Los tatuajes y los piercings son más populares que nunca en muchas partes del mundo. El número de personas con tatuajes ha aumentado dramáticamente en los últimos años. Los tatuajes/piercings ya no son sólo para delincuentes o rebeldes. El prejuicio de la rebelión históricamente asociada con ellos es casi un fantasma del pasado. Hoy es un asunto de estar a la moda.
Los Tatuajes
Algunos “cristianos” aseguran que como el Nuevo Testamento no dice nada acerca de si un creyente en Jesucristo puede o no tatuarse, no debemos decir que hacerse un tatuaje es un pecado. Debido al silencio de las Escrituras (para estos “cristianos”) el tatuarse cae bajo la categoría de “área gris”, y cada cual debe seguir sus convicciones en el asunto, respetando a aquellos que puedan tener convicciones diferentes.
Aquí están algunos principios bíblicos generales que se pueden aplicar para hacerse un tatuaje:
◦ Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres (Ef 6:1-2). Para un menor de edad, hacerse un tatuaje en violación de los deseos de sus padres es bíblicamente rebelión contra ellos. Los tatuajes nacidos de la rebelión son pecado, y la paga del pecado es muerte (Ro 6:23).
◦ El “adorno externo” no es tan importante como el el “adorno interior”, y no debe ser el centro de atención de un cristiano (1 P 3:3-4). Una persona que desea un tatuaje lo hace para llamar la atención o atraer admiración, tiene un enfoque vano y pecaminoso de sí misma.
◦ Dios ve el corazón, y nuestra motivación para cualquier cosa que hagamos debe ser glorificar a Dios (1 Co 10:31). Las motivaciones para hacerse un tatuaje tales como “encajar”, “lucirse”, etc., no glorifican a Dios. El tatuaje en sí mismo puede que no sea un pecado, pero la motivación para hacerse el tatuaje lo es.
◦ Nuestros cuerpos, así como nuestras almas, han sido redimidos y pertenecen a Dios. El cuerpo del creyente es el templo del Espíritu Santo (1 Co 6:19-20). ¿Cuánta modificación de este templo es permitida? ¿Hay una línea que no se debe cruzar? ¿Existe un punto en el que la proliferación de tatuajes en un cuerpo deja de ser arte y comienza a convertirse en mutilación pecaminosa? Esto debe ser una cuestión de reflexión individual y de honesta oración.
◦ Somos los embajadores de Cristo, llevando el mensaje de Dios al mundo (2 Co 5:20). ¿Qué mensaje envía el tatuaje, y ayudará o restará valor a la representación de Cristo y a la difusión del evangelio?
◦ Todo lo que no proviene de fe es pecado (Ro 14:23), así que como la persona que se hace un tatuaje no puede estar completamente convencida de que es la voluntad de Dios para él o ella, porque el Nuevo Testamento no dice nada acerca de si un creyente en Jesucristo puede o no tatuarse, entonces tatuarse ES PECADO.
No podemos dejar la discusión de los tatuajes sin ver la ley del antiguo testamento que prohíbe los tatuajes: “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová” (Lv 19:28). La razón de la prohibición de los tatuajes en este pasaje está implícita: el tatuaje era una práctica pagana relacionada con la idolatría y la superstición. Era común para los paganos marcar su piel con el nombre de un dios falso o con un símbolo que honrara a algún ídolo. Dios exige que Sus hijos sean diferentes. Como nos lo afirma en el mismo versículo: “Yo Jehová”; es decir, “Yo el SEÑOR” lo digo.
Así como los cristianos ahora, los israelitas le pertenecían al Señor; eran Su obra, y no debían llevar el nombre de un dios falso en sus cuerpos. Aunque los creyentes del Nuevo Testamento no estamos bajo la ley ceremonial de Moisés, podemos tomar de este mandamiento el principio de que, si un cristiano decide hacerse un tatuaje, debe saber que tal práctica está asociada a supersticiones que Satanás usa para promover la idolatría. Hacerse un tatuaje es un pecado en sí porque es una costumbre mundana, con raíces y motivaciones pecaminosas. No es una cuestión de libertad cristiana.
