Para muchas
personas que los reciben a la puerta de sus hogares, los Testigos de Jehová son
miembros de una secta que dedica una parte increíble de su tiempo para ir, de
dos en dos, a todas las casas predicando el “reino de Jehová” y vendiendo las
revistas Despertad y Atalaya. Se
caracterizan por un conocimiento extraordinario de sus doctrinas y una
persistencia insólita en promulgarlas. Parece que cada uno es un ministro
adiestrado y proselitista incansable de su fe.
Los Fundadores y su Historia
Si uno le pregunta
a un testigo de Jehová acerca de cómo y cuándo tuvo comienzo su movimiento, le
diría que no es de origen humano, pues se remonta a cuatro milenios antes de
Cristo. Afirmaría que Abel fue el primer testigo de Jehová; luego habría muchos
más: Enoc, Noé Abraham, Moisés, los profetas y aun el mismo Jesucristo. La
secta, sin embargo, tuvo su verdadero principio en la octava década del siglo
diecinueve. Su origen y desarrollo se debe a la obra de dos personas: Carlos
Taze Russell y José Franklin Rutherford, los cuales fueron respectivamente
profetas y caudillos de las primeras dos etapas de su historia.
Carlos Russell
nació en los alrededores de la ciudad de Pittsburg, Pennsylvania, en EE.UU., en
el año 1852. Él y su padre eran prósperos dueños de algunas tiendas de ropa y
aunque fue criado en una iglesia presbiteriana, se hizo miembro de una iglesia
congregacional al llegar a ser joven. Le apasionaba la doctrina de la segunda
venida de Cristo, pero no pudo soportar la doctrina del infierno. Un día, por
casualidad, entró en un humilde salón adventista y oyó la enseñanza
tranquilizadora de que no había castigo eterno. Se entusiasmó con los temas de
la profecía que escuchó de los adventistas, especialmente el de la segunda
venida. Por lo tanto, aceptó muchas de sus ideas. Dedicó mucho de su tiempo a
estudiar los libros de Daniel y Apocalipsis y formuló su propio sistema
profético, que él denominó “el Plan Divino de las Edades”.
Russell llegó a
creer que tanto las doctrinas del catolicismo romano como las del
protestantismo eran erradas, y empezó a forjar su propia teología. En el 1872,
celebraba clases de estudio fuera de las iglesias, recalcando en especial la
doctrina de la segunda venida. Llegó a la conclusión de que Cristo establecería
su reino milenial en 1914. En vista de esto, vendría en forma espiritual en
1874, para hacer una obra preparatoria. Caricaturizaba la doctrina cristiana de
la Trinidad como “tres dioses en una persona” y sostenía que Cristo fue el
primero de los seres creados. Negó casi todas las doctrinas ortodoxas.
Un autor señala los
factores que le llevaron al éxito casi inmediato:
En 1879 Russell
comenzó a publicar la revista La atalaya
de Sión y heraldo de la presencia de
Cristo. La primera edición contaba con un traje de 6.000 copias, algo
insignificante comparado con el actual tiraje mensual de 17.800.000 en 106
idiomas. [2] Ahora se le denomina simplemente Atalaya. (Los Testigos de
Jehová, se consideran a sí mismos como heraldos enviados por Dios para
amonestar al mundo sobre el juicio venidero y la urgencia de refugiarse en el
“reino teocrático” de ellos. Por lo
tanto, también denominan su otra revista Despertad,
la cual tiene un tiraje mensual de más de 15.000.000.) Otras congregaciones
fueron organizadas y el movimiento crecía. En 1884 Russell estableció en
Pittsburg la organización Zion’s
Watchtower Tract Society que más tarde fue cambiada por el nombre de Watchower Bible and Tract Society
(Sociedad Atalaya de la Biblia y Tratados).
Del año 1880 en
adelante, el movimiento llegó a ser muy activo en divulgar sus doctrinas en
muchos países. El fundador mismo escribía y viajaba incesantemente. Se dice que
viajó más de 1.600.000 kms., predicó 30.000 sermones y escribió 50.000 páginas.
