Estas páginas escritas por Mark Frees (un ex-pastor
del sistema denominacional) son la ilustración perfecta de lo que exponemos en LA
IGLESIA NUEVOTESTAMENTARIA. Aunque no
le añade nada nuevo al mencionado estudio, incluimos aquí este testimonio con
el fin de animar al lector a adentrarse en el concepto bíblico de “la iglesia”,
lejos de las tradiciones, e incluso de las novedades, de esta generación mala y
adúltera.
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"Y constituyeron ancianos
en cada iglesia..." (Hechos 14:23).
"Enviando, pues, desde
Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia...Les dijo...Mirad por
vosotros, y por todo el rebaño en el que el Espíritu Santo os ha puesto por
obispos, para apacentar (pastorear) la iglesia del Señor" (Hechos
20:17-28).
"Pablo y Timoteo...a todos
los santos en Cristo que están en Filipos, con los obispos y diáconos" (Filipenses
1:1).
"Por esta causa te dejé en
Creta, para que...establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te
mandé" (Tito 1:5).
"¿Está alguno enfermo
entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia" (Santiago 5:14).
"Ruego a los ancianos que
están entre vosotros... Apacentad (pastoread) la grey de Dios que está entre
vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente" (1 Pedro
5:1-2).
"Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros" (Efesios 4:11).
"Cuando os reunís, cada
uno de vosotros tiene un salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación,
tiene interpretación" (1 Corintios 14:26).
En el verano de 1990, mientras
pastoreaba una preciosa y pequeña iglesia en la zona rural del estado de
Mississippi, fui guiado a predicar una serie de mensajes acerca del modelo
del Nuevo Testamento para la iglesia y su liderazgo. Aquella decisión fue
fatídica. Mientras oraba y escudriñaba las Escrituras durante un periodo de
varias semanas, había una pregunta inquietante que persistía en entrometerse -
una pregunta que presento aquí para la seria consideración del lector: ¿Dónde se encuentra en la Escritura
el mandato de que un hombre sea el líder espiritual y la autoridad de la
iglesia local? No importa que
éste sea el patrón incuestionable seguido por la cristiandad hoy, sino ¿dónde
se halla en la Escritura?
Un examen cuidadoso de las Escrituras impresas al
principio de este escrito convencerán, creo yo, al lector honesto, de la misma
manera que me convencieron a mí, de ciertas verdades:
(1) El patrón del Nuevo Testamento es para que la
iglesia sea guiada, no por un "pastor" solitario, sino por un grupo de hombres, designados en la Escritura
como "ancianos" o "sobreveedores".
Está claro que estos dos términos se refieren al mismo oficio, ("anciano" aparece para referirse al oficio
mismo, “sobreveedor” o “supervisor” —obispo— a la función
del oficio).
(2) No hay ninguna alusión a un oficio de “pastor” en la iglesia local separado o
superior al de anciano. Estas Escrituras muestran con sencillez que a los
ancianos o sobreveedores, se les ha dado el papel primario de pastorear el
rebaño. Generalmente hablando, “pastor” es el nombre que describe el don -
enfatizando el ministerio de pastorear, y “anciano” describe el carácter del
hombre que ocupa ese oficio. Son términos intercambiables (aunque puede haber
otros aparte de los ancianos que ejerzan un don pastoral - maestros de la
Biblia, por ejemplo). Sí, Dios ha dado “algunos
como pastores”, pero en ningún lugar en la Escritura se refiere a nadie
como el pastor de una asamblea local. A
menos que alguien piense que estamos hilando demasiado fino, déjeme que
recalque que la terminología no es la clave del asunto aquí. El punto que debe
tenerse en mente con claridad es que, en el Nuevo Testamento, las iglesias
nunca fueron pastoreadas por un hombre, cualquiera que fueran su título o
designación, sino siempre por un grupo de hombres. No leemos nada de ningún “pastor
principal” (ni “misionero principal”) que tenga más grado debido a su tiempo en
el ministerio, ni nada de un anciano presidente. De hecho, tales títulos se
hallan cerca de la blasfemia, ya que Cristo es “el Príncipe de los pastores” (1 Pedro 5:4).
