Monday, November 24, 2025

ISRAEL DE DIOS




Mejor es estar en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa” (Pr 25:24).

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La soledad de la soltería es mejor que estar casado con una mujer rencillosa. Una mujer contenciosa succiona la vida del alma del hombre, y lo deja abatido por el dolor y la tristeza. Hay pocas cosas que un hombre no pueda soportar en la vida si tiene paz en su corazón. Pero si hay algo que destruye la paz de un hombre es estar casado con una mujer rencillosa. Ella actuó amorosamente cuando estaba de novia, y hasta es probable que lo haya hecho hasta los dos primeros años de casada, pero una vez mustia su máscara, su pobre víctima se despierta en el yermo conyugal sin saber qué hacer ni a dónde ir (Pr 30:21-23).

Salomón era un hombre casado, y como tal escribió a su hijo. A menudo le advirtió sobre la mujer rencillosa y las prostitutas. Ambos tipos de mujeres destruyen a los hombres (Pr 11:22; 12:4; 14:1; 19:13; 21:9,19; 27:15-16; Pr 2:16-19; 5:3-23; 6:24-35; 7:6-27; 9:13-18; 22:14; 23:27-28; Ec 7:25-29). Dios inspiró a una reina madre para describir a la mujer virtuosa que Él desea como esposa ideal (Pr 31:1,10-31).

Salomón sabía que Dios había creado a la mujer para ser la ayuda y la compañera del hombre (Gn 2:18; 1 Co 11:3,7-9). La calamidad ocurre cuando esta criatura creada para ayudarlo y alentarlo en la vida, se convierte en su peor enemigo y pesadilla, una de la que no puede escapar. La mujer rencillosa rompe el corazón de su marido, consume su vida, confunde su alma, emponzoña a su hijo y duerme junto a él por las noches. ¡Oh, cómo añora el pobre la soledad de la soltería! Pero ya es demasiado tarde.

¿Qué es el terrado en este proverbio? Las casas de Israel aún tienen techos planos que durante gran parte del año usan como terrazas, y que pueden ser usados en las noches de verano para contemplar el cielo estrellado y pasar horas en recogimiento. Pero estos techos planos también exponen a una persona a las variaciones climáticas. El sol puede quemarte durante el día, el viento entumecerte durante el invierno, la lluvia empaparte y el frío congelarte. Pero Salomón nos dice en este proverbio que a pesar de las variaciones climáticas y los cambios de temperatura ambientales, acurrucarse en un rincón del terrado en soledad es mejor opción de vida que estar adentro de la casa con una mujer rencillosa, que discute, que reprocha. No importa cuán espaciosas y cómodas puedan ser las habitaciones de la vivienda, si las tienes que compartir con una mujer rencillosa mejor es estar a la intemperie.

¿Cómo es una mujer rencillosa? La palabra rencilla se refiere a riña, insatisfacción manifiesta, disputa y pelea, a menudo de manera persistente y generadora de tristeza. La mujer rencillosa es una mujer regañona que no puede permitir que un asunto descanse, que no puede dejar de dar sus opiniones, que no puede someterse a las decisiones de su marido sin discutir, que no puede evitar cuestionar todo lo que él hace o no hace, que no puede dejar de corregir detalles irrelevantes en el carácter o la vida de su marido.

Al describirla en otros proverbios, Salomón usó estas evocativas imágenes: iracunda (Pr 21:19), contenciosa (Pr 19:13; 21:19; 27:15) y “gotera continua en tiempo de lluvia” (Pr 19:13; 27:15). Esta mujer impía se molesta fácilmente, discute y cuestiona; murmura, tiene mejores opiniones sobre las cosas, compite con su marido, se enoja rápidamente, se pone a la defensiva con facilidad, recuerda ofensas del pasado, rara vez se disculpa, y asume perennemente un aire de víctima ante los demás.

Has oído y visto a esta mujer. Seguramente te has relacionado con una. Con suerte, en lugar de tu mujer, ella es tu prima lejana, madre, hermana, o abuela. Su mal carácter no se puede ignorar (Pr 27:15-16). Ninguna cantidad de belleza puede minimizar su entrecejo fruncido (Pr 11:22). El resto de la familia sabe que es rencillosa y que su marido es portador de una de las mayores maldiciones de la vida (Pr 30:21-23). Dios la puso en tu familia para enseñarte cómo es la mujer que nació para morir sola.

¡Soltero! No te deprimas por tu soledad. La soltería es mucho mejor que el matrimonio con la criatura insatisfecha e irritante de este proverbio. ¿Por qué muchos hombres son adictos al trabajo o están obsesionados con pasatiempos inútiles? Porque hacer cualquier cosa, en cualquier lugar, es mejor que estar en casa con la mujer rencillosa. Tu soledad no es nada comparada con el dolor de cincuenta años en el martirio marital. ¡Alégrate! Tus comidas son tranquilas, tu gastos austeros, tu hogar plácido, y tu cama solo para ti.