Entre 1886 y 1904,
Russell, escribió los seis volúmenes de los Estudios
de las Escrituras. En ellos se planteaban lo que ha continuado, básicamente,
como la teología de los Testigos de Jehová. Sus seguidores lo estimaban como un
profeta inspirado de los últimos tiempos e intérprete por excelencia de las
Escrituras.
Para ellos sus
libros llegaron a ser una segunda Biblia o una interpretación infalible de
ésta.
Con poca modestia,
Russell mismo señaló la importancia de sus libros:
“Los seis tomos de Estudios de las Escrituras constituyen
prácticamente la Biblia arreglada conforme a temas…
No se puede ver el plan divino estudiando la Biblia por sí sola.
Encontramos que si alguien pone a un lado los Estudios, aun después de familiarizarse con
ellos… y se dirige a la Biblia sola, dentro de dos años vuelve a las tinieblas. Al
contrario, si lee los Estudios de las
Escrituras con sus citas y no ha leído ni una página de la Biblia como tal, estará en la
luz al término de dos
años”. [3]
No obstante su
aspecto venerable, era un hombre de este mundo. Tenía poca preparación
académica—no se terminó la eseñanza básica—pero no le faltaban sagacidad y
viveza. Reunió grandes cantidades de dinero, empleando a veces trucos
despreciables. Por ejemplo, anunció que tenía “trigo milagroso”, que al
sembrarlo rendiría cinco o seis veces más que el trigo corriente. Lo vendió al
precio de sesenta dólares por sesenta libras, mientras que el precio en aquel
período era de solamente un dólar por la misma cantidad. De manera similar
anunciaba la venta de “porotos mileniales” y de una “semilla maravillosa de
algodón”. En otras ocasiones ofreció remedios para la apendicitis, la tifoidea
y el cáncer. Además persuadía a muchas personas, especialmente mujeres a punto
de morir, de entregarle sus bienes para la propagación del mensaje del
“reino”. En 1897 su esposa le abandonó y obtuvo la separación legal en
1906.
Fingía ser un teólogo preparado, pero fue expuesto por los
escritos de J.J. Ross, un pastor bautista, el cual negaba sus doctrinas y su
erudición. Russell le llevó al tribunal por difamación. Durante el juicio, el
fundador de los Testigos de Jehová cometió perjurio al afirmar bajo juramento
que él conocía el alfabeto griego y no pudo decir los nombres de las letras
cuando se le mostraron en el tribunal.
Al morir Russell en
1916, José F. Rutherford, un abogado de gran capacidad, tomó las riendas de la
organización. Heredó una crisis grave en el movimiento. Russell había
profetizado que Cristo volvería en 1914 o poco después, pero no se cumplió su
profecía. Rutherford reunió hábilmente a sus desilusionados seguidores, al
descubrir en 1921 que Cristo de veras había regresado invisiblemente en 1914 y había
comenzado a purificar su templo en 1918.
También el sucesor
de Russell recibió el nuevo nombre para los seguidores de Atalaya, en 1931: “Los Testigos de Jehová”. Este nuevo nombre hacía
énfasis en la tarea que se imaginaban tener y les ayudó a quitarse el apodo de
“ruselistas”, algo que deseaban ardientemente hacer.
Otro problema
solucionado por Rutherford fue de los cientos cuarenta y cuatro mil. Russell
había enseñado que solamente irían al cielo los 144.000 fieles, y cuando se
hubieran completado esta cantidad, el rebaño de Dios estaría listo. Cuando los Testigos alcanzaron a más de los esperados 144.000, Rutherford descubrió una
forma de incluir una segunda clase de fieles en el plan de Dios—“la gran
multitud”—la cual se quedará en la tierra renovada, mientras que “la manada
pequeña” (los 144.000) formará la iglesia verdadera y heredará el cielo. Sólo
los de “la manada pequeña” serán resucitados con cuerpos celestiales; los de la
gran multitud permanecerán con cuerpos tal como son en la tierra.
Los Testigos de
Jehová ponen mucho énfasis en la literatura. Rutherford escribió veintidós
libros y echó las bases de los estudios dogmáticos que caracterizan al
movimiento. En 1920, este líder publicó su primera obra literaria seria: Millones que ahora viven no morirán jamás. Tuvo una venta enorme. En los
primeros ocho meses se distribuyeron 2.500.000 ejemplares y en total fueron
impresos y distribuidos unos 400.000.000 de ejemplares de sus obras.
