Saturday, November 22, 2025

EL VIENTO DEL NORTE




“El viento del norte ahuyenta la lluvia, Y el rostro airado la lengua detractora” (Pr 25:23).

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El rostro airado es útil cuando alguien difama a una persona que no está presente. ¡Indígnate! Dile al maldiciente que se calle. Dile al difamador que se dirija directamente al aludido. Dile que si no puede decir algo bueno de alguien que está ausente, que mejor no diga nada.

La lengua detractora es un eufemismo para la murmuración, que es denigrar, calumniar o hablar mal de una persona que no está presente. Dios odia este pecado, y lo condena en varios lugares de la Escritura (Sal 15:3; Ro 1:30; 2 Co 12:20). A menudo se lo identifica por los pecados similares de chismear y mentir (Pr 6:19; 10:18; 11:13; 16:28; 17:9; 18:8; 20:19; 26:20-22 ; Lv 19:16; Sal 50:20; Ro 1:29; 2 Co 12:20).

Los necios e impíos critican a los demás cuando no están presentes para exaltarse a sí mismos. Si pueden destruir el carácter o la reputación de alguien más, piensan que ellos lucirán mejor y eso reducirá su competencia, aunque esto solo sucede en su perversa imaginación. Debes hacer grandes esfuerzos para proteger y defender a cualquiera que no esté presente, tal como esperas que alguien te proteja a ti cuando estas ausente de una conversación sobre tu persona.

El de lengua detractora habla de otro a sus espaldas, lo que daña su reputación. No se justifican las imputaciones si los hechos revelados son ciertos, pues la verdad también puede dañar la reputación, que es la esencia del pecado mencionado aquí. Los pecados del pasado de cada persona deben permanecer enterrados a menos que sea absolutamente necesario exhumarlos (Pr 10:12; 16:28; 17:9). Debes proteger y mejorar la reputación de todos en la medida de lo posible. 

Los justos no permitirán chismes en su presencia. Odian el pecado en sí mismos y lo odian en los demás. Deben corregir las malas acciones y quieren proteger la reputación de todas las personas. Si escuchan calumnias, las acallarán con una mirada airada de desaprobación, porque es deber de los justos advertir a los ociosos (1 Ts 5:14). Si el culpable está bajo su autoridad, lo regañarán o lo echarán fuera de su presencia (Sal 101:4-6).

No todas las acusaciones o relatos de hechos sobre otros son murmuraciones. Informar a las autoridades en aras de la verdad, exponer a los individuos peligrosos, proteger a los inocentes, ayudar a una víctima, registrar correctamente la historia, utilizar ejemplos ilustrativos prudentes o testificar en los tribunales, son acciones que justifican sacar a la luz las faltas de alguien (Lv 5:1; Dt 13: 12-18; Mt 18:16; Hch 15:36-41; 1 Co 1:11; Gl 2:11; 1 Ti 1:20; 2 Ti 4:10,14; 3 Jn 1:9).

Salomón conocía el clima (Ec 1:5-7), y sabía que el viento del norte ahuyenta la lluvia en Israel. Eliú dice en el libro de Job: “Buen tiempo viene del norte” (Job 37:22). En Israel, el viento del norte es fresco y agradable, el viento del sur cálido, el del oeste húmedo y el del este seco.

Varios comentaristas pervierten estas palabras de Dios, al igual que la serpiente en Edén, al hacer que la primera cláusula diga: “El viento del norte trae lluvia”. Pero incluso un niño puede saber que están equivocados, por una simple comparación con el paralelismo de la segunda cláusula. ¿El semblante airado produce murmuraciones o las aleja? Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso (Ro 3:4).

Si los sabios y los justos cumplieran la regla de este proverbio, habría menos maledicencia y calumnias contra las reputaciones de las personas. Los justos tendrían nombres inmaculados, y las malas personas serían expuestas como sus evidentes inferiores. Todo justo se asegurará de tener un efecto preservador en este mundo al acabar con las lenguas detractoras en su esfera de influencia.

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PEOPLE NEED THE LORD (with Lyrics)

 


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Friday, November 21, 2025

ASCUAS DE FUEGO SOBRE SU CABEZA



“Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará” (Pr 25:22).

