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miércoles, 9 de noviembre de 2011

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Para muchas personas que los reciben a la puerta de sus hogares, los Testigos de Jehová son miembros de una secta que dedica una parte increíble de su tiempo para ir, de dos en dos, a todas las casas predicando el “reino de Jehová” y vendiendo las revistas 
Despertad y Atalaya. Se caracterizan por un conocimiento extraordinario de sus doctrinas y una persistencia insólita en promulgarlas. Parece que cada uno es un ministro adiestrado y proselitista incansable de su fe.


Los Fundadores y su Historia

Si uno le pregunta a un testigo de Jehová acerca de cómo y cuándo tuvo comienzo su movimiento, le diría que no es de origen humano, pues se remonta a cuatro milenios antes de Cristo. Afirmaría que Abel fue el primer testigo de Jehová; luego habría muchos más: Enoc, Noé Abraham, Moisés, los profetas y aun el mismo Jesucristo. La secta, sin embargo, tuvo su verdadero principio en la octava década del siglo diecinueve. Su origen y desarrollo se debe a la obra de dos personas: Carlos Taze Russell y José Franklin Rutherford, los cuales fueron respectivamente profetas y caudillos de las primeras dos etapas de su historia.

Carlos Russell nació en los alrededores de la ciudad de Pittsburg, Pennsylvania, en EE.UU., en el año 1852. Él y su padre eran prósperos dueños de algunas tiendas de ropa y aunque fue criado en una iglesia presbiteriana, se hizo miembro de una iglesia congregacional al llegar a ser joven. Le apasionaba la doctrina de la segunda venida de Cristo, pero no pudo soportar la doctrina del infierno. Un día, por casualidad, entró en un humilde salón adventista y oyó la enseñanza tranquilizadora de que no había castigo eterno. Se entusiasmó con los temas de la profecía que escuchó de los adventistas, especialmente el de la segunda venida. Por lo tanto, aceptó muchas de sus ideas. Dedicó mucho de su tiempo a estudiar los libros de Daniel y Apocalipsis y formuló su propio sistema profético, que él denominó “el Plan Divino de las Edades”.

Russell llegó a creer que tanto las doctrinas del catolicismo romano como las del protestantismo eran erradas, y empezó a forjar su propia teología. En el 1872, celebraba clases de estudio fuera de las iglesias, recalcando en especial la doctrina de la segunda venida. Llegó a la conclusión de que Cristo establecería su reino milenial en 1914. En vista de esto, vendría en forma espiritual en 1874, para hacer una obra preparatoria. Caricaturizaba la doctrina cristiana de la Trinidad como “tres dioses en una persona” y sostenía que Cristo fue el primero de los seres creados. Negó casi todas las doctrinas ortodoxas.

Un autor señala los factores que le llevaron al éxito casi inmediato:

“El atractivo personal de Russell, su entusiasmo por la doctrina que predicaba, su aparente apego a las Escrituras, y su liberalidad de criterio, todos cooperaron para que pronto tuviera un grupo de seguidores en Pittsburg, quienes lo llamaban ‘pastor’, título que quedó con él durante los años siguientes”. [1]

En 1879 Russell comenzó a publicar la revista La atalaya de Sión y heraldo de la presencia de Cristo. La primera edición contaba con un traje de 6.000 copias, algo insignificante comparado con el actual tiraje mensual de 17.800.000 en 106 idiomas. [2] Ahora se le denomina simplemente Atalaya. (Los Testigos de Jehová, se consideran a sí mismos como heraldos enviados por Dios para amonestar al mundo sobre el juicio venidero y la urgencia de refugiarse en el “reino teocrático” de ellos.  Por lo tanto, también denominan su otra revista Despertad, la cual tiene un tiraje mensual de más de 15.000.000.) Otras congregaciones fueron organizadas y el movimiento crecía. En 1884 Russell estableció en Pittsburg la organización Zion’s Watchtower Tract Society que más tarde fue cambiada por el nombre de Watchower Bible and Tract Society (Sociedad Atalaya de la Biblia y Tratados).

Del año 1880 en adelante, el movimiento llegó a ser muy activo en divulgar sus doctrinas en muchos países. El fundador mismo escribía y viajaba incesantemente. Se dice que viajó más de 1.600.000 kms., predicó 30.000 sermones y escribió 50.000 páginas.

Entre 1886 y 1904, Russell, escribió los seis volúmenes de los Estudios de las Escrituras. En ellos se planteaban lo que ha continuado, básicamente, como la teología de los Testigos de Jehová. Sus seguidores lo estimaban como un profeta inspirado de los últimos tiempos e intérprete por excelencia de las Escrituras.

Para ellos sus libros llegaron a ser una segunda Biblia o una interpretación infalible de ésta.

