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miércoles, 6 de agosto de 2014

EL YOGA Y EL CRISTIANISMO

¿Qué es el yoga? Para muchos en Occidente, el yoga es simplemente un sistema de ejercicios físicos, una forma de fortalecer el cuerpo, aumentar la flexibilidad, y aun sanar o impedir varias enfermedades del cuerpo. Pero si investigamos la historia y la filosofía del yoga, descubrimos que “mucho más que un sistema de ejercicios físicos para la salud, el yoga es… una antigua senda hacia el crecimiento espiritual”. Es una senda venerada en gran parte de la literatura sagrada de India. [1] Por lo tanto, si realmente queremos tener una mejor comprensión del yoga, debemos excavar bajo la superficie y analizar las raíces históricas del tema.

Pero antes de comenzar a excavar debemos comprender primero lo que significa en realidad el término “yoga”. “Según la tradición, ‘yoga’ significa ‘unión’, la unión… del ‘jiva’ (el yo transitorio) finito con el ‘Brahmán’ (yo eterno) infinito”. [2] El término “Brahmán” suele usarse para el concepto hindú de “Dios”, o Realidad Última. Es una sustancia impersonal y divina que “permea, envuelve y subyace todo”. [3] Con esto en mente, veamos brevemente tres textos clave que nos ayudarán a describir el origen y el desarrollo del yoga dentro de India.

Aparentemente uno puede rastrear tanto la práctica como la meta del yoga hasta los Upanishads mismos, que fueron escritos probablemente entre 1000 y 500 a.C. [4] Un Upanishad nos dice: “Une la luz dentro de ti con la luz de Brahmán”. [5] Claramente, entonces, la meta del yoga (la unión con Brahmán) es al menos tan antigua como los Upanishads.

Además, la palabra “yoga” suele aparecer en el Bhagavad Gita, un texto hindú clásico, posiblemente escrito en el siglo V a.C. [6] En el capítulo 6, Krishna dice: “Así llega el gozo supremo al yogui… que es uno con Brahmán, con Dios”. [7]

Finalmente, alrededor del año 150 d.C., el yogui Patanjali sistematizó el yoga en ocho “miembros” en sus Yoga Sutras. Estos ocho miembros son como una escalera que supuestamente lleva al yogui de la ignorancia a la iluminación. En orden, estos ocho miembros son: yama (autocontrol), niyama (ritos religiosos), asana (posturas), pranayama (ejercicios de respiración), pratyahara (control de los sentidos), dharana (concentración), dhyana (contemplación profunda) y samadhi (iluminación).[8] 

Es interesante señalar que las posturas y los ejercicios de respiración, a menudo considerados la totalidad del yoga en Occidente, son los pasos tres y cuatro a lo largo del camino “real” hacia la unión con Brahmán.

Vemos que el yoga es una antigua disciplina espiritual profundamente arraigada en la religión del hinduismo. Ante esto, debemos preguntarnos sinceramente si es realmente prudente que un cristiano esté involucrado en la práctica del yoga.

A continuación, seguiremos nuestra discusión revisando algunas de las importantes diferencias doctrinales entre el yoga y el cristianismo.

El yoga y el cristianismo: ¿Cuáles son las diferencias?

Muchas personas hoy (incluyendo algunos cristianos) están dedicándose al yoga. Más adelante consideraremos si la filosofía del yoga puede ser separada realmente de la práctica del yoga, pero primero debemos establecer que hay diferencias doctrinales cruciales entre el yoga y el cristianismo. Consideremos brevemente algunas de estas diferencias.

Primero, el yoga y el cristianismo tienen conceptos muy diferentes de Dios. Como hemos dicho antes, la meta del yoga es experimentar la unión con “Dios”. Pero, ¿qué quieren decir los yoguis cuando hablan de “Dios” o de Brahmán? Precisamente, ¿a qué se nos alienta a “unirnos”? La mayoría de los yoguis conciben a “Dios” como una sustancia impersonal y espiritual, que se extiende a toda la realidad. Esta doctrina se denomina panteísmo, el punto de vista de que todo es “Dios” difiere marcadamente con el teísmo del cristianismo bíblico. En la Biblia, Dios se revela como el Creador personal del universo. Dios es el Creador; el universo, Su creación. La Biblia mantiene una cuidadosa distinción entre ambos. [9]

Una segunda diferencia entre el yoga y el cristianismo tiene que ver con sus visiones del hombre. Dado que la filosofía yoga enseña que todo es “Dios”, se deduce necesariamente que el hombre también es “Dios”. El cristianismo, sin embargo, hace una clara distinción entre Dios y el hombre. Dios es el Creador; el hombre, una de Sus criaturas. Por supuesto que el hombre es único porque, a diferencia de los animales, fue creado a la imagen de Dios. [10] No obstante, el cristianismo difiere claramente del yoga en su insistencia absoluta en que Dios y el hombre son distintos.

Finalmente, consideremos brevemente cómo el yoga y el cristianismo conciben de forma diferente el problema fundamental del hombre, así como su solución.

El yoga concibe el problema del hombre principalmente en términos de ignorancia; el hombre simplemente no sabe que él es “Dios”. La solución es la iluminación, una experiencia de unión con “Dios”. Esta solución (que es la meta del yoga) sólo puede ser alcanzada a través de un gran afán y esfuerzo personal. El cristianismo, sin embargo, considera que el principal problema del hombre es el pecado, el no conformarse al carácter y las normas de un Dios moralmente perfecto. El hombre, por lo tanto, está alienado de Dios y necesita reconciliación con Él. La solución es Jesucristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del hombre”. [11] A través de la muerte del Señor Jesús en la cruz, Dios reconcilió al mundo con Él. [12] Ahora llama a los hombres a recibir libremente todos los beneficios de Su salvación a través de la fe en Cristo. A diferencia del yoga, el cristianismo considera a la salvación como un regalo de Dios. Sólo puede ser recibido; nunca puede ganarse.

Claramente, el cristianismo y el yoga son puntos de vista mutuamente excluyentes. Pero, ¿son iguales todos los tipos de yoga? ¿Acaso no hay al menos uno que se ocupe exclusivamente de la salud física y el ejercicio? A continuación consideraremos más detenidamente el hatha yoga, el tipo de yoga que suele considerarse puramente físico en su naturaleza.

¿Qué es el hatha yoga?

Hasta aquí hemos aprendido que el yoga es una antigua disciplina espiritual arraigada en un sistema de creencias que es completamente incompatible con el cristianismo. Pero, ¿se cumple esto en cualquier tipo de yoga? ¿Acaso el hatha yoga no se ocupa simplemente del desarrollo físico y la buena salud?

El hatha yoga se ocupa principalmente de dos cosas: los asana (posturas físicas) y los pranayama (ejercicios de respiración). Pero es importante darnos cuenta de que tanto el asana como el pranayama juegan un papel importante en el raja yoga (o “yoga real”) de Patanjali. En los tradicionales ocho “miembros” del sistema de Patanjali, asana y pranayama son los miembros tres y cuatro. ¿Cuál es, entonces, la relación entre el hatha yoga y el raja yoga?

Un ex practicante de yoga, Dave Fletcho, dice que las posturas de yoga “evolucionaron como una parte integral del raja… yoga”. [13] Él señala que el autor del famoso manual Hatha Yoga Pradipika “presenta al hatha… pura y exclusivamente para el logro del raja yoga”.[14] También cita a un estudioso del yoga francés que dice: “el único propósito del… hatha yoga es suprimir los obstáculos físicos en el… camino real del raja yoga, y el hatha yoga es llamado, en consecuencia, ‘la escalera hacia el raja yoga’”.[15] Fetcho está de acuerdo, y señala que las posturas físicas están “diseñadas específicamente para manipular la conciencia…hacia la experiencia consumada del raja yoga, el samadhi: una unión indiferenciada con la esencia primitiva de la conciencia”.[16] Estas afirmaciones deberían dejar bastante en claro que el hatha yoga, o yoga físico, ha sido considerado históricamente como simplemente una forma de ayudar al yogui a lograr la iluminación, el miembro final del raja yoga.

Esto se confirma adicionalmente al considerar el iyengar yoga, tal vez la forma más popular de hatha yoga en EE.UU. El sitio Web para el Instituto de Iyengar Yoga de San Francisco dice: “BKS Iyengar estudia y enseña el yoga tal como se desarrolla en los yoga sutras de Patanjaili [sic] y el Hatha Yoga Pradipika, entre otros textos clásicos. Por lo tanto, los asana, o posturas, son enseñados como uno de los ocho miembros… del yoga definidos por Patanjali”.[17] De hecho, el fin último del iyengar hatha yoga es precisamente el mismo del raja yoga de Patanjali.[18] Ambos buscan experimentar la unión con “Dios”, Brahmán, o conciencia universal.

Si todo esto es así, parece cada vez más evidente que el hatha yoga podría terminar por involucrar a sus participantes en algo que es mucho más que el ejercicio físico. Si bien tal vez no sea obvio inicialmente, la meta final del hatha es la misma que toda otra forma de yoga: la unión del yo con una conciencia impersonal y universal. Debemos recordar que la Biblia nunca exhorta a los cristianos a buscar una experiencia así. Por el contrario, nos advierte acerca de los peligros potenciales de hacerlo. Ahora consideraremos si la práctica del yoga podría ser en realidad peligrosa, y por qué.

