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miércoles, 29 de junio de 2011

¿PUEDEN LAS MUJERES SER PASTORAS Y PREDICADORAS?

En un clima social de completa igualdad en todas las cosas, la enseñanza bíblica de sólo permitir a los hombres ser pastores (ancianos) y predicadores no es muy popular. Muchas organizaciones feministas denuncian esta posición como anticuada y machista. Además, muchas iglesias han adoptado la "política correcta" de los estándares sociales del mundo y han permitido mujeres pastoras y predicadoras en la iglesia. Pero la pregunta permanece: ¿Es esto bíblico?

La respuesta bíblica a esta pregunta es: "No. Las mujeres no están para pastorear ni predicar". Puede que a muchos no les guste esta respuesta, pero es una presentación exacta de los estándares bíblicos. Tome su decisión después de leer este artículo.

Primero que todo, las mujeres son poco apreciadas y sub-utilizadas en muchas iglesias. Existen muchas mujeres con talento que podrían hacer un mejor trabajo en la predicación y la enseñanza que muchos hombres. Sin embargo, el asunto no es si son más capaces, sino ¿cuál es el orden dado por Dios al respecto? ¿Qué dice la Biblia? Nosotros no podemos venir a la Palabra de Dios con nuestros compromisos sociales y hacer que encajen en nuestros deseos. Más bien, debemos cambiar y adaptarnos a lo que la Palabra dice.

En el principio Dios creó los cielos y la tierra, el huerto del Edén, a Adán y a Eva. Él colocó a Adán en el huerto y le dio autoridad para llamar a todos los animales por su nombre. Después, hizo a Eva como ayuda para Adán. Este es un concepto importante debido a que Pablo se refiere al orden de la creación en su epístola a Timoteo cuando discute la relación entre los hombres y las mujeres en el contexto de la iglesia. Echemos un vistazo.

"Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión" (1 Timoteo 2:12-14).

Este pasaje tiene áreas interesantes para discutir, pero nuestro propósito se enfocará en la autoridad. Existe un orden establecido por Dios. A la mujer no le está permitido ejercer autoridad sobre el hombre en el contexto de la iglesia. Y esto se extiende al mundo político/económico (Isaías 3:12). En el Antiguo Testamento, Débora, fue juez sobre los hombres en Israel, pero para vergüenza de ellos: para humillarlos (Jueces 4:9). En el Nuevo Testamento, Febe es el ejemplo a seguir: ella es elogiada por Pablo debido a su servicio como diaconisa en la iglesia en Cencrea (Romanos 16:1-2). El término diácono se aplica en el Nuevo Testamento a cualquier tipo de servicio no especificado, pero que ciertamente no tiene relación con ningún cargo de autoridad.

No hay duda que las mujeres sostuvieron a Pablo en muchas áreas y fueron de gran ayuda en la iglesia (Hechos 2:17; 18:24; 21:8); pero de lo que Pablo está hablando en 1 Timoteo 2, es de la relación entre los hombres y las mujeres en el contexto de la iglesia.

Cuando leemos más cuidadosamente las enseñanzas de Pablo vemos que el pastor, o anciano, u obispo, o predicador (todos estos términos son sinónimos) debe ser marido de una sola mujer (1 Timoteo 3:2), debe gobernar bien su casa y debe tener una buena reputación (1 Timoteo 3:4-5). Los diáconos deben ser "hombres honestos" (1 Timoteo 3:8). Después, Pablo les habla a las mujeres en el versículo 11. En el versículo 12 Pablo dice: "Los diáconos sean maridos de una sola mujer…" Otra vez en Tito 1:5-7, Pablo dice: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios…" Nótese que Pablo intercambia el uso de las palabras “anciano”, “obispo” y “administrador”, por ser éstas tres sinónimos.

En cada caso, se dan instrucciones para que el anciano, el diácono, el obispo o el administrador sean de sexo masculino. Él es marido de una sola mujer, capaz de "…exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen" (Tito 1:9); es decir, es también un predicador. No vemos ningún mandamiento para que las mujeres sean administradoras. Al contrario, a las mujeres se les dice que "sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo" (1 Timoteo 3:11). ¿Por qué será que los hombres solteros están fuera como administradores? Esto se debe al orden creado por Dios, al cual Pablo hace referencia (Génesis 1-2; 1 Timoteo 2:12-14). Esta no es simplemente una costumbre social que decayó con el antiguo Israel.

Adicionalmente, en el Antiguo Testamento en las más de 700 veces que se mencionan sacerdotes, cada uno de ellos fue un hombre. No hay ni un sólo ejemplo de una sacerdotisa. Esto es significativo debido a que los sacerdotes fueron ordenados por Dios para llevar a cabo un oficio importante en cuanto a realizar los sacrificios. Este nunca fue un trabajo para mujeres.

Por lo tanto, por lo que vemos en Génesis 1-2 y 1 Timoteo 2 y Tito 1, la persona normal y apropiada para sostener el oficio del anciano/pastor/predicador/administrador eclesiástico, es un hombre.

¿Qué hay acerca de Gálatas 3:28?

"Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús." (Gálatas 3:28).

Con frecuencia, éste versículo es usado para sostener la idea de que las mujeres pueden llevar a cabo los oficios de anciano y pastor debido a que no hay hombre ni mujer en Cristo. El argumento declara que si todos somos iguales, entonces, las mujeres pueden ser pastores.

Desafortunadamente, aquellos que usan este versículo de esta manera, han fallado en leer el contexto. El versículo 23 habla acerca de "aquella fe que iba a ser revelada" y cómo hemos sido traídos al Señor Jesús convirtiéndonos en hijos de Dios por la fe. Ya no estamos más bajo la ley, sino bajo la gracia y somos "ciertamente linaje de Abraham… y herederos según la promesa" (v. 29). El punto de este pasaje es que somos salvos por la gracia de Dios de acuerdo a Su promesa y que no importa quién es: si judío, griego, esclavo, libre, hombre o mujer. Todos somos salvos de la misma forma: por gracia. Aquí, no hay ni hombre ni mujer.

