Buscar este blog

miércoles, 17 de agosto de 2022

CÓMO VENCER EL ESTRÉS



¿Estresado(a)?

“Todos tenemos cierto grado de estrés, pero yo tengo demasiado. Y no es solo por un asunto grave, sino por muchos problemas y dificultades. Además, llevo muchísimos años cuidando de mi esposo, que padece una enfermedad física y mental crónica” (Julia). 

“Mi esposa me abandonó, y tuve que criar a mis dos hijos solo. Ser padre soltero fue muy difícil. Y para colmo perdí el empleo y no tenía dinero para pagar la reparación de mi vehículo. No sabía qué hacer. Ya no soportaba el estrés. Sabía que suicidarme estaba mal, y por eso le rogaba a Dios que me quitara la vida” (Agustín).

Al igual que Julia y Agustín, ¿sientes que a veces ya no puedes más? Si es así, seguramente este artículo te ayudará y consolará, pues analiza las causas del estrés, sus efectos y lo que podemos hacer para sobrellevarlo como cristianos.

Las causas del estrés

La mayoría de los adultos sufrimos “niveles de estrés cada vez más altos. La vida moderna está llena de cambios e incertidumbres”, según informa la reconocida Clínica Mayo, en Estados Unidos. Pensemos en algunos de los factores que nos causan estrés:

  • un divorcio
  • la muerte de un ser querido
  • una enfermedad grave
  • un accidente
  • la delincuencia
  • una vida muy agitada
  • los desastres naturales o los causados por el hombre
  • las presiones en la escuela o en el trabajo
  • la preocupación por el empleo y el dinero
  • la inestabilidad política de nuestro país
La pérdida del empleo

La Asociación Americana de Psicología dice: “La pérdida de un empleo puede ser devastadora, y los trabajadores desempleados están expuestos a problemas de salud física, tensiones maritales, ansiedad, depresión e incluso suicidio. La pérdida de un trabajo afecta todos los aspectos de la vida”.

El estrés infantil (y juvenil)

No es extraño que los niños también tengan estrés. Algunos sufren acoso escolar, no los atienden en casa o son víctimas de abuso físico, emocional o sexual. Muchos sufren ansiedad debido a los exámenes y las calificaciones escolares. Otros ven cómo su familia se deshace por culpa del divorcio. Los niños que padecen estrés pueden tener pesadillas, problemas de aprendizaje, depresión o tendencia a aislarse. Algunos no son capaces de controlar sus emociones. Los niños que sufren estrés necesitan ayuda urgente.

¿Qué es el estrés?

El estrés es la reacción del cuerpo ante una situación muy difícil. El cerebro hace que nuestro cuerpo se llene de hormonas. Esto provoca que se incremente el ritmo cardiaco, se altere la presión arterial, aumente o disminuya la capacidad pulmonar y se tensen los músculos. Antes de que nos demos cuenta de lo que está pasando, nuestro cuerpo está listo para reaccionar. Cuando el episodio de estrés acaba, el cuerpo deja de estar en “alerta máxima” y vuelve a la normalidad.

Estrés bueno y estrés malo

El estrés es una respuesta natural del cuerpo que nos permite hacer frente a los desafíos y peligros. Todo comienza en el cerebro. El estrés bueno hace que actuemos o reaccionemos rápidamente. Cierto grado de estrés también puede ayudarnos a alcanzar nuestras metas o a rendir mejor, por ejemplo, durante un examen, una entrevista de trabajo o a la hora de practicar algún deporte.

Sin embargo, el estrés prolongado, intenso o crónico puede hacernos mucho daño. Cuando el cuerpo está siempre en estado de “alerta máxima”, podemos sufrir en sentido físico, emocional y mental. Nuestro comportamiento y la forma de tratar a los demás quizás se vean afectados. El estrés crónico puede hacer que alguien abuse de alguna sustancia o adopte otros hábitos poco saludables. Incluso la persona podría llegar a deprimirse, sufrir agotamiento extremo o pensar en el suicidio.