¿Puede ser perjudicial el yoga?

A pesar de sus pregonados beneficios para la salud, hay numerosas advertencias en la literatura de yoga acreditada que previene que el yoga puede ser perjudicial físicamente, mentalmente y espiritualmente, si no se lo practica correctamente.

Por ejemplo, Swami Prabhavananda advierte acerca de los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración del yoga: “A menos que se hagan correctamente, hay una buena posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar”. [19]

Además, muchos yoguis advierten que la práctica del yoga puede poner en peligro la cordura de una persona. Al describir el despertar del “kundalini” (el poder de la serpiente enroscada), Gopi Krishna registra su propia experiencia de la siguiente forma: “Fue variable durante muchos años, dolorosa, obsesiva... He pasado por casi todas las etapas de... tipos de mente: mediúmica, psicótica y otros; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura”.[20]

Sin embargo, finalmente, desde una perspectiva cristiana parecería que el yoga también podría ser perjudicial espiritualmente. Para entender por qué, volvamos a la experiencia del “kundalini”. El erudito de yoga Hans Riecker dice: “El kundalini es el fundamento de todas las prácticas del yoga”. [21] Pero, ¿qué es exactamente el kundalini, y por qué es tan fundamental para la práctica del yoga?

Swami Vivekananda resume la experiencia del kundalini de la siguiente forma:

“Cuando se lo despierta a través de la práctica de disciplinas espirituales, sube por la columna vertebral, pasa a través de los distintos centros y llega finalmente al cerebro, en cuyo momento el yogui experimenta el samadhi, o la absorción total en la Deidad”.[22]

Y el investigador John White lleva la importancia de esta experiencia aún más lejos al decir: “Si bien la palabra kundalini proviene de la tradición del yoga, casi todas las principales religiones, caminos espirituales y auténticas tradiciones ocultistas del mundo consideran que algo similar a la experiencia de kundalini tiene importancia en la “divinización” de una persona. La palabra en sí tal vez no aparezca... pero el concepto está allí... como una clave para logra la condición divina”.[23]

Al leer descripciones de este tipo sobre el kundalini, o el poder de la serpiente enroscada, un cristiano casi puede oír el siseo de “la serpiente antigua… [la cual engaña al mundo entero”. [24] En Edén, aduló a nuestros primeros padres diciéndoles: “Seréis como Dios”. [25] Y, si bien el cristianismo y el yoga tienen conceptos muy diferentes de Dios, ¿no es esto, en esencia, lo que promete el yoga?

Swami Ajaya dijo una vez: “La principal enseñanza del yoga es que la verdadera naturaleza del hombre es divina”. [26] Obviamente, esta no es la visión cristiana del hombre. Pero, si la meta de yoga es que uno realice su divinidad esencial a través de la unión con “Dios”, entonces ¿no debería el cristiano considerar la práctica que conduce a esta realización como algo que potencialmente es dañino espiritualmente?

¿Puede separarse la filosofía y la práctica?

Hemos visto que el yoga es una antigua disciplina espiritual cuyas doctrinas centrales son completamente incompatibles con las del cristianismo. Aun el hatha yoga, que suele considerarse que se ocupa exclusivamente del desarrollo físico, se entiende mejor como un mero medio para ayudar al yogui a alcanzar la meta de samadhi, o unión con “Dios”. Además, hemos visto que todo yoga, incluyendo el hatha, tiene el potencial para ser dañino físicamente, mentalmente y espiritualmente.

A la luz de esta evidencia, podría parecer que la pregunta: “¿Puede separarse la filosofía del yoga de la práctica del yoga?” ya ha sido contestada en sentido negativo. Y este es, por cierto, el punto de vista de muchos estudiosos del yoga. Dave Fletcho, que perteneció a la Sociedad de Yoga Ananda Marga, ha escrito: “El yoga físico, según sus definiciones clásicas, es inherentemente y funcionalmente incapaz de ser separado de la metafísica religiosa oriental”.[27] Es más, las autoridades en yoga Feuerstein y Miller, al hablar sobre las posturas del yoga (asana) y los ejercicios de respiración (pranayama), indican que este tipo de prácticas son algo más que sólo otra forma de ejercicio; por cierto, son “ejercicios psicosomáticos”. [28] ¿Significa esto que separar la teoría de la práctica es simplemente imposible en el yoga?

Al recorrer cuidadosamente un texto introductorio sobre el hatha yoga, [29] uno ve que se ilustran muchas posturas. Varias de estas podrán ser similares, si no son idénticas, a ejercicios y estiramientos que uno ya está haciendo. Por cierto, si uno participa en un programa de estiramientos regular, esto es muy probable. Esto plantea una importante pregunta. Supongamos que estas posturas de yoga del nivel inicial se hacen en un contexto completamente desprovisto de la filosofía del yoga. En un caso como éste, ¿no nos obliga la sinceridad a reconocer al menos la posibilidad de separar la teoría de la práctica?

Estamos de acuerdo con los estudiosos que hemos citado en este breve artículo, quienes saben muchísimo más del tema que nosotros, en que esta distinción NO es válida. Si bien alguna persona cándida pudiera replicar  que ve que esta distinción es legítima (aunque sólo sea al inicio de este tipo de prácticas, y sólo con relación a las posturas), los ejercicios de respiración, por varias razones, siguen siendo problemáticos. [30] Esta distinción plantea aun otra pregunta: ¿Cuántas personas comienzan un programa de ejercicios con la intención de nunca avanzar más allá del nivel más básico? Y, dado que por la naturaleza misma de la práctica del yoga, esta distinción sólo podría ser válida en las primerísimas etapas, ¿por qué querría un cristiano iniciar jamás este proceso?

Si alguien quiere iniciar un programa de ejercicios con beneficios físicos similares al yoga, pero sin el equipaje espiritual negativo, debería considerar el aerobismo de bajo impacto, el ballet acuático, el estiramiento, la caminata o el escalamiento. [31] Estos programas pueden ser igualmente beneficiosos para el cuerpo, sin poner en peligro al alma potencialmente. Los cristianos harían bien en nunca comenzar la práctica del yoga, y en aplicar siempre en sus vidas las palabras del Señor que nos dicen: “sed, pues, sabios como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).

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Notas

[1] Essence and Purpose of Yoga: The Initiatory Pathways to the Transcendent (Massachusetts: Element Books, Inc., 1996), contraportada.
[2] The Watchman Expositor (Vol. 18, No. 2, 2001): 5.
[3] Ibid.
[4] Ibid., 6.
[5] Ibid., citado en Swami Prabhavananda and Frederick Manchester, The Upanishads: Breath of the Eternal (New York: New American Library, 1957), 120ff.
[6] Bhagavad Gita, trad. Juan Mascaro (New York: Penguin Books, 1962), contraportada.
[7] Ibid., 71.
[8] John Ankerberg and John Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs (Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 1996), 601.
[9] Ver Romanos 1:18-25.
[10] Ver Génesis 1:26.
[11] Juan 1:29.
[12] Ver 2 Corintios 5:19.
[13] Dave Fetcho, "Yoga," (Berkeley, CA: Spiritual Counterfeits Project, 1978), citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 602.
[14] Ibid., 603.
[15] Ibid.
[16] Ibid., 602.
[17] Ver "Source and Context: Patanjali and Ashtanga Yoga" en http://www.iyisf.org. Esta cita fue tomada del sitio el 1 de marzo de 2002.
[18] Ibid.
[19] Swami Prabhavananda, Yoga and Mysticism (Hollywood, CA: Vedanta Press, 1972), 18, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 604.
[20] Gopi Krishna, The Awakening of Kundalini (New York: E.P. Dutton, 1975), 124, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 608.
[21] Hans Ulrich Rieker, The Yoga of Light: Hatha Yoga Pradipika (New York: Seabury Press, 1971), 101, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 606.
[22] Swami Vivekananda, Raja Yoga (New York: Ramakrishna-Vivekananda Center, 1970), 16, citado en Scott, "Exercise or Religious Practice? Yoga: What the Teacher Never Taught You in That Hatha Yoga Class," 5.
[23] John White, ed., Kundalini Evolution and Enlightenment (Garden City, NY: Anchor, 1979), 17, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 606.
[24] Ver Apocalipsis 12:9.
[25] Ver Génesis 3:5.
[26] Swami Rama, Lectures on Yoga: Practical Lessons on Yoga (Glenview, IL: Himalayan International Institute of Yoga, Science and Philosophy, 1976, rev.), vi, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 596.
[27] Dave Fetcho, "Yoga," 2, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 600.
[28] George Feuerstein and Jeanine Miller, Yoga and Beyond: Essays in Indian Philosophy (New York: Schocken, 1972), 27-28, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 600.
[29] Por ejemplo, Richard Hittleman, Introduction to Yoga (New York: Bantam Books, 1969)
[30] Por ejemplo, los ejercicios respiratorios pueden ser físicamente peligrosos. Sri Chinmoy escribió: “Practicar pranayama sin una guía verdadera es muy peligroso. Conozco tres personas que han muerto como resultado de hacerlo...” Ver Great Masters and the Cosmic Gods (Jamaica, NY: Agni Press, 1977), 8, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 604. Sin embargo, además, desde una perspectiva cristiana este tipo de ejercicios pueden ser mentalmente y espiritualmente peligrosos (al menos potencialmente) porque pueden inducir estados alterados de conciencia que pueden hacer que uno esté más vulnerable al engaño demoníaco. Por cierto, el psicólogo Ernest L. Rossi ha escrito con relación al pranayama: “La manipulación manual del ciclo nasal durante la meditación (dhyana) es la técnica más meticulosamente documentada para alterar la conciencia”. Ver Benjamin B. Wolman and Montague Ullman, eds., Handbook of States of Consciousness (New York: Van Nostrand Reinhold, 1986), 113, citado en Ankerberg and Weldon, Encyclopedia of New Age Beliefs, 595.
[31] Por supuesto que este tipo de programas necesitan ser adaptados a las necesidades y metas de la persona. Siempre es bueno hablar con su médico antes de comenzar un nuevo programa de ejercicios.




