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¿LEGALISMO U OBEDIENCIA?

La gente podrá pensar que puede violar exitosamente las leyes de tránsito, o dejar de pagar los impuestos. Sin embargo, Dios y su ley funcionan de una manera distinta. Dios ve todo lo que hacemos y decimos, y en realidad a Él le preocupa cómo nos comportamos. ¡Incluso conoce nuestros pensamientos! Aun cuando Dios ofrece perdonar nuestros pecados, el resultado de quebrantar la Ley de Dios es la muerte. Asombrosamente, algunos cristianos afirman que obedecer sus leyes equivale a practicar el legalismo. Sin embargo, el Señor dijo que si realmente amamos a Dios, haremos todo lo que Él nos manda. ¿Será entonces legalismo la obediencia? Tómate el tiempo para leer esta estudio cuidadosamente. ¡Es un asunto de consecuencias eternas!

¿Realmente se preocupa Dios por mí y toma nota de mis actos?

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme has entendido desde lejos mis pensamientos... y todos mis caminos te son conocidos. Pues aun no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Sal 139:1-4). 

Pues áun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados” (Lc 12:7).

Sí, Dios nos conoce íntimamente a cada uno de nosotros (a cada persona que habita en la tierra), mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos. Él se interesa personalmente en cada ser humano y vigila cuidadosamente todo lo que hacemos.

Busca la voluntad de Dios en la Biblia. Es tu única seguridad. Predicadores, iglesias, organizaciones eclesiásticas, enseñan una variedad de opiniones e interpretaciones que se contradicen las unas a las otras. Sólo las Escrituras contienen la voluntad de Dios, y estas a manudo no requieren ser interpretadas, sino obedecidas.

¿Puedo entrar al reino de Dios sin obedecer su Palabra, tal como se halla expresada en la Santa Biblia?

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mt 7:21). 

Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mt 19:17). 

[Cristo] vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen (He 5:9).

¡No! Las Escrituras son muy explícitas en este punto. La salvación y el reino de los cielos son para todos los que obedecen los mandamientos del Señor. Dios no promete vida eterna a los que sólo hacen una profesión (confesión) de fe, o a los que son miembros de una iglesia, o a los que se bautizan, sino más bien a los que hacen Su voluntad, que está revelada en las Escrituras. Por supuesto que esta obediencia es posible sólo por medio de Cristo (Hch 4:12). Sólo un camino conduce al cielo. La Biblia es el mapa que nos muestra el camino.

¿Por qué requiere Dios obediencia? ¿Por qué es esto necesario?

Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan (Mt 7:14). 

El que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen aman la muerte (Pr 8:36). 

Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida (Dt 6:24).

Respuesta. Porque hay un solo camino angosto que conduce a la vida eterna, y por lo tanto nos lleva al reino de Dios. No todos los caminos conducen al mismo lugar. La Biblia es el mapa y la guía, y tiene todas las instrucciones, advertencias e informes sobre cómo llegar con seguridad a este reino. El desatender cualquier parte de la Biblia nos desvía de Dios y de Su reino. El universo de Dios es un universo regido por la ley y el orden. Existen leyes naturales, morales y espirituales. El violar cualquiera de ellas siempre trae como resultado ciertas consecuencias definidas. Si no se nos hubiera dado la Biblia, los seres humanos, tarde o temprano, hubiéramos descubierto por ensayo y error, que los grandes principios de la Biblia existen y son verdaderos. Estos principios bíblicos están escritos en el sistema nervioso, las glándulas y las mentes de los seres humanos, y cuando se ignoran, tienen como consecuencia nervios destrozados, enfermedades e infelicidad de toda clase. Por consiguiente las palabras de la Biblia no son solamente consejos que podemos aceptar o desatender sin consecuencias. La Biblia explica cuáles son esas consecuencias y cómo puedes evitar dañarte a ti mismo. Una persona no puede vivir haciendo su propia voluntad y al mismo tiempo ser piadosa y semejante a Dios, de la misma forma un constructor no puede ignorar los planos de una casa sin verse en graves dificultades. Por esta razón, Dios nos ordena a todos que sigamos el plano de las Sagradas Escrituras. No hay otra manera de llegar a ser como Él y así estar preparados para tener un lugar en Su reino. El pecado será destruido por Dios, sin peligro para el universo, únicamente después  que todos entendamos y aceptemos que Él es justo, amoroso y misericordioso, y que Sus leyes y mandamientos son para nuestro beneficio eterno.

