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viernes, 16 de junio de 2023

JOHN BUNYAN & EL PEREGRINO—Cuarta Parte (Resumen y Comentario)

 


LA CRUZ & EL COLLADO DIFICULTAD

Cuando Cristiano llega a la cruz, la carga de su consciencia que lo acusa es liberada, cae en una tumba y se pierde de vista. También disfruta del gozo de haber depositado su fe en la obra redentora de Cristo: ha recibido el perdón de sus pecados, y todo el castigo y la culpa que provenían de ellos han sido clavados en la cruz. Se deshace de sus harapos y se viste con la túnica de justicia de Cristo. Recibe el sello sobre su frente y un pergamino que indica que ahora él le pertenece a Dios.

Acerca de esta parte, Spurgeon ofrece el siguiente comentario: “La cruz debería estar al frente de la puerta estrecha, y al pecador se le debería decir: Arrójate allí y encontrarás seguridad; pero no estarás seguro hasta que te deshagas de tu carga y te coloques al pie de la cruz donde encontrarás la paz de Cristo”.

Spurgeon comenta desde la perspectiva calvinista y sin ninguna experiencia personal sobre el tema. Bunyan, en cambio, escribió lo que reflejaba su propia experiencia. Años después de su conversión, Bunyan experimentó ese momento crucial cuando la misericordia de Dios finalmente caló hondo en su alma, lo cual es el nuevo nacimiento, lo que le dio la paz que anhelaba. Tuvo un súbito despertar que hizo que se diera cuenta de que solo necesitaba recurrir a Jesús. También encontró alivio al leer Hebreos 12:22-24, que se refiere a que debemos acercarnos a Jesús, el mediador del nuevo pacto y el único que ofrece la redención. La antigua vida de bruma en la que vivió Bunyan hasta esa experiencia fue reemplazada por una vida de gozo, paz y victoria por medio de Cristo. Bunyan experimentó una conversión cristiana que fue seguida por el nuevo nacimiento, y eso fue lo que registró en su obra.

A estas alturas del relato, debiera ser evidente para el lector que Bunyan ni era calvinista ni creía en el eslogan salvo siempre salvo. Jamás habría podido escribir un relato como El PROGRESO del Peregrino, si hubiera creído que la salvación no se puede perder. La esencia misma del relato es advertir al lector del peligro que enfrenta Cristiano en su peregrinar hacia la ciudad celestial: el peligro de ser desviado, el peligro de ser engañado, el peligro de ser devorado por enemigos espirituales y carnales, el peligro de tropezar o enredarse en las cosas de este mundo, el peligro de quedarse dormido o dejar que su lámpara se apague.

Al pie de la montaña, Cristiano se encuentra con tres hombres que duermen y que demuestran cómo la ignorancia (Simplicidad), la apatía (Pereza) y la arrogancia (Presunción) puedan causar que los viajeros se vuelvan apáticos y confíen demasiado en sí mismos o en que no pueden perder la salvación. Llevan grilletes debido a su autocomplacencia; no se mueven pero están contentos; se han convencido de que no hay enemigo alguno que los pueda destruir.

Formalista e Hipocresía intentan tomar atajos inventados por ellos mismos a la Ciudad Celestial, atajos que los alejan de la puerta estrecha (Cristo) y la ayuda de Intérprete (el Espíritu Santo). Es decir, de la salvación que recibieron en algún momento pasado. En conformidad a su formación religiosa, Formalista se mantiene ocupado en obligaciones y rituales. A Hipocresía le concierne que los demás vean cuánta piedad demuestra tener. Ambos no están conscientes de su pecado, confían en su aparente piedad externa y sus corazones están alejados de Cristo. Además, esperan recibir honores en el reino celestial en vez de haber dado honor al prójimo. Se han engañado al creer que llegarán a la meta final.

Dios nos ofrece descanso y renueva nuestras fuerzas cuando nos cansamos. Nos reanima por medio de la Palabra y el Espíritu. Cristiano logra disfrutar de este descanso cuando llega a un collado llamado Dificultad. Pero lo que comenzó como un breve descanso termina siendo una larga siesta. Los creyentes tenemos la obligación de mantenernos alertas y sobrios (1 Ts 5:6). Cuando nos relajamos en las cosas espirituales, nuestra devoción se debilita y nos estancamos. El propósito del descanso es reavivarnos espiritualmente y darnos nuevos bríos para proseguir nuestro peregrinaje espiritual. El lugar donde renovamos nuestras fuerzas no es la meta final, si no un intervalo para restaurar nuestra devoción al Señor.

