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¿CALVINISMO O ARMINIANISMO?


Jacobo Arminio fue un pastor y teólogo holandés, nacido en 1560, es decir, 4 años antes de la muerte de Calvino. Obtuvo su preparación teológica a los pies de Teodoro de Beza, el sucesor de Calvino en Ginebra; de modo que su formación teológica fue profundamente calvinista. Sin embargo, poco tiempo después de su ordenación al ministerio, comenzó a tener conflictos con la postura de los calvinistas holandeses en lo tocante al papel que juega la gracia de Dios en la salvación de los pecadores.

Arminio concordaba con los calvinistas en que el libre albedrío del hombre no solo se encuentra “herido, mutilado, enfermizo, deshabilitado; sino que también ha sido hecho cautivo, destruido y perdido”, de tal manera que el libre albedrío humano es totalmente inútil “a menos que sea asistido por la gracia”. Según Arminio, debido al oscurecimiento del entendimiento y la perversidad del corazón, el hombre ha quedado en un estado de impotencia moral. “La voluntad del hombre no es libre de hacer ningún bien a menos que sea […] libertada por el Hijo de Dios a través del Espíritu de Dios”.

De manera que, en este punto, Arminio parece estar de acuerdo con Agustín, Lutero, y Calvino. El punto en disputa radicaba en el papel de la gracia de Dios en la salvación de los pecadores. “Toda persona no regenerada —decía él— posee una voluntad libre, y la capacidad de resistir al Espíritu Santo, de rechazar la gracia de Dios que le es ofrecida, de menospreciar el consejo de Dios contra sí mismo, de rehusar aceptar el evangelio de la gracia, y de no abrirle a Aquel que toca la puerta de su corazón”.

De modo que si el pecador no responde al llamamiento, la culpa es enteramente suya. Hasta aquí estamos de acuerdo. Pero, ¿qué ocurre si el pecador acepta el mensaje y viene a Cristo con arrepentimiento y fe? ¿De quién depende, a final de cuentas, esa decisión: de la soberana voluntad de Dios o de la voluntad del pecador? Arminio responde: depende enteramente de la voluntad del pecador que ha sido previamente capacitado por la gracia de Dios.

Según Arminio, Dios concede a todos los hombres una gracia previa que hace posible la salvación de todos, al equipar el libre albedrío con la capacidad de responder afirmativamente al llamado del evangelio, pero sin asegurar la salvación de ninguno. Esta gracia previa es universal, pero no irresistible. De manera que la decisión final está en las manos del hombre, no en las manos de Dios.

Es importante señalar que el arminianismo no debe ser confundido con el semi-palagianismo que abunda en tantas iglesias en el día de hoy. El semi-pelagianismo enseña que el hombre es capaz de iniciar su propia salvación, aunque no puede completarla por sí mismo. El arminianismo, en cambio, nos dice que el hombre no puede dar el paso inicial hacia la salvación, a menos que sea capacitado primero por la gracia “resistible” de Dios. Pero el paso final es una decisión de la voluntad humana en la que Dios no interviene. Como Dios es omnisciente, Él predestinó a todos aquellos que Él sabía de antemano que iban a dar ese paso y creer.

Después de la muerte de Arminio, sus seguidores fueron acusados de herejía, por lo que presentaron a los Estados de Holanda un Memorial de Protesta que podemos resumir en los siguientes puntos:

  • Libre albedrío. Dios elige o reprueba sobre la base de la fe o incredulidad que Él prevé. El hombre escoge o decide si acepta o rechaza la salvación que Dios le ofrece.
  • Elección condicional. Cristo murió por todos los hombres y por cada hombre, aunque solo los que creen son salvos.
  • Redención universal o expiación general. La obra redentora de Cristo brinda a todos los hombres la oportunidad de ser salvos, y garantizó la salvación de todos los que habían creído y preservado hasta la muerte de Cristo, y también garantizó la salvación de todos los que habrían de creer y perseverar después de la muerte de Cristo. A pesar de que Cristo murió por todos los hombres, solo los que creen en él son salvados. Su muerte es suficiente para la salvación de todos los hombres, pero solo eficaz en los que creen. El hombre está tan depravado que la gracia divina es necesaria para la fe o para cualquier otra buena obra.
  • Esta gracia puede ser resistida. Él Espíritu Santo convence de pecado al mundo, y hace todo lo que se ha determinado para traer a cada pecador a la salvación. El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser resistido, ya que el hombre es hecho libre por la gracia de Dios.
  • El caer de la gracia o el perder la salvación. Un creyente verdaderamente regenerado puede caer de la fe y, con ella, perder su salvación.