¿Por qué permite Dios que la desobediencia continúe? ¿Por qué no destruye ahora al pecado y a los pecadores?

He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él (Jud 1:14-15). 

Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios (Ro 14:11).

Dios permite que la desobediencia y el pecado continúen hasta que todos se convenzan plenamente de la justicia divina, de Su amor y de Su misericordia. Finalmente, todos se darán cuenta de que Dios, al exigir obediencia, no está tratando de imponer por la fuerza Su voluntad sobre nosotros, sino más bien trata de impedir que nos dañemos y destruyamos a nosotros mismos. El problema del pecado no estará resuelto mientras los pecadores más cínicos y endurecidos no estén convencidos del amor de Dios y confiesen que Él es justo. Tal vez se necesite una catástrofe de grandes proporciones, o algo peor, para que algunos se convenzan, pero finalmente los horribles resultados de una vida pecaminosa convencerán a todos de que Dios es justo y recto. Entonces, y únicamente entonces, puede el Señor poner fin con seguridad al pecado y a la desobediencia. Todos los que a sabiendas rechazan a Cristo, finalmente serán destruidos juntamente con el pecado que aman.

¿Destruirá en realidad Dios a los desobedientes?

Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio (2 P 2:4). 

Jehová... destruirá a todos los impíos (Sal 145:20). 

En llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo (2 Ts 1:8).

Respuesta. Sin duda alguna. Los desobedientes, incluyendo al Diablo y los ángeles que pecaron con él, serán arrojados al lago de fuego y azufre (Ap 19:20; Ap 20:10; Ap 20:14-15). Siendo así, seguramente es hora de abandonar toda idea confusa tocante a lo que constituye el bien o el mal. Será mejor que la gente deje de ser guiada por sus racionalizaciones y sus ideas egoístas y permita en cambio, que el gran libro de Dios le hable de nuevo. Y es mejor que lo hagan ahora, porque ya no hay mucho tiempo. Dios promete que si buscamos la verdad en su Palabra y la obedecemos con sinceridad, no permaneceremos en el error.

Deseo obedecer todas las reglas de Dios. ¿Cómo puedo estar seguro de que no paso ninguna por alto?

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado... Usa bien la palabra de verdad (2 Ti 2:15). 

El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios (Jn 7:17). 

Andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas (Jn 12:35). 

Al oír de mí me obedecieron (Sal 18:44).

Dios no deja lugar para dudas. El promete guardarnos del error y guiarnos con seguridad a toda verdad, si yo (1) oro fervientemente pidiendo Su dirección, (2) sinceramente estudio la Palabra de Dios, y (3) sigo y practico la verdad tan pronto como la encuentro. Jugar al avestruz en los asuntos espirituales lleva a la tragedia y a la destrucción.

¿Me considera Dios culpable por desobedecer una verdad que nunca antes me fue aclarada?

Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece (Jn 9:41). 

Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado (Stg 4:17). 

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré (Os 4:6). 

Buscad, y hallaréis (Mt 7:7).

Si yo no has tenido la oportunidad de conocer una determinada verdad bíblica, Dios no te lo toma en cuenta. Pero la Biblia enseña que yo sí soy responsable ante Dios por toda la luz (el conocimiento de lo recto) que poseo, y por todo lo que puedo adquirir. Muchos que rehúsan o se olvidan, de estudiar, buscar, aprender y escuchar la verdad serán destruidos por Dios porque ellos han rechazado el conocimiento voluntariamente. El imitar al avestruz en estos asuntos de extrema importancia es fatal. Yo tengo la responsabilidad de buscar diligentemente la verdad. Sólo dos de entre los miles de israelitas que salieron de Egipto siguieron fielmente a Dios y fueron admitidos en la Tierra Prometida.