Este versículo no está hablando acerca del orden en la iglesia; está hablando acerca de la salvación "en Cristo". Este versículo no puede ser usado para sostener que las mujeres sean pastoras ya que no está hablando acerca del tema. Más bien, para encontrar más acerca del orden de la iglesia y del liderazgo se necesita ir a los pasajes que hablan acerca de esto: 1 Timoteo 2 y Tito 1.

Ser un Pastor o Predicador es Estar en Autoridad

Dios, es un Dios de orden y de equilibrio. Él ha establecido orden dentro de la familia (Génesis 3:16; 1 Corintios 11:3; Efesios 5:22-23; Colosenses 3:18-21) y en la iglesia (1 Timoteo 2:11-14; 1 Corintios 11:8-9). Aún dentro de la Trinidad hay un orden, una jerarquía. El Padre mandó al Hijo (Juan 6:38) y tanto el Padre como el Hijo mandaron al Espíritu Santo (Juan 14:26; 15:26). El Señor Jesús dijo: "Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6:38). Es claro que Dios es un Dios de orden y de autoridad.

En la creación, Dios hizo primero a Adán y después a Eva como su ayuda. Éste es el orden de la creación. Así lo menciona Pablo en 1 Timoteo 2:11-14 cuando se refiere a la autoridad. Ser un pastor o un predicador es estar en el lugar de la autoridad; por lo tanto, dentro de la iglesia, si una mujer fuera pastora o predicadora, significaría que estaría ejerciendo autoridad sobre los hombres en la iglesia, lo cual se opone a lo que Pablo dice en 1 Timoteo 2:11-14.

¿Pero Esto no Enseña a Menospreciar a las Mujeres?

No. Al Señor Jesús se le dio la autoridad de Dios el Padre (Mateo 28:18). Él fue enviado por Dios (Juan 6:38). Él dijo que el Padre era mayor que Él (Juan 14:28). ¿Se sintió Jesús menospreciado por esto? Claro que no. Las mujeres son de gran valor dentro de la iglesia y deben trabajar en ella, pero de acuerdo a los dones que la Biblia dice Dios se les ha dado.

¿No significa la sumisión de la esposa al marido que ella es menos que el esposo, menos importante que él? Una vez más: no. El hecho de que no tenga un lugar de liderazgo en la iglesia no significa que una mujer es menos importante o inferior para Dios. Todos somos iguales delante de Dios ya sean judíos, gentiles, libres, esclavos, hombres o mujeres. Pero en la iglesia, Dios ha establecido un orden de la misma forma como lo ha hecho en la familia. La cadena de mando es: el Señor Jesús, el hombre, la esposa y los hijos.

¿Qué Hay Acerca de las Mujeres Que Dicen Que Son Llamadas Para Ser Pastoras?

En el mundo, existen mujeres pastoras que afirman que son llamadas por Dios para ejercer esta función. Claro está, que no podemos estar de acuerdo con esto considerando el análisis de la posición bíblica. Más bien, creemos que estas mujeres han usurpado la posición de los hombres y han ido en contra de la norma de la revelación escritural. Adicionalmente, aquellas que afirman que son llamadas por Dios debido al gran trabajo que están llevando a cabo y los talentos que han recibido, están basando su teología en la experiencia, no en la Escritura.

El tema es simple: ¿Se están sometiendo a la Palabra de Dios o están haciendo que la Palabra de Dios se someta a sus deseos y/o emociones?

¿Qué Pasa con una Mujer Misionera la Cual Establece una Iglesia?

Una vez más, la Escritura es la que establece la norma. Como cristianos aplicamos lo que aprendemos de la Palabra, a las situaciones que tenemos a mano. Entonces, ¿qué sucede en una situación donde una misionera ha convertido a un grupo de personas, digamos, en algún lugar de la selva y ella ha establecido una iglesia? En esa iglesia, ella se encuentra cumpliendo las funciones de pastora y de maestra con autoridad sobre los hombres en la iglesia. ¿Debería hacer esto?

En primer lugar, ella no debería estar ahí sola. Debería estar con su marido, o por lo menos bajo la supervisión de una iglesia compuesta por hombres y mujeres. La obra misionera no es un esfuerzo solitario para ser manejado por una mujer soltera.

Segundo, si en algún caso de circunstancias inusuales hay una mujer solitaria, es más importante que la Palabra de Dios sea predicada y el evangelio de salvación siga adelante hacia el perdido que no tener nada. Si es mujer u hombre, permitamos que el evangelio sea predicado. Sin embargo, tan pronto como existan hombres lo suficientemente maduros para que tomen el liderazgo, ella entonces debería obedecer el orden correcto en la iglesia como está revelado en la Escritura, y de esta manera demostrar sumisión a la Palabra dejando cualquier cargo de autoridad.

¿Esto también significa que las mujeres no deberían usar joyas?

"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva…” (1 Timoteo 2:9-13).

Algunos argumentan que si a las mujeres se les prohíbe ser pastoras, entonces el contexto de 1 Timoteo 2:9-13 demanda que le pidamos también que no usen peinados, oro o vestidos caros.

Primero, la objeción ignora que las Escrituras enseñan simple y llanamente que el pastor/anciano debe ser marido de una sola mujer. Segundo, ésta también falla en dirigir el tema real del liderazgo bíblico, el cual reside en el hombre. Tercero, falla también en el uso correcto de la exégesis bíblica en cuestión.

En 1 Timoteo 2:9-13, Pablo dice que las mujeres deben vestir modestamente. Él usa el ejemplo de aquel tiempo para explicar la forma como no deberían usarse los adornos: definitivamente una valoración por parte de Pablo, basada en la cultura. Nótese que Pablo enfatiza las buenas obras y la piedad como un calificador (de la misma forma como lo hace Pedro en 1 Pedro 3:2). Esta no es una declaración doctrinal atada a algo diferente que la de ser una mujer piadosa tanto en apariencia como en actitud.