Esta disputa entre calvinistas y arminianos trajo como consecuencia la convocación de un Sínodo, al que fueron invitadas casi todas las iglesias nacionales reformadas, y que fue celebrado desde el 13 de noviembre de 1618 hasta el 9 de mayo de 1619, en la ciudad de Dordrecht (o ciudad de Dort, como se le conoce coloquialmente). Después de ciento cincuenta y cuatro sesiones, que se llevaron a cabo en un lapso de siete meses, la posición arminiana fue rechazada, a la vez que fueron presentadas las enseñanzas que han sido conocidas desde entonces como “Los Cinco Puntos del Calvinismo” o “Doctrinas de la Gracia”. Muchos años más tarde, a principios del siglo XX, alguien trató de resumir estas doctrinas usando el acróstico TULIP, por sus siglas en inglés (Total, Unconditional, Limited, Irresistible, Perseverance).

  • Total depravación
  • Elección incondicional
  • Expiación limitada
  • Gracia irresistible
  • Perseverancia de los santos

A continuación resumiremos los 5 puntos de la enseñanza calvinista y comentaremos concisamente acerca de su validez o error. 

Depravación total del hombre: Esto significa que el hombre está totalmente corrupto y arruinado por el pecado a la vista de un Dios Santo. En este respecto la Biblia está de acuerdo: “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Ro 3:12). Pero hay que aclarar que el calvinismo define depravación total como la total incapacidad del ser humano para siquiera arrepentirse, lo cual es un error. El Señor Jesús comenzó su ministerio con estas palabras: “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt 3:2; Mt 4:17), Si el ser humano no pudiera arrepentirse y volverse a Dios al ser confrontado con el evangelio, estas palabras del Señor y sus apóstoles no tendrían ningún  significado.

Elección incondicional: Calvino basa su enseñanza aquí en Romanos 9:11 donde Jacob fue elegido sobre Esaú antes de que nacieran. Este es un grave error, ya que el versículo no habla de la salvación, sino de los propósitos de Dios al crear una nación y, finalmente, el Mesías a través de esa nación. A este respecto, Esaú nunca podría haber sido la cabeza de esa nación. Pero en cuanto a que Dios se reserva el derecho elegir a alguien incondicionalmente, no podemos discutir. Lo único que podemos aseverar es que, en términos generales (para todos) esta no es una enseñanza bíblica.

Expiación Limitada: Esto afirma que Cristo murió SÓLO por aquellos que fueron elegidos para ser salvos. Este es un error grave en el sentido de que hace que Dios haga acepción de personas y sea parcial en Su gracia. 1 Juan 2:2 deja muy claro que Su muerte y sacrificio NO FUE SÓLO PARA LOS CREYENTES sino para todo el mundo. “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.

Gracia irresistible: Esto significa que si Dios te va a salvar, no puedes resistirlo ni impedirlo de ninguna manera. Debes ser salvado ya que no tienes elección en el asunto. Esto hace que el hombre sea totalmente pasivo en la salvación, algo que la Biblia no enseña. El hombre es un agente moral libre para elegir arrepentirse y creer en Cristo o es responsable de perecer en sus pecados.

La perseverancia de los santos: Esto significa que los salvos seguirán adelante y estarán eternamente seguros, sin importan el pecado que cometan después de haber recibido la salvación. En el lenguaje del calvinismo, esto es un error, aunque el Señor enseña que: “El que persevere hasta el fin será salvo” (Mt 10;22; Mt 24:10-13; He 2:1-3). La perseverancia de los santos es condicional.

Como se puede ver por este somero vistazo panorámico del calvinismo, sólo el último punto parece estar de acuerdo con lo que la Palabra enseña. Dada la extrema definición que el calvinismo le da al concepto de depravación total (lo que para ellos en realidad significa que nadie puede responder al llamado del Señor a arrepentirse), debemos rechazarlo también como un error: una herejía.

Es obvio que ambas concepciones del evangelio, aunque parecen tener puntos en común, difieren en el aspecto más fundamental: ¿De quién depende, en última instancia, la salvación de los pecadores? Este no es un asunto periférico o superficial porque impacta directamente en la definición del evangelio y de la naturaleza de la obra redentora de Cristo que se nos revela en el Nuevo Testamento.

Como firmes creyentes en el libre albedrío, creemos que el ser humano una vez iluminado por el Espíritu Santo para creer en el evangelio, es totalmente responsable de su salvación o perdición eterna.

Si esto nos coloca junto a los arministas, todo lo que podemos decir en nuestra defensa es que eso es lo que enseña la Biblia. Y esto defendemos.



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