martes, 1 de julio de 2014

CIENCIOLOGÍA: LA RELIGIÓN DE HOLLYWOOD

La cienciología fue inventada por el exitoso escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard. Él y sus seguidores afirmaron haber descubierto profundos secretos de la mente y el espíritu. Pero, mientras sus seguidores dicen que los descubrimientos de Hubbard pueden erradicar la mayor parte de lo que aflige a la humanidad, los críticos sostienen que éste inventó una nueva religión con la misma mente creativa que dio forma a obras populares de ciencia ficción. Los críticos de Hubbard agregan que esta nueva religión fue formulada para enriquecer considerablemente a su fundador y a sus colaboradores.

Los detalles de la vida de Hubbard son altamente polémicos. La Iglesia de la Cienciología (IC) ofrece una versión que es notable en todo sentido. Según la Iglesia, Hubbard estaba estudiando a Shakespeare y filosofía griega a poco de aprender a leer. A los seis años se había vuelto un hermano de sangre de los indios Pies Negros y había aprendido sus secretos y leyendas tribales, un honor que supuestamente pocos hombres blancos habían experimentado. La IC también sostiene que Hubbard se convirtió en el Scout Águila más joven jamás, y que a los diecinueve años había recorrido más de cuatrocientos mil kilómetros en China, Japón, Guam, Filipinas y otros países.[1] Además, sostiene que Hubbard, al finalizar su adolescencia, había absorbido las filosofías del Oriente. Estos datos son cuestionados por los críticos de Hubbard, que han difundido sus contra-evidencias en Internet y en publicaciones impresas.

La Iglesia afirma que Hubbard combinó su trasfondo único con investigación personal, produciendo un manuscrito llamado “La tesis original”, que sentó las bases para su libro Dianética: La ciencia moderna de la salud mental, publicado en 1950. Esta obra vendió más de 150.000 copias en ese año solo, y sigue vendiéndose bien hoy. En 1953 Hubbard fundó la primera Iglesia de la Cienciología en Camden, Nueva Jersey, Estados Unidos, y con el tiempo plantó iglesias en todo el mundo. En 1967 se autodesignó comodoro de una pequeña flota de barcos desde el cual manejaba su imperio mientras navegaba por el Mar Mediterráneo. Volvió a escribir ciencia ficción cerca del fin de su vida, publicando los éxitos de librería Campo de batalla: la Tierra y la enorme serie Misión Tierra.

Hubbard enseñaba que los principios de la dianética podrían hacer más para el hombre común que todas las teorías y terapias psicológicas tradicionales combinadas. Es comprensible la alarma de la Asociación Psicológica Americana. Cuando lo cuestionaban, Hubbard y su organización demandaba a profesionales del cuidado de la salud y todo aquel que pusiera en tela de juicio su terapia de auditoría. Quienes cuestionaban al movimiento desde adentro eran rotulados como “supresores” y eran castigados y expulsados de la Iglesia.

La cosmovisión de la cienciología: cosmología

La cienciología afirma que su sistema de creencia no está en conflicto con las creencias del cristianismo. Sin embargo, cuando uno investiga, la religión sostiene proposiciones fundamentales acerca de la realidad que crean un abismo infranqueable entre ambas cosmovisiones. Si uno acepta la visión de L. Ron Hubbard del cosmos, afectará cada uno de los demás componentes de la cosmovisión. La cienciología tiene creencias únicas acerca de la naturaleza de la humanidad, la ética, lo que ocurre al morir, la dirección de la historia y aun sobre cómo llegamos a saber lo que es cierto. Estas creencias revelan diferencias que no son sólo temas superficiales; van a la esencia de nuestra existencia como seres humanos.

La cienciología deja la naturaleza de Dios o de un ser supremo sin definir, de forma que el tema queda abierto a personas de diversas tradiciones de fe. Sin embargo, hace afirmaciones acerca del origen del cosmos en que vivimos y cómo las cosas llegaron a ser como son. De hecho, estas ideas tienen mucho en común con el gnosticismo. Al parecer, L. Ron Hubbard, el fundador de la cienciología, conocía este antiguo sistema de creencias y también le agregó rasgos originales, produciendo una nueva historia acerca de los orígenes humanos.

El gnosticismo compitió con la iglesia cristiana primitiva, generando refutaciones y escritos de líderes de la iglesia. Combinaba ideas tomadas de fuentes judías, cristianas y paganas, y enseñaba que el universo material es un error; de hecho, es malo. Su enfoque principal estaba en individuos iluminados que llegaban a ver este mundo físico como la ilusión y el error que realmente es. Al descubrir el conocimiento secreto, esta persona podría conducir a otros a la verdad y finalmente las ayudaría a trascender la trampa de esta prisión terrenal. Hubbard afirmaba ser una de estas personas iluminadas, y que había adquirido un conocimiento que ninguna otra persona había poseído, llamándose a sí mismo el “mediador celestial”.

Hubbard usó el acrónimo MEST para representar la materia, la energía, el espacio y el tiempo (en inglés, matter, energy, space and time) de nuestro universo. Sostenía que MEST es el producto o proyección de una vasta cantidad de criaturas espirituales llamadas thetans que se aburrieron de una existencia no material y decidieron emanar un universo donde jugar. Después de un largo período de tiempo, estos thetans se olvidaron de que esta realidad, este universo, es producto de su propio diseño, y comenzaron a percibirla como algo real. Según Hubbard, esta realidad “acordada” no es el producto de un Dios creador autoexistente que existe fuera del cosmos, según enseña la cosmovisión judeocristiana, sino más bien una ilusión y obstáculo a superar a fin de progresar como individuo. De forma muy similar al hinduismo y el budismo, la cienciología encuentra que la realidad en la que vivimos es parte de nuestro problema, en vez de ser un regalo de un Dios santo. Esta creencia por sí sola es suficiente para que los cristianos eviten confiar en “el evangelio según Hubbard”.

La cosmovisión de la cienciología: la naturaleza humana

Hubbard afirmaba haber dominado el pensamiento oriental a una edad temprana, así que no es sorprendente que su visión de la naturaleza humana tome prestado elementos del pensamiento hinduista y budista. De forma muy parecida al hinduismo vedanta, la cienciología enseña que el único componente real de la humanidad es un ser espiritual interior o chispa espiritual. Según Hubbard, nuestras mentes son sólo una base de datos de imágenes o un conducto para el espíritu, y nuestros cuerpos, junto con el resto del cosmos, son sólo imaginarios y un obstáculo para descubrir la verdad acerca de nuestra verdadera naturaleza.

La cienciología enseña que este ser espiritual interior es un thetan, a la vez “bueno” y “divino”. Es un ser de potencial creativo infinito que proyecta o crea el universo asociado con todos los demás thetans. Los thetans son criaturas inmortales que moran en cuerpos físicos ilusorios, pero que con el tiempo se han confundido y ahora creen que sus cuerpos físicos son reales.

Según los cienciólogos, los thetans que no se han beneficiado de las prácticas de la cienciología están atrapados en un estado de mente reactiva y no pueden operar normalmente. En este estado, los humanos se parecen más a máquinas condicionadas que a individuos con libre albedrío. Peor aún, han coleccionado experiencias negativas denominadas engramas durante sus migraciones repetidas hacia nuevos cuerpos en un ciclo de reencarnación interminable. Cada uno de estos engramas debe ser rastreado por un auditor capacitado de la Iglesia de la Cienciología y quitado antes que la persona pueda avanzar hacia un estado mental más saludable.

Una vez liberado por las prácticas de la cienciología, el thetan interior recibe la promesa de mayor libertad, inteligencia y aún mayores poderes espirituales. Muchos que han sido “despejados” a través de la auditoría afirman haber alcanzado esta mayor capacidad. Las publicaciones de la Iglesia no dan ninguna garantía de los resultados de la auditoría, pero sí afirman que “las técnicas de auditoría funcionan el 100 por ciento de las veces si se aplican correctamente”. [2]

Según Hubbard, los problemas que enfrenta la humanidad son educativos antes que morales; falta de capacitación, y no rebelión ante un Dios santo. No somos moralmente defectuosos, sino en cambio ignorantes de nuestra verdadera naturaleza. Nuestra única “caída” es nuestra creencia en que somos principalmente seres físicos antes que entidades espirituales.