Aunque el estrés no afecta a todos por igual, puede provocar una gran variedad de enfermedades y afectar a casi cualquier parte del cuerpo.

Cómo afecta el estrés al cuerpo

El sistema nervioso

El sistema nervioso hace que se liberen hormonas, como la adrenalina y el cortisol. Esto aumenta el ritmo cardiaco, la presión arterial y los niveles de glucosa en la sangre para reaccionar con rapidez ante el peligro. Demasiado estrés puede provocar:

  • irritabilidad, ansiedad, depresión, dolor de cabeza e insomnio

El sistema musculoesquelético

Los músculos se tensan para protegernos de las lesiones. Demasiado estrés puede provocar:

  • dolor en el cuerpo, dolor de cabeza por tensión y espasmos musculares

El sistema respiratorio

Al respirar más rápido, tomamos más oxígeno. Demasiado estrés puede provocar:

  • hiperventilación, dificultad para respirar y ataques de pánico a quienes son propensos a sufrirlos

El sistema cardiovascular

El corazón late más rápido y más fuerte para distribuir la sangre por todo el cuerpo. Los vasos sanguíneos se ensanchan o se estrechan a fin de mandar sangre adonde más se necesite, por ejemplo, a los músculos. Demasiado estrés puede provocar:

  • infarto, hipertensión y accidentes cerebrovasculares

El sistema endocrino

Las glándulas producen hormonas, como la adrenalina y el cortisol, que ayudan a que el cuerpo reaccione ante el estrés. El hígado aumenta el nivel de azúcar en la sangre para darnos más energía. Demasiado estrés puede provocar:

  • diabetes, defensas bajas —y por lo tanto más enfermedades—, cambios de humor y aumento de peso

El sistema gastrointestinal

La forma en la que el cuerpo procesa los alimentos se ve alterada. Demasiado estrés puede provocar:

  • náuseas, vómitos, diarrea y estreñimiento

El sistema reproductivo

El estrés podría afectar el deseo y la función sexual. Demasiado estrés puede provocar:

  • impotencia o alteración del ciclo menstrual

CÓMO COMBATIR EL ESTRÉS 

Para combatir el estrés debes tener en cuenta tu salud, la forma de relacionarse con los demás, tus metas y tus prioridades en la vida; es decir, lo que realmente consideras importante. Este artículo contiene consejos prácticos que te ayudarán a lidiar mejor con el estrés e incluso a vencerlo. 

No te angusties (afanes) por el mañana

“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt 6:34).

Qué significa. Las preocupaciones son parte de la vida. Pero no es bueno que añadas los problemas de mañana a los que ya tienes hoy. Ora y entrégale HOY tu día de mañana al Señor, y Él se hará cargo. 

Acepta que es inevitable sentir algo de estrés, pero, si te preocupas demasiado por las cosas que no puedes controlar, te sentirás aún más estresado. Y, segundo, recuerda que por lo general las cosas no salen tan mal como nos habíamos imaginado. 

Ten expectativas razonables

“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Stg 3:17).

“La sabiduría de arriba es [...] razonable” .

Qué significa. No seas perfeccionista. No te exijas demasiado ni exijas demasiado de los demás.

Se humilde, ten expectativas razonables y reconoce tanto tus límites como los de otros. Si lo haces, tú y los que te rodean se sentirán bien y las cosas saldrán mejor. Además, no pierdas el sentido del humor. Cuando nos reímos, incluso cuando algo sale mal, liberamos tensión y mejoramos nuestro estado de ánimo.

 Identifica lo que te estresa

“El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido” (Pr 17:27).

“La persona que tiene discernimiento mantendrá la calma”.

Qué significa. Las emociones negativas impiden que pensemos con claridad, así que ora SIEMPRE para mantener la calma.