Temeroso y Desconfianza representan a aquellos que renuncian a la vida cristiana cada vez que algo los asusta o se enfrentan con dificultades. Entran en pánico cuando enfrentan algún peligro e inmediatamente dan marcha atrás como un mecanismo de defensa. Lo cierto es que han dejado que sus temores, complejos e inseguridades los controlen, porque no se toman el tiempo de discernir la clase de peligro que enfrentan. Cristiano también siente temor cuando escucha sus informes, pero logra superar su instinto de escapar del peligro y asume la actitud de que es mejor enfrentar el temor a la muerte (seguir adelante) que sufrir la muerte espiritual (dar marcha atrás).

Lo que resalta del Peregrino es la habilidad de Bunyan de comunicar verdades espirituales con la fuerza de la experiencia de vida. Gran parte del poder del relato proviene de sus muchos y sutiles enfrentamientos con el temor.

Hay momentos en que los creyentes quizás se pregunten: ¿Será genuina mi fe? ¿Soy salvo de verdad? La pérdida y la recuperación del rollo que Cristiano experimenta es una representación de estas dudas. Las Escrituras nos dicen que recibimos la salvación inicial por medio del acto de creer en Cristo Jesús, lo cual lo manifestamos por medio del reconocimiento y arrepentimiento de nuestros pecados y nuestra obediencia (gradual) a Sus mandamientos. Pero si no nos ocupamos en nuestra salvación “con temor y temblor” (Fil 2:12) perderemos, lenta e imperceptiblemente, la seguridad interior, subjetiva, que nos da el Espíritu cuando estamos caminando con Él (Gl 5:16). A menos que el creyente “ande en el Espíritu” (Ro 8:1, 8:4; Gl 5:16, 5:25) y complete con éxito “la carrera que tiene por delante” (He 12:1) y obtenga el “premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3:14), no tiene la Salvación. aunque en algún momento del pasado la haya recibido.

EL PALACIO LLAMADO HERMOSO

Los leones que han sido puestos para “probar la fe simbolizan la persecución. Sin embargo, Dios ha puesto un límite al poder del enemigo y sus agentes (Job 1-2; Ap 20). Por ver solamente a los leones, Cristiano no se percata que están encadenados, y por ello, atemorizado, considera escapar del lugar. Vigilante (Portero), que representa a un creyente firme en la fe que da auxilio a otros creyentes en dificultades, señala que los leones están encadenados y le muestra a Cristiano un sendero seguro en medio del camino. El grado o nivel de nuestra fe afecta nuestra perspectiva. Si la confianza en nuestro Dios Todopoderoso vence nuestras emociones, veremos la realidad: que Dios es nuestro pronto auxilio y es mayor que cualquier mal que enfrentemos.

El palacio llamado Hermoso representa a la iglesia, que fue construida “para servir de descanso y seguridad a los viajeros (peregrinos)”. Vemos que el Enemigo ha rodeado el palacio pero no ha podido conquistarlo, tal como el Señor lo indica en Mateo 16:18. La iglesia ofrece alimento espiritual, el cual viene gracias a la reunión de creyentes y la enseñanza de la Palabra de Dios. Se trata de un lugar de adoración, donde se fomenta el amor, la compañía y el gozo; es un lugar donde uno crece, se prepara y se fortalece; es un refugio de paz, consolación y renovación. Por supuesto que cuando mencionamos a la iglesia en este comentario, no nos referimos a una iglesia local, si no a la iglesia universal (el cuerpo de Cristo esparcido y diseminado por el mundo), y a todos los medios que proporciona el Señor a los creyentes para ser edificados.

Las opiniones de Bunyan eran muy distintas a las de muchos otros creyentes de su época; él enseñaba que se podía llegar a ser miembro de una iglesia sobre la base de la fe y la santidad. El testimonio y el estilo de vida era lo importante para él, no si la persona había o no había cumplido con la ceremonia externa del bautismo por agua. Consideraba que la fe genuina era producto de una realidad espiritual interna (el bautismo en el Espíritu) que podía identificarse observando lo que la gente creía, es decir, si tenían una relación personal con Cristo Jesús, y si vivían demostrando que lo amaban y guardaban sus mandamientos. Por eso vemos que los personajes del palacio Hermoso examinan detenidamente la vida y las convicciones de Cristiano para cerciorarse de que tiene una fe genuina.