Tal vez el logro
más importante del “juez” Rutherford fue inaugurar una intensa campaña de
visitación casa por casa, en la cual se animaba a todos a que participaran.
Durante la época de Russell, eran los líderes quienes hacían la obra. Pero
Rutherford logró inspirar en los laicos la idea de que cada uno debía ser un
testigo. De ahí en adelante, los Testigos de Jehová rechazaron la distinción
entre clérigos y laicos. Para ellos, cada uno de los Testigos es un ministro
del evangelio. Un autor dice:
“Los Testigos de Jehová constituyen una
sociedad de ministros. En conjunto forman un grupo misionero. Es un grupo de evangelizadores”. [4]
Ahora el ministerio
de esta secta consiste principalmente en ir de casa en casa, vendiendo
literatura y haciendo prosélitos. Sus lugares de reunión, denominados “salones
del reino”, no son usados para cultos de adoración, sino como centros de
adiestramiento de “ministros”. En ellos se les instruye en sus doctrinas y la
forma cómo llevar a cabo las visitas y catequizar a los interesados. “Hay pocas
sectas, quizás ninguna, que ha logrado como ésta infundir en sus adeptos, con tanto
éxito, el sentimiento del deber de ‘testificar’”. [5]
Como resultado de
su celo y dedicación para evangelizar, tienen misioneros en más de ciento
cuarenta países, han visitado casi todas las casas y departamentos de las
grandes urbes de este planeta y cuentan con más de 3.000.000 de adeptos. Pero
evangelizan atacando despiadadamente a todas las otras creencias y siembran
odio hacia su clero. Por lo mismo, han sufrido más persecuciones que cualquier
otra secta.
Las Doctrinas de los Testigos de Jehová
Los Testigos de
Jehová no han publicado artículos de fe ni declaraciones de un sistema de
doctrina. Niegan categóricamente que hayan adoptado las ideas de Russell.
Sostienen que extraen sus enseñanzas directamente de la Biblia. Se ha
demostrado, sin embargo, que “hacen mal uso de las Escrituras, con el fin de
apoyar sus creencias características.
Esto lo hacen mayormente citando los textos fuera de su contexto, al mismo
tiempo que omiten otros pasajes que son importantes para el tema. En la
práctica, su propias publicaciones tienen prioridad sobre las Escrituras”. [6]
Además, los traductores de su versión de la Biblia, son acusados de alterar
ciertos pasajes bíblicos a fin de que armonicen con las nociones de Russell y
Rutherford, las cuales contradicen las Escrituras.
1. Niegan la
Trinidad y la deidad de Jesucristo.
Según los Testigos de Jehová, Dios no es trino
sino una sola persona, “Jehová”. Niegan la deidad de Cristo, afirmando que fue
la primera criatura que Dios creó. El Espíritu Santo es una fuerza impersonal,
una influencia que emana de Dios. Afirman que la trinidad es una doctrina de
“los antiguos babilónicos y egipcios y otros mitólogos” (Sea Dios veraz, pág.100).
“Sólo los
religiosos ‘trinitarios’ tienen la suficiente presunción de afirmar, sin ninguna base bíblica, que las
otras dos personas son iguales con Jehová Dios; pero el mismo Jesús no afirma ser
una de tales personas”. [7]
“La obvia
conclusión, por tanto, es que Satanás es el originador de la Trinidad” (Sea Dios veraz, edición 1946, pág.82).
“Las verdades
Escritas hablan del Hijo de Dios, el Verbo, como ‘un dios’. Él es un ‘poderoso
dios’, pero no ‘el todopoderoso Dios’, que es Jehová” (Isaías 9:6). [8]
“En el tiempo del
comienzo de su vida, fue creado por el Dios eterno, Jehová, sin la ayuda ni por
medio de ninguna madre. En otras palabras, él fue la creación primera y directa
de Dios… El no fue una encarnación, en la carne, sino fue carne, un Hijo humano
de Dios, un hombre perfecto, que ya no era un espíritu”. [9]
2. Niegan la
encarnación de Jesucristo.