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Hacer el bien a los enemigos personales es justo y sabio (Pr 25:21). Demuestra que eres un hijo de Dios, porque imitas Su bondad universal, incluso con aquellos que te odian y te maltratan. Es la mejor manera de tratar a los enemigos porque, o derrite su odio, o endurece su maldad. Pero cualquiera que sea su respuesta a tu bondad, el Señor te bendecirá por tus buenas obras.

La ley de Dios a Israel por medio de Moisés incluía la bondad hacia los enemigos personales (Ex 23:4-5). Pero los fariseos, pertinazmente malvados en sus corazones depravados, enseñaban lo contrario. Enseñaban que los hombres debían amar a sus amigos, y odiar a sus enemigos (Mt 5:43). Pero el Señor Jesucristo desafió su pensamiento egoísta y enseñó la piedad perfecta.

Él dijo: 

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mt 5:44). 

Dios muestra diariamente bondad natural a Sus enemigos, por lo que tales acciones prueban que somos hijos de Dios (Mt 5:45). Amar solo a tus amigos no es prueba de nada, pues todos los pecadores hacen lo mismo (Mt 5:46-47). Los justos amarán a sus enemigos también (Mt 5:48).

Cuando los hombres naturales, con el corazón malvado heredado de Adán, tienen enemigos personales, piensan en la venganza. Pero Dios condena tales pensamientos (Ro 12:17-19; 1 Ts 5:15). Él te ordena que trates bien a tus enemigos (Lv 19:18; Ro 12:20-21). Este siempre ha sido el carácter de los justos (Job 31:29-30; Sal 35:11-14). El buen samaritano mostró gran bondad hacia un enemigo racial y religioso: un judío (Lc 10:25-37; Jn 4:9; 8:48).

Dos cosas suceden de tan noble acción a tu enemigo. Primero, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza (Pr 25:22; Ro 12:20). Esta metáfora se refiere a la antigua práctica de fundir minerales para obtener metales preciosos. La aplicación de calor al mineral hace que los metales deseados se derritan y se separen de la escoria. Si bien el metal precioso siempre se pone sobre el fuego para separarlo de la escoria, a veces se vierten carbones ardientes sobre el metal para aumentar aún más el calor.

La bondad genuina y sincera, antinatural e inesperada, puede derretir a un enemigo personal (Pr 15:1). Puede sacar a la superficie el metal precioso de la culpa, la vergüenza y el arrepentimiento. Puede hacer que reconsidere el duro trato que te ha dado, sienta los dolores ardientes del remordimiento y pida perdón. La bondad de David hacia Saúl derritió su duro corazón en dos ocasiones (1 S 24:1-22; 26:1-25), y la alabanza de Gedeón a Efraín calmó su ira (Jue 8:1-3).

La misericordiosa bondad hacia un enemigo también puede endurecer su corazón en la maldad. El fuego de la fundición a menudo revela la ausencia total de metales preciosos. Así como en algunos casos el calor intenso puede endurecer en vez de quemar la escoria, así la gentil benevolencia de los justos puede endurecer a los impíos. Las palabras llenas de gracia del Señor Jesús no derritieron los corazones en Nazaret (Lc 4:16-30), y la restauración de una oreja en Getsemaní no detuvo los malvados planes de los judíos (Lc 22:51).

Ya sea que las brasas derritan el corazón del opresor o lo endurezcan en el mal, el Señor recompensará al justo que trata a sus enemigos personales con bondad. El bendito Dios envía Su sol y lluvia tanto a Sus amigos como a Sus enemigos, y se complace cuando Sus hijos hacen lo mismo. Aunque la persecución de un enemigo sea dolorosa, Dios te bendecirá si actúas como Él desea que lo hagas, porque harás que Su nombre sea glorificado.

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Thursday, November 20, 2025

AMIGO, ¿A QUÉ VIENES?




“Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua” (Pr 25:21).

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Pónganse de pie todos los hijos de Dios. Ésta es la prueba. ¿Amas a tus enemigos? ¿Tratas bien a tus enemigos cuando están en necesidad? Tu naturaleza pecaminosa se rebela ante tales pensamientos altruistas, pero la sabiduría del cielo enseña mejor. Que los verdaderos hijos de Dios se pongan de pie.

¡Qué alto y noble estándar presenta Salomón aquí! ¿Qué religión pagana o libro sagrado puede igualar esta definición de la caridad cristiana? El hombre natural quiere limitar el amor a aquellos que lo aman y limitar el servicio a aquellos que le devolverán el favor (Lc 6:32-34). Los fariseos pervirtieron la palabra de Dios y enseñaron que debes odiar a tus enemigos (Mt 5:43).

