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lunes, 1 de septiembre de 2014

EL MENSAJE DEL APOCALIPSIS HOY

[Nota 1: Todas las citas numéricas en este artículo que no van precedidas por el nombre del libro o por su abreviación corresponden al Apocalipsis.]


La vigencia del libro del Apocalipsis no debe cuestionarse. A pesar de haber sido escrito hace mil novecientos años, este libro contiene un mensaje sumamente importante para el hombre moderno. Hay quienes creen que las profecías del Apocalipsis se cumplieron durante los primeros siglos del cristianismo. Otros piensan que el libro presenta simbólicamente la gran lucha cósmica entre el bien y el mal. También hay los que piensan que el Apocalipsis presenta una panorámica amplia de la historia de la iglesia, desde su nacimiento hasta la segunda venida de Cristo. La verdad central revelada en este libro es la de la segunda venida de Cristo a la tierra. El mensaje del Apocalipsis tiene que ver con los acontecimientos que preceden inmediatamente, los que son simultáneos con y los que siguen a la venida gloriosa del Señor Jesucristo a la tierra.

A través de este comentario se ha hecho notar el problema hermenéutico. Como literatura apocalíptica que es, este libro está saturado de símbolos, metáforas y una gran variedad de figuras de dicción. Esto constituye un reto para el intérprete. El camino más fácil sería hacer uso de la alegorización o de la espiritualización como método hermenéutico en la exposición del mensaje del Apocalipsis. Tal método aportaría muy poco a un estudio serio y equilibrado del mensaje del libro. El exégeta congruente tendrá que dedicarse al estudio del género literario del Apocalipsis, al análisis de las figuras de dicción y a los símbolos utilizados por el autor del libro. Es importante estudiar el contenido del Apocalipsis dentro de su propio ambiente o contexto. Las figuras de dicción generalmente son interpretadas en el propio libro por el mensajero celestial que los revela. No existe ninguna razón de fuerza que obligue al intérprete a alegorizar el contenido del Apocalipsis. Si se dejan a un lado los prejuicios teológicos, el Apocalipsis puede interpretarse siguiendo el método normal, natural, histórico-gramatical-contextual, es decir, literal. El método literal toma en cuenta el contexto del pasaje, tanto el mediato como el inmediato. También toma en cuenta la gramática y las figuras de dicción que deben interpretarse a la luz del texto en el sitio, donde aparecen. La cuestión hermenéutica es, sin duda, una de las más importantes y difíciles a la hora de estudiar el Apocalipsis. De ahí depende el rumbo que se tome y las conclusiones a las que el intérprete llegue.

El Apocalipsis es un libro profético (Apocalipsis 1:2; 10:11; 22: 18-19). Más concretamente aún, el contenido del Apocalipsis es primordialmente escatológico. Trata de los acontecimientos que precederán a la segunda venida de Cristo, así como los que tendrán lugar simultáneamente con ella. También revela las cosas que han de suceder durante y después de la venida en gloria de Cristo: El arrebatamiento de los elegidos y la resurrección de los santos que se durmieron en el Señor; el milenio; la derrota final de Satanás y sus seguidores; el juicio final; la creación de nuevos cielos y nueva tierra; y la majestuosa descripción del estado eterno. Pero hay otras muchas enseñanzas en el Apocalipsis.

Este libro es una fuente preciosa de las principales doctrinas bíblicas. Contiene enseñanzas importantes respecto a Teología Propia, es decir, la doctrina de Dios aparte de Sus obras. La doctrina de la Trinidad es claramente enseñada en el Apocalipsis (1:4-8). Los atributos de Dios, particularmente Su santidad (4:8; 6:10; 15:4), Su justicia (16:5, 7; 19:2) y Su omnipotencia (1:8; 4:8; 11:17: 15:3; 16:7, 14; 19:6, 15; 21:22). Jesucristo es el Alfa y la Omega (1:8; 21:6; 22:13). Él es el Santo (3:7), el Rey de reyes y Señor de señores (19:16). Comparte el trono celestial con el Padre (3:21; 22:3). Aunque no decisivamente clara, la referencia a “Los siete espíritus” que aparece en 1 :4; 4:5 y 5:6 podría referirse al Espíritu Santo, quien actúa en la presencia de Dios y tendrá un activo ministerio durante los años de la tribulación.

El Apocalipsis tiene mucho que decir respecto a la doctrina de la salvación. La salvación es un acto de la gracia de Dios efectuada mediante la muerte y la resurrección de Cristo (1:5). Cristo es presentado como el Cordero que fue inmolado, pero que ha resucitado (5 :6) y quien tiene todo poder para ejecutar los juicios divinos (5:7-14). La figura del cordero se usa en el Apocalipsis en 27 ocasiones. Es una figura tomada del Antiguo Testamento y se utiliza para hablar del sacrificio sustituto de Cristo en la cruz (7:14; 12:11). El inocente Cordero fue sacrificado por el pecado del mundo. Ese Cordero es Jesucristo, quien resucitó de los muertos y viene otra vez con poder y gloria.

El Apocalipsis expone también la doctrina de la inspiración y la autoridad de la Biblia. Hay 278 referencias a pasajes del Antiguo Testamento en el Apocalipsis. Es el libro del Nuevo Testamento con mayor apoyo veterotestamentario. El Apocalipsis contiene referencias a los libros de Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Salmos, Isaías, Ezequiel, Daniel, Zacarías, Jeremías y a los libros históricos de Samuel y Crónicas. La sorprendente advertencia tocante a añadir o quitar de “las palabras de la profecía de este libro” ( Apocalipsis 22: 18, 19) es una clara indicación del santo respeto que el Autor del Apocalipsis tiene hacia el Canon Sagrado.

La doctrina de la iglesia ocupa un lugar muy importante en el Apocalipsis. El libro en su totalidad fue históricamente dirigido a siete iglesias locales ubicadas en el Asia Menor. Pero, además, los capítulos 2 y 3 tratan de manera específica cuestiones relacionadas con dichas asambleas. El mensaje particular dedicado a cada una de aquellas iglesias enfoca las virtudes y los defectos de cada congregación. Cada carta confronta a la congregación a la que va dirigida con su propia condición y la llama a prepararse de manera práctica para la venida del Señor. Las cartas a las iglesias del Asia Menor, en un sentido, contestan la pregunta: ¿En qué debe ocuparse la iglesia mientras aguarda la venida del Señor? Aunque esa venida no es inminente, no puede ocurrir en cualquier momento, sino que será anunciada por una serie de señales bosquejadas por el Señor mismo en Mateo 24, le incumbe a la iglesia estar siempre preparada para el encuentro con el Señor. Los mensajes o cartas no sólo van dirigidos a las congregaciones, sino también a los individuos dentro de cada congregación. Cada carta termina con la advertencia: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias…” (véase  Apocalipsis 2:7, 11, 17; 3:6, 13. 22).

Cada iglesia recibe una amonestación con la excepción de Esmirna y Filadelfia. A varias de ellas se les recrimina el comportamiento: (1) A Éfeso por dejar el primer amor; (2) a Pérgamo por tener a los que practicaban la doctrina de Balaam y a los nicolaítas; (3) a Tiatira por tolerar la inmoralidad de Jezabel; (4) a Sardis por creerse autosuciente; y (5) a Laodicea por su tibieza espiritual y por haber dejado su primer amor a Cristo. A varias de las congregaciones el Señor les advierte de Su venida (2:5, 16; 3:3, 11, 20). Esa advertencia tiene por objeto que cada una de esas asambleas se ocupe de cumplir la responsabilidad de dar testimonio de Jesucristo en medio de un mundo que es hostil al Evangelio, pero también apunta hacia el futuro anunciando de manera inequívoca que las condiciones espirituales y doctrinales de estas iglesias serán la marca más distintiva de los cristianos e iglesias de los últimos días.

