“También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo” (Ro 9:27)
El remanente de Israel
“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín... Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (Ro 11:1,5).
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En la Biblia, el “remanente” se refiere a un grupo de personas que quedan vivas (sobreviven) después de una catástrofe o juicio, y que se mantienen fieles al Señor. Este grupo representa la esperanza de restauración y continúa el propósito de Dios.
Dios le da un gran valor a aquellos de Su pueblo que Él ha apartado como sobrevivientes, a los que llama “remanente” en varios lugares de la Biblia.
Por ejemplo, en Isaías 10 se cuenta la historia del juicio del Señor sobre los asirios. El versículo 12 dice:
“Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos” (Is 10:12).
Continúa en los versículos 17-18:
“Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos. La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota” (Is 10:17-18).
Luego Dios relata cómo los sobrevivientes de Su pueblo volverán a Él como resultado de esta tremenda muestra de Su poder: la destrucción total de la mayor parte de Asiria:
“Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte” (Is 10:20-21).
Hay otros remanentes en la Biblia, aunque no se utilice la palabra remanente para describirlos. Noé y su familia fueron el remanente que se salvó de los millones que había en la tierra antes del diluvio (Génesis 6). Sólo Lot y sus dos hijas sobrevivieron a la destrucción de Sodoma y Gomorra, sin duda un remanente muy pequeño (Génesis 19). Cuando Elías se desesperó porque era el único que quedaba en Israel que no se había inclinado ante Baal, Dios le dijo que Él se había reservado un remanente de 7.000 personas “cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 R 19:18).
La elección soberana de Dios en cuanto a quiénes van a conformar Su remanente también se puede ver en el Nuevo Testamento:
“También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo; porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud” (Ro 9:27-28).
Esto implica que un gran número de israelitas será desechado: perecerá bajo el juicio de Dios.
Si sólo un remanente va a ser salvo, muchos se perderán, y éste es precisamente el punto que Pablo está tratando de establecer en este pasaje (Ro 9:27-28).
Mientras que la palabra remanente significa literalmente “los que quedaron”, particularmente los que quedaron después de una batalla, juicio divino o una gran calamidad, en este versículo significa “una pequeña parte o porción”. De la gran multitud de israelitas, quedarán tan pocos como para que se pueda decir que será un mero remanente.
Por supuesto, en la actualidad el remanente más bendito es el de la verdadera Iglesia, el cuerpo de Cristo, elegido entre los millones que han vivido y muerto a lo largo de los siglos. El Señor Jesús dejó muy en claro que este remanente sería pequeño en comparación con el número de personas en la tierra a lo largo de la historia. “Muchos” tomarán el camino a la destrucción eterna, y “pocos” encontrarán el camino a la vida eterna (Mt 7:13-14).
Nosotros que creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador podemos, con gran paz, descansar en el hecho de que somos en la actualidad parte de Su “remanente”.
Por lo tanto tenemos que la palabra “remanente” se refiere a:
Sobrevivientes: Son los que quedan después de que un desastre o juicio divino ha afectado a otros.
Fieles a Dios: A pesar de las dificultades, este grupo permanece leal a los mandamientos del Señor y a su propósito.
Portadores de esperanza: Representan la esperanza de restauración, ya sea de regreso a Dios o de reconstrucción de un nuevo orden.
Con este trasfondo del término “remanente” podemos considerar mucho mejor las palabras de Pablo cuando habla del futuro arrebatamiento/rapto de los creyentes:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Ts 4:13-18).
Nótese que el apóstol asegura por inspiración divina que cuando el Señor venga por segunda vez “los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Ts 4:16).
Una vez que el Señor haya efectuado la primera resurrección, ejecutará el arrebatamiento/rapto de “los que hayamos quedado” (1 Ts 4:17).
Esta frase: “los que hayamos quedado” (1 Ts 4:17), expresa exactamente la idea de un remanente. Y ya hemos visto lo que la palabra significa tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos. Un remanente es un grupo ínfimo (en comparación con el total) de sobrevivientes, de fieles, de portadores de esperanza de continuación.
En la cristiandad evangélica hoy en día se enseña que el arrebatamiento/rapto de los creyentes será un evento que incluirá a TODOS los creyentes, y que incluso será pre-tribulacional. Pero ni el Señor Jesús ni los apóstoles enseñan tal cosa en el Nuevo Testamento.
Vemos esta importante enseñanza en nuestro artículo:
LOS ÚLTIMOS TIEMPOS EN ORDEN CRONOLÓGICO.
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