Las sinagogas se construyeron después de que los babilonios destruyeran el Primer Templo en el 586 a. C. y los judíos se dispersaron durante los 70 años de cautiverio.
Aunque el templo fue reconstruido durante los días de Esdras y Nehemías, la mayoría de los judíos permanecieron en Babilonia. De ahí, se extendieron por todas las naciones durante la época de los imperios asirio, babilónico, persa y griego. Josefo estimó el número en millones. Después de la destrucción del Templo por los romanos en el 70 dC y la destrucción de Jerusalén en el 135 dC, la mayoría de los judíos fueron expulsados de la tierra de Israel. Multitudes fueron tomadas cautivas y muchas más huyeron de los ejércitos romanos.
Dondequiera que iban, construían sinagogas para el culto. Las sinagogas estaban ubicadas en toda Europa, así como en Siria, Irán, Irak, India, China, Egipto, África y, finalmente, América del Norte y del Sur.
La sinagoga fue una de las formas en que Dios evitó que los judíos fueran disueltos entre las naciones incrédulas (los gentiles). Las sinagogas conservaron las Escrituras, la religión y la forma de vida judías. Los judíos tenían contacto con otros judíos, practicaban la circuncisión, celebraban bodas judías, guardaban la pascua y otras fiestas, y enseñaban la Ley y las tradiciones. Las sinagogas ayudaron a mantener a los judíos separados de sus vecinos gentiles.
Cada sinagoga tiene un gabinete grande donde se guarda la Torá (los primeros cinco libros de la Biblia). Se llama el arca. Esto recuerda al Arca de la Alianza que contenía los Diez Mandamientos. El arca de la sinagoga a menudo se oculta detrás de una cortina ornamentada.
Delante del arca hay una lámpara que está continuamente encendida y se llama la “Luz Eterna”. Hoy en día suele ser eléctrica. Muchas sinagogas también tienen una o más menorás de siete lámparas. Estas señalan a Cristo como la luz del mundo, y un día los judíos recibirán a Jesús como el Cristo y dejarán de morar en tinieblas espirituales.
La plataforma donde se lee la Torá se eleva por encima de la congregación. Se llama la bimá. Esta es la palabra griega para un asiento elevado que se usa en el juicio. Pilato se sentó en una bimá para juzgar a Jesús (Jn. 19:13). Pablo fue llevado ante bimás (Hechos 18:12; 25:6). El tribunal de Cristo se llama bimá (Rom. 14:10; 2 Cor. 5:10).
La sinagoga a menudo se construye de modo que los adoradores miren hacia Jerusalén.
Hombres y mujeres se sientan en secciones separadas. Se puede ver esta costumbre en la sinagoga al aire libre en el Muro de los Lamentos en Jerusalén. Las mujeres deben adorar en una sección que está separada de la sección de hombres por una cerca.
Muchas sinagogas tienen una silla para el profeta Elías. Está vacía excepto durante el Brit Milá, que es la ceremonia de la circuncisión. Al comienzo de la ceremonia, se coloca al infante en la silla. Esto se basa en un mito judío de que Elías vigila cada circuncisión. Durante la comida ritual que sigue, los judíos oran para que Dios envíe al Mesías rápidamente y envíe a Elías antes para restablecer el trono de David.
Las sinagogas antiguas también tenían una silla para Moisés. Una de estas fue exhumada en una excavación en la sinagoga de Corazín al norte del Mar de Galilea. “De espaldas a Jerusalén, los ancianos de la sinagoga se sentaban frente al pueblo. El anciano más prominente se sentaba en este asiento de piedra sobre una plataforma elevada al lado del arca que contenía los rollos del AT. Desde aquí, se supone, los maestros exponían la ley mosaica. Este asiento simbolizaba su autoridad como intérpretes de la ley en sucesión ininterrumpida desde Moisés” (International Standard Bible Encyclopedia). La sinagoga de Sardis tenía un asiento para Elías y uno para Moisés. Parece que estos eran simbólicos de la Ley y los Profetas.
El gobierno de la sinagoga era congregacional. “Los sacerdotes siempre eran honrados cuando estaban presentes, pero no tenían privilegios especiales en la sinagoga, ya que se consideraba que sus funciones pertenecían especialmente al templo” (J. Sidlow Baxter, Explore the Book).
“Había un 'dirigente' o presidente, y un consejo de ancianos que también eran llamados 'dirigentes' (Mr. 5:22; Hech. 13:15). Había un 'legatario', cuyo deber era recitar las oraciones. Había 'diáconos', que se ocupaban de las limosnas. Estaba el chazán (cantor) que 'cantaba' los nombres de los lectores designados y permanecía junto a los lectores para asegurarse de que las lecciones del día se leyeran correctamente, se pronunciaran correctamente, etc. También era él quien se ocupaba de los rollos de las Escrituras, tocaba la trompeta que anunciaba la proximidad del sábado, se encargaba de encender las lámparas, supervisaba el mobiliario de la sinagoga y aplicaba el azote cuando se debía castigar” (Baxter).
