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lunes, 11 de noviembre de 2024

THE LAST EVIL EMPIRE—REVELATION 13

 


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HIJO SABIO, HIJO NECIO



“El hijo sabio recibe el consejo del padre; mas el burlador no escucha las reprensiones” (Pr 13:1).

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Mide tu sabiduría. Contesta una pregunta honestamente. ¿Te gusta ser corregido por alguien que sabes que tiene fallas? Salomón en Proverbios enfatizó este rasgo de los grandes hombres a menudo (Pr 1:5; 8:17; 9:7-9; 12:1; 13:18; 15:5,12,31-32; 23:9; Sal 32:8-9).

Los hijos viven con los padres y ven sus fallas, ignorancia y pecados. A estos hijos, llenos de la locura pecaminosa de la juventud, no les gusta que nadie les diga qué hacer, y mucho menos este hombre que saben que también tiene fallas. Así que se enfrentan a una elección constante y difícil: someterse o rebelarse.

Hay un Dios en el cielo, y Él ha hablado: obedece y honra a tu padre. ¿Cuál es Su cura para los hijos despectivos? ¡Pena capital! ¡Simple, apropiada, perfecta! Tiembla ante Dios y ante tu padre (Pr 20:20; 30:17; Ex 21:15,17; Lv 20:9; Dt 21:18-21; 27:16).

Joven, Dios escogió a un hombre entre dos mil millones para ser tu padre. No les preguntó a ninguno de ustedes sobre el asunto. La relación fue Su elección, y Él le dio el oficio de padre y 20-40 años de sabiduría y experiencia antes de que tú nacieras.

La autoridad en este mundo es imperfecta. Ningún padre, marido, empleador o rey es perfecto. Cometen errores, muchos de ellos. Pero no importa, porque el oficio debe ser temido, obedecido, reverenciado y tenido como digno de confianza. Esta es la orden de Dios. Cualquiera que lo discuta es una bestia bruta que necesita ser destruida (2 P 2:10-12; Jud 1:8-10; Ro 13:1-7).

¿Por qué otra razón deberías escuchar a tu padre? Considera. Tu padre es el escogido de Dios para ti: tiene la experiencia que tú no tienes, es emocionalmente estable, no tiene un nivel alto de testosterona, te ama protectoramente, valora tu futuro, tiene mucho más conocimiento que tú, tiene un cargo de parte de Dios, y conoce la pérdida y el dolor por la estupidez de la juventud impía.

Si rechazas la instrucción de tu padre, eres un escarnecedor, uno de los peores nombres en la Biblia (Pr 15:12; 24:9). Eres peor que un necio (Pr 12:1). Eres un perdedor arrogante (Pr 26:12). Te crees sabio, pero eres un bruto (Pr 26:16; 21:24). Causas gran parte de los problemas del mundo, y el mundo estaría mejor si te vas (Pr 22:10; 29:8).

De las cosas que los jóvenes deben huir, las características del escarnecedor son las más importantes. Dios no será burlado y todos los escarnecedores serán castigados (Pr 15:10; 29:1; 19:25; 21:11; Is 29:20-21). Así que es una regla de la vida del hombre piadoso evitar incluso la silla de los escarnecedores (Sal 1:1). Todos los burladores deben ser indicados con el dedo, evitados y despreciados como criminales profanos y peligrosos.

Elí advirtió y reprendió a sus hijos profanos, Ofni y Finés, pero no escucharon la instrucción de su padre, porque el Señor ya se había propuesto destruirlos (1 S 2:25). Si presumes rechazar la admonición de los que el Señor te envía, como padre o pastor, ¿qué tan lejos estás de un juicio semejante y cierto? (2 Cr 36:16) Rechazar a los mensajeros que Dios te envía es verdaderamente rechazarlo a Él (1 S 8:7; Éx 16:8; Lc 10:16). ¡Ten cuidado!

Esta regla de sabiduría se aplica también a todos los demás oficios de autoridad e instrucción. Mujer joven, ¿escuchas las instrucciones de tu padre y de tu madre? Mujer casada, ¿escuchas las peticiones de tu marido? Empleados, ¿escuchan las instrucciones de sus empleadores? Diariamente te enfrentas a una elección: ¿oirás y reverenciarás la instrucción, o la rechazarás con desdén?