Aseveran que Jesús
fue un hombre perfecto, pero nada más que un hombre. El fundador de la secta
explica:
“Tampoco fue Jesús
una combinación de las dos naturalezas,
la humana y la espiritual…
Cuando Jesús estuvo en la carne fue un ser humano perfecto; y desde su
resurrección es un ser espiritual… experimentó por dos veces cambio de su naturaleza …
dejó una naturaleza
para tomar la
otra” (Estudios de las Escrituras
I, págs.. 185-186).
Un escritor anónimo
de los “Testigos” modernos, señala lo mismo: “La justicia de Dios no dejaría
que Jesús, como rescate, fuera más que un hombre perfecto” (Sea Dios veraz, pág. 105).
Así la obra
expiatoria de Cristo fue la de un mero hombre, según ellos.
3. Niegan la
resurrección corporal de Jesucristo.
Puesto que los Testigos de Jehová enseñan que el hombre no tiene alma o espíritu sino es un
alma, aseveran que Jesús no existió en ninguna forma durante los tres días que
transcurrieron entre su muerte y resurrección. Luego fue resucitado como un
espíritu. Citan 1 Pedro 3:18 para comprobar esta doctrina: Cristo “siendo a la
verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”.
“Al tercer día de
yacer Jesús muerto en el sepulcro, su Padre inmortal, Jehová, lo levantó de los muertos, no como hijo humano,
sino como un poderoso e inmortal Hijo espiritual” (Sea Dios veraz, pág. 115).
Preguntamos, ¿Qué
de la tumba vacía? Russell contesta:
“El cuerpo de
nuestro Señor… fue quitado sobrenaturalmente de la tumba… No sabemos nada de lo que pasó con
él, excepto que no se descompuso (Hechos 2:27,31). Si fue disuelto en
gases o si todavía se halla preservado en algún sitio como el gran recuerdo del amor
de Dios… nadie sabe; ni es necesario tal conocimiento”. [10]
4. Enseñan que
la salvación es principalmente por obras.
En la teología de
los ruselistas, la salvación no es una dádiva de Dios provista por la expiación
de Cristo. Russell dice que el “rescate por todos” que ofreció “el hombre de
Cristo Jesús”, no da ni garantiza vida eterna” (Estudios de las Escrituras, tomo I, pág.158). Otro escritor añade:
“Todos los que debido a su fe en Jehová Dios y en Cristo Jesús, se dedican a
hacer la voluntad de Dios, y entonces llevan a cabo con fidelidad su consagración,
serán recompensados con la vida eterna” (Sea
Dios veraz, pág.296).
Los Testigos de
Jehová sienten constante presión y un miedo mortal de ser rebajados a la clase
de “siervos malos”, por no trabajar suficientemente en vender su literatura y hacer
proselitismo entre los “gentiles”. Piensan que ganan la vida eterna dedicándose
a propagar su fe.
Los Testigos de
Jehová se bautizan, pero no saben nada sobre la conversión, o la regeneración,
o la justificación por la fe, o la limpieza del pecado, o el bautismo en el
Espíritu Santo.
5. Enseñan que
la muerte es la destrucción total del hombre.
Los Testigos de
Jehová niegan que el alma humana es inmortal. El autor del libro Sea Dios veraz, asevera lo siguiente:
“El hombre es una combinación de dos cosas, es el “polvo de la tierra” y el
“aliento de la vida”. La combinación de estas dos cosas produjo un alma
viviente o criatura llamada el hombre. Por lo tanto, vemos que la afirmación de
los religionistas, de que el hombre tiene un alma inmortal y por lo tanto se
diferencia de los animales, no es bíblica” (pág.68). Así que, para él, la
muerte es la aniquilación completa y sin reservas.
¿Cómo explican los
ruselistas las palabras del Señor Jesús al malhechor agonizante en la cruz: “De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43)? Rutherford
contesta: “El ladrón nunca llegará al cielo, puesto que la promesa que se le
dio fue que si estaba de parte de Cristo Jesús, estaría en el paraíso el día
que murió, pues de haber sido así hubiera llegado antes que Jesús” (El Arpa de Dios, págs. 45-46).