(3) La implicación clara es que los ancianos
normalmente son escogidos por el Espíritu Santo desde el interior del cuerpo local ya establecido, no
llamados o importados de fuera - y ciertamente no de los rangos de un “clero”
profesional. No puedo evitar el creer que el proceso de “búsqueda pastoral” de
hoy en día (con currículum vitae, negociaciones de salario, sermones de prueba,
y cosas por el estilo), es una penosa ofensa al Espíritu de Dios. De nuevo,
nuestra pregunta debe ser: ¿Dónde se halla todo esto en la Escritura?
(4) El ministerio público de la
Palabra no es para ser confiado a un hombre en una iglesia local, ni aun a los
ancianos como grupo. Este ministerio está abierto para cualquier hermano que ha
sido divinamente dotado para esto, y no depende de haber sido “ordenado” por
autoridad humana. Pablo no estaba escribiendo a un círculo de clérigos “ordenados”
cuando dijo: “Cuando os
reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina...”. Aparte de la
cuestión de si todos los dones mencionados por Pablo en este versículo siguen
operando en la iglesia, ¿tiene esta breve vista de la iglesia del Nuevo
Testamento el más mínimo parecido al ministerio singular de hoy?
Tristes Consecuencias
La mayoría de las iglesias de hoy en día confían
el liderazgo del rebaño y casi todo el ministerio público a un pastor
solitario, quien ha sido elegido de entre el “clero” profesional, importado de
fuera de la iglesia, y contratado para recibir un salario convenido (en
oposición al soporte voluntario) por sus servicios. ¿Puede el lector - con su
Nuevo Testamento abierto ante él - negar que éste es un desvío drástico del
patrón bíblico? Sin duda lo es, y ha tenido severas consecuencias en la vida
espiritual de nuestras iglesias. Los siguientes son algunos de los problemas
que son creados o agravados por este sistema unipastoral que no es bíblico:
(1) Perpetúa la deplorable distinción entre “clero”
y “laicado”. Ningún engaño pernicioso del diablo ha sido tan desplegado como
esta distinción completamente no bíblica. Los pastores de hoy en día se afligen
porque son incapaces de movilizar al “laicado”, sin ni siquiera considerar que
es el mismo sistema el que divide a los cristianos en dos clases al que hay que
culpar. La respuesta no es "involucrar” o “movilizar” a los laicos,
sino eliminar la odiosa distinción.
Fuera con la idea de que la obra cristiana es el área sagrada de unos pocos
“ungidos”.
(2) Produce en los creyentes la ausencia de
responsabilidad de testificar a los perdidos, animar a los hermanos,
profundizar en el estudio de la Biblia, visitar a los enfermos, etc., fuera de
una consciente o subconsciente suposición de que éstas son “las tareas del pastor”
(después de todo, para eso se le paga). A menudo el único que visiblemente trabaja
para el Señor en la comunidad es el pastor, cuyo testimonio está
perjudicado por el hecho de que cobra por hacerlo. Y, cuán raro es
el estudio serio de la Biblia fuera del estudio del pastor. Hay un engaño bien
extendido de que sólo el pastor “ordenado” está calificado para minar las
riquezas de la Palabra de Dios, y que sólo él es responsable de usar la Palabra
para animar a los hermanos y advertir a los perdidos. Como resultado, hombres
que han sido creyentes en Cristo por treinta o cuarenta años y “debieran ser ya maestros” (Hebreos 5:12) siguen alimentándose con
papilla. En nuestras iglesias actuales ésta no es la excepción
desafortunadamente. Es la norma. De todo el daño ocasionado por el sistema no
bíblico de darle el ministerio de la iglesia a un mero profesional (o en iglesias
grandes, a un grupo de profesionales), este es quizá el más trágico, porque
debilita a los hombres de las iglesias.
(3) Deja poco o nada de lugar para ejercitar los
dones espirituales, aparte de los del pastor, en las reuniones de la iglesia.