Hay, además, una promesa de bendición para “el vencedor” en cada una de las iglesias. El vocablo “vencedor” se refiere a todos aquellos que han confiado en el Mesías como Salvador personal (véase  Apocalipsis 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21). En Apocalipsis 21:7-8, el vencedor es contrastado con los inicuos (los cobardes, incrédulos, abominables, homicidas, etc.). Es lógico entender que la designación “vencedor” se aplica no a todos sino a algunos de los creyentes: los que tengan oídos para oír lo que el Espíritu dice a las iglesias. Las cartas de los capítulos 2 y 3 van dirigidas a siete asambleas de carácter mixto, donde había tanto salvos como inconversos. Es de esperarse, por lo tanto, que haya advertencias de juicio contra quienes sólo profesaban ser creyentes y promesas de bendición para quienes son genuinos hijos de Dios. Las mismas advertencias son aplicables a las iglesias de hoy día. Sólo los nacidos de nuevo son vencedores (Romanos 8:37). Se puede ser miembro de una iglesia local y no ser un creyente genuino. Los tales no participarán de las promesas hechas por el Señor a los vencedores.

Las promesas hechas al vencedor son las siguientes:

1.    “Le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (2:7).
2.    “No sufrirá daño de la segunda muerte” (2: 11).
3.    “Daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe” (2: 17).
4.    “Le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro” (2:26b-27a).
5.    “Será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (3:5).
6.    “Lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (3: 12).
7.    “Le daré que se siente conmigo en mi trono” (3:21).

A estas estupendas promesas podría añadírsele la que aparece en Apocalipsis 21:7: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo será su Dios, y él será mi hijo”. Todos estos compromisos del Señor para los vencedores constituyen temas de indiscutible actualidad que deben ser proclamados y enseñados en las iglesias de hoy día con profunda convicción. El Apocalipsis no es un libro del pasado cuyo contenido debe ser simplemente recordado ni es una pieza de museo que sólo se contempla y se admira. Su mensaje trata temas sumamente importantes, tanto para el creyente en lo personal como para la congregación.

El Apocalipsis destaca también la doctrina del pecado tanto en la experiencia humana como en el ámbito angelical. La maldad humana queda al descubierto en el hecho de que el hombre, tan necesitado de la gracia de Dios, se niegue a someterse bajo la autoridad del Único que puede perdonar su pecado. La frase “los moradores de la tierra” (Apocalipsis 3:10; 6:10; 8:13; 11:10; véase 14:6) se usa para describir a quienes no guardan ninguna afinidad con el Mesías y, por lo tanto, carecen de ciudadanía celestial. Toda su vida está centrada y arraigada en las cosas de la tierra. Su lugar de habitación, su corazón, honra, esperanza e interés están centrados en la tierra. Carecen de todo interés por las cosas celestiales y resisten a todo aquel que lo tiene. Resisten el mensaje del Evangelio y lo rechazan porque sus mentes están cegadas por el maligno (2 Corintios 4:3, 4; véase 2 Tesalonicenses 2:1 0-12). El Apocalipsis pone de manifiesto la magnitud del pecado humano mediante la actitud de los habitantes de la tierra durante los años de la tribulación. A pesar de la severidad de los juicios, una cantidad incalculable de personas se niegan a arrepentirse y poner su fe en el Mesías (véase Apocalipsis 9:18-21; 16:21). Los inicuos se regocijan sobre la muerte de los dos testigos de Apocalipsis 11 y la celebran enviándose regalos unos a otros (11:10).

La iniquidad humana alcanza su grado máximo en Apocalipsis 13. Ese capítulo tiene que ver con la manifestación del Anticristo y su gobierno satánico. Los moradores de la tierra aclaman a la bestia y van en pos de ella, diciendo: “¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Apocalipsis 13:4, 8). Además, los hombres adorarán al mismo Satanás (13:4) y aceptarán que la marca del Anticristo les sea colocada en sus frentes o en su mano derecha (13: 15, 16).

El Apocalipsis enseña que Satanás y sus huestes están sumamente activos en la tierra. Esa actividad alcanzará su punto culminante durante los años de la tribulación. En primer lugar, tendrá lugar la apertura del pozo del abismo de donde saldrá una cantidad insospechada de seres demoniacos que afligirán a los hombres durante cinco meses (9:10). También tendrá lugar la expulsión de Satanás del cielo a la tierra (12:7-12). La presencia personal de Satanás en la tierra será motivo de gran aflicción para la humanidad. Debe decirse que Dios mantiene absoluto control de todos esos acontecimientos. El Soberano del universo es quien dirige todo lo que sucede. Lo que ocurre es la consumación de Su propósito eterno. El Apocalipsis enseña sin la menor sombra de duda que Dios es el Soberano del universo. Nada ocurre fuera de Su control.

Debe recordarse, una vez más, el hecho palpable de que, en medio de la ira, Dios no se olvida de la misericordia. Los terribles juicios descritos en el Apocalipsis no impiden que la gracia de Dios continúe funcionando. En el capítulo 7, se menciona la selección de 144.000 siervos, escogidos de las doce tribus de Israel. En el mismo capítulo 7, se destaca la presencia de una gran multitud de todos los pueblos de la tierra que han sido arrebatados de la tribulación por Cristo mismo. El Apocalipsis tiene, por lo tanto, un innegable énfasis evangelístico. Las naciones de la tierra pueden y deben ser evangelizadas. El plan de la salvación estará vigente en la tierra incluso en los tiempos de mayor rebeldía. No debe olvidarse que este libro termina con una solemne invitación: “Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de vida gratuitamente” (22: 17). Quien proclame el contenido del Apocalipsis hoy día, no debe olvidar bajo ningún concepto predicar el Evangelio de la gracia de Dios y recordar a los pecadores que Dios les invita a tomar del agua de la vida gratuitamente. El llamado de Dios es totalmente sincero. Cristo es el agua de la vida. Quien beba de Él no tendrá sed jamás.

El Apocalipsis es fundamentalmente un libro profético-escatológico. Su tema central es la segunda venida de Cristo. Después de todo, ese es el tema central de toda la Biblia (véase 1:7; 11:15; 14: 14; 19:11-16; 22:7, 12, 20). La venida del Señor será visible, literal, judicial y gloriosa. Estas verdades se hacen evidentes a través del Apocalipsis. Tanto Satanás como los hombres inicuos han desafiado la soberanía de Dios. Dios ha revelado en el Apocalipsis cómo se propone reclamar lo que, en realidad, le pertenece, es decir, la absoluta soberanía sobre Su creación.

Dios intervendrá sobrenaturalmente mediante tres series de juicios consecutivos. En primer lugar, a través de los juicios de los sellos que son rotos para manifestar el contenido del rollo que es traspasado de la mano de Dios el Padre a las del Cordero, el Mesías. El rollo sellado contiene la totalidad de los juicios de la tribulación. Los cinco primeros sellos abarcan la tribulación (6: 1-11). El sexto sello (6:2-13) revela la misma señal en el sol, la luna y las estrellas que el Señor Jesús dijo anunciaría Su venida y el arrebatamiento de la tribulación de Sus escogidos (Mateo 24:29; Isaías 13:10; Ezequiel 32:7; Joel 2:31). El séptimo sello consiste de los juicios de las trompetas (8: 1- 9:21) y la séptima trompeta contiene los juicios de las siete copas que consuman la ira de Dios (10:7; 11: 15-19; 16:1-21).

De vital importancia en el desarrollo de los acontecimientos finales está el ministerio de los dos testigos o profetas que ministrarán en Jerusalén durante la segunda mitad de la tribulación (11: 1-14). De gran significación en el Apocalipsis es el papel desempeñado por la nación de Israel. El pacto davídico aparece en el hecho de que el único digno de romper los sellos del rollo es “el León de la tribu de Judá, la raíz de David” (véanse Génesis 49:10-11; ls. 11: 1). Los 144.000 sellados pertenecen a las doce tribus de Israel (7:4-11). Los dos testigos ministrarán en Jerusalén (11:8) y cumplen la profecía de Zacarías 4:3, 11 -14. El reinado del Mesías, profetizado en Daniel 7:14, 27, se cumplirá cuando Cristo venga tal como lo anuncia Apocalipsis 11:15. Israel aparece de nuevo perseguida por el Dragón, Satanás, pero protegida por el Señor en estricto cumplimiento de Su promesa en el pacto abrahámico (véanse Apocalipsis 12:1, 2, 5, 6; Génesis 17:4-8). El remanente judío será perseguido por Satanás durante la tribulación (12: 17). Jerusalén será el sitio desde donde el Mesías reinará durante Su reinado terrenal (Apocalipsis 14: 1-5; véanse Salmo 2; Zacarías 8: 1-8).

