“Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mt 22:14).
Esta afirmación es la conclusión de la Parábola de la Fiesta de Bodas (Mt 22:1-14).
El Señor Jesús relató esta parábola para mostrar cómo será el reino de los cielos cuando llegue el fin de los tiempos.
En la parábola, el rey envía a sus siervos a reunir a los invitados a la fiesta de bodas. Pero los invitados se niegan a venir, algunos porque están muy ocupados con sus propias obligaciones mundanas, y otros porque se muestran abiertamente hostiles hacia el rey. Entonces el rey ordena a sus criados que salgan e inviten a cualquiera que encuentren, y muchos vienen y llenan el salón de bodas. Pero el rey ve a un hombre no estaba vestido de boda, y lo echa.
El Señor Jesús concluye diciendo que muchos son llamados (invitados) al reino, pero solo aquellos que han sido escogidos (elegidos) entrarán. Aquellos que intenten entra sin la cobertura de la sangre de Cristo por sus pecados están inadecuadamente vestidos y serán echados “en las tinieblas de afuera” (Mt 22:13) es decir, al infierno.
Muchas personas escuchan el llamado de Dios a través de la revelación de Sí mismo por la creación, la conciencia y la predicación de la Palabra. Pero solo pocos responderán. El Señor Jesús dijo varias veces: “El que tiene oídos para oír, oiga” (Mt 11:15; Mr 4:9; Lc 8:8, 14:35).
El punto es que todos tenemos oídos, pero solo unos pocos escuchan con sus oídos espirituales, y responden en consecuencia. No todos los que oyen el evangelio lo reciben, sino solo los pocos que tienen oídos para oír. Muchos oyen el llamado, pero o no tienen interés o tienen abierta hostilidad hacia Dios.
Muchos son llamados o invitados a entrar al reino de Dios, pero ninguno puede venir por su cuenta. Sólo los que reciben a Cristo entrarán. Aquellos que intenten entrar sin la cobertura de la sangre de Cristo por sus pecados Dios, no lo harán (Jn 6:44).
2 Corintios 5:17 dice:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Dios crea vida espiritual en los que están muertos espiritualmente. Él concede el arrepentimiento y da fe. El ser humano no puede hacer estas cosas por sí mismo para entrar en el reino de los cielos.
“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Ef 1:4-6).
La salvación es por la voluntad y el placer de Dios para Su gloria:
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero…Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí” (Jn 6:37-39, 44-45:). “ ”
Entonces, todos los escogidos (elegidos) de Dios serán salvos; escucharán y responderán porque tienen oídos espirituales para oír la verdad. El poder de Dios hace esto seguro.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Ro 8:28-30).
¿Cómo sabemos si estamos entre los pocos que han sido “escogidos”?
Primero, respondiendo al llamado. Esta es la fase inicial de la salvación.
Muchos creen y enseñan que la salvación está segura después de creer inicialmente. Citan pasajes como este para probar su convicción:
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1:6).
Pero en la misma epístola, el Espíritu del Señor, por medio del apóstol Pablo, añade:
“Así que, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil 2:12-13).
Si escuchamos con nuestros oídos espirituales y respondemos a la invitación, habrá temor y temblor en nuestras almas al reconocer que fue la obra de Dios en nosotros lo que causó nuestra salvación.
Pero este temor y temblor es algo que se puede disipar en el largo y sinuoso camino de la vida; por eso debemos ocuparnos en nuestra salvación, para que esta no pierda su efecto virtuoso inicial sino que, por el contrario, crezca y se renueve en nuestro hombre interior (2 Co 4:16).
Es el mismo Espíritu del Señor, por medio del apóstol Pedro, quien nos revela cómo podemos hacer segura nuestra elección:
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P 1:3-13).
El Señor llama a muchos. Escoge (elije) a pocos. Y a estos les encomienda que perseveren hasta el fin para ser salvos (Mt 10:22; 24:13; Mr 13:13). La salvación final es condicional. Las condiciones para asegurarla están mencionadas en Juan 15:1-11; Santiago 2:14,20,26; 2 Pedro 1:3-13. Y muchos otros.
El llamado es a hacer firme nuestra vocación y elección elección.
- - - - - -
RELACIONADOS
DE LA SALVACIÓN INICIAL, A LA FINAL
LA GRACIA—LA VERDADERA/LA FALSA
TRES PELIGROS LETALES (PARA LA SALVACIÓN)
LA PERSEVERANCIA CONDICIONAL DE LOS CREYENTES (de John Wesley)
ANTES QUE LA CADENA DE PLATA SE QUIEBRE
¿SERÁ POSIBLE EXTRAVIARSE DEL BUEN CAMINO?
THE BELIEVER’S CONDITIONAL SECURITY (PDF complete book)
ONCE SAVED ALWAYS SAVED? A Documentary Film
- - - - - - -
