1 de Juan 5: 4-5 dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el vencedor del mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”
El vencedor es un seguidor de Cristo que resiste con éxito el poder y la tentación del sistema mundial. Un vencedor no está libre de pecado, pero se aferra a la fe en Cristo hasta el final. Él no se aparta cuando los tiempos se ponen difíciles o se vuelve apóstata. La victoria requiere una dependencia completa de Dios en cuanto a dirección, propósito, cumplimiento y fortaleza para seguir su plan para nuestra vida (Pr. 3:5–6; 2 Co.12: 9).
La palabra griega que se traduce con mayor frecuencia como “vencedor” proviene de la palabra griega nike que, según la Concordancia de Strong, significa “llevarse la victoria”. El verbo implica una batalla. La Biblia nos enseña a los cristianos a reconocer que el mundo es un campo de batalla, no un patio de recreo. Dios no nos deja indefensos. Efesios 6: 11-17 describe la armadura del Señor disponible para todos los creyentes. Dispersa a lo largo de esta narrativa está la advertencia de “mantenernos firmes”. A veces, todo lo que se necesita para vencer la tentación es mantenerse firme y negarse a ser arrastrado a ella. Santiago 4:7 dice: “Resiste al diablo y huirá de ti”. Un vencedor es aquel que se resiste al pecado, que vence la tentación y la prueba sin importar qué señuelos use Satanás.
El vencedor es un seguidor de Cristo que resiste con éxito el poder y la tentación del sistema mundial. Un vencedor no está libre de pecado, pero se aferra a la fe en Cristo hasta el final. Él no se aparta cuando los tiempos se ponen difíciles o se vuelve apóstata. La victoria requiere una dependencia completa de Dios en cuanto a dirección, propósito, cumplimiento y fortaleza para seguir su plan para nuestra vida (Pr. 3:5–6; 2 Co.12: 9).
La palabra griega que se traduce con mayor frecuencia como “vencedor” proviene de la palabra griega nike que, según la Concordancia de Strong, significa “llevarse la victoria”. El verbo implica una batalla. La Biblia nos enseña a los cristianos a reconocer que el mundo es un campo de batalla, no un patio de recreo. Dios no nos deja indefensos. Efesios 6: 11-17 describe la armadura del Señor disponible para todos los creyentes. Dispersa a lo largo de esta narrativa está la advertencia de “mantenernos firmes”. A veces, todo lo que se necesita para vencer la tentación es mantenerse firme y negarse a ser arrastrado a ella. Santiago 4:7 dice: “Resiste al diablo y huirá de ti”. Un vencedor es aquel que se resiste al pecado, que vence la tentación y la prueba sin importar qué señuelos use Satanás.
El apóstol Pablo escribió elocuentemente acerca de la victoria en Romanos 8: 35–39. Él resume el poder que los creyentes tenemos a través del Espíritu Santo para vencer cualquier ataque del enemigo. El versículo 37 dice: “En todas estas cosas somos más que vencedores por medio del que nos amó”.
La victoria se equipara a menudo con perseverar. El Señor Jesús nos ordena a sus seguidores a perseverar hasta el fin (Mt. 24:13). Un verdadero discípulo de Cristo es aquel que soporta las pruebas por el poder del Espíritu Santo. Un vencedor se aferra a Cristo, sin importar cuán alto sea el costo del discipulado. Hebreos 3:14 dice: “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”.
En el libro de Apocalipsis, el Señor nos promete una gran recompensa a los que venzamos. A los vencedores se nos promete que comeremos del árbol de la vida (Ap. 2: 7), que no sufriremos daño alguno de la muerte segunda (Ap. 2:11), que comeremos del maná escondido y recibiremos un nuevo nombre (Ap. 2:17), que tendremos autoridad sobre las naciones (Ap. 2:26), que nos vestiremos con vestiduras blancas (Ap. 3: 5), que seremos una columna permanente en la casa de Dios (Ap. 3:12), y que nos sentaremos con el Señor Jesús en su trono (Ap. 3:21).
El Señor Jesús nos advierte que aferrarnos a Él no será fácil, pero valdrá la pena. En Marcos 13:13 Él dice: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, este será salvo”.
Tenemos la garantía del Señor Jesús de que, si somos suyos, lo buscaremos a Él para ser capaces de perseverar hasta el final; y sus recompensas harán que todo haya valido la pena.
- - - - - - - - -