Los traductores
ruselistas de la Traducción del nuevo
mundo de las Santas Escrituras, hábilmente solucionaron el problema,
alterando el orden de las palabras del Señor Jesús: “Verdaderamente te digo
hoy: Estarás conmigo en el paraíso.”
6. Niegan el
castigo eterno
Según la doctrina
de Russell y Rutherford, el infierno consiste en los sufrimientos
experimentados en esta vida. Identifican, además, el infierno o hades con el sepulcro, negando así el
castigo eterno para los impíos. Este es su razonamiento:
“La doctrina de un
infierno en llamas, donde los malos son torturados eternamente después de su muerte, no puede ser verdad, por cuatro
razones principales:
(1) Porque carece por completo del apoyo bíblico
(2) Porque no es razonable
(3) Porque es contraria al amor de Dios
(4) Porque repugna a la justicia (Sea Dios
veraz, op.cit, pág.80).
7.
Creen que los hombres que no hayan escuchado el evangelio del reino, en esta
vida tendrán la oportunidad de ser salvos durante el milenio.
Según
las especulaciones de Russell y Rutherford, cuando Cristo venga otra vez: “Los
muertos serán despertados de la muerte para que tengan plena oportunidad de ser
probados para vida” (Rutherford, Hijos,
pág.343). Consideran que esta vida es “un juicio” o prueba de la sinceridad de
las personas y que el milenio será otro “juicio, bajo más favorables
condiciones a la raza entera” (Russell, Estudios
de las Escrituras, pág. 144). Rutherford explica: “Juzgar implica, por
medio de una prueba, dar oportunidad para recibir una bendición” (Arpa de Dios, pág.344).
De
acuerdo con Sea Dios veraz, no todos
serán resucitados para tener una segunda oportunidad. Los que no serán resucitados son: (1) Adán,
porque “tuvo su juicio final en el huerto de Edén” (pág. 248; (2) aquellos
religiosos a quienes el Señor Jesús les dijo que no podrían escapar del juicio
en el Gehena, debido a que eran de la
simiente de la serpiente (págs. 284-285); (3) otros que antes de la batalla de
Armagedón fueron rebeldes al mensaje de los “Testigos” y como los “cabritos”
Mateo 25, no trataron bien a los mensajeros del reino (pág.285). (11) El
castigo para ellos es que no serán
resucitados, es decir, serán destruidos eternamente.
Otros
que serán aniquilados son Satanás y los demonios, los cuales serán destruidos
por fuego.
8.
Enseñan que solamente los Testigos de Jehová constituyen el pueblo de Dios;
los demás, son seguidores del diablo
Para
ellos, la gran ramera de Apocalipsis 17 es tanto la religión organizada como
los paganos, la parte visible y directa entre la humanidad y los demonios
invisibles (El reino está cerca, pág.
186). Por eso atacan rudamente a la iglesia de Roma y al clero evangélico, pero
ellos se sienten mártires cuando la gente los rechaza.
9.
Consideran que es pecado saludar la bandera de su respectivo país, servir en
las fuerzas armadas o recibir transfusiones de sangre
“Cualquier bandera
nacional es el símbolo o imagen del poder soberano de esta nación… El saludar la bandera de
cualquier nación es un acto que le atribuye salvación a la bandera y a la
nación que representa” (Sea Dios veraz,
págs. 234-236)
Los Testigos de Jehová ven un paralelo entre su actitud hacia la bandera nacional y
la de los tres amigos de Daniel, los cuales rehusaron inclinarse ante la imagen
erigida de Nabucodonosor. El negarse a votar en elección, servir en puestos
políticos o en las fuerzas armadas, es la consecuencia de atribuir los
gobiernos de este mundo a la actividad y al dominio de los demonios.
Se
oponen a las transfusiones de sangre citando con literalismo absurdo algunos
pasajes del Antiguo Testamento, que prohíben el ingerir sangre, tal como
Levítico 17:14: “No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda
carne es su sangre.” Piensan que una transfusión es alimentarse de sangre,
cuando en realidad se prohíbe “comer” sangre animal en la Biblia porque la
sangre era el medio de hacer expiación (Levítico 17:11). No tiene nada que ver
con las transfusiones modernas.
