
EL GNOSTICISMO
1 Timoteo 4:3 está relacionado con los versículos precedentes en la descripción de un grupo de falsos maestros que prevalecían en el siglo I. La descripción se desarrolla de la siguiente manera:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado” (1 Ti 4:1-5).
La identidad de estos falsos maestros está implícita en el pasaje, quizá porque Pablo esperaba que Timoteo supiera quiénes eran. Sólo se les caracteriza como “mentirosos hipócritas” de los que proceden enseñanzas engañosas alimentadas por espíritus engañadores que apartarán a algunas personas de la fe. Junto con su prohibición del matrimonio, también propugnan la abstinencia de ciertos alimentos. Ambas instrucciones reflejan prácticas ascéticas, y está claro por qué las enseñanzas son engañosas. Las normas ascéticas “tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne” (Col 2:23).
Pablo califica tales normas de “mandamientos y doctrinas de hombres” (Col 2:22).
El mandato contra el matrimonio y contra ciertos tipos de comida coincide con las doctrinas gnósticas, por lo que es probable que Pablo se refiriera a los maestros gnósticos. El gnosticismo floreció en los tres primeros siglos d.C., y como muchos gnósticos afirmaban ser cristianos, la herejía podría haber causado confusión.
El cristianismo y el gnosticismo divergen en varios frentes, uno de los cuales es la prohibición del matrimonio. Influenciados por filósofos como Platón, los gnósticos adoptan una perspectiva dualista en la que el mundo físico es intrínsecamente malo, y sólo el mundo espiritual es virtuoso. Como el matrimonio y la sexualidad forman parte del mundo físico, el gnosticismo los prohíben. Por el contrario, el cristianismo considera que, aunque manchada por el pecado y la muerte, la creación física o material sigue siendo fundamentalmente buena. Aunque Pablo permaneció soltero y ensalzó el celibato como una opción válida, el cristianismo honra el matrimonio y no lo prohíbe. Además, aunque los israelitas se adhirieron a restricciones dietéticas con el fin de distinguirse de otras naciones, esta práctica terminó después de que el Señor Jesús declarara que todos los alimentos son limpios (Mr 7:19). Ahora, las elecciones dietéticas se determinan por convicción personal (Ro 14:1-4).
Aunque no hay consenso en que los gnósticos sean los falsos maestros que prohíben el matrimonio, sigue siendo probable que sean los que Pablo tenía en mente. Podemos aprender mucho sobre la naturaleza de la falsa enseñanza a partir de las advertencias de las Escrituras. Las falsas enseñanzas a menudo tienen apariencia de verdad e incluso pueden parecer sabias, pero son, en el mejor de los casos, “doctrinas de hombres” (Col 2:22) y, en el peor, “doctrinas de demonios” (1 Ti 4:1, NBLA).
Pero si bien es cierto que esta explicación es útil para entender a qué o quiénes se refería Pablo en el siglo I, no es suficiente para nosotros en el siglo XXI.
¿Quiénes son AHORA los que prohíben el matrimonio?
Debemos responder esta pregunta.
Esta es una pregunta importante, ya que la Biblia se refiere al celibato de los creyentes como una opción voluntaria, no como un mandamiento.
En cuanto al celibato de los creyentes, en 1 Corintios capítulo 7, el apóstol Pablo enseña:
“Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido” (1 Co 7:32-34).
En algunos casos, el celibato tiene un impacto positivo en el ministerio o la vida cristiana personal. Si un ministro o siervo del Señor está libre de responsabilidades conyugales y familiares, puede concentrarse mejor en su ministerio. El Señor Jesús menciona a algunos que se convierten en “eunucos” por causa del reino de Dios (Mt 19:12). El celibato definitivamente está permitido, y hasta cierto punto, se alienta. Sin embargo, la Escritura no requiere el celibato para aquellos que sirven en posiciones de liderazgo de la iglesia.
