Wednesday, October 22, 2025

JUZGAD CON JUSTO JUICIO




 “También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno” (Pr 24:23).

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Aquí está la sabiduría claramente descrita. Las personas sabias, hombres y mujeres nobles, conocen y practican esta regla. Salomón la escribió para hacerte grande a la vista de Dios y de los hombres. ¿La considerarás, la comprenderás y la aplicarás en tu vida? El carácter y la conducta consistentes con esta regla te honrarán y te promoverán entre las personas.

Al juzgar un asunto, no consideres quién está involucrado. El amor por los amigos, o el odio o el miedo a los enemigos deben ser ignorados. La simpatía por los pobres o los ricos debe ser excluida. Esta es una regla santa del sistema de justicia de Dios, para que prevalezca la equidad y la justicia puras, y la Biblia repite la advertencia una y otra vez, porque se aplica tanto a Dios como a los hombres (Pr 18:5; 28:21; Lev 19:15; Dt 1:17; 16,19; 2 Cr 19:7; Sal 82:2-4; Stg 2:1-10; 1 P 1:17).

Los sabios no considerarán quién está involucrado al juzgar, no importa cuán querida sea la relación o cuán severa sea la tentación. No protegerán ni reivindicarán al malo, sea quien sea; lo van a castigar. Dios y los hombres aman a un hombre así de fiel. Maldecirán al que compromete la justicia y excusa o protege al infractor.

Salomón le enseñó sabiduría a su hijo, el príncipe (Pr 24:21), y le dio aquí una regla que practican los sabios. Serán escrupulosamente justos en su juicio, sin mostrar parcialidad o respeto por razón de parentesco, estado o persona. Los hombres tienden a comprometerse por amigos o torcer la justicia para obtener posibles favores, por lo que la regla es importante.

El proverbio se aplica primero al juicio civil. Los ciudadanos deben obedecer estrictamente al rey y rechazar los pensamientos de rebelión (Pr 24:21-22). Salomón enfatiza el deber de los reyes y magistrados de juzgar justamente, porque Dios ha puesto limitaciones morales a los gobernantes civiles. Pero la sabia regla también se aplica a todos los asuntos de juicio, desde el hogar hasta la oficina y la iglesia.

El error del necio es proteger a los malhechores en lugar de reprenderlos. Las consecuencias y los efectos del buen o mal juicio civil son significativos. Quien exonera al impío será maldecido y abominado, incluso por naciones enteras; pero quien que reprende al impío será el deleite de los hombres y recibirá la bendición de Dios. Aquí hay un mandamiento con recompensas prometidas, por lo que debes prestar mucha atención y practicarlo (Pr 24:24-25).

Debido a la depravación del hombre y la degeneración moral de la raza humana, hay cada vez menos juicio justo en la tierra. Los gobernantes civiles juzgan por sentimiento, para proteger a sus compinches, para castigar a los prósperos, para implementar políticas o redistribuir la riqueza, para subir socialmente, para ayudar en las elecciones, etc. ¡No te sorprendas ni te frustres! Dios ha provisto una oportunidad para que te distingas más fácilmente y por un mayor margen para que obtengas Su recompensa.

Debes ser perfectamente justo en todos los tratos. La Biblia define claramente la justicia, que rechaza el compromiso por el afecto, el honor, el sentimentalismo o la tradición. La verdad y la sabiduría de Dios deben aplicarse por igual en todos los casos. Está es la sabiduría, porque son los necios los que permiten que el miedo, el odio, el amor, el respeto o la consideración hacia ciertas personas nublen y distorsionen su juicio. El carácter débil se revela cuando una persona elige el sentimiento sobre la justicia y la verdad.

Padre, ¿estás juzgando a tu hijo, o no? ¿Proteges a otros pecadores en la familia? Si eres transigente en esta responsabilidad, sucederán dos cosas: tu familia te despreciará por tu permisividad y Dios te juzgará. Tu gran meta debe ser la justicia perfecta para ganarte el respeto de tu familia y la bendición de Dios. Si permites que el sentimentalismo nuble tu juicio, estás socavando tu futuro y el de tu familia.

Empleador o jefe, ¿eres conocido en la oficina por tu total equidad en todos tus tratos? ¿Pueden todos tus subalternos contar con que tu justicia sea completamente imparcial y equitativa? Pablo escribió: 

Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos (Col 4:1). 

Aquí hay un deber claro dado desde el cielo para que lo obedezcas. Si tus subordinados se someten con gusto a tu juicio porque confían en tu equidad, estás en camino ascendente.

Pastor, ¿estás libre de toda parcialidad en tu oficio? Pablo advierte: 

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad (1 Ti 5:21). 

¿Aplicas todo el consejo de Dios por igual a todas las personas sin discriminación? ¿Reprendes a los que están más cerca de ti en público y en privado con el mismo rigor con que reprendes a los de afuera?

Cristiano, ¿eres totalmente justo en tus opiniones y juicios de los demás? Jesús dice: 

No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio (Jn 7:24). 

¿Odias algunos pecados y a algunos pecadores más que a otros? ¿Tiene Dios el mismo sistema de valores, o te has inventado el tuyo propio? Juzga con justo juicio a cada uno: solo según los estándares de Dios (Jn 7:24). Y que tu reputación sea conocida entre todos como la de alguien que no hace acepción de personas  (Pr 18:5; Stg 2:1;2:9).

La autoridad y el juicio deben ejercerse como para el Señor, porque Él es el Juez de todos. Su voluntad con respecto a la equidad y la justicia la ha revelado claramente en la Biblia. No es la falta de comprensión lo que hace que la mayoría transija, sino más bien la falta de voluntad para permanecer firmes en las Escrituras (Sal 119:128). La influencia de la familia y los amigos y la simpatía por los pobres o los ricos corrompen el pensamiento recto.

¡Qué bendición tener al Dios de la Biblia como Juez celestial! Él es fiel y justo para perdonar los pecados confesados (1 Jn 1:9). Su Hijo es el único testigo fiel y verdadero (Ap 3:14). Su carácter y juicio son tan perfectamente justos que se le llama así: Fiel y Verdadero (Ap 19:11). 

Puedes poner tu confianza en Él. Exponte completamente a Él hoy en humilde confesión y arrepentimiento. Él será misericordioso, porque ya ha pagado un precio infinito por ti, un precio que que Él nunca olvidará ni minimizará.

Porque no hay acepción de personas con Dios (Ro 2:11), que todo pecador tema el día de Su venida. Puedes impresionar a otros, pero no lo impresionarás ni lo conmoverás a Él. Vendrá con los ángeles de Su poder en venganza y llama de fuego para destruir a todos los que le desobedecen (2 Ts 1:7-9). Este es el mensaje sobrio y temible que Pablo predicó en Atenas (Hch 17:30-31). Quien no se vuelva al Hijo en arrepentimiento recibirá el castigo completo por sus pecados: la separación eterna de Su presencia. 

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