10.
Han hecho predicciones que nunca se cumplieron
Algunas
son:
a) 1889: “la batalla del gran día de
todopoderoso, que terminará en 1914 con el derrocamiento total del presente
gobierno terrenal, ya ha comenzado” (El tiempo
está cerca, pág. 101).
b) 1917: “En el año 1918, cuando Dios destruya a
la gran mayoría de las iglesias y sus miembros por millones, sucederá que
cualquier escapatoria será a través de las obras de Russell” (Ministerio concluido, pág. 485).
c) 1918:
“Confiadamente podemos esperar que el año 1925 marcará el retorno de Abraham,
Isaac y los fieles profetas de la antigüedad, a un a condición de perfección
humana” (Millones que ahora vienen nunca
morirán, pág. 89).
d) 1966: “En 1975
(al terminar el otoño) finalizará el sexto día de mil años de la existencia del
hombre. No será por mera casualidad o accidente, sino que será de acuerdo al
tierno propósito de Jehová Dios, para que el reinado de Jesucristo se
desarrolle en forma paralela al séptimo milenio de la existencia del hombre” (Vida eterna en libertad, pág. 89).
e) 1968: “La
batalla de Armagedón habrá finalizado en el otoño de 1975. Puede haber una
diferencia de semana o meses, pero nunca de años” (¿Por qué aguardan 1975?,
15-8-1968).
Según
sus otras profecías referentes al año 1975, tres más acontecimientos
estremecedores debieron de haber tomado lugar, a saber:
1) La aniquilación de la Iglesia Católica Romana
y las demás iglesias opuestas a la obra de los Testigos de Jehová.
2) La destrucción de los poderes políticos.
3) El comienzo del milenio en la tierra.
¿Por qué No Somos Testigos de Jehová?
1. Creemos en la deidad de Jesucristo: Cristo
es eterno, siempre ha sido Dios y siempre será Dios
Los Testigos de
Jehová creen que la Palabra o Verbo es la primera criatura que creó Dios, es
“un dios” en el sentido de ser “poderoso” pero no es Dios. Recalcan que el
Verbo es “el primogénito de la creación” (Colosenses 1:15), es decir, el primer
ser engendrado por Dios, no obstante que el contexto indica que “primogénito”
significa también el que tiene “la preeminencia” (Colosenses 1:18). No se
refiere aquí a su comienzo, pues estaba con Dios en el principio (Juan 1:1).
Tratan de demostrar que el Hijo es inferior a Dios. Señalan que el Señor Jesús
dijo que “el Padre mayor es que yo” (Juan 14:28), no obstante que el Señor
estaba diciendo que el Padre es mayor en autoridad y no diferente en naturaleza
(Filipenses 2:6-8; Juan 1:1,2; 5:18; Hebreos 1:8,9). Este dicho de Cristo (Juan
14:28) “se refiere a Su voluntaria subordinación al Padre durante su vida
terrenal. No dice nada de Su naturaleza; sólo se refiere a Su rango en la
tierra… a Su posición durante la encarnación, y no a Su persona”. [12]
Durante Su tiempo
en la tierra, Cristo era más que un hombre perfecto. Por profecía, Él fue
llamado “Emanuel” (Isaías 7:14) y fijémonos bien en que el nombre no significa
“Hombre perfecto con nosotros”, sino “Dios con nosotros”.
2. Creemos que el Señor Jesús resucitó
corporalmente de los muertos y que no resucitó en espíritu, como enseñan los Testigos de Jehová
”Mirad mis manos y
pies, que yo mismo soy: palpad y ved; porque un
espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39).
En cuanto a la
expresión “vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18), los Testigos de Jehová la
sacan de su contexto. Se refiere al tiempo entre la muerte del Señor Jesús y Su
resurrección. El pasaje destaca que Su espíritu continuó existiendo después de Su
muerte. ¿Qué fue “vivificado”? Nada
menos que su cuerpo. ¿Quién lo
vivificó? Su espíritu. Es decir, Su cuerpo volvió a tener vida cuando Su
espíritu, volvió a Su cuerpo, el que fue entonces glorificado. El espíritu sigue
existiendo después de la muerte del cuerpo. Y aún más en el caso del Señor
Jesús, que lo encomendó al Padre cuando murió (Lucas 23:46).