Las sinagogas eran centros de estudio donde los rabinos conservaban las Escrituras. Después de que Jerusalén fuera destruida por los romanos en el año 135 dC, los escribas masoréticos comenzaron a copiar minuciosamente las Escrituras para preservarlas. Contaban cada letra de la Biblia hebrea y, si cometían un error, destruían el manuscrito. La Biblia hebrea masorética más famosa es el Códice de Alepo del año 900 d.C. Los reformadores protestantes utilizaron el texto hebreo masorético como base para las Biblias protestantes, como la alemana de Lutero y la inglesa del Rey Jaime (King James). En ese momento no era posible saber cómo era la Biblia hebrea antes del año 900 dC, porque no existían manuscritos más antiguos que estos. Los creyentes de la Biblia confiaron en las promesas de Dios de que Él preservaría Su Palabra. Pero en la década de 1950, se encontraron rollos de la Biblia hebrea en cuevas cerca del Mar Muerto. Datan de 100 a 200 años antes de Cristo, un milenio completo antes que el Códice Masorético de Alepo, ¡pero se descubrió que eran casi, palabra por palabra, iguales a la Biblia Hebrea Masorética del siglo X d.C.! Por ejemplo, cuando se compara Isaías 53 entre el Gran Rollo de Isaías de las Cuevas del Mar Muerto casi completo y el Códice de Alepo, solo hay tres letras que difieren. Esto significa que la Biblia hebrea se conservó con éxito hasta el momento de la impresión, a pesar de que los judíos estaban dispersos entre las naciones y eran perseguidos encarnizadamente.
Las sinagogas fueron donde los rabinos crearon la miríada de tradiciones que se agregaron a las Escrituras. Esta colección de escritos se llama Talmud. Tiene dos partes: La Mishná, que se compone de debates y opiniones legales judías, y la Guemará, que es un comentario sobre la Mishná. La Guemará y la Mishná juntas forman el Talmud. El Talmud no se basa en las Escrituras en sí, sino en el Midrash, que es un comentario judío sobre las Escrituras. ¡Así, el Talmud es un comentario sobre un comentario sobre un comentario! Incluso el comentario del Midrash se basa en una interpretación alegórica de las Escrituras en lugar de una interpretación literal, y trata partes del Antiguo Testamento como míticas. El Talmud no está organizado por texto de las Escrituras sino por seis temas principales: Semillas, Festival, Mujeres, Daños, Lugares Sagrados y Purezas. Los rabinos que escribieron el Midrash se llaman Tannaim, y los que escribieron la Gemará se llaman Amoraim. En total, el Talmud consta de 6.200 páginas de texto impreso y contiene las opiniones de miles de rabinos sobre una gran cantidad de temas. Hay dos ediciones principales. El Talmud de Jerusalén, también llamado Talmud Palestino o Talmud de-Eretz Yisrael (Talmud de la Tierra de Israel), fue compuesto en sinagogas en Tiberíades y Cesarea entre los años 200-400 d.C. El Talmud de Babilonia fue compilado en Babilonia alrededor del año 500 dC. El Talmud fue exaltado a un lugar de autoridad igual a la Escritura. Este proceso había comenzado durante los días de los fariseos, como dijo el Señor Jesús: “Porque en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Mt 15:9). Considera la cocina kosher, que es cocinar según la tradición talmúdica. A partir de la simple ley que prohibía hervir a un cabrito en la leche de su madre (Dt 14:21), la tradición judía agrega capas de leyes sobre lo mismo. Prohiben cocinar una mezcla de leche y carne, prohíben comer una mezcla cocida de leche y carne, y prohíben obtener algún beneficio de una mezcla cocida de leche y carne. La cocina kosher incluso requiere que se usen utensilios de cocina, platos y cubiertos separados para la carne y los productos lácteos, de modo que no haya posibilidad de contaminación cruzada. El conjunto de utensilios para alimentos que contienen productos lácteos se conoce con la palabra hebrea halavi, mientras que el conjunto para carne es basari. Los judíos ortodoxos esperan al menos seis horas entre comer carne y comer productos lácteos, ya que la comida deja fragmentos entre los dientes y, por lo tanto, ¡existe la posibilidad de que ambos se mezclen en la boca!
Las sinagogas fueron fundamentales para preservar el idioma hebreo durante los últimos 2000 años. Después de que Israel fue desalojada de su tierra por los romanos y esparcida por las naciones, su idioma estuvo en peligro de morir. La preservación de las Escrituras hebreas en las sinagogas por parte de los rabinos preservó el idioma, y es el idioma oficial hoy en día en el Israel moderno.