La cienciología nos ofrece un plan para el automejoramiento; a través del trabajo duro y la aplicación de los descubrimientos de Hubbard, cualquiera puede alcanzar una existencia similar a un dios. Mediante la auditoría exitosa, tú también puede convertirse en un TO o Thetan Operativo y usar la pulsera de TO de la cienciología, una señal de que ha alcanzado la independencia y serenidad espiritual totales”. [3]

Esto contradice directamente el mensaje del cristianismo, que dice que nuestro problema es moral, y que la única solución es aceptar el regalo del perdón brindado por la muerte de Cristo en la cruz.

La cienciología y el conocimiento

Hubbard estaba fascinado por las personas creativas y el proceso creativo. Como guionista y escritor de ciencia ficción exitoso, colocaba al artista en el pináculo de la cultura. Escribió que “Una cultura sólo es tan grande como sus sueños, y sus sueños son soñados por los artistas”. [4] Su deseo expresado era mejorar toda la cultura mejorando la vida de sus pensadores más creativos. Como resultado, la Iglesia de la Cienciología construyó Centros de Celebridades en todo el mundo para las necesidades especiales de los artistas y las celebridades. En estos lugares las celebridades pueden pasar por el proceso necesario de auditoría, provisto por la Iglesia, para despejarse de los engramas negativos mientras están en un entorno que mantiene a distancia a los seguidores y paparazzi. Los artistas también aparecen en forma destacada en las publicaciones de la cienciología, y las celebridades y miembros de la Iglesia Tom Cruise, Kirstie Alley y John Travolta son todos proselitistas abiertos de la Iglesia de la Cienciología.

Parte de la atracción de la cienciología para los artistas y celebridades, así como su dependencia de ellos, es producto de la visión de Hubbard de la realidad y de la naturaleza del conocimiento mismo. Él creía que la realidad es la proyección de miles de millones de thetans que la crearon como resultado del aburrimiento. La materia, la energía, el espacio y el tiempo no tienen ninguna realidad independiente u objetiva; son dependientes de la creatividad de los thetans. Hubbard sostenía que la verdad misma es tan extraña que una persona típica no puede distinguir entre la ciencia y la ciencia ficción. En un punto Hubbard comparó ser un thetan con el mundo de fantasía de Alicia en el País de las Maravillas. Señaló que los thetans pueden “hacer existir” [inventar o crear] conejos blancos y orugas y Sombrereros Locos”, sugiriendo que se encontrarían muy cómodos en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. [5]

Sólo los thetans operativos pueden ver la realidad tal como es, y Hubbard afirmaba tener una mayor perspectiva que toda otra persona. Como Hubbard era considerado el thetan más iluminado, todo lo que él declaraba que era verdad debía ser aceptado por sus seguidores sin cuestionamientos. Usó y alimentó esta obediencia cuando la Iglesia sufrió el ataque de personas y el gobierno, especialmente cuando alguien dentro de la organización comenzó a cuestionar su autoridad. Como señalamos antes, quienes discrepaban con Hubbard eran rotulados como “supresores” y marcados como blancos legítimos para ser privados de propiedades mediante demandas judiciales o aun ser lesionadas físicamente por otros cienciólogos.

El cristianismo reconoce y celebra los dones artísticos de la humanidad, que cree reflejan que somos creados a la imagen de Dios, el Creador y Artista último. También afirma el papel de la razón en el proceso de investigar la naturaleza de la creación de Dios. Pero, como dice el libro de Hebreos, “en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo... y por medio de él hizo el universo”. [6] Nuestra fe es en este Jesús, no en las palabras de L. Ron Hubbard o la Iglesia de la Cienciología.

La cienciología y la fe cristiana

Una ciencióloga afirmó confiadamente que Jesús murió en la cruz porque los judíos no pudieron aceptar Sus enseñanzas budistas. Ella explicó cómo Jesús había estudiado en China y se había convertido en un monje budista antes de su ministerio en Palestina, y que la visión tradicional de lo que enseñó Jesús y por qué murió era sólo una opinión. Finalmente, la seguidora de L. Ron Hubbard y de la Iglesia de la Cienciología sostuvo que los pecados de una persona sólo pueden ser perdonados si la persona paga para pasar por el proceso de auditoría ofrecido por la Iglesia y termina convirtiéndose en un TO, o Thetan Operativo.

Otras creencias sostenidas por los cienciólogos aumentan el abismo que separa a la cienciología del cristianismo bíblico. Hay personas que han dejado la cienciología que afirman que enseña una “historia anterior” de la condición humana actual. Pero sólo tienen acceso a esta información quienes han alcanzado los niveles más altos dentro de la organización.

La historia de Hubbard dice algo así. Setenta y cinco millones de años atrás un líder malvado llamado Xenu decidió eliminar la población excedente de una confederación galáctica que consistía de veintiséis estrellas y setenta y cinco planetas. Con la ayuda de psiquiatras, engañó a miles de millones de personas para que se sometieran y fueran exportadas al planeta Teegeeack o Tierra. Las víctimas paralizadas fueron apiladas alrededor de volcanes activos donde se colocaron bombas de hidrógeno. Según la historia, las bombas fueron detonadas y las almas sin cuerpos o thetans fueron capturados y pasaron por un lavado de cerebro para hacerles creer en la existencia de un Dios y el diablo. Hubbard culpó al malvado Xenu por plantar las ideas del catolicismo y la imagen de la crucifixión en las mentes de los desventurados thetans. Este proceso también quitó a los thetans su propio sentido de identidad, lo cual hizo que se aferraran a los pocos cuerpos físicos que quedaron luego de las explosiones.

Como resultado, todos los que no se han beneficiado del proceso de auditoría de la cienciología están poseídos por una colección de thetans disfuncionales que intentan controlar cada uno de sus pensamientos y acciones. Una vez despejados por la auditoría de Hubbard, toda la confusión desaparece, supuestamente. Hay más en esta “historia según L. Ron Hubbard”, pero resulta obvio rápidamente que la cienciología y su fundador están enseñando otro evangelio.

Una de dos. O podemos ser salvados por el proceso de auditoría de Hubbard, que promete dar a las personas “independencia y serenidad espiritual totales”, o somos salvados poniendo nuestra fe en lo que el Señor Jesucristo hizo en la cruz, pero no podemos ser salvados de ambas formas. [7] O somos seres similares a dioses que podemos vencer todas nuestras deficiencias morales y mentales en la Iglesia de la Cienciología, o somos criaturas que fuimos creadas “buenas” pero estamos caídas debido a nuestra rebelión contra un Dios santo. Sostener que ambos sistemas son compatibles, no tiene ningún sentido.

Para una presentación clara e inequívoca de lo que la Biblia realmente enseña sobre nuestro origen y destino final, el lector es invitado a leer los siguientes artículos en nuestro blog:

CÓMO SER SALVO

¿TENDRÉ LA FE CORRECTA?

DERRIBANDO ARGUMENTOS

QUÉ DICE EL SEÑOR SOBRE EL INFIERNO


EL SEÑOR JESÚS SALVA (¿DE QUÉ SALVA Y DE QUIÉN?)

PUEDES CREER EN DIOS Y NO SER SALVO

UN PASEO GUIADO POR LA BIBLIA

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Notas

[1] What is Scientology? (Bridge Publications, 1993) p. 26-32.
[2] Ibid., 93.
[3] Ibid., 150.
[4] Ibid., 259.
[5] John Weldon, Scientology: From Science Fiction to Space-Age Religion (Christian Research Institute, Statement DS-170, 1993).
[6] Hebreos 1:2 
[7] What is Scientology?, p. 150.




martes, 3 de junio de 2014

C.S. LEWIS: EL SANTO PATRÓN DE LOS NEOEVANGÉLICOS


[Publicado por primera vez aquí el invierno de 2012.]

El fallecido autor británico C.S. (Clive Staples) Lewis (1898-1963), que era llamado simplemente “Jack” por sus cercanos, es extremadamente popular entre los evangélicos hoy en día. Tanto así, que se podría decir que es el “padrino de los evangélicos contemporáneos”.

De hecho, Lewis es admirado con igual fervor tanto por “evangélicos” negadores del infierno como por católicos, mormones, e incluso algunos ateos. Esto es evidencia irrefutable del alcance de su nefasta influencia, y habla fuerte y claro a los oídos de los que tienen oídos para oír.

La mayoría de las librerías promueven las obras de Lewis como si estas fueran cristianas. Aunque Lewis falleció en 1963, las ventas de sus libros ascendieron a dos millones anuales en 1977, y han aumentado el 125% desde el  2001, sin vislumbres de que disminuyan.

La edición de diciembre de 2005 de Christianity Today (revista fundada en 1956 por Billy Graham) fue dedicada enteramente a él, y titulada C.S. Lewis Superstar. En un artículo conmemorando el centenario de su nacimiento, J.I. Packer lo llamó “nuestro santo patrón” y dijo que Lewis “se ha convertido en el Aquino, el Agustín, y el Esopo de los evangélicos contemporáneos” (Aún Sorprendido por Lewis [Still Surprised by Lewis, Christianity Today, 7 de septiembre , 1998]).