(4) Lleva a las iglesias a ser edificadas en la
carne, con cosas como programas y promoción, y la personalidad del pastor debe
reemplazar los dones espirituales del cuerpo.
(5) Produce un extendido desánimo entre pastores,
que están tratando formalmente de llenar un papel que no es bíblico.
(6) Niega a los pastores la comunión en el
ministerio que tan desesperadamente necesitan. Normalmente la diferencia en la
visión espiritual y la responsabilidad del ministerio entre el pastor y la
congregación es tan grande que su única comunión significativa es con otros
pastores, que no son colaboradores en el mismo campo, sino que tienen los suyos
propios por los que preocuparse.
(7) Tiende a negar la presidencia del Espíritu
Santo en la iglesia. Aunque puede que el pastor busque de verdad la mente del
Espíritu, su percepción está nublada por su propia personalidad, deseos, etc.
Cuánto mejor es, cuando hay que formular planes o tomar decisiones, para los
ancianos como grupo, como los que representan el gobierno de Dios en la iglesia,
ayunar y orar hasta que el Espíritu Santo obre en ellos para que tengan
unanimidad, como en Hechos 13:1-3.
(8) Como toda la responsabilidad del ministerio
de la iglesia se le ha dado a un solo hombre, y como es cierto que ningún
hombre tiene todos los dones, los pastores (y los misioneros) se ven forzados a
usar mucho de su tiempo llevando a cabo un ministerio para el que no han sido dotados
por el Espíritu de Dios. Lo triste del asunto es que si no lo hacen ellos, este
ministerio se queda sin hacer.
(9) Crea una situación en la que una persona, el
pastor, puede cambiar una iglesia sana doctrinalmente en una iglesia herética
de la noche a la mañana. Teniendo varios ancianos, aunque no se asegura la
inmunización absoluta en cuanto a los errores doctrinales, sí que se provee de
un fuerte control contra la enseñanza herética.
(10) Conduce a una escasez paralizante de obreros
cristianos nacionales en muchas áreas de misión, por la presunción de que estos
obreros deben ser preparados profesionalmente e importados de fuera de la
iglesia. ¿Dónde está la confianza en que Dios ya ha provisto al cuerpo con los
dones de liderazgo necesarios?
(11) Pone excesiva presión en la esposa e hijos
del pastor, ya que estos se encuentran forzados a vivir en un ambiente de “pecera”
como la familia “del ministro”.
Éstas no son más que una muestra de las
consecuencias que se deben cosechar de perpetuar creencias y prácticas que no
son bíblicas en lo que concierne al ministerio.
Algunas Objeciones Contestadas
Objeción 1: El papel
correcto del pastor no es asumir todo el ministerio de la iglesia, sino
movilizar y equipar a los santos para hacer la obra del ministerio. Por lo
tanto, la mayoría de los problemas que ha mencionado son resultado, no del
sistema unipastoral en sí mismo, sino del abuso de este sistema.
Respuesta: Ya que el
sistema unipastoral no está en la Escritura, y está universalmente rodeado por
estos problemas, los que lo defienden deberían reconocer que el sistema en sí
es una falta, y no tiene ni apoyo ni garantía en la Escritura. El concepto de
una iglesia guiada por un pastor (o misionero) que moviliza a los santos para
la obra del ministerio suena muy atractivo, pero la experiencia de miles de
pastores frustrados testifica que esto simplemente no funciona. Hay una
percepción profundamente arraigada en las mentes de la congregación de que la
obra cristiana es para un grupo especial. La existencia del clero es el gran
inmovilizador de los santos. Cualquiera que trata de abolir este sistema es
condenado al fracaso y forzado a someterse a él o irse, porque cómo se atreve a
oponerse a un sistema en el que “el siervo
(único) de Dios”, preparado profesionalmente y con credenciales, está por
encima de los demás. (Incidentalmente, aquellos que se adhieren al concepto del
pastor normalmente tienen una noción muy limitada de lo que incluye la “obra
del ministerio”. Por ejemplo, aun el pastor que está equipando a los santos con
un énfasis de su ministerio, llamará normalmente a un compañero del clero -no a
alguien de la congregación- para ocupar el púlpito cuando él no esté.)
