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jueves, 15 de octubre de 2020

LA ORACIÓN EFICAZ











Hay dos elementos esenciales para la oración eficaz.

El primero es que debemos tener una CARGA dada por Dios .

La oración es como un círculo que comienza y termina en Dios.

La primera mitad de ese círculo es Dios dándonos una carga en nuestros corazones a través del Espíritu Santo. La segunda mitad del círculo es nuestra oración inspirada por Dios de regreso a nuestro Padre. Por tanto, el círculo está completo.

Esto es lo que significa “orar en el Espíritu”.

El segundo elemento esencial es la FE .

Dios espera que confiemos en Él. Lo deshonramos con la incredulidad, porque la incredulidad implica que Dios es menos considerado con nosotros que los padres terrenales con sus hijos.

La oración no es realmente oración en los oídos de Dios, si nuestras peticiones se originan solo en nuestra mente o en nuestra lengua. Solo cuando son los anhelos más profundos de nuestro corazón, se convierten en verdadera oración.

La oración es esencialmente una cuestión de vida. Y la eficacia de nuestras oraciones dependerá de la rectitud de nuestra vida.

La verdadera justicia hace al hombre centrado en Dios.

Eso significa que comienza a “mirar las cosas desde el punto de vista de Dios” (Col. 1:9- parafraseado). Ya no mira a las personas, las cosas o las circunstancias desde un punto de vista humano (2 Co. 5:16). Todo esto puede permanecer sin cambios a su alrededor. Pero el hombre centrado en Dios se ha movido a los lugares celestiales, y ahora ve a todos y a todo como Dios los ve.

Solo un hombre así puede orar de acuerdo con la mente de Dios.

Dios quiso que la oración fuera para nuestro espíritu lo que la respiración es para nuestro cuerpo.

Respirar es una actividad sin esfuerzo a la que nos dedicamos todo el tiempo.

No necesitamos libros para enseñarnos a respirar. De hecho, cuando nos cuesta respirar, es señal de alguna enfermedad.

Eso no significa que la oración no sea un trabajo agotador.

Jesús oró “con gran clamor y lágrimas” (He. 5:7).

Los apóstoles “trabajaron con empeño en sus oraciones” (Col. 4:12- parafraseado).

Todos los cristianos sinceros encontrarán que la oración es la misma, porque “nuestra lucha es contra las fuerzas espirituales de la maldad” (Ef. 6:12).

Pero cuando la oración se convierte en un ritual aburrido, es una señal segura de que el paciente tiene 'asma espiritual'.

Estos creyentes están enfermos. Y necesitan darse cuenta de ello.

Lo que necesitan para ser curados no es más enseñanza sobre cómo orar, sino algo sobre cómo reorientar sus prioridades en la vida.

De eso se trata este estudio.

Cuando estemos centrados en Dios y tengamos nuestras prioridades correctas, seremos sanados de esa 'asma'.

La oración todavía estará mezclada con fuertes llantos y lágrimas, y todavía habrá dolores de parto y lucha, pero ya no será un ritual. Será un placer y una alegría.

Capítulo 1: Cómo No Orar

“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: 

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mt. 6:5-15).

Esta es la única oración que el Señor Jesús enseñó a sus discípulos. Ciertamente, debe ser provechoso para nosotros comprenderla correctamente.

El Señor dijo que cada vez que oremos, debemos orar de esta manera (Mt. 6:9). Esto no significa que tengamos que repetir esta oración cada vez que oremos. Pero sí significa que todas nuestras oraciones deben seguir este patrón.

No hay nada de malo en repetir esta oración de memoria si nos detenemos a pensar en lo que significa cada frase. Pero eso no es fácil, como veremos pronto.

Antes de que el Señor les enseñara a sus discípulos cómo orar, primero les enseñó cómo NO orar.

No Como Los Hipócritas

Lo primero que dijo el Señor Jesús en relación a cómo NO orar fue que no debíamos orar como lo hacen los hipócritas (Mt. 6:5-6).

A medida que leemos los evangelios, descubrimos que el Señor tenía mucho que decir sobre la hipocresía. Condenó a los fariseos en términos inequívocos, porque eran hipócritas. Los fariseos tenían muchos puntos positivos. Oraban todos los días. Ayunaban dos veces por semana. Diezmaban no solo su dinero, sino también el eneldo y el comino que crecían en su huerto. Eran extremadamente cuidadosos al seguir los pequeños detalles de lo que entendían que eran las leyes de Dios. Externamente eran muy morales y rectos. Nunca se perdían un servicio del sábado en la sinagoga. Eran conocedores profundos de las Escrituras. Sin embargo, el Señor Jesús los condenó porque lo que hacían lo hacían principalmente para obtener el honor de sus semejantes. Amaban la aprobación de los hombres más que la aprobación de Dios (Jn. 12:43).

