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sábado, 2 de febrero de 2013

PROFECÍAS DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS CUMPLIDAS EN ESTA GENERACIÓN


“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue” (Mateo 16:1-4).

Cuando el Señor Jesús venga, no habrá una segunda oportunidad. Lo conocerás como tu Salvador y estarás listo para irte con Él, o serás dejado para recibir la ira y el ardiente juicio de Dios. Muchos saben que ponerse al día con Dios es importante, pero piensan que lo pueden posponer para poco antes de morir. Creen que es algo así como limpiar la casa poco antes de que lleguen los familiares: importante, pero no absolutamente necesario sino hasta el último minuto. Se refugian en esta forma de pensar creyendo que pueden elegir el momento en que tendrán que ponerse sus mejores prendas para el Todopoderoso. La Escritura advierte clara y repetidamente contra la insensatez de esta actitud. Por primera vez en la historia estamos viendo señales en el mundo que nos indican que podríamos no tener tanto tiempo como el que pensábamos que teníamos. 

En el Monte de los Olivos, los discípulos le preguntaron al Señor: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3). El Señor les respondió mencionado una serie de eventos que precederían Su regreso a la tierra. Él dijo que estos eventos serán tan claros, tan evidentes, que cuando ocurran los creyentes alzarán sus ojos al cielo para verlo aparecer en las nubes (Lucas 21:28). 


Los cristianos comenzaron a esperar al Señor desde el día de Su ascensión, y con cada serie de cataclismos, desastres naturales, guerras y abominaciones morales, examinaron las escrituras proféticas preguntándose si el tiempo del fin había llegado. A través de la historia, el mundo ha experimentado “fiebres mileniales” que, en ocasiones, han alcanzado su grado más alto; pero el cielo ha permanecido impenetrable. La razón es que, a pesar de la terrible naturaleza de los eventos que el mundo ha experimentado – desde plagas devastadoras en Europa en la Edad Media hasta las catastróficas guerras mundiales del Siglo XX – estos no tuvieron el claro y evidente cumplimiento profético que el Señor describió. 


En 1948, todo cambió. La ONU reconoció formalmente a Israel como una nación. Este evento, mencionado por los profetas bíblicos como la señal más importante que debía cumplirse antes del retorno del Mesías, le puso los pelos de punta a los estudiantes de la profecía bíblica. Es el evento profético más importante que jamás será anunciado hasta que el Señor Jesucristo regrese a la tierra. 


Hoy, ya no es necesario especular acerca de si estamos o no entrando a los últimos tiempos. Desde la restauración de Israel, el cumplimiento de la profecía ha sido tan literal, tan rápido, que huelga preguntarse si estamos o no entrando en una nueva fase de la historia humana. Como el escenario para el cumplimiento de la profecía de los últimos tiempos está listo, muchos creen que el retorno de Cristo podría ocurrir en nuestras vidas. 


Veamos algunos pocos ejemplos: 


La Restauración de Israel 


Hay muchas profecías acerca de los últimos tiempos, pero hay siempre un tema central en ellas: la nación de Israel. A partir de la destrucción del templo a manos de los romanos en el año 70 d. C., Dios disciplinó a los judíos por su rebelión esparciéndolos a través de todo el mundo. Pero las Escrituras también prometen que Israel sería reunida al tiempo del fin: “… al cabo de los años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre fueron una desolación” (Ezequiel 38:8). Además, las Escrituras nos dicen que este evento ocurriría repentinamente, en un solo día: “¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, dio a luz sus hijos” (Isaías 66:8). 


A partir de la destrucción del templo en el año 70 d. C., la tierra de Israel pasó de una nación conquistadora a otra, durante casi 2000 años. Después de la horrorosa matanza de 6 millones de judíos a manos de Hitler, la idea de restablecer un estado judío parecía imposible, sino ridícula. El movimiento sionista había comenzado el proceso de dar a luz a Israel a comienzos del 1900. A continuación de la exitosa Guerra de Independencia, la nación fue reconocida formalmente por las Naciones Unidas el 14 de Mayo de 1948. De la noche a la mañana – en un solo día – Israel fue de nuevo una nación, tal como Isaías lo predijo. Esta crucial profecía de los últimos tiempos se ha cumplido literalmente. 


Ahora, por primera vez desde el primer siglo, hay una nación de Israel literal con la que el Anticristo puede confirmar un pacto de siete años, iniciando la Semana Septuagésima (Daniel 9:27). 


El Control de Israel sobre Jerusalén 


“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad….” (Daniel 9:24) 


Los antiguos profetas bíblicos declararon que, para el retorno del Mesías, Israel no sería solamente un estado soberano, sino que los judíos tendrían el control sobre Jerusalén. Aunque a Israel se le dio el status de nación en 1948, no fue sino hasta la Guerra de Seis Días, en 1967, que gran parte de Jerusalén fue reincorporada a la nación. (Sólo el Monte del Templo, o Cúpula de la Roca, permanece en manos de los musulmanes actualmente). El que Jerusalén volviera a estar bajo control Israelí es una profecía de los últimos tiempos que se ha cumplido literalmente. 


El Regreso de los Judíos a su Tierra 


“Por lo tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra” (Jeremías 23:7–8). 


La generación actual no solo ha presenciado el avivamiento del estado judío, sino que también ha visto el cumplimiento de otra profecía de los últimos tiempos – la emigración masiva de judíos a Israel desde todo el mundo, en especial desde la “tierra del norte” (Turquía y los países de la ex URSS). Jeremías declaró que, no solo los judíos regresarían a Israel, sino que este regreso sería tan dramático que causaría que el pueblo le prestara más atención a este evento que al éxodo desde Egipto. Hoy, en nuestra generación, el movimiento sionista ha dirigido a cientos de miles de judíos de todas las partes del mundo a emigrar a Israel. Y con la  secularización de la moderna comunidad judía, pocos son los que aún creen que la Tora refleja su historia nacional. Así que verdaderamente es el segundo éxodo —no el primero — el que es recordado, tal como lo predijeron los profetas. 


La Reconstrucción del Templo 


“Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora” (Dn. 11:31). “Y a causa de la prevaricación le fue entregado [al Anticristo] el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad… y prosperó” (Daniel 8:12). 


Desde la destrucción del templo en el año 70 d. C., los judíos no han tenido dónde realizar su servicios ceremoniales. Sin embargo, la profecía de los últimos tiempos nos dice que Israel reasumirá sus tradicionales sacrificios de animales antes de (o durante) el surgimiento del Anticristo, puesto que él hará cesar estos sacrificios a la mitad de la Semana Septuagésima. Para que esta profecía pueda cumplirse, Israel debe reconstruir el templo y reinstaurar el sistema levítico. 


Hoy, bajo el liderazgo de organizaciones tales como La Fundación del Templo de Jerusalén y El Instituto del Templo, los planes para la reconstrucción del templo ya han comenzado. Un grupo llamado el Movimiento de los Fieles del Monte del Templo ha construido un detallado modelo a escala y está recibiendo donaciones para financiar la reconstrucción. Muchos de los artículos ceremoniales usados en el templo de Salomón han sido desenterrados en excavaciones arqueológicas y el resto está en proceso de ser reproducido, incluidos el pectoral del sumo sacerdote, la túnica y la diadema de oro; la vestimenta de los sacerdotes del templo, el candelero de oro, la fuente de bronce y las trompetas de plata fina. Veinte o treinta años atrás, la reconstrucción del templo habría sido impensable. Hoy, esta profecía de los últimos tiempos está en proceso de cumplirse literalmente. 


Retorno de las Leyes del Sanedrín 


“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel … entonces los que estén en Judea huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa …. Orad, pues, para que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo” (Mateo 24:15–20). 


Para nosotros, esta orden del Señor Jesús es un enigma. Pero para los judíos del primer siglo, tenía mucho sentido porque ellos eran gobernados por las antiguas leyes del Sanedrín. Estas leyes, que eran interpretaciones rabínicas de las leyes de Moisés, declaraban que los judíos no podían viajar más de mil pasos durante el Sábado, ya que esto constituía trabajo. La orden del Señor, “Orad, pues, que vuestra huida no sea … en día de reposo”, parece indicar que durante la Semana Septuagésima Israel estará nuevamente bajo las leyes del Sanedrín. 


En nuestra generación Israel está, de hecho, retomando estas leyes. Israel está aprobando más y más leyes religiosas, especialmente en cuanto a las regulaciones del Sábado. La Fundación de la Tora de Israel y otros grupos religiosos ortodoxos en Israel están llamando a la formación del Sanedrín en el Sexto Milenio, durante el cual ellos creen podrán edificar el Tercer Templo. Esta es otra profecía de los últimos tiempos que está por cumplirse. 


Un Gobierno Mundial 


“… he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos…; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas… Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó” (Daniel 7:7–8; 8:12)


En lenguaje simbólico, la Biblia nos dice en estos pasajes proféticos que, antes de la segunda venida del Señor Jesús, el poder político será ejercido por una confederación de 10 naciones que abarcarán mucho, sino todo, el territorio del antiguo Medio Oriente. El Anticristo surgirá de una de estas naciones y ejercerá su autoridad sobre la masiva estructura militar, política y económica de esta confederación. Hoy, muchos piensan que estamos viendo la rápida formación de este imperio en la forma de una Europa unificada, que incluye muchas de las tierras contenidas en el antiguo Imperio Romano. Pero la profecía es clara en señalar al Medio Oriente como el territorio del cual surgirá este imperio o confederación de diez naciones. El Anticristo conquistará gran parte del mundo mediterráneo y europeo, primero; luego controlará el resto del mundo. El Anticristo tendrá poderes totales, autocráticos. Esto es lo que se llama comúnmente “un gobierno mundial”. Aunque hay quienes leen en las profecías de Daniel que el imperio del Anticristo se circunscribirá a el Medio Oriente y a Europa, lo cierto es que su control económico y militar serán mundiales. “También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación” (Apocalipsis 13:7). Hasta nuestra generación, tal masiva y poderosa confederación de naciones era imposible de imaginar. Ahora, sin embargo, somos testigos del surgimiento del poder, autoridad e influencia de organizaciones tales como las ONU, la OTAN, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de Comercio Mundial, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional del Trabajo, la Corte Internacional de la Haya, etc. Los antiguos imperios mundiales se ven pequeños ante todas estas organizaciones. Este “Nuevo Orden Mundial” comenzará formalmente cuando el Anticristo, como líder de la confederación de 10 naciones, confirme un pacto con Israel. 


Pacto con Israel 


“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda” (Daniel 9:27). 


La Semana Septuagésima no comenzará de forma misteriosa. Cuando un líder mundial confirme un tratado de siete años con Israel, sabremos que esta ha comenzado. Si la Liga Árabe es la confederación de diez naciones mencionada por el profeta Daniel, entonces debe unirse tanto política como militarmente para permitirle al Anticristo hacer su pacto con Israel. El asesinato del Primer Ministro israelí Yitzhak Rabin, ocurrido en 1996, dejó listo el escenario para este pacto al crear una mentalidad de “paz a cualquier precio” como forma de honrar la vida y la memoria de este gran líder. Es probable que esta movida provenga principalmente de sionistas seculares dispuestos a transar las promesas bíblicas en cuanto a la tierra de Israel dadas por Dios a los descendientes de Abraham. Como estos son judíos seculares, ellos preferirán pactar con un ser humano (el Anticristo) que confiar en el Dios de sus ancestros. La preparación para el cumplimiento de esta profecía es anunciada en nuestros días en los encabezados de las noticias. 


La Marca de la Bestia 


“Y hacía que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (Apocalipsis 13:16–17). 