Identifica lo que te estresa y cuál es tu reacción. Por ejemplo, cuando te sientes estresado, analiza tus pensamientos, sentimientos y conducta. Incluso puedes tomar algunas notas. Si eres consciente de cómo reaccionas ante el estrés, podrás controlarlo mejor. También piensa en maneras de eliminar algunas causas de estrés. Si no puedes eliminarlas, ORA para que el Señor te ayude a controlar tus emociones. Por ejemplo, trata de organizar mejor tus tareas y tu tiempo para que tengas tiempo disponible para orar y meditar en la Palabra del Señor, en especial en los Salmos.

No a todos nos estresan las mismas cosas, pues todos tenemos puntos de vista diferentes. Por eso, trata de ver las cosas de otro modo. ¿Por qué no intentas ahora mismo orar por esto que lees aquí?

No te apresures a pensar mal de los demás. Si alguien se te mete en la fila y piensas que lo hizo por mala educación, te enojarás. Es mejor pensar que no tenía mala intención, que está estresado, y que no tiene (cómo tú) la gracia del Señor para actuar de manera diferente. Tal vez sea así.

Esfuérzate por ver el lado bueno de las cosas y las personas. Si tienes que esperar mucho en el paradero del bus o a que te atiendan en un lugar, aprovecha ese tiempo para leer pasajes de la Biblia que te recuerden cómo debes actuar, o a orar. Te sorprenderá darte cuenta de cuántas veces podemos orar al Señor en los “tiempos muertos” que un día cualquiera nos proporciona. También puedes repasar en tu memoria pasajes o versículos de la Biblia que estés aprendiendo de memoria. Inténtalo. Dale vida a los “tiempos muertos” en vez de alterarte por ellos.

Ve el cuadro completo. Pregúntate: “¿Me parecerá tan grave el problema mañana o la semana que viene?” Aprende a distinguir entre los problemas de poca importancia y los más serios.

Lleva una vida ordenada

“Hágase todo decentemente y con orden” (1 Co 14:40).

“Hazlo todo de forma digna y ordenada”.

Esfuérzate por mantener cierto grado de orden y dignidad en tu vida.

Todos necesitamos que haya orden en nuestra vida. Dejar las cosas para más tarde provoca desorden y estrés, y hace que cada vez tengamos más tareas pendientes. ¿Por qué no sigues estas sugerencias?

Haz un horario realista y síguelo

Identifica y corrige cualquier tendencia que te lleve a posponer las cosas, así como cualquier tendencia que te lleve a sobre-exigirte. Divide tu día en siclos de no más de dos horas cada uno, y haz cada dos horas algo diferente, pero productivo. Más que eso es sobre-exigirte.

Lleva una vida equilibrada

Mi pasaje favorito de Eclesiastés es:

“Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu” (Ec 4:6).

“Es mejor contentarte con menos pero con descanso, que solo trabajar duro sin tiempo para distraerte” (Ec 4:6).

Menos es más. Puede que a los adictos al trabajo no les queden ni energías ni tiempo para disfrutar de los resultados de su duro trabajo.

Ve el trabajo y el dinero de manera equilibrada. Tener más dinero no da más felicidad ni reduce el estrés. De hecho, puede ocurrir todo lo contrario. Como dice Eclesiastés también: “al rico no le deja dormir la abundancia” (Ec 5:12). Por eso, trata de vivir dentro de tus posibilidades, y no más.

Aparta tiempo para relajarte haciendo algo que te distraiga del trabajo para ganarte el pan. Si haces cosas que te gustan, liberarás estrés. Pero ten en cuenta que las diversiones pasivas, como ver la televisión, no te ayudarán mucho: excepto para quedarte dormido por la lata que te producirá.

No abuses de la tecnología

No revises constantemente el correo electrónico, los mensajes de texto o las redes sociales. Si no es estrictamente necesario por cuestiones laborales, no leas correos relacionados con el trabajo fuera de horas laborables. El WhatsApp, el Zoom y los interminables mensajes son una porquería que todo cristiano debería eliminar de su smartphone, así mismo como se debería dejar de contestar cada llamada que se recibe de números desconocidos. Aprende a controlar la información que te llega sin solicitarla (Spam).