Sin embargo, Dios no es particularmente exigente con respecto a la obediencia de los pequeños detalles, ¿no es así?

No verán los varones que subieron de Egipto... la tierra que prometí... por cuanto no fueron perfectos en pos de mí excepto Caleb... y Josué... que fueron perfectos en pos de Jehová (Nm 32:11-12). 

No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4:4). 

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando (Jn 15:14).

Respuesta. Por cierto que sí. Dios exige el cumplimiento de todo detalle. El pueblo de Dios del Antiguo Testamento llegó a comprobar con dolor este hecho. 603,550 hombres salieron de Egipto rumbo a la tierra prometida de Canaán. De este grupo, sólo Caleb y Josué siguieron plenamente al Señor, y solamente ellos entraron en Canaán. Los otros 603,548 murieron en el desierto. Jesús dice que tenemos que vivir de acuerdo con toda palabra de la Escritura. No hay una sola palabra que sobre, ni falta una sola. Todas son importantes. A menos que sigas la luz tan pronto ésta te sea revelada, te veras de nuevo envuelto en tinieblas.

Cuando descubro una nueva verdad, espero que todos los obstáculos desaparezcan antes de practicarla. ¿No es eso lo mejor?

Andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas (Jn 12:35). 

Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos (Sal 119:60). 

Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mt 6:33). 

Al oir de mí me obedecieron (Sal 18:44).

Respuesta. No. Al conocer una nueva verdad bíblica, nunca es conveniente esperar. De hecho, la postergación es la trampa más peligrosa del diablo. Parece tan inofensivo esperar, pero la Biblia enseña que a menos que una persona actúe inmediatamente para conformar su vida con la luz, ésta rápidamente se convierte en oscuridad. Los obstáculos a la obediencia no son quitados mientras estamos detenidos y esperamos, sino que al contrario, generalmente aumentan de tamaño. El hombre le dice a Dios: Abreme el camino y yo avanzaré. Pero el método de Dios es precisamente lo opuesto. El dice: Avanza, y yo te abriré el camino

¿Pero no es acaso imposible para los seres humanos la obediencia total?

Para Dios todo es posible (Mt 19:26). 

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4:13). 

A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús (2 Co 2:14). 

El que permanece en mí, y yo en él,... éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer (Jn 15:5). 

Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra (Is 1:19).

Satanás inventó la mentira de que la obediencia a Dios es imposible. Ninguno de nosotros puede obedecer con su propio poder, por supuesto; pero por medio de Cristo podemos y debemos hacerlo. Satanás, con el propósito de hacer parecer poco razonables las órdenes de Dios, inventó la mentira de que la obediencia es imposible.

¿Qué le pasará a una persona que voluntariamente y a sabiendas, continúa en la desobediencia?

Si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios (He 10:26-27). 

Andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va (Jn 12:35).

La Biblia no deja lugar a dudas. La respuesta es solemne y sorprendente, pero es verdadera. A una persona que a sabiendas rechaza la luz y continúa en la desobediencia, con el tiempo la luz se le apagará y será dejada en completas tinieblas. La persona que rechaza la verdad queda sometida a un gran engaño y a la ilusión de creer que el error es verdad (2 Ts 2:11). Cuando esto sucede, se pierde desde ese momento. Ningún hijo obedecerá plenamente a sus padres a menos que los ame. La desobediencia a Dios es una prueba de que no lo amamos verdaderamente. 

Yo pensaba que el amor era más importante que la obediencia. ¿No es así?

Jesús... le dijo: El que me ama, mi palabra guardará... El que no me ama, no guarda mis palabras (Jn 14:23-24). 

Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos y sus mandamientos no son gravosos (1 Jn 5:3).