Como parte de su ascenso al poder, el Anticristo hará que todas las personas bajo su dominio reciban una marca en sus manos derechas o en sus frentes; sin esta marca nadie podrá comprar ni vender. Esto es algo posible de efectuar en nuestra generación. En el tiempo de Cristo, una marca así se habría efectuado con una especie de tatuaje, pero habría sido imposible lograr que quienes no tuvieran dicho tatuaje no pudieran comprar ni vender, puesto que una cantidad considerable de comercio se efectuaba de manera informal, a modo de trueque. En la sociedad electrónica global de nuestros días, en la que la mayoría de las transacciones comerciales se efectúan electrónicamente, esta profecía sí se puede cumplir en su totalidad. Muchos expertos en profecía creen que la marca estará contenida dentro de un microchip. Veinte o treinta años atrás la sociedad no habría aceptado fácilmente la utilización de métodos tales como la identificación electrónica; pero ahora, ya sea por medio de tarjetas, identificadores retinales o de huellas digitales, la verificación de identidades para realizar transacciones comerciales es un lugar común al que todos se han habituado. Sin ir más lejos, la tecnología de la biométrica permite obtener información de las características biológicas únicas de una persona, desde los detalles de nuestros globos oculares hasta el particular olor de nuestros cuerpos. Ya se está utilizando un programa de identificación de huellas digitales que le permita a los estudiantes de una escuela pagar por el consumo de papas fritas y pizzas en la cafetería tan sólo poniendo sus dedos índices sobre un pequeño escáner. Y la tecnología gurú mostrada en uno de los programas matutinos de la televisión es una lectura retinal efectuada por un escáner diseñado para proporcionar seguridad a los contenidos de los computadores personales. El paso de aquí al implante de un microchip en la piel no es tan grande. 


Esta es otra crucial profecía de los últimos tiempos que podría cumplirse en nuestra generación. 


Una Religión Mundial 


“Y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra” (Apocalipsis 17:5). 


Durante la ascensión del Anticristo al poder, el mundo estará controlado por una falso sistema religioso que la Biblia llama “Babilonia la grande, la madre de las rameras”. Muchos comentaristas de profecía se refieren a este sistema religioso como “la religión mundial”. La historia de las prácticas religiosas de la antigua Babilonia indica que sus creencias eran muy diversas. La “Babilonia mística” es tanto una creencia religiosa dominante como una religión pagana establecida. La Biblia indica que las creencias de la “Babilonia mística” penetrarán todos los sectores sociales de la aldea global. Ya vemos una gran aceptación del movimiento humanista de la Nueva Era, con su creciente interés en el “despertar espiritual” a través del uso de la astrología y la práctica del misticismo, uniendo a muchas de las religiones existentes en el mundo. También somos testigos de la tremenda presión que ejercen los grupos religiosos más influyentes para se le preste cada vez menos atención a las diferencias entre las religiones, enfatizando, por otro lado, los supuestos puntos afines que tienen. Centrarse sólo en similitudes tales como la compasión por los semejantes, la decencia moral y el respeto por la diversidad podría llevar, en el caso del Cristianismo Bíblico, a negar la divinidad de Cristo, Su nacimiento virginal y Su resurrección corporal; tal como lo hace la filosofía humanista. 


“Ecumenismo” es el nombre que recibe el movimiento que trabaja para la unión de todas las religiones a nivel mundial. Hemos sido testigos de herejías tales como el “Proyecto de las Religiones Unidas durante 72 Horas”, destinado a unir a las religiones del mundo por la paz. Este proyecto estuvo encabezado por líderes religiosos como el Dalai Lama junto a otros que profesan el cristianismo. El Consejo para el Parlamento de las Religiones del Mundo trajo representantes de todas las religiones para “buscar convergencia moral y ética”. La Iniciativa de las Religiones Unidas – un proyecto diseñado para instituir un organismo de las religiones del mundo para “resolver los conflictos” entre los diferentes tipos de fe – participó también. Y no faltó la Alianza Inter-Fe, una organización no-partidista basada en la fe, que reúne miembros de más de 50 tradiciones religiosas, incluidos musulmanes, católicos, protestantes y judíos dedicados a promover “el rol positivo de la religión como fuerza sanadora y constructiva en la política y la vida pública.” Aún algunos de los tele-evangelistas más conocidos y respetados han sucumbido ante la popularidad de esta herejía. 


Cien años atrás, la idea de una religión mundial habría parecido absurda. Hoy, ya es casi una realidad. Sólo el Anticristo detendrá la corriente ecuménica cuando, a la mitad de la Semana suprima toda religión e imponga el culto a su propia persona. 


Falsos Cristos 


“Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañará …. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:5, 24). 


El Señor Jesús nos advierte que los últimos tiempos se caracterizarán por la proliferación de falsos cristos. Aunque los falsos sistemas religiosos han existido desde la caída de Adán y Eva, nunca antes ha habido tanta predicación acerca del Armagedón ni tantos declarando ser el Mesías. Basta sólo considerar a algunos de los últimos años: Marshall Applewhite, quien llevó a los miembros de la secta Puerta del Cielo a cometer suicidio en abril de 1997; el Culto del Templo Solar, otra secta fanática de los Ovnis, se le adjudica la muerte de 75 de sus miembros ocurrida en 1994; 600 miembros del Movimiento por la Restauración de los Diez Mandamientos se rociaron el cuerpo con bencina y se prendieron fuego en marzo del 2000, en Uganda. Ha habido muchos más, por ejemplo, Ming Chen, líder de la Iglesia de la Salvación de Dios, creyó que sus seguidores cenarían con Dios en Garland, Texas, en 1998, y dijo que uno de los miembros de su secta es Jesucristo reencarnado; el reverendo Ming aduce que sus intermitentes posesiones demoniacas lo transforman en el vocero de Dios; y el líder de la secta de los Davidianos, David Koresh se autoproclamó “el Cordero del Último Día”. También ha habido un aumento de las llamadas “apariciones de la Virgen”, que han ocupado el lugar de un liderazgo espiritual para millones de personas en el mundo. La popularidad del “maestro mundial” Maitreya, y de su médium de la nueva era Benjamin Crème, ha ido en aumento con el pasar de los años. Maitreya, quien es un espíritu demoniáco, se presenta como un salvador y sanador universal, y ha creado lazos estratégicos tanto con todas las más influyentes religiones como con la Organización de las Naciones Unidas. 


Los Dos Testigos 


“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días ...Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra” (Apocalipsis 11:3, 9–10). 


Juan escribió acerca de dos testigos que aparecerán en la ciudad de Jerusalén y predicarán el evangelio durante el reinado del Anticristo. Sobrenaturalmente, los dos testigos sobrevivirán a todos los intentos de aniquilarlos antes de que el tiempo de su ministerio termine. Por ejemplo,  podrán destruir a sus enemigos con fuego que saldrá de sus bocas. Al cumplirse el tiempo de su ministerio, serán asesinados y todo el mundo verá sus cadáveres y se alegrarán por su muerte. 


Antes de esta generación, ¿cómo podrían los habitantes de toda la tierra ver los cadáveres de estos dos testigos al mismo tiempo? Hoy, gracias a la invención y popularidad de la televisión a nivel mundial, podríamos verlos en las noticias de la CNN, sin mencionar la Internet. De hecho una webcam está dirigida hacia el Muro de los Lamentos, en Jerusalén (www.aish.com/wallcam). Es decir, hay una cámara que vigila las 24 horas del día el lugar exacto en el que la Biblia predice que aparecerán estos dos testigos. Esta es otra crucial profecía de los últimos tiempos que ya puede cumplirse ante nuestros propios ojos. 


La Guerra Contra Israel 


“… al cabo de los años vendrás [Gog—el Anticristo] a la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel, que siempre fueron una desolación; mas fue sacada de las naciones, y todos ellos morarán confiadamente. Subirás tú, y vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra serás tú y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo …. Persia, Etiopia y Libia con ellos….” (Ezequiel 38:8, 9, 5, 6). 


Ezequiel, profetizando acerca de los días que precederían el regreso de Cristo, menciona una alianza de las naciones árabes las cuales atacarán a Israel.  Esta guerra, en la que el principal protagonista será Gog de la tierra de Magog, será interrumpida sobrenaturalmente por Dios cuando Él destruya a los agresores por su larga historia de persecución contra Su pueblo. Aunque los nombres bíblicos no son familiares para la mayoría de los lectores, los historiadores pueden identificar estas naciones localizando las regiones en las que las distintas tribus bíblicas se asentaron. En Ezequiel 38:6 Gog es descrito como viniendo “de los confines del norte”. Tanto Rusia como la actual Turquía (Asia Menor) están al norte de Israel. Pero es este último país, Turquía, el que es explícitamente mencionado en la Biblia. Por ejemplo, el Apocalipsis está dirigido a las siete iglesias que se hallan en Asia Menor, y hasta se nos informa que la iglesia de Pergamo, en Asia Menor, es donde está el trono de Satanás (Apocalipsis 2:13). Más adelante (Apocalipsis 13:2) se nos dice que Satanás le dará al Anticristo su trono. Al parecer el Señor Jesús les dirige un mensaje especial de preocupación a estas siete iglesias porque ellas están en el corazón del área desde la cual surgirá el Anticristo (Gog). El terreno para el cumplimiento de esta profecía ya está preparado. Ambas naciones son altamente antisemitas; y Rusia, que fue responsable de aniquilar a nueve millones de judíos bajo el régimen de Stalin, es la principal proveedora de armamento al Medio Oriente. 


Estas señales dan un paso gigante hacia el cumplimiento literal de la profecía de Ezequiel en nuestra generación. 


El Renacer de Babilonia 


“Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!” (Apocalipsis 18:9–10). 


Irak está en Mesopotamia, tierra conocida como la “cuna de la civilización”. Es también el  lugar original del Jardín del Edén, donde el pecado entró por primera vez en el mundo. También es la tierra de los sumerios, que fueron los primeros en practicar la astrología. Es, en definitiva, el escenario donde comenzó todo el problema que aflige a la raza humana, y el lugar donde se edificó el antiguo imperio babilónico. 


La primera ciudad mencionada en la Biblia después del Diluvio es Babel o Babilonia (Génesis 10:10). El gobernante de esta ciudad y del mundo entero de aquel día fue también el primer dictador mundial, su nombre es Nimrod. Todo el mundo se aglutinó en torno a Babilonia para construir una torre que simbolizara su rebelión en contra del Creador (Génesis 11:1-9). Babilonia, desde su origen, fue el lugar que Satanás escogió para gobernar sobre todos los seres humanos, en lugar de Dios. 


Es interesante notar que Babilonia es también la última ciudad mencionada en la Biblia (Apocalipsis 18). Aparece descrita como la capital del mundo. Cuando el Señor regrese para erigir Su reino, El destruirá a Babilonia y a sus ansias de poder para SIEMPRE. Entonces el Señor Jesucristo reinará sobre el mundo. Pero antes de que esto ocurra, obviamente la ciudad de Babilonia debe resurgir. 


Numerosos eventos en nuestros días apuntan hacia el cumplimiento de esta gran profecía de los últimos tiempos. En el mundo de los últimos días, la Biblia predice la reconstrucción y la súbita destrucción de Babilonia, que está en Irak, a unos 30 km. al sur de Bagdad. Sadam Hussein se veía a sí mismo como el reemplazante del tirano del Antiguo Testamento conocido como el rey Nabucodonosor, pero no pasó de ser una imitación barata. Invirtió cerca de 1 billón de dólares en la construcción de un palacio en el lugar exacto donde estuvo la antigua Babilonia. La guerra amenazó con destruir este colosal monumento que el "Carnicero de Bagdad" construyó para sí, y que es una pieza clave de la profecía bíblica. 


