“Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida” (Pr 24:31).
Si te gusta dormir, puede que te moleste este proverbio. Tampoco te gustará si eres de los que pospone o aplaza deliberadamente tareas y responsabilidades importantes, a pesar de saber que esto puede tener consecuencias negativas en tu vida. Si eres indisciplinado, te resentirás con este comentario. Salomón nos enseña aquí a identificar al holgazán e indisciplinado al observar la condición de sus bienes y activos.
Salomón observó “todas las obras que se hacen debajo del sol” (Ec 1:12-18). Este proverbio se centra en el holgazán, en el que le gusta dormir hasta tarde (Pr 24:30-34). Los necios y perezosos pueden tener campos y viñedos (Pr 24:30), pero los tienen en mal estado (Pr 24:31). Salomón nos enseña algo importante al considerar su condición (Pr 24:32).
Salomón observa que la pobreza y los problemas se acercan rápidamente a la vida del holgazán (Pr 24:34), a la vida del que le gusta dormir y cabecear (Pr 20:4,13; 21:17). Si el perezoso mirara hacia adelante para ver el dolor y la dificultades que se avecinan a su vida, tal vez aplicaría un poco más de energía a su trabajo hoy. Pero los necios ni miran hacia adelante ni les gusta gastar su energía.
El campo del perezoso pone en evidencia su pecado. El de este proverbio estaba cubierto de malas hierbas y su muro protector estaba derribado. El perezoso había descuidado el mantenimiento diario de su patrimonio. Los espinos, las ortigas y la cerca de piedra destruida toman tiempo en aparecer. La ruina gradual de los activos ocurre lentamente durante muchos días desperdiciados durmiendo, tomando siestas y viviendo sin propósito.
¿Qué conclusión sacaría Salomón si supiera acerca de tu diligencia, hábitos de sueño, autodisciplina e inversión de tiempo diario? ¿Qué pensaría Salomón si mirara en el maletero de tu auto? ¿Si viera tu archivo de certificados y documentos? ¿Si revisara el desorden en tu garaje, sótano o cobertizo? ¿Cuántos platos sin lavar tienes apilándose en el lavaplatos? ¿Cuál es el tiempo promedio de las sobras en tu refrigerador? ¡Salomón, ten piedad!
¿Todavía pareces un hombre diligente? ¿Qué hay de tu letra manuscrita? ¿Tu puntaje de crédito? ¿La limpieza y reparación de tus utensilios de aseo? ¿Tu ropa y tu armario? ¿Tu puntualidad? ¿Tu conocimiento del mercado laboral? ¿Tus certificaciones educativas o profesionales? ¿Tu último currículum? ¿Tu reputación con el hombre que puede promoverte? ¿Tu conocimiento del futuro de tu negocio o empleador? ¿La opinión que tienen de ti los colegas de tu profesión u oficio?
¿Cuál es la cura? Haz ahora mismo lo que ibas a hacer “después”, aunque sea muy pequeño. Unas pocas pequeñas victorias pueden ganar una guerra. Convierte en un hábito diario hacer algo más allá de lo mínimo, algo que no hiciste el año pasado para mantener tu vida, tu casa, tus efectos personales y tus actividades profesionales, en plena forma. Antes de “terminar el día”, asegúrate de hacer una cosa adicional con el fin último de reparar todas las áreas de tu vida.
¿Cómo es el campo o la viña de tus relaciones con tu prójimo? ¿Está prolijamente desmalezado con un muro de setos contra la amargura y los rencores? ¿Qué hay de tu conocimiento de la palabra de Dios: está actualizado, bien organizado, en aumento y listo para ser utilizado por aquellos que lo necesitan? ¿Qué hay de tu alma? ¿Está creciendo allí la mala hierba de los pecados no confesados? ¿Está el muro de la santidad interna evitando la impiedad? ¿Está complacido el Espíritu Santo con lo que ve? ¿O afligido?
Elige la diligencia en lugar del sueño y tomarte las cosas con calma, para deshacerte de las malas hierbas y restaurar las paredes en cada área de tu vida. La pobreza y los problemas pueden presentarse en cualquier área, así que haz un cambio hoy para protegerte. ¿Qué puedes hacer ahora mismo para proteger tu vida y tu alma eterna?
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