En 1 Timoteo 3:1-13 y Tito 1:6-9, el apóstol Pablo parece asumir que los ancianos, obispos, supervisores y diáconos deben estar casados. Presta atención a las frases “marido de una sola mujer” (1 Ti 3:2, 12; Tit 1:6); “que gobierne bien su casa” (1 Ti 3:4,12); y “que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad” (1 Ti 3:4; Tit 1:6).
Si bien estas Escrituras no imponen que todos los ministros de una iglesia estén casados, definitivamente requieren que los pastores y diáconos de la iglesia estén casados como muestra de que son confiables y estables como maridos y padres. Pero es anti-bíblico para cualquier iglesia demandar como condición o imponer como mandamiento el celibato de sus líderes.
LA IGLESIA CATÓLICA
¿Por qué, entonces, la Iglesia Católica impone el celibato a su clero?
El celibato del clero católico tiene una historia interesante. Las primeras declaraciones oficiales de la iglesia que requerían el celibato del clero aparecieron en los Concilios de Elvira (306 d.C.) y Cartago (390 d. C.), aunque el celibato clerical, en menor grado, definitivamente precedió a estos concilios. Finalmente, el celibato se convirtió en el requisito oficial de la Iglesia Católica Romana debido a la práctica del nepotismo. Los jerarcas de la iglesia católica estaban dando posiciones en la iglesia a sus hijos, a pesar de la falta de cualquier calificación o formación. Además, comenzaron a dar propiedades de la iglesia católica a sus descendientes. Como resultado, la IC (Iglesia Católica) promulgó oficialmente el celibato para evitar que el clero tuviera lazos familiares que hicieran atractivo el nepotismo.
De nuevo, la Biblia fomenta, pero no exige el celibato de los creyentes que tienen un ministerio público o privado. De hecho, Pablo requiere, como una condición que es mejor, que la mayoría de los líderes de una iglesia estén casados.
El requisito católico romano de celibato, sin embargo, es un triste ejemplo de dicha iglesia tomando algo que la Biblia fomenta y transformándolo en un mandamiento para proteger sus propios intereses materiales. Más triste aún es el daño que se ha hecho como resultado del requisito anti-bíblico de la IC. Hombres a quienes Dios no ha dotado o llamado a ser célibes (1 Co 7:7), son obligados a serlo, y el resultado son enormes fracasos en las áreas de adulterio, fornicación y abuso sexual de niños.
LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS
Este es el consenso de las iglesias evangélicas conservadoras hasta el día de hoy:
La Biblia da solo dos motivos claros para el divorcio: (1) la inmoralidad sexual (Mt 5:32;19:9) y (2) la deserción o abandono de uno de los cónyuges (1 Co 7:15). Incluso en estos dos casos, sin embargo, el divorcio no es obligatorio y ni siquiera se fomenta. Lo más que se puede decir es que la inmoralidad sexual (infidelidad) y el abandono son motivos (un permiso) para el divorcio. La confesión, el perdón, la reconciliación y la restauración son siempre los primeros pasos. El divorcio debe considerarse sólo como un último recurso si las dos condiciones mencionadas se cumplen.
¿Es volverse a casar después del divorcio siempre adulterio?
Mateo 19:9 dice: “Cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera” (ver también Mt 5:32).
Según la interpretación más conservadora y tradicional, estas Escrituras se usan para afirmar que volverse a casar después de un divorcio es adulterio, excepto en el caso de “infidelidad matrimonial”.
Una persona que obtiene un divorcio por una razón distinta de las razones mencionadas anteriormente y luego se vuelve a casar ha cometido adulterio (Lc 16:18). Entonces la pregunta llega a ser, ¿Es este nuevo matrimonio un “acto” de adulterio, o un “estado” de adulterio? Es la opinión generalizada de las iglesias evangélicas conservadoras que el volverse a casar, sin importar las circunstancias, implica adulterio, ya sea un estado continuo de adulterio, o sólo el acto de volverse a casar es considerado adulterio.
En resumen, las iglesias evangélicas conservadoras desalientan (una forma de prohibición) el volverse a casar al no declarar enfáticamente y sin ambigüedades que un/una creyente divorciado(a) está libre para volverse a casar de nuevo. El tema queda en el área de la consciencia y de la interpretación de los pasajes en cuestión que hagan los creyentes involucrados.
EN LOS POSTREROS TIEMPOS
Pero, nuevamente, la explicación acerca del mandamiento impuesto por IC a su clero, y la posición de las iglesias evangélicas conservadoras, es útil para lidiar con qué o con quiénes tiene que ver la Escritura en el ámbito eclesiástico (o la “cristiandad”). Pero el contexto de 1 Timoteo 4:1-5 es mucho más amplio. El apóstol Pablo parte diciendo:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe...” (1 Ti 4:1).
“En los postreros tiempos”. Este es un contexto muy, muy amplio, que excede los límites del ámbito eclesiástico porque se nos dice además que la señal apunta a quienes “apostatarán de la fe”. Es decir, la señal se refiere a los que le den la espalda o renieguen (ya sea pública o privada, secretamente) a la “fe”.
La “fe”, es todo el cuerpo doctrinal apostólico, el cual menciona Judas cuando escribe:
“la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Jud 1:4).
En pocas palabras, la prohibición de casarse será una prohibición dada a la sociedad entera (eclesiástica y secular) “en los postreros tiempos”.
Será el “espíritu de la era”. Será “trending”. Una tendencia que influenciará a toda la sociedad a nivel mundial, fenómeno social que se produce cuando una palabra clave, un tema, o una etiqueta específica (hashtag) se vuelve popular, viral y recibe más visibilidad y participación de lo habitual en las plataformas de redes sociales como X, TikTok, Instagram, etc., así como en los medios de comunicación tradicionales como la televisión y la radio.
Será lo que se hable en la calle, en las reuniones sociales, en los cafés, en la feria, en el negocio de la esquina, mientras conduces a tu trabajo.
Esta no es una prohibición hecha por las personas, por una organización, ni siquiera por un conjunto de organizaciones mundiales. Presta atención a lo que escribe el apóstol Pablo, quien escribió como amanuense del Espíritu de Dios en él:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Ti 4:1).
Esta será una tendencia mundial impuesta sobre todos los habitantes de la tierra que estarán “escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. ¿Por qué escucharán a estos espíritus engañadores y a estas doctrinas de demonios? Porque no tienen opción. ¿Por qué no tienen opción? Porque apostataron de la fe, y por eso Dios los entregó a la autoridad de “espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” que les dictan qué pensar y cómo actuar.
El apóstol Pablo le escribió acerca de lo mismo a los creyentes tesalonicenses en su segunda epístola. Al referirse acerca de la tendencia que prevalecerá en el mundo cuando el Anticristo se manifieste, dice:
“Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts 2:8-12).
¿Escuchas?
“Por esto [porque rechazaron la fe] Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts 2:11-12).
Estas personas creerán y obedecerán la prohibición de casarse puesta en sus mentes por “espíritus engañadores y doctrinas de demonios” que les dictan qué pensar y cómo actuar, porque Dios lo ha determinado así. Ya están: “condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts 2:12).
Pero, ¿por qué, específicamente, prohibirán casarse?
La institución del matrimonio fue creada por Dios, y está registrada en Génesis 2:18-25.
“Dijo entonces Adán. Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gn 2:23-24).
Dios creó al hombre y después hizo a la mujer para complementarlo. En la Biblia, el matrimonio es la “solución” de Dios para el hecho de que “no es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2:18).
Al describir el primer matrimonio, Dios usa la palabra “ayuda idónea” para identificar a Eva como mujer de Adán (Gn 2:20). “Ayudar”, en este contexto, significa “rodear, proteger, auxiliar, socorrer”. Eva fue creada para estar al lado de Adán como su “otra mitad”, para ser su auxilio y apoyo. Un hombre y una mujer cuando se casan, se convierten en “una sola carne”. Esta unidad se manifiesta más plenamente en la unión física. El Señor Jesús añade una advertencia a esta “unidad”:
“Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mt 19:6).