Russell se imaginó
que el Padre quitó el cuerpo del Señor de la tumba, para que los discípulos
supiesen que había resucitado. Un evangelista comenta: “Los fariseos inventaron la mentira de que los discípulos lo hurtaron, para engañar a la
gente. Ahora viene Russell con una mentira mayor: que Dios lo hurtó para
engañar a los discípulos. [13]
3. Creemos que Jesucristo retornará en forma
visible y no volverá en forma espiritual, invisible y secreta como enseñan los Testigos de Jehová
“He aquí que viene
con las nubes y todo ojo le verá” (Apocalipsis 1:7). Para más información léase
todos nuestros artículos que tratan el tema de la segunda venida del Señor, en
especial TODO OJO LE VERÁ.
4. Creemos que el Espíritu Santo es más que
una fuerza o poder impersonal; es una persona, la tercera Persona de la
Trinidad
Él habla (1 Timoteo
4:1), puede ser contristado (Efesios 4:30), puede ser tentado mintiéndole (Hechos
5:3,9), puede ser apagado (1 Tesalonicenses 5:19), guía a los creyentes a toda
verdad (Juan16:13), y glorifica a Cristo, tomando las cosas suyas y
haciéndonoslas saber (Juan 16:14). Se coloca al nivel y dignidad de las otras Personas
de la trinidad, en la fórmula bautismal (Mateo 28:19). Para más información,
léase nuestro artículo LA TRINIDAD.
5. Creemos que el hombre tiene un alma y un espíritu inmortal
Según la definición
ruselista de las palabras nefesh
(hebreo) y psuque (griego) traducida
“alma” en la Biblia, el alma se refiere a (1) “una persona, un individuo, o un
animal inferior”, o, (2) a “la vida de que disfruta un persona o animal como
tal”. [14] Insisten en negar que
es la parte inmortal del hombre; sostienen en que, en la muerte, el hombre es
aniquilado totalmente.
Aunque la Biblia
emplea a veces este vocablo en los sentidos adoptados por los “Testigos”,
también lo usa para referirse a la parte inmortal del hombre, algo distinto del
cuerpo, algo que sobrevive a la muerte. Por ejemplo, el Señor Jesús dijo: “No
temáis a los que matan el cuerpo, pues el alma no puede matar” (Mateo 10:28;
véase Hebreos 6:19; 10:39; Apocalipsis 6:9; 20:4). Por lo tanto, la muerte no
se refiere a la destrucción del alma. El hombre, al morir no deja de existir,
como enseñan los “Testigos”; sobreviven su alma y su espíritu.
6. Creemos que
habrá castigo eterno para los injustos
Rechazamos la doctrina
ruselista de que el “juicio de Dios” es
meramente un período de prueba”, una oportunidad de probarse fiel. Aunque el
lugar denominado seol en el hebreo y hades en el griego, significa a veces
sepulcro o muerte, también se refiere a la morada los espíritus de los difuntos
(Deuteronomio 32:22; Isaías 14:9, 11, 15; Job 38:17; 1 Pedro 3:18-20). Todos
los espíritus de los muertos solían ir a este lugar pero, desde la
resurrección, los espíritus de los creyentes que mueren en Cristo van
directamente al cielo o paraíso, para estar con Cristo (Juan 14:2,3; 17:24; 2
Corintios. 5:8; Filipenses 1:23). Desde entonces no hay redimidos en el hades, sino solamente injustos,
esperando el día del juicio.
También existe el
infierno o gehena, el lugar de
tormento eterno donde serán arrojados los hombres reprobados y los espíritus
malignos. El Señor habla del gehena
en términos solemnes y terribles (Mateo 5:22, 29, 20; 10:28; 18:19; Lucas 12:5;
Santiago 3:6). Es sinónimo del “horno de fuego” de Mateo 13:42; “del lago de
fuego”, de Apocalipsis 19:20; 20:10,14, 15; y de la “perdición”, de Apocalipsis
17:8,11.