Respuesta. No. ¡Claro que no! De hecho, la Biblia enseña que el verdadero amor a Dios no puede existir sin obediencia. Ni puede una persona ser en realidad obediente sin amor. Ningún hijo obedecerá plenamente a sus padres a menos que los ame, ni puede amar a sus padres sin obedecerles. El verdadero amor y la obediencia son inseparables. La desobediencia a Dios es una prueba de que, en realidad, no lo amas.

Pero yo siempre pensé que la verdadera libertad en Cristo me exime de la obediencia. ¿No es así?

Si vosotros permaneciereis en mi palabra..., conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres... Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado (Jn 8:31-32, 34). 

Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia (Ro 6:17-18). 

Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos (Sal 119:44-45).

Sólo el ciudadano que obedece la ley tiene libertad. De la misma manera, la libertad cristiana genuina significa libertad de la desobediencia. La verdadera libertad viene solamente por la obediencia. Significa que, tenemos libertad del pecado (Ro 6:18), y de la desobediencia, que es la violación de la ley de Dios (1 Jn 3:4). El ciudadano que obedece la ley tiene libertad. El desobediente es detenido y pierde su libertad. La libertad sin obediencia es como la falsa libertad de un globo errante en el espacio, o de un automóvil que marcha sin conductor. Esta es una libertad que conduce a la confusión y a la anarquía. La verdadera libertad cristiana significa libertad de la desobediencia. La desobediencia siempre le hace daño a una persona y la lleva a la cruel esclavitud del Diablo.

¿Cuando creo que Dios requiere algo, debo obedecer aunque no entienda por qué lo pide?

Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás (Jer 38:20). 

El que confía en su propio corazón es necio (Pr 28:26). 

Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre (Sal 118:8). 

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos (Is 55:9). 

¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? (Ro 11:33-34). 

Les haré andar por sendas que no habían conocido (Isaías 42:16). 

Me mostrarás la senda de la vida (Sal 16:11).

Los hijos amantes de sus padres los obedecen aunque no siempre entiendan su mandato. Lo mismo sucede con los hijos de Dios. Debemos darle crédito a Dios por ser lo suficientemente sabio como para pedirnos algunas cosas que no entendemos. Los buenos hijos obedecen a sus padres aunque la razón de las órdenes no sea clara. La fe y la sencilla confianza en Dios nos convencerá de que Él sabe lo que es mejor para nosotros, y de que en su amor nunca nos conducirá por una senda equivocada. Aunque no comprendamos plenamente los propósitos de Dios, sería una insensatez cuestionar Su liderazgo.

¿Quién es el que inspira toda desobediencia?

El que practica el pecado es del diablo porque el diablo peca desde el principio... En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia... no es de Dios (1 Jn 3:8,10). 

Satanás... engaña al mundo entero” (Ap 12:9).

El Diablo es el responsable. El sabe que toda desobediencia es pecado, y que el pecado produce infelicidad, tragedia, alienación de Dios y destrucción final. Con amargo odio, trata desesperadamente de inducir a todos a la desobediencia. Y tú estás infectado por este veneno también. Debes encarar los hechos y hacer una decisión. Desobedecer y perderte, o aceptar a Cristo, obedecerle y salvarte. Tu decisión concerniente a la obediencia es una decisión con respecto a Cristo. No puedes separarlo a Él de la verdad, porque Él dice: Yo soy la verdad (Jn 14:6). Escogeos hoy a quién sirváis (Jos 24:15).

¿Qué promesa gloriosa concerniente a un  milagro les ofrece la Biblia a los hijos de Dios?

“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1:6).

Luego de obrar el milagro del nuevo nacimiento en uno, Dios continúa obrando milagros para ayudarnos a crecer como cristianos. El promete que (si lo seguimos gustosamente) al igual que obró un milagro para concedernos un nuevo nacimiento, continuará obrando los milagros que sean necesarios en nuestra vida hasta que lleguemos sanos y salvos a Su reino eterno.