En el versículo 12, Pablo dice "Porque no permito a la mujer enseñar,… sino estar en silencio". Nótese que "La palabra 'esuquia', traducida 'silencio' en éste versículo no significa completo silencio o no hablar. Es claro que es utilizada en otros lugares como en Hechos 22:2; 2 Tesalonicenses 3:12 y se traduce como 'calmado, tranquilo, no indisciplinado/no rebelde'. Una palabra diferente como 'sige' significa 'estar en silencio, no decir nada' (Compárese Lucas 18:39; 1 Corintios 14:34)". En este versículo, Pablo no está haciendo nada más que defender el orden en la iglesia.

Después en el versículo 13, Pablo dice: “Porque Adán fue formado primero, después Eva”. Nótese que Pablo explica el tema de la autoridad en la iglesia con el orden de la creación. Él no hace esto con el código del vestir en la mujer. Por lo tanto, este código puede ser visto como cultural y el tema de la autoridad como doctrinal, ya que están separados por la conjunción “porque” la cual Pablo usa para explicar por qué es que la mujer no puede ejercer autoridad sobre el varón.

Conclusión

La Palabra de Dios claramente nos enseña que el anciano/pastor debe ser marido de una sola mujer, y por lo tanto debe ser un varón. Una mujer no puede calificar para esta posición por su naturaleza. Si a alguien le gusta esto o no, es irrelevante debido al hecho de que esto es lo que la Biblia enseña. No importa que en el mundo las mujeres sean escogidas como líderes políticas sobre las naciones, ni que las iglesias apóstatas de ahora imiten el ejemplo. Esta desobediencia flagrante a la Palabra de Dios no hace más que confirmar la misma, que predice en sus páginas una gran y última rebelión contra el Señor por parte de la humanidad en general, y por parte de la cristiandad en particular. Rebelión que recibirá la recompensa que aparece descrita alegóricamente en Apocalipsis 17.







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Articulos complementarios:


LA APOSTASÍA ES UNA DOCTRINA BÍBLICA





LA IGLESIA NUEVOTESTAMENTARIA














LA FUTURA ABOMINACIÓN DESOLADORA


La profecía que el Señor Jesús pronunció en el monte de los Olivos y que aparece en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21 es una de las profecías bíblicas más conocidas. En ella el Señor nos advierte acerca de terribles acontecimientos futuros, sin paralelo en la historia. A los habitantes de Judea les advierte que huyan cuando vean “la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel” (Mateo 24:15).

¿Qué es la abominación desoladora? ¿Acaso esta profecía era sólo para la gente en el tiempo de Daniel o del Señor Jesús, o es una advertencia para nosotros sobre algo que aún está por suceder?

La abominación desoladora en el libro de Daniel

Cuando el Señor habló acerca de la abominación desoladora se estaba refiriendo a Daniel 11:31 y 12:11. Dios le reveló a Daniel que habrá un “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1). Luego, en el versículo 11 vemos que también se le reveló que la abominación está relacionada con la suspensión del sacrificio diario.

Una clave para entender esta profecía es el principio de la dualidad. Algunas profecías pueden tener más de un cumplimiento; esto quiere decir que una profecía puede cumplirse parcialmente en cierta época y más adelante cumplirse en su totalidad. Para entender las palabras del Señor acerca de la abominación desoladora debemos analizar tres cumplimientos: dos que han ocurrido ya, y uno que está por suceder en el futuro.

Cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el reino de Judá en 606 a.C., se llevó algunos de los jóvenes judíos más talentosos y preparados para que le sirvieran en su corte. Entre ellos estaba Daniel, quien escribió el libro que lleva su nombre alrededor del año 535 a.C. En el capítulo 8 del libro de Daniel podemos leer una profecía muy detallada acerca de algunos acontecimientos que afectarían y aún afectarán a Jerusalén y Judá. El profeta tuvo la visión de un carnero que vencía a toda bestia que se le oponía (Daniel 8:1-4). Luego, en los versículos 5-7 leemos que un macho cabrío con un “cuerno notable” destruyó al carnero. El macho cabrío se engrandeció, pero su gran cuerno fue quebrado y en su lugar salieron otros cuatro cuernos (Daniel 8:8
). De uno de esos cuatro cuernos salió un cuerno pequeño que creció mucho e invadió “la tierra gloriosa” y estableció “la prevaricación asoladora” (Daniel 8:9-14).

Un poco más adelante leemos que Dios envió al ángel Gabriel para que le revelara a Daniel el significado de la visión. El carnero representa el reino de Media y Persia, y el macho cabrío el reino de Grecia. El gran cuerno del macho cabrío simboliza el primer rey griego, quien habría de preceder a otros cuatro reyes (Daniel 8:15-22
). Esta es una extraordinaria profecía de varios acontecimientos que ocurrieron muchos años después de la muerte de Daniel.

Bajo el mando de Alejandro Magno, los griegos derrotaron al Imperio Persa en el año 331 a.C. Cuando murió Alejandro, en el año 323 a.C., su imperio se dividió entre cuatro de sus generales:

• Tolomeo gobernó Egipto, parte de Siria y Judea.
• Seleuco gobernó la otra parte de Siria, Babilonia y la zona oriental hasta la India.
• Lisímaco gobernó Asia Menor.
• Casandro gobernó Grecia y Macedonia.

Según los historiadores, los cuatro reinos que surgieron del imperio de Alejandro se unieron en dos coaliciones: el reino del norte, gobernado por los seléucidas, y el reino del sur, gobernado por los tolomeos.

De acuerdo con la visión de Daniel, después de estos cuatro reyes vendría un “cuerno pequeño”, el cual habría de quitar el sacrificio diario del templo (Daniel 8:11
). Desde luego, cuando Daniel escribió esta profecía ya no existía el templo ni se ofrecían sacrificios, pues éste había sido destruido por los babilonios unas décadas antes.

No obstante, poco después de que Daniel escribió su libro, a sus compatriotas les fue permitido regresar a Jerusalén con el propósito de reconstruirla junto con el templo e iniciar nuevamente los sacrificios. Luego, la visión de Daniel se traslada unos tres siglos y medio hacia el futuro, al año 167 a.C. En ese tiempo, Antíoco IV (Epífanes), uno de los reyes seléucidas, invadió Judea (Daniel 8:23-27
).