Una encuesta realizada ese mismo año entre los lectores de Christianity Today consideró a Lewis como el escritor evangélico de mayor influencia. A la luz de la decaída condición espiritual, doctrinal y moral de los evangélicos contemporáneos, esta es una estadística muy decidora.

En su edición del 23 de abril del 2011, Christianity Today de nuevo alabó a C.S. Lewis en un artículo titulado Los Mitos Importan [Myth Matters]. Lewis, llamado “el apologista cristiano más grande del siglo XX”, escribió varias obras de carácter mitológico, tales como Las Crónicas de Narnia, las que Christianity Today recomienda en los términos más elogiosos, declarando que “Cristo no vino a terminar con los mitos, sino a tomar lo más esencial de ellos en Sí Mismo, para hacerlo real”. No sabemos qué comentar acerca de esto, salvo que es pura palabrería sin sentido. En sus crónicas, Lewis describe al Señor Jesucristo como un león llamado Aslan, quien es sacrificado sobre una mesa de piedra. Christianity Today dice: “En Aslan, Cristo se hace tangible, reconocible, real”. Como si fuera posible conocer al Señor a través de una fábula vaga e inexactamente basada en temas bíblicos mezclados con paganismo.

Además de ser Lewis alabado por casi todas las denominaciones evangélicas a lo largo y ancho del mundo, se le considera el padre del “hedonismo cristiano” (John Piper), y es elogiado por  Rob Bell en su libro El Amor Gana [Love Wins], en el que niega la existencia del infierno y promueve el universalismo.

En la sección de reconocimientos, Bell escribe: “... a mis padres, a Rob y Helen, por sugerirme cuando estaba en la secundaria que leyera a C.S. Lewis”.

HEREJÍAS DESTRUCTORAS

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).

Incluso Christianity Today admite: “Clive Staples Lewis era cualquier cosa excepto un evangélico clásico, social y teológicamente hablando. Lewis fumaba cigarrillos y pipa, visitaba bares regularmente y bebía cerveza con sus amigos. Aunque compartía con los evangélicos algunas creencias cristianas básicas, no se suscribió a la inerrancia bíblica o a la sustitución penal. Creía en el purgatorio y en la regeneración bautismal” (C.S. Lewis Superstar, Christianity Today, December 2005).

La Inerrancia de la Escritura es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. En una carta al editor de Christianity Today, fechada el 28 de febrero, 1964, el Dr. W. Wesley Shrader, de la Primera Iglesia Bautista de Lewisburg, Pennsylvania, advirtió que “C.S. Lewis... nunca abrazó la posición (literal-infaliblede la Biblia” (News Bulletin, Fundamental Baptist Fellowship, March 4, 1984).

La Historicidad de la Biblia es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Él creía que Jonás y Job no eran libros históricos. En su artículo Teología Moderna y Crítica Bíblica, Lewis escribió: “... Jonás, un cuento que algunos creen tan histórico como Job, deja entrever en su grotesco incidente, una vena típica del humor judío; aunque no deja de ser edificante” (Modern Theology and Biblical Criticism, Christian Reflections, edition by Walter Hooper, Eerdmans).

La Necesidad de una Conversión Sobrenatural A Través del Arrepentimiento y la Fe en Cristo es una doctrina fundamental de la fe, pero no hay evidencia de que Lewis la haya alguna vez experimentado. Hemos leído varios de sus libros, docenas de artículos, varias biografías sobre él, y no hemos encontrado ni una sola inequívoca enseñanza acerca del nuevo nacimiento ni un claro testimonio bíblico que nos diga que él lo experimentó alguna vez. Incluso Christianity Today afirma que Lewis creía en la “regeneración bautismal”.

Esto debería ser objeto de profunda preocupación por parte de sus admiradores evangélicos. En su autobiografía, Sorprendido por la Alegría Lewis presenta un confuso testimonio sobre su conversión. Definitivamente experimentó una especie de conversión mística que lo cambió de ser un ateo, a aceptar la creencia en Dios; pero esto no es la regeneración de la cual habla la Biblia. Esto le ha ocurrido a muchos otros: Malcolm Muggeridge, entre ellos, quien al final se entregó al falso evangelio sacramental del catolicismo, el cual Pablo nos dice que Dios ha maldecido (Gálatas 1).

En el libro El Gran Divorcio, que trata acerca de la salvación, el cielo y el infierno, Lewis no dice nada sobre la necesidad de la fe personal en Cristo, la sangre de Cristo, o el nuevo nacimiento. Todo es sólo sobre buenas obras y carácter “cristiano”.

La Sustitución Penal o Expiación es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. La Biblia claramente declara que Cristo derramó Su sangre y murió para satisfacer la santa demanda de Dios de castigar con la muerte el pecado. Pero Lewis afirmó que no importa como uno “defina” la expiación, y añadió que no era una parte esencial del cristianismo. En Mero Cristianismo Lewis hace la siguiente declaración:

“Puedes decir que Cristo murió por nuestros pecados. Puedes decir que el Padre nos ha perdonado porque Cristo ha hecho por nosotros lo que nosotros deberíamos haber hecho. Puedes decir que hemos sido lavados por la sangre del Cordero. Puedes decir que Cristo ha derrotado a la muerte. Todas son verdadesSi alguna no te atrae, déjala de lado y sigue adelante con la fórmula que sí lo hace. Y lo que sea que hagas, no discutas con otros porque usan una fórmula diferente a la tuya” (Mero Cristianismo [Mere Christianity, Harper San Francisco edition, 2001, p. 182]).

Esto no es más que fétida herejía. Lewis equivocadamente declara que no importa si una persona cree o no que ha sido lavada por la sangre de Cristo, ya que esto es una mera “fórmula” que puede ser aceptada o rechazada según uno lo prefiera. Dice que está bien creer que “el Padre nos ha perdonado porque Cristo ha hecho por nosotros lo que nosotros deberíamos haber hecho”. Esta salvación sin sangre a través de la vida de Cristo en vez de a través de Su muerte, no es salvación en lo absoluto de acuerdo a la Biblia. La “sangre” es mencionada más de 90 veces en el Nuevo Testamento, y eso no es accidental. “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22). Si Cristo hubiera vivido una vida perfecta en nuestro lugar y murió una muerte incruenta en nuestro lugar, no seríamos salvos.

Lewis dice: “La creencia central es que la muerte de Cristo de alguna manera nos ha puesto en buenas relaciones con Dios y nos ha permitido comenzar de nuevo. Las teorías acerca de cómo ha hecho esto son otro tema... Todas las teorías que construyamos en torno a cómo la muerte de Cristo hizo todo esto son, en mi opinión, totalmente secundarias...” (Mero Cristianismo [Mere Christianity, Harper San Francisco edition, 2001, pp. 54, 55, 56]).

Esta enseñanza es anti-bíblica. Dios nos ha revelado exactamente lo que Cristo hizo y qué significa la expiación. No es cuestión de teologizar o de preferir una “formula” en vez de la otra. La Biblia declara inequívocamente que nuestra salvación es un asunto de una propiciación (un rescate) por medio de la cual nuestros pecados fueron lavados por la sangre de Cristo, cuya muerte fue ofrecida como pago para satisfacer la demanda de la santa ley de Dios.

Lewis nunca menciona la doctrina de la propiciación, pero esta es una parte importante de nuestra salvación, y la propiciación fue realizada por medio de la sangre de Cristo. “…a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:25). Propiciación significa satisfacción; cubrir; el cumplimiento de una demanda. Se refiere a la estimación que hace Dios del sacrificio de Cristo. Dios está completamente satisfecho con lo que Cristo hizo en la cruz (Romanos 3:24-25; 1 Juan. 2:2; Hebreos 2:17; Isaías 5:11). La palabra griega traducida “propiciación” en Romanos 3:25 también se traduce “propiciatorio” en Hebreos 9:5. El propiciatorio estaba encima del arca, que contenía ley de Dios (Éxodo 25:17, 21). Este cuadro es un símbolo de la propiciación: Cristo cubriendo (cumpliendo) la demanda de la ley de Dios. La sangre de Cristo que satisfizo esta demanda y borró nuestros pecados se describe en el Día de la Expiación cuando la sangre del becerro era rociada por el sumo sacerdote sobre el propiciatorio (Levítico 16:11-17).

A través de la sangre de Cristo tenemos redención eterna:

“…y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:12).

A través de la sangre de Cristo podemos venir a la presencia de Dios. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo” (Hebreos 10:19).

El que gocemos de redención eterna y tengamos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Cristo no es una “teoría” ni una “fórmula”; es el mismo corazón del Evangelio, es la Palabra de Dios, y si alguien no la recibe como tal no puede ser salvo.

D. Martin Lloyd-Jones advirtió que Lewis tenía una opinión errada acerca de la salvación y que era un enemigo de la sustitución penal y la expiación (Christianity Today, December 20, 1963).

