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viernes, 16 de junio de 2023

JOHN BUNYAN & EL PEREGRINO—Quinta Parte (Resumen y Comentario)

 


SEÑALES DE LA GRACIA

Locuacidad aparenta ser un verdadero creyente, es versado en su conocimiento de las Escrituras y habla de ellas con empeño y elocuencia. Sin embargo, su conocimiento es abstracto y carece de experiencia vital. En su corazón no hay un arrepentimiento sincero ni fe genuina en Cristo que produzca nueva vida. A primera vista, parece alguien refinado y respetable, que sigue a Dios, pero los que lo conocen de verdad pueden decir lo contrario. Maltrata a los demás, miente y engaña. Su conducta no se distingue de la del mundo y causa que otros tropiecen. Por medio de estas cosas, Locuacidad tergiversa el cristianismo y se engaña a sí mismo” al suponer que tan solo las palabras sirven como suficiente evidencia de una fe que salva.

A Locuacidad le gusta discutir temas teológicos. ¿Por qué? Porque le encanta escuchar el sonido de su propia voz. Fiel está en lo correcto cuando aclara nuestro propósito: “Pero debemos siempre sacar provecho de nuestra conversación”. Estas conversaciones deben tener el propósito de producir un beneficio espiritual. Efesios 4:29 dice que nuestras palabras deben servir para la edificación de los demás, para darles gracia y bondad, y satisfacer sus necesidades espirituales. Con la Palabra que habita en nosotros y llena nuestra vida, y con el Espíritu que nos guía, debemos aconsejarnos unos a otros con sabiduría, promover nuestro crecimiento espiritual y hacer que nuestras reuniones sean actos de adoración (Col 3:16).

“Bueno. Ahora conozco que el decir y el hacer son dos cosas muy distintas—dice Fiel, y de aquí en adelante tendré más presente esta distinción”. La profesión de fe de Locuacidad carece de valor sin las obras. Si no ama a su prójimo y busca vivir una vida santa, su fe está muerta (Stg 1:27; Stg 2:26). “El alma de la religión es la práctica”, dice Cristiano. Locuacidad se pierde esa bendición que el Señor dice que viene cuando ponemos en práctica— no cuando solamente sabemos—lo que Él nos enseña (Jn 13:17). Se supone que la luz del creyente, luz que refleja a Dios, debe brillar en medio de un mundo en tinieblas por medio de las buenas obras (Mt 5:16). Al haber fallado en hacer lo correcto, Locuacidad demuestra que no es un verdadero hijo de Dios (1 Jn 3:10). Una obra de la gracia en el alma se manifiesta por medio de las obras de amor divino.

“Hablar no es suficiente para demostrar que realmente hay fruto en el corazón y en la vida ... en el día del juicio serán juzgados los hombres según sus frutos”, dice Cristiano. La única manera que podemos producir fruto es si el único al que podemos llamar Bueno vive en nosotros y nos transforma, haciendo que nuestra naturaleza sea como la de Él. Este fruto no proviene del conocimiento del cristianismo, sino por el acto concreto de dejar de pecar, abrir nuestros corazones a la influencia del Espíritu de Dios y dejarlo que gobierne nuestras vidas. Debemos decir, como Juan el Bautista: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Jn 3:30). El Señor Jesús “crece” en nosotros cuando Su Espíritu está en nosotros y nosotros colaboramos activamente con su trabajo de transformación en nuestro ser (Fil 2:12). Sólo entonces podremos dar gracia y amor sacrificado, ser pacientes y tener control de nosotros mismos, orar, servir y ser santos. 