Objeción 2: Lo que ha
sugerido produciría un liderazgo de aficionados en la iglesia, y una mutilación
doctrinal por quedar la enseñanza y la predicación en manos de creyentes no
certificados por un seminario o instituto bíblico.
Respuesta: Ésta es una
acusación seria porque implica que el Espíritu Santo es incapaz de colocar los
dones del liderazgo correctamente dentro del cuerpo de la iglesia. ¿Es la
educación de un seminario lo que califica a un hombre para el liderazgo de la
iglesia, o los dones del Espíritu? A menudo hemos sido culpables de dar
servicio de labios a lo segundo, poniendo en la práctica mayor énfasis a lo
primero.
Objeción 3: La palabra “sobreveedor”
(obispo) aparece en singular en 1 Timoteo 3:2 y en Tito 1:7 donde las
cualidades del oficio son descritas. Esto sugiere por lo menos la posibilidad
de que “sobreveedor” sea el oficio de un solo hombre.
Respuesta: El uso más
natural del lenguaje es emplear el singular cuando se están describiendo las
cualidades de un oficio. Por ejemplo, puedo decir: “Un senador (o aun, el senador) debe ser un hombre de
integridad y honor, etc.”, sin la mínima implicación de que sólo haya un
miembro del Senado, o aun uno por provincia. Recalcar el perfectamente explicable
uso que hace Pablo del singular, ignorando la evidencia abrumadora del resto
del Nuevo Testamento, es una extraña exégesis. Una mirada más de cerca a Tito
1:5-7 descarta toda posibilidad de que Pablo fuera partidario del sistema
unipastoral. ¿Cómo puede el uso de “obispo” en singular en el versículo 7 tener la
posible implicación de que cada congregación debe tener un solo sobreveedor,
cuando dos versículos antes Pablo ha introducido el tema recordándole a Tito
sus instrucciones para que “establecieses ancianos (plural) en cada ciudad”? A mi parecer, para
el que quiere aceptar la palabra de Dios, esto es conclusivo.
Objeción 4: ¿No estaban
las “Epístolas Pastorales” dirigidas a individuos por separado?
Respuesta: Esta objeción
está basada en el común concepto erróneo de que Timoteo y Tito eran “pastores” u obispos de iglesias locales. Esto,
simplemente no es verdad. Veamos una cita del Zondervan
Pictorial Bible Dictionary: “Aunque estas cartas sí que
suministran instrucciones que merecen la pena para pastores, no era a pastores
a quienes estaban dirigidas en el sentido de hoy en día de este término. Más
bien, estaban dirigidas a los enviados especiales de Pablo, para cumplir
misiones específicas y a quienes se les confiaban tareas concretas según las
necesidades del momento”. Timoteo y Tito eran colaboradores de Pablo que
ejecutaban sus órdenes apostólicas, no eran pastores en el sentido actual de la
palabra. Si lo hubieran sido, resultaría extraño que Pablo les ordenara a poner
a otros en los lugares que ellos ocupaban; sería como despedirlos de sus
funciones para que otros las realizaran en vez.
Objeción 5: Y ¿qué me dice
del papel de liderazgo de Jacobo en Jerusalén (Hechos12:17), Epafras en Colosas
(Colosenses 4:12), y Epafrodito en Filipos (Filipenses 2:25)?
Respuesta: Esta objeción,
la cual he oído en defensa del sistema unipastoral, es un ejemplo patente de
estar leyendo la Palabra de Dios a través de lentes distorsionados por la
tradición. Jacobo, el medio hermano del Señor, era un varón piadoso junto con
los apóstoles (Gálatas 1:19), no el pastor de la iglesia. Epafras era un
evangelista, el “consiervo
amado” de Pablo, quien llevó
el evangelio a los colosenses (Colosenses 1:7). Es extraño que él fuera “pastor” de la iglesia de Colosas, ya que nunca se le ve presente allí, sino siempre
con Pablo, como en Colosenses 4:12 y Filemón 23! Epafrodito es descrito
simplemente como uno de los colaboradores de Pablo, que fue enviado por la
iglesia de Filipos para ministrar sus necesidades. ¿Es todo esto evidencia para
el sistema unipastoral?