El Señor Jesús repitió este santo proverbio cuando dijo: 

“Amad a vuestros enemigos” (Mt 5:44; Lc 6:27,35). 

Reprendió tu instinto natural y enseñó que Dios envía la lluvia y el sol tanto a Sus enemigos como a Sus amigos (Mt 5:43-48). Para que seas como tu Padre Celestial, debes hacer lo mismo. Debes amar a tus enemigos tratándolos bien. Pablo también enseñó lo mismo (Ro 12:17-21).

Muchos piensan que el Señor Jesús enseñó un nuevo tipo de justicia, pero Salomón enseñó la misma verdad 900 años antes en este proverbio. Moisés la enseñó 1500 años antes (Ex 23:4-5). Se equivocan los que piensan que el Señor Jesús predicó un nuevo evangelio de amor: La sabiduría y la piedad no cambian. Dios y Sus hijos siempre trataron bien a los enemigos. El “nuevo mandamiento” del amor es nuevo sólo en su énfasis  (Jn 13:34-35; 1 Jn 2:7-11).

Estos no son enemigos nacionales o civiles. Bajo el Antiguo Testamento, los enemigos nacionales de Israel debían ser exterminados. Según el Nuevo Testamento, las naciones deben protegerse a sí mismas contra sus enemigos (Lc 3:14; Ro 13:4-5). Los gobiernos civiles aún hacen la guerra para proteger a sus ciudadanos, y aún se ejecutan a los criminales capitales según las leyes civiles.

La regla no modifica en nada la autoridad ni las penas civiles. Los padres todavía disciplinan a sus hijos sin tener en cuenta este proverbio, porque no se aplica a ellos. Las iglesias todavía disciplinan a los miembros sin tener en cuenta este proverbio, porque tampoco se aplica a ellas. El objetivo del proverbio es cómo cada hombre trata a sus propios enemigos personales por sus ofensas.

El mandamiento de amar a tu prójimo incluye a tus enemigos. El Señor dijo que toda la ley depende de los dos primeros y más grandes mandamientos (Mt 22:40). Y cuando se le pidió que definiera al prójimo de un hombre, el Señor habló del buen samaritano que ayudó al judío herido, lo cual fue una respuesta profunda, porque los judíos y los samaritanos eran enemigos (Lc 10:25-37; Jn 4:9).

¿Permite Dios rencores y amarguras en tu corazón, cuando no puedes tocar a tus enemigos por las circunstancias? ¡De ninguna manera! (Lv 19:18; Stg 5:9) Salomón incluso enseñó en otra parte que no debes regocijarte cuando tus enemigos personales experimenten problemas (Pr 24:17). Su padre, David, había practicado bien esta regla (Sal 35:11-16). ¿Te entristeces cuando tus enemigos están atribulados? ¿Te regocijas cuando tus enemigos son bendecidos?

¿Es la lección una mera prohibición de represalias hacia los enemigos? ¿Es simplemente un recordatorio para desear el bien de tus enemigos? ¡No, en ambos casos! Va más allá: Enseña un desempeño activo. Orar por un enemigo es una cosa; darle lo que necesita es otra.

¿Cómo puedes poner en práctica tal enseñanza? La lección es gloriosamente noble y benevolente, pero ¿quién puede cambiar la sed de venganza en su corazón para alimentar a su enemigo? ¡También podrías intentar crear una nueva tierra! El Señor te responde:

“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Co 12:9).

La “gracia” de Dios es Su fuerza, Su poder que nos capacita para hacer Su voluntad.

¿Por qué deberías hacer algo tan extraño a tus instintos naturales? Porque eres un hijo del Padre que está en los cielos (Mt 5:43-48); para derretir o entristecer el corazón de tu enemigo con tu bondad (Pr 25:22; Ro 12:20); para vencer su mal con el bien del Espíritu Santo (Ro 12:21), y para asegurarte la recompensa del Señor (Pr 25:22) ¿Qué más podrías desear? La bendición de Dios está sobre los que devuelven bendición por insultos (1 P 3:8-11).

¿Puedes estar agradecido por tus enemigos? Si no tuvieras enemigos, ¿cómo podrías mostrar el carácter y la gracia de Dios Todopoderoso y ganar las bendiciones del párrafo anterior? Pablo aprendió esta lección y se complació en los reproches y persecuciones que soportó y venció por la gracia de Dios (2 Co 12:10).