El primer cumplimiento parcial

Los hechos de Antíoco Epífanes están registrados en un libro que, aunque no forma parte del canon bíblico, es un documento histórico: “El rey publicó entonces en todo su reino un decreto que ordenaba a todos formar un solo pueblo, abandonando cada uno sus costumbres propias… Por medio de mensajeros, el rey envió a Jerusalén y demás ciudades de Judea decretos que obligaban a seguir costumbres extrañas en el país y que prohibían ofrecer holocaustos, sacrificios y ofrendas en el santuario, que hacían profanar el día de reposo, las fiestas, el santuario y todo lo que era sagrado; que mandaban construir altares, templos y capillas para el culto idolátrico… olvidando la ley y cambiando todos los mandamientos. Aquel que no obedeciera las órdenes del rey, sería condenado a muerte” (1 Macabeos 1:41-50, Versión Popular).

El castigo se ejecutaba pronta y brutalmente. A las mujeres que habían hecho circuncidar a sus hijos las mataban con sus bebés colgados al cuello (
1 Macabeos 1:60-61). Cualquiera que fuera sorprendido obedeciendo fielmente a Dios era ejecutado de inmediato (1 Macabeos 1:62-64).

No contento con suprimir los sacrificios, Antíoco profanó el templo: “… Una imagen en la cual la divinidad pagana [Júpiter Olímpico] aparecía con barba… [fue] colocada sobre el altar del templo. Los judíos solían referirse a esto como ‘la abominación desoladora’. Los soldados griegos y sus amantes efectuaban depravados actos paganos en los atrios del templo. En el altar se sacrificaban cerdos” (Charles Pfeiffer, Entre los testamentos, 1974, p.‑81).

A Daniel le fue revelado que estas profanaciones continuarían por “dos mil trescientas tardes y mañanas” (Daniel 8:14). En el servicio del templo había un sacrificio en la mañana y otro en la tarde. Según esto, 2.300 tardes y mañanas equivaldrían a 1.150 días. Antíoco Epífanes profanó el templo y suprimió los sacrificios en el año 167 a.C. Judas Macabeo, después de purificar el templo y consagrarlo nuevamente, reanudó los sacrificios en 164 a.C. Muchos judíos conmemoran este suceso con la Fiesta de la Purificación (Jánuca).

Daniel 8 es una profecía pormenorizada de la primera “abominación desoladora” que suprimió los sacrificios en el templo por 1.150 días. Lo que hizo Antíoco fue un cumplimiento parcial de esta profecía. No obstante, notemos que la profecía de Daniel sobre la abominación desoladora tiene también un cumplimiento en “el tiempo del fin” (Daniel 8:19
).

El segundo cumplimiento parcial

En el año 64 d.C., Jerusalén y Judea estaban nuevamente en apuros. En Roma, Nerón había empezado a exterminar a los cristianos. Los rumores de guerra se hicieron realidad en el año 66, cuando los soldados romanos mataron miles de personas en Jerusalén. Los judíos se rebelaron, y la legión que fue enviada para sofocar la rebelión fue derrotada. Luego, en el año 67, el ejército romano bajo el mando de Vespasiano invadió Judea.

El Señor Jesús había advertido a los habitantes de Jerusalén que la ciudad sería sitiada y destruida: “Vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán” (Lucas 19:43). Y en Lucas 21:20 podemos leer otra advertencia sobre el mismo acontecimiento: “Cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado”.

Algunas partes de esta profecía tendrían dos cumplimientos. El primero ocurrió en el tiempo en que muchos de los contemporáneos del Señor lo habían rechazado como el Hijo de Dios. A ellos les tocó ver el cumplimiento de algunos aspectos de la profecía de Cristo Jesús durante el sitio y la caída de Jerusalén; no obstante, otras partes de esta profecía aún están por cumplirse.

Así como en el cumplimiento parcial de la abominación desoladora por Antíoco Epífanes se produjo la toma de Jerusalén y la profanación del templo, así también el cumplimiento parcial de la profecía del Señor Jesucristo en el primer siglo produjo acontecimientos similares.

Flavio Josefo, historiador judío del primer siglo de nuestra era, habla del sitio de Jerusalén como uno de los más sangrientos de la historia. El hambre y las enfermedades acabaron con el debilitado pueblo. Josefo relata sucesos extraños, incluso gente que veía visiones de soldados y carros en las nubes. En la Fiesta de Pentecostés el templo se estremeció y los sacerdotes “oyeron el sonido de una gran multitud, que decía: Vámonos de aquí” (Guerras de los judíos, VI,‑v,‑3).

En el año 70, el general Tito tomó a Jerusalén y levantó un ídolo en el altar del templo. Según Josefo, más de un millón de judíos fueron muertos y 97.000 fueron hechos esclavos en esa guerra y en ese sitio (Guerras de los judíos, VI,‑ix,‑3).

Con la destrucción del templo a manos de los romanos terminó el segundo cumplimiento de la abominación desoladora. El templo fue destruido y tanto el sacerdocio como los sacrificios fueron abolidos, situación que continúa hasta el día de hoy.

No obstante, la profecía que el Señor dio en el monte de los Olivos tiene que ver principalmente con Su segunda venida, porque forma parte de Su respuesta a la pregunta que le hicieron sus discípulos: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).

La futura abominación desoladora

En 2 Tesalonicenses 2:3-4 el apóstol Pablo nos previene que en el tiempo del fin aparecerá un personaje religioso muy influyente: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá [el día del regreso del Señor Jesucristo] sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

A Su regreso, Cristo destruirá a este líder apóstata (2 Tesalonicenses 2:5-8
), el cual habrá logrado engañar a muchos “con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9-12).

La descripción que Pablo hace de esta persona encaja claramente con la profecía de Apocalipsis 13:11-14, donde se nos habla de una bestia. Aquí se nos advierte que este líder hará “grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo... Y engaña a los moradores de la tierra”. Esta bestia es la misma que en Apocalipsis 6:1-2 se describe espiritualmente como un jinete con arco y con corona de vencedor montado sobre un caballo blanco.