La Salvación por Gracia, no por Obras ni Sacramentos es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis enseña que la “vida de Cristo” se propaga a los hombres a través del bautismo y la Misa. Él escribió:

“Hay tres cosas que propagan la vida de Cristo en nosotros: el bautismo, la fe, y esa misteriosa acción que distintos cristianos llaman con diferentes nombres: la Santa Comunión, la Eucaristía, la Cena del Señor... Y no estoy diciendo nada acerca de cuál de estas tres cosas es la más esencial. Mi amigo metodista querría que yo dijera más de la fe y menos (en proporción) de las otras dos. Pero no entraré en eso” (Mero Cristianismo [Mere Christianity, p. 61]).  

Nótese que Lewis incluye la Misa Católica (la Eucaristía) en su lista de los nombres por los que la santa comunión es conocida, sin advertir a sus lectores que la Misa es algo totalmente diferente de la sencilla Cena del Señor mencionada en el Nuevo Testamento.

No es al metodista al que deberíamos escuchar, sino a la Biblia misma, y la Biblia dice que la salvación es solo por la gracia de Dios y solo por poner nuestra fe en Cristo, sin obras; las obras solo importan si son el resultado de la salvación, no son un medio para la obtención de esta. La diferencia entre decir que la salvación es por fe sin obras y que estas son un resultado de aquella, y decir que la salvación es por fe con obras, es la diferencia que existe entre el verdadero y el falso evangelio:

“Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:4,5).

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

La Doctrina de que Cristo es el Único Mediador es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Él creía en orar a y por los difuntos. En Cartas a Malcolm, Lewis escribió: “Por supuesto que oro a y por los difuntos. La acción es tan espontánea, tan inevitable, que solo el argumento teológico más poderoso disuadiría a alguien de practicarla. Y no sé cómo mis otras oraciones sobrevivirían si las dichas a y por los difuntos son prohibidas” (pág. 109). Lewis regularmente confesaba sus pecados a un sacerdote, y recibió la extremaunción el 16 de Julio de 1963 (C.S. Lewis: Una Biografía [C.S. Lewis: A Biography, Roger Lancelyn Green and Walter Hooper, 1974, pp. 198, 301]).
  
La Existencia del Cielo y el Infierno y la No Existencia de un Purgatorio es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Él creía en el purgatorio. En Cartas a Malcolm, Lewis escribió: “Creo en el Purgatorio… La postura correcta retorna gloriosamente en el Sueño de Newman. Ahí, si recuerdo bien, el alma salva, a los pies del trono, ruega ser llevada lejos y limpiada. No puede soportar un momento más ‘que sus tinieblas afrenten a la luz’… Nuestras almas demandan el Purgatorio, ¿no es cierto?” (págs. 110-111).

La Creación en Seis Días Literales es una doctrina fundamental de la fe, enseñada en la Biblia desde su principio hasta su fin, y puesta en el corazón del evangelio (en la enseñanza de, por ejemplo, la caída del hombre), pero Lewis la negó. Él creía en la evolución teísta, y llamaba al relato bíblico de la creación un “cuento hebreo”. En El Problema del Dolor, escribió: “el hombre desciende físicamente de los animales”. Declara que este “puede haber existido por siglos en este estado antes de convertirse en hombre”. Luego Dios “hizo que descendiera sobre este organismo un nuevo tipo de consciencia”.

La Doctrina de un Infierno de Fuego Eterno es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Enseñó que el infierno es un estado mental:

“El infierno es un estado mental – nunca habéis dicho una palabra más verdadera. Y todo estado mental, entregado a sí mismo; todo encierro de la criatura dentro del calabozo de su propia mente, es, al final, el Infierno” (Lewis, El Gran Divorcio [The Great Divorce, p. 65]).

“Si todas las miserias juntas del Infierno entraran en la consciencia de aquel pequeño pajarito en la rama de ahí, desaparecerían sin dejar rastro, tal como una gota de tinta que fuera arrojada dentro del Gran Océano ante el cual tu Pacífico terrestre es sólo una molécula”.

La Doctrina de la Consumación del Destino Eterno al Momento de la Muerte es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis enseñaba que había una segunda oportunidad: la posibilidad del arrepentimiento después de esta vida. Este es el tema de El Gran Divorcio.

“¿No es el juicio el fin? ¿Hay realmente una forma de salir del Infierno e ir al Cielo? ‘Depende de la manera en que usáis las palabras. Si ellos dejan ese pueblo gris atrás, no habrá un Infierno. Para cualquiera que lo deje, es el Purgatorio. Y tal vez harías bien en llamar Cielo a este país’” (El Gran Divorcio [The Great Divorce]).

En este libro Lewis enseña que los temas de la consumación del destino eterno y el purgatorio no se pueden comprender ni resolver en el estado actual, y que por lo tanto no deberíamos preocuparnos por ellos.

“No podéis saber nada acerca del fin de todas las cosas, o de nada que se exprese en esos términos. Puede ser, como el Señor le dijo a Lady Julian, que todo salga bien; y todo saldrá bien, y todo tipo de cosas saldrán bien. Pero no está bien hablar de eso. ‘¿Porque son muy terribles, señor?’ ‘No. porque todas las respuestas son engañosas’” (El Gran Divorcio [The Great Divorce, Kindle location 140-150]).

La Doctrina de la Pureza Moral y el Celibato para el Soltero es una doctrina fundamental de la fe (1 Timoteo 6:3-5; Tito 2:11-12), pero Lewis la ignoró.

Él vivió 30 años con Janie Moore, una mujer 25 años mayor con la que no estaba casado. La relación con esta mujer comenzó cuando Lewis era aun un estudiante en Oxford. Moore estaba separada de su esposo. Lewis le confesó a su hermano Arthur que estaba enamorado de la Señora Moore, quien era la madre de un amigo suyo que murió en la Primera Guerra Mundial. La relación con esta mujer fue de naturaleza sexual. (Véase Alan Jacobs, El Narniano: La Vida y la Imaginación de C. S. Lewis [The Narnian: The Life and Imagination of C.S. Lewis, pp. 82, 94])

A los 58 años, Lewis se casó con Joy Gresham, una mujer norteamericana que procuró tener una relación con Lewis mientras aún estaba casada con otro hombre. Según dos de los amigos de Lewis, el esposo de Joy se divorció de ella por haberlo ella abandonado para vivir con Lewis (Roger Lancelyn Green y Walter Hooper, Luz Sobre C. S. Lewis [Light on C.S. Lewis]), y él, a su vez, se casó con una prima de Joy. El abandonar al marido para casarse con otro hombre, y el casarse con una mujer que abandona a su legítimo marido es algo que no tiene nada que ver con la verdadera fe; sin embargo, Lewis lo practicó. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo (Judas 1:4).

En el libro Una Misericordia Severa [A Severe Mercy] por Sheldon VanAuken, en la página 191, se reproduce una carta personal en la que Lewis le sugiere a VanAuken que cuando este visite de Nuevo Inglaterra los dos puedan “tener buenas y largas conversaciones, y tal vez, hasta volarse juntos”. No podemos saber exactamente lo que la expresión volarse significaba para Lewis, pero es bien sabido que el escritor era un fumador empedernido (no sabemos si sólo de tabaco), bebía cerveza, vino y  whiskey diariamente.

La doctrina de la Salvación Exclusivamente en el nombre de Cristo es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Lewis nunca renunció a su impía fascinación por el paganismo, y como la Biblia advierte (1 Corintios 15:33) ésta ejerció una influencia corruptora sobre él. En una visita a Grecia con su esposa Joy en 1960, Lewis hizo la siguiente declaración herética:

“Tuve alguna dificultad evitando que Joy (y yo mismo) cayera en el paganismo en Ática. En Dafni fue difícil no orar a Apolo, el sanador. Pero de alguna manera no siento que hubiera sido malo – solo habríamos estado dirigiéndonos a la sub-especie de Cristo, Apolonio” (C.S. Lewis a Chad Walsh, Mayo 23, 1960, citado del libro de George Sayer, Jack: A Life of C.S. Lewis, 1994, p. 378).

¡Qué blasfema declaración! Cristo no es adorado a través de la imagen de un dios pagano. Y debemos tener presente que esto fue escrito por Lewis al final de su vida, mucho después de su “conversión” al cristianismo.

Lewis siempre aseguró que los seguidores de las religiones paganas pueden ser salvos sin tener fe en el Señor Jesucristo: “Pero la verdad es que Dios no nos ha dicho cuáles son sus disposiciones en relación a otras personas. … Hay algunos que no aceptan toda la doctrina cristiana acerca de Cristo, pero a quienes Él los atrae tan fuertemente que son Suyos en un sentido mucho más profundo de lo que ellos entienden. Hay gente de otras religiones que está siendo conducida por la secreta influencia de Dios a concentrarse en aquellas partes de su religión que concuerdan con el cristianismo, y que de esa manera pertenecen a Cristo sin saberlo. Por ejemplo, un budista de buena voluntad puede ser conducido a concentrarse más y más en las enseñanzas budistas acerca de la compasión y a dejar atrás (aunque podría decir que todavía cree en ello) la enseñanza budista referente a otros puntos. Muchos de los buenos paganos mucho antes del nacimiento de Cristo pueden haber estado en esta situación”. (C.S. Lewis, Mero Cristianismo [Mere Christianity, Harper San Francisco edition, 2001, pp. 64, 208, 209]).

