Las enfermedades psicosomáticas son una realidad. El poder de la psique (mente/alma) sobre el soma (cuerpo) puede hacer que desarrollemos una dolencia física a causa de un estado mental errático, inestable.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 90 % de las enfermedades tienen un principio psicosomático.
Los problemas psicológicos (mente/alma) provocan enfermedades físicas, y las enfermedades físicas provocan problemas psicológicos. Así que esta condición circular fácilmente puede convertirse en un problema crónico de salud.
Las enfermedades físicas más comunes son ocasionadas por el estrés, la ansiedad y la depresión entre otras. Se dice que el estrés es exceso de presente, la ansiedad exceso de futuro y la depresión exceso de pasado.
La personalidad es la forma que tenemos las personas de pensar, interpretar el mundo y actuar. El carácter es la forma en que nos desenvolvemos en el día a día, producto de atributos propios o heredados. El temperamento, es la reacción emocional ante los estímulos. Personalidad, carácter y temperamento también han sido vinculados a las enfermedades psicosomáticas.
Quizás te ha pasado que acudes al médico con síntomas de lo que crees es una enfermedad física y al no encontrar la causa, el médico te diagnostica que es un “problema nervioso”. Probablemente te recete ansiolíticos, pastillas para dormir y relajantes. O te envíe al psiquiatra, para él haga lo mismo.
Hay problemas psicológicos (mente/alma) que vienen desde la niñez, y otros que son producto del ritmo de vida acelerado que llevamos hoy en día. La ansiedad, el estrés y la depresión debilitan nuestro sistema inmunológico.
Algunas estadísticas dicen que el 70% de las afecciones son por causas naturales, tales como la contaminación, la humedad, el frío, el calor, alérgenos y otros. 5% se deben a enfermedades físicas, y 25% a causas psicosomáticas.
A diferencia de lo que los psicólogos, psiquiatras, neurólogos y terapistas similares dicen, la palabra griega con que la Biblia llama al alma humana es psique [psyché/psique]. Por lo tanto, las enfermedades sicosomáticas son, según la Biblia, enfermedades del alma: y nadie sabe más del alma humana que su Creador. La psicología. la psiquiatría, la neurología y otras terapias asociadas son inútiles e impotentes para tratar los problemas del alma humana. Sólo la Palabra de Dios tiene la respuesta y la solución.
¿Cómo enfrentar las enfermedades psicosomáticas?
“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Pr 15:13).
“El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Pr 17:22).
“El ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?” (Pr 18:14).
La Palabra de Dios y la oración, acompañada por la fe, son el ÚNICO remedio para combatir real y efectivamente una enfermedad psicosomática.
Recuerda que Dios es soberano sobre nuestros pensamientos y emociones (mente y alma). Lo primero que nos pide es que renovemos nuestro entendimiento, para que comprobemos cuál es su buena voluntad, agradable y perfecta (Ro 12:2).
Nuestra mente [alma, psique] es moldeable más allá de la infancia. La plasticidad mental se refiere a la capacidad de la mente para adaptarse y cambiar como resultado de la conducta y la experiencia. Dios te pide, no solo que cambies tu forma de pensar, sino que te guardes del error.
Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; Porque de él mana la vida (Pr 4:23). El corazón es engañoso y perverso (Jer 17:9), y de él salen todas las maldades que arruinan nuestra vida espiritual y nos contaminan (Mr 7:21-23) y nos provocan todo tipo de problemas que el MUNDO llama emocionales, psicológicos o psiquiátricos.
Debemos combatirlos usando 2 Corintios 10:5: “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
Aprende a controlar tu mente. Allí es donde se libran las batallas entre el bien y el mal.
“Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Ro 7:22-23).
Si el estrés, la ansiedad y la depresión están relacionados con el exceso de presente, futuro y pasado respectivamente, se pueden combatir con un versículo poderoso de la Biblia: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt 6:34).