Uno de los cuadros proféticos más significativos del Apocalipsis es el que tiene que ver con la destrucción de la Ramera (Apocalipsis 17) y de Babilonia (Apocalipsis 18). La figura de la Ramera es un símbolo apropiado para Babilonia, pero son dos entidades diferentes. La Ramera representa a toda la falsa religión que alcanzará su cénit en los últimos días; su riqueza e influencia serán de tal magnitud que, por lo menos en teoría, llegará a controlar al mismo Anticristo hasta que este se vuelva contra ella y la destruya. La ciudad que fue tan importante en tiempos antiguos, notoria por sus riquezas y por su idolatría, volverá por sus fueros. Se convertirá en un gran centro comercial que incluirá en todo el mundo. Pero su ruina será total en cumplimiento de la profecía de Jeremías 50-51. La destrucción de tanto la Ramera como de Babilonia es necesaria para el establecimiento del reino del Mesías en la tierra. Babilonia ha sido y volverá a ser el cuartel general de Satanás en la tierra, el centro de su mundo de idolatría y blasfemia (La Babilonia Moderna). La destrucción de dicha ciudad produce regocijo en el cielo (19: 1-6) y el anuncio de la inminente revelación universal del Mesías como Rey de reyes y Señor de señores (19:7-9). La revelación gloriosa de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores, tan esperada por tantos siglos, tiene lugar en Apocalipsis 19:11-21, y no debe confundirse con Su segunda venida, la que ocurre al abrirse el sexto sello (Apocalipsis 6:2-13) en cumplimiento a las profecías veterotestamentarias de Isaías 13:10, Ezequiel 32:7 y Joel 2:31; como asimismo Mateo 24:29. La revelación gloriosa de Cristo es victoriosa, real y como Rey de reyes y Señor de señores. Destruye a los ejércitos del Anticristo y confina a la bestia y al falso profeta al lago de fuego que arde con azufre (19: 17-21).

Los capítulos 6-19 del Apocalipsis ponen de manifiesto la manera como Dios implanta Su soberanía en la tierra. Mediante los acontecimientos de la tribulación, Dios purificará para Sí tanto un remanente de la cristiandad profesante como de la nación de Israel. En este remanente de la nación de Israel se cumplirán los pactos abrahámico, davídico y nuevo. El Mesías reinará sobre la casa de Jacob para siempre (Lucas 1:32). La gran tribulación para Israel consistirá primordialmente de las persecuciones del Anticristo contra dicho pueblo (véanse Jeremías  30:7; Daniel. 12:1; Mateo 24:3-51; Apocalipsis 12- 13), pero la cristiandad profesante no estará exenta de ella. Dios librará tanto a los escogidos gentiles como al remanente sobre el cual el Mesías reinará (Romanos 9:27-29; 11:25-36).

Pero Dios también actuará respecto a los incrédulos. Es cierto que Dios derramará Su ira sobre los incrédulos de todas las naciones rebeldes e incrédulas. También es cierto que durante los años de la tribulación habrá un vasto número de gentiles que nacerá de nuevo por la fe en el Mesías (véase Apocalipsis 7:9-17). El reino glorioso del Mesías en la tierra incluirá tanto a judíos como a gentiles (Mateo 25:31-40; Isaías 2:4; 60: 1-14; Zacarías 8:20-22; 14: 16-19). Apocalipsis 21:24, 26 muestra que en la nueva creación habrá naciones salvas que llevarán ricos regalos a la nueva Jerusalén. El Señor no sólo es el Dios de Israel sino también el Dios de las naciones. Esta enseñanza es aportada claramente por el libro del Apocalipsis.

Probablemente el tema más escabroso y controvertido del Apocalipsis es el relacionado con el milenio (20:1-10). Hay escritores que enseñan que Apocalipsis 20 recapitula el contenido de los capítulos 1-19. También enseñan que el milenio no se refiere al reinado terrenal del Mesías en el futuro, sino que tiene que ver con la era presente. Dicen que es el tiempo transcurrido entre la primera y la segunda venida de Cristo. Afirman que Satanás fue atado en la primera venida de Cristo y que lo ha estado durante toda la era del Evangelio.

Apocalipsis 20, sin embargo, no ofrece indicio alguno de que se trata de una recapitulación. Una exégesis del pasaje dentro de su contexto inmediato arroja que hay una progresión cronológica, comenzando por lo menos desde 19:11. Ahí aparece la expresión “y vi” (kaieldon). Dicha expresión se repite en 19:17, 19; 20: 1,4, 11, 12; 21:1 y se usa para indicar una secuencia cronológica de cuadros proféticos. De modo que el contexto inmediato del pasaje no apoya ningún tipo de recapitulación.

En segundo lugar, la enseñanza de que Satanás fue atado durante la primera venida de Cristo para que no interfiriese en la predicación del Evangelio no tiene sustentación exegética ni histórica. Los pasajes tomados para apoyar dicha creencia (por ejemplo Lucas 10: 18) no guardan relación directa con Apocalipsis 20. Es importante que el exégeta permita que todo texto de las Escrituras prevalezca sobre la base de sus propios méritos antes de intentar explicarlo a la luz de otro pasaje cualquiera. La enseñanza de las Escrituras, tanto en Hechos como en las epístolas, indica que Satanás está activo en la tierra y hace todo lo que puede para avanzar su obra maligna (véase 2 Corintios 4:3-4; 1 P. 5:8). De manera que la enseñanza de que Satanás está atado ya y que Apocalipsis 20:1 -3 habla de algo ocurrido en el pasado no es producto de un estudio inductivo del pasaje, sino de una deducción teológica.

Hay quienes enseñan que los “mil años” mencionados 6 veces en Apocalipsis 20:2-7 se refieren a un período indefinido de tiempo que se corresponde con la era presente, es decir, el tiempo entre las dos venidas de Cristo. Se pretende negar el cumplimiento del reinado milenial de Cristo. Generalmente se argumenta que los números mencionados en el Apocalipsis tienen un carácter simbólico, porque dicho libro está repleto de símbolos y figuras de dicción. Se dice, además, que Apocalipsis 20 es el único pasaje en toda la Biblia que menciona el milenio. La deducción es que en un libro lleno de símbolos, el milenio debe ser también simbólico.

Ambos argumentos son débiles. En primer lugar, como se ha demostrado en este comentario, todos los números usados en el Apocalipsis tienen sentido cuando se toman literalmente. Además, es evidente que la intención del autor del Apocalipsis fue que sus lectores tomasen las cifras en el sentido normal y natural. Cuando Juan desea indicar una cantidad numérica indefinida utiliza un “como” (véase 8:1; 16:21; también 7:9; 20:3; la multitud de 7:9 “que nadie podía contarla”; y después de los mil años, Satanás “debe ser desatado por un poco de tiempo”). Cuando Juan es guiado a expresar una cantidad indefinida lo hace usando las palabras adecuadas para comunicarlo.

No es correcto enseñar que Apocalipsis 20 es el único pasaje en la Biblia que habla del reino terrenal de Cristo. Tampoco es correcto decir que la enseñanza de un reino terrenal del Mesías es producto de la teología rabínica. Apocalipsis 20 es el único pasaje que enseña que el reino terrenal del Mesías durará mil años, pero no es el único pasaje que enseña la realidad de dicho reino. La realidad de un reino mesiánico terrenal no es un invento de los rabinos judíos, sino que es enseñanza clara de las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (véanse lsaías 4:2-6; 11:1-16; 32:1-3; 35:1-10; 60:1-62:12; 65:17-26; Daniel 2:44; 7:13-28; Lucas. 1:32, 33; Mateo 19:28-30; 25:31-40; 1 Corintios 15:25-26; 2 Timoteo 4:1; Apocalipsis 5:10; 11:15; 20:4-6).