Irak (y por lo tanto, Babilonia) está cerca de Arabia Saudí, Kuwait e Irán. Estas cuatro naciones combinadas tienen al menos el 65% de las reservas de petróleo del mundo. Este lugar es ideal para erigir un futuro centro económico mundial. Las tremendas reservas en Irak pueden fácilmente proporcionar los fondos necesarios para reconstruir la ciudad totalmente. 


El resurgimiento de  Irak en años recientes, en la escena mundial política y económica, debido a sus exportaciones de petróleo, no es un accidente. A pesar de la Guerra del Golfo Pérsico y de la tremenda presión mundial, Irak permanece siendo un enemigo formidable para el mundo occidental. 


El Aumento de los Terremotos y los Desastres Naturales 


“Y habrá … terremotos en diferentes lugares.” (Mt. 24:7) “…Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron …” (Apocalipsis 16:18–19). 


El Señor Jesús nos dice que la Semana Septuagésima se caracterizará por una inusual frecuencia y severidad de los terremotos a lo largo y ancho del mundo; estos serán tan severos que destruirán ciudades enteras. Aunque siempre ha habido desastres naturales, algo extraño está ocurriendo en nuestra generación. Los registros Sismológicos indican que, desde 1950 — dos años después de la restauración de Israel — los terremotos del grado 6.0 o superiores han aumentado exponencialmente. En el siglo 7, los historiadores registraron 37 terremotos. En el siglo 15, registraron 115 terremotos. En el siglo 16, registraron 253 terremotos. Esto aumentó a 640 en el siglo 18 y a 2.119 en el siglo 19. Entre 1983 y 1992, el número de terremotos aumentó de 2.588 a 4.084. Chile ha experimentado tres mega terremotos en las últimas décadas: el de 1960 que fue de grado 9.0, el de 1985 que fue superior al grado 6.0, y el del 2010 que fue grado 8.8. Y los expertos aseguran que lo peor está aún por venir para el norte del país. 


Mientras algunos discuten acerca de si esto puede atribuirse a una mayor diligencia a la hora de registrar los sismos, los estudiosos de la profecía bíblica arguyen que los terremotos severos, de grado 6.0 para arriba, siempre han sido registrados escrupulosa y exactamente. Por lo tanto, este aumento no se debe a una mayor rigurosidad para informar acerca de los sismos, sino que refleja un aumento real y exponencial de la actividad telúrica. El número de terremotos “asesinos” (definidos como tales cuando son grado 6.5 o superiores en la escala de Richter) es otra señal de los últimos tiempos. 


Los patrones climáticos están cambiando también. El calentamiento global de la tierra está derritiendo las capas de hielo, elevando el nivel de los océanos y erosionando las costas. La capa vegetal superior de la tierra está siendo destruida a niveles nunca antes vistos. Las inundaciones, los incendios, los huracanes, la actividad volcánica y otros desastres naturales están batiendo todos los récords; y los meteorólogos advierten que los cambios en los patrones climáticos significan que tendremos climas más cálidos y turbulentos por los próximos años. Un sitio en Internet dedicado al estudio de las profecías para los últimos tiempos, Central de Profecía, tiene actualizaciones regulares acerca de estos cambios climáticos y geológicos. 


Guerras 


“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino…. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:7–8). “Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el infierno le seguía; y le fue dada potestad  sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada…” (Apocalipsis 6:7–8).  


Junto al aumento de los desastres naturales, los últimos tiempos se caracterizarán por las guerras. Las guerras han existido a través de toda la historia de la humanidad, pero ahora están entrando en una nueva era de destrucción. Ya estamos viendo carreras armamentistas y armas capaces de destruir no sólo a ejércitos enteros, sino naciones enteras. Un solo submarino Tridente puede producir más devastación que todas las armas juntas que se usaron en la Segunda Guerra Mundial. Y con las avanzadas armas químicas y biológicas que existen hoy, se puede destruir ciudades enteras con una fórmula que cabe en una cuchara de té. Cuando los adolescentes del mundo pueden armar bombas en los sótanos de sus casas, y cuando niños no mayores de seis años cometen homicidios premeditados con armas en las salas de clases de las escuelas, real y tristemente se puede decir que nuestro mundo se caracteriza por la violencia y la guerra. 


Aumento de la Indiferencia 


“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12). 


La indiferencia de los habitantes de la tierra crece en proporción a la maldad humana. Esto no es algo que ocurra sólo entre los incrédulos, sino también entre los creyentes (después de todo, cuando el Señor Jesús dio esta profecía le estaba hablando a los discípulos - creyentes). Nos hemos acostumbrado tanto a la maldad y al pecado que estos ya no nos sorprenden ni horrorizan. Cuando un niño es molestado sexualmente, o cuando una mujer es violada, o cuando se abusa de los ancianos, o un bebé es abortado, apenas lo notamos. La violencia y la brutalidad se han convertido en lugares comunes. Tal como lo profetizó el Señor, nos hemos transformado en una sociedad “cuyo amor se ha enfriado”. Esta es otra señal de que podríamos ser la generación que bien podría llamarse “la generación terminal”. 


Aumento de la Muerte por Hambrunas 


“Y habrá…hambres… en varios lugares” (Mateo 24:7). 


La población mundial ha aumentado de manera explosiva, y con ella, han aumentado las enfermedades y las hambrunas en diferentes lugares. Esto no es nada nuevo, tampoco. Pero el Señor Jesús nos advierte que antes de su regreso a la tierra, esta situación será catastrófica. Durante los sellos tercero y cuarto (Apocalipsis 6:5–6), la cuarta parte de la población mundial morirá a causa de las guerras, el hambre y las enfermedades. Sin embargo, el hambre no afectará a aquellos con poder económico. 


Al igual que las guerras, las hambrunas han estado con nosotros a lo largo de la historia; pero ahora las estamos experimentando con mayor severidad. En  agosto de 1999, una agencia de asistencia estimó que tres millones y medio de norcoreanos han perecido a causa del hambre desde 1995. Según la Organización del Alimento y la Agricultura de las Naciones Unidas, cerca de 10 millones de personas en sub-Sahara, África, necesitan alimentos de emergencia; en Somalia, un millón de personas sufren de carestía de alimentos y 400.000 personas están en riesgo de perecer de hambre; 16 naciones, la mayoría de ellas en África Oriental, están padeciendo bajo condiciones “excepcionales de emergencia alimenticia”. Un libro del Instituto Vigía del Mundo (WorldWatch Institute) muestra que el aumento en la falta de agua amenaza disminuir en un 10% la provisión alimenticia global. Los problemas de irrigación se han extendido en las regiones productoras de granos del centro y norte de China, en el noroeste y sur de India, en partes de Paquistán, en el occidente de los Estados Unidos, en África del Norte, en el Medio Oriente y en la Península Árabe. 


La situación sólo irá de mal en peor. Mientras la población mundial aumenta, las capacidades agrícolas disminuyen. Según el Estudio Anual del Fondo para la Población de las Naciones Unidas, las zonas desérticas están aumentando a un ritmo de 14.8 millones de acres cada año. Más de 26 mil millones de toneladas de humus (capa vegetal superior) — el 11% del total mundial — ya se ha perdido. Los bosques de lluvia tropical, que contribuyen significativamente a la oxigenación de nuestro planeta, están disminuyendo en más de 27 millones de acres por año. Cerca de medio millón de personas no tienen suficiente agua potable. Se espera que este número aumente a 2.8 millones para el 2025 - el 35% de la población mundial proyectada. Es decir, cuando la población mundial crezca a 8 mil millones de habitantes, el escenario estará listo para la mayor hambruna que el mundo haya experimentado. 


Pestilencias 


Y habrá …pestes… en varios lugares” (Mateo 24:7). Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el infierno le seguía; y le fue dada potestad  sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra (Apocalipsis 6:7–8). 


A pesar de los avances científicos y médicos de nuestros días, todavía no podemos detener el poder devastador de las enfermedades. Más de 40.000 muertes ocurren a diario a causa de la desnutrición y las enfermedades. La Cumbre Mundial por los Niños ha informado que 1.400 niños fallecen a causa de la tos convulsiva, 4.000 mueren a causa de sarampión, 2. 150 mueren a causa del tétano  2.750 fallecen a causa de la malaria, 11.000 por diarrea, y 6.000 fallecen a causa de neumonía cada día. Muchas enfermedades se han vuelto resistentes a los antibióticos, y nuevas y más virulentas plagas están surgiendo. La Organización de la Salud Mundial informa que al menos 30 nuevas enfermedades infecciosas han aparecido en los últimos 20 años –para ninguna de estas existen tratamientos efectivos, curas o vacunas. Además, muchas enfermedades mortales, como la peste bubónica, la malaria, la viruela, la difteria y la fiebre amarilla, están resurgiendo. Los medios oficiales de la salud están llamando a la tuberculosis una enfermedad “fuera de control”.  


Pero tal vez la plaga más temida es la infección del VIH y el SIDA. UNAIDS y WHO estiman que más de 30 millones de personas en el mundo vivían con VIH para fines de 1997, o uno de cada 100 adultos en las edades sexualmente activas (15 a 49 años). Se estima que hasta el 75% de la población de África al sur del Desierto del Sahara estará infectada con VIH en la próxima década. Hasta el 50% de la población de Uganda ya ha sido infectada. La situación en Zimbabwe es tan crítica (uno de cuatro adultos está infectado) que ha sido llamada una amenaza para la seguridad mundial y una emergencia nacional para su país. 


Como en los días de Noé y Lot 


“Como en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre… Asimismo como sucedió en los días de Lot … Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:26, 28, 30). 


El Señor predijo que cuando Él regrese la condición moral del mundo será tal y como lo era en los días de Noé y de Lot. En Génesis 6:1-8, leemos que a Dios le dolió el corazón al ver que la maldad de los hombres era tanta en la tierra, “y que todo designio del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Entonces decidió raer de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente por medio de un diluvio universal. Sólo Noé halló misericordia ante Dios, por lo que junto a su familia y a los animales señalados por el Señor fue salvado en el arca. Lo que nos da la clave para saber cuál era “el mal” al que Dios se refiere se encuentra en los versículos 2 y 4. Hasta el lector más superficial podrá darse cuenta que lo que se describe aquí es promiscuidad sexual, fornicación, prostitución. “El mal” al que Dios se refiere como el causante del término de su paciencia con el hombre antiguo fue lo que hoy se lama libertad sexual. 


Lot era el sobrino de Abraham. Tras la separación de su tío, Lot terminó residiendo en Sodoma. El carácter de los moradores de dicha ciudad es descrito por el nombre de la misma. Las palabras sodomía y sodomita hablan de la condición mas ruin a la que un hombre puede descender. Dos ángeles enviados a Sodoma advirtieron a Lot que la ciudad iba a ser aniquilada. La actitud de los residentes con respecto a los mensajeros celestiales revela hasta qué punto merecían el ardiente juicio divino. Las dos hijas de Lot, rescatadas junto con él de la destrucción, luego cometieron incesto con su padre ebrio reproduciendo así una conducta que habían aprendido entre los muros de Sodoma. Hoy, a los sodomitas se les dice simplemente homosexuales. Este término eufemístico y la conducta que describe están tan enraizados en la sociedad occidental que los gobiernos apresuran leyes que redefinen al matrimonio y a la familia para que los homosexuales tengan los mismos, e incluso mayores, derechos ante la sociedad que los que tienen los que creen que esta perversión es un crimen contra la naturaleza humana y una violación de las leyes de Dios.  


Esta es otra señal profética cumplida en una generación que con toda justicia puede describirse como adicta al sexo ilícito. 


