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23. JEZABEL (1)—UNA REINA MALVADA


Muchas mujeres de Biblia amaban Dios y tuvieron vidas ejemplares las cuales debemos aprender a imitar en nuestra vida cristiana. No ocurre lo mismo con la vida de Jezabel, una mujer cuya vida está llena de malos ejemplos que debemos evitar. Era una mujer que odiaba a Dios.

Nos gusta admirar y respetar a la gente. Pero a veces es beneficioso tener modelos de lo que no debemos ser. 2 Timoteo 3:16 dice que: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.

El pasado de Jezabel

La historia acerca de la vida de esta malvada reina Jezabel, está en primera y segunda de Reyes, en el Antiguo Testamento. Era hija de un rey pagano que adoraba un dios falso llamado Baal, y era esposa de Acab, el rey de Israel. En esa época de la historia, Israel estaba dividido en dos reinos. El reino del norte estaba integrado por 10 de las 12 tribus originales, retuvo el nombre de Israel, mientras las dos tribus restantes constituyeron en el sur la nación de Judá.

La Biblia no nos dice cómo se conocieron Acab y Jezabel, ni bajo qué circunstancias se casaron. Pero Acab pecó contra los mandamientos de Dios al casarse con una mujer que adoraba a otros dioses. 1 Reyes 16:30-33 describe Acab:

30 Y reinó Acab hijo de Omri sobre Israel en Samaria veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él.

31 Porque le fue ligera cosa andar los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal rey de los sidonios, y fue y sirvió Baal, y lo adoró.

32 E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria.

33 Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel.

Cuando Moisés gobernaba Israel, Dios había dado estos mandamientos muy claros: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de los que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás” (Éxodo 20:3-5).

Acab pecó al casarse con Jezabel pero, peor aún, él mismo adoró a los dioses de Jezabel, edificando también ídolos. Leemos en 1 Reyes 21:25: “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová, porque Jezabel su mujer lo incitaba”. Que terrible que Dios se refiera a un hombre en esos términos. ¿Por qué se habrá involucrado Acab con semejante perversidad? Estudiar el carácter de su mujer nos dará algunos indicios.

El carácter de Jezabel

La Biblia relata una serie de acontecimientos que muestran a Jezabel como una mujer poderosa y autoritaria. Utilizó su poder para destruir a un rey, y a sus hijos para corromper a una nación entera. Era devota del culto al dios Baal y sustentaba también a los sacerdotes de este dios. Su objetivo era asesinar a toda la gente que adoraba al Señor Dios de Israel.

El desafío de Elías

La historia nos cuenta que el culto del dios Baal era acompañado de muchas ceremonias crueles, incluido la quema de niños como sacrificio. En medio de esta idolatría y perversidad Dios envió al profeta Elías a enfrentar al rey Acab. Elías valerosa y públicamente retó a los sacerdotes de Baal a una prueba suprema de poder en el monte Carmelo. El Señor operó un gran milagro, demostrándole a la gente que Dios era más grande que Baal. Tras haber visto el poder de Dios, las personas del pueblo “Se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”

La reacción de Jezabel

Después del desafío del monte Carmelo, los seguidores de Dios mataron a todos los profetas de Baal. Jezabel estaba furiosa, Acab estaba muy atemorizado porque sabía lo importante que eran Baal y sus sacerdotes para Jezabel. 1 Reyes 19:1-2 nos dice:

1 Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías habla hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. 

2 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.

Acab era el rey, pero la que gobernaba el reino era en realidad Jezabel, su dominante esposa. Todos le temían, incluso el profeta Elías. Ella amenazó a Elías con estas palabras “Así me hagan los dioses y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos” (1 Reyes 19:2). Dios protegió a su profeta Elías y le proveyó de comida y descanso.