Ya que en los dos primeros cumplimientos de la abominación desoladora se eliminaron los sacrificios, todo parece indicar que éstos volverán a ser instituidos antes del regreso del Señor. Según Daniel 12:9-13, la abominación desoladora ocurrirá en “el tiempo del fin”. Es decir, una vez más se ofrecerán sacrificios en Jerusalén; otra vez la ciudad será sitiada por ejércitos enemigos, y los sacrificios serán suprimidos nuevamente.

Seguirá las pisadas de Antíoco

En los acontecimientos del tiempo del fin, un líder poderoso e implacable desempeñará un papel importantísimo. Además de realizar grandes milagros, él “se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2:4). Debido a su gran influencia engañadora, la mayor parte de la humanidad creerá que es un representante directo de Dios, o Dios mismo.

Pero Dios lo llama “el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:3
). Este personaje instaurará un sistema contrario a la ley de Dios. Antíoco Epífanes, quien fue el protagonista de la primera abominación desoladora, es el precursor de este “hombre de pecado” del tiempo del fin.

Antíoco Epífanes intentó suprimir la adoración a Dios y con toda crueldad persiguió a quienes se negaron a renunciar a su fe. En varias profecías podemos ver que la historia se repetirá. Muchos de los que fielmente obedecen a su Creador serán perseguidos y martirizados en el tiempo del fin (Juan 15:18-20; 16:2; Apocalipsis 6:9-11; 17:6; 20:4). En Apocalipsis 13 se nos habla de un líder religioso que en el tiempo del fin hará matar a todo el que no adore “la imagen de la bestia” (Apocalipsis 13:15
). Los poderes gubernamentales y religiosos serán descargados con toda crueldad sobre aquellos que permanezcan fieles a Dios y no se dejen engañar. Así se cumplirá lo que el Señor les advierte a los cristianos del tiempo del fin: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9).

Una advertencia para hoy

El Señor Jesús exhortó a Sus seguidores diciendo: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:42). Si entendemos los dos cumplimientos preliminares de la abominación desoladora, podemos estar atentos y vigilar los acontecimientos futuros que están profetizados:

• Gestiones para establecer nuevamente los sacrificios diarios en el estado de Israel.
• La aparición del “hombre de pecado”, un líder religioso que pretenderá ser representante de Dios.
• Sucesos geopolíticos que conducirán a la concentración de ejércitos muy cerca de Israel y Jerusalén.

El Señor intervendrá visiblemente en la tierra para evitar que la humanidad destruya a Sus escogidos. Pero antes del regreso de Cristo los cristianos sufrirán la “gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21
). Sin embargo, el futuro Rey de reyes y Señor de señores no ha dejado a Sus escogidos sin información acerca de los acontecimientos del tiempo del fin.

Estas son razones de peso para ser diligentes en el estudio de las profecías bíblicas.


RELACIONADOS








EL SEÑOR JESÚS SALVA (¿DE QUÉ SALVA Y DE QUIÉN?)

El Señor Jesús es la figura más importante en toda la historia de la humanidad:

Él es Dios en carne:

Juan 1:1-3: "el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.  Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho."

Juan 1:14: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad."

Colosenses 2:9: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,"

Fue levantado físicamente de la muerte:

Lucas 24:33-34: "Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón."

Jesús había profetizado Su resurrección:

Juan 2:19-21: "Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo."

Jesús es Señor y es Dios:

Juan 13:13: “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.”

Juan 20:28: “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!”

Jesús es Salvador:

Hechos 5:30-32: “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.”

Él vino a morir por los pecadores:

Romanos 5:8: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."

¿Para qué murió entonces Cristo por nosotros? Para liberarnos de la justa ira de Dios sobre toda la humanidad.
¿Eres un pecador?
Te pregunto: ¿Eres un pecador? ¿Alguna vez ha mentido, robado, codiciado, fornicado o ha estado molesto injustamente contra alguien? Si es así, entonces has quebrantado la Ley de Dios.

Dios ha dicho: “No robarás; No mentirás; No tendrás dioses ajenos delante de Mí; No asesinarás, etc.…” (Éxodo 20). Él ha dado el estándar de justicia y si tú has quebrantado cualquiera de los mandamientos de Dios entonces ha quedado corto con ese estándar y se encuentra inevitablemente bajo el juicio de Dios. Cuando muera, lo enfrentará y en el Día del Juicio Él castigará a todos los pecadores.

Si no te gusta esta enseñanza, entonces, tire su Biblia y aléjese de Dios ya que éste es el mensaje de la Palabra de Dios: que Jesús vino a morir por los pecadores y salvarlos de la ira que vendrá.

A quien necesitas es al Señor Jesús. A Él solamente. No necesita tus obras:

Isaías 64:6: "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento."

Romanos 3:10-13: "Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."

Tampoco necesitará ni su sinceridad ni su bondad. En estos momentos lo único que tienes para ofrecerle a Dios es su pecado. Es sólo por el amor y la gracia de Dios encontradas en Jesús y Su sacrificio que puedes ser librado de la justa ira de Dios sobre todos aquellos que han quebrantado Su ley. Es Jesús quien te salva de Dios.
La ira de Dios en el Día del Juicio es sobre los pecadores
En el Día del Juicio, Dios juzgará a todas las personas por los pecados que ellos han cometido contra Él. Juzgará a todos los que han robado, mentido, codiciado, adulterado, fornicado, a los que han sostenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, etc. Dios hará esto porque Él es santo y justo y debe por lo tanto castigar al pecador. Dios no podrá ignorar a la persona que ha quebrantado Su justa ley. La ley es un reflejo del carácter de Dios; por lo tanto, romper Su Ley es ofenderlo y negar la santidad de Su carácter. Él demandará Su justicia y juzgará.

La Biblia dice que todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios

Romanos 3:23: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios"

Esto significa que tus pecados han causado una separación entre tú y Dios

Isaías 59:2: "pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír."

Y el resultado es muerte

Romanos 6:23: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."

Es ira

Efesios 2:3: "entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."

El único camino para ser salvo de la ira de Dios es ser salvado por la fe en Cristo Jesús

Efesios 2:8-9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe."