Cuida tu salud

“El ejercicio corporal para poco es provechoso” (1 Ti 4:8). 

Cuando Pablo le escribió esto a Timoteo, las personas llevaban una vida física bastante activa: caminaban grandes distancias cada día incluso para sacar agua de un pozo, sin tomar en cuenta todo el trabajo físico que hacían cuando viajaban de villa en villa, de aldea en aldea, de ciudad en ciudad. Añadirle ejercicio a una vida así de activa, realmente era poco provechoso. Pero hoy en día, en que el sedentarismo es la norma, el ejercicio físico tiene ciertamente algún beneficio.

Hacer ejercicio regularmente es bueno para la salud.
Desarrolla alguna rutina de ejercicios saludables que puedas realizar. El ejercicio puede animarte y hacer que tu cuerpo responda mejor al estrés. Consume alimentos nutritivos naturales, disminuye las masas de las comidas y no descuides las proteínas contenidas en las carnes y las verduras. Procura descansar lo suficiente, lo que tu cuerpo necesite, incluso si parece demasiado.

No busques “soluciones” como el tabaco, las drogas (antidepresivos) o el alcohol. A la larga aumentan el estrés, pues dañan tu salud y tu economía.

LA BONDAD Y EL PERDÓN SON EL ANTÍDOTO CONTRA EL ESTRÉS

“A su alma hace bien el hombre misericordioso; mas el cruel se atormenta a sí mismo” (Pr 11:17).

“La persona bondadosa se beneficia a sí misma, pero la persona rencorosa se perjudica a sí misma”.

En su libro Overcoming Stress (Cómo superar el estrés), el doctor Tim Cantopher explica que la bondad es el antídoto contra el estrés. Cuando somos bondadosos con otros, nuestra salud mejora y somos más felices. En cambio, una persona rencorosa, irascible y desagradable no es feliz.

También disminuimos el estrés cuando somos considerados con nosotros mismos. Por ejemplo, no nos exijamos demasiado, tampoco nos menospreciemos ni nos critiquemos con dureza. Jesús dijo: “Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo” (Mr 12:31).

Fija tus prioridades

“Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo” (Fil 1:10).

Asegúrate “de qué cosas son las más importantes”.

Analiza con cuidado tus prioridades. Anota tus tareas por orden de importancia (la oración debe estar a la cabeza de la lista). Esto te ayudará a concentrarte en las más importantes y ver cuáles puedes posponer, delegar o incluso eliminar.

Durante una semana, escribe las cosas que haces y el tiempo que les dedicas. Luego piensa en cómo aprovechar mejor el tiempo. Si sientes que tienes el control, tu estrés se aliviará.

Programa tiempo para descansar. Hacer una pausa, aunque sea breve, puede hacerte sentir como nuevo y reducir tu estrés.

Busca ayuda en la Biblia

“La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra” (Pr 12:25).

La ansiedad aplasta el corazón de una persona, pero una buena palabra la reanima.

Las palabras amables y compasivas pueden animarte. Dile al Señor (el único Amigo comprensivo) cómo te sientes. Sólo Él puede ayudarte a ver las cosas desde otra perspectiva o incluso a encontrar una solución que a ti no se te había ocurrido. Con solo desahogarte ante Él en oración puedes sentirte mejor. Aprende a derramar tu corazón delante del Él día tras día, y verás cómo todo tu estrés desaparecerá con el tiempo.

No descuides tu espiritualidad

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5:3).

“Felices los que reconocen sus necesidades espirituales”.

No solo necesitamos alimento, ropa y un techo, sino que también tenemos necesidades espirituales. Para ser felices, debemos reconocer y satisfacer esas necesidades. Orar es de gran ayuda. Dios te invita a contarle todo lo que te inquieta, porque se preocupa por ti (1 P 5:7). Orar y meditar en cosas positivas te traerá paz interior (Fil 4:6,7).