Alguien ha dicho que si Dios no derrama su ira sobre el mundo por la conducta sexual de este, entonces debería disculparse con los habitantes de Sodoma y Gomorra, sobre los cuales hizo descender fuego y azufre de tal manera que “destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra” (Génesis 19:25). 


¿Veremos el Retorno del Señor Jesús? 


Después de la destrucción de Jerusalén, el año 70 d. C., no hubo un cumplimiento literal de la profecía de los últimos tiempos. Pero desde que Israel volvió a ser una nación, la tasa de cumplimiento de las profecías ha sido exponencial. Algo está ocurriendo, y está ocurriendo ahora. El marcado contraste entre el largo periodo de silencio profético y el actual ritmo de cumplimientos proféticos no es casualidad. El regreso del Señor Jesús podría ocurrir en el transcurso de nuestras vidas. Hemos visto tan sólo unos pocos ejemplos; hay muchos más. 


La Parábola de la Higuera 


“De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que esta cerca, a las puertas” (Mateo 24:32-33). 


En esta parábola el Señor Jesús indica que el renacer de la nación de Israel señala que “el verano está cerca”. Pero la señal de Su regreso es cuando veamos “todas estas cosas”. La formación de la nación de Israel es un evento singular. Por lo tanto, debemos preguntarnos ¿cuáles son estas cosas? — plural. Antes, en el mismo capítulo, el Señor Jesús nos da una descripción de la apertura de los primeros seis sellos del libro de Apocalipsis: la proliferación de falsos cristos, incluyendo el Anticristo; guerras, y el surgimiento del Anticristo a través de ellas; hambrunas a nivel mundial y muertes, la Gran Tribulación; finalmente cataclismos cósmicos. Debido a que la Escritura debe siempre tomarse en su contexto más amplio, entendemos que estos son los eventos a los que el Señor Jesús se está refiriendo. Cuando los veamos, sabremos sin duda alguna que Su regreso está “a las puertas”. 


Además, en la parábola paralela registrada en Lucas 21:29-30, el Señor Jesús dice: “Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca”. Es decir, así como sabemos que la primavera está cerca cuando los árboles comienzan a dar brotes, así también sabremos que Su venida estará cerca cuando las señales comiencen a aparecer. 


No importa cuál sea tu edad, si eres joven o anciano, todos nosotros estamos presenciando el cumplimiento de profecías precisas, que están preparando el camino aceleradamente para el regreso del Mesías. 


Estamos viviendo en una época en la que el poder y la soberanía de Dios se han manifestado como nunca antes. Los descubrimientos científicos ocurren diariamente y prueban que la creación ha sido diseñada por una mente inteligente. Por otro lado, muchas personas sienten temor por lo que está ocurriendo hoy en el mundo. Pero la palabra de Dios proporciona esperanza y salvación a través del Señor Jesucristo, quien es el único camino y esperanza para el mundo. Él dice: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17). Y Juan 3:16 nos dice que todos los que creen en Él recibirán vida eterna. 


El momento exacto en que Cristo regresará puede ser un misterio, pero cómo prepararse para ese magno evento no lo es. 


“Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:9–10). 


Si no conoces a Jesús como tu Salvador, no pospongas tu decisión. Dios está hablando a tu corazón ahora. La Escritura es clara en cuanto a que nadie puede escoger el tiempo en el cual ponerse a cuentas con Dios. Nadie va al Padre al menos que el Espíritu lo lleve a Él. Cuando Él llama, debemos responder. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2). 


Si vives creyendo que puedes posponer la decisión eterna indefinidamente, debes saber que tal pensamiento es insensato. Pablo advierte que tras el surgimiento del Anticristo, Dios mismo enviará un poder engañoso, “para que crean la mentira… todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:11-12). Durante el zenit del cumplimiento profético, cuando la verdad de Dios sea más evidente para los suyos, Él mismo entregará a los rebeldes a la dureza de sus corazones, hasta el punto de cegarlos a la verdad. 


Pero esto no tiene que ocurrir. El Señor Jesús se refirió a estos eventos como señales por las que nos podríamos preparar con antelación para Su venida. De tal forma que la pregunta que Él les hizo a sus discípulos del primer siglo es la misma que nos hace a nosotros hoy: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).





martes, 1 de enero de 2013

CUAL LA MADRE, TAL LA HIJA - PARTE I


He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija (Ezequiel 16:44).


Babilonia: La Madre de las religiones falsas


La misteriosa religión de Babilonia ha sido simbólicamente descrita en el último libro de la Biblia como una mujer de mala fama. A través de una visión, el apóstol Juan vio a una mujer vestida de púrpura y escarlata y adornada con oro y piedras preciosas; tiene un cáliz de oro en sus manos, lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación; en su frente tiene un nombre escrito: “Misterio, Babilonia la Grande, la madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra” (Apocalipsis 17:1-5).

¿Cuál es el significado de esta extraña visión que le fue dada a Juan? Es muy bien sabido que, en el lenguaje simbólico de la Biblia, una mujer representa a una iglesia [ekklesia, llamados a reunirse en el nombre de Jehová Dios]. La verdadera iglesia, por ejemplo, es semejante a una esposa, una virgen, una mujer santa y sin mancha (Efesios 5:27; Apocalipsis 19:7-8). Pero, con un acentuado contraste, la mujer de Apocalipsis 17:1-5 es descrita como una mujer sucia y corrompida, una ramera. Evidentemente el sistema religioso que se describe aquí, es un sistema falso, una iglesia corrompida y caída. A esta, la Biblia la llama “Misterio, Babilonia”.

Cuando Juan fue inspirado a escribir la revelación, Babilonia –como ciudad– yacía en ruinas en comparación con el esplendor que había tenido en los tiempos del Antiguo Testamento. Desde entonces, sin embargo, ha continuado estando en la retina de los déspotas del Medio Oriente, que en tiempos recientes han tratado de revivir su antiguo esplendor. Las profecías bíblicas sobre esta ciudad anuncian que, ciertamente, volverá a la vida, y que será la preferida del Anticristo, los reyes de la tierra y los mercaderes de toda clase de cosas preciosas (Apocalipsis 18). Y es que, aunque la ciudad de Babilonia fue destituida temporalmente de su gloria como centro del antiguo imperio babilónico, su religión continúa viva y vigente, y está muy bien representada en muchas naciones de este mundo. Y, como en Apocalipsis 17 Juan habla de una iglesia, de una religión bajo el símbolo de una mujer llamada Babilonia, es evidente que se refiere a la religión babilónica.

¿Pero cuál era esta antigua religión babilónica? ¿Cómo tuvo su comienzo? ¿Qué significado tiene en estos tiempos? Vayamos al período pasado, poco después del Diluvio. En aquellos días el hombre comenzó a emigrar desde el oriente. “Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí” (Génesis 11:2). Fue en esta tierra de Sinar que la ciudad de Babilonia fue construida, y esta tierra se llegó a conocer más tarde como Babilonia y, aún más adelante, como Mesopotamia.

Aquí los ríos Tigris y Éufrates habían almacenado ricos depósitos de tierra que podían producir grano en abundancia. Sin embargo, existían ciertas desventajas, las cuales tenían que afrontar las gentes que habitaban esa tierra. Esta estaba sobrepoblada de animales salvajes, los cuales eran un peligro constante para su seguridad y paz (Éxodo 23:29-30). Cualquier persona que pudiese proporcionar protección contra estas bestias salvajes, recibiría gran alabanza por parte de su gente.

En este punto, un hombre grande y poderoso, cuyo nombre era Nimrod, apareció en escena. Se hizo famoso como un gran cazador de bestias salvajes. La Biblia dice: “Y Cus engendró a Nimrod: este comenzó a ser poderoso en la tierra. Fue un vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová” (Génesis 10:8-9). Estos versículos contienen un significado muy importante, el cual es raramente notado: es el hecho de que Nimrod fue un “poderoso cazador”, lo cual le hizo famoso dentro de aquellos pueblos primitivos. Como lo declaran las Escrituras, se volvió poderoso en la tierra, era un líder famoso en los sucesos del mundo. “Nimrod era tan poderoso y era tan grande la impresión que causó en la mente de los hombres, que el oriente está lleno actualmente de tradiciones de sus extraordinarias proezas” (Historia Antigua a la luz de la Biblia, Ancient History in Bible Light, p.54 2 Vol. 9, p. 309).

Habiendo obtenido gran prestigio entre las personas, Nimrod estableció un sistema para obtener mejor protección. En vez de pelearse constantemente con las bestias salvajes, ¿por qué no organizar a la gente en ciudades y rodear éstas de murallas para resguardarse? Entonces, ¿por qué no organizar estas ciudades en un reino y escoger un rey para que reine sobre ellos? Este fue, sin duda, el pensamiento de Nimrod, porque la Biblia (y la historia secular) nos dice que organizó dicho reino. “Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar” (Génesis 10:10). Y así el reino de Nimrod fue establecido como el primer reino mencionado en la Biblia.

Todos estos adelantos hechos por Nimrod pudieron haber sido buenos, pero Nimrod fue un “reinante no temeroso de Dios”. La Escritura dice que era “poderoso”. No solamente indica que se hizo famoso y poderoso políticamente, sino que la expresión también tiene un significado hostil. Esta expresión viene del hebreo gibor, que significa “Tirano”, mientras que el nombre Nimrod significa rebeldía. Como lo dice la Enciclopedia Judía, Nimrod fue aquél quien hizo a los pueblos rebelarse en contra de Dios (Ibíd. Vol. 9, p. 309).

Esta misma naturaleza rebelde de Nimrod puede verse también en la expresión que asegura que era un poderoso cazador “ante Jehová”. La palabra “ante” en este caso, también denota un significado hostil. En otras palabras, Nimrod se estableció “ante Jehová”, la palabra “ante” como traducción de la palabra en hebreo que significa “contra” Jehová (Concordancia Strong; comparar Números 16:2; 1º Crónicas 14:7; 2º Crónicas 15:10). Pero no solamente estaba Nimrod contra el verdadero Dios, sino que también era un sacerdote de idolatría diabólica y de atrocidades de la peor clase. Finalmente, Nimrod, el rey-sacerdote de Babilonia, murió. De acuerdo a las leyendas, su cuerpo fue cortado en pedazos y quemado y los pedazos fueron enviados a varias áreas. Prácticas similares se mencionan en la Biblia (Jueces19:29; 1 Samuel 11:7). La muerte de Nimrod fue muy lamentada por la gente de Babilonia. Pero aún cuando Nimrod había muerto, la religión babilónica, en la cual él tuvo una parte tan prominente, continuó y se desarrolló aún más, bajo el liderazgo de su esposa.

Según la tradición y las leyendas sobre este personaje, después de la muerte de Nimrod, su esposa, la reina Semíramis, lo proclamó como el dios-Solar. Más tarde, cuando esta mujer adúltera e idolatra dio a luz a un hijo ilegítimo, proclamó que su hijo, Tamuz de nombre, no era más que el mismo Nimrod renacido. Ahora, la reina-madre de Tamuz, sin duda que había escuchado la profecía de la venida del Mesías, que nacería de una mujer, pues esta verdad era muy conocida desde el principio (ver Génesis 3:15). Satanás había engañado primero a una mujer, Eva; pero más tarde, a través de una mujer, habría de venir el Salvador, nuestro Señor Jesucristo. Satanás, el gran falsificador, sabía también mucho del plan divino. Fue así que comenzó a plantar falsedades acerca del verdadero plan, siglos antes de la venida del Señor Jesús.

La reina Semíramis, como un instrumento en manos de Satanás, declaró que su hijo fue concebido de una forma sobrenatural y que él era la semilla prometida, el “salvador del mundo”. Pero no solamente era el pequeño adorado, sino que también la mujer, la madre, lo era igual (o más) que su hijo. Como podremos ver en las páginas siguientes, Nimrod, Semíramis y Tamuz fueron usados por Satanás para producir una falsa religión –que a veces parece ser como la verdadera–, y su sistema corrompido llenó al mundo.

