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DIOS ENGAÑA A LA PERDICIÓN A ACAB


Acab pone sus ojos sobre Ramot de Galaad 

“Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel. Y aconteció al tercer año, que Josafat rey de Judá descendió al rey de Israel. Y el rey de Israel dijo a sus siervos: ¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria? Y dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat respondió al rey de Israel: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos” (1 R 22:1-4).

¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria?” Anteriormente, el Rey de Siria había prometido regresar ciertas ciudades a Israel (1 R 20:34) en intercambio por lenidad después de la derrota en la batalla. Aparentemente esta era una ciudad que Ben-adad nunca le regresó a Israel, y estaba en una importante localización estratégica.

“¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad?” El Rey Acab de Israel le preguntó al Rey Josafat de Judá que le ayudara en su disputa en contra de Siria. Esto tenía algo de sentido, porque Ramot de Galaad estaba solamente a 40 millas de Jerusalén.

Josafat propone que busquen a Dios en el asunto 

Dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová. Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey. Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos? El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así. Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de Imla” (1 R 22:5-9).

Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová”. Considerando la relación contraria entre Acab y los profetas de Jehová, esta era una propuesta audaz de Josafat. No era de sorprenderse que Acab escogiera profetas que le dijeran lo que él quería oír.

Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey”. Acab reunió a profetas que eran profetas infieles a Jehová. Estos eran profetas que estaban felices de agradar a su rey, y decirle lo que él quería escuchar. Josafat aún quería escuchar a un profeta de Jehová, el Señor (¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos?).

Mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal”. Acab odiaba al mensajero debido al mensaje. Su verdadero conflicto era con Dios, pero él enfocaba su odio en contra de Micaías. Pero aún estaba dispuesto a escuchar al rey de Judá cuando aconsejó que debía escuchar al profeta Micaías.

Los profetas infieles  

“Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos. Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos. Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey” (1 R 22:10-12)
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Estaban sentados cada uno en su silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria”. Esto ilustra la antigua costumbre de su corte y él de realizar decisiones a las puertas de la ciudad. Aún habían tronos para oficiales de alto mando para que se sentaran a las puertas de la ciudad de Samaria.

Así ha dicho Jehová”. Estos profetas infieles (tales como Sedequías) profetizaban en el nombre de Jehová, pero profetizaban mentira. Muchos comentaristas creen que estos profetas infieles eran profetas paganos, quizás representantes de Astarot o de otros dioses o diosas paganas. Pero aún ellos claramente profetizaban en el nombre de Jehová. Quizás en algún momento habían sido verdaderos seguidores de Jehová que fueron seducidos por el arrepentimiento hueco de Acab tres años antes (1 R 21:27-29). Tres años después ellos estaban dispuestos a profetizar mentiras a Acab, si eso era lo que él quería oír.

Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos”. Sedequías utilizó una herramienta familiar de los antiguos profetas. Él utilizó cuernos de hierro para ilustrar la confianza de dos fuerzas poderosas, ejércitos que rodearían a los Sirios. Sedequías tenía el acuerdo de otros 400 profetas (todos los profetas profetizaban de la misma manera).

Esto debió ser una representación vivida y entretenida. Podemos estar seguros que cada ojo estaba puesto en Sedequías cuando él utilizó los cuernos de hierro para ilustrar poderosamente este punto. Era en verdad persuasivo el tener a los 400 profetas hablando en común acuerdo sobre un asunto. Sin importar que tan poderoso o persuasiva fuera la presentación, su mensaje era falso.

La profecía de Micaías, el profeta fiel 

“Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí que las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito. Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré. Vino, pues, al rey, y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? Él le respondió: Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en mano del rey. Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?” (1 R 22:13-16)

Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré”. El mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo, pues, te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien (2 Cr 18:12), de acuerdo a los otros 400 profetas. Micaías le aseguró que él simplemente diría lo que Dios le dijera.

Esta era una escena dramática. Vemos a un profeta humilde, del pueblo, delante de los dos reyes, listo para hablar por parte de Jehová.

Esto debió de acobardar al buen profeta, pero él había visto al Señor sentado sobre Su trono con todas las huestes celestiales junto a Él, y así él audazmente enfrentó el rostro de los dos reyes y su majestad. 

Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en mano del rey”. Cuando Micaías dijo esto, su tono quizás era sarcástico. Él dijo palabras similares a las de los 400 profetas infieles, pero entregó un mensaje completamente diferente.

¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová? El rey Acab reconoció el tono sarcástico de la profecía de Micaías y sabía que contradecía el mensaje de los 400 profetas. Él demandó que Micaías dijera solo la verdad–la cual Acab esperaba fuera el mensaje de los otros 400 profetas.

Micaías dice la verdadera profecía de parte de Jehová 

“Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Éstos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz. Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal” (1 R 22:17-18) 
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Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor”. Micaías fue retado a decir la verdad, y ahora él cambió su trono de la burla a la seriedad. Él dijo que no solamente Israel sería derrotado, sino también que su líder (rey/pastor) perecería.

¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal”. El rey Acab dijo que él quería la verdad – pero él no pudo soportar la verdad. Lo que él no consideró fue que a aunque Micaías profetizó el mal hacia, profetizaba la verdad.

Acab sabía en su corazón que Micaías no tendría miedo de él, sino que solamente declararía la palabra de Jehová. Esto lo interpretó como odio personal... Odio al mensajero de Dios es una clara evidencia de una maldad voluntaria.

Micaías revela la inspiración detrás de los 400 profetas 

Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda. Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? Él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti” (1 R 22:19-23).

Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él”. El rey Acab y otros en su corte hallaron difícil de explicar cómo un profeta podría tener razón y los otros 400 profetas estar equivocados. Aquí Micaías explicó el mensaje de los 400 profetas. Micaías tuvo un destello profético del drama celestial detrás de estos eventos.

A su derecha y a su izquierda”. Ya que la derecha era el lugar de favor, esto indica que Dios habló hacia el ejército de los cielos combinado, tanto seres angelicales fieles como caídos.

Algunas personas olvidan que Satanás y sus ángeles caídos tienen acceso al cielo (Job 1:6; Ap 12:10). Existe una bien intencionada pero errada enseñanza de que Dios no puede permitir maldad en Su presencia, lo que significa que Satanás u otros ángeles caídos no puedan estar en Su presencia. Estos pasajes muestran que Dios puede permitir maldad en Su presencia, aunque Él no puede tener comunión con el mal, y un día todo el mal será quitado de Su presencia (Ap 20:14-15).

¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Dios quería traer juicio en contra de Acab, así que Él pidió a este grupo de ejército de los cielos por un voluntario que dirigiera a Acab hacia la batalla.

Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Uno de los ángeles caídos fue voluntario para dicha tarea. Ya que Acab quería imponer su voluntad (quería ser engañado), Dios le daría lo que él quería usando a un ángel caído voluntario quien obró a través de los dispuestos profetas falsos. 
Esto ilustra el poder de una mentira en la boca de alguien opuesto a la verdad, y hablando para sus propios propósitos.

La reacción de los falsos profetas y de Acab 

“Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte. Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y llévalo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey; y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos” (1 R 22:24-28)
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Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías”. Sedequías respondió de la manera que muchos hacen cuando son derrotados en un argumento–respondió con violencia.

Echad a éste en la cárcel”. El rey Acab respondió de la manera que muchos tiranos hacen cuando son confrontados con la verdad. Acab quería que Micaías estuviera preso y desprovisto de atención (mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción).

La frase “pan de angustia y agua de aflicción” (1 R 22:27) puede ser traducida como ‘a pan y agua’, con escasa cantidad de comida.

Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí”. El profeta Micaías hizo una declaración final y definitiva. Él estaba dispuesto a ser juzgado dependiendo si su profecía fuera a ocurrir o no.

Josafat y Acab suben a la batalla 

“Subió, pues, el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad. Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla” (1 R 22:29-30) 
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Subió, pues, el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad”. Es fácil el entender el porqué el rey Acab de Israel fue a la batalla; él no quería creer que la profecía de Micaías fuera cierta y quería oponerse a ella. Es menos fácil el entender porqué el rey Josafat de Judá fue a esta batalla con Acab. Él debió de haber creído en la profecía de Micaías y saber que la batalla terminaría en desastre y en la muerte, al menos, de Acab.