Las personas llegan a este mundo ignorantes y necias, y el Dios grande y bondadoso de los cielos en Su sabiduría les proporciona padres, maridos, empleados, pastores y magistrados para enseñarles y guiarlos a lo largo de la vida. Sin estos maestros, el mundo sería caos y anarquía. ¿Cómo recibes su instrucción? ¿Como un sabio, o un necio? ¿O peor aún, como un escarnecedor?

¿Qué tan difícil es para ti recibir la instrucción, la corrección, la advertencia y la reprensión del hombre de Dios? Sabes que es un pecador como tú, y puedes ver la debilidad de su carne. Sin embargo, se para y habla como un embajador del Bendito y Único Potentado, y el desprecio por él o su instrucción traerá juicio (1 Ts 5:12-13; He 13:7,17).

Tienes un gran ejemplo a seguir en este asunto. El Señor Jesucristo fue instruido por Su Padre, y Él se regocijó en escuchar y cumplir todos los mandamientos, incluso a una edad temprana (Is 50:4-5; Lc 2:49; Jn 8:29). Cuando implicó el sacrificio de su propia vida, aprendió la obediencia y se hizo perfecto a través del sufrimiento (He 5:7-9). ¡Que Él sea tu ejemplo!

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COMENTARIO DE PROVERBIOS







jueves, 7 de noviembre de 2024

NO SUFRIRÁN LA SANA DOCTRINA


Pablo le advierte a Timoteo, un anciano de la iglesia en Éfeso, que llegará un tiempo cuando las personas no sufrirán la sana doctrina (2 Ti 4:3); en cambio, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias. La idea de sufrir la sana enseñanza tiene que ver con tolerarla o soportarla. En otras palabras, las personas se negarán a escuchar lo que es bueno y correcto. Serán intolerantes a la verdad.

Antes de la advertencia, Pablo establece la fuente y la utilidad de las Escrituras. Las Escrituras proceden de la boca de Dios, o son inspiradas por Dios, y son beneficiosas para enseñar, entre otras cosas, lo que conduce a la maduración y preparación del cristiano (2 Ti 3:16-17). Esta maduración y capacitación tiene el propósito de permitir al creyente completar toda buena obra que Dios ha ordenado.

Pablo exhorta a Timoteo a estar listo para proclamar las Escrituras en todo momento (2 Ti 4:1-2), exhortando y corrigiendo a otros mediante la Palabra de Dios. Timoteo debe estudiar, practicar y luego enseñar las Escrituras (ver Esd 7:10). En 2 Timoteo 4:3, Pablo da la razón de la urgencia de tal tarea: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina.

La palabra griega traducida como doctrina se refiere a enseñanza o instrucción. A menudo, se entiende por doctrina la enseñanza y la instrucción sistematizadas. La palabra griega traducida como sana también se puede entender como saludable o libre de error. Pablo está advirtiendo a Timoteo de que llegará un tiempo cuando las personas no desearán escuchar la enseñanza verdadera o correcta—enseñanza que está acorde con la realidad. En vez de eso, seguirán sus propios deseos y buscarán maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír (2 Ti 4:3, NTV).

Normalmente, entender la sana doctrina requiere que el individuo cambie sus acciones. Si es algo que no quiere hacer, puede rechazar la enseñanza. Al principio, Pedro no quería predicar el evangelio a los gentiles debido a una comprensión incorrecta de lo que Dios deseaba que hiciera (Hch 10:1-48). Sin embargo, Dios corrigió pacientemente su entendimiento y preparó a Pedro para proclamar el evangelio a Cornelio, un líder gentil. Pedro respondió a la sana doctrina y siguió adelante sin temor.

Es importante que nosotros, como maestros y discípulos, hagamos caso a las palabras de Pablo en 2 Timoteo 4:3. Como maestros, debemos enseñar la sana doctrina, manteniéndonos fieles a las verdades de las Escrituras sin importar las consecuencias. Como discípulos, debemos buscar la sana doctrina y recibirla, si queremos vivir de acuerdo a la verdad. Los deseos del discípulo deben ceder ante las verdades de las Escrituras. En oración, a medida que el discípulo madura y es transformado por la renovación de la mente, sus deseos se alinean más y más con la sana doctrina de las Escrituras.