La mayoría de la idolatría babilónica era transmitida a través de símbolos –por eso era una religión misterio–. El becerro de oro, por ejemplo, era un símbolo de Tamuz, hijo del dios-Solar. Como se consideraba que Nimrod era el dios-Solar o Baal, el fuego era considerado como su representante en la tierra. Se encendían candelabros y fuegos ritualistas en su honor, como lo veremos más adelante. También se simbolizaba a Nimrod por medio de símbolos solares, peces, árboles, columnas (obeliscos, tótemes) y animales.

Siglos más tarde, Pablo dio una descripción que detalla perfectamente el camino que la gente de Babilonia siguió: “Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni dieron gracias; sino que se hicieron tontos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Diciéndose ser sabios, se hicieron necios y tornaron la gloria de Dios incorruptible, en algo semejante a la imagen del hombre corruptible y de aves y de animales cuadrúpedos y de serpientes…, los cuales cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y sirviendo a la creación en vez de al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amen… Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas” (Romanos 1:21-26).

Este sistema de idolatría se esparció de Babilonia a las naciones, pues fue de este sitio de donde fueron los hombres dispersados sobre la faz de la tierra (Génesis. 11:9). A medida que salían de Babilonia, llevaban consigo su idolatría babilónica y sus símbolos misteriosos. Por lo cual, hasta hoy en día encontraremos evidencias de esta religión, ya sea de una o de otra forma en “todas” las religiones falsas de la tierra. En verdad, Babilonia fue la madre –la precursora– de las falsas religiones e idolatrías que se desparramaron por toda la tierra. Como lo declaran las Escrituras, “porque todas las naciones han bebido del vino de su fornicación” (Jeremías 51:5; Apocalipsis 18:13).

Además de la prueba escrita de que Babilonia fue la madre, el nido de religiones paganas, también tenemos el testimonio de conocidos historiadores; por ejemplo, Heródoto, el viajero mundial e historiador de la antigüedad. El presenció la religión-misterio y sus ritos en numerosos países y menciona cómo Babilonia fue el nido original del cual todo sistema de idolatría proviene (Historia de Heródoto 2, p.109).

Bunsen dice que el sistema religioso de Egipto fue derivado de Asia y “del imperio primitivo de Babel”. En su conocido trabajo titulado Nínive y sus ruinas, Layard declara que tenemos el testimonio unido de la historia profana y sagrada, que la idolatría originó en el área de Babilonia el más antiguo de los sistemas religiosos (Vol. 2, p. 440).

Cuando Roma se convirtió en un imperio mundial es un hecho conocido que ella asimiló dentro de su sistema a dioses y religiones de todos los países paganos sobre los cuales reinaba (Testamento de Roma, Legacy of Rome, p. 245). Como Babilonia era el origen del paganismo de estos países, podemos ver cómo la nueva religión de la Roma pagana no era más que la idolatría babilónica que se desarrolló de varias formas y bajo diferentes nombres en las naciones a las que fue. Teniendo todo esto en cuenta, destacamos que fue durante el tiempo del dominio de Roma que el verdadero Salvador, Cristo Jesús, nació, vivió entre los hombres, murió y resucitó de entre los muertos. Entonces ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo y la iglesia del Nuevo Testamento fue establecida en la tierra. Y qué gloriosos días fueron esos. Basta solamente con leer el libro de Hechos para ver cuánto bendijo Dios a Sus apóstoles en esos días. Multitudes se añadían a la iglesia, la verdadera iglesia, diariamente. Grandes hechos y maravillas se hacían como confirmación de Dios a Su Palabra. La verdadera cristiandad estaba ungida por el Espíritu Santo, y barría a la idolatría como el fuego los pastizales secos en verano. Rodeaba las montañas y cruzaba los mares. Hizo que temblaran y temieran los tiranos y reyes. Se decía de aquellos cristianos que habían puesto al mundo de cabeza. Así era su mensaje y su espíritu, lleno de poder.

No habían pasado muchos años cuando comenzaron a proclamarse algunos hombres como “señores” sobre el pueblo de Dios, tomando el sitio del Espíritu Santo; en vez de conquistar por medios espirituales y verdaderos –como lo habían hecho en los primeros días–, éstos falsarios empezaron a sustituir la verdad e implantar sus propias ideas y métodos. Se comenzaron a hacer intentos por unir el paganismo con la cristiandad incluso en los días cuando el Nuevo Testamento recién estaba comenzando a escribirse, porque Pablo menciona que “…el misterio de iniquidad ya está obrando” (2 Tesalonicenses 2:7). Pablo nos advierte que ha de venir una “apostasía” y que muchos “apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). Estas son las doctrinas falsas de los paganos. Para el tiempo en que Judas escribió el libro que lleva su nombre, le fue necesario amonestar al pueblo a que contendiera (luchar tenazmente) “por la fe que ha sido una vez dada a los santos”, porque algunos hombres se habían metido disimuladamente y estaban tratando de cambiar la verdad que había sido dada por Cristo y los apóstoles, por falsedades (Judas 1:3-4). El cristianismo se encontró frente a frente con el paganismo de Babilonia establecido en diversas formas en el Imperio Romano. Aquellos cristianos rehusaron tener algo que ver con esas costumbres y creencias. Como resultado de esto, sufrieron muchas persecuciones. Demasiados cristianos fueron acusados falsamente, arrojados a los leones, quemados en estacas y torturados de muchas otras formas. Después comenzaron a sucederse grandes cambios. El emperador de Roma  profesó haberse convertido al cristianismo. Se dieron órdenes imperiales por toda Roma para que las persecuciones cesaran. Se dieron grandes honores a los obispos. La iglesia comenzó a recibir aceptación y poder. Pero se tuvo que pagar un alto precio por todo esto. Se hicieron muchas concesiones al paganismo. En vez de que se separara la iglesia del mundo, ésta se hizo parte de él. El emperador, mostrando favoritismo, demandó un sitio de preeminencia en la iglesia, puesto que en el paganismo los emperadores eran considerados como dioses. De ahí en adelante, comenzaron a surgir mezclas de paganismo con cristiandad, como lo saben todos los historiadores.

Tan alarmante como puede parecer, el mismo paganismo que se originó en Babilonia y se había ya esparcido por las naciones, fue simplemente mezclado con el cristianismo – especialmente en Roma –. Esta mezcla produjo lo que hoy en día se conoce como la Iglesia Católica, como han de probar las páginas siguientes.

No es nuestra intención tratar de ridiculizar a nadie con cuyas creencias no estamos de acuerdo. Al contrario, es nuestro deseo sincero que esta información sea un llamado a todas las personas que tienen una fe genuina –sin importar su afiliación religiosa– para que abandonen las doctrinas babilónicas y sus conceptos, y regresen a la Biblia y a la fe que una vez fue dada a los santos.

Culto a la madre y el hijo

Uno de los ejemplos más sobresalientes de cómo el paganismo babilónico ha continuado hasta nuestros días, puede verse en la forma en que la Iglesia Católica inventó el culto a María para reemplazar el antiguo culto a la diosa –madre de Babilonia. Como dijimos en el capitulo anterior, después de la muerte de Nimrod, su adúltera esposa dio a luz a un hijo del que afirmó había sido concebido sobrenaturalmente. Proclamó que éste era un dios-hijo; que era Nimrod mismo, su líder, que había renacido y que tanto ella como su hijo eran divinos (The Two Babylons, Las Dos Babilonias, p. 21). Esta historia era ampliamente conocida en la antigua Babilonia y se desarrolló en un culto bien establecido, el culto de la madre y el hijo. Numerosos monumentos de Babilonia muestran la diosa madre Semíramis con su hijo Tamuz en sus brazos (Enciclopedia de las Religiones. Vol. 2, p. 393).

Ahora, cuando el pueblo de Babilonia fue dispersado en las varias áreas de la tierra, llevaron consigo el culto a la divina madre y al dios-hijo. Esto explica por qué todas las naciones en tiempos pasados adoraban a la divina madre y a su hijo de una u otra forma, aún siglos antes de que el verdadero Salvador, nuestro Señor Jesucristo naciera en este mundo. En los diversos países donde se extendió este culto, la madre y el hijo eran llamados de diferentes nombres debido a la división de los lenguajes en Babel, pero la historia básica seguía siendo la misma.

Entre los chinos, se llamaba a la diosa madre “Shingmoo” o “Santa madre”, y se la representaba con un niño en los brazos y rayos de gloria alrededor de su cabeza (The Heathen Religions  p.60, Las religiones paganas). Los germanos veneraban a la virgen “Hertha” con un niño en los brazos. Los escandinavos la llaman “Disa y también la presentaban con el niño en brazos. Los etruscos la llamaban “Nutria”; en India, “Indrani”, que también era representada con un niño en los brazos, y también, entre los druidas, adoraban a la “Virgo Paritura” como a la “Madre de Dios” (Bible Myths p. 334, Mitos Bíblicos).

La madre babilónica era conocida como “Afrodita” o “Ceres”, por los griegos; Nana, por los sumerios, y como “Venus” o “Fortuna” por sus devotos en los viejos días de Roma; su hijo era conocido como “Júpiter” (Las Dos Babilonias, p.20). En la India se conocía a la madre y al hijo como Devaki y Crishna (Krishna).

Por algún tiempo, Isi, la “gran diosa” y su hijo Iswara, han sido venerados en la India, donde se han erigido grandes templos para su culto (Ibíd., p.20). En Asia la madre era conocida como “Cibeles”, y su hijo “Deoius”. “Pero no tomando en cuenta su nombre o lugar –dice un escritor-. Era la esposa de Baal, la reina-virgen del cielo quien dio fruto sin haber concebido” (Extrañas sectas y cultos curiosos, p. 12).  

Cuando los hijos de Israel cayeron en apostasía, ellos también se descarriaron con este culto de la diosa-madre. Como podemos leer en el libro de Jueces 2:13, “Y dejaron a Jehová y adoraron a Baal y a Astaroth”. Astaroth era el nombre bajo el cual la diosa era conocida por los hijos de Israel. Da vergüenza el pensar que aun aunque aquellos que conocían al Dios verdadero, se alejaban de Él y adoraban a la madre pagana. Pero eso es exactamente lo que hicieron (Jueces 10:6, 1 Samuel 7:3-4; 12; 10; 1 Reyes 11:5; 2 Reyes 23:13). Uno de los títulos bajo el cual era la diosa conocida por los israelitas, era el de “Reina del Cielo”, como leemos en Jeremías 44:17-19. El profeta Jeremías los reprendió por venerarla, pero ellos se revelaron a pesar de su advertencia, y fue así como trajeron sobre sí mismos destrucción por la mano de Dios.

En Éfeso, la gran madre era conocida como “Diana”. El templo dedicado a ella en esa ciudad era una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. Y no solamente en Éfeso, sino también a través de Asia y del mundo entero era venerada la divina madre (Hechos 19:27).

En Egipto, la madre babilónica era conocida como Isis, y su hijo como Horus. Nada es más común, en los monumentos religiosos de Egipto, que el infante Horus sentado en el regazo de su madre.

El culto a la madre y al hijo era conocido en tiempos pasados, pues en 1747 se encontró un monumento religioso en Oxford, de origen pagano el cual exhibe a una mujer alimentando a un infante. “Así vemos –dice un historiador– que la virgen y el hijo eran venerados en tiempos anteriores desde China hasta Bretaña... y aún en México la madre y el hijo eran venerados” (Mitos bíblicos, p. 334).