PERSECUCIÓN EN LA FERIA VANIDAD

Evangelista se encuentra con Cristiano y Fiel y los prepara para las difíciles pruebas en la feria Vanidad. Les dice que recuerden la realidad invisible de Dios: que se dirigen a la patria de la que son ciudadanos; una tierra mejor, donde habrá gozo y recompensas eternas (He 11:16). Les advierte que uno de ellos o ambos morirán a causa de su lealtad a Cristo. Con la ayuda de Dios podrán mantenerse firmes en la santidad y resistir la tentación “hasta la muerte”. Los anima diciéndoles: “Tenéis a vuestro lado todo poder en el cielo y en la tierra”, y los encomienda a Dios.

De camino a la ciudad Celestial, se debe pasar por la feria Vanidad, que representa al mundo: sus valores, seducciones y persecusiones. Se trata de un mercado que vende vanas distracciones (juegos de ocio) y gratificaciones que dañan el alma (prostitutas, asesinatos) así también como buenos placeres que pueden convertirse en ídolos (familias, negocios, viviendas). Este lugar ha sido edificado por el Enemigo y sus ángeles de las tinieblas. Es una cultura narcisista y hedonista al extremo, que busca satisfacer los bajos instintos. Empecinadamente promueve sus mercaderías sin valor. Está repleta de una marea de gente con mucho poder de presión para convencer a los demás a que se dejen llevar por la ola de emociones carnales. Cualquiera que se resista, puede esperar por lo menos un castigo ejemplificador.

Cristiano y Fiel se sienten como personajes extraños en la feria Vanidad. La ropa que visten, que es muy distinta, al igual que sus palabras y sus deseos, genera una atención hostil. Se niegan a comprar cualquier cosa que está a la venta o incluso a mirar los escaparates; más bien, se tapan los oídos y dirigen la mirada al cielo. Y así ponen en práctica lo que le describieron a Locuacidad: que demuestren su arrepentimiento y amor por vivir santamente ahora que han dejado el pecado para seguir a Jesús. En vez de que sea tan sólo una confesión de labios, Cristiano y Fiel deciden obedecer y poner en práctica el mandamiento de Dios “que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 P 2:11). Estos extranjeros, cuya ciudadanía está en el cielo, no se conforman al mundo. Saben que todo esto, “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” y que “el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn 2:16-17).

El Señor dice: “El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Jn 15:20). Los cristianos fieles pueden esperar ser perseguidos. Tienen también una perspectiva llena de esperanza y valor en cada tribulación. Al verse atrapado en su celda en la prisión, Bunyan pudo haber cedido a la amargura y la desesperanza, pero continuó con su mirada fija en Jesús. Convirtió su difícil situación en una oportunidad para florecer: escribir libros y ofrecer consejo y consuelo a sus compañeros de prisión. Al haber recibido la capacidad de no preocuparse debido a su obediencia, Bunyan resistió sus sufrimientos en el nombre de Jesús, por medio del poder de Jesús, y de la manera que el propio Jesús lo hizo.

Bunyan sufrió de muchas maneras los doce años que estuvo en la cárcel por negarse a negar sus convicciones. En una carta que escribió a un amigo, le dijo que “la verdad” y él fueron arrojados juntos a la cárcel, y que se había asido de esa verdad y valoraba tener una mente y una consciencia libres. “Aunque mi hombre esterior ha sido arrojado a una celda con candado y cerrojo, por la fe en Cristo puedo ascender tan alto como las estrellas. En esta celda moran una buena consciencia y paz, mis ropas son blancas. Aquí, aunque preso, estoy libre de culpa, nada me puede afectar” [Prison Meditations]. Con esta perspectiva, Bunyan también podía decir: “He seguido en esta condición con gran contentamiento por medio de la gracia ... por todo ello, sea la gloria a Jesucristo” [Gracia Abundante].  

El Señor dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará” (Lc 9:23-24). 

“Ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Porque ... partir y estar con Cristo... es muchísimo mejor” (Fil 1:20-21,23).