Decir que es el único pasaje de la Biblia que enseña el tema de un reinado terrenal de Cristo es una opinión abiertamente prejuiciada. El reto que el exégeta confronta y su tarea insoslayable es hacer un trabajo exegético que incluya los pasajes importantes de la escatología bíblica. Esos pasajes deben ser analizados cuidadosamente e interpretados sobre la base de una hermenéutica normal o natural que tome en cuenta el uso del lenguaje figurado dentro del contexto del pasaje. No es correcto utilizar una hermenéutica alegórica para interpretar la profecía bíblica y otra literal para interpretar el resto de la Biblia. Utilizar dos sistemas hermenéuticos para interpretar las Escrituras es incongruente e innecesario. El expositor bíblico debe ser congruente con el quehacer hermenéutico. La tarea hermenéutica requiere paciencia y objetividad. Exige equilibrio teológico e investigación cuidadosa. Mantener el rumbo correcto es la responsabilidad constante de todo buen expositor de las Escrituras. Finalmente, el intérprete tiene que aplicar el principio de la justificación o de la convalidación. El intérprete bíblico tiene la responsabilidad de dar razones claras y justificadas de por qué afirma que un pasaje enseña lo que él cree que enseña.

El Apocalipsis culmina con la maravillosa visión de la nueva creación. Dios ha prometido crear un nuevo cielo y una nueva tierra. Esa nueva creación será tan sobrenatural como la antigua creación. La nueva creación estará libre de toda contaminación. El pecado será destruido para siempre. Todos los enemigos de Dios estarán en el lago de fuego.

La nueva Jerusalén será la eterna habitación de los redimidos del Señor. La hermosura ele la ciudad es tal que el vocabulario humano es insuficiente para describirla. Dios el Padre y el Cordero estarán en medio de ella. Las naciones llevarán sus mejores regalos a la ciudad santa. Hay un río de agua de vida que sale del mismo trono de Dios y del Cordero. También estará en medio de la calle de la ciudad el árbol de la vida que produce una abundante cosecha cada mes. Las hojas del árbol son para el disfrute de las naciones. No habrá allí maldición ni noche. Los redimidos servirán al Señor y verán Su rostro. El Apocalipsis concluye con el mismo tema con el que comienza. Afirma de manera contundente que Cristo, el Señor de señores y Rey de reyes, viene otra vez a esta tierra (véase 22:7, 12, 17, 20). Dios cumplirá Su promesa. La soberanía de Dios será reconocida universalmente. El plan eterno de Dios para Su creación será realizado.

El mensaje del Apocalipsis es, por un lado, consolador. El libro enseña que el mal no continuará para siempre. Los redimidos del Señor entrarán en el descanso eterno cuando habiten en la casa del Padre. Todos los que se han identificado con el Mesías disfrutarán de las bendiciones de Dios en la nueva Jerusalén. Pero también hay un mensaje de advertencia en el Apocalipsis. El libro advierte a todos los que se rebelan contra Dios que las consecuencias serán terribles. Dios juzgará en santidad y justicia a todos los inicuos.

El predicador y evangelista debe exponer con toda claridad este mensaje. Debe hacerlo con sobriedad y sin excesos emocionales, pero debe hacerlo. Los juicios anunciados en el Apocalipsis no son ilusorios ni metafóricos, sino realidades sorprendentes. Evidentemente, la humanidad que ha de experimentar esos juicios no será ignorante de su naturaleza ni de su magnitud (véase 6: 15-17). El predicador debe advertir a sus oyentes que la gracia de Dios aún funciona en el mundo. Que el Dios de infinita misericordia perdona, recibe y salva a todo aquel que confía en el Mesías para su salvación. También debe advertirles que quien rechace la oferta de salvación se perderá para siempre. Este mensaje se deriva claramente del contenido del Apocalipsis. Además, el oyente debe entender que la gracia de Dios tendrá un límite. El día viene cuando el pecador no arrepentido tendrá que comparecer delante del tribunal de Dios. Quien no tenga su nombre inscrito en el libro de la vida se perderá para siempre (véanse Juan 3: 18; Apocalipsis 20.15).

Resumiendo

El Apocalipsis es un libro tanto teológico como práctico. No sólo expone toda la gama de doctrina bíblica sino que también trata cuestiones que tienen que ver con la vida cotidiana del hombre. El libro mira al pasado. Considera el plan eterno de Dios con Su creación. Destaca la obra redentora de Cristo mediante Su muerte en la cruz y Su gloriosa resurrección. También contempla el presente. Expone la responsabilidad de la iglesia y su misión en este mundo. También trata los problemas del hombre inconverso, su rebeldía, su orgullo, su autosuficiencia y le ofrece el Evangelio como la única solución para su problemática. El Apocalipsis, primordialmente, mira al futuro, a la realización del propósito de Dios. Esta realización pasa por la segunda venida de Cristo en gloria. Este es el centro del mensaje del Apocalipsis. La gloriosa manifestación de Cristo traerá consigo el reino de Dios prometido en las Escrituras del Antiguo Testamento. Hay un reino espiritual presente, pero éste no debe confundirse con el reino milenial o mesiánico. Tampoco debe confundirse el reino eterno en la nueva Jerusalén con el reino del Mesías en la tierra. El Apocalipsis pone de manifiesto estos temas. Son temas de actualidad para el hombre hoy y deben predicarse con equilibrio y fidelidad.

Finalmente, debe recordarse que el Apocalipsis fue escrito en un tiempo de serios problemas político-sociales y morales. El Imperio Romano era corrupto, dictatorial, injusto con los cristianos e indiferente al mensaje del Evangelio. La injusticia social y la discriminación eran evidentes cuando el Apocalipsis llegó a las manos de sus lectores originales. El predicador y el cristiano de hoy pueden identificarse con el mensaje del Apocalipsis porque también hoy existe la opresión, la injusticia social y la persecución contra los cristianos. También hoy hay opresores tan crueles o incluso peores que los que existieron cuando el Apocalipsis fue escrito. El creyente puede encontrar un dulce consuelo en el estudio de este libro al percatarse que Dios le hará justicia. Hay un futuro glorioso para el pueblo de Dios. De modo que el hombre de fe debe esperar con paciencia el día de la manifestación de esa justicia. Pero mientras aguarda ese día, debe dar activo testimonio en el mundo del mensaje del Apocalipsis: Cristo viene y sólo aquellos que hayan puesto su fe en Él para salvación podrán disfrutar de las eternas bendiciones que Él tiene preparadas. Los incrédulos e injustos de ninguna manera disfrutarán de dichas bendiciones.

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Si este artículo te ha parecido interesante tal vez quieras ver nuestro COMENTARIO DEL APOCALIPSIS.








miércoles, 6 de agosto de 2014

EL YOGA Y EL CRISTIANISMO

¿Qué es el yoga? Para muchos en Occidente, el yoga es simplemente un sistema de ejercicios físicos, una forma de fortalecer el cuerpo, aumentar la flexibilidad, y aun sanar o impedir varias enfermedades del cuerpo. Pero si investigamos la historia y la filosofía del yoga, descubrimos que “mucho más que un sistema de ejercicios físicos para la salud, el yoga es… una antigua senda hacia el crecimiento espiritual”. Es una senda venerada en gran parte de la literatura sagrada de India. [1] Por lo tanto, si realmente queremos tener una mejor comprensión del yoga, debemos excavar bajo la superficie y analizar las raíces históricas del tema.

Pero antes de comenzar a excavar debemos comprender primero lo que significa en realidad el término “yoga”. “Según la tradición, ‘yoga’ significa ‘unión’, la unión… del ‘jiva’ (el yo transitorio) finito con el ‘Brahmán’ (yo eterno) infinito”. [2] El término “Brahmán” suele usarse para el concepto hindú de “Dios”, o Realidad Última. Es una sustancia impersonal y divina que “permea, envuelve y subyace todo”. [3] Con esto en mente, veamos brevemente tres textos clave que nos ayudarán a describir el origen y el desarrollo del yoga dentro de India.

Aparentemente uno puede rastrear tanto la práctica como la meta del yoga hasta los Upanishads mismos, que fueron escritos probablemente entre 1000 y 500 a.C. [4] Un Upanishad nos dice: “Une la luz dentro de ti con la luz de Brahmán”. [5] Claramente, entonces, la meta del yoga (la unión con Brahmán) es al menos tan antigua como los Upanishads.