La vida de Bunyan sufrió un cambio radical cuando comenzó a pasar tiempo con el pastor John Gifford y los miembros de su iglesia. Describió lo impactante de su primer encuentro con ellos de esta manara: “Hablaban de cómo Dios había tocado sus almas con el amor del Señor Jesús, y con cuáles palabras y promesas habían sido refrescados, consolados y animados para poder enfrentar y vencer las tentaciones del diablo ... Hablaban con el corazón lleno de alegría. Se expresaban con tanta  pasión acerca de las Escrituras, y llenos de gracia en todo los que decían, que me parecieron que habían encontrado otro mundo” [Bunyan, Gracia Abundante].

Cuando Bunyan comenzó a asistir a la congregación de Gifford, habían pasado siete años desde que Cromwell ocupara el poder, lo cual significaba que en este momento las iglesias protestantes disfrutaban de libertad de culto. Para Bunyan ese tiempo representó un momento de crecimiento espiritual. Finalmente había logrado alcanzar la paz de la seguridad de su salvación. Mientras Gifford lo instruyó, Bunyan se sumergió en el estudio de las Escrituras y libros teológicos. Con el tiempo, comenzó a dar clases de la Biblia en iglesias locales y a defender sus posturas teológicas por medio de folletos. Por todos los pueblos vecinos, la fama de Bunyan se diseminó de tal manera que pronto se transformó en un buen y respetado orador que se identificaba con su audiencia sirviéndoles con sinceridad en sus deseos de conocer más del Señor y de su Palabra.

Cuando Charles II ascendió al trono en 1660, obligó a sus súbditos a guardar los estatutos y reglamentos de la Iglesia de Inglaterra, y prohibió las reuniones protestantes no alineadas con dicha iglesia. Bunyan continuó insistiendo en proclamar las verdades de las Escrituras entre las congregaciones disidentes, firme en su convicción de que Dios lo había llamado para ayudar a otros a crecer en la fe y en el conocimiento divino. Los miembros de su congragación independiente se reunían en privado para celebrar sus cultos, “obedeciendo a su conciencia y no según el mandato del rey” [Pestell, John Bunyan: Journey of a Pilgrim]. 

En esta parte Bunyan ilustra las características de la hermandad cristiana, las cuales son edificantes, vivificantes y saturadas de las Escrituras. ¿De qué manera socializan los siervos de Dios? Se maravillan en la obra de Cristo, celebran su amor y gracia, y practican la bondad y el poder de Dios. Los temas de conversación son los testimonios personales, las anécdotas de los siervos del Señor, la obra de evangelización en el mundo y los recordatorios sobre el carácter de Dios y Sus mandamientos. Se animan a fomentar deseos piadosos y a perseverar en la fe reflejando el perdón y la justicia que han logrado por medio de la cruz en Cristo Jesús. Valoran las promesas de Dios, confiando en el Espíritu, y enfocan sus mentes en el gozo celestial. Luego de vestirse todos con la armadura espiritual, se arman de valor y los recursos necesarios para enfrentar los desafíos por venir.

EL VALLE DE SOMBRA DE MUERTE & HUMILLACIÓN

Apollyón [Apolión] significa Destructor, y en Apocalipsis 9:11 el término se refiere al “ángel del abismo”, el líder de las fuerzas demoníacas que es enviado para atormentar a los habitantes de la tierra. También aparece en una novela caballeresca llamada St. Bevis of Southampton, que era una de las favoritas de Bunyan.

El “demonio abominable” comienza a lanzar acusaciones contra Cristiano, se burla de su estado justificado sin pecado y de sus antiguos fracasos. De seguro no eres suficientemente bueno como para pertenecer a Dios; tú me perteneces”. Usando medias verdades para engañar y manipular, y con malas intenciones, el Adversario cuestiona el carácter de Dios, su poder, sus promesas y su perdón. Luego, su persuasión se torna una descarada agresión que casi termina matando a Cristiano. Al ilustrar las tácticas del Enemigo, Bunyan hace saber a los creyentes cómo pueden mantenerse en guardia y lograr una resistencia eficaz.

La lucha mental y física de Cristiano en el valle de Humillación describe una batalla espiritual personal: una de las tantas luchas de la enorme guerra entre las fuerzas espirituales de Dios y las malignas, guerra a la que nos unimos una vez que somos trasladados al reino de Dios. El Enemigo es incesante en su afán por destruir al pueblo de Dios. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo” (Ef 6:12). Sin embargo, no estamos solos en esta batalla ni sin recursos para contraatacar. 

A pesar de haber sufrido tropiezos y debilidad, Cristiano finalmente sale victorioso de su lucha contra Apollyon, por cuanto confió en la verdad y el poder de Dios, tal como sucedió con el Señor Jesús cuando fue tentado. Cristiano pone en práctica el mandamiento de Efesios 6:11: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Debemos conocer y poner nuestra fe en el evangelio y en la identidad que tenemos en Cristo. Dado que Cristo nos ama, estamos unidos a Él, y somos vencedores. “Y si mil demonios están pronto a devorarnos, no temeremos, porque Dios sabrá cómo ampararnos” [Martin Luther, A Mighty Fortress].

El valle de Sombra-de-muerte ilustra momento en que el creyente se siente abrumado por el sufrimiento, ya sea el suyo propio o el de los demás, y su alma se confunde. Los pensamientos de temor, confusión o duda respecto a la bondad, amor y proximidad de Dios comienzan a dominar la mente. El alma apesadumbrada sufre constantes tentaciones de sentimientos de desesperanza. Se trata verdaderamente de una experiencia infernal: se siente como si las tinieblas fueran a devorar al creyente; se siente como si Dios se hubiera marchado. Esta crisis de desesperación es, sin embargo, otra manera en el que el Enemigo ataca al pueblo de Dios.

Perseverar en este valle traicionero requiere de paso firme y cuidadoso. El foso y el charco representan las maneras en que los peregrinos corren el peligro de olvidarse de Dios y desertar, lo que puede incluir falsas doctrinas, orgullo, inmoralidad, etcétera. No debemos permitir que aquellos que guían por medio del temor nos alejen del camino. Más bien, debemos encontrar consolación en la hermandad de los fieles, aunque sea en saber que otros también sufren lo mismo. Pero la ayuda más poderosa para vencer las tinieblas, dice Bunyan, es la oración.

¿Por qué permite Dios que el Enemigo nos haga sufrir? Ciertamente Dios no quiere que esto suceda. Pero, es el camino que su Hijo tomó cuando estuvo en la tierra, la senda que Él abrió para que lo sigamos, y la vía que nos conduce al hogar celestial. Al estar unidos a Cristo, compartimos su sufrimiento y victoria (Ro 8:17). Si bien Dios no elimina los sufrimientos, nos ayuda a superarlos (tal y como le sucede a Cristiano cuando los demonios lo dejan en paz luego de orar con intensidad). Dios también redimirá nuestro dolor, y lo usará para continuar la buena obra en nosotros y acercarnos más a Él. Mientras seguimos esforzándonos por creer, y nos decidimos a depositar nuestra fe en Él, demostramos que lo amamos, y nos fortalecemos espiritualmente, y nos acercamos a su corazón.

Hemos recibido el llamado a caminar por fe, a creer en algo que no vemos ni sentimos. La falta de sentir la presencia de Dios no significa que Él no está presente. Él nos ha prometido que jamás nos abandonará. Cristiano expresa fe cuando grita: Andaré en la fuerza de Jehová” Incluso cuando sus sentidos le indican que se encuentra solo y en peligro de muerte, anuncia la realidad de que el Dios todopoderoso lo ayudará. Se decide a entrar en esa realidad. Una vez que las tinieblas desaparecen, Cristiano echa una mirada a aquellos peligros que solía temer y los identifica con claridad. Viendo esta prueba desde otro ángulo, la percepción de Cristiano es distinta y es obvio que Dios ha estado con él y lo ha rescatado.

Bunyan admiraba la obra de John Foxe, El Libro de los Mártires, famoso libro que narra al detalle las historias de los mártires de la iglesia primitiva hasta el siglo dieciséis, y solía leerlo mientras estuvo en la cárcel. Bunyan usa las figuras de dos gigantes para ilustrar las fuerzas tiránicas detrás del martirio de Cristiano. Pagano, ya lleva muchos años muerto y representa a los que mataron a los creyentes de la época de la iglesia primitiva. Papa, que aún vive pero es anciano y decrépito, representa la Iglesia de Roma.

Bunyan escribió:  “Las aflicciones y todo servicio que le rendimos a Dios le dan al corazón mayor profundidad, más sensaciones, mayor conocimiento e intensidad, y de esta forma es capaz de tener más paciencia, contener más y soportar mas”. Mientras estuvo en prisión, llegó a está conclusión: “En momento de aflicción nos encontramos normalmente con más dulces experiencias del amor de Dios ... nunca antes Jesucristo había sido tan real y evidente como ahora. Ciertamente lo he visto y lo he sentido” [Bunyan, Gracia Abundante].

EL PEREGRINAJE DE FIEL

Fiel, que se encuentra adelante de Cristiano en el valle de Sombra-de-muerte, le dice que no teme ningún mal porque Dios está con él. Además, desde la ciudad de Destrucción, Fiel había vuelto a la fe debido al ejemplo de Cristiano. Cuando Cristiano se apresura para alcanzar a Fiel y lo logra pasar, se siente orgulloso e impresionado consigo mismo, pero de pronto tropieza. La altivez siempre hará que tropecemos y en ese momento es cuando más necesitamos la ayuda de los demás. Fiel le tiende la mano a Cristiano y lo ayuda a ponerse de pie; esta ayuda mutua que han experimentado continuará mejorando con el tiempo.

Estos dos creyentes disfrutan la ayuda mutua de su amistad. Al compartir sus anécdotas de sufrimiento y de la gracia y el amor de Dios que los ha transformado, Cristiano y Fiel se logran conocer más y muestran sus diferencias de personalidad. Por un lado, Cristiano es más propenso a tener dificultades con la justicia que proviene de las obras y con el tema del perdón. Por otro lado, Fiel es más propenso a las tentaciones carnales y los deseos mundanos.

Fiel se encuentra con una mujer seductora llamada Sensualidad, que representa la tentación sexual. Se encuentra también con un hombre viejo llamado  Adán primero, que representa la naturaleza pecaminosa original de la humanidad, esa vieja naturaleza que Efesios 4:22 nos manda que nos la quitemos. Este Adán primero fomenta toda clase de satisfacción personal y el rendirse a los apetitos carnales, aquellos apetitos que dominaban a los cristianos antes de acercarse a los pies de Cristo. Luego aparece Moisés, que representa la ley, y que sin piedad comenzó a golpear a Fiel por razón del juicio contra su pecado, hasta que apareca Jesús, que insiste en que Fiel debe recibir misericordia. La escena ilustra la lucha del apóstol Pablo contra el pecado que se describe en Romanos 7:14-25, donde acaba exclamando: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”  (Ro 7:24-25).

En el valle Humillación, Fiel se encuentra con Descontento y Vergüenza (no como Cristiano que se encontró con Apollyón). Ambos persuaden a Fiel que crea en las definiciones que el mundo ofrece respecto al honor, la sabiduría y la grandeza. Descontento, declara que el nuevo estilo de vida de Fiel ofende a sus amigos que viven en la ciudad de Destrucción, y que le parecía mejor cuando Fiel se amaba a sí mismo y al mundo, tal como ellos. Le plantea que la vida cristiana es demasiado restringida, aburrida y que causa infelicidad. De una manera agresiva, Vergüenza trata de avergonzar a los creyentes porque son distintos al mundo. Se burla de la religión, acosa a los creyentes y promueve sus valores errados argumentando que la humildad es debilidad, que la autocomplacencia es valentía y la intransigencia es vergonzosa. 

Las tentaciones son constantes, pero Dios nos ha prometido que las podemos superar con Su poder. Siempre dará “la salida” (1 Co 10:13). Fiel sirve de ejemplo para los creyentes respecto a cómo ofrecer resistencia: reconoce el engaño, cierra sus ojos, memoriza las Escrituras y con firmeza se pronuncia en contra del mal, colocándose junto a la perspectiva y la verdad de Dios. Corta la relación con viejos amigos que le presentan tentaciones mundanas y, de ser necesario, lo hace con firmeza: “¡Fuera, pues, de mí, Vergüenza! Eres un enemigo de mi salvación!” Sabe cuán importante es clamar a Dios por Su ayuda. Los que lo tientan se vuelven agresivos muy pronto, pero Fiel se mantiene firme. Este conflicto es de esperar porque creemos que la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, que lo que más deseamos es amarlo y complacerlo, y vivir según Su llamado a ser distintos; es decir, a ser como Él.

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QUINTA PARTE