Con poca modestia, Russell mismo señaló la importancia de sus libros:

“Los seis tomos de Estudios de las Escrituras constituyen prácticamente la Biblia arreglada conforme a temas… No se puede ver el plan divino estudiando la Biblia por sí sola. Encontramos que si alguien pone a un lado los Estudios, aun después de familiarizarse con ellos… y se dirige a la Biblia sola, dentro de dos años vuelve a las tinieblas. Al contrario, si lee los Estudios de las Escrituras con sus citas y no ha leído ni una página de la Biblia como tal, estará en la luz al término de dos años”. [3]

No obstante su aspecto venerable, era un hombre de este mundo. Tenía poca preparación académica—no se terminó la eseñanza básica—pero no le faltaban sagacidad y viveza. Reunió grandes cantidades de dinero, empleando a veces trucos despreciables. Por ejemplo, anunció que tenía “trigo milagroso”, que al sembrarlo rendiría cinco o seis veces más que el trigo corriente. Lo vendió al precio de sesenta dólares por sesenta libras, mientras que el precio en aquel período era de solamente un dólar por la misma cantidad. De manera similar anunciaba la venta de “porotos mileniales” y de una “semilla maravillosa de algodón”. En otras ocasiones ofreció remedios para la apendicitis, la tifoidea y el cáncer. Además persuadía a muchas personas, especialmente mujeres a punto de morir, de entregarle sus bienes para la propagación del mensaje del “reino. En 1897 su esposa le abandonó y obtuvo la separación legal en 1906.

Fingía ser un  teólogo preparado, pero fue expuesto por los escritos de J.J. Ross, un pastor bautista, el cual negaba sus doctrinas y su erudición. Russell le llevó al tribunal por difamación. Durante el juicio, el fundador de los Testigos de Jehová cometió perjurio al afirmar bajo juramento que él conocía el alfabeto griego y no pudo decir los nombres de las letras cuando se le mostraron en el tribunal.

Al morir Russell en 1916, José F. Rutherford, un abogado de gran capacidad, tomó las riendas de la organización. Heredó una crisis grave en el movimiento. Russell había profetizado que Cristo volvería en 1914 o poco después, pero no se cumplió su profecía. Rutherford reunió hábilmente a sus desilusionados seguidores, al descubrir en 1921 que Cristo de veras había regresado invisiblemente en 1914 y había comenzado a purificar su templo en 1918.

También el sucesor de Russell recibió el nuevo nombre para los seguidores de Atalaya, en 1931: “Los Testigos de Jehová”. Este nuevo nombre hacía énfasis en la tarea que se imaginaban tener y les ayudó a quitarse el apodo de “ruselistas”, algo que deseaban ardientemente hacer.

Otro problema solucionado por Rutherford fue de los cientos cuarenta y cuatro mil. Russell había enseñado que solamente irían al cielo los 144.000 fieles, y cuando se hubieran completado esta cantidad, el rebaño de Dios estaría listo. Cuando los Testigos alcanzaron a más de los esperados 144.000, Rutherford descubrió una forma de incluir una segunda clase de fieles en el plan de Dios—“la gran multitud”—la cual se quedará en la tierra renovada, mientras que “la manada pequeña” (los 144.000) formará la iglesia verdadera y heredará el cielo. Sólo los de “la manada pequeña” serán resucitados con cuerpos celestiales; los de la gran multitud permanecerán con cuerpos tal como son en la tierra.

Los Testigos de Jehová ponen mucho énfasis en la literatura. Rutherford escribió veintidós libros y echó las bases de los estudios dogmáticos que caracterizan al movimiento. En 1920, este líder publicó su primera obra literaria seria: Millones que ahora viven no morirán jamás. Tuvo una venta enorme. En los primeros ocho meses se distribuyeron 2.500.000 ejemplares y en total fueron impresos y distribuidos unos 400.000.000 de ejemplares de sus obras.

Tal vez el logro más importante del “juez” Rutherford fue inaugurar una intensa campaña de visitación casa por casa, en la cual se animaba a todos a que participaran. Durante la época de Russell, eran los líderes quienes hacían la obra. Pero Rutherford logró inspirar en los laicos la idea de que cada uno debía ser un testigo. De ahí en adelante, los Testigos de Jehová rechazaron la distinción entre clérigos y laicos. Para ellos, cada uno de los Testigos es un ministro del evangelio. Un autor dice: 

“Los Testigos de Jehová constituyen una sociedad de ministros. En conjunto forman un grupo misionero. Es un  grupo de evangelizadores”. [4

Ahora el ministerio de esta secta consiste principalmente en ir de casa en casa, vendiendo literatura y haciendo prosélitos. Sus lugares de reunión, denominados “salones del reino”, no son usados para cultos de adoración, sino como centros de adiestramiento de “ministros”. En ellos se les instruye en sus doctrinas y la forma cómo llevar a cabo las visitas y catequizar a los interesados. “Hay pocas sectas, quizás ninguna, que ha logrado como ésta infundir en sus adeptos, con tanto éxito, el sentimiento del deber de ‘testificar’”. [5]

Como resultado de su celo y dedicación para evangelizar, tienen misioneros en más de ciento cuarenta países, han visitado casi todas las casas y departamentos de las grandes urbes de este planeta y cuentan con más de 3.000.000 de adeptos. Pero evangelizan atacando despiadadamente a todas las otras creencias y siembran odio hacia su clero. Por lo mismo, han sufrido más persecuciones que cualquier otra secta.