Como ya hemos dicho, en El Gran Divorcio [The Great Divorce], que es acerca de la salvación, el cielo y el infierno, Lewis no hace ninguna mención de la fe en Cristo, de la sangre de Cristo, ni del nuevo nacimiento. Todo es acerca de obras y buen carácter.

En las populares Crónicas de Narnia, que han influenciado a incontables niños a través de todo el mundo, Lewis enseña que aquellos que sinceramente sirven al Diablo (Tash) están en realidad sirviendo a Cristo (Aslan) y serán eventualmente aceptados por Dios.

Considérese el siguiente pasaje de La Última Batalla:

“Entonces caí a sus pies y pensé: seguramente ésta es la hora de la muerte, pues el León (que merece todo honor) sabrá que he servido a Tash todos mis días y no a él. No obstante, es mejor ver al León y morir que ser el Tisroc del mundo y vivir y no haberlo visto a él. Mas el Glorioso Ser inclinó su cabeza dorada y tocó mi frente con su lengua y dijo: ‘Hijo, eres bienvenido’. Y yo dije: ‘Ay de mí, Señor, yo no soy hijo Tuyo, sino servidor de Tash’. El respondió: ‘Hijo, el servicio que has prestado a Tash lo cuento como servicio prestado a mí’. Entonces debido a mi gran anhelo de sabiduría y entendimiento, superé mi miedo e interrogué al Glorioso Ser y dije: ‘Señor, ¿es verdad entonces, como dice el Mono, que tú y Tash sois uno?’ El León rugió haciendo temblar la tierra (pero su ira no era contra mí) y dijo: ‘Es falso. No es porque él y yo seamos uno, sino porque somos lo opuesto, que tomo como mío el servicio que has dado a él, porque él y yo somos de tan diferente especie que ningún servicio vil puede prestárseme a mí, y nada que no sea vil puede ser hecho por él. Por lo tanto, si algún hombre jura por Tash y cumple su juramento por respeto al juramento, es por mí que ha jurado en realidad, aunque no lo sepa, y soy yo quien lo recompensa. Y si un hombre comete un acto de crueldad en mi nombre, entonces aunque pronuncie el nombre de Aslan es a Tash a quien está sirviendo y es Tash quien acepta su acción. ¿Comprendéis, Hijo?’ Yo dije: ‘Señor, tú sabes cuánto entiendo’. Pero también dije (porque la sinceridad me lo imponía): ‘Si, he buscado a Tash todos mis días’. ‘Amado’, dijo el Glorioso Ser, ‘si tu anhelo no hubiera sido por mí no habrías buscado tanto tiempo ni con tanta fidelidad. Pues todos encuentran lo que buscan de verdad’” (The Last Battle, chapter 15: Further Up and Further In).

Esta es la herejía del universalismo, y un creciente número de “evangélicos” creen esta falsa doctrina: que Dios de alguna manera recibirá a los incrédulos y a los seguidores de otras religiones aunque no se sometan ni al señorío ni a la salvación provista solo por el Señor Jesucristo de una manera voluntaria y consciente, y sólo en esta vida.

Efesios capítulo dos nos dice cuál es la condición de todo individuo que no ha experimentado el nuevo nacimiento por fe en el Señor Jesucristo: Está muerto en sus delitos y pecados (v. 1), está controlado por y viviendo según el Diablo (v. 2), es un hijo de desobediencia (v. 2), está dominado por la carne (v. 3), es por naturaleza un hijo de ira (v. 3), está sin Cristo (v. 12), está alejado y es ajeno al pacto de Dios (v. 12), no tiene esperanza (v. 12), no tiene [a] Dios en el mundo (v. 12), está lejos de Dios (v. 13).

La Biblia no da absolutamente ninguna esperanza para aquellos que mueren sin una fe personal en Cristo. El Señor Jesucristo mismo zanjó este asunto mucho antes que se escribiera Efesios. En Su conversación con Nicodemo, el Señor dice categóricamente: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

Nicodemo era un judío muy sincero y religioso, y si algún tipo de persona pudiera llegar al Cielo sin nacer de Nuevo, tendría que ser como él.  Sin embargo el Señor Jesucristo le dijo que eso no pasaría. En esa misma conversación, refiriéndose a Sí mismo en tercera persona, el Señor dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). Más adelante Juan el Bautista añade: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

C.S. Lewis era definitivamente un universalista, y ha ejercido una amplia y poderosa influencia. El teólogo protestante Clark Pinnock, que negó la existencia del infierno, reconoció estar influenciado por Lewis.

“En los cincuenta, cuando era un joven creyente, C.S. Lewis me ayudó a entender la relación entre el cristianismo y otras religiones de una manera inclusiva. Como confiaba en su pensamiento ortodoxo, me mantuve abierto a escucharlo cuando hablaba acerca de que él detectaba la presencia de Dios en otras religiones y que creía que las personas podían ser salvas a través de esas religiones porque Dios estaba trabajando entre ellas. Para mí, su posición estaba maravillosamente resumida en ese incidente de La Última Batalla, el último volumen de la saga de Narnia, donde el soldado pagano Emeth se entera, para su sorpresa, que Aslan [el león que representa a Jesucristo] considera como dirigida a él, la adoración hecha por Emeth a Tash. Cualquiera que aprecia ese incidente está bien encaminado hacia el pensamiento inclusivista” (Pinnock, ¿Más De Un Camino? [More Than One Way? Zondervan, 1996, p. 107]).

En otra parte, Pinnock dice: “La Escritura nos alienta a ver la iglesia no como el  arca, fuera de la cual no hay esperanza de salvación, sino como la vanguardia de aquellos que han experimentado la plenitud de la gracia de Dios a disposición de todas las personas en Jesucristo. …Le doy la bienvenida a Saiva Siddhanta, contenida en la literatura hinduista, la cual adora a un Dios personal de amor, y enfatiza la gracia que veo en la secta japonesa Shin-Shu Amida. También respeto a Buda como a un hombre justo (Mateo 10:41) y a Mahoma como a un profeta al estilo del Antiguo Testamento” (¿Más De Un Camino? [More Than One Way? pp. 110-111]).

El líder de la iglesia emergente  Rob Bell, que niega la existencia del infierno de fuego y cree que los ateos pueden ser salvos sin tener fe en Cristo, reconoce a C.S. Lewis como una influencia mayor en su libro El Amor Gana [Love Wins]. En la sección de reconocimiento, Bell escribe: “... a mis padres, Rob y Helen, por sugerirme cuando estaba en la secundaria que leyera a C.S. Lewis”.

Este es un fruto muy, muy impío y herético.

¿Por qué es Lewis tan Popular?

A la luz de la ausencia de un inequívoco testimonio bíblico acerca de su salvación; a la luz de sus herejías, su mundanalidad, y la gran cantidad de influencias paganas en su obra, cabe preguntarse ¿por qué es que los evangélicos de hoy en día están tan enamorados de C.S. Lewis? Creemos que las siguientes razones son unas de las principales:

Presunción Intelectual

Los evangélicos contemporáneos (neoevangélicos) aman a C.S. Lewis porque sufren de delirio intelectual, y Lewis era definitivamente un Intelectual. Poseía una memoria casi fotográfica y ostentaba el primer lugar en Oxford en las disciplinas de Filosofía, Clásicos, e Inglés. Era uno de los más grandes expertos de su día en Literatura Inglesa y ocupaba la primera cátedra en Literatura Medieval y Renacentista en la Universidad de Cambridge. Como los neo-evangélicos adoran el intelectualismo (un espíritu que algunos llaman “eruditolatría”), no es de sorprenderse que consideren al famoso intelectual de Oxford y Cambridge como su santo patrón. Creen, puerilmente, que por leerlo y citarlo comparten su “genio”.

Ecumenismo

Los neo-evangélicos aman a C.S. Lewis debido a su pensamiento ecuménico y a su negación a practicar la separación del mundo y de los falsos cristianos. Este punto ha sido admitido por Christianity Today. “La concentración (de Lewis) en las principales doctrinas de la iglesia coincidió con la intención de los evangélicos de evitar la separación eclesiástica” (CT, Octubre 25, 1993). Christianity Today por lo tanto, admite que C.S. Lewis es popular entre los neo-evangélicos porque, como ellos, desdeñó la separación bíblica.

De hecho, C.S. Lewis era muy ecuménico. Lo que sigue es un bosquejo de su pensamiento al respecto y de la influencia que este ha ejercido en el movimiento ecuménico contemporáneo (tomado del libro de Tony Baxter, El Enigma de C. S. Lewis [The Enigma of C.S. Lewis]. Baxter trabaja para la Sociedad de la Verdad Protestante como un predicador de la Escuela de Predicadores Wycliffe):

“Lewis era firmemente ecuménico, aunque se distanció del liberalismo. En su prefacio a Mere Christianity, Lewis declara que su objetivo es presentar ‘un consensual, o común, o central, o ‘mero’ cristianismo’. Se concentra en las doctrinas que él cree son comunes a todas las formas del cristianismo –incluido el catolicismo. Así que no es de sorprenderse que someta partes del libro a cuatro ministros para que opinen sobre su contenido: un anglicano, un metodista, un presbiteriano y un católico.  Lewis espera que su libro deje claro por qué es que todos los cristianos deberían considerar ‘la reunificación’, pero advierte que esto no debiera ser visto como una alternativa a los  credos de las denominaciones existentes. Semeja el ‘mero cristianismo’ que describe en su libro ‘a un vestíbulo desde el cual se abren puertas hacia diversas habitaciones’. Estas habitaciones son las varias denominaciones de la cristiandad. Pero así como cuando uno entra en una casa no se queda permanentemente en el vestíbulo sino que termina dirigiéndose a alguna de las habitaciones del interior, así el que se convierte en cristiano debería terminar uniéndose a una denominación. Lewis cree que no es tan importante cuál habitación se escoja. Para algunos, estará bien entrar por la puerta que dice ‘catolicismo’. De igual manera otros harán bien en escoger otras puertas. Lo importante, dice Lewis, no es la puerta si no lo convencido que esté quien la escoja de que es la correcta para él. Y concluye diciendo: “Cuando hayas llegado a tu propia habitación, se bondadoso con los que han escogido puertas diferentes’.