Objeción 6: ¿No se
refieren los “ángeles” de las iglesias en Apocalipsis 2-3 a
los pastores (“Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso...” etc.), y sólo hay uno por iglesia?
Respuesta: Nadie que
estuviera leyendo el Nuevo Testamento, aparte de las nociones preconcebidas de
hoy, se imaginaría jamás que los “ángeles” de Apocalipsis 2-3 se refieren a
pastores. Aunque la palabra griega angelos puede traducirse como “mensajero”,
todas las demás veces que aparece esta palabra en Apocalipsis -y aparece 76
veces- incuestionablemente se refiere a ángeles literales. Si significa “mensajero” en Apocalipsis 2-3, aun así no podría
llegar a abarcar sin dificultad el significado de “pastor”. En todos los casos
que el Nuevo Testamento usa la frase “mensajero
de...” (“mensajero de
Satanás”, “mensajeros de Juan”, etc.), siempre describe por quién ha sido enviado el mensajero, y
nunca a quién. En otras palabras, “el mensajero de la iglesia
en Éfeso” probablemente no
significaría un mensajero enviado a la iglesia, sino un mensajero enviado por la iglesia, quizá como parte de una
delegación para ministrar al apóstol en su exilio en Patmos, y para recibir sus
instrucciones.
Objeción 7: Quizá las
muchas referencias que el Nuevo Testamento hace a ancianos múltiples se deben a
que, mientras que cada iglesia tenía un solo anciano o sobreveedor, cada ciudad
tenía varias iglesias diferentes. Por ejemplo, cuando Pablo escribe a: “los santos en Cristo Jesús que
están en Filipos, con los obispos y diáconos” (Filipenses 1:1), puede que hubieran
unas cuantas congregaciones en Filipos, cada una con su propio sobreveedor.
Respuesta: Este
razonamiento puede parecer ser la respuesta a ciertos pasajes, pero ciertamente
falla en vista de otros, tales como Hechos 14:23 (“Constituyeron ancianos en cada iglesia...”), y Santiago 5:14 (“Llame a los ancianos de la iglesia”).
Objeción 8: Aun si
pudiera probarse que las iglesias del Nuevo Testamento tenían varios ancianos,
esto no tendría por qué ser normativo en la iglesia actual necesariamente.
Después de todo, todos están de acuerdo en que los creyentes en la iglesia de
Jerusalén vendieron sus bienes y tenían todas las cosas en común, pero nadie
sugeriría volver a tal modelo hoy en día.
Respuesta: Decir que el
modelo de la iglesia del Nuevo Testamento no es normativo para las iglesias
actuales es equivalente a decir que Dios nos ha dejado completamente sin ningún
modelo. ¡Doloroso pensamiento! ¿Nos ha dejado realmente Dios a la merced e
ingenuidad humana en decidir cómo debe conducirse el ministerio de Su iglesia?
Al contrario, digamos con el salmista, “estimé rectos todos tus mandamientos
sobre todas las cosas” (Salmo
119:128). En cuanto al sistema comunal de la iglesia de Jerusalén, está bien
claro que este no era el modelo de todas las demás iglesias del Nuevo
Testamento. Estas acciones de los primeros creyentes de Jerusalén fueron
mandadas por circunstancias específicas que no se repitieron, que sepamos
nosotros, en ninguna otra asamblea del Nuevo Testamento, (se supone que el
sistema fue pronto interrumpido aun en Jerusalén). Este ejemplo no puede
utilizarse para justificar el haber fallado en conformarse al modelo del Nuevo
Testamento cuando está tan claramente revelado.