¡Soltero! ¿Qué puedes hacer? Pon a prueba a cualquier chica antes de pensar en el matrimonio con ella. Tu vida depende de ello. Si dudas de esta sabiduría, pasa una noche a la intemperie en tu terrado, y recuerda que eso no es tan malo como tener que vivir con una mujer rencillosa todos los días de tu vida. Examina a la madre de cada candidata al matrimonio para detectar la ponzoña de su mal carácter. Somete a prueba a cada candidata a ser tu mujer. La manifestación de su irritación ahora puede salvarte de un espíritu abatido y una vida arruinada más tarde. Pídele su opinión a hombres mayores por largo tiempo casados, porque el sentido del olfato de ellos es mejor que el tuyo.

¡Soltero! Confía en tu piadoso padre. Él ha estado casado por más tiempo del que tú has vivido. Su experiencia vale oro. Él tiene hacia ti las mejores intenciones. Piensa con una perspectiva de largo plazo. No tiene emociones involucradas que nublen su juicio. Su testosterona ha disminuido y la tuya está a niveles cegadores. La intención de tu padre es ayudarte a que te cases sabiamente, no rápidamente. Confía en tu  piadosa madre también. Ella también puede detectar señales en tu novia que podrían arruinarte la vida más tarde.

¡Soltero! No consideres a una chica para el matrimonio a menos que ella tema al Señor más que a cualquier otra cosa (Pr 31:30). El temor del Señor y un gran amor por Él son los únicos frenos lo suficientemente fuertes que pueden hacer que una mujer venza la tentación de oponerse a su marido, contienda con él, lo acose con reproches, lo regañe, lo cuestione o discuta constantemente con él.

Encuentra una mujer que tiemble ante Dios y ame al Señor Jesucristo, y lee junto con ella proverbios como este de día y de noche. ¡Sólo la misericordia del Señor, y Su gracia, te puede garantizar la felicidad conyugal!

¡Mujer soltera! Humíllate ante la sabiduría de Dios y comprométete en tu corazón a nunca ser una mujer rencillosa. Prepara tu mente y practica todos los días para ser una cristiana gozosa, una mujer cooperadora, una esposa indulgente, amable, amorosa, tranquila, pacífica y sumisa con tu marido. Odia a la mujer rencillosa de este proverbio. Odia los pecados que la hacen tan desagradable para los demás. Compadécete de las víctimas con las que ella se ha casado y ha arruinado.

¡Hombre casado! ¿Qué puedes hacer? Si te casaste neciamente y te atormenta la mujer contenciosa que duerme a tu lado, no te apresures a hacer las maletas y subir las escaleras hacia el terrado. Deja este proverbio, y los otros relacionados, en un lugar visible todo el tiempo. Enséñale tales cosas a tu mujer con ternura y cariño, ora persistentemente para que el Espíritu del Señor la convenza en su conciencia de lo imperativo que es que aprenda a negarse a sí misma. Y si, por el contrario, te casaste con una mujer amorosa, tierna y virtuosa, invítala a salir esta noche y renueva tus votos de matrimonio con ella.

¡Mujer casada! Examínate en el espejo de este proverbio y los otros relacionados. No te alejes del espejo (Stg 1:21-25). Tu opinión sobre ti misma es engañosa y equivocada. Toda mujer rencillosa se cree todo lo contrario, o que tiene toda la razón del mundo para ser como es; ¡por eso es que es insoportable! ¿Qué piensan los demás sobre ti? ¿Tienes buenas amigas? ¿Los jóvenes pretendientes que buscan a tu hija lo hacen porque esperan conseguir una mujer como tú? Deja que la verdad y la realidad de la Palabra de Dios te lleven al arrepentimiento o a la renovación de tus esfuerzos por salvar tu matrimonio.

Amigo, dale gracias a Dios por tan amoroso consejo y maravillosa sabiduría. Cada palabra de Dios es pura, y este conocimiento inspirado te puede salvar del largo y penoso dolor marital. La Biblia es tan relevante hoy como siempre lo ha sido, independientemente de lo que digan los escépticos y los enemigos de la verdad. La pregunta es si los jóvenes prestarán atención a la advertencia, si las mujeres jóvenes evitarán tal conducta y si las mujeres rencillosas rogarán a Dios y a sus maridos que las perdonen.

¿Se puede aplicar el proverbio espiritualmente? Recuerda lo que le dijo el Señor a la antigua nación de Israel, Su esposa ( Dt 7:7-9). Ahora, los creyentes en Cristo Jesús de todas las naciones somos el “Israel de Dios” (Gl 3:7, 26, 29; 4:28; 6:15-16; 1 P 2:9; Ef 2:12-13; Ro 10:12). El deseo de Dios para Israel era que fuera una nación que le señalara a las naciones del mundo el camino hacia Dios y Su promesa de un Redentor, Mesías y Salvador. El propósito principal del Señor para el “Israel de Dios” hoy es el mismo: Presentar el Mesías al mundo, plenamente cumplido en la persona del Señor Jesucristo. La capital del “Israel de Dios” es la Nueva Jerusalén, descrita como una esposa ataviada para su Marido (Ap 21:2), y el Marido es el Señor Jesucristo (Ap 21:9). Esta esposa es un reflejo de toda la gloria de su Marido (Ap 21:9-27). Si tú eres parte de esta esposa, ¿reflejas la gloria de Aquél que te escogió para pasar contigo la eternidad?

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