“El viento del norte ahuyenta la lluvia, Y el rostro airado la lengua detractora” (Pr 25:23).
El rostro airado es útil cuando alguien difama a una persona que no está presente. ¡Indígnate! Dile al maldiciente que se calle. Dile al difamador que se dirija directamente al aludido. Dile que si no puede decir algo bueno de alguien que está ausente, que mejor no diga nada.
La lengua detractora es un eufemismo para la murmuración, que es denigrar, calumniar o hablar mal de una persona que no está presente. Dios odia este pecado, y lo condena en varios lugares de la Escritura (Sal 15:3; Ro 1:30; 2 Co 12:20). A menudo se lo identifica por los pecados similares de chismear y mentir (Pr 6:19; 10:18; 11:13; 16:28; 17:9; 18:8; 20:19; 26:20-22 ; Lv 19:16; Sal 50:20; Ro 1:29; 2 Co 12:20).
Los necios e impíos critican a los demás cuando no están presentes para exaltarse a sí mismos. Si pueden destruir el carácter o la reputación de alguien más, piensan que ellos lucirán mejor y eso reducirá su competencia, aunque esto solo sucede en su perversa imaginación. Debes hacer grandes esfuerzos para proteger y defender a cualquiera que no esté presente, tal como esperas que alguien te proteja a ti cuando estas ausente de una conversación sobre tu persona.
El de lengua detractora habla de otro a sus espaldas, lo que daña su reputación. No se justifican las imputaciones si los hechos revelados son ciertos, pues la verdad también puede dañar la reputación, que es la esencia del pecado mencionado aquí. Los pecados del pasado de cada persona deben permanecer enterrados a menos que sea absolutamente necesario exhumarlos (Pr 10:12; 16:28; 17:9). Debes proteger y mejorar la reputación de todos en la medida de lo posible.
Los justos no permitirán chismes en su presencia. Odian el pecado en sí mismos y lo odian en los demás. Deben corregir las malas acciones y quieren proteger la reputación de todas las personas. Si escuchan calumnias, las acallarán con una mirada airada de desaprobación, porque es deber de los justos advertir a los ociosos (1 Ts 5:14). Si el culpable está bajo su autoridad, lo regañarán o lo echarán fuera de su presencia (Sal 101:4-6).
No todas las acusaciones o relatos de hechos sobre otros son murmuraciones. Informar a las autoridades en aras de la verdad, exponer a los individuos peligrosos, proteger a los inocentes, ayudar a una víctima, registrar correctamente la historia, utilizar ejemplos ilustrativos prudentes o testificar en los tribunales, son acciones que justifican sacar a la luz las faltas de alguien (Lv 5:1; Dt 13: 12-18; Mt 18:16; Hch 15:36-41; 1 Co 1:11; Gl 2:11; 1 Ti 1:20; 2 Ti 4:10,14; 3 Jn 1:9).
Salomón conocía el clima (Ec 1:5-7), y sabía que el viento del norte ahuyenta la lluvia en Israel. Eliú dice en el libro de Job: “Buen tiempo viene del norte” (Job 37:22). En Israel, el viento del norte es fresco y agradable, el viento del sur cálido, el del oeste húmedo y el del este seco.
Varios comentaristas pervierten estas palabras de Dios, al igual que la serpiente en Edén, al hacer que la primera cláusula diga: “El viento del norte trae lluvia”. Pero incluso un niño puede saber que están equivocados, por una simple comparación con el paralelismo de la segunda cláusula. ¿El semblante airado produce murmuraciones o las aleja? Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso (Ro 3:4).
Si los sabios y los justos cumplieran la regla de este proverbio, habría menos maledicencia y calumnias contra las reputaciones de las personas. Los justos tendrían nombres inmaculados, y las malas personas serían expuestas como sus evidentes inferiores. Todo justo se asegurará de tener un efecto preservador en este mundo al acabar con las lenguas detractoras en su esfera de influencia.
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