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EL REINO DE DIOS

 


Capítulo 4

“Venga tu reino”.

La verdadera salvación debería darnos el anhelo de ser liberados del egocentrismo, para que Dios se convierta ahora en el centro de nuestra vida y en el centro de nuestras peticiones en la oración. Nosotros, que en un momento estábamos torcidos, hemos sido enderezados por el Señor, de modo que ahora anhelamos poner a Dios en primer lugar en cada área de nuestras vidas.

Una de las evidencias más claras de la verdadera espiritualidad es que un hombre detesta su egocentrismo y anhela estar totalmente centrado en Dios.

El hombre que viene a Dios queriendo estar centrado en Él dice: “Padre nuestro que estás en los cielos. El mayor anhelo de mi corazón es que Tu Nombre sea glorificado y reverenciado en toda la tierra”.

Entonces se da cuenta de que el Nombre de Dios no está siendo reverenciado en la tierra y por eso pasa a la siguiente petición y dice:

“Padre, anhelo que vengas y establezcas tu reino en la tierra para que toda la tierra tema y reverencie tu nombre”.

Esa es una oración que todos los hombres y mujeres de Dios han estado orando durante más de 1900 años. Ha llegado el momento de que se responda.

Un Reino De Justicia

Solo quien está disgustado con el mal en este mundo puede orar esta oración. Pedro dice: “Esperamos cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13).

Mira la violencia y la inmoralidad que hay en el mundo de hoy. Mientras leemos los periódicos, una de las principales oraciones que debe ascender de nuestro corazón es: “Padre, anhelo que venga tu reino. No pido esto para mi consuelo personal. Anhelo que tu reinado de justicia llegue pronto, para que tu nombre sea glorificado en esta tierra que creaste para tu gloria”.

El Señor Jesús dijo que los últimos días serían como los días de Noé. Noé era un hombre justo en medio de un mundo corrupto y malvado. Él era un predicador de justicia y debió estar disgustado con lo que vio a su alrededor (2 Pedro 2:5). Anhelaba la justicia desde el fondo de su corazón y la predicaba sin concesiones. Y su oración debe haber sido similar: “Venga tu reino”.

Todos los creyentes reconocerán que Cristo regresará pronto para establecer Su reino en la tierra. Pero, ¿Cuál es la evidencia de que realmente creemos esto? Dice en 1 Juan 3: 3: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

La prueba de que realmente creemos en el regreso de Cristo es que nos preparamos, preparándonos como novia para su novio. Esto significa una vida limpia, significa pagar nuestras deudas, significa resolver nuestras disputas, ahora mismo, porque nos estamos purificando como Él es puro. Sólo un hombre así puede hacer esta oración: “Venga tu reino”.

Repetir esta oración sin purificarnos para estar listos para el regreso de Cristo, es reducir esta oración a un ritual.

Disponibilidad Perpetua Para Su Venida

Algunas denominaciones de la cristiandad tienen una oración en su liturgia que dice: “Señor, sálvame de la muerte súbita”. Esta oración, obviamente, fue escrita por un hombre inconverso para personas inconversas. Las personas egocéntricas naturalmente necesitan algo de tiempo antes de morir, para resolver sus disputas y pagar sus deudas, etc., antes de enfrentarse a su Hacedor. No tienen intención de resolver estos asuntos mientras estén sanos. Estas personas no temen a Dios y nunca podrán convertirse hasta que se arrepientan de su egocentrismo.

Un verdadero cristiano nunca necesita hacer tal oración, porque siempre está listo. Sus cuentas están siempre actualizadas. Y, por lo tanto, siempre puede orar: : “Venga tu reino”.

¿Cómo podemos saber si realmente estamos ansiosos de que venga el reino de Dios? Consideremos solo un área: nuestra vida hogareña.

Supón que una mañana, mientras miras por la ventana, ves al Señor Jesucristo mismo caminando hacia tu casa. ¡Cuál seria tu reacción? Esa es una prueba bastante buena de si estás listo para la venida del reino de Dios o no.

¿Tendrías que correr y esconder algunos de esos libros en tu biblioteca, porque no quiere que el Señor los vea? Probablemente también tengas que esconder tu cuenta de televisión por cable, para que no vea los “canales para adultos” que tú sueles ver.

Mientras el Señor Jesús está contigo, tu conversación ya no consistirá en los chismes habituales que suelen caracterizar tu comunión en la mesa a la hora de la comida.

¿Deberías tener especial cuidado de ser amable y cortés durante esos días con los miembros de tu familia y tus vecinos, evitando los comentarios groseros que normalmente caracterizan tu discurso?

¿Estarías feliz de dejar que el Señor conozca a todos tus amigos, o esperarías que algunos de ellos no te visiten mientras Él está contigo?

¿Te alegraría dejar que  el Señor se quedara contigo para siempre? ¿O darías un suspiro de alivio cuando por fin Su visita haya terminado y se haya ido?

Se honesto contigo mismo.