Además, la palabra “yoga” suele aparecer en el Bhagavad Gita, un texto hindú clásico, posiblemente escrito en el siglo V a.C. [6] En el capítulo 6, Krishna dice: “Así llega el gozo supremo al yogui… que es uno con Brahmán, con Dios”. [7]

Finalmente, alrededor del año 150 d.C., el yogui Patanjali sistematizó el yoga en ocho “miembros” en sus Yoga Sutras. Estos ocho miembros son como una escalera que supuestamente lleva al yogui de la ignorancia a la iluminación. En orden, estos ocho miembros son: yama (autocontrol), niyama (ritos religiosos), asana (posturas), pranayama (ejercicios de respiración), pratyahara (control de los sentidos), dharana (concentración), dhyana (contemplación profunda) y samadhi (iluminación).[8] 

Es interesante señalar que las posturas y los ejercicios de respiración, a menudo considerados la totalidad del yoga en Occidente, son los pasos tres y cuatro a lo largo del camino “real” hacia la unión con Brahmán.

Vemos que el yoga es una antigua disciplina espiritual profundamente arraigada en la religión del hinduismo. Ante esto, debemos preguntarnos sinceramente si es realmente prudente que un cristiano esté involucrado en la práctica del yoga.

A continuación, seguiremos nuestra discusión revisando algunas de las importantes diferencias doctrinales entre el yoga y el cristianismo.

El yoga y el cristianismo: ¿Cuáles son las diferencias?

Muchas personas hoy (incluyendo algunos cristianos) están dedicándose al yoga. Más adelante consideraremos si la filosofía del yoga puede ser separada realmente de la práctica del yoga, pero primero debemos establecer que hay diferencias doctrinales cruciales entre el yoga y el cristianismo. Consideremos brevemente algunas de estas diferencias.

Primero, el yoga y el cristianismo tienen conceptos muy diferentes de Dios. Como hemos dicho antes, la meta del yoga es experimentar la unión con “Dios”. Pero, ¿qué quieren decir los yoguis cuando hablan de “Dios” o de Brahmán? Precisamente, ¿a qué se nos alienta a “unirnos”? La mayoría de los yoguis conciben a “Dios” como una sustancia impersonal y espiritual, que se extiende a toda la realidad. Esta doctrina se denomina panteísmo, el punto de vista de que todo es “Dios” difiere marcadamente con el teísmo del cristianismo bíblico. En la Biblia, Dios se revela como el Creador personal del universo. Dios es el Creador; el universo, Su creación. La Biblia mantiene una cuidadosa distinción entre ambos. [9]

Una segunda diferencia entre el yoga y el cristianismo tiene que ver con sus visiones del hombre. Dado que la filosofía yoga enseña que todo es “Dios”, se deduce necesariamente que el hombre también es “Dios”. El cristianismo, sin embargo, hace una clara distinción entre Dios y el hombre. Dios es el Creador; el hombre, una de Sus criaturas. Por supuesto que el hombre es único porque, a diferencia de los animales, fue creado a la imagen de Dios. [10] No obstante, el cristianismo difiere claramente del yoga en su insistencia absoluta en que Dios y el hombre son distintos.

Finalmente, consideremos brevemente cómo el yoga y el cristianismo conciben de forma diferente el problema fundamental del hombre, así como su solución.

El yoga concibe el problema del hombre principalmente en términos de ignorancia; el hombre simplemente no sabe que él es “Dios”. La solución es la iluminación, una experiencia de unión con “Dios”. Esta solución (que es la meta del yoga) sólo puede ser alcanzada a través de un gran afán y esfuerzo personal. El cristianismo, sin embargo, considera que el principal problema del hombre es el pecado, el no conformarse al carácter y las normas de un Dios moralmente perfecto. El hombre, por lo tanto, está alienado de Dios y necesita reconciliación con Él. La solución es Jesucristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del hombre”. [11] A través de la muerte del Señor Jesús en la cruz, Dios reconcilió al mundo con Él. [12] Ahora llama a los hombres a recibir libremente todos los beneficios de Su salvación a través de la fe en Cristo. A diferencia del yoga, el cristianismo considera a la salvación como un regalo de Dios. Sólo puede ser recibido; nunca puede ganarse.

Claramente, el cristianismo y el yoga son puntos de vista mutuamente excluyentes. Pero, ¿son iguales todos los tipos de yoga? ¿Acaso no hay al menos uno que se ocupe exclusivamente de la salud física y el ejercicio? A continuación consideraremos más detenidamente el hatha yoga, el tipo de yoga que suele considerarse puramente físico en su naturaleza.

¿Qué es el hatha yoga?

Hasta aquí hemos aprendido que el yoga es una antigua disciplina espiritual arraigada en un sistema de creencias que es completamente incompatible con el cristianismo. Pero, ¿se cumple esto en cualquier tipo de yoga? ¿Acaso el hatha yoga no se ocupa simplemente del desarrollo físico y la buena salud?

El hatha yoga se ocupa principalmente de dos cosas: los asana (posturas físicas) y los pranayama (ejercicios de respiración). Pero es importante darnos cuenta de que tanto el asana como el pranayama juegan un papel importante en el raja yoga (o “yoga real”) de Patanjali. En los tradicionales ocho “miembros” del sistema de Patanjali, asana y pranayama son los miembros tres y cuatro. ¿Cuál es, entonces, la relación entre el hatha yoga y el raja yoga?

Un ex practicante de yoga, Dave Fletcho, dice que las posturas de yoga “evolucionaron como una parte integral del raja… yoga”. [13] Él señala que el autor del famoso manual Hatha Yoga Pradipika “presenta al hatha… pura y exclusivamente para el logro del raja yoga”.[14] También cita a un estudioso del yoga francés que dice: “el único propósito del… hatha yoga es suprimir los obstáculos físicos en el… camino real del raja yoga, y el hatha yoga es llamado, en consecuencia, ‘la escalera hacia el raja yoga’”.[15] Fetcho está de acuerdo, y señala que las posturas físicas están “diseñadas específicamente para manipular la conciencia…hacia la experiencia consumada del raja yoga, el samadhi: una unión indiferenciada con la esencia primitiva de la conciencia”.[16] Estas afirmaciones deberían dejar bastante en claro que el hatha yoga, o yoga físico, ha sido considerado históricamente como simplemente una forma de ayudar al yogui a lograr la iluminación, el miembro final del raja yoga.

Esto se confirma adicionalmente al considerar el iyengar yoga, tal vez la forma más popular de hatha yoga en EE.UU. El sitio Web para el Instituto de Iyengar Yoga de San Francisco dice: “BKS Iyengar estudia y enseña el yoga tal como se desarrolla en los yoga sutras de Patanjaili [sic] y el Hatha Yoga Pradipika, entre otros textos clásicos. Por lo tanto, los asana, o posturas, son enseñados como uno de los ocho miembros… del yoga definidos por Patanjali”.[17] De hecho, el fin último del iyengar hatha yoga es precisamente el mismo del raja yoga de Patanjali.[18] Ambos buscan experimentar la unión con “Dios”, Brahmán, o conciencia universal.

Si todo esto es así, parece cada vez más evidente que el hatha yoga podría terminar por involucrar a sus participantes en algo que es mucho más que el ejercicio físico. Si bien tal vez no sea obvio inicialmente, la meta final del hatha es la misma que toda otra forma de yoga: la unión del yo con una conciencia impersonal y universal. Debemos recordar que la Biblia nunca exhorta a los cristianos a buscar una experiencia así. Por el contrario, nos advierte acerca de los peligros potenciales de hacerlo. Ahora consideraremos si la práctica del yoga podría ser en realidad peligrosa, y por qué.

¿Puede ser perjudicial el yoga?

A pesar de sus pregonados beneficios para la salud, hay numerosas advertencias en la literatura de yoga acreditada que previene que el yoga puede ser perjudicial físicamente, mentalmente y espiritualmente, si no se lo practica correctamente.

Por ejemplo, Swami Prabhavananda advierte acerca de los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración del yoga: “A menos que se hagan correctamente, hay una buena posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar”. [19]

Además, muchos yoguis advierten que la práctica del yoga puede poner en peligro la cordura de una persona. Al describir el despertar del “kundalini” (el poder de la serpiente enroscada), Gopi Krishna registra su propia experiencia de la siguiente forma: “Fue variable durante muchos años, dolorosa, obsesiva... He pasado por casi todas las etapas de... tipos de mente: mediúmica, psicótica y otros; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura”.[20]

Sin embargo, finalmente, desde una perspectiva cristiana parecería que el yoga también podría ser perjudicial espiritualmente. Para entender por qué, volvamos a la experiencia del “kundalini”. El erudito de yoga Hans Riecker dice: “El kundalini es el fundamento de todas las prácticas del yoga”. [21] Pero, ¿qué es exactamente el kundalini, y por qué es tan fundamental para la práctica del yoga?