Lee cosas que te acerquen a Dios. Los principios presentados en este artículo están en la Biblia, que se escribió para satisfacer nuestras necesidades espirituales. Estos principios también nos ayudan a tener “sabiduría práctica” y “capacidad para pensar correctamente” (Pr 3:21). ¿Por qué no te propones leer la Biblia en busca de aquellos pasajes que te animen y te den deseos de buscar al Señor? Hacer una lista de esos pasajes escritos con tu puño y letra podría ser un buen punto de partida. Comienza con los Salmos y escribe sólo aquellos que “te hablen” en tu situación actual. Hay 150 de ellos, y están allí para ti.

EL PODER DEL PERDÓN

“La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa” (Pr 19:11).

“La sensatez de una persona refrena su enojo, y es un gesto hermoso de parte de quien pase por alto una ofensa”.

En la revista de psicología Journal of Health Psychology, el doctor Loren Toussaint afirma que “el estrés perjudica la salud y el perdón la mejora”. Y añade: “Perdonar significa librarse de los sentimientos y comportamientos negativos que tenemos hacia quien nos ofendió y reemplazarlos por sentimientos positivos”. Toussaint llega a la conclusión de que perdonar “puede ayudar a reducir las enfermedades ocasionadas por el estrés”.

VIVIR SIN ESTRÉS ES POSIBLE

La sabiduría de la Biblia nos ayuda a evitar el estrés innecesario. Nosotros no podemos eliminar todo lo que nos provoca estrés, pero nuestro Creador sí puede. De hecho, ya ha nombrado a alguien para que nos ayude: al Señor Jesucristo. Pronto el Señor Jesús hará en toda la tierra cosas más maravillosas que las que hizo durante su vida humana. Veamos algunas.

El Señor curará a los enfermos

“Le traían a todos los que sufrían enfermedades y [...] él los curaba” (Mt 4:24).

El Señor nos dará techo y comida a todos 

“Construirán casas y vivirán en ellas; plantarán viñas y comerán su fruto. No construirán casas para que otros vivan en ellas ni plantarán para que otros coman” (Is 65:21,22).

El Señor hará que haya paz y seguridad en el mundo 

“En sus días el justo florecerá, y habrá paz en abundancia hasta que la luna ya no exista. Él gobernará de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra [...] y sus enemigos morderán el polvo” (Sal 72:7-9).

El Señor eliminará toda injusticia 

“Tendrá compasión del humilde y del pobre, y a los pobres les salvará la vida. Los rescatará de la opresión y de la violencia” (Sal 72:13, 14).

El Señor acabará con el sufrimiento y la muerte 

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Ap 21:4).

Vendrán días peligrosos (2 Ti 3:1)

“El mundo está cada vez más estresado, preocupado, triste y adolorido” (Mohamed Younis, editor jefe de Gallup).

¿Por qué es tan frecuente el estrés? La Biblia nos da la respuesta en 2 Timoteo 3:1-17 (lee todo el capítulo). La Biblia explica que esto será así debido a las características negativas de la gente. Las personas amarán el dinero, serán arrogantes y violentas, aparentarán ser religiosas, no amarán a su familia y no tendrán autocontrol (2 Ti 3:2-5). Los últimos días terminarán cuando el Señor Jesús regrese a la tierra y comience a gobernar la como el Rey del Reino de Dios (Dn 2:44). Hasta entonces, debemos preocuparnos SÓLO de que ninguna de las características descritas en estos pasajes de 2 de Timoteo estén en nosotros. Eso, por sí solo, nos acercará al Señor y nos liberará del estrés.

“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos” (Pr 14:30).

“Un corazón calmado es vida para el cuerpo”.

Estas palabras, que se escribieron hace tres mil años, las encontramos en Proverbios 14:30, y son solo un ejemplo de la sabiduría de la Biblia. Si deseas saber más sobre cómo hacer frente a los problemas espirituales, busca en este blog los artículos relacionados con el estrés. Estos son algunos ejemplos: