La idea de que la
tribulación y la prueba son parte de la vida de un creyente no es popular entre
las iglesias hoy en día. Como resultado, la severa tribulación a manos del Anticristo
causará estupor en muchos cristianos que se verán en medio de ella sin ninguna
preparación para enfrentarla. Se preguntarán dónde está el Señor Jesús, por qué
tarda y, algunos, si en realidad va a volver alguna vez. En Su Discurso del
Monte de los Olivos, el Señor Jesús anticipó estas preocupaciones y advirtió
reiteradamente a Sus seguidores que no debían dejarse engañar. Él describió la
Abominación Desoladora, la Gran Tribulación y la aparición de muchos falsos
cristos que se aprovecharán de los temores de los creyentes. Su lenguaje es
enfático:“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad,
allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos
profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si
fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren:
Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo
creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mt. 24:23–27). ¿Cómo
sabremos cuándo el verdadero Cristo venga? El Señor Jesús le dijo a sus
seguidores que no habría forma de que alguien imitara la señal de Su venida:
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente,
así será también la venida (parusía)
del Hijo del Hombre”.
Muchos pretribulacionistas han usado la
frase “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente” para destacar tanto lo repentino de la aparición de Cristo como su
inminencia. Sin embargo, en vista de las inequívocas señales de Su venida, esta
frase parece referirse más a que esta señal es la original, y no a que es
inminente. Cuando el Señor Jesús se manifieste, no habrá ninguna duda.
Regresará en gloria y majestad para tomar a Su Novia y, como en la parábola de
la fiesta del hombre rico (Lc. 14:16–24), todos aquellos que despreciaron la
invitación no podrán entrar después.
Debido a que el pretribulacionismo enseña
que los creyentes no necesitan prepararse espiritualmente para la Gran
Tribulación muchos cristianos estarán espiritualmente débiles para efrentarla.
Tristemente, este hecho, en sí mismo, es también un cumplimiento de la
profecía. El Señor Jesús estaba dolorosamente consciente de la falta de
preparación espiritual que tendrán los creyentes que enfrenten los últimos
tiempos, y continuamente enfatizó el tema de la preparación. Tres veces en Su
descripción de la Gran Tribulación advierte a los creyentes a perseverar
pacientemente en medio del sufrimiento y a no esperar verlo a Él antes del
tiempo estipulado: “(1) Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el
Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. (2) Porque se levantarán falsos
cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera
que engañarán, si fuere posible, aun
a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. (3) Así que, si os dijeren: Mirad,
está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis”
(vs. 23–26).
Como si estas advertencias no fueran
suficientes, inmediatamente después de la descripción del arrebatamiento y Su
glorioso regreso, el Señor Jesús retoma el tema de la preparación. Esta vez,
compara Su regreso a los tiempos de Noé: “Porque como en los días antes del
diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día
en que Noé entró en el arca, y no
entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también
la venida del Hijo del Hombre” (vs. 38–39). Justo cuando Sus seguidores
pensaban que ya habían captado el mensaje, el Señor Jesús ilustra el punto de
nuevo, esta vez con la parábola de las vírgenes insensatas (Mt. 25:1–13): “Entonces
el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,
salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó
un clamor: !Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a
las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a
vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero
mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas
entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.
El Señor está anticipando un tiempo en que
creyentes sin preparación espiritual necesitarán desesperadamente prestar
atención a estas advertencias. Por esta razón, pensamos que es importante
comprender que todas las mujeres de esta parábola eran vírgenes. En otras
palabras, eran creyentes; o al menos profesaban serlo. Es importante, también,
comprender que el Novio viene a la medianoche, a la hora más oscura, cuando es menos
esperado. Aunque muchos estudiosos de la profecía usan este pasaje para
ilustrar la importancia de prepararse para el retorno de Cristo, pasan por alto
el hecho de que también se refiere al momento
en que ocurrirá. El Novio viene a la hora más oscura de la noche, después de un
prolongado tiempo de aflicción y desesperación
(no en un momento de prosperidad y plenitud, como se enseña comúnmente).
Su llegada es tan tardía que las vírgenes se han quedado dormidas.
En el contexto del regreso del Novio, esta
parábola nos dice que el Señor Jesús regresará a una hora mucho más tardía de
la esperada, no a tiempo para salvar a los creyentes de la severa persecución
que caracterizará a la Gran Tribulación. Por esto el Señor Jesús advierte: “Ya
os lo he dicho antes”.
A muchos pretribulacionistas les gusta
utilizar el último versículo de este pasaje: “Velad, pues, porque no sabéis a
qué hora ha de venir vuestro Señor”, como prueba de la existencia de un
arrebatamiento inminente. Es cierto que este elemento de sorpresa es reiterado
varias veces en el Nuevo Testamento. Pero, ¿significa esto que el
arrebatamiento podría ocurrir en cualquier momento? Esta advertencia también
aparece un capítulo antes, en Mateo 24:42–44: “Velad, pues, porque no sabéis a
qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia
supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su
casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre
vendrá a la hora que no pensáis”. En ambos pasajes,
el Señor Jesús se está dirigiendo a los apóstoles, quienes son creyentes (o al
menos, personas que profesaban ser creyentes, como en el caso de Judas). Es
extraño. Tiene sentido que Su venida sorprenda al mundo incrédulo, sin importar
cuándo ocurra. Este es el mensaje de Pablo en 1 Tesalonicenses. 5:2: “Porque
vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la
noche”. Pero, ¿cómo podría ser así para
los creyentes? Los pretribulacionistas insisten que esto es así porque Él
podría venir en cualquier momento. Y, sin embargo, ya hemos establecido que
este evento será precedido por señales de advertencias inequívocas, que no
deberían pasar desapercibidas por los hijos de Dios. Como Pablo dice: “Mas
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda
como ladrón” (1 Ts. 5:4).
¿Cómo es que los creyentes, que
han sido advertidos que habrán señales que precederán la venida del Señor, aun
corren el riesgo de que aquel día los sorprenda sin preparación? ¿Podría ser
esto porque están esperando que el Señor Jesús regrese antes de que comience la
Gran Tribulación? Un arrebatamiento pretribulacional es lo que la mayoría de
los creyentes de hoy espera —si es que en realidad esperan algo en cuanto al
tema. El momento menos esperado para el arrebatamiento es después de que la Gran Tribulación haya comenzado. Si la lección de
la parábola de las vírgenes insensatas es que el Señor Jesús regresará cuando
menos lo esperen, ¿no es un arrebatamiento no-pretribulacional ese momento?
En la parábola de las vírgenes
sabias y las insensatas, el Señor Jesús usa la ilustración de una boda judía.
Las bodas judías se celebraban comúnmente a la hora de la aparición de la
estrella vespertina. Según la parábola, el Novio se retrasa hasta la
medianoche, algo así como siete horas, mucho más allá de lo que la tradición lo
habría esperado. Así, también, la venida del Novio se retrasará, mucho más allá
de lo que la tradición de la Iglesia lo espera.