Swami Vivekananda resume la experiencia del kundalini de la siguiente forma:

“Cuando se lo despierta a través de la práctica de disciplinas espirituales, sube por la columna vertebral, pasa a través de los distintos centros y llega finalmente al cerebro, en cuyo momento el yogui experimenta el samadhi, o la absorción total en la Deidad”.[22]

Y el investigador John White lleva la importancia de esta experiencia aún más lejos al decir: “Si bien la palabra kundalini proviene de la tradición del yoga, casi todas las principales religiones, caminos espirituales y auténticas tradiciones ocultistas del mundo consideran que algo similar a la experiencia de kundalini tiene importancia en la “divinización” de una persona. La palabra en sí tal vez no aparezca... pero el concepto está allí... como una clave para logra la condición divina”.[23]

Al leer descripciones de este tipo sobre el kundalini, o el poder de la serpiente enroscada, un cristiano casi puede oír el siseo de “la serpiente antigua… [la cual engaña al mundo entero”. [24] En Edén, aduló a nuestros primeros padres diciéndoles: “Seréis como Dios”. [25] Y, si bien el cristianismo y el yoga tienen conceptos muy diferentes de Dios, ¿no es esto, en esencia, lo que promete el yoga?

Swami Ajaya dijo una vez: “La principal enseñanza del yoga es que la verdadera naturaleza del hombre es divina”. [26] Obviamente, esta no es la visión cristiana del hombre. Pero, si la meta de yoga es que uno realice su divinidad esencial a través de la unión con “Dios”, entonces ¿no debería el cristiano considerar la práctica que conduce a esta realización como algo que potencialmente es dañino espiritualmente?

¿Puede separarse la filosofía y la práctica?

Hemos visto que el yoga es una antigua disciplina espiritual cuyas doctrinas centrales son completamente incompatibles con las del cristianismo. Aun el hatha yoga, que suele considerarse que se ocupa exclusivamente del desarrollo físico, se entiende mejor como un mero medio para ayudar al yogui a alcanzar la meta de samadhi, o unión con “Dios”. Además, hemos visto que todo yoga, incluyendo el hatha, tiene el potencial para ser dañino físicamente, mentalmente y espiritualmente.

A la luz de esta evidencia, podría parecer que la pregunta: “¿Puede separarse la filosofía del yoga de la práctica del yoga?” ya ha sido contestada en sentido negativo. Y este es, por cierto, el punto de vista de muchos estudiosos del yoga. Dave Fletcho, que perteneció a la Sociedad de Yoga Ananda Marga, ha escrito: “El yoga físico, según sus definiciones clásicas, es inherentemente y funcionalmente incapaz de ser separado de la metafísica religiosa oriental”.[27] Es más, las autoridades en yoga Feuerstein y Miller, al hablar sobre las posturas del yoga (asana) y los ejercicios de respiración (pranayama), indican que este tipo de prácticas son algo más que sólo otra forma de ejercicio; por cierto, son “ejercicios psicosomáticos”. [28] ¿Significa esto que separar la teoría de la práctica es simplemente imposible en el yoga?

Al recorrer cuidadosamente un texto introductorio sobre el hatha yoga, [29] uno ve que se ilustran muchas posturas. Varias de estas podrán ser similares, si no son idénticas, a ejercicios y estiramientos que uno ya está haciendo. Por cierto, si uno participa en un programa de estiramientos regular, esto es muy probable. Esto plantea una importante pregunta. Supongamos que estas posturas de yoga del nivel inicial se hacen en un contexto completamente desprovisto de la filosofía del yoga. En un caso como éste, ¿no nos obliga la sinceridad a reconocer al menos la posibilidad de separar la teoría de la práctica?

Estamos de acuerdo con los estudiosos que hemos citado en este breve artículo, quienes saben muchísimo más del tema que nosotros, en que esta distinción NO es válida. Si bien alguna persona cándida pudiera replicar  que ve que esta distinción es legítima (aunque sólo sea al inicio de este tipo de prácticas, y sólo con relación a las posturas), los ejercicios de respiración, por varias razones, siguen siendo problemáticos. [30] Esta distinción plantea aun otra pregunta: ¿Cuántas personas comienzan un programa de ejercicios con la intención de nunca avanzar más allá del nivel más básico? Y, dado que por la naturaleza misma de la práctica del yoga, esta distinción sólo podría ser válida en las primerísimas etapas, ¿por qué querría un cristiano iniciar jamás este proceso?

Si alguien quiere iniciar un programa de ejercicios con beneficios físicos similares al yoga, pero sin el equipaje espiritual negativo, debería considerar el aerobismo de bajo impacto, el ballet acuático, el estiramiento, la caminata o el escalamiento. [31] Estos programas pueden ser igualmente beneficiosos para el cuerpo, sin poner en peligro al alma potencialmente. Los cristianos harían bien en nunca comenzar la práctica del yoga, y en aplicar siempre en sus vidas las palabras del Señor que nos dicen: “sed, pues, sabios como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).

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Notas

[1] Essence and Purpose of Yoga: The Initiatory Pathways to the Transcendent (Massachusetts: Element Books, Inc., 1996), contraportada.
[2] The Watchman Expositor (Vol. 18, No. 2, 2001): 5.
[3] Ibid.
[4] Ibid., 6.
[5] Ibid., citado en Swami Prabhavananda and Frederick Manchester, The Upanishads: Breath of the Eternal (New York: New American Library, 1957), 120ff.
[6] Bhagavad Gita, trad. Juan Mascaro (New York: Penguin Books, 1962), contraportada.
[7] Ibid., 71.
[8] John Ankerberg and John Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs (Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 1996), 601.
[9] Ver Romanos 1:18-25.
[10] Ver Génesis 1:26.
[11] Juan 1:29.
[12] Ver 2 Corintios 5:19.
[13] Dave Fetcho, "Yoga," (Berkeley, CA: Spiritual Counterfeits Project, 1978), citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 602.
[14] Ibid., 603.
[15] Ibid.
[16] Ibid., 602.
[17] Ver "Source and Context: Patanjali and Ashtanga Yoga" en http://www.iyisf.org. Esta cita fue tomada del sitio el 1 de marzo de 2002.
[18] Ibid.
[19] Swami Prabhavananda, Yoga and Mysticism (Hollywood, CA: Vedanta Press, 1972), 18, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 604.
[20] Gopi Krishna, The Awakening of Kundalini (New York: E.P. Dutton, 1975), 124, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 608.
[21] Hans Ulrich Rieker, The Yoga of Light: Hatha Yoga Pradipika (New York: Seabury Press, 1971), 101, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 606.
[22] Swami Vivekananda, Raja Yoga (New York: Ramakrishna-Vivekananda Center, 1970), 16, citado en Scott, "Exercise or Religious Practice? Yoga: What the Teacher Never Taught You in That Hatha Yoga Class," 5.
[23] John White, ed., Kundalini Evolution and Enlightenment (Garden City, NY: Anchor, 1979), 17, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 606.
[24] Ver Apocalipsis 12:9.
[25] Ver Génesis 3:5.
[26] Swami Rama, Lectures on Yoga: Practical Lessons on Yoga (Glenview, IL: Himalayan International Institute of Yoga, Science and Philosophy, 1976, rev.), vi, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 596.
[27] Dave Fetcho, "Yoga," 2, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 600.
[28] George Feuerstein and Jeanine Miller, Yoga and Beyond: Essays in Indian Philosophy (New York: Schocken, 1972), 27-28, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 600.
[29] Por ejemplo, Richard Hittleman, Introduction to Yoga (New York: Bantam Books, 1969)
[30] Por ejemplo, los ejercicios respiratorios pueden ser físicamente peligrosos. Sri Chinmoy escribió: “Practicar pranayama sin una guía verdadera es muy peligroso. Conozco tres personas que han muerto como resultado de hacerlo...” Ver Great Masters and the Cosmic Gods (Jamaica, NY: Agni Press, 1977), 8, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 604. Sin embargo, además, desde una perspectiva cristiana este tipo de ejercicios pueden ser mentalmente y espiritualmente peligrosos (al menos potencialmente) porque pueden inducir estados alterados de conciencia que pueden hacer que uno esté más vulnerable al engaño demoníaco. Por cierto, el psicólogo Ernest L. Rossi ha escrito con relación al pranayama: “La manipulación manual del ciclo nasal durante la meditación (dhyana) es la técnica más meticulosamente documentada para alterar la conciencia”. Ver Benjamin B. Wolman and Montague Ullman, eds., Handbook of States of Consciousness (New York: Van Nostrand Reinhold, 1986), 113, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 595.
[31] Por supuesto que este tipo de programas necesitan ser adaptados a las necesidades y metas de la persona. Siempre es bueno hablar con su médico antes de comenzar un nuevo programa de ejercicios.