Sin alguien que te maltrate, por ejemplo un jefe o patrón, no puedes mostrarle a Dios ninguna lealtad o servicio que merezca alabanza (1 P 2:18-23). La perversidad de tu enemigo es tu bendición, porque te da la oportunidad de acercarte al Señor Jesús y al cielo.

Examínate a ti mismo e identifica a aquellos que son tus enemigos personales: aquellos que te odian, te tratan con desprecio, te maldicen o te persiguen. Perdónalos, ora por ellos, proponte y planifica ir en su ayuda en algún área de necesidad. Puedes hacerlo con Su gracia.

Escucha al Señor decir: “Amigo, ¿a qué vienes?” al enemigo que lo había traicionado por unas pocas piezas de plata (Mt 26:50). Jesús buscó además el perdón de los soldados que lo crucificaron (Lc 23:34), y el diácono Esteban siguió el ejemplo de su Señor al orar por los que lo apedrearon hasta la muerte (Hch 7:60). ¿Quieres ser como ellos?

Pero el Señor hizo mucho más que estos actos de bondad sobrenatural: Murió por los pecadores cuando aun eran Sus enemigos declarados (Ro 5:6-10). Si tú eres, en verdad, hijo de Dios, proponte seguir el ejemplo de tu Maestro y demuéstralo amando activamente a tus enemigos.

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Wednesday, November 19, 2025

QUIETLY DISAPPEAR

 


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LO QUE HA SIDO, SERÁ

 



“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol” (Ec 1:9).

El estilo de la imagen se asemeja al arte digital para representar un tema cíclico, sugiriendo la repetición de eventos. Al ambientar la escena bajo un sol cálido y radiante, que simboliza la constancia en el ciclo de la vida, se destaca que Eclesiastés 1:9 habla del origen y el fin de la creación de Dios en un proverbio que se ha convertido en un refrán común: 

“Nada hay nuevo debajo del sol”

Una queja cansada contra la monotonía de la vida. Cuando Salomón escribió la oración, él estaba enfatizando la naturaleza del ciclo de la vida humana en la tierra y el vacío de vivir solo para esta “carrera de ratas” que llamamos vida.

Salomón usa la frase “debajo del sol” 26 veces en Eclesiastés (RV1960), y no se usa así en ninguna otra parte de las Escrituras. 

El significado que le da Salomón en el Eclesiastés es que lo que sucede “debajo del sol” en una vida separada de Dios es universal—la perspectiva en Eclesiastés es una perspectiva terrenal.

Decir que no hay nada nuevo debajo el sol significa que realmente no hay nada nuevo en el mundo. Toda la actividad de un hombre durante su vida se pierde en el gran esquema de las cosas y pronto será olvidada (Ec 1:11).

Al decir que no hay nada nuevo debajo el sol Salomón ignora los inventos y los avances de la tecnología creados por el ser humano, porque estas innovaciones no suponen ningún cambio básico en la esencia de la naturaleza como Dios la creó. De parte del Señor, Salomón está hablando principalmente del corazón del ser humano y de Su creación natural. 

En la época de Salomón, ocurrieron muchos avances en la sociedad, de todo tipo; pero desde la perspectiva eterna de la vida, la creación de Dios y la naturaleza humana ha seguido y seguirán siendo siempre las mismas.

El contexto de Eclesiastés 1 trata del funcionamiento de la tierra. El sol (Ec 1:5), el viento (Ec 1:6) y el agua (Ec 1:7) siguen operando bajo las mismas leyes naturales, tal como Dios las determinó desde el principio. A pesar de los esfuerzos humanos (Ec 1:2), el mundo y la naturaleza humana, siguen igual. 

Parte de la frustración de Salomón la expresa en esta observación: 

 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después  (Ec 1:11). 

La gente tiende a olvidar el pasado y a repetir sus errores en el presente y en el futuro.

