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1 CORINTIOS 3:14-15

Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Co 3:14-15).

Algunas personas hacen un mal uso de 1 Corintios 3:15 con la intención de defender la doctrina calvinista Una vez salvo, siempre salvo. Dicen que el pasaje enseña que la(s) mala(s) obra(s) de alguien no lo privan de ser salvo al final, aunque sea como por fuego.

El problema está con el erróneo significado que le dan a la palabra clave obra, en vez de aceptar el significado que Pablo le da a dicha palabra. 

En 1 Corintios capítulos 1 al 4, Pablo trata el tema de las divisiones en la iglesia de Corinto. La congregación se había dividido en varias facciones, como el grupo de Apolos, el grupo de Cefas, el grupo de Pablo y el grupo de Cristo (1 Co 1:12). Pablo estaba horrorizado por esta división porque los hermanos deberían esforzarse por mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Ef 4:1-6).

Pablo ayudó a iniciar la congregación en Corinto (Hch 18:1-8; 1 Co 3:10). La había edificado sobre el firme fundamento de Jesucristo (1 Co 3:10-11). Él mismo era solo un ministro más (1 Co 3:6-8).

En el contexto de 1 Corintios 3, Pablo afirma que su obra era hacer discípulos para el Señor. Pablo está hablando aquí del tribunal de Cristo donde las obras del creyente ya salvo serán juzgadas, y, específicamente en el caso de un obrero cristiano como Pablo, de los discípulos que él podía hacer para el Señor: ellos son su obra. Pablo usa de nuevo la palabra obra con este mismo significado en 1 Corintios 9:1.

Algunos discípulos serán edificados con materiales perecederos de valor natural, como madera, heno y hojarasca. Estas obras (discípulos), madurarán como cristianos frágiles e inestables, y es muy probable que terminen volviendo al mundo y se aparten definitivamente de la fe. Otros discípulos serán edificados con materiales duraderos de valor intrínseco, como el oro, la plata y las piedras preciosas. Estas obras (discípulos), madurarán como cristianos firmes, sólidos, que darán el fruto deseado por el Señor.

La “pérdida” a la que Pablo se refiere es la pérdida de todo lo invertido en ganar almas para el Señor Jesús. Quienes han estudiado la Biblia con otras personas saben cuánta dedicación, cuánto tiempo, esfuerzo y oraciones implica ayudar a esas personas a conocer correctamente la verdadera fe para incentivarlos a la obediencia al evangelio. Es una tragedia, una pérdida incalculable, cuando esas personas después de un largo período de tiempo se alejan de la fe.

Lo que Pablo está diciendo en este pasaje es:

Si permaneciere la obra (discípulos) de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa (entre otras cosas, disfrutando de la vida eterna con ellos).  Si la obra (discípulos) de alguno se quemare (Jn 15:6; 2 P 2:20-22), él sufrirá pérdida (pérdida del esfuerzo, trabajo, tiempo invertido, etc., Gl 4:11); si bien él mismo (el discipulador) será salvo, aunque así como por fuego”.

Pero la de Pablo NO es la última palabra sobre el tema. En La Parábola Más Importante, el Señor pone el énfasis en el receptor del mensaje. Pablo lo pone en el discipulador, el Señor lo pone en el discípulo o potencial discípulo.  

Si nos quedáramos sólo con lo que Pablo dice, parecería que TODO el peso o responsabilidad del resultado final del trabajo de un discipulador es de él. Pero el Señor nos dice que, muchas veces, no importa cuán buena sea la semilla, si la tierra es mala, es mala, y no producirá fruto. 

Esta es otra muestra del equilibrio, del balance de las Sagradas Escrituras.

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EL TRIBUNAL DE CRISTO