La multitud de la feria se ha escandalizado porque 
los peregrinos han rechazado sus ofertas y se han opuesto a sus valores. El escandalo rápidamente se vuelve violento hasta alcanzar un grado de disturbio. El administrador de la feria los arresta, lo mete en la cárcel y los enjuicia por atentar contra la paz de la comunidad. A Fiel lo acusan de ofender las costumbres de la feria al decir que Dios los juzgará a causa de su pecado. También lo acusan de despreciar la autoridad de la feria (Enemigo). De acuerdo al precedente establecido por líderes corruptos en la Antigüedad (Faraón, Nabucodonosor, Herodes), las autoridades lo sentencian a muerte. 

Fiel es un verdadero discípulo de su Maestro, que persevera en la fe y se mantiene firme en ella hasta el final. Sigue el ejemplo del Maestro cuando resiste la tentación, sufre por hacer el bien y soporta la crueldad con humildad y gracia. Obedece hasta la muerte. Sus sufrimientos en la tierra duraron muy poco. “Las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro 8:18).

El valiente Fiel muere como mártir. 
Dios le permite a Cristiano ver cómo Fiel es llevado al cielo en un carro tirado por dos caballos para que se reúna con la gloriosa nube de testigos que murieron como él:  consagrados a Dios y a Sus promesas.

Y si en el mundo y para el mundo mueres, 
Gozas eterna vida de placeres.

Dios dispone que Cristiano escape de la prisión y se una a un nuevo compañero de viaje llamado Esperanza.

ATRÁS EL MUNDO

Esperanza era uno de los tantos que estaba en la feria, y se convirtió en peregrino por el testimonio de Cristiano y Fiel.

Aunque Bunyan no lo describe, podemos imaginarnos que el pacto fraternal con el que Esperanza entró con Cristiano podría haber sido más o menos así: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultado; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotros dos” (Rt 1:16.17). 

Esperanza deja de lado todo y comienza a seguir a Jesús. Y comienza, también, a caminar con otro creyente que pone en práctica las creencias e ideales que el Señor desea para su vida.

Interés-Privado (o Interés-Propio) se refiere a tener metas ocultas y motivos egoístas. Interés-Privado no revela su verdadero nombre y odia el apodo que ha recibido porque evidencia que no es un verdadero creyente. Tanto él como sus amigos proyectan la imagen de creyentes solamente si el mundo los elogia, si es fácil y cómodo serlo, y si beneficia de alguna manera su éxito personal. Al carecer de moral, Interés-Privado está dispuestos a hacer cualquier cosa que mejore su estado mundano, su profesión y fortuna, lo cual incluye aprovecharse de la religión. El señor Interés-Privado y sus amigos consideran que Cristiano y Esperanza son fanáticos religiosos, de mente estrecha, petulantes e hipercríticos.

Cuando escribía el Peregrino, Bunyan cumplía una obligación pastoral desde la cárcel. Logró así que la verdad de Dios llegara incluso a los que carecían de educación. Con la humilde voz de un obrero del siglo diecisiete produjo una obra teológica que insertó la verdad bíblica en una emocionante saga de ficción que contenía drama, hechos heroicos y un amplio elenco de personajes que incluye los carácteres más típicos de la humanidad: el tipo de personas con las cuales uno siempre se va a encontrar en la vida. Un libro, que se escribió para la clase obrera de su tiempo y nación, se convirtió en un libro de alcance universal. Los caminos de Dios son misteriosos”, escribieron Salomón y Pablo (Ec 11:5; Ro. 11:33). Describe tu aldea, y serás universal”, sentenció Tolstoi.

Cristiano plantea la idea de que es una abominación convertirse a Cristo y a la religión para poseer el mundo”. Estos personajes falsos creen que con su astucia han logrado engañar al sistema y sacado ventaja del cristianismo usándolo para sus propósitos egoístas. Pero, “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mt 16:26). Tenemos dos alternativas: amar al mundo y ser esclavos de los deseos de nuestra vieja naturaleza, o amar a Dios y vencer el pecado con el poder de su Espíritu en nosotros. Podemos dedicarnos a edificar nuestro efímero reino aquí y ahora, o prepararnos para el reino eterno de Dios.

