La oración de Jabes se encuentra en una nota histórica dentro de una genealogía:
La oración se ha hecho muy conocida gracias a la publicación del libro éxito en ventas, The Prayer of Jabez: Breaking Through to the Blessed Life (2000), del Dr. Bruce Wilkinson con David Kopp.
Poco se sabe de Jabes, aparte de que era descendiente de Judá, era un hombre ilustre [noble] y su madre le llamó “Jabes” (que significa “dolor” o “tristeza”) probablemente porque su parto había sido muy doloroso, o porque las circunstancias de su vida eran muy amargas.
En su oración, Jabes clama a Dios por Su protección y bendición. Utilizando un juego de palabras, Jabes, el “hombre de dolor”, le pide a Dios que lo protegiese de ese dolor que su nombre recordaba y predecía.
La oración de Jabes contiene una petición urgente de cuatro cosas:
1. La bendición de Dios. Jabes reconoce que el Dios de Israel es la fuente de toda bendición, y le pide a Dios Su gracia. Sin duda, esta petición se basaba, al menos en parte, en la promesa de Dios de la bendición para Abraham y sus descendientes (Gn 22:17).
2. Una extensión del territorio. Jabes ora por la victoria y prosperidad en todos sus esfuerzos y que su vida sea marcada por la multiplicación del fruto en su labor.
3. La presencia de la mano de Dios en su vida. En otras palabras, Jabes pide que la dirección de Dios, que Su bendición espiritual y que Su fuerza sobrenatural sean evidentes en su existencia cotidiana.
4. Protección contra del mal. El Señor Jesús enseña a Sus discípulos a orar de esta manera: “Padre Nuestro que estás en los cielos... líbranos del mal” (Mt 6:9,13). Jabes ve a Dios con confianza como su defensor.
El objetivo de Jabes en su oración era vivir libre de dolor, y lo último que hemos leído sobre él es que Dios escuchó y respondió a su oración. Como la humilde oración de Salomón por sabiduría (1 R 3:5-14), esta oración devota de Jabes para bendición fue contestada. El éxito que disfrutó Jabes compensó el dolor de su comienzo. La oración de Jabes superó el nombre de Jabes.
La oración de Jabes es un buen ejemplo de cómo debemos hacer de la oración una prioridad en nuestras vidas. Todos los días debemos buscar la ayuda de Dios (no sólo en tiempos de necesidad), y debemos llevar nuestras peticiones directamente al trono de la gracia (He 4:16).
Junto con las oraciones de Ana, Jonás, Ezequías, Pablo y, por supuesto, la oración modelo de nuestro Señor (Mt 6:9-13), la oración de Jabes proporciona un maravilloso ejemplo de un hijo de Dios que se acerca a la Majestad en lo Alto en humildad, fe y confianza en la bondad de Dios.
¡Cuánto necesitamos hacer nuestra la oración de este santo del Antiguo Testamento! Cada uno de nosotros necesita profundamente una bendición más plena, una fe más amplia y una liberación más constante del dominio del pecado. Jabes oró como heredero de una Canaán temporal. Nuestra herencia es más grande y más duradera.
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