Es beneficioso para el discípulo desear la sana doctrina. También es importante que el discípulo compruebe lo que se le enseña. Durante el segundo viaje misionero de Pablo, viajó a través de Grecia, proclamando el evangelio de Jesucristo a todos. Muchos creyeron en el evangelio (Hch 17:4). Pablo finalmente llegó a la ciudad de Berea donde también presentó el evangelio. Los de Berea recibieron a Pablo con gran entusiasmo escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así (Hch 17:11). Los de Berea son un ejemplo perfecto de cómo el discípulo debe desear la sana doctrina y examinar la Biblia para comprobar si una doctrina es verdaderamente sana, de acuerdo a toda la Biblia.

¿Por qué la sana doctrina es tan importante?

Pablo le encarga a Tito: Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina (Tit 2:1). Dicha orden deja en claro que la sana doctrina es importante. Pero, ¿por qué es importante? ¿Realmente lo que creemos hace alguna diferencia?

La sana doctrina es importante porque nuestra fe se basa en un mensaje específico. Toda la doctrina de la Biblia contiene muchos elementos, pero el mensaje principal se define claramente: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; [y]. . . que resucitó al tercer día, conforme a las escrituras (1 Co 15:3-4). Estas son las incuestionables buenas nuevas, y son de de vital importancia. Cambiar este mensaje y la base de la fe, hace que cambiemos a Cristo por algo diferente. Nuestro destino eterno depende del escuchar la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación (Ef 1:13; 2 Ts 2:13-14).

La sana doctrina es importante, porque el evangelio es un deber sagrado, y no nos atrevemos a manipular la comunicación de Dios al mundo. Nuestro deber es entregar el mensaje, no de cambiarlo. Judas (no el traidor) expresa un sentido de urgencia en el deber de guardar la fe: Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos (Jud 1:3; Fil 1:27). Contender lleva la idea de luchar incansablemente por algo y de dar todo lo que se tiene. La Biblia incluye una advertencia de no agregar ni de quitar a la palabra de Dios (Ap 22:18-19). En lugar de modificar la doctrina de los apóstoles, recibimos lo que nos han transmitido y guardamos la forma de la sana enseñanza, con fe y amor que es en Cristo Jesús (2 Ti 1:13).

La sana doctrina es importante porque lo que creemos afecta lo que hacemos. El comportamiento es una extensión de la teología, y existe una correlación directa entre lo que pensamos y cómo actuamos. Por ejemplo, dos personas se paran en la parte alta de un puente; uno cree que puede volar, y el otro considera que no puede volar. El siguiente acto de cada uno será bastante diferente. De la misma manera, un hombre que cree que no hay tal cosa como el bien y el mal, naturalmente se comportará de manera diferente a un hombre que cree en las normas morales bien definidas. En una de las listas de pecados que se encuentran en la Biblia, se mencionan cosas como la rebelión, el asesinato, la mentira y la fornicación. La lista concluye con y para [todo] cuanto se oponga a la sana doctrina (1 Ti 1:9-10). En otras palabras, la verdadera enseñanza promueve la justicia; el pecado florece cuando la sana doctrina se ignora o se descuida en aprenderla y enseñarla.

La sana doctrina es importante porque debemos verificar la verdad en un mundo de mentira. En este mundo, todo lo que vemos, oímos, comemos, olemos, bebemos, tocamos y leemos es mayoritariamente mentira. Muchos falsos profetas han salido por el mundo (1 Jn 4:1). Hay cizaña entre el trigo y lobos en medio de las ovejas (Mt 13:25; Hch 20:29). La mejor manera de distinguir la verdad de la mentira, es saber cuál es la verdad.

La sana doctrina es importante porque el final de la sana doctrina es la vida. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren (1 Ti 4:16). Por el contrario, el final de la falsa doctrina es la destrucción. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo (Jud 1:4). Cambiar el mensaje de la gracia de Dios, es hacer algo pecaminoso, es practicar el pecado, y la paga del pecado es muerte (Ro 6:23). Predicar otro evangelio, conlleva un anatema: Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. ¡Que caiga bajo maldición! (Gl 1:6-9).

La sana doctrina es importante porque anima a los creyentes. Un amor por la palabra de Dios trae mucha paz (Sal 119:165), y los que anuncian la paz. . . los que publican salvación son realmente hermosos (Is 52:7). El verdadero creyente debe retener la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen (Tit 1:9).

La palabra de la sabiduría es: No traspases los linderos antiguos que pusieron tus padres (Pr 22:28). Aplicando este proverbio a la sana doctrina, la lección es que debemos preservarla intacta. Que nunca nos alejemos de la sincera fidelidad a Cristo (2 Co 11:3).