Una forma de conocer la respuesta a esa pregunta es preguntándonos si nuestro comportamiento en casa es diferente cuando tenemos invitados que se quedan con nosotros, a quienes queremos impresionar. Si es así, ¡Cuánto más diferente tendría que ser nuestro comportamiento si el Señor Jesús mismo viniera a quedarse con nosotros por unos días!

No tiene sentido orar, “Venga tu reino” si no queremos que el Señor Jesús viva con nosotros y sea el Señor de nuestros hogares todos los días. Después de todo, el reino de Dios es un lugar donde Él estará presente como Señor todo el tiempo, y no solo por unos días. Si va a ser una tensión tenerlo en nuestra casa por unos pocos días, ¿cómo vamos a pasar la eternidad con Él?

Tesoros En El Cielo

El hombre que ora: “Venga tu reino” es aquel que ha puesto su mente, su afecto y sus deseos en las cosas de arriba. No es alguien que se haya puesto un vestido de cristianismo y santidad. Su espiritualidad no es superficial. Atraviesa la fibra misma de su ser. Está más interesado en acumular tesoros en el cielo que en acumularlos en esta tierra.

La actitud de un cristiano hacia el dinero es una de las pruebas más claras de su nivel espiritual y de si realmente anhela la venida del reino de Dios o no.

Recuerdo haber escuchado la historia de un granjero que un día le dijo a su esposa: “Nuestra vaca acaba de parir dos terneros, uno blanco y el otro marrón. Y pensé que cuando crecieran, deberíamos darle uno de ellos al Señor”. Su esposa le preguntó: “¿Cuál le vas a dar al Señor, el marrón o el blanco?” Él respondió: “Bueno, podemos decidir eso más tarde, cuando crezcan”.

Los terneros crecieron y engordaron cada vez más. Un día, el granjero llegó a casa con una cara triste y le dijo a su esposa: “Tengo una mala noticia que darte. El ternero del Señor acaba de morir”. Y su esposa dijo: “Pero, ¿cómo sabías cuál iba a ser el ternero del Señor? Aún no lo habías decidido”. Él dijo: “Oh, bueno, todo el tiempo tuve en la mente dar el ternero marrón al Señor; y acaba de morir esta mañana”.

Es así con la mayoría de los creyentes. ¡Siempre es el ternero del Señor el que muere! 

Le dan a Dios lo que queda después de que se han satisfecho todas sus propias necesidades. Y debido a que no son “ricos para con Dios”, permanecen espiritualmente pobres toda su vida (Lucas 12:21).

En el Antiguo Testamento, Dios había hecho una ley en la que los israelitas tenían que dar sus “primicias escogidas” al Señor (Éxodo 23:19). Esta era la única forma en que podían “honrar al Señor” (Proverbios 3: 9). Es lo mismo hoy. No podemos honrar al Señor si no le damos lo mejor de nosotros.

¿Qué encontramos en nuestra vida? ¿Tenemos siempre alguna excusa por la que no podemos darle lo mejor a Dios? Esto muestra dónde está realmente nuestro corazón. Donde esté el tesoro de un hombre, allí estará también su corazón.

Pero el hombre que ora: “Venga tu reino”, es un hombre que ha sido liberado del amor al dinero y las cosas materiales. Vive para Dios y por la eternidad ahora.

El Gobierno Absoluto De Dios

El reino de Dios significa el gobierno de Dios, el gobierno absoluto de Dios. Significa hacer de Jesucristo el Señor absoluto sobre cada área de nuestra vida.

Si queremos que venga el reino de Dios, primero debe llegar a nuestro corazón, a nuestro hogar y a nuestras iglesias. En estos lugares no debemos dar lugar a Satanás ni a la carne. Nuestro anhelo debe ser que el reino de Dios llene nuestros corazones, nuestros hogares y nuestras iglesias de tal manera que no haya lugar allí para nada más.

El Espíritu Santo vino a traer “el reino de Dios con poder” a la tierra (Marcos 9:1). Nuestras iglesias locales deberían ser una demostración al mundo de hoy de cómo es el reino de Dios, el que un día cubrirá toda la tierra. Aquí es donde le hemos fallado al Señor.

Cuando el Señor Jesús nos dijo que busquemos el reino de Dios primero y que no nos angustiemos por las cosas terrenales, lo que quiso decir fue que si realmente quisiéramos estar ansiosos por algo, deberíamos estar ansiosos por que el reino de Dios venga a la tierra como está en cielo (Mateo 6:33). ¿Cuántos de nosotros estamos agobiados por ese tipo de ansiedad, por la pureza de la iglesia y la venida del reino de Dios?

Que Dios encuentre muchos entre nosotros que busquen su reino primeramente.

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CAPÍTULO 1Cómo NO orar  

CAPÍTULO 2Padre nuestro que estás en los cielos  

CAPÍTULO 3Santificado sea tu nombre 

CAPÍTULO 4Venga tu reino 

CAPÍTULO 5Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo 

CAPÍTULO 6Danos hoy nuestro pan de cada día 

CAPÍTULO 7Perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros... 

CAPÍTULO 8No nos metas en tentación, mas líbranos del mal 

CAPÍTULO 9Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos. Amén.