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lunes, 3 de febrero de 2025

TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE



En Filipenses 4:13, el apóstol Pablo escribe: 

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”

“Cristo” es el Señor Jesús, y Jesús es, por supuesto, todopoderoso (Col 2:10). Pero ¿significa este versículo que podemos hacer cualquier cosa y todo lo que nos propongamos?

El contexto de este versículo se centra en el poder que Dios nos ha dado para soportar cualquier circunstancia. En el versículo anterior dice: 

“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad (Fil 4:12). 

Pablo se había enfrentado a tiempos de abundancia, pero también a muchas pruebas por su fe.

En 2 Corintios 11:23-29, Pablo comparte algunos de sus sufrimientos hasta ese momento de su fe: 

Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez, y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?

A pesar de estas y otras penurias, Pablo creía y enseñaba que podía mantenerse firme en la fe y perseverar porque decía “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

El enfoque de Filipenses 4 es lo que el creyente puede hacer mediante la fortaleza que le da Cristo

No se trata de una promesa de que los cristianos tendrán superpoderes o de que serán invencibles o inmunes a los retos de la vida. Por el contrario, la promesa de Filipenses 4:13 es que tendremos la fortaleza del Señor para soportar fielmente las dificultades que surjan en la vida, si se la pedimos (He 4:16).

Pablo enseña que el creyente tiene disponible a su alcance el poder de Dios para soportar el sufrimiento, y puede, por lo tanto, estar contento en cualquier circunstancia, dada la fortaleza de Cristo. Al igual que Cristo soportó fielmente la cruz y todo tipo de pruebas y tentaciones antes de ella (Is 53:3), Sus seguidores pueden soportar fielmente los problemas a los que se enfrentan. De hecho, Filipenses 4:11 Pablo afirma: “he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación”. Pablo se centra en el contentamiento, no en las circunstancias terrenales.

Filipenses 4:13 forma parte de un pasaje más amplio que aborda la capacidad de Cristo para satisfacer nuestras necesidades. Cristo puede dar satisfacción en tiempos de abundancia y de pobreza. Puede ayudarnos a hacer todas las cosas mediante Su fortaleza. En el caso de Pablo, era la fortaleza para servir como misionero a pesar de enfrentarse a intensos sufrimientos. En nuestras vidas, esta misma fortaleza está disponible. Ya sea que sirvamos humildemente en un trabajo secular o ayudemos a alguien de nuestra propia comunidad, el poder de Cristo puede permitirnos mantenernos firmes en Sus promesas y soportar los retos más difíciles de la vida. Pablo concluye este pasaje con estas palabras:

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén (Fil 4:19-20).

La batalla de la fe a la que todos los creyentes nos enfrentamos en nuestras personales circunstancias, puede ser ganada por medio de la oración diaria si tan solo creemos las promesas del Señor y las reclamamos con humildad. Pablo, parafraseándose a sí mismo, le escribió a Timoteo estas palabras que haríamos en bien en recordarlas a menudo: 

“...sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén” (1 Ti 6:11-16).