“Bajo el gobierno
de un Dios infinitamente santo, sabio y amoroso, obligado por Su propia
naturaleza y por el cuidado que tiene del universo a expresar Su aborrecimiento
hacia el pecado, la existencia del infierno es una necesidad (Romanos 6:23; 2 Tesalonicenses
1:6-11; Apocalipsis 20:11-15). Los que son castigados en el infierno son
criaturas libres, responsables, pecadoras que han empleado mal el tiempo de
prueba que se les ha concedido, y han rechazado la gracia que Dios les ofreció.
El grado de los tormentos de cada uno será medido según el grado de la culpa (Mateo
10:15; 23:14; Lucas 12:47, 48). Este castigo será eterno, como lo será también
la felicidad en el cielo (Mateo 25:46)”. [15]
7. Creemos que la salvación es por medio de la
fe en Jesucristo aparte de obras
Los Testigos de
Jehová creen que Cristo es el rescate del pecado, pero que la fe en Él es
solamente el primer paso hacia la salvación misma. Se salva una persona
reconociendo las doctrinas de los Testigos de Jehová, llevando una vida moral y
participando de la divulgación de sus doctrinas. Pero la Palabra de Dios dice:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12). “Vosotros sois completos
en él” (Colosenses 2:10).” Ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús” (Romanos 8:1).
8. Creemos que no
hay una segunda oportunidad para ser salvo después de la muerte
“Está establecido
para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos9:27).
Rechazamos la enseñanza de que los inconversos serán resucitados antes del
milenio y tendrán cien años para aceptar la doctrina de los Testigos de Jehová,
pues los pecadores serán resucitados después del milenio (Apocalipsis 20:5), y
serán juzgados inmediatamente
(20:11-15).
9. Creemos que todos los creyentes serán
resucitados corporalmente y no serán divididos en dos grupos
Los dos grupos
según los Testigos de Jehová son: “la manada pequeña” (144.000, o la iglesia de
seres espirituales), y “la gran multitud”,
o “las otras ovejas”, que serán resucitados corporalmente y se
reproducirán en la tierra, durante toda la eternidad.
La iglesia del
Señor consiste de todos “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser
santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Corintios 1:2).
10. Creemos que Dios ha establecido a las autoridades
superiores
“No hay autoridad
sino de parte de Dios, y las que las hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos
13:1-7). Debemos someternos a las autoridades “por causa de la consciencia”
(13:5). Recibimos los beneficios del Estado y nos corresponde cumplir con
nuestros deberes civiles. Pero también debemos obedecer a Dios antes que a las
autoridades (Hechos 4:19) cuando haya razón para ello: cuando la fe y nuestro
testimonio cristiano esté en juego.
11. Creemos que los Testigos de Jehová están
perdidos, pues niegan la deidad de Jesucristo
“Si confesares con
tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). “Todo aquel que niega al Hijo,
tampoco tiene al Padre” (1 Juan. 2:23).
Las Creencias de los Testigos de Jehová Expuestas y Refutadas aquí.
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NOTAS
1.
Wilton M. Nelson, Los Testigos de Jehová, quiénes son y lo que
creen, pág. 15.
2. W. M., The kingdom of the cults, pág. 38.
3.
Watchtower, 15 de noviembre de 1910, citado en nota 1, págs. 16-17.
4. Herbert Stroup, The
Jehova’s Witnesses, citado en nota 1, pág. 30.
5. Citado en nota 1,
pág. 30.
6.
Josh McDowell y Don Stewart, Estudio de
las sectas, pág. 45.
7.
El reino está cerca, pág. 507.
8.
La verdad os hará libres, pág. 47.
9.
El reino está cerca, págs. 46, 47,
49.
10.
Russel, Estudios en las Escrituras II,
págs.. 129-130.
11.
Citado en nota 1, pág. 107.
12.
Josh McDowell, Estudio de las sectas,
pág. 46.
13.
Citado en nota 1, pág. 80.
14.
Traducción del nuevo mundo de las Santas Escrituras, pág. 1445.
15.
Diccionario ilustrado de la Biblia, Wilton Nelson, pág. 299.