Romanos 5:1: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;"

Debes creer en lo que Jesús hizo en la cruz para perdón de sus pecados. No crea en nada más: ni en su propia sinceridad u obras. Es sólo Jesús quien puede alejarlo del justo juicio de Dios sobre el pecador.
El Evangelio
El Evangelio consiste en que Jesús murió por los pecadores en la cruz, fue sepultado y resucitó de entre los muertos.

1ª Corintios 15:1-4: "Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;"

Su muerte fue el sacrificio que aleja la ira de Dios

1ª Juan 2:2: "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo."

Jesús es el único camino hacia Dios el Padre

Juan 14:6: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí."

Él sólo revela a Dios

Mateo 11:27: "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar."

Tiene toda la autoridad en el cielo y en la tierra

Mateo 28:18: "Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra."

Es sólo a través de Él que puedes ser salvo de la ira de Dios

Efesios 2:3: "entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."

Él puede perdonarlo de su pecado

Lucas 5:20: "Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.”

Mateo 9:2: “Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.”

Remover la culpa que está sobre su alma. Jesús puede liberarlo de la esclavitud del pecado que enceguece sus ojos, debilita su alma y le trae desesperación. Él puede hacerlo porque Él llevó el pecado en la cruz:

1ª Pedro 2:24: "quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados."

Y aquellos que creen en Él serán salvos.

Si no eres un Cristiano y quieres ser librado del justo juicio de Dios sobre ti debido a que has pecado contra Él, entonces ven al Único que murió por los pecados del mundo; ven a Aquel que murió por los pecadores. Mateo 11:28 dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar."

Vuélvete de tus pecados. Cree, confía en Jesús, recíbelo ya que es Dios en carne, el cual murió y se levantó de entre los muertos (1ª Corintios 15:1-4) como tu Señor y Salvador. Pídele a Jesús que te redima y perdone tus pecados recibiéndolo como enseña la Escritura. Dice Juan 1:12: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;"

Sólo Él puede lavarte tus pecados y sólo Jesús puede librarte del justo juicio de un Dios santo y eterno. Ora a Jesús. Búscalo. Pídele que to salve y Él lo hará.

Ahora bien, a continuación hay un ejemplo de oración que puede ofrecer a Jesús. Esta no tiene que ser exacta, pero te dará alguna idea:

Señor Jesús, sé que he pecado contra ti. Sé que no soy perfecto y que no puedo complacerte a través de mis propios esfuerzos. Sé que merezco ser juzgado de acuerdo a mis pecados; y sé que no tengo nada que ofrecerte. Te pido Señor Jesús que perdones mis pecados. Por favor límpiame y hazme justo delante de ti. Creo en ti y en lo que has hecho en la cruz. No confío en mí sino sólo en ti. Te recibo como Señor de mi vida y como salvador de mi alma. Señor Jesús, sálvame y confiaré solamente en ti.

Nos gustaría agregar que el Jesús del Mormonismo es el hermano del diablo, el Jesús de los Testigos de Jehová es un ángel convertido en hombre, el Jesús de la Nueva Era es un hombre a tono con la conciencia divina, el Jesús del catolicismo es una hostia que debe ser comida en cada misa… etc. Ninguno de ellos pueden salvarte de tus pecados. La fe solo es buena si se la deposita en la Persona correcta. Sólo el Jesús de la Biblia puede salvar. Sólo Él es el Señor. El Señor Jesús es Dios en carne, el Creador; la Segunda Persona de la Trinidad.

Si has orado y le has pedido al Señor Jesús que te libre de tus pecados y te salve de la ira de Dios, por favor, envíame un correo electrónico a través de nuestro Formulario de Contacto y déjamelo saber. Este primer paso que has dado es sólo el comienzo. Necesitarás apoyo espiritual para perseverar (Mt 24:13).




¿CUÁL ES LA IGLESIA VERDADERA?

¿Por qué hay tantas denominaciones?

A medida que la gente iba saliendo de la Edad Oscura, surgieron muchos reformadores para restaurar la verdad bíblica. Los valdenses proclamaron que la Palabra de Dios era el fundamento de la fe. Juan Huss enfatizó que la obediencia a Dios debe estar antes que la obediencia a la iglesia. Martín Lutero vio la verdad maravillosa de la justificación por la fe. Los Anabaptistas redescubrieron la verdad sobre el bautismo por inmersión de los adultos. Juan Wesley redescubrió la verdad de la santificación y de cómo el Espíritu Santo trabaja en nuestras vidas. Los primeros Adventistas redescubrieron la verdad del segundo advenimiento de Jesucristo. Nuevas iglesias y nuevas denominaciones se formaron alrededor de las personas que hicieron estos descubrimientos y alrededor de la luz redescubierta.

Por eso es que tenemos tantas y variadas denominaciones. Cada grupo celebra un particular redescubrimiento de la verdad. Y es aquí donde radica el problema. Dios anhela restaurar toda la verdad en su pueblo en este tiempo final. Quiere que sigamos adelante, haciendo nuevos descubrimientos. Sin embargo las iglesias tienden a permanecer estáticas. Por ejemplo los Luteranos, solo quieren hablar sobre lo que Lutero enseñó; los Metodistas, lo que Wesley enseñó y así sucesivamente. Es bueno preservar las verdades importantes, pero no es bueno construir una pared alrededor ellas y detenernos allí. Dios espera que cada generación acepte las verdades de las primeras generaciones hasta que toda la toda la verdad de la Palabra de Dios sea restaurada. El plan de Dios es hacer un remanente de entre todas las gentes de todas las iglesias y unirlos en un último movimiento que restaurará toda su verdad.

¿Cuál es la iglesia verdadera?

¿Será que algunos se están aferrando a algo equivocado en el nombre de la religión? ¡Hay más de 1,800 denominaciones diferentes, credos, y grupos religiosos hoy! Nuevas iglesias se están levantando rápidamente por todos los países. El materialismo no ha satisfecho a las añoranzas inquietas de los buscadores del siglo 21. Nuestra insaciable búsqueda de placer no ha satisfecho las necesidades de nuestros corazones y nuestras almas. Hondo en nuestro ser hay un deseo interior de conocer y descubrir la verdad. Por esta razón hay un retorno a la religión, un hambre de cristianismo genuino, un clamor del corazón por la verdad que nos sostendrá en los tiempos más difíciles de nuestra vida.