Las sinagogas fueron una luz para los gentiles que ayudaron a preparar el camino para el evangelio. Hay evidencia de esto en el libro de los Hechos. Dondequiera que Pablo fue en sus viajes misioneros, comenzó a predicar en las sinagogas porque ahí es donde encontró tanto a judíos como a gentiles que tenían una cosmovisión preparada para el evangelio a la luz del Antiguo Testamento (el conocimiento del Dios verdadero, el conocimiento del hombre, la caída, la redención a través del sacrificio y la venida del Mesías). Muchos gentiles asistían a las sinagogas buscando luz espiritual, y muchos de ellos se salvaron cuando escucharon el evangelio y entendieron que Jesús es el Cristo prometido. “Y habiendo pasado Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos; y Pablo, como de costumbre, entró a ellos, y discutió con ellos las Escrituras por tres días de reposo, diciendo: y alegando que Cristo debe haber sufrido y resucitado de entre los muertos; y que este Jesús, que os predico, es Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y Silas; y de los griegos piadosos una gran multitud, y de las principales mujeres no pocas” (Hch. 17:1-4. Véase también Hch 13:42-43; 14:1; 17:10-12; 18:4). Los “griegos piadosos” eran griegos que habían rechazado la idolatría pagana y se habían unido a los judíos para creer en las Escrituras judías y adorar a Jehová. El Antiguo Testamento fue dado por Dios para preparar a los hombres para la venida de Cristo. Era un maestro de escuela o tutor (Gál. 3:24). Dios tenía la intención de que fuera una luz para todas las naciones (Is 45:22; 52:10). Los judíos corrompieron el mensaje de la Ley de Dios con sus tradiciones y crearon una religión de obras, y se volvieron santurrones y racialmente arrogantes, pero Dios aún así usó las Escrituras para preparar los corazones de los gentiles. Pensemos en el eunuco etíope que aparentemente viajó a Jerusalén para obtener las Escrituras judías y estaba tratando de entender la profecía de Isaías (Hch 826-28). Pensemos en Cornelio, un centurión romano “piadoso” que siguió la luz del judaísmo en Cesarea (Hch 10,1-2).
Durante los últimos 2000 años, innumerables sinagogas han sido destruidas durante las persecuciones contra los judíos. Por ejemplo, durante la Kristallnacht (noche de cristal) en 1938, los nazis alemanes destruyeron más de 1000 sinagogas y reunieron a 200.000 judíos para enviarlos a los campos de exterminio.
Hoy los judíos están regresando a su tierra y muchas sinagogas han cerrado en todas las partes del mundo donde una vez se construyeron.
Desde la primera década del siglo XXI, no ha habido sinagogas en funcionamiento en Calcuta, una ciudad que alguna vez albergó a una próspera comunidad judía y cinco sinagogas. El primer judío, Shalom Aharon Obadiah Cohen, llegó de Allepo, Siria, en 1792. Dirigió la construcción de la primera sinagoga, Neveh Shalome, en 1831. Le siguió la sinagoga Beth El en 1856; Magén David, 1884; Magen Aboth, 1897; Shaare Rasson, 1933. Los judíos de Calcuta estaban dirigidos por comerciantes que comerciaban con algodón, yute, especias y opio. A mediados del siglo XX había 6.000 judíos, pero ya no están. Comenzaron a irse después del establecimiento del estado de Israel en 1948. En 2019, solo quedaban 30 judíos en la ciudad, todos de 70 años o más. Un informe del New York Times del 24 de octubre de 2013 se tituló “Los últimos judíos de Calcuta”. Los musulmanes ahora son cuidadores de las desaparecidas sinagogas.
En 2021, el último judío abandonó Afganistán y cerró la última sinagoga. Los judíos habían vivido en Afganistán desde al menos el año 500 d. C. En un momento se pensó que la población judía era de 50.000. En 1948 la población era de 5.000. Para 1996, solo había 10 judíos en la única sinagoga que quedaba en Kabul. En 2000, los talibanes robaron la Torá de la sinagoga. En 2001, solo había dos, Zablon Simintov e Ishaq Levin. “Eran famosos por ser archirrivales y repetidamente se referían el uno al otro como 'talibán'. La enemistad entre ellos fue el argumento de una obra de teatro de la ciudad de Nueva York titulada 'Los dos últimos judíos de Kabul'. En 2005, la disputa terminó cuando Levin murió por causas naturales, dejando a Simintov como el único judío que quedaba en todo Afganistán” (La última sinagoga en funcionamiento, atlasobscure.com). Simintov lleva mucho tiempo separado de su esposa y sus dos hijas, que viven en Israel. Simintov salió de Afganistán en septiembre de 2021 después de la partida militar estadounidense.
¿Hacia dónde se están yendo los judíos? Muchos de ellos se van a casa—Israel—en preparación para el cumplimiento final de la profecía bíblica. Si te interesa el fascinante tema de la profecía bíblica y quieres aprender más acerca de ella, échale un vistazo a nuestro Comentario del Apocalipsis y Daniel aquí https://cbtcd.blogspot.com/
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Principales publicaciones período 2020-2022 (al final del artículo).
Principales publicaciones período 2011-2019.
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