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TATUAJES Y PIERCINGS

Los tatuajes y los piercings son más populares que nunca en muchas partes del mundo. El número de personas con tatuajes ha aumentado dramáticamente en los últimos años. Los tatuajes/piercings ya no son sólo para delincuentes o rebeldes. El prejuicio de la rebelión históricamente asociada con ellos es casi un fantasma del pasado. Hoy es un asunto de estar a la moda.

Los Tatuajes

Algunos “cristianos” aseguran que como el Nuevo Testamento no dice nada acerca de si un creyente en Jesucristo puede o no tatuarse, no debemos decir que hacerse un tatuaje es un pecado. Debido al silencio de las Escrituras (para estos “cristianos”) el tatuarse cae bajo la categoría de “área gris”, y cada cual debe seguir sus convicciones en el asunto, respetando a aquellos que puedan tener convicciones diferentes.

Aquí están algunos principios bíblicos generales que se pueden aplicar para hacerse un tatuaje:

◦ Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres (Ef 6:1-2). Para un menor de edad, hacerse un tatuaje en violación de los deseos de sus padres es bíblicamente rebelión contra ellos. Los tatuajes nacidos de la rebelión son pecado, y la paga del pecado es muerte (Ro 6:23).

◦ El “adorno externo” no es tan importante como el el “adorno interior”, y no debe ser el centro de atención de un cristiano (1 P 3:3-4). Una persona que desea un tatuaje lo hace para llamar la atención o atraer admiración, tiene un enfoque vano y pecaminoso de sí misma.

◦ Dios ve el corazón, y nuestra motivación para cualquier cosa que hagamos debe ser glorificar a Dios (1 Co 10:31). Las motivaciones para hacerse un tatuaje tales como “encajar”, “lucirse”, etc., no glorifican a Dios. El tatuaje en sí mismo puede que no sea un pecado, pero la motivación para hacerse el tatuaje lo es.

◦ Nuestros cuerpos, así como nuestras almas, han sido redimidos y pertenecen a Dios. El cuerpo del creyente es el templo del Espíritu Santo (1 Co 6:19-20). ¿Cuánta modificación de este templo es permitida? ¿Hay una línea que no se debe cruzar? ¿Existe un punto en el que la proliferación de tatuajes en un cuerpo deja de ser arte y comienza a convertirse en mutilación pecaminosa? Esto debe ser una cuestión de reflexión individual y de honesta oración.

◦ Somos los embajadores de Cristo, llevando el mensaje de Dios al mundo (2 Co 5:20). ¿Qué mensaje envía el tatuaje, y ayudará o restará valor a la representación de Cristo y a la difusión del evangelio?

◦ Todo lo que no proviene de fe es pecado (Ro 14:23), así que como la persona que se hace un tatuaje no puede estar completamente convencida de que es la voluntad de Dios para él o ella, porque el Nuevo Testamento no dice nada acerca de si un creyente en Jesucristo puede o no tatuarse, entonces tatuarse ES PECADO.

No podemos dejar la discusión de los tatuajes sin ver la ley del antiguo testamento que prohíbe los tatuajes: “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová” (Lv 19:28). La razón de la prohibición de los tatuajes en este pasaje está implícita: el tatuaje era una práctica pagana relacionada con la idolatría y la superstición. Era común para los paganos marcar su piel con el nombre de un dios falso o con un símbolo que honrara a algún ídolo. Dios exige que Sus hijos sean diferentes. Como nos lo afirma en el mismo versículo: “Yo Jehová”; es decir, “Yo el SEÑOR” lo digo. 

Así como los cristianos ahora, los israelitas le pertenecían al Señor; eran Su obra, y no debían llevar el nombre de un dios falso en sus cuerpos. Aunque los creyentes del Nuevo Testamento no estamos bajo la ley ceremonial de Moisés, podemos tomar de este mandamiento el principio de que, si un cristiano decide hacerse un tatuaje, debe saber que tal práctica está asociada a supersticiones que Satanás usa para promover la idolatría. Hacerse un tatuaje es un pecado en sí porque es una costumbre mundana, con raíces y motivaciones pecaminosas. No es una cuestión de libertad cristiana.