Hay muchas epístolas escritas por el apóstol Pablo que hablan de los aspectos que determinan el punto de vista bíblico sobre el matrimonio, y cómo los creyentes nacidos de nuevo deben conducirse dentro de sus relaciones matrimoniales. Uno de estos pasajes es Efesios 5:22-33. Al estudiar este pasaje, el creyente adquiere ciertos principios bíblicos clave acerca de lo que la biblia dice que debe ser el matrimonio.
Cuando estos principios son guardados por ambos cónyuges en armonía con su relación como creyentes nacidos de nuevo, esto trae como consecuencia un matrimonio bíblico, sólido y saludable. Un matrimonio bíblicamente establecido, mantiene a Cristo como la cabeza del hombre y la mujer juntamente. Por lo tanto, el concepto bíblico del matrimonio es la unidad entre dos individuos que es una ilustración de la relación de unidad que existe entre Cristo con Su iglesia.
De nuevo, el matrimonio entre dos creyentes es mucho más que una unión de por vida entre dos personas, es una ilustración de la relación de unidad que existe entre Cristo con Su iglesia:
“Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”(Ef 5:31-32).
Un matrimonio entre dos creyentes es mucho más que una unión de por vida entre dos personas, es una ilustración de la relación de unidad que existe entre Cristo con Su iglesia. Por lo tanto, cuando un matrimonio cristiano termina en divorcio, se ha roto mucho más que un pacto civil entre dos personas. Se ha roto el significado que Dios le da: “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Ef 5:31-32).
Pero, claro, “este misterio respecto de Cristo y de la iglesia”, no significa nada para esta “generación mala y adúltera” (Mt 12:39: 16:4).
Las estadísticas son inconfiables, como todo lo que produce el ser humano (Ro 3:4), pero para el propósito de este artículo citaremos someramente algunas que tratan sobre el divorcio entre creyentes. Dicen que, entre quienes profesan ser cristianos, el divorcio es tan habitual como entre las personas que no profesan el cristianismo. Es decir, en “la cristiandad”, la mayoría de los matrimonios terminan en divorcio: igual que en el mundo. Algunas cifras hablan de más del 60%, y hasta el 70% de los matrimonios terminando en divorcio en algún momento de la vida matrimonial. Y en el 90% en los casos el divorcio es efectuado por la mujer, e iniciado en su corazón incluso años antes de que lo lleve a efecto (muchas veces hasta se casan con la intención de divorciarse).
Esto significa que, en lo que respecta al divorcio, no hay ninguna diferencia en cuanto a la fe que tengan o que no tengan las mujeres que terminan su matrimonio. Fe o no fe, misterio o no misterio, Cristo o no Cristo, iglesia o no iglesia, hijos o no hijos: todo les da lo mismo a las mujeres a la hora de divorciarse: lo llevarán a efecto: nunca les faltarán motivos.
¿Luego qué, para la pareja ahora divorciada? ¿Un segundo matrimonio? Esto era lo más común entre incrédulos y creyentes, hasta las últimas dos décadas.
Ahora:
“... el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Ti 4:1-3).
Ahora, en estos postreros tiempos, la tendencia, promovida por espíritus engañadores y doctrinas de demonios es, NO TE CASES.
La palabra “prohibir”, usada en el griego orinal (1 Ti 4:3), es koluo, que también significa estorbar, refrenar, negar, impedir, y sus sinónimos (Diccionario Expositivo Vine). Hay que tener en cuenta estas otras definiciones para entender bien lo que el Espíritu nos está diciendo.