Su influencia sobre sus hijos

La Biblia utiliza historias como estas para enseñarnos que los principios y convicciones de nuestras vidas pasan a nuestros hijos y nietos. Los mandamientos que Dios le dio a Moisés, en Éxodo 20 se repiten en Deuteronomio 5:7-10:

7 No tendrás dioses ajenos delante de mi 

8 No aras para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra. 

9 No te inclinaras a ellas ni las servirás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen;

La herencia es la influencia que pasa de padres a hijos, sea para bien o para mal. ¿Puede imaginarse usted qué tipo de influencia maternal tuvo Jezabel sobre sus hijos? El Señor Jesús utilizó el ejemplo de un árbol como ejemplo de la continua influencia que tienen nuestras vidas sobre otras personas, Mateo 7:16-18 dice: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recojen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos”. 

Podemos ver la verdad de estas palabras en la familia de Jezabel: su padre fue un asesino, su hijo mayor fue un adorador devoto de Baal, su hija fue una asesina, y su segundo hijo fue tan corrupto como ella. Su familia continuó la perversidad por lo menos hasta la tercera generación. Jezabel y sus hijos eran los frutos de un árbol corrupto.

El juicio de Dios sobre Jezabel

La Biblia nos dice cómo Dios juzgó a Jezabel. El rey Acab quería para sí una viña que pertenecía a un hombre llamado Nabot. El rey trató de comprarla pero la viña no estaba en venta porque era una herencia del padre de Nabot. Acab se deprimió al punto de no querer comer, por que Nabot se rehusaba a vendérsela. Cuando Jezabel se enteró de la situación, le aseguró a Acab que ella le conseguiría la viña. Para ello planeó y consumó el asesinato de Nabot.

Una vez más Dios envió al profeta Elías a enfrentar a Acab. Elías pronunció juicio de Dios sobre Acab y su familia por su perversidad. El juicio era la muerte. Todo aconteció tal y como el profeta Elías lo había dicho. Acab fue muerto en su carro durante una batalla entre israelitas y sirios. Jezabel murió al ser arrojada desde una ventana y su cuerpo pisoteado por los cascos de un caballo. De la manera que Elías lo había profetizado, los perros se comieron su cuerpo antes de que pudiera ser sepultada.

Pensamientos finales

Jezabel constituye la prueba de que la paga del pecado es la muerte y que nadie se burlará de Dios. El principio divino de que se cosecha lo que se siembra se ve con claridad en la vida de Jezabel. Si sembramos buena semilla en nuestra propia vida y en las vidas de los niños ante los cuales tenemos influencia, nosotros y ellos cosecharemos bendiciones de Dios. Lo opuesto también es cierto. Si sembramos maldad en nuestra vida y la de los demás, el legado de maldad afectará a las generaciones futuras. Esto es cierto tanto para los creyentes en Jesucristo como para los que no lo son. El Señor Jesús murió como sacrificio por nuestro pecado. Cuando le recibimos como Salvador, nos perdona nuestro pecado, pero a veces debemos sufrir las consecuencias de nuestro pecado a través de toda nuestra vida. 

Jezabel fue lo opuesto a lo que Dios quiere que una mujer sea. El rey Acab fue influenciado fuertemente por su esposa, pero su poderosa influencia fue para el mal y no para el bien. ¡Qué diferente podría haber sido esta historia si Jezabel hubiera aprendido a guiar a su esposo e hijos a amar a Dios y obedecer sus mandamientos! 

Hay muchas mujeres que viven hoy día que son como Jezabel. Desafían a Dios, pero aún así, la Palabra de Dios se mantiene firme. Odian y hacen daño al pueblo de Dios. Pero no debemos temerles. 2 Tesalonicenses 1:7-9, dice lo que les ocurrirá a los que se burlan de Dios y que rechazan las buenas nuevas acerca de su hijo: “Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”.

Estoy segura de que estamos de acuerdo que nos gustaría ser la mujer que Dios quiere que seamos. La vida de Jezabel debe hacernos pensar en cuanto a nuestro propio compromiso, primero con el Señor Jesús y segundo nuestra familia.

Temas de discusión

  • ¿Cuál fue el pecado de Acab que comenzó todo el problema?
  • Describe tres características de Jezabel
  • ¿Por que le temía Elías a Jezabel?
  • Señala tres lecciones que podemos aprender de la vida de Jezabel.
  • ¿Cuál será el fin de aquellos que, como Jezabel, desafían a Dios?
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