¿Te produce gozo saber que Jesús no sólo provee el nuevo nacimiento a aquellos que lo aceptan y lo siguen, sino que también continúa obrando los milagros necesarios en sus vidas hasta que lleguen sanos y salvos a su reino? ¿Quieres empezar a obedecer y seguir completamente al Señor de inmediato?

Preguntas Para Meditar

1. ¿Se perderán algunos que creen que realmente están salvados?

¡Sí! En Mateo 7:21-23, se nos dice que muchos que profetizaron, que echaron fuera demonios y hicieron muchas obras maravillosas en el nombre de Cristo, se perderán aunque piensen que son salvos, porque no hicieron la voluntad de mi Padre que está en los cielos, dijo Cristo (Mt 7:21). Los que rehúsan obedecer la voluntad de Dios terminarán creyendo una mentira (2 Ts 2:11-12), y así pensarán que son salvos cuando en cambio están perdidos.

2. Puesto que sólo hay un camino correcto, ¿qué le ocurrirá a las personas sinceras que verdaderamente piensan que están en lo correcto cuando en realidad están equivocadas?

El Señor dice que É las llamará al camino verdadero, y que sus ovejas oirán su voz y la seguirán. (Jn 10:16, 27)

3. ¿Entonces la sinceridad y el celo no son suficientes?

No, no lo son. Debemos también estar en la verdad. El apóstol Pablo era sincero y celoso cuando perseguía a los cristianos antes de su conversión, pero también estaba equivocado (Hch 22:3-4; 26:9-11).

4. Algunos creen que es una imposibilidad científica que Dios pueda vernos a todos al mismo tiempo.

También muchos creían que el diluvio de Noé era imposible, porque nunca había llovido (Gn 2:5-6), pero de todos modos se produjo. Buscar razones llamadas “científicas para la desobediencia es el pasatiempo favorito de la clase de personas mencionada en Romanos 1:22, que profesando ser sabios, se hicieron necios.

5. ¿Qué pasará con las personas que no han recibido ninguna luz?

La Biblia dice que todos han recibido alguna medida de luz. “Aquella luz verdadera (Cristo), que alumbra a todo hombre (Jn 1:9). Cada persona será juzgada de acuerdo con la manera en que siguió la cantidad de luz que le resultó accesible. Aun los paganos, según Romanos 2:14-15, han recibido algo de luz y en esa medida obedecen la ley.

6. Le he pedido a Dios que me dé una señal si quiere que le obedezca. ¿No es éste un método seguro?

¡No! No lo es. Jesús dijo: “La generación mala y adúltera demanda señal pero señal no le será dada (Mt 12:39). Toda enseñanza espiritual debe ser cotejada con la Biblia, y si está en armonía con la Palabra de Dios, debe ser aceptada y obedecida (Is 8:20 2 Ti 2:15). Los que no aceptan las claras enseñanzas de la Biblia tampoco se dejarán convencer por señales. Como dice el Señor Jesús: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levantare de los muertos (Lc 16:31).

7. Hebreos 10:26-27 parece indicar que si una persona comete voluntariamente un solo pecado, después de haber obtenido el conocimiento de la verdad, se perderá. ¿Es esto verdad?

¡No! Cualquiera puede confesar un pecado determinado y recibir perdón (1 Jn 1:9). La Biblia no está hablando aquí de un acto o un pecado solo, sino de quien presuntuosamente continúa en el pecado y rehúsa rendirse a Cristo después que recibe la luz. Tal actitud contrista al Espíritu Santo y lo obliga a irse del corazón (Ef 4:30). Así se endurece el corazón de la persona, hasta el punto en que desaparece de él toda sensibilidad espiritual (Ef 4:19), y se pierde. La Biblia dice: Preserva también a tu siervo de las soberbias [pecados presuntuosos en la versión Inglesa de King James] que no se enseñoreen de mí entonces seré íntegro y estaré limpio de gran rebelión (Sal 19:13).

8. ¿Necesita una persona ser muy instruida para entender la Biblia?

¡No! Hasta la persona más sencilla puede entenderla si se entrega al Señor (Sal 19:7; Sal 119:130 Mt 11:25).

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