Objeción 9: No puede negar
que a través de los años Dios ha bendecido poderosamente a muchos pastores e
iglesias que han usado el sistema unipastoral, y aún continúa haciéndolo hoy.
Respuesta: A nadie se le
ocurriría negar tal cosa. Aun así, los problemas mencionados antes tampoco
pueden ser negados razonablemente. Y ¿quién diría que el fruto y utilidad de la
iglesia en conjunto están cerca del nivel divinamente deseado? Además, es un
error pensar que porque Dios esté bendiciendo con gracia a alguien que esté
operando bajo ciertas creencias o prácticas, Él las apruebe. Dios ha usado
grandemente, por ejemplo, a muchos predicadores, maestros, y misioneros que mantenían
la doctrina no bíblica del bautismo de infantes. Y aun así, ¿quién de nosotros
sugeriría que esta enseñanza tiene la aprobación de la Palabra de Dios, o que
no es importante sostener el punto de vista bíblico del bautismo? Gracias a
Dios, Él no requiere de nosotros que seamos perfectos en nuestra interpretación
de la Escritura antes de usarnos. Si fuera así, ¿quién podría esperar ser
usado? Pero cuando se nos da luz en las Escrituras, es nuestro deber y gozo
conformar nuestras creencias y prácticas a la Palabra de Dios. Si hemos
visto la verdad, el Señor espera que digamos como Pablo: “no fui rebelde a la visión celestial” (Hechos 26:19).
Objeción 10: Un sistema de
varios ancianos sí que puede resolver algunos problemas, pero a la vez creará
otros nuevos por sí mismo.
Respuesta: Esto lo
admito con buena voluntad. De todas maneras, cuando actúas bajo el modelo
bíblico los problemas que surgen son bíblicos. Esto es, son problemas
que ya han sido anticipados en la Escritura, y es en la Escritura donde se ha
provisto la guía para esto. No olvidemos, también, que aparte de la cuestión de
los problemas que pudieran resolverse o crearse, debemos seguir el modelo del
Nuevo Testamento simplemente porque es el
modelo del Nuevo Testamento. Nos conformamos a la autoridad de la Escritura
como una cuestión de principio, no por razones pragmáticas. Pero cuando lo
hacemos, encontramos invariablemente que el camino de Dios es el mejor.
Objeción 11: Seguramente no
piensa que todos los problemas que ha mencionado anteriormente se desvanecerían
si nuestras iglesias simplemente cambiaran su modelo de liderazgo.
Respuesta: Desafortunadamente,
no. O no de la noche a la mañana, al menos, particularmente donde la mentalidad
clérigo-laico ha estado firmemente arraigada durante décadas. Pero aun en tal
caso, el regreso al modelo del Nuevo Testamento, si se adopta de todo corazón
por toda la congregación, ciertamente produciría un efecto drástico. Los muchos
problemas y actitudes no bíblicos apoyados por la falsa distinción del clérigo-laico
podrían al fin ser resueltos. En otras situaciones, donde un nuevo comienzo es
posible (tal como en el campo de misión, en iglesias nuevas, o con nuevos
convertidos), estos problemas pueden ser evitados del todo.
¿Qué diremos entonces? El pastoreo de un solo
hombre, lejos de tener la norma de la Escritura, es esencialmente una
repetición “protestantizada” del sistema sacerdotal Católico Romano. Para
aquellos de nosotros que tenemos la Biblia en vez de la tradición como nuestra
autoridad, es tiempo de escudriñar fervientemente las Escrituras para ver si
estas cosas son así.
Quisiera que cada lector de estas breves páginas pudiera disfrutar de la bendición que yo encontré cuando “volví
mis pies a tus testimonios” (Salmo119:59),
y escoger el
reunirse en comunión con aquellos que se reúnen en la sencillez y orden del
Nuevo Testamento.
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Léase también LA IGLESIA NUEVOTESTAMENTARIA y IGLESIAS EN CASAS
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Léase también LA IGLESIA NUEVOTESTAMENTARIA y IGLESIAS EN CASAS