El hecho de que no haya nada nuevo debajo el sol, ¿significa que las personas no deben intentar superarse a sí mismas, mejorar la vida de los demás o mejorar el mundo que los rodea? Hay que leer todo el libro del Eclesiastés antes de sacar conclusiones precipitadas. Al final, Salomón escribe esto: 

 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala  (Ec 12:13-14)

En otras palabras, la vida implica algo más que lo que ocurre debajo el sol. Vivir para Dios y Su gloria es la meta de la vida. Aquellos que no buscan esta meta serán desechados de Su presencia para siempre. Incluso nuestras buenas acciones que han pasado desapercibidas en esta vida son vistas por Dios y serán recompensadas en el futuro. Este conocimiento debería resultar en una vida dedicada a Dios, con un profundo amor por Él y el deseo de hacer una diferencia eterna en las vidas de nuestros semejantes.

Jeremías 29:11 dice:

 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis (Jer 29:11). 

La Gran Comisión también da una misión específica para la vida cristiana: 

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado (Mt 28:19-20). 

La vida cristiana no es sin sentido. No hay nada nuevo debajo el sol, pero el Señor Jesús promete hacer nuevas todas las cosas (Ap 21:5).

Eclesiastés fue escrito como un ejercicio de introspección y para transmitir sabiduría al pueblo de Dios a través de los siglos. Si se asume que las palabras son de Salomón, probablemente fueron escritas hacia el final de su reinado. En este libro, Salomón adopta el papel de maestro o predicador (heb., eclesiastés) que se dirige a sus discípulos. Busca ofrecer dichos sabios que los lectores comprendan fácilmente sin necesidad de mucha explicación adicional. El mensaje principal es que Dios es la única fuente de verdadero significado y el verdadero propósito de nuestras vidas. Esto lo descubrió el autor a través de la experiencia personal y a un alto precio. En la tradición judía, Eclesiastés se lee el día de Pentecostés.

Dadas sus descripciones de hedonismo, materialismo y frustración, Eclesiastés habría sido escrito cerca del final de la vida de Salomón.

Si bien el libro de Proverbios está pensado para ser comprendido por partes, no ocurre lo mismo con Eclesiastés. Gran parte del libro es retórico, es decir, se presenta con el fin de explorar una idea específica. Los versículos finales muestran la conclusión definitiva a la que conduce esta línea de pensamiento.

Eclesiastés consta de doce capítulos organizados en torno a la búsqueda de Salomón del verdadero sentido de la vida. Tras un breve prefacio en Eclesiastés 1:1-11, se desarrolla el experimento de Salomón, dividido en cuatro partes. El libro comienza con una introducción (Ec 1:12-18), seguida de la búsqueda de sentido a través del placer (Ec 2:1-11), de la sabiduría y la necedad (Ec 2:12-17), y del trabajo y las recompensas (Ec 2:18-6:9). Este enfoque en el trabajo constituye la sección más extensa del libro, pues trata sobre la naturaleza provisional de las recompensas del esfuerzo.

Las conclusiones de Salomón se abordan en los capítulos 6-12. En los capítulos 7-8, Salomón explica las limitaciones de la sabiduría. Temas como la prosperidad, el sufrimiento, la justicia, el mal, la sabiduría y los gobernantes tienen su lugar, pero todos ellos imponen límites al conocimiento que una persona puede tener del futuro.

En los capítulos 9-11, Salomón expresa su preocupación por la mortalidad humana. Señala que todos mueren, que desde la tumba no pueden hacer nada, que desconocen cuándo morirán y qué les depara el futuro. Esto podría conducir a la desesperación; sin embargo, Salomón señala que el propósito, el sentido y el gozo de la vida se basan en honrar a Dios y vivir para Él. Esta, en lugar del placer, el trabajo o la sabiduría, es la mejor estrategia para una vida plena (Ec 11:7-12:8). Concluye su análisis con consejos finales e información sobre sí mismo como autor (Ec 12:9-14).

Pero el libro también puede ser aplicado como una profecía particular y general. Particular porque tiene aplicación para cada creyente a nivel personal. General porque la vida humana y del mundo seguirán el mismo curso que el Creador les destinó desde el origen. Salomón también escribió:

“Gloria de Dios es encubrir un asunto; Pero honra del rey es escudriñarlo (Pr 25:2). 

Nosotros, los creyentes discípulos del Señor Jesús somos reyes y sacerdotes (Ap 1:6; 5:10). Es nuestro privilegio escudriñar el libro de Eclesiastés para ampliar su interpretación y aplicación tanto particular como general con la ayuda del resto de las Escrituras. El Señor nos ha dado gran ayuda para realizar esta tarea a través de este magistral resumen e introducción:

“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol” (Ec 1:9).

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