Wednesday, August 20, 2025

PRESENTAR A LOS BEBÉS EN LA IGLESIA




Presentar o dedicar a los bebés y niños en la iglesia es un evento semiformal que ya es tradición en algunas iglesias evangélicas. Las iglesias católicas y protestantes celebran el bautismo infantil, al que se oponen los bautistas y la mayoría de los creyentes bíblicos. Sin embargo, en algunas iglesias evangélicas ambos padres llevan a su hijo al púlpito donde el ministro los exhorta a ser buenos padres, y ora por el bebé. Tal práctica no se conoce en el Nuevo Testamento; es similar al bautismo de la Iglesia Católica Romana.

En la mayoría de las denominaciones protestantes que la practican, la presentación de bebés es una ceremonia simbólica que los padres realizan poco después del nacimiento de su hijo. Algunas iglesias celebran estas ceremonias en conjunto, con varias parejas y bebés participando al mismo tiempo. El rito tiene como propósito ser una declaración pública de los padres de que educarán a sus hijos en la fe cristiana y procurarán inculcarles esa fe. La congregación suele responder mediante una lectura congregacional u otro método para afirmar que, como familia, la iglesia también apoyará a los padres en la crianza del niño en la fe. No hay ninguna implicación de salvación en esta ceremonia, y su forma varía de iglesia en iglesia. 

La idea de dedicar un niño al Señor ciertamente aparece en el Antiguo Testamento. Ana, siendo una mujer estéril, prometió dedicar su hijo a Dios si Él le concedía tener un hijo, lo cual sucedió (1 S 1:11). Lucas comienza el relato de María y José llevando a Jesús al templo al octavo día de su nacimiento para dedicarlo al Señor, lo cual era un mandamiento de la Ley (Lc 2:22; Lv 12:3). Aunque esta ceremonia era más formal, ya que incluía un sacrificio y la circuncisión del bebé, tampoco implicaba la salvación del infante.

La presentación de bebés o niños en la iglesia no es una de las dos únicas ordenanzas (el bautismo y la Cena del Señor) que el Nuevo Testamento establece como obligatorias para los cristianos. Como creyentes neotestamentarios, nos bautizamos y participamos en la Cena del Señor considerándolas como ceremonias simbólicas, señales externas y públicas de lo que Cristo ha hecho en nuestro interior. Estas dos ordenanzas son las únicas que son escriturales

Aunque la presentación o dedicación de bebés es una ordenanza oficialmente instituida por muchas iglesias protestantes y evangélicas, no es bíblica

Sin embargo, no parece haber ningún conflicto con el espíritu las Escrituras, siempre y cuando los padres no la consideren como una garantía de salvación para el niño.

No debemos confiar en que una ceremonia como esta comprometa a Dios a favorecer al bebé o a sus padres. Todos los días debemos orar por nuestros hijos y demás seres queridos para que el Señor abra sus corazones y la influencia del Espíritu Santo permanezca activa en ellos. La Palabra de Dios nos ordena de esta manera: 

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Stg 4:7-8).

Ninguna iglesia, denominación, congregación, templo o ministro tiene más autoridad que el Señor Jesucristo, quien es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5; He 8:1; He 8:6; He 9:15; He 12:24).

La bendición del Señor sobre los hijos es algo que los padres deben procurar cada día hasta que los hijos la procuren por sí mismos en cumplimiento de Santiago 4:7-8.

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