En Isaías 22, el profeta advierte al pueblo de Jerusalén que su naturaleza hipócrita será su ruina. Cuando el Señor hizo un llamado a llorar y lamentarse por la inminente invasión, en cambio la gente dijo con ligereza: “Comamos y bebamos. . . porque mañana moriremos” (Is. 22:13). La respuesta de Dios a su desobediencia fue proclamar: “Este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos” (Is. 22:14).
Algunos suponen que Eclesiastés 8 apoya el concepto de comer, beber y divertirse. El versículo 15 dice: “Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol” (Ec. 8:15). ¿Está Salomón, el autor, abogando por un estilo de vida hedonista aquí? No, es importante mantener el versículo en contexto. Sólo unas pocas frases antes, Salomón había promovido la justicia y advirtió contra la maldad: “Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios” (Ec. 8:12-13). Entonces, la reverencia a Dios es mejor que el pecado. Luego, en el versículo 14, Salomón nota que en este mundo los justos a menudo son maltratados y castigados como si fueran inicuos. Esto es “vanidad” (un evento fortuito sin significado ni justificación ni trascendencia, el azar mismo) y la respuesta de Salomón es básicamente decir: “Deberíamos estar agradecidos por nuestra suerte en la vida, sea la que sea. Debemos comer nuestra comida, beber nuestro vino y ser felices”. De ninguna manera este versículo promueve la glotonería, la embriaguez o la vida de fiesta. Más bien, Salomón está defendiendo el mismo principio que Pablo establece en 1 Timoteo 6:8: “Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”.
El Señor Jesús comparte la parábola del rico necio en Lucas 12:13-21, en la que un hombre exitoso tiene más cosechas de las que puede administrar. El hombre decide derribar sus graneros y construir otros más grandes, diciéndose a sí mismo: “Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años; relájate, come, bebe, diviértete” (Lc. 12:19). El rico insensato parece estar citando Eclesiastés 8:15, pero lo distorsiona para ocultar su actitud despreocupada y egoísta. Dios desaprueba la miopía espiritual del rico, y el hombre muere esa misma noche, dejando atrás todas sus riquezas. El Señor Jesús explica que el que hace un tesoro para sí mismo no es rico a los ojos de Dios (Lc. 12:20-21; véase también Mt. 6:19-21).
En 1 Corintios 15:12, el apóstol Pablo se dirige a aquellos que no creen en la resurrección de los muertos cuando Cristo regrese. Pablo los reprende, ya que, si no hay vida después de la muerte, también podemos vivir de acuerdo con “Comamos y bebamos, que mañana moriremos” (1 Co. 15:32).
En su origen, la filosofía de “Comamos y bebamos, que mañana moriremos” es una expresión de desesperanza. Si este mundo es todo lo que hay, “somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (1 Co. 15:19). Pablo le dirige duras palabras a aquellos que niegan la resurrección de los muertos: “Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo” (1 Co. 15:34; Ef 5:14).
“Comamos y bebamos, que mañana moriremos”, es decir, vivir la vida sólo por el placer de uno mismo, va en contra de la mentalidad bíblica de “consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Ro. 6:11). El Señor ha llamado a los creyentes a vivir una vida santa, no feliz, no prospera ni entretenida (1 P. 1:16). Pero no podemos ser santos sin la ayuda y la guía del Espíritu Santo. Una vida piadosa requiere la elección de seguir la voluntad de Dios y dejar atrás nuestros viejos caminos de búsqueda de placeres egoístas (Ro. 12:1-2).
El concepto de disfrutar la vida terrenal tanto como sea posible porque no hay nada después de la muerte, no es bíblico. La Biblia es clara en que hay una existencia espiritual eterna después de la muerte corporal, y que esta existencia incluye el juicio para todos (He. 9:27). Aquellos que han sido justificados por la fe en Cristo y permanecen en Él en el presente y hasta el fin (Jn. 15:4-7; Mt. 24:13) experimentarán la vida eterna en el cielo, pero aquellos que rechacen a Cristo como Salvador serán enviados al castigo eterno en el infierno (Mt. 25:46).
Si bien puede no ser bíblico vivir por placer, vivir una vida de gozo para el Señor es ciertamente bíblico. El Señor Jesús enseña que permanecer en Él y obedecerle nos traerá gozo en la vida: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Jn. 15: 9-11).
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