Las enfermedades psicosomáticas a menudo están relacionadas con la falta de perdón (que es pecado) y con el resentimiento hacia otra persona (que también es pecado). Esta claramente es la condición de La Mujer Rencillosa, y la del deudor que no perdonó a su consiervo (Mt 18:23-35). Nótese como el Señor castiga al siervo malvado entregándolo a los “verdugos” (Mt 18:34). “Verdugos” se traduce mejor en otras versiones como torturadores. Es decir, el culpable es entregado al tormento de una consciencia sin compasión, entre otros castigos. Algo que el Señor también describe como “el gusano de ellos no muere” (Mr 9:44).
Vive cada día a la vez, en oración de arrepentimiento ante el Señor. Este mensaje de fe lo encontramos en toda la palabra de Dios. Estamos hablando de la fe objetiva a la luz de la revelación de Dios, el conocimiento y la práctica del Evangelio. Nada emocional o sentimental (la carne) aquí. Leamos Romanos 8:5-6:
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”.
Debes poner tu confianza en Dios y a la vez tenerle un temor reverente.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos” (Pr 3:5-8).
Este es un temor positivo que te trae bendiciones.
También existe el temor negativo ante las vicisitudes de la vida. Como persona, puedes sentir temor, pero no ser presa de él. Esto último ofende a Dios porque es falta de fe en su palabra. “Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza” (2 Ti 1:7).
Ten presente que el peso del pecado es el aspecto principal a considerar en el tema de enfermedades psicosomáticas. Dios te manda a arrepentirte y pedir perdón de tus pecados. Confesarlos tiene el beneficio de actuar como catarsis, que implica limpieza y liberación. No confesarlos te aleja de Dios y te produce una carga angustiosa (Sal 38:4-7;32:3-5).
“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Co 7:10).
La respuesta de cada persona a los sentimientos de culpa es diferente. El sentimiento puede provenir de Dios o del enemigo. Incluso, se puede llegar a extremos como la ausencia de cualquier sentimiento de culpa.
Sí, la Biblia es clara al respecto. La falta de perdón provoca trastornos físicos y mentales, psicosomáticos, tales como la depresión y la ansiedad (los “torturadores” de Mateo 18:34). Aumenta la presión cardíaca y la posibilidad de padecer enfermedades coronarias y muchas otras cosas más. Hasta William Shakespeare escribió: “La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro”. Lo mismo se aplica a la falta de perdón. Cristo pagó por el perdón de nuestros pecados (Ro 5:8). Seremos perdonados cuando perdonemos a quienes nos han herido (Lc 6:37).
Dios les advirtió a los israelitas acerca de las consecuencias de su desobediencia. Entre ellas, terribles afecciones en los pensamientos y emociones: “Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma” (Dt 28:65). Nótese que el pasaje inequívocamente revela que Dios les daría enfermedades psicosomáticas a los israelitas que pecaran contra Él. Las enfermedades psicosomáticas también pueden ser consecuencia del castigo de Dios.
Debes considerar que el sufrimiento es parte de esta vida, seas creyente o no.
Juan 16:33. “Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mundo”.
El sufrimiento no solamente esta relacionado con el castigo a las malas acciones. Puede tener el propósito de disciplinarte para que crezcas y alcances la salvación. Cuando estés en estos procesos no tengas miedo. “Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides” (Dt 31:8). “Esfuérzate y se valiente, no desmayes. Dios estará contigo donde quera que vayas” (Jos 1:9). Dios te proveerá siempre comida, bebida y abrigo (Mt 6:25-26). Y no te dejará ser tentado más allá de lo que puedas resistir (1 Co 10:13).
Como dijimos al principio, la Palabra de Dios y la oración, acompañada por la fe y las obras rectificadoras, son el ÚNICO remedio para las enfermedades psicosomáticas. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil 4:6-7). “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Ro 8:28).
Sólo la Palabra de Dios y la oración pueden liberarte de cualquier situación emocional, mental, psicosomática en la que puedas estar atrapado(a).
Sólo el Señor Jesús es el Médico del alma:
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lc 4:18).
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