Este culto falso se esparció desde Babilonia a varias naciones, con diferentes nombres y formas; finalmente, se estableció en Roma y en el seno del Imperio Romano. Dice un notable escritor de esta época: “El culto a la grandiosa madre... era muy popular en el Imperio Romano. Existen inscripciones que prueban que los dos (madre e hijo) recibían honores divinos, no solamente en Italia –especialmente en Roma– sino también en las provincias, particularmente en África, España, Portugal, Francia Alemania y Bulgaria (The Golden Bough Vol. 1, p. 356).

Fue durante este período de culto prominente a la madre divina, que el Salvador, nuestro Señor Jesucristo, fundó la verdadera iglesia del Nuevo Testamento; y qué gloriosa era la iglesia en esos días.

Pero la que una vez fue conocida como la “iglesia”, abandonó su fe original en el tercer y cuarto siglos y cayó en la gran apostasía que los apóstoles habían anunciado. Cuando vino la “apostasía” se mezcló mucho paganismo en medio de la cristiandad. Se aceptaban en la iglesia a paganos no convertidos y en numerosos casos se les permitía continuar practicando muchos de sus ritos y costumbres paganas sin restricción alguna; en ocasiones se hacían algunos cambios con el fin de que estas creencias paganas parecieran similares a una doctrina cristiana. Uno de los mejores ejemplos de esta clase de paganismo lo podemos tener en la forma en que la iglesia profesante permitía a los paganos continuar con el culto a la diosa madre, solamente con un poco diferencia y con otro nombre. Había muchos paganos que se sentían atraídos al cristianismo, pero era tan fuerte en sus mentes la adoración a la diosa madre, que no la querían abandonar. Entonces los líderes de la iglesia buscaron una similitud en la cristiandad con el culto de los idólatras paganos para poder atraerlos en gran número y así añadirlos a ella.

¿Pero a quién podrían usar para reemplazar a la diosa madre del paganismo? Pues claro que a María, la madre de Jesús; era la persona más lógica que podían escoger. ¿Por qué, entonces, no permitir que los paganos continuaran sus oraciones y devociones a su diosa, llamándola con el nombre de María, en lugar de los nombres anteriores con los cuales ellos la conocían? Esto le daba al culto idólatra de los paganos la “apariencia” de cristianismo y de esta forma, ambos bandos podían estar satisfechos e incorporarse así a la Iglesia Católica.

Y es esto exactamente lo que sucedió. Poco a poco, el culto y doctrinas que habían sido asociados con la madre pagana, vinieron a ser aplicados a María. Así, el culto pagano de la “madre” continuó dispersándose dentro de la iglesia profesante.

Es obvio que este culto a María no era sólo el respeto que se merece la más bendita entre las mujeres, la madre humana del divino Salvador, sin que, al contrario, era una continuación del culto pagano a la madre. Porque a pesar de que María, la madre del Señor Jesús, era una buena mujer, dedicada y temerosa de Dios, y fue escogida especialmente para engendrar el cuerpo de nuestro Salvador, no fue nunca considerada como una persona divina o como diosa por la verdadera iglesia primitiva. Ninguno de los apóstoles, ni el Señor Jesús mismo, dieron alguna vez a entender que se debería venerar a María. Como lo indica la “Enciclopedia Británica”, durante los primeros siglos de la iglesia ningún énfasis fue puesto en María (Vol. 14, p. 309). No fue sino hasta la época de Constantino, en la primera parte del siglo IV, cuando alguien empezó a ver a María como a una diosa. Pero aun durante ese período, tal idolatría era denunciada por la iglesia, lo cual es evidente en las palabras de Epifanio, quien denunció a ciertas mujeres de Tiro, Arabia y otros sitios por rendir culto a María como a una diosa verdadera y hacerle ofrendas en su capilla. Pero unos años más tarde, el culto a María no solamente era permitido por lo que es actualmente conocida como la Iglesia Católica, sino que vino a ser una de sus doctrinas principales y lo continúa siendo hasta hoy día.

Como Roma había sido por mucho tiempo el centro del culto a la diosa del paganismo, no debemos extrañarnos de que éste fuera uno de los primeros sitios donde el culto a María se estableció dentro de la “iglesia”. Este es un hecho que revela abiertamente que el culto a María fue el resultado directo de la influencia pagana.

Otra ciudad en donde el culto idólatra pagano a la madre era popular fue Éfeso, y ahí también se hicieron intentos por mezclarlo con la cristiandad. En Éfeso, desde tiempos primitivos, la diosa-madre era llamada Diana (Hechos 19). En dicha ciudad los paganos la veneraban como la diosa de la virginidad y la maternidad (Enciclopedia Bíblica Fausset, p. 484). Se decía que ella representaba los poderes generadores de la naturaleza, por lo cual se la representaba con muchos senos. Una torre de Babel adornaba su cabeza. Cuando se tienen creencias durante siglos, por lo general no es fácil abandonarlas. De modo que cuando llegó la apostasía, los líderes de la iglesia de Éfeso razonaron que si permitían a los paganos continuar su adoración a la diosa-madre, los podrían atraer a la “iglesia”. Así, entonces, en Éfeso se incorporó el culto a la diosa pagana y se mezcló con el cristianismo. Se sustituyó el nombre de Diana por el de María y los paganos continuaron orando a la diosa-madre. Conservaron sus ídolos con la imagen de ella y la iglesia profesante permitió que los adorasen junto con Cristo. 

Pero no es mezclando de esta forma el cristianismo con el paganismo el camino de Dios para ganar convertidos. Cuando Pablo llegó a Éfeso todavía no se había infiltrado el paganismo. La gente era verdaderamente convertida y en esos días al convertirse al cristianismo destruían las imágenes de la diosa-madre (Hechos 19:24-27). Cuán trágico fue que esta iglesia aceptara y aún adoptara la idolatría abominable de la diosa-madre disfrazándola bajo el hábito de la cristiandad. Finalmente, cuando el culto a María se hizo una doctrina oficial de la Iglesia Católica, en el año 431 d.C., fue precisamente en el Concilio de Éfeso, la ciudad de la diosa pagana Diana. Es obvia la influencia pagana que indujo al Concilio a tomar esta decisión. Otro sitio del culto idólatra a la diosa-madre fue Alejandría (Egipto). Aquí era conocida bajo el nombre de Isis. Cuando el cristianismo se propagó hasta Alejandría, se hicieron convenios similares a los que se habían adoptado en Roma y Éfeso. El culto idólatra-pagano a la madre fue cuidadosamente inyectado a la “cristiandad” por los teólogos de la iglesia en dicha ciudad. Ahora, el simple hecho de que haya sido en ciudades como Alejandría, Éfeso y Roma donde la idolatría pagana se mezcló primeramente con la cristiandad, muestra de manera definitiva la continuación directa del antiguo paganismo. Esto prueba más aún que el culto a María no es más que el antiguo culto popular a la diosa-madre pagana y se puede confirmar notando los títulos que se le confirieron a María así como la forma ritual de sus cultos.

Por ejemplo, María es frecuentemente llamada “la Madonna”. Este título no tiene absolutamente nada que ver con María, la madre de Jesús. En cambio, esta expresión es la traducción de uno de los títulos por los cuales la diosa babilónica era conocida, y Nimrod vino a ser conocido como Baal. El título de su esposa, la divinidad femenina, sería el equivalente a Baalti. En castellano esta palabra equivale a “mi Señora”; en latín, Mea Domina, y en italiano, en una forma bien conocida, es Madonna (Las Dos Babilonias, p.20).

Entre los fenicios, la madre-diosa era conocida como “Nuestra Señora de los Mares” (Diccionario Bíblico Harper, p. 47), y aún este título se aplica a María a pesar de que no hay absolutamente ninguna conexión entre María y el y el mar en los evangelios. Las Escrituras claramente indican que sólo hay un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (1 Timoteo 2:5). A pesar de esto, el catolicismo enseña que María también es “mediadora”, y es por esto que las oraciones a ella forman una parte muy importante en el culto católico. ¿Pero cómo fue que María vino a ser conocida como “mediadora”? Nuevamente tenemos la influencia del paganismo, pues la madre-diosa de Babilonia tenía nombres como “Mylitta”, que significa “la mediadora”. Y así esto también pasó a la iglesia apóstata, la cual hasta hoy en día habla de María como mediadora.

Otro título que proviene del paganismo y fue aplicado a María es el de “Reina del Cielo”. En ningún lugar del Nuevo Testamento se dice que María la madre del Señor Jesús sea o tuviera que ser nombrada reina del cielo; pero este título lo poseía la diosa-madre pagana que era adorada siglos antes de que María siquiera hubiera nacido. Sí, hacía mucho tiempo, en los días de Jeremías, que el pueblo adoraba a la “reina del cielo” y practicaba ritos que eran sagrados para ella. Como podemos leer en Jeremías 7:18-20, “Los hijos recogen la leña y los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la “reina del cielo”. Y en este contexto, es interesante notar que actualmente las mujeres de Paphos (Chipre), hacen ofrendas a la virgen María, como reina del cielo, en las ruinas del antiguo templo de Astarté (The Paganism in our Christinanity, El paganismo en nuestra Cristiandad p.133).

Como hemos visto, el nombre de la diosa-madre en Egipto era Isis y su hijo Horus (Osiris). Pues bien, uno de los títulos por los cuales Isis era conocida también, era el de “Madre de Dios”. Más tarde este título fue aplicado a María por los teólogos de Alejandría (El paganismo en nuestra cristiandad, p. 130). Nuevamente este era un intento obvio para hacer parecer a la cristiandad semejante al viejo paganismo con la adoración a su diosa. Bien sabemos que María era la madre del Señor Jesús, pero solamente en el sentido de su naturaleza humana. El título católico y el significado original de éste trascendieron y pusieron a la sencilla y humilde madre del Señor en una posición exaltada ajena al Nuevo Testamento. Y en la misma forma se sigue instruyendo a los católicos actualmente.

El culto a Isis no se limitó a Egipto. Se introdujo en Roma en el año 80 a.C. cuando Sulla fundó un colegio isiaco allí. Y para mostrar hasta qué punto estaba mezclado el paganismo con la “cristiandad” romana, necesitamos solamente mencionar el hecho de que Isis era adorada en un templo “que estaba situado en las colinas vaticanas, donde hoy está localizada la Basílica de san Pedro, el centro de la iglesia que adora a la “madre de Dios” en aquella forma (Man and his Gods p. 216, El hombre y sus dioses). Aquí encontramos que los títulos “reina del cielo”, “nuestra señora de los mares”, “mediadora”, “madonna”, “madre de Dios” y otros más –que antes se atribuían a la diosa-madre pagana- fueron poco a poco aplicados a María. Tales títulos indican claramente que el supuesto culto a María de hoy es en realidad una continuación del culto a la diosa pagana. Pero existen todavía más pruebas que se pueden observar en la forma en que se representa a María en el “arte” de la iglesia apóstata. Tan bien fijada en la mente pagana estaba la imagen de la diosa-madre con el niño en los brazos, que cuando los días de la apostasía llegaron, “la antigua estampa de Isis y de Horus fue finalmente aceptada, no solamente entre la opinión popular, sino por su sanción episcopal, como el retrato de la virgen y su hijo”. Se adjuntaron representaciones de Isis y su hijo en un marco de flores. Esta práctica también fue aplicada a María, quien casi siempre es mostrada en la misma forma, como bien lo saben los estudiantes del arte medieval.