Los descendientes de los fariseos, aquellos que aman la alabanza de sus líderes y otros hombres, más que la alabanza de Dios, ahora viven en medio de cada iglesia y templo en el mundo.

La palabra “hipócrita” proviene de una palabra griega que significa actor. Piensa en un hombre que actúa como Juan el Bautista en una película de Hollywood. En la vida real puede ser un borracho y un libertino, habiéndose divorciado de dos o tres esposas. Pero en la película, interpreta su papel como santo profeta de Dios. Eso es lo que es un hipócrita: alguien que actúa ante los hombres, pero que en realidad es algo bastante diferente en la vida real.

Un hipócrita puede representar su papel como cristiano incondicional ante otros creyentes. Pero si vieras la forma en que trata a su esposa en casa, o cómo trata a las personas en su oficina, descubrirías que es una persona completamente diferente. ¿Por qué? No está actuando allí. En casa y en el trabajo es la persona que realmente es. Es un hombre religioso, no espiritual.

Un actor quiere que su audiencia aprecie cómo actúa. Todo hipócrita también. Lo mismo hicieron los fariseos en el primer siglo; y también los fariseos en el siglo veinte. Hagan lo que hagan, incluso si se trata de una actividad sagrada como orar, quieren ser apreciados por los hombres. Pueden orar maravillosamente, pero sólo para que la gente los note.

Si somos honestos, tendremos que confesar que muchas veces todos hemos orado como hipócritas, más conscientes de que la gente nos estaba escuchando, que de Dios. Tal vez necesitemos confesarle al Señor que cuando oramos en público no oramos de la misma manera que lo hacemos cuando estamos solos. Quizás usemos un lenguaje florido o ferviente en nuestra oración pública para impresionar a la gente. El Señor Jesús nos advirtió que tengamos cuidado de orar así, porque ese tipo de oración no llega a Dios en absoluto.

Si queremos ser liberados de la hipocresía, ya sea en nuestra predicación, en nuestro vivir o en nuestra oración, debemos pedirle a Dios que nos dé tal temor de Él; que nos preocupemos más por Su alabanza que por la alabanza de los hombres. Hasta que aprendamos a temer a Dios correctamente, continuaremos siendo actores representando nuestro papel ante los hombres, en todos los aspectos de nuestra vida.

El Señor Jesús condenó la hipocresía más que cualquier otro pecado.

No Dar Impresiones Falsas

El primer pecado del que leemos en la iglesia primitiva fue la hipocresía. En Hechos 5, leemos acerca de Ananías y Safira. ¿Cuál fue su pecado?

¿Fue que no trajeron todo el dinero que obtuvieron de la venta de su propiedad y se lo dieron a Dios? No. Ese no fue su pecado. Si vendes tu propiedad por 100 millones y decides darle solo 50 millones a Dios, eso no es un pecado. Si decides no darle nada a Dios, eso tampoco es pecado. Cuánto le das a Dios es asunto tuyo. Dios ama al que da con alegría; y si no das con alegría, es mejor que no des nada. Dios no necesita tu dinero. Él tiene más plata y oro de lo que nosotros podemos imaginar.

Entonces, ¿por qué murieron Ananías y Safira? La razón es esta: Ananías fingió que lo que estaba poniendo a los pies de los apóstoles era todo el dinero de la venta. Con una mirada santa y piadosa en su rostro, Ananías parecía tan consagrado como los demás. Era un actor, era un hipócrita.

Pero Pedro era un hombre de Dios y no se dejó engañar. Dios le dio discernimiento para ver a través del vacío de la consagración de Ananías. Y le dijo: “Ananías, ¿por qué Satanás ha llenado tu corazón para mentir al Espíritu Santo?” (Hch. 5:3).

¿Qué mentira dijo Ananías? No había abierto la boca.

¿Qué significa decir una mentira? Significa dar una falsa impresión; y puedes dar una falsa impresión sin siquiera abrir la boca.

Eso es lo que hizo Ananías. Quería obtener la aclamación de los demás de que él también era un discípulo incondicional. Pero no fue así. Se había guardado algo para sí mismo. Ahora, como dije, eso no fue un pecado. Si tan solo hubiera dicho: “Hermano Pedro, he vendido mi propiedad. Pero no creo que deba dar todo el dinero de la venta a Dios, como lo están haciendo los demás. Aquí hay una parte del dinero”. Si hubiera dicho eso, no habría muerto. Eso habría sido honestidad, y Dios lo habría apreciado.

Pero fingió. Ese fue su pecado y por eso murió. Un poco más tarde llegó su esposa y ella también representó su papel maravillosamente. También fingió que lo estaba dando todo. Y ella también murió.

Esa hipocresía era como un poco de levadura que había entrado en la iglesia primitiva; y Dios sabía que si no se eliminaba de inmediato, toda la iglesia pronto sería corrompida. Por eso los mató en al acto.

Si no tienes cuidado con la hipocresía en cada área de tu vida, nunca podrás superar la hipocresía en tu vida de oración. Si oras para que otras personas te aprecien, entonces el Señor te dice: “Ya tienes tu recompensa” (Mt. 6:2). Tu deseo no es que Dios sea glorificado a través de tu oración, sino que otras personas sepan lo bien que puedes orar. Y obtendrás esa recompensa. Pero eso es todo lo que obtendrás. Eso es lo que querías y eso es lo que obtendrás.

Este es un principio en la vida cristiana: obtenemos lo que anhelamos en lo más profundo de nuestro corazón, y no lo que pedimos con nuestros labios. Busca y encontrarás lo que realmente estás buscando.

Cuando estemos ante el tribunal de Cristo, estaremos despojados de toda nuestra apariencia externa. Allí ya no seremos vistos como actores, sino como realmente somos. Es por eso que la Biblia dice que tenemos que tener cuidado con la forma en que caminamos hoy, no sea que estemos desnudos, desnudos y avergonzados en aquel día.

1 Juan 2:28 dice: “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”. Los que se van a sentir avergonzados en ese día son los que vivieron su vida en la tierra como actores.

¿A quiénes les predicó el Señor el “sermón del monte”? Si vas a Mateo 5:1, encontrarás que el Señor dirige estas palabras a sus discípulos. Fue a sus discípulos a quienes les dice: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 6:1). A sus discípulos les dice: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lc. 12:1).

Caminando En La Luz

La Biblia dice en 1 Juan 1:7 que no podemos tener comunión con Dios si no caminamos en la luz. Si caminamos en la luz, ciertamente no podemos esconder nada, porque la luz expone todo. El hombre que camina en tinieblas es el que tiene algo que esconder en su vida. Si caminamos en la luz, nuestra vida es un libro abierto. Luego podemos invitar a la gente a examinar nuestra vida privada, nuestros libros de contabilidad y todo. No tenemos nada que ocultar. Esto no significa que seamos perfectos, no, solo significa que somos honestos.

Lo primero que Dios requiere de todos nosotros es honestidad, honestidad absoluta. Si estamos dispuestos a ser honestos primero, muchos de nuestros otros problemas se resolverán muy rápidamente. Progresaremos a pasos agigantados en nuestra vida espiritual si vivimos de acuerdo con esta regla fundamental de honestidad ante Dios y los hombres.

Pero descubrirás que esto es una batalla. Puedes decir: “Realmente voy a tomarme esa exhortación en serio. Voy a ser honesto de ahora en adelante”. Pero antes de que termine la semana, descubrirás que estás tentado a volver a ser un actor y a buscar la alabanza de los hombres en lugar de la alabanza de Dios. Así que tienes que decidirte a pelear esa batalla y ganarla.

Es un gran dolor para Dios que haya tantos cristianos hoy que han nacido de nuevo hace veinte, treinta o cuarenta años, y que no han progresado espiritualmente porque no han aprendido esta lección fundamental de ser honestos. No podemos progresar si hay hipocresía en nuestra vida. Nuestras oraciones no serán escuchadas. Podemos tener reuniones de oración durante toda la noche; pero estamos perdiendo el tiempo. Nuestras oraciones no serán escuchadas si no nos deshacemos primero de la hipocresía.

Debemos reconocer que nuestro verdadero valor espiritual es lo que somos ante Dios y nada más que eso. Nuestro estado espiritual no está determinado por nuestro conocimiento de la Biblia, ni por cuánto oramos, ni por a cuántas reuniones asistimos, ni por lo que los ancianos u otras personas de la iglesia piensan de nosotros. Por el contrario, pregúntate: “¿Qué piensa de mí Dios, que puede ver en cada área de mi vida?” La respuesta a esta pregunta es la verdadera medida de cuán espiritual eres. Necesitamos recordarnos esto todos los días, o de lo contrario nos volveremos a convertir en actores.

Me encantan las palabras que el Señor Jesús dijo acerca de Natanael: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Jn. 1:47). Si el Señor pudiera decir esto de ti y de mí, sería un elogio mayor que casi cualquier otra cosa. Nathaniel no era perfecto. Él era imperfecto. Pero fue honesto acerca de sus imperfecciones. No pretendía ser algo que no era. Ahí es donde él era diferente de Ananías y Safira.

No Con Vanas Repeticiones

Una segunda cosa contra la que el Señor nos advirtió fue el uso de la repetición sin sentido en la oración, como hacen los católicos y los paganos cuando rezan.

No es la cantidad de palabras que usamos lo que Dios ve, tanto como los anhelos de nuestro corazón. La verdadera oración es el anhelo del corazón. Ese anhelo es lo que asciende a Dios y obtiene respuesta.