Piercings

La modificación corporal, incluyendo piercings, tatuajes, cicatrices intencionales, marcas, cortes y mutilaciones, ha sido una tendencia creciente en los últimos años. La perforación corporal, es decir, la inserción de joyas en varias partes del cuerpo, ha pasado de la tradicional perforación en el lóbulo de la oreja a la perforación de narices, ombligos, pezones, lenguas, cejas, mejillas, genitales y más. Muchos “cristianos” tienen una perforación o dos, y algunos incluso más; no importa cuál sea el punto de vista del mundo, es bueno que el creyente se detenga y considere lo que dice la Biblia.

Comenzaremos reconociendo que si todos los piercings fueran pecaminosos, entonces incluso un simple aro de oro en el lóbulo de la oreja de una chica es pecado. Tal postura va demasiado lejos, considerando que los pendientes (e incluso los anillos de nariz) eran accesorios de belleza incluso para las mujeres hebreas en la antigüedad. En una extensa metáfora, Dios le recuerda a Jerusalén las abundantes bendiciones que había otorgado a Su pueblo: “Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas” (Ez 16:12). Es poco probable que Dios hubiera usado pendientes (y aros de nariz) como símbolo de belleza y bendición si tales joyas fueran intrínsecamente pecaminosas. Ver también Cantar de los Cantares 1:10-11.

Además, deberíamos considerar lo que la Ley del Antiguo Testamento tenía que decir acerca del tema relacionado de cortar la carne y marcar el cuerpo. El mandamiento a Israel fue: “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová” (Lv 19:28). La práctica común entre las naciones que rodeaban a Israel era cortar, lacerar, o de alguna manera marcar el cuerpo “por los muertos”; es decir, el autoflagelarse formaba parte de un ritual pagano de duelo o posiblemente un rito supersticioso para ayudar de alguna manera a los espíritus de los fallecidos. Vemos este tipo de comportamiento en acción en los días de Elías, cuando los adoradores de Baal clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos (1 R 18:28). Podemos afirmar que, si una perforación corporal insinúa paganismo u honra la idolatría, entonces es pecado.

Formar una opinión bíblicamente informada sobre los piercings requiere que la persona interesada en el tema examine los principios de la Palabra de Dios y se haga algunas preguntas pertinentes:

◦ ¿Cuál es mi motivación para hacerme una perforación corporal? Nuestras motivaciones son importantes en cualquier decisión que tomamos (Pr 16:2), especialmente en algo tan permanente y que puede cambiarnos la vida como una perforación corporal.

◦ ¿Estoy tratando de encontrar identidad en una subcultura? Los piercings corporales han dado lugar a una subcultura definida, y muchas personas intentan encontrarse a sí mismas” al unirse a la comunidad de modificaciones corporales. Unirse a un grupo cultural específico simplemente para “encontrarse a uno mismo” no es bíblico. Como creyentes, nuestra identidad está en Cristo: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios (Col 3:3).

◦ ¿Estoy sucumbiendo a la presión de grupo? Hacer algo por el deseo de complacer a tus compañeros es espiritualmente peligroso. Debemos seguir al Señor Jesús (Jn 21:21-22). Aquellos que siguen la presión de grupo haciéndose una perforación corporal se encuentran en la irónica posición de haber proclamado su individualidad a través de la conformidad al grupo.

◦ ¿Estoy dando más importancia a la apariencia que a lo esencial? La Biblia enfatiza claramente las cualidades espirituales internas de una persona y resta importancia al “adorno externo” (1 P 3:3-4). La mayor parte de nuestro esfuerzo debe dirigirse a crecer en piedad, no a cuidar una apariencia particular.

◦ ¿Estoy llamando indebidamente la atención? Cualquier prenda de vestir, accesorio o joya que se usa simplemente como una declaración de moda corre el riesgo de alimentar el orgullo ya que atrae la atención sobre quien lo usa. Atraer la atención pública a ciertas partes del cuerpo, correr los límites o crear una exhibición llamativa no es una razón piadosa para obtener una perforación corporal, especialmente cuando tenemos este mandato en las Escrituras: “Revestíos de humildad” (1 P 5:5).

◦ ¿Será este piercing un obstáculo para el ministerio? Es concebible que, en algunas situaciones, tener un piercing ayude a un creyente en su testimonio a los demás. Y, si el piercing está decorado con joyería de temática cristiana, podría ser el inicio de una conversación que lleve a temas espirituales. Pero, para otros, ciertos tipos de piercings pueden obstaculizar los intentos de compartir el evangelio. Somos embajadores de Cristo, entregando el mensaje de Dios al mundo (2 Co 5:20). Debemos considerar qué mensaje envía el piercing y si ayudará o perjudicará a representar a Cristo y compartir el evangelio.