Piercings
La modificación corporal, incluyendo piercings, tatuajes, cicatrices intencionales, marcas, cortes y mutilaciones, ha sido una tendencia creciente en los últimos años. La perforación corporal, es decir, la inserción de joyas en varias partes del cuerpo, ha pasado de la tradicional perforación en el lóbulo de la oreja a la perforación de narices, ombligos, pezones, lenguas, cejas, mejillas, genitales y más. Muchos “cristianos” tienen una perforación o dos, y algunos incluso más; no importa cuál sea el punto de vista del mundo, es bueno que el creyente se detenga y considere lo que dice la Biblia.
Comenzaremos reconociendo que si todos los piercings fueran pecaminosos, entonces incluso un simple aro de oro en el lóbulo de la oreja de una chica es pecado. Tal postura va demasiado lejos, considerando que los pendientes (e incluso los anillos de nariz) eran accesorios de belleza incluso para las mujeres hebreas en la antigüedad. En una extensa metáfora, Dios le recuerda a Jerusalén las abundantes bendiciones que había otorgado a Su pueblo: “Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas” (Ez 16:12). Es poco probable que Dios hubiera usado pendientes (y aros de nariz) como símbolo de belleza y bendición si tales joyas fueran intrínsecamente pecaminosas. Ver también Cantar de los Cantares 1:10-11.
Además, deberíamos considerar lo que la Ley del Antiguo Testamento tenía que decir acerca del tema relacionado de cortar la carne y marcar el cuerpo. El mandamiento a Israel fue: “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová” (Lv 19:28). La práctica común entre las naciones que rodeaban a Israel era cortar, lacerar, o de alguna manera marcar el cuerpo “por los muertos”; es decir, el autoflagelarse formaba parte de un ritual pagano de duelo o posiblemente un rito supersticioso para ayudar de alguna manera a los espíritus de los fallecidos. Vemos este tipo de comportamiento en acción en los días de Elías, cuando los adoradores de Baal “clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos” (1 R 18:28). Podemos afirmar que, si una perforación corporal insinúa paganismo u honra la idolatría, entonces es pecado.
Formar una opinión bíblicamente informada sobre los piercings requiere que la persona interesada en el tema examine los principios de la Palabra de Dios y se haga algunas preguntas pertinentes:
◦ ¿Cuál es mi motivación para hacerme una perforación corporal? Nuestras motivaciones son importantes en cualquier decisión que tomamos (Pr 16:2), especialmente en algo tan permanente y que puede cambiarnos la vida como una perforación corporal.
◦ ¿Estoy tratando de encontrar identidad en una subcultura? Los piercings corporales han dado lugar a una subcultura definida, y muchas personas intentan “encontrarse a sí mismas” al unirse a la comunidad de modificaciones corporales. Unirse a un grupo cultural específico simplemente para “encontrarse a uno mismo” no es bíblico. Como creyentes, nuestra identidad está en Cristo: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col 3:3).
◦ ¿Estoy sucumbiendo a la presión de grupo? Hacer algo por el deseo de complacer a tus compañeros es espiritualmente peligroso. Debemos seguir al Señor Jesús (Jn 21:21-22). Aquellos que siguen la presión de grupo haciéndose una perforación corporal se encuentran en la irónica posición de haber proclamado su individualidad a través de la conformidad al grupo.
◦ ¿Estoy dando más importancia a la apariencia que a lo esencial? La Biblia enfatiza claramente las cualidades espirituales internas de una persona y resta importancia al “adorno externo” (1 P 3:3-4). La mayor parte de nuestro esfuerzo debe dirigirse a crecer en piedad, no a cuidar una apariencia particular.
◦ ¿Estoy llamando indebidamente la atención? Cualquier prenda de vestir, accesorio o joya que se usa simplemente como una declaración de moda corre el riesgo de alimentar el orgullo ya que atrae la atención sobre quien lo usa. Atraer la atención pública a ciertas partes del cuerpo, correr los límites o crear una exhibición llamativa no es una razón piadosa para obtener una perforación corporal, especialmente cuando tenemos este mandato en las Escrituras: “Revestíos de humildad” (1 P 5:5).
◦ ¿Será este piercing un obstáculo para el ministerio? Es concebible que, en algunas situaciones, tener un piercing ayude a un creyente en su testimonio a los demás. Y, si el piercing está decorado con joyería de temática cristiana, podría ser el inicio de una conversación que lleve a temas espirituales. Pero, para otros, ciertos tipos de piercings pueden obstaculizar los intentos de compartir el evangelio. Somos embajadores de Cristo, entregando el mensaje de Dios al mundo (2 Co 5:20). Debemos considerar qué mensaje envía el piercing y si ayudará o perjudicará a representar a Cristo y compartir el evangelio.