martes, 1 de julio de 2014

CIENCIOLOGÍA: LA RELIGIÓN DE HOLLYWOOD

La cienciología fue inventada por el exitoso escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard. Él y sus seguidores afirmaron haber descubierto profundos secretos de la mente y el espíritu. Pero, mientras sus seguidores dicen que los descubrimientos de Hubbard pueden erradicar la mayor parte de lo que aflige a la humanidad, los críticos sostienen que éste inventó una nueva religión con la misma mente creativa que dio forma a obras populares de ciencia ficción. Los críticos de Hubbard agregan que esta nueva religión fue formulada para enriquecer considerablemente a su fundador y a sus colaboradores.

Los detalles de la vida de Hubbard son altamente polémicos. La Iglesia de la Cienciología (IC) ofrece una versión que es notable en todo sentido. Según la Iglesia, Hubbard estaba estudiando a Shakespeare y filosofía griega a poco de aprender a leer. A los seis años se había vuelto un hermano de sangre de los indios Pies Negros y había aprendido sus secretos y leyendas tribales, un honor que supuestamente pocos hombres blancos habían experimentado. La IC también sostiene que Hubbard se convirtió en el Scout Águila más joven jamás, y que a los diecinueve años había recorrido más de cuatrocientos mil kilómetros en China, Japón, Guam, Filipinas y otros países.[1] Además, sostiene que Hubbard, al finalizar su adolescencia, había absorbido las filosofías del Oriente. Estos datos son cuestionados por los críticos de Hubbard, que han difundido sus contra-evidencias en Internet y en publicaciones impresas.

La Iglesia afirma que Hubbard combinó su trasfondo único con investigación personal, produciendo un manuscrito llamado “La tesis original”, que sentó las bases para su libro Dianética: La ciencia moderna de la salud mental, publicado en 1950. Esta obra vendió más de 150.000 copias en ese año solo, y sigue vendiéndose bien hoy. En 1953 Hubbard fundó la primera Iglesia de la Cienciología en Camden, Nueva Jersey, Estados Unidos, y con el tiempo plantó iglesias en todo el mundo. En 1967 se autodesignó comodoro de una pequeña flota de barcos desde el cual manejaba su imperio mientras navegaba por el Mar Mediterráneo. Volvió a escribir ciencia ficción cerca del fin de su vida, publicando los éxitos de librería Campo de batalla: la Tierra y la enorme serie Misión Tierra.

Hubbard enseñaba que los principios de la dianética podrían hacer más para el hombre común que todas las teorías y terapias psicológicas tradicionales combinadas. Es comprensible la alarma de la Asociación Psicológica Americana. Cuando lo cuestionaban, Hubbard y su organización demandaba a profesionales del cuidado de la salud y todo aquel que pusiera en tela de juicio su terapia de auditoría. Quienes cuestionaban al movimiento desde adentro eran rotulados como “supresores” y eran castigados y expulsados de la Iglesia.

La cosmovisión de la cienciología: cosmología

La cienciología afirma que su sistema de creencia no está en conflicto con las creencias del cristianismo. Sin embargo, cuando uno investiga, la religión sostiene proposiciones fundamentales acerca de la realidad que crean un abismo infranqueable entre ambas cosmovisiones. Si uno acepta la visión de L. Ron Hubbard del cosmos, afectará cada uno de los demás componentes de la cosmovisión. La cienciología tiene creencias únicas acerca de la naturaleza de la humanidad, la ética, lo que ocurre al morir, la dirección de la historia y aun sobre cómo llegamos a saber lo que es cierto. Estas creencias revelan diferencias que no son sólo temas superficiales; van a la esencia de nuestra existencia como seres humanos.

La cienciología deja la naturaleza de Dios o de un ser supremo sin definir, de forma que el tema queda abierto a personas de diversas tradiciones de fe. Sin embargo, hace afirmaciones acerca del origen del cosmos en que vivimos y cómo las cosas llegaron a ser como son. De hecho, estas ideas tienen mucho en común con el gnosticismo. Al parecer, L. Ron Hubbard, el fundador de la cienciología, conocía este antiguo sistema de creencias y también le agregó rasgos originales, produciendo una nueva historia acerca de los orígenes humanos.

El gnosticismo compitió con la iglesia cristiana primitiva, generando refutaciones y escritos de líderes de la iglesia. Combinaba ideas tomadas de fuentes judías, cristianas y paganas, y enseñaba que el universo material es un error; de hecho, es malo. Su enfoque principal estaba en individuos iluminados que llegaban a ver este mundo físico como la ilusión y el error que realmente es. Al descubrir el conocimiento secreto, esta persona podría conducir a otros a la verdad y finalmente las ayudaría a trascender la trampa de esta prisión terrenal. Hubbard afirmaba ser una de estas personas iluminadas, y que había adquirido un conocimiento que ninguna otra persona había poseído, llamándose a sí mismo el “mediador celestial”.

Hubbard usó el acrónimo MEST para representar la materia, la energía, el espacio y el tiempo (en inglés, matter, energy, space and time) de nuestro universo. Sostenía que MEST es el producto o proyección de una vasta cantidad de criaturas espirituales llamadas thetans que se aburrieron de una existencia no material y decidieron emanar un universo donde jugar. Después de un largo período de tiempo, estos thetans se olvidaron de que esta realidad, este universo, es producto de su propio diseño, y comenzaron a percibirla como algo real. Según Hubbard, esta realidad “acordada” no es el producto de un Dios creador autoexistente que existe fuera del cosmos, según enseña la cosmovisión judeocristiana, sino más bien una ilusión y obstáculo a superar a fin de progresar como individuo. De forma muy similar al hinduismo y el budismo, la cienciología encuentra que la realidad en la que vivimos es parte de nuestro problema, en vez de ser un regalo de un Dios santo. Esta creencia por sí sola es suficiente para que los cristianos eviten confiar en “el evangelio según Hubbard”.

La cosmovisión de la cienciología: la naturaleza humana

Hubbard afirmaba haber dominado el pensamiento oriental a una edad temprana, así que no es sorprendente que su visión de la naturaleza humana tome prestado elementos del pensamiento hinduista y budista. De forma muy parecida al hinduismo vedanta, la cienciología enseña que el único componente real de la humanidad es un ser espiritual interior o chispa espiritual. Según Hubbard, nuestras mentes son sólo una base de datos de imágenes o un conducto para el espíritu, y nuestros cuerpos, junto con el resto del cosmos, son sólo imaginarios y un obstáculo para descubrir la verdad acerca de nuestra verdadera naturaleza.

La cienciología enseña que este ser espiritual interior es un thetan, a la vez “bueno” y “divino”. Es un ser de potencial creativo infinito que proyecta o crea el universo asociado con todos los demás thetans. Los thetans son criaturas inmortales que moran en cuerpos físicos ilusorios, pero que con el tiempo se han confundido y ahora creen que sus cuerpos físicos son reales.

Según los cienciólogos, los thetans que no se han beneficiado de las prácticas de la cienciología están atrapados en un estado de mente reactiva y no pueden operar normalmente. En este estado, los humanos se parecen más a máquinas condicionadas que a individuos con libre albedrío. Peor aún, han coleccionado experiencias negativas denominadas engramas durante sus migraciones repetidas hacia nuevos cuerpos en un ciclo de reencarnación interminable. Cada uno de estos engramas debe ser rastreado por un auditor capacitado de la Iglesia de la Cienciología y quitado antes que la persona pueda avanzar hacia un estado mental más saludable.