“También deberíamos mencionar que Lewis creía que los sacramentos (el bautismo, la fe y la eucaristía) ‘propagan la vida de Cristo en nosotros’ (Mero Cristianismo, libro 2, capítulo 5). En sus Cartas a Malcolm Lewis escribe que él no quiere ‘inquietar en la mente de ningún cristiano, cualquiera que sea su denominación, los conceptos –para él tradicionales- por los que encuentra provechoso representarse lo que ocurre cuando recibe el pan y el vino’ de la cena del Señor. Lo que ocurre en la cena del Señor es un misterio, de tal manera que la concepción católico romana del pan y el vino, de que se convierten realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo, es tan válida como la que tiene el protestante de la cena del Señor, que cree que es una conmemoración  (Cartas a Malcolm [Letters to Malcolm, Chapter 19]).  

Este enigma de C.S. Lewis no era más que un ligero desconcierto para mí hasta que hace poco tres cosas cambiaron mi desconcierto por estupefacción. En marzo de 1994 el movimiento Evangélicos y Católicos Juntos produjo su primer documento. Era un documento programático titulado Evangélicos y Católicos Juntos: La Misión Cristiana en el Tercer Milenio. Se dijo, acertadamente, en ese tiempo que el documento representaba ‘una traición a la Reforma’. No vi ninguna conexión entre esto y C.S. Lewis hasta que un par de años después fue publicado el simposio Evangélicos y Católicos Juntos: Trabajando Hacia una Misión Común. En su contribución al libro, Charles Colson -el principal promotor evangélico de ECJ- nos comunica que C.S. Lewis era una de las influencias que lo había llevado a formar el movimiento (Billy Graham era la otra). De hecho, Colson dice que Evangélicos y Católicos Juntos busca continuar el legado de C.S. Lewis de concentrarse en las creencias compartidas por todos los creyentes (Misión Común, pág. 36). El enigma tomó un aspecto más ominoso...

“El enigma se hizo más oscuro cuando recién el año pasado (después de haberme conectado a la Internet a fines de 1996) descubrí, por accidente, que C.S. Lewis es tan popular entre los católicos como lo es entre los evangélicos. Quizá debería ya haber sabido eso, pero no se me había ocurrido que tal cosa pudiera suceder.

“La tercera conmoción la sufrí el otoño pasado, cuando leí que Christianity Today –considerada la principal revista evangélica en Estados Unidos- había realizado una encuesta entre sus lectores para averiguar a quiénes consideraban ellos como los escritores teológicos más influyentes del siglo. C.S. Lewis ostentaba el primer lugar.

“Para concluir, ofrezco la siguiente reflexión. Si es correcto decir: ‘eres lo que comes’, entonces también es correcto decir que ‘un cristiano es lo que escucha y lee’, ya que así es como obtiene su alimento espiritual. Así que si los cristianos se nutren con la dieta de C.S. Lewis, no es de sorprender que quieran continuar con su legado. Pablo dice: ‘Un poco de levadura leuda toda la masa’ (Gálatas 5:9 – todo el pasaje es relevante para el tema que nos ocupa). Si los evangélicos leen y elogian libros como Mero Cristianismo no es extraño encontrarlos Trabajando Hacia una Misión Común con los enemigos del evangelio. Los cristianos jóvenes deberían tener mucho cuidado con lo que leen; y aquellos en posición de autoridad (pastores, mentores, padres) deberían tener mucho cuidado con lo que recomiendan a otros que lean” (Tony Baxter, The Enigma of C.S. Lewis).

En abril 1998, el professor mormón Robert Millet habló en Wheaton College sobre C.S. Lewis. En un artículo reciente de Christianity Today, Millet, deán de la Universidad Brigham Young, es citado diciendo que C.S. Lewis “es muy bien recibido por los Santos de los Últimos Días [los mormones] debido a su visión amplia e inclusiva de la cristiandad” (Christianity Today, June 15, 1998, p. 30).

Simpatía con Roma

Los neoevangélicos aman a C.S. Lewis porque sienten simpatía por Roma. Son los evangélicos de hoy quienes le han dado a los incautos una monstruosa quimera gestada en el infierno como Evangélicos y Católicos Juntos, e incluso aquellos evangélicos que no se atreven a ir tan lejos hablan de las herejías de Roma en términos suaves, neutrales, en vez de llamarlas blasfemias, como los cristianos de antaño solían hacerlo. Como hemos visto, C.S. Lewis consideraba a la iglesia católica como una de las “habitaciones” aceptables en la casa de la cristiandad, y aspiraba a la unidad entre el protestantismo y el romanismo. Lewis oraba a y por los difuntos y creía en el purgatorio.

Algunos de los amigos más cercanos de Lewis eran católicos. J.R. Tolkien, autor de El Señor de los Anillos es el ejemplo más famoso. Tolkien y Lewis eran muy cercanos y pasaron incontables horas juntos. Lewis incluso le adjudica a Tolkien el haber jugado un papel muy importante en su “conversión”. Lewis también fue influenciado por el católico G.K. Chesterton. Cuando se le preguntó qué escritores lo habían ayudado, Lewis declaró en 1963, seis meses antes de morir, que: “El libro contemporáneo que más me ha ayudado es El Hombre Eterno, de Chesterton” (Dios en el Banquillo, [God in the Dock, edition by Walter Hooper, 1970, p. 260]).

Lewis sostuvo una cálida correspondencia en latín con el sacerdote católico Don Giovanni Calabria, de Italia, sobre su común “preocupación por la reunificación de las iglesias cristianas” (El Narniano [The Narnian, Alan Jacobs, pp. 249, 250]).

Calabria fue beatificado por el Papa Juan Pablo II,  en 1988. En 1943, Lewis ofreció una charla sobre “Apología Cristiana” a un grupo de sacerdotes en Gales (El Narniano, pág. 229). Desde los años cuarenta, hasta el fin de su vida, el consejero spiritual de  Lewis fue un sacerdote católico llamado Walter Adams (El Narniano, pág. 224). Fue a este sacerdote a quien Lewis confesaba sus pecados.

Los católicos aman a C.S. Lewis tanto como lo hacen los evangélicos. Sus libros se encuentran fácilmente en las librerías católicas.

Michael Coren, un católico, escribió una biografía de Lewis intitulada: C.S. Lewis: El Hombre que Creó Narnia [C.S. Lewis: The Man Who Created Narnia].”

La agencia católica Zenit le preguntó a Coren: “¿Qué necesitan saber los católicos acerca de C.S. Lewis?” Él respondió: “Deberían saber que él no era católico, pero eso no significa que no se pudiera haber convertido en uno eventualmente”.

“Chesterton se convirtió oficialmente en católico en 1922, pero lo había sido no oficialmente por 20 años. ... Lewis nació en Belfast, en la sectaria Irlanda del Norte, así que fue criado como un anti-católico, como la mayoría de los niños protestantes. Era un hombre de acuerdo con sus orígenes, pero aún así sus opiniones eran muy católicas: creía en el purgatorio, en los sacramentos, en la confesión (a un sacerdote)…” (La Sutil Magia de la Narnia de C. S. Lewis [The Subtle Magic of C.S. Lewis’ Narnia: Michael Coren’s Perspective as the New Movie Looms, Zenit, December 7, 2005]).

Peter Kreeft, un católico converso de la iglesia reformada de Holanda, dice que C.S. Lewis era una de las “muchas hebras de la cuerda que me ayudó a subirme al arca: Incluso C. S. Lewis, el favorito de los protestantes evangélicos, ‘olía’ a católico la mayor parte del tiempo… Lewis es el único autor que he leído confiando que podía entenderlo completamente. Él creía en el purgatorio, en la Presencia Real en la eucaristía, y en la no total depravación del hombre. No era calvinista. De hecho, era medieval” (Hauled Aboard the Ark, http://www.peterkreeft.com/topics/hauled-aboard.htm).

Kreeft está en lo correcto. La aventura romántica que los neoevangélicos mantienen con C.S. Lewis es evidencia de su profundo desvarío espiritual, de su inmoral transigencia y de su falta de sano discernimiento doctrinal.

“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?” (1 Corintios 5:6).

“No erréis; las malas conversaciones (relaciones, amistades) corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

“Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita” (2 Timoteo 3:5).

“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Romanos 16:17).

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