La repetición de palabras está bien, si lo dices en serio. En el huerto de Getsemaní, el Señor oró tres veces usando las mismas palabras (Mt. 26:44). Pero sus palabras no fueron una repetición vacía. Cada vez que oraba, las palabras salían con una carga de su corazón. Puedes orar con las mismas palabras diez veces al día, y Dios te escuchará, si oras con sinceridad de corazón cada vez.

Los cristianos son culpables de decirle más mentiras a Dios los domingos que cualquier otro día de la semana. ¿Sabes por qué? Porque es los domingos que cantan tantos himnos - tales como, “Todo a Jesús le entrego”, “Toma mi plata y mi oro, ni un ápice retendré”, etc.

Puedes cantar esas palabras porque están en el himnario. Pero no es lo que realmente quieres decir. Y no te das cuenta de que estás hablando directamente con Dios cuando cantas esos himnos. Quizás eres más consciente de la melodía que de las palabras. Ahí es cuando le dices mentiras a Dios.

El Señor dice que tendremos que dar cuenta a Dios en el día del juicio por cada palabra vana que dijéramos (Mt. 12:36). Debido a que vivimos en una generación de cristianos que no temen a Dios, tales advertencias de nuestro Señor no se toman en serio.

La repetición vana es la marca de los paganos que vienen a la presencia de Dios descuidadamente y dicen cosas que no quieren decir. Esto nunca debe encontrarse en nuestra oración o nuestro canto.

No Confiar En Largas Oraciones

El Señor también dijo que los paganos piensan que serán escuchados por sus muchas palabras.

Algunos creyentes sienten que si tienen una reunión de oración que dura toda la noche, Dios está obligado a responderles, simplemente porque oraron durante tanto tiempo. Ese tipo de oración es característico de los paganos.

Recuerdas el momento en el Monte Carmelo cuando Elías se paró a un lado y 450 profetas del dios pagano, Baal, al otro lado y ambos trataron de hacer descender fuego del cielo para descubrir quién era el Dios verdadero. Los profetas de Baal tuvieron una larga reunión de oración. Rezaron y rezaron y rezaron; y luego saltaron, bailaron y gritaron. Pero no hubo fuego. Dios vio sus corazones y no le impresionó sus arrebatos emocionales o su ruido (1 R. 18:20-29).

Hay cristianos que rezan así también. Creen que Dios los escuchará por todas sus emociones y sus gritos.

Y luego Elías oró. Su oración terminó en menos de un minuto, pero trajo el fuego. Esa es la prueba, no si oras por un minuto o toda la noche, ¡sino si Dios responde o no!

“El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón” (1 S. 16:7).

“La oración eficaz del justo puede lograr mucho” (Stg. 5:16). Santiago continúa refiriéndose al ejemplo de Elías allí. La oración de Elías fue respondida, no porque gritó durante muchas horas, sino porque era un hombre justo. Es la vida detrás de la oración lo que hace que la oración sea efectiva. Nunca olvidemos eso.

Estas son algunas de las lecciones fundamentales que el Señor enseñó a sus discípulos antes de enseñarles cómo debían orar. Nunca aprenderemos a orar correctamente si no aprendemos primero como NO orar.

Permítanme agregar una última palabra aquí, para que no me malinterpreten.

Tener una reunión de oración que dure toda la noche ciertamente no está mal. El Señor mismo oró toda la noche en una ocasión (Lc. 6:12). Lo que Él condenó no fue mucha oración, sino poner la confianza en muchas palabras. Hay mucha diferencia entre muchas palabras y mucha oración. Si nuestra oración son solo muchas palabras, entonces es una pérdida de tiempo. El Señor pudo pasar una noche entera en oración de manera efectiva porque su corazón estaba bien y tenía una carga dada por Dios.

Sin embargo, no es el tiempo dedicado a la oración lo que determina si Dios responde o no. Es la vida del hombre que ora lo que determina eso.

CAPÍTULO 2Padre nuestro que estás en los cielos
CAPÍTULO 3Santificado sea tu nombre
CAPÍTULO 4Venga tu reino
CAPÍTULO 5Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
CAPÍTULO 6Danos hoy nuestro pan de cada día
CAPÍTULO 7Perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros...
CAPÍTULO 8No nos metas en tentación, mas líbranos del mal
CAPÍTULO 9Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos. Amén.













jueves, 20 de agosto de 2020

QUE EL SEÑOR JUZGUE ENTRE TÚ Y YO

Algunas personas pasan gran parte de sus vidas tratando de vengarse por cada pequeña cosa que consideran una ofensa contra ellas. Su vida no es más que insistir en su amargura, ya que su imaginación convierte la supuesta infracción en un caso inolvidable, imperdonable. “Ojo por ojo”, es el lema que gobierna sus corazones.