¿Para qué te vas a casar si ya estuviste casado(a) y ¡mira cómo te fue!? Más del 50% de los divorciados que vuelven a casarse se divorcian de nuevo. ¿Para qué comprar la vaca si la leche es gratis? Puedes tener una pareja, o más de una a la vez, sin casarte. Casarse no es una obligación. No es la única opción. Tú estás primero. El feminismo es la respuesta. Cuidado con la hipergamia. En el matrimonio: si mami no es feliz nadie es feliz. El machismo es la respuesta. Mujeres tóxicas. Hombres narcisistas. Arriba el ginocentrismo. Abajo el machismo. Las mujeres no quieren marido, quieren ser inseminadas para tener un hijo. Los hombres no quieren esposa, quieren una empleada. El espíritu de Jezabel. Todas lesbianas y rameras. No te cases con una prostituta. No te cases con un vago. Escapa del drama. El síndrome de Dalila. El complejo de Rapunzel. El hombre bueno siempre pierde. Hombres alfombra. Mujeres empoderadas. No seas un simp. La legislación beneficia a las mujeres. No te sacrifiques por una mujer. Vuélvete gay. Todas son prostitutas a menos que prueben lo contrario. Los hijos de divorciados repiten la historia de sus padres. La mujer caza la preciosa alma del varón. No le resuelvas la vida a una mujer. No trabajes para un hombre. No es lo que las mujeres dicen sino lo que hacen. Instagrameras. Esnapchateras. Slimeballs. Suripantas de onlyfans. Etc., etc., etc.
Los argumentos polarizantes no tienen fin. El espíritu de la era ha alcanzado la capacidad de dividir a hombres y mujeres en dos grupos opuestos beligerantes e irreconciliables, agudizando la controversia y el conflicto entre ellos que se originó con la sentencia de Dios sobre Eva primero: “Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gn 3:16). Y sobre Adán a continuación: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer...” (Gn 3:17).
Esta polarización se ve en las opiniones, las creencias y las ideologías que enfrentan a ambos grupos, y que es fácil ver en los debates sociales a través de las redes sociales que tratan sobre el tema de las parejas, pero no se ve en los medios de comunicación tradicionales. Es la guerra de los sexos que existe hoy en día en la sociedad en cuanto al matrimonio tradicional.
Paséate por las redes sociales que tratan sobre el tema. Habla con conocidos. Escucha conversaciones sobre el asunto. Ve videos. Mira lo que practican los más jóvenes que tú. Mira a los re-casados en la iglesia. Cuando el tema se menciona, de una u otra manera, la orden es la misma: NO TE CASES.
Los hombres se cansaron de morder el polvo. No more nice guys! Desde la sentencia de Dios sobre nuestros primeros progenitores se estuvieron tragando la carnada, el anzuelo y la línea que les decía que la mujer debía ser adorada, servida, atendida, y que todo el mundo debía girar alrededor de ella. El ginocentrismo es el concepto sociocultural que se refiere a una perspectiva o sistema donde las mujeres y sus experiencias son puestas en el centro o se consideran predominantes. Puede manifestarse en diversas áreas, incluyendo la política, la cultura, y las estructuras sociales, y a menudo implica una valoración o priorización de lo femenino sobre lo masculino. El ginocentrismo implica poner el foco en la perspectiva, valores y necesidades de las mujeres, a menudo considerándolas como centrales o superiores al hombre en todos los contextos. Si bien el ginocentrismo puede estar relacionado con el feminismo, no es un sinónimo. El feminismo busca la igualdad de género, mientras que el ginocentrismo puede enfocarse en una visión centrada en las mujeres. A las mujeres les gusta cantar a coro en contra de la cultura machista, misógina y patriarcal que quieren derrocar, pero la verdad es que la cultura occidental logró imponer el ginocentrismo desde los días de Adán, quien fue el primero que obedeció a su mujer (Gn 3:17).
PROHIBIRÁN CASARSE (1 Ti 4:1-3)
Doctrinas de demonios, espíritus engañadores. Como las personas no recibieron el amor de la verdad para ser salvos, Dios les envía un poder engañoso de parte de Satanás, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia (2 Ts 2:8-12).
No creyeron. Apostataron los que una vez habían creído. Ahora están bajo el juicio de Dios: que crean las doctrinas de demonios de los espíritus engañadores.
