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viernes, 1 de julio de 2011

LA APOSTASÍA ES UNA DOCTRINA BÍBLICA

La apostasía de la “cristiandad” no es una blasfemia ni una fantasía de sus detractores, como algunos quisieran hacernos creer, es una doctrina bíblica. Las profecías del Nuevo Testamento describen dos corrientes separadas de la “cristiandad” operando lado a lado en los últimos tiempos. En primer lugar, se menciona que habrá verdaderas iglesias apostólicas contra las cuales las puertas del infierno no prevalecerán. Ellas serán perseguidas, odiadas, despreciadas, y aún así continuarán conservando la Palabra de Dios hasta el retorno de Cristo. El Señor Jesús prometió a sus fieles seguidores: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:20). En segundo lugar, habrá iglesias apostatas, que aumentarán su número exponencialmente y se apartarán más y más de la Fe a medida que los tiempos del fin se acerquen. Considérese las siguientes Escrituras:

“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán… Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos… Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:4,11, 24).

“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20:29,30).

“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Ts. 2:3-8).

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad” (1 Timoteo 4:1-3).

“…mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13).

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4).

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro. 2:1-3).

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).

“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 1: 3,4).

“Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LASRAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro” (Apocalipsis 17:1-6).

Las parábolas de Cristo en Mateo 13 describen el curso de la presente “era de la iglesia”, y hablan de una apostasía progresiva. [“Apostasía” quiere decir apartarse de la Fe verdadera.] La parábola de la levadura, por ejemplo, describe a una mujer poniendo levadura dentro de tres medidas de harina, “hasta que todo fue leudado”. La levadura en la Biblia representa el pecado y el error (1 Corintios 5:6; Gálatas 5:9). De esta manera la parábola nos demuestra que el error introducido por los falsos maestros [cuando los Apóstoles aún vivían] crecería gradualmente a través de los siglos hasta que el sistema religioso entero fuera leudado. Esta masa leudada de error alcanzará su cúspide en la Ramera descrita en Apocalipsis 17.

La apostasía de la “cristiandad” comenzó durante la vida de los apóstoles y ha ido aumentando paulatinamente a través de los siglos. Juan escribió: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” (1 Juan 2:18). Juan enseñó que habría un futuro anticristo, singular; pero que él sería precedido por muchos anticristos, plural. Creemos que el Anticristo, singular, es el hombre de pecado que regirá el reino mundial de los últimos tiempos descrito en Daniel 9-11; Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:3-12; y Apocalipsis 13. Los anticristos, plural, son todos los que rechazan la verdad apostólica abrazando en su lugar el engaño satánico y la tradición humana. Así que el Anticristo es tanto un hombre como un sistema; es tanto un hombre como muchos hombres. Es en este último sentido que los papas a través de la historia han sido identificados como anticristo(s).
Otro pasaje que enseña esta misma verdad es 2 Tesalonicenses 2:7-8. “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida”.

En los días de los apóstoles “el misterio de la iniquidad” ya estaba trabajando, y culminará cuando se manifieste el hombre de pecado, el inicuo, el Anticristo, quien recibirá el trono de este mundo por un corto periodo. Se menciona claramente que la aparición del Anticristo precederá al retorno de Cristo, puesto que el inicuo será destruido “con el resplandor de su venida”. El “misterio de la iniquidad” es ese programa de impiedad a través del cual Satanás ha estado corrompiendo a la “cristiandad” por medio de la siembra de cizaña entre el trigo. Este programa de iniquidad está destinado a producir a BABILONIALA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA descrita en Apocalipsis 17.

Vemos el cumplimiento directo de estas profecías en el mundo cristiano de hoy. Es evidente en corrientes heréticas como la Iglesia Católica y el Consejo Mundial de Iglesias, en muchas denominaciones protestantes, evangélicas, carismáticas, pentecostales, etc.; las que no están edificadas ni sobre la Fe bíblica pura ni sobre el fundamento apostólico. También vemos el cumplimiento directo de estas profecías en el movimiento ecuménico que está llamando a la unidad en la diversidad a expensas de la verdad bíblica, movimiento que está echando abajo las paredes divisorias entre la Verdad y el error.

Dicho esto, resulta difícil aceptar que todavía hayan creyentes que afirmen que la iglesia [léase, la cristiandad] es quien al presente detiene la manifestación del Anticristo en el mundo; sobre todo si se toma en cuenta que la Biblia predice que es la cristiandad en general la que colaborará con él para establecerlo como el dictador mundial (Apocalipsis 17). Como dijimos en el primer párrafo de este artículo, las pocas iglesias locales verdaderas que habrán entonces serán perseguidas, odiadas, despreciadas, pero y aún así conservarán la verdadera Fe evangélica hasta el retorno de Cristo, de frente al martirio si es necesario.
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