◦ ¿Dónde trazo la línea? Según el libro de récords Guinness, el récord de piercings totales es de 453 (en un hombre) y 462 (en una mujer). Aquellos que están considerando hacerse varios piercings deben responder a la pregunta “¿Cuánto es demasiado?”, de forma específica. ¿En qué punto la modificación corporal se vuelve extrema? ¿Hasta dónde pueden llegar los cristianos y aun así “honrar a Dios con vuestro cuerpo”? (1 Co 6:20) Más allá de los piercings, se deben hacer preguntas sobre la cicatrización, la marca, los túneles de carne facial, los implantes de piel, las lenguas partidas, las orejas puntiagudas, los dientes afilados y otras cosas que se promueven dentro de la comunidad moderna (el neopaganismo global) de modificación corporal.

Por supuesto, también podríamos preguntarnos dónde trazamos la línea con otras modificaciones corporales más socialmente aceptables, como los implantes mamarios, las abdominoplastias, los estiramientos faciales, etc. Algunas de las mismas preguntas sobre la motivación y apariencia necesitan respuestas honestas si vamos a hacer “todo para la gloria de Dios” (1 Co 10:31).

Un importante principio bíblico en asuntos que la Biblia no aborda específicamente es que, si hay dudas de si agrada a Dios, entonces es mejor no participar en ese actividad: Si tienes dudas, No. Cualquier cosa que no provenga de la fe es pecado (Ro 14:23). Nuestros cuerpos, así como nuestras almas, han sido redimidos y pertenecen a Dios (1 Co 6:20). Como nuestros cuerpos pertenecen a Dios y son el templo del Espíritu Santo, debemos estar seguros de que NO es Su voluntad que los modifiquemos con algo tan superficial, por un lado, y tan potencialmente peligroso, por otro lado, como los piercings y los tatuajes.

CONCLUSIÓN

Dios prohibió a Su pueblo cortarse o tatuarse la piel porque eso era una identificación con el paganismo y la idolatría, y el Nuevo Testamento contiene el mismo principio (véase Ro 12:2; 1 Co 10:20-22; 2 Co 6:14-16; Ef 5:11; 1 Ts 5:22). La ley bíblica prohíbe todo tipo de práctica de ritos paganos, incluidos los de duelo: cortarse, llorar teatralmente, negarse a ser consolados, raparse la cabeza, etc. El hijo de Dios llora la pérdida de seres queridos, pero no llora como el mundo. Tiene esperanza en las promesas de Dios. Los tatuajes y los piercings todavía están íntimamente asociados con la idolatría, el paganismo, el libertinaje moral y la rebelión. Un artículo de Clay Thompson en el Pacific News Service del 27 de julio de 1996 se titula “La nueva frontera de la moda pagana: los tatuajes faciales”. Cabe señalar que el autor, que en este artículo no se declara cristiano, tras su investigación asocia los tatuajes y los piercings con el paganismo. Los relaciona con una “nueva reverencia por las creencias paganas”. Un libro destacado sobre la modificación corporal por medio de tatuajes y piercings es Pagan Fleshworks. La “modificación corporal” es la práctica de quemar, entintar, cortar, perforar y profanar de cualquier forma el cuerpo que Dios nos ha dado. Una encuesta realizada en julio de 2003 a más de 2.000 personas en los Estados Unidos, publicada en la AFP del 11 de octubre, descubrió que entre las mujeres que se hacen tatuajes, el 34% “se siente más sexy” y el 29% en general “se siente más rebelde”. Una mujer entrevistada por el Vancouver Sun admitió que se hizo un tatuaje “En parte por REBELIÓN contra el estereotipo cristiano normal de ‘No puedes hacer esto, no puedes hacer aquello’”Ella admite que su madre no quería que se hiciera un tatuaje y no le gustó (“Por el amor de Dios”, The Vancouver Sun, Vancouver, Columbia Británica, febrero de 1999). Tal rebelión está prohibida en la Palabra de Dios. Otra razón contra los tatuajes y los piercings es que el cuerpo del creyente no es suyo; es templo del Espíritu Santo. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Co 6:19). Para el cristiano nacido de nuevo, los tatuajes y los piercings son como hacer un grafiti obsceno en la fachada de un templo sagrado.

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