Así que la pregunta es, ¿cómo puede la persona común evaluar las demandas y contrademandas de estas organizaciones religiosas? Hay tantas teorías y doctrinas conflictivas. Aquí hay un principio eterno: “No vayas a una iglesia a buscar la verdad, debes ir a la Biblia para descubrir la verdad; la verdad te hará libre y te guiará a aquellos hermanos que guardan todo el consejo de Dios”.

En 1 Timoteo 3:15 Pablo nos da una de las definiciones más claras de la iglesia en toda la Biblia: “la iglesia del Dios viviente”, él dice, es “columna y baluarte de la verdad”. La iglesia no es simplemente una institución social donde la gente se reúne para sentirse bien. No es una organización humana edificada en la tradición del hombre. La verdadera iglesia es custodia de, protectora de, preservadora de, proclamadora de la Verdad de Dios. La verdad tiene que ser 100% verdad, o no es verdad. El diablo tiene ventajas sobre Dios porque puede usar parte de la verdad y parte del error para engañar. Dios usa solamente la verdad. ¿Qué es verdad? El Señor Jesús es la verdad (Juan 14:6); su Palabra es la verdad (Juan 17:17); el Espíritu Santo es la verdad (Juan 15:26; Juan 16:13); su Ley es la verdad (Salmos 119:142). Nuestro dilema se resume de esta manera: “Hay sólo una pregunta que debemos hacer, y es, ¿cuál es la verdadera iglesia?… Resolviendo esta pregunta inmediatamente se resolverá cada pregunta de controversia religiosa que alguna vez fuera agitada”.

¿Dónde comenzar en la búsqueda de la verdad? Con tantas denominaciones, tantos reclamos de verdad, tal vez te has preguntado, “¿Por qué Dios no hace fácil el verificar tanta información y claramente identificar Su iglesia en los últimos días?” En realidad la Palabra de Dios da claras definiciones y guías que se remontan hasta la iglesia de Cristo en los días de los apóstoles. Veamos brevemente:


La iglesia no es un edificio

Para la mayoría de las personas la palabra iglesia evoca la imagen de edificios antiguos, con bóvedas gigantescas y crucifijos, o tal vez majestuosas catedrales medievales en el corazón de Europa. Cuando piensan en iglesia, piensan en un lugar de adoración, donde se celebran servicios religiosos. Pero, ¿a qué se refiere la Biblia cuando habla acerca de la iglesia?

El Nuevo Testamento habla acerca de la iglesia, se refiere a una reunión de personas. En la Biblia, la palabra iglesia es una traducción de la voz griega ekklesia, que significa “los llamados”. Nunca se refiere al edificio ni al lugar de reunión, sino que siempre se refiere a las personas, aquellos que Dios ha “llamado” de la sociedad del mundo para que lo sirvan. La iglesia de la Biblia no es un edificio de piedra, frío, sino un grupo de personas especialmente escogidas por Dios.

En las Escrituras, iglesia se puede referir a un grupo de creyentes que está en un lugar específico, como una ciudad o región, o a la totalidad del cuerpo de creyentes que Dios
ha llamado.

Así que un edificio sin verdaderos cristianos no puede llamarse una iglesia en el sentido bíblico. La iglesia del Nuevo Testamento es un grupo de personas llamadas por Dios a salir de esta sociedad, aun si se reúnen en un salón alquilado, en una casa, o en una colina cubierta de hierba. Por ejemplo, el apóstol Pablo saludó a la iglesia —la congregación de personas— que se reunía en la casa de Priscila y Aquila en Roma (Romanos 16:3-5).

Cuando el Señor dijo: “…edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18), estaba diciendo que la iglesia —Su pueblo escogido— nunca iba a extinguirse. Permanecería vivo, como un cuerpo cálido y afectuoso de creyentes que luchan por servir a Dios, hacer Su obra y apoyarse mutuamente. En la actualidad, con tantos grupos, denominaciones y organizaciones que compiten y están en conflicto entre sí, ¿cómo podemos reconocer la iglesia –el cuerpo de creyentes - que el Señor Jesucristo ha edificado?

La verdadera iglesia

Las personas equivocadamente piensan que existe una organización terrenal que es la verdadera y única “iglesia”. Pero la iglesia verdadera no es una organización, ni tampoco una serie de edificios sino el cuerpo de verdaderos creyentes los cuales sólo son conocidos por Dios. La iglesia verdadera consiste de aquellos que son regenerados; esto es, de aquellos que son cristianos verdaderos. Sin embargo, existen iglesias que son cristianas e iglesias que no son cristianas.

¿Cómo saber si una iglesia es o no cristiana? La respuesta es simple una vez que entendemos qué hace a un grupo de personas cristiano o no: todo depende de lo que creen y practican.

En primer lugar una iglesia verdadera, un grupo de cristianos genuinos, cree en la Biblia. Mientras que los apóstoles vivían, la iglesia se mantuvo firme y veraz. Pero se hicieron compromisos y se introdujeron prácticas y enseñanzas paganas. Cuando los fieles cristianos protestaron contra la corrupción, fueron amargamente perseguidos por los oficiales de la iglesia. Durante la Edad Oscura millones de creyentes dieron sus vidas antes de comprometer su fe. El reinado de intolerancia duró por cientos de años. Pero la verdad de Dios logró triunfar una vez más. La Biblia, por mucho tiempo encadenada en las paredes y en los púlpitos de los monasterios, fue traducida a la lengua común. Creyentes comunes descubrieron lo que las Escrituras enseñaban. Reformadores valerosos descubrieron más y más verdades de la Palabra de Dios. La verdadera iglesia hace de la Biblia su única regla de fe y práctica (Salmo 119:105; Juan 5:39; 2 Timoteo 3:16).