Podría ser que Josafat tenía una actitud fatalista hacia la voluntad de Dios, calculando que si todo era la voluntad de Dios, entonces no había nada que él o nadie más pudiera hacer al respecto.

Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos”. Al ir a la batalla Acab no se quería identificar como el rey, y, por lo tanto, ser un blanco fácil. Pensó que esto lo ayudaría a protegerse en contra de la profecía de perdición de Micaías. Es más difícil el explicar el porqué Josafat estuvo de acuerdo en ir a la batalla como el único rey claramente identificado. Parece que, o no era muy inteligente, o tenía una gran fe.

Josafat es salvado y Acab muere en la batalla

Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel. Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó. Viendo entonces los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su cochero: Da la vuelta, y sácame del campo, pues estoy herido. Pero la batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría por el fondo del carro. Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y cada cual a su tierra!”  (1 R 22:31-36)

No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel”. La misericordia anterior de Acab hacia Ben-adad no ganó ningún favor duradero con los gobernantes de Siria. Esta estrategia del ejército Sirio hizo que la contramedida de Acab de disfrazarse a si mismo fuera vista como sabia.

El rey Josafat gritó”. Al hallarse como el único rey identificable en la batalla, Josafat se halló rápidamente en peligro. Él clamó hacia Jehová y fue rescatado. 
2 Crónicas 18:31 deja en claro que Jehová escuchó el clamor de Josafat y le rescató.

Tras el escape en Ramot de Galaad, Josafat se dedicó a sí mismo a la reforma espiritual de Judá: salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres (2 Cr 19:4).

Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel”. Esto pareció ser mera coincidencia. Era un hombre anónimo, y disparó su arco a la ventura– pero golpeó como su fuera un misil que busca el pecado. Dios orquestó las acciones involuntarias de un hombre para que resultara en una ejecución de Su juicio.

¿Y ahora qué alegría podría el alma negra de Acab, listo para partir, tener en su propia casa de marfil? ¿Quién no hubiera preferido estar con Micaías en la cárcel que con Acab en el carro? Los hombres malvados tienen la ventaja de los medios, los hombres piadosos del fin.

 “
El rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió”. Acab enfrentó el final de su vida valientemente, muriendo estando en su carro para inspirar a sus tropas. Cuando su muerte se hizo conocida, la batalla terminó.

Parece ser que los Israelitas y Judíos mantuvieron la lucha durante todo el día; pero cuando el rey murió en la tarde, y esto fue dado a conocer, fue hecha una proclamación, quizás con el consentimiento tanto de los Sirios como de los Israelitas, que la guerra había terminado.

La palabra de Dios en cuanto a Acab es cumplida 

“Murió, pues, el rey, y fue traído a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria. Y lavaron el carro en el estanque de Samaria; y los perros lamieron su sangre (y también las rameras se lavaban allí), conforme a la palabra que Jehová había hablado. El resto de los hechos de Acab, y todo lo que hizo, y la casa de marfil que construyó, y todas las ciudades que edificó, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? Y durmió Acab con sus padres, y reinó en su lugar Ocozías su hijo” (1 R 22:37-40) 
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Murió, pues, el rey”. La palabra a través del profeta Micaías probó ser cierta. El Rey Acab nunca regresó a Samaria o a Israel en paz.

Los perros lamieron su sangre (y también las rameras se lavaban allí)”. Esto fue un cumplimiento de la palabra de Dios a través de Elías en 1 Reyes 21:19, donde Elías profetizó que los perros lamerían la sangre de Acab. Esto probó ser cierto, pero no en el lugar que Elías dijo que sucedería. Dios cambió su juicio original anunciado en contra de Acab 1 Reyes 21, pero debido al falso arrepentimiento de Acab y a su pecado continuo, un juicio muy similar vino sobre él.

Conforme a la palabra que Jehová había hablado”. Había otra profecía que se cumplió en la muerte de Acab. Fue la palabra del profeta anónimo de 1 Reyes 20:42, que Acab perdonó la vida de Ben-adad a expensas de su propia vida.

La casa de marfil que construyó, y todas las ciudades que edificó”. Según los estándares materialistas, el reinado de Acab fue un éxito. Él generalmente fue exitoso militarmente y disfrutó una economía generalmente próspera. Pero espiritualmente su reinado fue un desastre, uno de los peores para Israel.

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