La diosa egipcia Isis era frecuentemente representada como parada en la “Luna creciente” con “doce” estrellas alrededor de su cabeza (Egipto, de Kenrick. Vol. 1, p. 245; Isis Descubierta, pág. 49). Incluso esto fue adoptado para María, pues en casi todas las iglesias católicas del continente europeo, se pueden ver cuadros de María en la misma forma. La ilustración que acompaña (impresa tal como está en el Catecismo Oficial de Baltimore, EE.UU.), muestra a María con las doce estrellas alrededor de su cabeza y la Luna creciente bajo sus pies (ver ilustración al principio de este artículo).

Para satisfacer las mentes supersticiosas de los gentiles, los líderes de la iglesia apóstata trataron de hacer a María similar a la diosa del paganismo y exaltarla a un plano divina, para competir con la madre-pagana. Y de igual manera se hicieron estatuas de María –a pesar de que las Sagradas Escrituras prohíben tal práctica. En algunos casos, las mismas estatuas que habían sido veneradas como Isis (con su hijo), simplemente les cambiaron el nombre y se dieron a conocer como María y su hijo Cristo, de modo que continuara el antiguo culto. “Cuando el cristianismo triunfó –dice un autor-, estas pinturas y figuras se convirtieron en la Madonna y su hijo, sin interrupción alguna: ningún arqueólogo podría actualmente asegurar si alguno de esos objetos representa a la una o a la otra” (El paganismo en nuestra Cristiandad, p. 129).

Todo esto demuestra a qué grado se han rebajado los líderes apostatas para tratar de unir el paganismo con el cristianismo. La mayoría de esas figuras con distintos nombres han sido adornadas con joyas de la misma manera que lo están las imágenes de las vírgenes hindú y egipcia. María, la madre del Señor Jesús, no era rica; al contrario, era pobre. Entonces, ¿de dónde vinieron las joyas y coronas que se ven en las supuestas estatuas de ella? Obviamente, tales representaciones no son cristianas; son de origen anterior al cristianismo.

Y así, por compromisos unos muy evidentes y otros más disimulados, el culto a la antigua madre de los paganos fue continuando dentro de la “iglesia” de la apostasía con el nombre de María, a quien se sustituyó en lugar de la otra. Y esta sustitución ha engañado al mundo entero.

Culto a María

Tal vez la prueba más significativa de que el culto a María no es otra cosa que la continuación del culto pagano a las diosas de diversos nombres y no a la bendita madre del Señor (siempre bien amada pero no adorada por los verdaderos cristianos), es que en la religión pagana la madre es adorada tanto como su hijo lo es, o más. Aquí hay una clave muy importante para ayudarnos a resolver el misterio contemporáneo de Babilonia. El verdadero cristianismo enseña que el Señor Jesús, y solamente Él, es el Camino, la Verdad y la Vida; que solamente Él, entre todas las criaturas de la tierra, ha podido vivir una vida sin mancha de pecado; y Él es quien debe ser exaltado. Nunca su madre. Pero el catolicismo, demostrando la influencia del paganismo en su desarrollo, exalta a la madre también y en muchas formas, la madre es más honrada que el mismo Hijo.

Bien sabemos que muchos han de negar que la Iglesia Católica le atribuye una posición divina a María. Pero al viajar alrededor del mundo, ya sea en una majestuosa catedral o una capilla provinciana, la estatua de María ocupa el puesto primordial. Al recitar las oraciones del rosario, el “Ave María” se repite nueve veces más que el “Padrenuestro”. Se acepte o no, la persona de María es más importante en el catolicismo que la Persona del Señor. En forma similar a la Babilonia del pasado, la diosa-madre es glorificada hoy en día en su babilónica hija; solamente que se usa el nombre de María en vez de otros nombres bajo los cuales era conocida la diosa. Al católico se le enseña que la razón por la cual debe orar a María, es porque ella lleva las peticiones de sus adoradores a “su” Hijo Jesús, y como es su madre, Él contesta la oración para complacerla. Con esto se deduce que María tiene más compasión, más comprensión y más bondad que “su” Hijo, que es el Señor Jesús. Ciertamente tal suposición es una blasfemia y va completamente en contra de las enseñanzas de las Escrituras. Sin embargo, esta idea es frecuentemente repetida de los escritos católicos. Un notable escritor católico, Alfonso Ligorio, escribió que las oraciones son más efectivas cuando se dirigen a María, en vez de a Cristo. Y el hecho de que sus escritos lleven el sello de aprobación de la Iglesia Católica habla por sí mismo, incluso fue canonizado como “santo” por el Papa Gregorio XIV en 1839, y fue declarado “doctor” de la Iglesia Católica por el Papa Pío IX.

En una parte de sus escritos, Ligorio describe una escena imaginaria en la cual un pecador ve dos escaleras que descienden del cielo. María esta al final de una y el Señor Jesús en la otra. Cuando el pecador trata de subir por la de Cristo, ve Su cara furiosa, y cae derrotado. Pero cuando sube la escalera de María, lo hace rápida y fácilmente, y es bienvenido por ella, que lo introduce en el cielo y lo presenta a Cristo. Entonces todo va bien. Esta descripción es para demostrar cuanto más fácil y efectivo es el ir a Cristo a través de María (Catolicismo romano, p. 147).

Este mismo escritor católico dijo que el pecador que se aventura a ir directamente a Cristo, puede encontrarse con la presencia de Su ira. Pero si va a orar a la “virgen”, ella sólo tendrá que mostrar al Señor Jesucristo “los senos que le dieron de mamar”, y su ira se calmará inmediatamente (Las Dos babilonias, pág. 158). Tal idea va contra las Escrituras. El caso es que las Escrituras nos dan una ilustración que niega rotundamente esta aseveración: “Bienaventurado el vientre que te trajo y los pechos que mamaste”, dijo una mujer a Jesús; pero Él le contesto diciendo: “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan” (Lucas 11:27-28). Obviamente, la idea de que el Señor Jesús es inducido a contestar una oración porque María le muestra los pechos que mamó, es contraria a las Escrituras.

Pero tal idea de los pechos no es extraña en los cultos de la diosa-madre pagana. Se han descubierto imágenes que muestran frecuentemente sus pechos desproporcionados en relación a su cuerpo. O, como en el caso de Diana que para demostrar su “fertilidad” se la presenta con unos 100 senos sobre todo su cuerpo.

El catolicismo ha intentando aún de exaltar a María a una posición netamente divina con la nueva doctrina de la “inmaculada concepción”. Tal enseñanza no es otra cosa que un esfuerzo más para hacer a María semejante a la diosa del paganismo, pues en los viejos mitos, también se creía que la diosa que había nacido de concepción sobrenatural. Estas viejas fábulas varían, pero todas hablan de incidentes sobrenaturales en conexión con su entrada al mundo. Enseñan que era superior a todo mortal ordinario, que era divina. Y así, poco a poco, se hizo necesario enseñar que María también entró a este mundo de una manera sobrenatural, “para hacer que las enseñanzas acerca de ella concordaran con las del paganismo”.

El elemento sobrenatural en las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre María dice que ella nació sin pecado original. Pero de este nacimiento no nos dicen nada las Escrituras. Acerca de María, la Biblia dice que fue una mujer virtuosa y temerosa de Dios, favorecida y escogida por Él, una virgen, pero tan humana como nosotros y, como humana, formaba parte de la raza caída de Adán. Tal como las Escrituras declaran: “por cuantos todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios”. La única excepción de esto es nuestro Señor Jesucristo. Como todo el mundo, María necesitó de un Salvador, y esto fue plenamente admitido por ella misma cuando dijo: “Y mi espíritu se alegró en Dios, mi salvador”. Obviamente si María necesitó de un Salvador, entonces ella no era salvadora. Si necesitó de un Salvador, ella necesitaba ser salva, recibir perdón, ser redimida como todos nosotros. En resumen, la divinidad de nuestro Señor no radica en el hecho de que su madre haya sido una persona exaltada o sobrehumana. No; al contrario, es divino porque Él es el Único Hijo de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Su divinidad viene del Padre Celestial, no del carácter “sobrehumano” del instrumento que Dios usó para Su entrada en el mundo.

Debemos comprender que fue el Señor Jesús quien nació de concepción sobrenatural, no su madre. La idea de que María era superior a otros seres humanos, fue enfáticamente rechazada por el mismo Cristo. Un día, mientras predicaba: “... su madre y sus hermanos estaban fuera. Y le dijo uno: he aquí tu madre y tus hermanos están afuera, quieren hablarte. Y Jesús respondió al que esto le decía: “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: “He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi madre, y hermano y hermana” (Mateo 12:46-50). Claramente podemos ver que si servimos al Señor, si hacemos Su voluntad, estamos en la misma categoría espiritual que María. Ciertamente esta unidad en Cristo nos enseña igualdad a los ojos de Dios y rechaza la idea de que María fuese una persona sobrenatural. Sin embargo, el catolicismo adoptó del paganismo la idea de orar a la divina madre, de modo que tuvo que enseñar que María era una persona sobrenatural; de lo contrario, ¿cómo podría ella escuchar las oraciones que le dirigen cada día los católicos de todo el mundo, recitando el ave María, el rosario, las letanías de la virgen bendita y otras más? Multiplique el número de estas oraciones por el número de católicos que la recitan cada día. María tendría que escuchar miles de peticiones por segundo. Y esto es un cálculo conservador. Está claro que nadie más que Dios puede hacer esto. Sin embargo, los católicos creen que María escucha todas estas oraciones, y entonces, por necesidad, tienen que exaltarla a una posición divina, sea bíblica o no.

Tratando de justificar tan innecesaria exaltación de María, los líderes católicos han buscando algún fundamento bíblico para sostener esta creencia. Las palabras de Gabriel a María “bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1:28) han sido frecuentemente referidas a este respecto. Seguramente que las palabras de Gabriel indican que María fue favorecida de Dios; pero no la hicieron una persona divina, simplemente porque fue “bendita entre las mujeres”, pues mil trescientos años antes fue pronunciada una bendición similar a Jael, mujer de Heber ceneo (Jueces 5:24). La Biblia, sencillamente, nos demuestra que María era “bendita entre las mujeres”, pero esto no significa que debemos adorarla, orar a ella, o hacerla una diosa.

Antes del día de Pentecostés, María estaba reunida con los discípulos esperando la promesa del Espíritu Santo. Leemos que los apóstoles “perseveraban unánimes en la oración con las mujeres y con María, la madre de Jesús y con sus hermanos” (Hechos 1:14). Ciertamente, las Escrituras no dicen que los discípulos estaban orando a María; la ilustración–tal como es vista en el catecismo católico (Catecismo Oficial de Baltimore 2, lección 11)– intenta dar a María una posición central. Pero como sabe todo estudiante bíblico, los discípulos en esa ocasión no estaban mirando a María; estaban buscando que el Cristo resucitado, quien había ascendido al cielo les enviase el don del Espíritu Santo.


Nótese también que en el cuadro, no solamente están los discípulos mirando a María, sino que también el Espíritu Santo (en forma de paloma) se ve volando sobre ella. De acuerdo a las Sagradas Escrituras, la única persona sobre quien el Espíritu Santo descendió en esa forma fue sobre el Señor Jesús, no sobre su madre. Por otra parte, y aunque parezca increíble, la diosa virgen pagana, bajo el nombre de Juno, era frecuentemente representada con una paloma en su cabeza, como también lo eran Astarté, Cibeles e Isis (Doane, p. 357). Y así, la influencia pagana en tales cuadros, aparece de un modo bien claro.