Una vez liberado por las prácticas de la cienciología, el thetan interior recibe la promesa de mayor libertad, inteligencia y aún mayores poderes espirituales. Muchos que han sido “despejados” a través de la auditoría afirman haber alcanzado esta mayor capacidad. Las publicaciones de la Iglesia no dan ninguna garantía de los resultados de la auditoría, pero sí afirman que “las técnicas de auditoría funcionan el 100 por ciento de las veces si se aplican correctamente”. [2]

Según Hubbard, los problemas que enfrenta la humanidad son educativos antes que morales; falta de capacitación, y no rebelión ante un Dios santo. No somos moralmente defectuosos, sino en cambio ignorantes de nuestra verdadera naturaleza. Nuestra única “caída” es nuestra creencia en que somos principalmente seres físicos antes que entidades espirituales.

La cienciología nos ofrece un plan para el automejoramiento; a través del trabajo duro y la aplicación de los descubrimientos de Hubbard, cualquiera puede alcanzar una existencia similar a un dios. Mediante la auditoría exitosa, tú también puede convertirse en un TO o Thetan Operativo y usar la pulsera de TO de la cienciología, una señal de que ha alcanzado la independencia y serenidad espiritual totales”. [3]

Esto contradice directamente el mensaje del cristianismo, que dice que nuestro problema es moral, y que la única solución es aceptar el regalo del perdón brindado por la muerte de Cristo en la cruz.

La cienciología y el conocimiento

Hubbard estaba fascinado por las personas creativas y el proceso creativo. Como guionista y escritor de ciencia ficción exitoso, colocaba al artista en el pináculo de la cultura. Escribió que “Una cultura sólo es tan grande como sus sueños, y sus sueños son soñados por los artistas”. [4] Su deseo expresado era mejorar toda la cultura mejorando la vida de sus pensadores más creativos. Como resultado, la Iglesia de la Cienciología construyó Centros de Celebridades en todo el mundo para las necesidades especiales de los artistas y las celebridades. En estos lugares las celebridades pueden pasar por el proceso necesario de auditoría, provisto por la Iglesia, para despejarse de los engramas negativos mientras están en un entorno que mantiene a distancia a los seguidores y paparazzi. Los artistas también aparecen en forma destacada en las publicaciones de la cienciología, y las celebridades y miembros de la Iglesia Tom Cruise, Kirstie Alley y John Travolta son todos proselitistas abiertos de la Iglesia de la Cienciología.

Parte de la atracción de la cienciología para los artistas y celebridades, así como su dependencia de ellos, es producto de la visión de Hubbard de la realidad y de la naturaleza del conocimiento mismo. Él creía que la realidad es la proyección de miles de millones de thetans que la crearon como resultado del aburrimiento. La materia, la energía, el espacio y el tiempo no tienen ninguna realidad independiente u objetiva; son dependientes de la creatividad de los thetans. Hubbard sostenía que la verdad misma es tan extraña que una persona típica no puede distinguir entre la ciencia y la ciencia ficción. En un punto Hubbard comparó ser un thetan con el mundo de fantasía de Alicia en el País de las Maravillas. Señaló que los thetans pueden “hacer existir” [inventar o crear] conejos blancos y orugas y Sombrereros Locos”, sugiriendo que se encontrarían muy cómodos en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. [5]

Sólo los thetans operativos pueden ver la realidad tal como es, y Hubbard afirmaba tener una mayor perspectiva que toda otra persona. Como Hubbard era considerado el thetan más iluminado, todo lo que él declaraba que era verdad debía ser aceptado por sus seguidores sin cuestionamientos. Usó y alimentó esta obediencia cuando la Iglesia sufrió el ataque de personas y el gobierno, especialmente cuando alguien dentro de la organización comenzó a cuestionar su autoridad. Como señalamos antes, quienes discrepaban con Hubbard eran rotulados como “supresores” y marcados como blancos legítimos para ser privados de propiedades mediante demandas judiciales o aun ser lesionadas físicamente por otros cienciólogos.

El cristianismo reconoce y celebra los dones artísticos de la humanidad, que cree reflejan que somos creados a la imagen de Dios, el Creador y Artista último. También afirma el papel de la razón en el proceso de investigar la naturaleza de la creación de Dios. Pero, como dice el libro de Hebreos, “en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo... y por medio de él hizo el universo”. [6] Nuestra fe es en este Jesús, no en las palabras de L. Ron Hubbard o la Iglesia de la Cienciología.

La cienciología y la fe cristiana

Una ciencióloga afirmó confiadamente que Jesús murió en la cruz porque los judíos no pudieron aceptar Sus enseñanzas budistas. Ella explicó cómo Jesús había estudiado en China y se había convertido en un monje budista antes de su ministerio en Palestina, y que la visión tradicional de lo que enseñó Jesús y por qué murió era sólo una opinión. Finalmente, la seguidora de L. Ron Hubbard y de la Iglesia de la Cienciología sostuvo que los pecados de una persona sólo pueden ser perdonados si la persona paga para pasar por el proceso de auditoría ofrecido por la Iglesia y termina convirtiéndose en un TO, o Thetan Operativo.

Otras creencias sostenidas por los cienciólogos aumentan el abismo que separa a la cienciología del cristianismo bíblico. Hay personas que han dejado la cienciología que afirman que enseña una “historia anterior” de la condición humana actual. Pero sólo tienen acceso a esta información quienes han alcanzado los niveles más altos dentro de la organización.

La historia de Hubbard dice algo así. Setenta y cinco millones de años atrás un líder malvado llamado Xenu decidió eliminar la población excedente de una confederación galáctica que consistía de veintiséis estrellas y setenta y cinco planetas. Con la ayuda de psiquiatras, engañó a miles de millones de personas para que se sometieran y fueran exportadas al planeta Teegeeack o Tierra. Las víctimas paralizadas fueron apiladas alrededor de volcanes activos donde se colocaron bombas de hidrógeno. Según la historia, las bombas fueron detonadas y las almas sin cuerpos o thetans fueron capturados y pasaron por un lavado de cerebro para hacerles creer en la existencia de un Dios y el diablo. Hubbard culpó al malvado Xenu por plantar las ideas del catolicismo y la imagen de la crucifixión en las mentes de los desventurados thetans. Este proceso también quitó a los thetans su propio sentido de identidad, lo cual hizo que se aferraran a los pocos cuerpos físicos que quedaron luego de las explosiones.

Como resultado, todos los que no se han beneficiado del proceso de auditoría de la cienciología están poseídos por una colección de thetans disfuncionales que intentan controlar cada uno de sus pensamientos y acciones. Una vez despejados por la auditoría de Hubbard, toda la confusión desaparece, supuestamente. Hay más en esta “historia según L. Ron Hubbard”, pero resulta obvio rápidamente que la cienciología y su fundador están enseñando otro evangelio.

Una de dos. O podemos ser salvados por el proceso de auditoría de Hubbard, que promete dar a las personas “independencia y serenidad espiritual totales”, o somos salvados poniendo nuestra fe en lo que el Señor Jesucristo hizo en la cruz, pero no podemos ser salvados de ambas formas. [7] O somos seres similares a dioses que podemos vencer todas nuestras deficiencias morales y mentales en la Iglesia de la Cienciología, o somos criaturas que fuimos creadas “buenas” pero estamos caídas debido a nuestra rebelión contra un Dios santo. Sostener que ambos sistemas son compatibles, no tiene ningún sentido.

Para una presentación clara e inequívoca de lo que la Biblia realmente enseña sobre nuestro origen y destino final, el lector es invitado a leer los siguientes artículos en nuestro blog:

CÓMO SER SALVO

¿TENDRÉ LA FE CORRECTA?

DERRIBANDO ARGUMENTOS

QUÉ DICE EL SEÑOR SOBRE EL INFIERNO


EL SEÑOR JESÚS SALVA (¿DE QUÉ SALVA Y DE QUIÉN?)

PUEDES CREER EN DIOS Y NO SER SALVO

UN PASEO GUIADO POR LA BIBLIA

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Notas

[1] What is Scientology? (Bridge Publications, 1993) p. 26-32.
[2] Ibid., 93.
[3] Ibid., 150.
[4] Ibid., 259.
[5] John Weldon, Scientology: From Science Fiction to Space-Age Religion (Christian Research Institute, Statement DS-170, 1993).
[6] Hebreos 1:2 
[7] What is Scientology?, p. 150.