En segundo lugar una iglesia verdadera cree que Cristo Jesús es tanto Dios como hombre (Juan 1:1, 14; 8:24; Colosenses 2:9; 1 Juan 4:1-4) y que nació de la virgen  María (la naturaleza de la encarnación); que se levantó de la muerte físicamente (Juan 2:19-21; 1 Corintios 15:14); y que la salvación es por gracia a través de la fe (Romanos 5:1; Efesios 2:8-9; Gálatas 3:1-2; 5:1-4). El evangelio es la muerte, sepultura y resurrección de Jesús (1 Corintios 15:1-4; Gálatas 1:8-9). Hay un sólo Dios (Éxodo 20:3; Isaías 43:10; 44:6, 8) que existe como una Trinidad de personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (ver Trinidad).

Por lo tanto un grupo de genuinos cristianos realza a Cristo: Múltiples millones en nuestro mundo siguen los credos de judaísmo, hinduismo, budismo, islamismo, la Nueva Era, y sectas supuestamente “cristianas” que omiten enseñar la plena deidad de nuestro Señor Jesucristo. Manteniéndonos alejados de esos credos, podemos reducir considerablemente nuestra búsqueda, al recordar Hechos 4:12, que nos dice que Él es nuestro único Salvador, nuestro único medio de salvación.

En tercer lugar los verdaderos cristianos guardan los mandamientos del Señor Jesucristo. Él ha dicho: “Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15)” y “No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Pare que está en los cielos” (Mateo 7:21) La Biblia habla de un “remanente” como la última iglesia de Dios en los últimos días. ¿Cómo podemos identificar al remanente? ¿Qué lo separa de los demás? Se dan dos claves importantes, dos características para identificar este grupo. Apocalipsis 12:17 dice: “Entonces el dragón (Satanás) se llenó de ira contra la mujer (la iglesia); y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios…” Aquí está la descripción de Dios de Su verdadera iglesia, de Sus verdaderos hijos. A primera vista se podría pensar que casi cualquier iglesia cumple con esta descripción. ¿Pero, realmente “guardan los mandamientos de Dios” todas las denominaciones? ¿O será que algunas le sirven de labios solamente y dicen guardar los mandamientos, mientras en realidad los ignoran?

En cuarto lugar la iglesia verdadera, los verdaderos cristianos, tienen el espíritu de profecía. La otra característica que Apocalipsis 12:17 dice que tiene la iglesia de Dios es el “testimonio de Jesucristo”. ¿Qué es eso exactamente? Apocalipsis 19:10 nos dice: “El testimonio de Jesucristo es el espíritu de profecía”. La verdadera iglesia de Dios tiene el don del Espíritu, incluyendo el espíritu de profecía. El don de profecía es una de las marcas inequívocas de la verdadera iglesia de Dios. En 1 Corintios 1:6, 7 Pablo describe a la iglesia de Dios así: “Así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado a vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”.

Los verdaderos creyentes viven esperando ansiosamente Su regreso: Dios tiene un mensaje urgente para hoy, un mensaje que allana el camino para la segunda venida de Cristo. La verdadera iglesia de Dios pulsa con la expectativa de ese advenimiento. Cree y predica con poder que el Señor Jesús viene pronto. Ese evento largamente esperado es la “bienaventurada esperanza” de la iglesia (Tito 2:13) y la única esperanza para este viejo y corrompido mundo.

Las verdades esenciales para la salvación esbozadas arriba no agotan las creencias que los verdaderos cristianos deben creer, guardar y practicar. Hay muchas otras doctrinas bíblicas que no afectan el destino eterno del alma humana, pero no por eso son menos importantes para el cristiano diligente; pues con ellas construimos con el oro, la plata y las piedras preciosas que constituyen los únicos materiales que resistirán la prueba de fuego ante el tribunal de Cristo, “para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo” (2 Corintios 5: 10).

“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Corintios 3: 9 - 15).   

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Apéndice

OTROS DE LOS NOMBRES PARA LA IGLESIA CRISTIANA

La palabra “iglesia” es sólo una de las varias palabras que se usan en la Biblia para describir al pueblo de Dios. Otros términos usados son: “linaje escogido real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9). Si para referirse al pueblo de Dios nos limitamos al uso de un solo término, estaremos abriendo la puerta al error en nuestro entendimiento de las Escrituras.

Para referirse a individuos, por otro lado, la Biblia también utiliza una serie de términos diferentes a los ya mencionados, tales como: cristianos (1 Pedro 4:16), creyentes (Hechos 5:14), discípulos (Hechos 6:12), miembros de su cuerpo (Efesios 5:30), seguidores de Dios (Efesios 5:1), santos (Filipenses 1:1), herederos de Dios (Gálatas 4:7), nacidos de Dios (1 Juan 4:7) aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (Filipenses 4:3) .

A continuación, otra serie de términos que la Biblia utiliza para referirse a los verdaderos cristianos.

·     La hija de Sion: Juan 12:15: "No temas hija de Sion; He aquí tu Rey viene; Montado sobre un pollino de asna."

·       La iglesia de los Gentiles: Romanos 16:4: "que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles."

·        La iglesia de Dios: 1ª Corintios 1:2: "a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro."

·      Labranza de Dios: 1ª Corintios 3:9: "Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios."

·    Edificio de Dios: 1ª Corintios 3:9: "Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios."

·       Templo de Dios: 1ª Corintios 3:16: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?"

·     Carta de Cristo: 2ª Corintios 3:3: "siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón."

·      El cuerpo de Cristo: Efesios 1:22-23: "y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo."

·    Miembros de la familia de Dios: Efesios 2:19: "Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios."

·     La ciudad del Dios Vivo: Hebreos 12:22: "sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,"

·      Monte de Sión: Hebreos 12:22: "sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles."

·   La congregación de los primogénitos: Hebreos 12:23: "a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos."

·   Pueblo de Dios: 1ª Pedro 2:10: "vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia."

·  La grey de Dios: 1ª Pedro 5:2: "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto."

·  La esposa del Cordero: Apocalipsis 19:7: "Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado."
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¿Más información? Leer LA IGLESIA NUEVOTESTAMENTARIA