Demas representa a los que no perciben ningún conflicto entre la codicia y la vida cristiana. Se trata de creer que uno puede sostener en una mano la comodidad y la autosatisfacción, y balancear en la otra los principios religiosos. Demas es una fiel ilustración del mencionado por Pablo: “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo” (2 Ti 4:10).

Demas invita a Cristiano y a Esperanza a que busquen un tesoro en una mina de plata, ubicada en una colina llamada Lucro. Para llegar a la mina, se requiere que se alejen del camino y entren en un terreno muy inestable. Aquín Bunyan ilustra la búsqueda excesiva del dinero, dejar el camino cristiano para buscar ganancia económica, que es exactamente el mismo deseo mundano que causó que el compañero de Pablo lo dejase. El Señor dice: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt 6:24). Tal como predijeron Cristiano y Esperanza, cuando el señor Interés-Privado y sus amigos llegan a la mina de Lucro, encuentran la muerte en su terreno inestable y resbaladizo.

Bajando de la colina de la mina de plata, Cristiano y Esperanza se encuentran con una columna de sal que tenía la forma de una mujer. Se trata de la mujer de Lot (Gn 19:26). Cuando Dios le ofreció escapar de las destrucción de Sodoma advirtiéndole que no mirara atrás, hacia la ciudad, ella decidió darle un vistazo nostálgico a su antigua vida; y como resultado de su desobediencia, halló la muerte. Es una seria advertencia: la columna de sal sirve como recordatorio a los pregrinos que se cuiden de permitirse un corazón codicioso y eviten la distracción de los placeres mundanos, porque desvían el corazón de la obediencia a Cristo. Las conversaciones que tuvieron con el señor Interés-Privado y sus amigos, Demas y la visión de la estatua de sal, les sirvieron para recalcarles que amar al mundo conduce a la ruina del creyente.

UNA LLAVE LLAMADA PROMESA

Luego de recuperar fuerzas en un campo a orillas del río de la vida, Cristiano y Esperanza ya se han acostumbrado a la comodidad y están menos atentos a las tentaciones. Un camino pedregoso les produce dolor en los pies y desánimo. Luego de ceder al deseo de tener una vida más fácil, Cristiano logra convencer a Esperanza de salir del camino y dirigirse al Prado de la Senda-extraviadaVana-confianza representa la predisposición del corazón de Cristiano a buscar otro camino, en vez de seguir en el difícil camino en que Dios lo ha colocado. Cristiano confía en sus propios medios, no en la ayuda de Dios, y decide seguir sus propios planes, no la voluntad de Dios. Las incomodidades que pasaron en el camino pedregoso les parecerán de algodón dulce cuando lleguen a sufrir las miserias que encontrarán en el camino de la desobediencia.

Los peregrinos sufren un ataque de pánico al presenciar la muerte de Vana-confianza. Perdidos y corriendo un grave peligro, ahora se dan cuenta de que jamás debieron haberse desviado del camino. Una voz les dijo que dieran marcha atrás en el camino, pero una terrible tormenta en la noche casi los mata y entonces tuvieron que refugiarse. Pero, al poco tiempo se encuentran con el Gigante Desesperación, que los encierra en el Castillo de la Duda. Cristiano y Esperanza se quedarán atrapados en este miserable lugar, sin agua ni comida, y soportarán desde el miércoles hasta el sábado, tiempo que se correlaciona con la pasión del Señor desde la crucifixión hasta la resurrección. El Señor conoce nuestros sufrimientos y nos redime. Nuestra libertad proviene solamente de la obra que Él coronó su resurrección.