Otro intento por glorificar a María –exaltarla a un plano que la Escritura no le otorga– puede notarse en una doctrina católica conocida como la perpetua virginidad de María. Esta enseña que María continuó virgen toda su vida. Pero tal doctrina no fue nunca enseñada por Cristo o por Sus discípulos. Como lo explica la Enciclopedia Británica, la doctrina de la perpetua virginidad de María no fue enseñada hasta cerca de 300 años después del regreso de nuestro Señor al cielo. No fue sino hasta después del Concilio de Calcedonia, en el año 451, que esta infundada suposición fue aprobada oficialmente por Roma (Vol. 14. p. 999). Al contrario de las enseñanzas católicas, la Biblia muestra claramente que María no continuó como virgen a través de toda su vida. La Biblia enseña que nuestro señor Jesucristo nació de la virgen María –concebido en virginidad y sobrenaturalmente (Mateo 1:23)-. Enfáticamente creemos en el nacimiento virginal del Señor Jesús. Pero después de Su nacimiento, María dio a luz a otros hijos, los hijos naturales de su unión con José, su esposo.

En Mateo 1:25 leemos que el Señor Jesús fue el hijo “primogénito”. La Biblia no dice que María haya dado a luz un solo hijo, sino que nos dice que el Señor Jesús fue su primer hijo. El hecho de que el Señor Jesús fuera el primogénito, indica que después nacieron de María otros hijos. Siempre en el lenguaje más lógico y normal, un primero requiere un segundo (la palabra prototokos, que usa el evangelio, significa claramente primer nacido). Pero fuera de esta línea de razonamiento, las Escrituras no dejan lugar a dudas del hecho de que María tuvo otros hijos después del nacimiento del Señor Jesús. Sus nombres son mencionados en la Biblia, como sigue: “Jacobo, José, Simón y Judas” (Mateo. 13:55). Además de estos hermanos, el versículo siguiente menciona a la hermanas del Señor Jesús. Las gentes de Nazaret dijeron: “¿No están todas sus hermanas con nosotros?” La palabra “hermanas” está en plural, de modo que sabemos que tuvo por lo menos dos hermanas. Pero si nos fijamos un poco más, veremos que el pasaje indica que el Señor Jesús no sólo tenía dos hermanas, sino que por lo menos tenía tres. Notemos que el versículo habla de “todas” ellas. Esto, definitivamente, implica que la expresión se refiere a tres o más hermanas. Si entonces añadimos tres y cuatro hermanas además del Señor Jesús, resulta que María, tuvo ocho hijos. El Señor Jesús nació de María sobrenaturalmente, por nacimiento virginal; los otros siete hijos que ella tuvo nacieron normalmente; fueron engendrados por su esposo José.

Pero la actitud católica es que José conservó a María como virgen por el resto de su vida. Sin embargo, ella fue virgen según las Escrituras “solamente” hasta después del nacimiento del Señor Jesús. José no conoció a María hasta después del nacimiento del Señor. Pero más tarde, José y María tuvieron unión matrimonial y dieron a luz a varios hijos tal como lo enseñan las Escrituras. Estudiando lo que la Biblia enseña, nos damos cuenta de que la doctrina de la perpetua virginidad de María es completamente falsa. Durante los días de apostasía -para hacer más clara la identificación de María con la madre/diosa que las naciones venían adorando hacía cientos de años-, algunos exagerados admiradores de María comenzaron a enseñar que el cuerpo de María nunca sufrió corrupción, sino que ascendió a los cielos al igual que el Señor Jesucristo y que allí está sentada hoy en día, como la “Reina del Cielo” para recibir culto y oraciones.

No fue sino hasta el siglo XX que la doctrina de ascensión de María se proclamó oficialmente como una doctrina de la Iglesia Católica. Fue tan sólo en el año 1950 que el Papa Pío XII declaró que el cuerpo de María no sufrió corrupción, sino que fue llevado al cielo. Obviamente, dicha doctrina de la ascensión de la virgen, no es parte de la doctrina del Nuevo Testamento. He aquí las palabras de uno de sus admiradores, San Bernardo, que favorecen la posición católica en este aspecto: “En el tercer día, después de la muerte de María, cuando los apóstoles se juntaron alrededor de su tumba, la encontraron vacía. El cuerpo sagrado había sido llevado al paraíso celestial. La tumba no tuvo poder sobre alguien inmaculado. Pero no fue suficiente que María haya sido recibida en el cielo; ella no era cualquier ciudadano ordinario; tenía aún mayor dignidad que el más alto de los arcángeles. María había de ser coronada Reina del Cielo por el Padre Eterno; ella había de tener un trono a la mano derecha del Hijo. Ahora, día tras día, hora tras hora, ella está orando por nosotros, obteniendo gracia para nosotros, preservándonos del peligro, protegiéndonos de la tentación, llenándonos de sus bendiciones”.

Bien puede decirse que el culto a María en su plenitud, está basada en esta creencia de que ella ascendió a los cielos. Pero la Biblia no dice nada en absoluto de tal “ascensión de María”. Al respecto, Juan 3:13 dice: “Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo, nuestro Señor Jesucristo”. Él es quien está sentado a la diestra de Dios Padre. Él es quien es nuestro Mediador. Él es quien nos llena de bendiciones, no su madre.

La Biblia no dice nada de orar a una mujer, sea María o cualquier otra. Este culto falso es repetidamente prohibido en la Biblia. Las verdaderas oraciones deben ser dirigidas a nuestro Señor mismo. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). La simple idea de “orar a María” como mediadora y “reina del cielo”, no es más que un paganismo disfrazado con el nombre de María. Junto con las oraciones a “María” está el rosario, el cual, como hemos de ver, es igualmente de origen pagano. Como un instrumento, el rosario es una cadena con quince series de pequeñas bolitas; cada serie está marcada por una bola más grande. Los bordes de la cadena se juntan con una medalla con la efigie de María. De esta medalla cuelga una cadena corta al final con una cruz. Los objetos en el rosario son para contar oraciones, las cuales son repetidas una tras otra. Tal instrumento –muy bien conocido- forma parte importante del culto católico. Pero como tantas otras cosas en la Iglesia Católica, el rosario no es un instrumento cristiano sino una invención pagana. Mucho antes de que existiera una Iglesia Católica, el rosario era usado comúnmente en las casas de toda nación pagana. Se encontró un medallón en Citium (Chipre) que había sido colonizado por los fenicios, el cual tiene un círculo de cuentas que se semejan al rosario. Este rosario fue usado en el culto a Astarté, la diosa-madre, cerca de 800 años antes de Cristo. Este mismo “rosario” se puede ver en muchas de las monedas encontradas que se usaban en Fenicia.







Los brahmanes han usado desde hace mucho tiempo rosarios con cientos de cuentas. Los adoradores de Visnú dan a sus hijos rosarios de 108 cuentas. Un rosario similar es usado por millones de budistas en la India y en el Tíbet (La cruz en tradición, historia y arte. p. 21). Los musulmanes constantemente oran por los noventa y nueve nombres de Alá con su rosario Tasbih de 99 cuentas (Enciclopedia de religiones. Vol. 3. p. 203). Los adoradores a Siva tienen un rosario con el cual repiten, si es posible, todos los mil ocho nombres de su dios (Ibíd. p. 203).

Cuando los misioneros católicos visitaron la India, Japón y México por vez primera, sitios en los cuales el nombre de Cristo jamás se había escuchado, se sorprendieron al encontrar rosarios usados por los paganos. Los adoradores del demonio en el Tíbet y China usan rosarios para sus rituales. Los rosarios son frecuentemente nombrados en los libros sagrados de los hindúes (Doane. p. 344). El rosario era usado en la Grecia asiática y tal es el objeto con cuentas visto en las estatuas de la diosa Diana (Las Dos Babilonias. p. 187). Escritos de dos y tres siglos antes de Cristo mencionan el uso del rosario dentro de varias religiones paganas. Y no solamente estaba el rosario en vigencia en todos estos países y dentro de todas estas religiones que hemos mencionado, sino que también era usado en los días del paganismo en Roma, en donde las mujeres se adornaban el cuello no solamente por razones ornamentales, sino como recordatorio de las oraciones que debían hacer en sus religiones paganas. La palabra “collar”, Monile, significa “recordatorio” (Ibíd., p. 188), es decir, medio para recordar. Nadie puede negar el hecho de que el instrumento del rosario era usado en la época pre-cristiana y por religiones no cristianas. Incluso la misma Enciclopedia Católica, dice: “En casi todos los países nos encontramos con algo similar al rosario para contar las oraciones”. De todas maneras, ni Cristo ni los apóstoles enseñaron nunca a orar empleando algún instrumento u objeto para contar las oraciones. El memorizar oraciones y luego repetirlas una y otra vez mientras que contamos las cuentas, realmente se convierte en un ejercicio de memoria en vez de una expresión espontánea del corazón. Considerando que su uso no tiene base bíblica y que su origen proviene de tribus aborígenes paganas, el rosario no es más que otro ejemplo de cómo el paganismo fue mezclado con la religión católica. La oración más frecuentemente repetida y la principal del rosario, es el “Avemaría”, que se dice de la siguiente forma: “Dios te salve, María; llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.

Recitar el rosario completo ocupa quince minutos. Requiere la repetición del Avemaría 53 veces, del Padrenuestro 6 veces, 5 misterios, 5 meditaciones de los misterios, 5 glorias y una repetición del llamado “Credo de los Apóstoles”. Bien, notemos en dónde está puesto el énfasis. ¿Cuál es la plegaria que se repite más frecuentemente? La oración a María. El caso es que el Avemaría es repetido nueve veces más que el Padrenuestro. Pero, preguntamos, ¿es más importante o efectiva la oración hecha por los hombres* y dirigida a María nueve veces, que una oración enseñada por el Señor Jesús y dirigida a Dios Mismo?

Tal énfasis en la “madre” indica claramente la mezcla del paganismo en el sistema católico. El repetir una oración una y otra vez es indicado en la Biblia como una práctica del paganismo. Por ejemplo, plegarias repetidas de memoria se ofrecían a Diana en conexión con su culto en Éfeso. Estas plegarias consistían de una corta frase religiosa, repetida una y otra vez; tal como podemos ver en Hechos 19:34. En este pasaje, los idólatras de la diosa-madre “...todos gritaron casi por dos horas: grande es Diana de los efesios”. Todos gritaban esto una y otra vez, y al igual que estos adoradores de Diana, que usaban frases repetidas en su culto, asimismo hoy día, la misma clase de plegaria no bíblica continúa en la Iglesia Católica dirigida a María. Pero el Señor Jesucristo se opuso radicalmente a la práctica de repetir oraciones una y otra vez y así lo expresó: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mateo 6:7-8). En este pasaje nuestro Señor, en términos claros, nos instruye no orar repitiendo la misma oración una y otra vez. El Señor Jesús declaró enfáticamente que esto era ritualista, vano, pagano. Debemos creerle y obedecerle a Él.

De todas las oraciones del rosario, la única que es tomada directamente de la Biblia, es el “Padrenuestro”. Pero aun esta oración no debe repetirse una y otra vez, pues es a continuación de habernos dicho Él que no usemos repeticiones y muchas palabras como lo hacen los paganos, dice en el siguiente versículo: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...”. Y les dio a los apóstoles esta oración breve como ejemplo. En el mismo párrafo en que les indicó no repetir palabras en vano, el Señor Jesús dio esta oración como algo opuesto al tipo de oraciones de los paganos; sin embargo, en desobediencia directa a las Escrituras, los católicos son enseñados a repetir esta preciosa oración una y otra vez en lugar de imitarla. Y si el Padrenuestro no debe repetirse, cuánto menos debemos repetir la más breve oración hecha por hombre y dirigida, no a Dios, sino María, la madre humana del Señor Jesús.

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Nota

* El argumento católico de que son las palabras con que el ángel saludó a María, sólo es en parte cierta, pues sólo dos palabras son de labios angélicos y todas las demás que cambian bastante el texto y el sentido del mensaje del ángel Gabriel a María fueron añadidas por los inventores del rosario católico.