Si alguna vez hubo una persona que pudiera sentirse justificada para vengarse, fue David, cuando era joven y aún no asumía como rey de Israel. El rey Saúl sabía que Dios había ungido a David para ser rey en lugar de él. Debido a que Saúl se había acostumbrado a ignorar las instrucciones del Señor, Dios declaró que ya no debería gobernar a Su pueblo. Saúl estaba tan absorto en sus planes de destruir a David, que David estaba constantemente huyendo por su vida, en las montañas y por los desiertos.

La mayoría de la gente diría que David estaría justificado al matar a su perseguidor, Saúl, pero David se negó a hacerlo porque no quería matar al rey de Israel. En 1 Samuel 24 habla de la fácil oportunidad que tuvo David de deshacerse de Saúl y comenzar su propio reinado. Pero, en lugar de vengarse, David le dijo a Saúl en 1 Samuel 24:12 :

“Juzgue el SEÑOR entre tú y yo, y el SEÑOR me vengue de ti; pero mi mano no estará contra ti”.

Eso es confianza en el SEÑOR. David confió en que el SEÑOR haría lo correcto. No quería pecar tomando la justicia en sus propias manos. No tenemos que hacer nada malo para intentar arreglar las cosas. La segunda falta no corrige la primera.

Debido a que Dios conoce los pensamientos y las intenciones de absolutamente todos, podemos confiar totalmente en Él para juzgar correctamente y hacer que todas las cosas funcionen para nuestro bien al final. Sea lo que sea lo que Dios elija hacer, podemos confiar en que Él bendecirá y cuidará a aquellos que depositen su fe en Su bondad, justicia y amor.    

Cuando alguien nos tiene ojeriza (enojo y mala voluntad), es bueno que recordemos lo que dice Pablo en Romanos 12:19:

“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.

Paja Como Espejo

Por otro lado, en cuanto a lo que respecta a nosotros, tengamos siempre presente las palabras del SEÑOR en Mateo 7:1-5:

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

Como el SEÑOR dice, nosotros tendemos a ser bastante hábiles para ver las faltas de otras personas, incluso las más pequeñas. Nuestra capacidad de ver la paja en el ojo del otro a menudo indica una deficiencia espiritual en nosotros mismos, ya que proyectamos nuestros propios pecados en nuestro prójimo. Ver nuestro mal comportamiento reflejado en las acciones del otro debería darnos una idea de cómo somos en realidad nosotros mismos, y debería proporcionarnos un incentivo para hacer los cambios debidos en nuestro comportamiento.

Nuevamente, David nos proporciona un ejemplo claro de esto en 2 Samuel 12:1-7:

“Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia. Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre.” 

El espejo del ahora envejecido rey David reflejaba los defectos de otras personas con claridad, pero distorsionaba la imagen a su favor cuando se trataba de él. 

Natán tuvo que enseñarle a David la seriedad y repugnancia de sus pecados ocultos al verlos reflejados en otra persona. Dios a menudo usa comportamientos negativos en las personas con las que estamos en contacto para reflejar el horror de nuestros pecados. Los defectos que vemos en el otro, a menudo son reflejos de nuestros propios defectos y fallas. 

El problema de utilizar el espejo para ver la paja en el ojo ajeno, es que no reparamos en la advertencia grabada en la parte inferior: “Los objetos en el espejo están más cerca de lo que parecen”.

Asegurémonos de poner a Dios al tanto de lo que sucede en nuestra vida, y en la vida de quienes nos afligen, y son afligidos por nosotros. Y confiemos en que Él juzgará con justo juicio a ambas partes. Nuestro SEÑOR juzga todas las cosas con justicia, y para nuestro bien eterno.    

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La fascinación que los hombres siempre hemos tenido con el libro de Apocalipsis emana de la única cosa en la que estamos de acuerdo: nos dice cómo termina la historia del mundo.

Investigamos este libro extraño y desconcertante para encontrarnos a nosotros mismos; para ver si podemos vernos entre aquellos que sobreviven al conflicto final.

Deseamos vernos entre los justos. Miramos para descubrir a nuestros adversarios entre los condenados. Deseamos saber cuánto tiempo tendremos que esperar hasta que termine la era presente, porque el peso de las cosas se nos hace difícil de sobrellevar, porque estamos cansados, desgastados por el afán constante y la desilusión de la vida presente. Nuestro corazón late con el anhelo del día cuando “enjugará Dios toda lágrima de… nuestros ojos... y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas pasaron” (Ap. 21:4).

Te invitamos a leer y compartir entre tus conocidos nuestro COMENTARIO DEL APOCALIPSIS.


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NUEVO: EL PASTORADO DE LOS ANCIANOS. 
Miles de iglesias a lo largo del mundo tienen un grupo de líderes a los cuales llaman ancianos. Desafortunadamente hay una gran confusión en torno a este tema. ¿Deben los ancianos estar subordinados al pastor, o deben ser ellos los pastores que lideren la iglesia? Este E-book ayudará a los interesados a conocer lo que la Biblia enseña sobre el tema, y les dará bases bíblicas que puedan poner en practica en sus comunidades cristianas.


ANTERIOR: EL CALVINISMO Y LA BIBLIA






miércoles, 1 de enero de 2020

COMENTARIO DEL APOCALIPSIS



La fascinación que los hombres siempre hemos tenido con el libro de Apocalipsis emana de la única cosa en la que estamos de acuerdo: nos dice cómo termina la historia del mundo.

Investigamos este libro extraño y desconcertante para encontrarnos a nosotros mismos; para ver si podemos vernos entre aquellos que sobreviven al conflicto final.

Deseamos vernos entre los justos. Miramos para descubrir a nuestros adversarios entre los condenados. Deseamos saber cuánto tiempo tendremos que esperar hasta que termine la era presente, porque el peso de las cosas se nos hace difícil de sobrellevar, porque estamos cansados, desgastados por el afán constante y la desilusión de la vida presente. Nuestro corazón late con el anhelo del día cuando “enjugará Dios toda lágrima de… nuestros ojos... y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas pasaron” (Ap. 21:4).

Te invitamos a leer y compartir entre tus conocidos nuestro COMENTARIO DEL APOCALIPSIS.


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NUEVO: EL PASTORADO DE LOS ANCIANOS. 
Miles de iglesias a lo largo del mundo tienen un grupo de líderes a los cuales llaman ancianos. Desafortunadamente hay una gran confusión en torno a este tema. ¿Deben los ancianos estar subordinados al pastor, o deben ser ellos los pastores que lideren la iglesia? Este E-book ayudará a los interesados a conocer lo que la Biblia enseña sobre el tema, y les dará bases bíblicas que puedan poner en practica en sus comunidades cristianas.


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jueves, 1 de enero de 2015

LOS TRES PILARES DOCTRINALES DE ESTE BLOG

(NUEVOComentario del Apocalipsis)

En un artículo anterior, hemos expresado nuestra convicción acerca de la importancia de poseer una sana doctrina.  Pero, ¿cómo construir una doctrina bíblica sana como si se tratara de construir una casa? La respuesta obvia es: “Con el fundamento primero”. La doctrina bíblica—cualquier doctrina bíblica—debe comenzar con el fundamento.  En 1 Corintios 3:10 Pablo nos dice que el fundamento es el Señor Jesucristo. La clara comprensión de la Persona, la obra y la doctrina de Cristo a través de las edades, es la base de todo conocimiento bíblico sano

Esto último es lo mismo que comúnmente se designa como las doctrinas fundamentales del cristianismo. A saber:


  • La infalibilidad de la Palabra de Dios. 
  • La deidad del Señor Jesucristo. 
  • La expiación del pecado de la humanidad por Su sacrificio en la cruz. 
  • Su resurrección física. 
  • Su segunda venida (también física).

Luego, en 1 Timoteo 3:15 la iglesia es descrita como “columna y baluarte de la verdad”. En la antigüedad, una columna no servía sólo para sostener una estructura, a menudo había una en el mercado de una ciudad con el fin de que se pusieran sobre ella decretos oficiales para que fueran conocidos por el pueblo. De igual manera, la iglesia es el medio en la tierra que Dios a escogido para que proclame y exhiba Su verdad. Por lo tanto, el primer pilar doctrinal que debemos edificar sobre el Fundamento, es la clara comprensión de la doctrina y la obra de la iglesia de Cristo.

Cuando vino el Señor Jesús, el gran Maestro, Él habló sobre los requisitos esenciales para una vida aceptable a Dios. El Señor declaró que una vida que agradaba al Padre dependía de oír y hacer lo que Él enseñaba. Luego, el Espíritu Santo instruyó a los líderes de la iglesia primitiva sobre las cosas necesarias para obtener la aprobación del Pastor y Obispo de nuestras almas. El Espíritu Santo les dio a entender que es esencial vivir y enseñar la doctrina de la palabra de Dios e infundirla en las vidas de los hermanos. Dios nos enseña en 2 Timoteo 3.16–17 que todas las enseñanzas de Su palabra son esenciales a fin de capacitar al cristiano para la obra. Asimismo, en 1 Timoteo 4:16 se nos brinda esta enseñanza: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. Por lo tanto, la doctrina de la vida y el servicio cristiano es nuestro segundo pilar a edificar. Huelga decir que no puede haber ni vida ni servicio cristiano sin saber velar y orar correctamente.

En 1 Corintios 11:23-26 Pablo nos dice que el Señor ordenó a Sus seguidores a recordar Su sacrificio redentor con el partimiento del pan y la copa de vino. El pan representa Su cuerpo, y el vino Su sangre derramada. En el último versículo de este pasaje Pablo concluye diciendo: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”. La expresión “hasta que él venga” nos remite a los eventos del fin de esta era. El cristiano vive esperando la venida del Señor Jesucristo, la que para el mundo impío será el principio del fin. Un entendimiento correcto de esta doctrina es el tercer pilar que debemos edificar sobre el Fundamento.

Sí. Creemos que cuando estos tres temas son alineados y entendidos debidamente, TODO EL CONSEJO DE DIOS forma un conjunto perfectamente armónico. Creemos que es posible dividir toda la doctrina bíblica en estas tres categorías fáciles de recordar por cualquier creyente: (1) la doctrina de la iglesia, (2) la doctrina de la vida y el servicio cristianos y (3) la doctrina del futuro. Estos tres pilares doctrinales son los más importantes de aclarar porque son los más controversiales: la existencia de cientos, si no miles, de denominaciones evangélicas son evidencia de que estas doctrinas dividen a la cristiandad.

Entonces, si el lector necesita una guía que le dé sentido lógico al material que encuentra aquí, le sugerimos que asemeje estos tres pilares a tres anaqueles de un estante en los que puede clasificar todos los demás artículos que no tratan directamente los tres temas mencionados. De alguna manera, todos los demás artículos pueden ser archivados dentro de estos tres anaqueles. (Si esta tarea le resulta difícil al lector, envíenos un email y se la facilitaremos.)

Estamos viviendo en tiempos peligrosos. El liberalismo, el modernismo, el ecumenismo, el interdenominacionalismo, el sincretismo y otros “ismos” son enseñados en varios sectores de la cristiandad por muchos “ministros”. Lo que creemos tiene un efecto muy grande en nuestras vidas, y tiene también repercusiones eternas: “Cada uno mire cómo sobre edifica”, nos advierte Pablo. “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciese la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Corintios 3:10-16).

Pablo nos dice que lo que edificamos sobre el Fundamento puede ser comparado con materiales preciosos, eternos, y con materiales viles y perecederos. Los primeros tienen relación con la Palabra de Dios y su correcto entendimiento y aplicación. Los otros, todo lo contrario. El que edifique su vida cristiana y la de otros con los primeros, recibirá recompensa; el que no, sufrirá pérdida.

Por esto es que creemos que los escogidos necesitan las sanas enseñanzas presentadas aquí para que prueben el material con el que están edificando sobre el Fundamento antes de que sea demasiado tarde para hacer rectificaciones en la obra.

Se entiende, entonces, que este sitio aspira a ser un compendio de la doctrina bíblica que expone las sanas enseñanzas de la palabra de Dios y que al mismo tiempo está libre de las influencias dañinas de las falsas enseñanzas de hoy. Lo presentamos con la esperanza de que estimule al cristiano a buscar en la Biblia para comprobar la veracidad de las enseñanzas que aquí se exponen. Si el estudiante sincero y diligente encuentra algo aquí que no concuerda con su propia opinión, debe buscar la respuesta final en la Biblia. La Biblia tiene la última palabra en todas las disputas humanas. Pero debe tener presente que la doctrina bíblica—cualquier doctrina bíblica—debe ser construida utilizando primero los pasajes más claros, la mayoría de los pasajes explícitos que abordan directamente el tema a tratar. Luego agregamos los pasajes secundarios para dar profundidad a la interpretación, seguido por los pasajes terciarios, que añaden detalles y le dan fuerza al todo. Utilizando lógica y precisión sencillas, como una construcción bien diseñada, la exégesis bíblica correcta tiene un resultado preciso y confiable.

Aspiramos también que esta obra sea de bendición para el lector que busca hacer la voluntad del Señor. En tal sentido, debería ser bien recibida por  los cristianos diligentes. Para que no se diga de algunos, como el Señor dice de Israel: “…tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia” (Romanos 10:2). Es decir: muestran fervor y tienen celo por Dios, pero su celo no se basa en el conocimiento correcto de la Palabra de Dios.

Finalmente, imaginémonos una estructura griega clásica con una base rodeada por varios escalones que conducen a un edificio con pilares. Los escalones conducen al individuo a la estructura misma, que está sostenida por tres pilares. Como la historia de la humanidad lo ha comprobado, muchas de las construcciones griegas construidas varios siglos atrás todavía existen. Su solidez e inteligente construcción las hizo capaces de mantenerse en pie a través del paso del tiempo, con todo lo que esto implica: cambios geográficos, movimientos telúricos, variaciones climatológicas, saqueos, vandalismo, investigaciones arqueológicas, restauraciones, etc. Nadie podría dudar de su solidez y perdurabilidad.

Una estructura griega clásica es la ilustración perfecta de la solidez y perdurabilidad. Esto es lo que  cada cristiano debe buscar para su vida. La base de la estructura mencionada, es el Fundamento que menciona Pablo. Los escalones, son los métodos empleados por el cristiano para ingresar al interior del edificio. Los tres pilares simbolizan la fuerza, la inmutabilidad y la seguridad de que la estructura superior del edificio no se caerá, pues descansa sobre ellos. Indudablemente cada uno de estos pilares es necesario; la fuerza de cada uno contribuye a la efectividad de los tres. Los tres pilares simbolizan las obras del cristiano, así como la estructura superior representa la eternidad.

Somos constructores, dice Pablo. Constructores a quienes nos ha sido dado un Fundamento perfecto, divino, eterno. Como sabios constructores, por lo tanto, debemos procurar construir con materiales que tengan las mismas características y condiciones del Fundamento que nos ha sido dado. Es obvio, entonces, que los materiales que debemos emplear para nuestra construcción deben ser tomados del mismo Fundamento, puesto que fuera de Él no hay nada ni perfecto, ni divino.

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Versión en inglés de este blog: The Whole Counsel of God


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“Como en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre… Asimismo como sucedió en los días de Lot … Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:262830). 

El Señor predijo que cuando Él regrese la condición moral del mundo será tal y como lo era en los días de Noé y de Lot. En Génesis 6:1-8, leemos que a Dios le dolió el corazón al ver que la maldad de los hombres era tanta en la tierra, “y que todo designio del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Entonces decidió raer de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente por medio de un diluvio universal. Sólo Noé halló misericordia ante Dios, por lo que junto a su familia y a los animales señalados por el Señor fue salvado en el arca. Lo que nos da la clave para saber cuál era “el mal” al que Dios se refiere se encuentra en los versículos 2 y 4. Hasta el lector más superficial podrá darse cuenta que lo que se describe aquí es promiscuidad sexual, fornicación, prostitución. “El mal” al que Dios se refiere como el causante del término de su paciencia con el hombre antiguo fue lo que hoy se lama libertad sexual. 

Lot era el sobrino de Abraham. Tras la separación de su tío, Lot terminó residiendo en Sodoma. El carácter de los moradores de dicha ciudad es descrito por el nombre de la misma. Las palabras sodomía y sodomita hablan de la condición mas ruin a la que un hombre puede descender. Dos ángeles enviados a Sodoma advirtieron a Lot que la ciudad iba a ser aniquilada. La actitud de los residentes con respecto a los mensajeros celestiales revela hasta qué punto merecían el ardiente juicio divino. Las dos hijas de Lot, rescatadas junto con él de la destrucción, luego cometieron incesto con su padre ebrio reproduciendo así una conducta que habían aprendido entre los muros de Sodoma. Hoy, a los sodomitas se les dice simplemente homosexuales. Este término eufemístico y la conducta que describe están tan enraizados en la sociedad occidental que los gobiernos apresuran leyes que redefinen al matrimonio y a la familia para que los homosexuales tengan los mismos, e incluso mayores, derechos ante la sociedad que los que tienen los que creen que esta perversión es un crimen contra la naturaleza humana y una violación de las leyes de Dios.  

Esta es otra señal profética cumplida en una generación que con toda justicia puede describirse como adicta al sexo ilícito. 

Alguien ha dicho que si Dios no derrama su ira sobre el mundo por la conducta sexual de este, entonces debería disculparse con los habitantes de Sodoma y Gomorra, sobre los cuales hizo descender fuego y azufre de tal manera que “destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra” (Génesis 19:25). 


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Este estudio (sin imágenes ni otras distracciones) revela que el Anticristo será un líder islámico y que el imperio que liderará por un breve espacio de tiempo (3 años y medio) surgirá del Medio Oriente.




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LA MASONERÍA: MÁS ALLÁ DE LA LUZ

martes, 29 de diciembre de 2015


HE AQUÍ LOS
SECRETOS OCULTOS
DE LA MASONERÍA

Cuando William Schnoebelen era brujo, estudió diligentemente
para alcanzar el grado 32° de la Masonería.
Pero mientras más ascendía, descubría mayor maldad.
Si usted cree que una persona puede ser un buen cristiano
y un buen Masón, necesita conocer la realidad de los
hechos. Sabía usted que:

• Para ser Masón, ¡primero debe hacer
un juramento que es realmente una
negación a Jesucristo!
• ¡El padre de la Masonería moderna
dijo que “lucifer es Dios”!

Conozca la verdad Oculta por medio de alguien que
aprendió 10 que los Masones de niveles inferiores nunca
escuchan... que bs tinieblas absolutas se esconden detrás
de la luz de la Masonería.

Bill Schnoebelen es un orador reconocido
internacionalmente que ha enseñado en
los cuatro continentes y es autor de siete libros.
Él y su esposa Sharon han estado casados
por 35 años. Bill tiene títulos de Maestría
en Teología y en Consejería. Enseña
acerca de la Biblia, liberación, religiones
alternativas y ocultismo, y por 16 años
enseñó hechicería antes de ser gloriosamente salvado en 1984.

Descargar libro aquí.

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