La tormenta de esa noche, el gigante y su castillo, y la actitud pasiva con la que fueron atrapados, expresan el profundo desaliento que sufrieron por haber fijado su mirada en sus fracasos. Un corazón culpable y que no cree en la compasión y la misericordia de Dios produce nuevos obstáculos de temor, autodesprecio y confusión, que se erigen como un muro entre la persona y Dios. La actitud fatalista del peregrino es como una niebla oscura y espesa que evita que vea el amor de Dios y sus promesas de perdón. Mientras siguen centrados en sí mismos y dejan que sus profundas emociones los dirijan, su parálisis y su debilidad van en aumento. El propio Bunyan experimentó esta misma especie de depresión espiritual cuya causa puede haber sido también la desobediencia.

La mujer del Gigante Desesperación se llama Desconfianza. Ella es la que planeó toda esa cruel tortura que sufrieron los peregrinos. La duda respecto a la bondad de Dios y la desconfianza hacia Su palabra se mezclan con nuestro esfuerzo por resistir la presencia de Dios en nuestras vidas. por obedecerle y arrepentirnos, tanto antes como después que pecamos. Adán y Eva sufrieron esto cuando respondieron a lo que la Serpiente les dijo, porque se escondieron de Dios luego de comer del fruto prohibido. Mientras la desconfianza de los peregrinos va cerrando sus corazones a la compasión de Dios, se van resignando a los inmisericordes tormentos de su desesperanza.

A través de las palabras de Esperanza, Bunyan ofrece una palabra pastoral a los que desean suicidarse, consejos que probablemente el propio Bunyan compartió con otros. El Todopoderoso es quien rescata y redime, no importa cuán condenada se sienta la persona. Dios es plenamente misericordioso y nada es imposible para Él. Los creyentes podemos siempre confiar en Él.

Esperanza ofrece a Cristiano muchas razones para que no comenta suicidio. Le recuerda que el mandamiento de Dios dice: “No matarás”. Le advierte del daño que este acto causará a su alma eterna y del juicio y sufrimiento eterno que enfrentará en la otra vida. ¿Tendrá la osadía de despreciar su valioso don de vida o usurpar la autoridad de Dios y quitar lo que no le pertenece? Esperanza también le recuerda a Cristiano que, en el pasado, Dios lo ha ayudado de tantas maneras a perseverar; que otros han logrado huir de las garras del Gigante Desesperación; que Cristiano no está solo y que todo es posible; que en cualquier momento su situación puede cambiar drásticamente para bien. El Gigante Desesperación no es la autoridad suprema; ¡Dios lo es!

Los tiranos traman sus crueles actos en la noche, justo cuando nuestros pensamientos fatalistas y nuestras pesimistas emociones aumentan en medio de la oscuridad. En contraste, el sol restringe la habilidad del Gigante Desesperación de poder causar daño (lo cual permite que los peregrinos fomenten la hermandad), así como la luz revela la verdad y nos recuerda quién es Dios, que está cerca y llena nuestros corazones de esperanza. Dado que nuestra perspectiva puede cambiar según nuestras circunstancias, debemos someternos de la constante Palabra de Dios y por fe dejar que Él nos haga ver la realidad.

Luego de haber escuchado las palabras de aliento de parte de Esperanza, Cristiano finalmente se vuelca a Dios en oración. Pasa horas orando junto a Esperanza. Ahora que Dios está cambiando su corazón, Cristiano de pronto se da cuenta de que durante todo ese tiempo tenía una llave llamada Promesa entre sus pertenencias. Esta llave puede abrir todas las cerraduras del Castillo de la Duda. La logran usar para liberarse el domingo por la mañana. Ésta llave representa las promesas que el Espíritu Santo deposita en los corazones del creyente, las cuales son verdaderas y están disponibles incluso si desconfiamos de ellas. Dios usa pruebas como las que sufrieron los peregrinos para moldear nuestros corazones. Por medio de las promesas de Dios, aprendemos a vencer nuestros temores y dudas y prontamente arrepentirnos para recibir Su gracia. Debemos cultivar el hábito de orar a Dios y confiar en Él por medio de su Palabra en vez de hacerlo en nuestros sentimientos.
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