capítulo inicial de 1 de Enoc (Jud 1:14-15), que a su vez está citando alrededor de media docena de textos del Antiguo Testamento (Dt 33:2; Zac 14:5; Is 66:15-16, entre otros), acerca del día final de la justicia de Dios sobre la maldad humana.
Judas luego (Jud 1:17-19) pone, a la par de la antigua advertencia de Enoc, una más reciente proveniente de los apóstoles Pedro (2 P 2:1-3), Juan (1 Jn 4:1-3) y Pablo (2 Ti 3:1-9), todos predicen que falsos maestros se levantarían y distorsionarán las enseñanzas del Señor Jesús; todo lo cual, a su vez, se hace eco de la temprana advertencia del Señor acerca de esto mismo (Mt 7:15-19).
Llamado final de la Carta (Jud 1:20-25)
Judas enfatiza lo necesario que es luchar por la fe para mantenerla (Jud 1:20-21). Pero ¿cómo lograrlo? Judas introduce un grupo de figuras de lenguaje a manera de ilustración. Describe al Pueblo del Señor Jesús como: (1) el nuevo Templo de Dios, así que debemos construir nuestras vidas sobre (2) el fundamento de la santísima fe que se refiere al mensaje central de buenas nuevas sobre la vida muerte y resurrección del Señor Jesús por nuestros pecados; (3) sobre este fundamento debemos edificarnos a nosotros mismos mediante la dedicación a la oración y (4) consagrarnos al amor de Dios, a través de la obediencia a su Palabra; (5) así la integridad de este edificio se mantendrá al estar alertas al regreso del Señor Jesús. Al hacer esto nos ayudaremos unos a otros a permanecer fieles en la fe del Señor Jesús.
Judas entonces concluye adorando al Dios que protegerá a su Pueblo y lo librará de caer alejándose de Su gracia (Jud 1:24-25), si prestamos atención al llamado de esta epístola: contender por la fe mientras vivimos de acuerdo a ella.
La breve carta de Judas es poderosa y a la vez confusa para muchos lectores modernos, quienes se preguntan por qué el autor cita textos que hoy no se consideran parte de la Biblia hebrea, como 1 de Enoc, o como El Testamento de Moisés. Es importante recordar que la cultura judía de ese tiempo estaba inmersa en textos religiosos como estos. El Señor Jesús y todos los cristianos judíos tempranos crecieron leyendo la Biblia hebrea, junto con muchos libros que se basaban en las Escrituras. Y sabemos que había debates antiguos, acerca de si estos libros debían ser considerados como Escrituras inspiradas o no. Un libro no tiene que estar en la Biblia para contener al menos parte de un mensaje importante para el Pueblo de Dios, y así sucedía con muchos textos judíos de ese periodo. Hoy se conocen como libros apócrifos (falsos); y aunque no fueron seleccionados como parte de la Biblia hebrea, sí eran parte de la tradición oral y contenían, en parte, verdades importantes para los creyentes. Por eso Judas, que conocía a sus lectores, y sabía que ellos valorarían las palabras de 1 de Enoc, las usó para comunicar su mensaje. El hecho de que Judas citara las palabras de este libro apócrifo, es prueba suficiente de que estas palabras son verídicas y concuerdan perfectamente con el mensaje divino inspirado por el Espíritu de Dios, porque ahora forman parte del canon inspirado: la Biblia.
Conclusión
El mensaje de la carta de Judas es que la gracia de Dios, a través del Señor Jesús, demanda una respuesta de obras. No basta con sólo asentir intelectualmente a la fe. De hecho Judas no se fija ni critica la teología de los falsos maestros, sino que se enfoca en su manera inmoral de vivir, la cual niega al Señor. Así que Judas está aplicando aquí lo que el Señor Jesús les enseñó a sus discípulos: si realmente me aman, obedecerán mis enseñanzas (Jn 14:15,21,23-24).
Para un cristiano, su manera de vivir es el indicador más fiable de lo que realmente cree.
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