Pero, ¿por qué el matrimonio? ¿Por qué atacan el matrimonio? ¿Por qué prohíben casarse?
¿Qué otra opción le queda al hombre y a la mujer que fueron hechos por Dios para vivir en pareja cuando viven en una sociedad que ha transformado el matrimonio en algo invivible: porque es poco práctico, porque las probabilidades de fracasar son altísimas, porque las pérdidas son inconmensurables si terminas en divorcio, porque el dolor y el trauma son insuperables, porque el daño a los hijos los marcará a ellos de por vida y a ti te atormentará hasta tu último aliento? ¿Qué otra opción le queda al hombre y a la mujer que fueron hechos por Dios para vivir en pareja?
Respuesta: Buscarse una pareja, pero no casarse con ella.
¿Qué es para Dios, según Dios, el que una persona tenga una pareja sexual/romántica sin casarse con ella?
Lee: Vivir juntos sin estar casados, Fornicación, Celibato y Virginidad, Lesbianismo según la Biblia, No hay nada gay en ser gay.
Tan solo en el Nuevo Testamento hay 26 pasajes que mencionan la palabra fornicación: Mateo (3), Marcos (1), Juan (1), Hechos (3), Romanos (1), 1 Corintios (4), 2 Corintios (1), Gálatas (1), Efesios (1), Colosenses (1), 1 Tesalonicenses (1), Apocalipsis (8).
La palabra fornicarios es usada 7 veces: 1 Corintios (3), 1 Timoteo (1), Hebreos (1), Apocalipsis (2).
Tú busca las citas.
Aquí hay solo 2 para que tengas una idea de lo que tratan:
1 Corintios 6:9
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones...
Apocalipsis 21:8
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Ningún fornicario, ninguna fornicaria, heredará el reino de Dios.
Te sientes tentado a rechazar esta explicación argumentando que es demasiado sencilla, una sobre-simplificación. Pero de eso se trata exactamente, que la rechaces por ser sencilla (en este mundo complejo todos los eventos sociales deben ser presentados como difíciles e insuperables, el negocio de los psicocharlatanes). El propósito de Satanás y los demonios es llevarse al infierno tantas personas como puedan. No tienen otro propósito. Si pueden hacer que el ser humano crea que el matrimonio de por vida es imposible, entonces lo que tienen es literalmente millones de fornicarios y fornicarias que pasarán la eternidad en un lago de fuego que arde con azufre (Ao 19:20). Porque Dios nos creo para vivir en pareja, el instinto básico del ser humano es buscar una pareja. Pero si el matrimonio tradicional es algo imposible, insostenible, entonces al ser humano no le queda más que emparejarse como lo hacen los animales: para satisfacer su instinto básico durante su época de celo.
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse” (1 Ti 4:1-3).
Prohíben el matrimonio a través de desalentarlo esgrimiendo todos los potenciales problemas que representa. Prohíben casarse por medio de hacerte creer que el matrimonio es imposible, que es de otra época, para gente de otra época, que en la vida actual es impráctico, irrealizable, que perderás y sufrirás a la larga, que el ser humano no puede ser monógamo, fiel a solo una pareja, que la familia es una carga, que toda la institución que Dios creó como núcleo y protección del ser humano es un cuento de hadas. Así es como te quitan la fe y la fuerza para guardar la Palabra de Dios y respetarla. Y cuando lo logran, ya estás con ellos; ya les perteneces. Y ni la iglesia católica ni las iglesias evangélicas (conservadoras o no) ofrecen ninguna salida al respecto. ¿La hay? ¿Te imaginas a un inventor que saque al mercado su creación sin proveer con ella un manual para el usuario?
Dios creó el matrimonio, y previó de antemano todos los obstáculos, tropiezos y trampas que las hijas de Eva y los hijos de Adán enfrentarían mientras estuvieran en su condición caída sobre la faz de la tierra. DIOS PREPARÓ SOLUCIONES.
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