◦ ¿Dónde trazo la línea? Según el libro de récords Guinness, el récord de piercings totales es de 453 (en un hombre) y 462 (en una mujer). Aquellos que están considerando hacerse varios piercings deben responder a la pregunta “¿Cuánto es demasiado?”, de forma específica. ¿En qué punto la modificación corporal se vuelve extrema? ¿Hasta dónde pueden llegar los cristianos y aun así “honrar a Dios con vuestro cuerpo”? (1 Co 6:20) Más allá de los piercings, se deben hacer preguntas sobre la cicatrización, la marca, los túneles de carne facial, los implantes de piel, las lenguas partidas, las orejas puntiagudas, los dientes afilados y otras cosas que se promueven dentro de la comunidad moderna (el neopaganismo global) de modificación corporal.
Por supuesto, también podríamos preguntarnos dónde trazamos la línea con otras modificaciones corporales más socialmente aceptables, como los implantes mamarios, las abdominoplastias, los estiramientos faciales, etc. Algunas de las mismas preguntas sobre la motivación y apariencia necesitan respuestas honestas si vamos a hacer “todo para la gloria de Dios” (1 Co 10:31).
Un importante principio bíblico en asuntos que la Biblia no aborda específicamente es que, si hay dudas de si agrada a Dios, entonces es mejor no participar en ese actividad: Si tienes dudas, No. Cualquier cosa que no provenga de la fe es pecado (Ro 14:23). Nuestros cuerpos, así como nuestras almas, han sido redimidos y pertenecen a Dios (1 Co 6:20). Como nuestros cuerpos pertenecen a Dios y son el templo del Espíritu Santo, debemos estar seguros de que NO es Su voluntad que los modifiquemos con algo tan superficial, por un lado, y tan potencialmente peligroso, por otro lado, como los piercings y los tatuajes.
CONCLUSIÓN
Dios prohibió a Su pueblo cortarse o tatuarse la piel porque eso era una identificación con el paganismo y la idolatría, y el Nuevo Testamento contiene el mismo principio (véase Ro 12:2; 1 Co 10:20-22; 2 Co 6:14-16; Ef 5:11; 1 Ts 5:22). La ley bíblica prohíbe todo tipo de práctica de ritos paganos, incluidos los de duelo: cortarse, llorar teatralmente, negarse a ser consolados, raparse la cabeza, etc. El hijo de Dios llora la pérdida de seres queridos, pero no llora como el mundo. Tiene esperanza en las promesas de Dios. Los tatuajes y los piercings todavía están íntimamente asociados con la idolatría, el paganismo, el libertinaje moral y la rebelión. Un artículo de Clay Thompson en el Pacific News Service del 27 de julio de 1996 se titula “La nueva frontera de la moda pagana: los tatuajes faciales”. Cabe señalar que el autor, que en este artículo no se declara cristiano, tras su investigación asocia los tatuajes y los piercings con el paganismo. Los relaciona con una “nueva reverencia por las creencias paganas”. Un libro destacado sobre la modificación corporal por medio de tatuajes y piercings es Pagan Fleshworks. La “modificación corporal” es la práctica de quemar, entintar, cortar, perforar y profanar de cualquier forma el cuerpo que Dios nos ha dado. Una encuesta realizada en julio de 2003 a más de 2.000 personas en los Estados Unidos, publicada en la AFP del 11 de octubre, descubrió que entre las mujeres que se hacen tatuajes, el 34% “se siente más sexy” y el 29% en general “se siente más rebelde”. Una mujer entrevistada por el Vancouver Sun admitió que se hizo un tatuaje “En parte por REBELIÓN contra el estereotipo cristiano normal de ‘No puedes hacer esto, no puedes hacer aquello’”. Ella admite que su madre no quería que se hiciera un tatuaje y no le gustó (“Por el amor de Dios”, The Vancouver Sun, Vancouver, Columbia Británica, febrero de 1999). Tal rebelión está prohibida en la Palabra de Dios. Otra razón contra los tatuajes y los piercings es que el cuerpo del creyente no es suyo; es templo del Espíritu Santo. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Co 6:19). Para el cristiano nacido de nuevo, los tatuajes y los piercings son como hacer un grafiti obsceno en la fachada de un templo sagrado.
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