Las Doctrinas de los Testigos de Jehová

Los Testigos de Jehová no han publicado artículos de fe ni declaraciones de un sistema de doctrina. Niegan categóricamente que hayan adoptado las ideas de Russell. Sostienen que extraen sus enseñanzas directamente de la Biblia. Se ha demostrado, sin embargo, que “hacen mal uso de las Escrituras, con el fin de apoyar  sus creencias características. Esto lo hacen mayormente citando los textos fuera de su contexto, al mismo tiempo que omiten otros pasajes que son importantes para el tema. En la práctica, su propias publicaciones tienen prioridad sobre las Escrituras”. [6] Además, los traductores de su versión de la Biblia, son acusados de alterar ciertos pasajes bíblicos a fin de que armonicen con las nociones de Russell y Rutherford, las cuales contradicen las Escrituras.

1. Niegan la Trinidad y la deidad de Jesucristo.


Según los Testigos de Jehová, Dios no es trino sino una sola persona, “Jehová”. Niegan la deidad de Cristo, afirmando que fue la primera criatura que Dios creó. El Espíritu Santo es una fuerza impersonal, una influencia que emana de Dios. Afirman que la trinidad es una doctrina de “los antiguos babilónicos y egipcios y otros mitólogos” (Sea Dios veraz, pág.100).

“Sólo los religiosos ‘trinitarios’ tienen la suficiente presunción de afirmar, sin ninguna base bíblica, que las otras dos personas son iguales con Jehová Dios; pero el mismo Jesús no afirma ser una de tales personas”. [7]

“La obvia conclusión, por tanto, es que Satanás es el originador de la Trinidad” (Sea Dios veraz, edición 1946, pág.82).

“Las verdades Escritas hablan del Hijo de Dios, el Verbo, como ‘un dios’. Él es un ‘poderoso dios’, pero no ‘el todopoderoso Dios’, que es Jehová” (Isaías 9:6). [8

“En el tiempo del comienzo de su vida, fue creado por el Dios eterno, Jehová, sin la ayuda ni por medio de ninguna madre. En otras palabras, él fue la creación primera y directa de Dios… El no fue una encarnación, en la carne, sino fue carne, un Hijo humano de Dios, un hombre perfecto, que ya no era un espíritu”. [9
 
2. Niegan la encarnación de Jesucristo.

Aseveran que Jesús fue un hombre perfecto, pero nada más que un hombre. El fundador de la secta explica:

“Tampoco fue Jesús una combinación de  las dos naturalezas, la humana y la espiritual… Cuando Jesús estuvo en la carne fue un ser humano perfecto; y desde su resurrección es un ser espiritual… experimentó por dos veces cambio de su   naturaleza …  dejó  una  naturaleza  para  tomar  la  otra” (Estudios de las Escrituras I, págs.. 185-186).

Un escritor anónimo de los “Testigos” modernos, señala lo mismo: “La justicia de Dios no dejaría que Jesús, como rescate, fuera más que un hombre perfecto” (Sea Dios veraz, pág. 105).

Así la obra expiatoria de Cristo fue la de un mero hombre, según ellos.

3. Niegan la resurrección corporal de Jesucristo.

Puesto que los Testigos de Jehová enseñan que el hombre no tiene alma o espíritu sino es un alma, aseveran que Jesús no existió en ninguna forma durante los tres días que transcurrieron entre su muerte y resurrección. Luego fue resucitado como un espíritu. Citan 1 Pedro 3:18 para comprobar esta doctrina: Cristo “siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”.

“Al tercer día de yacer Jesús muerto en el sepulcro, su Padre inmortal, Jehová, lo levantó de los muertos, no como hijo humano, sino como un poderoso e inmortal Hijo espiritual” (Sea Dios veraz, pág. 115).

Preguntamos, ¿Qué de la tumba vacía? Russell contesta:

“El cuerpo de nuestro Señor… fue quitado sobrenaturalmente de la tumba… No sabemos nada de lo que pasó con él, excepto que no se descompuso (Hechos 2:27,31). Si fue disuelto en gases o si todavía se halla preservado en algún sitio como el gran recuerdo del amor de Dios… nadie sabe; ni es necesario tal conocimiento”. [10]  

4. Enseñan que la salvación es principalmente por obras.

En la teología de los ruselistas, la salvación no es una dádiva de Dios provista por la expiación de Cristo. Russell dice que el “rescate por todos” que ofreció “el hombre de Cristo Jesús”, no da ni garantiza vida eterna” (Estudios de las Escrituras, tomo I, pág.158). Otro escritor añade: “Todos los que debido a su fe en Jehová Dios y en Cristo Jesús, se dedican a hacer la voluntad de Dios, y entonces llevan a cabo con fidelidad su consagración, serán recompensados con la vida eterna” (Sea Dios  veraz, pág.296).

Los Testigos de Jehová sienten constante presión y un miedo mortal de ser rebajados a la clase de “siervos malos”, por no trabajar suficientemente en vender su literatura y hacer proselitismo entre los “gentiles”. Piensan que ganan la vida eterna dedicándose a propagar su fe.

Los Testigos de Jehová se bautizan, pero no saben nada sobre la conversión, o la regeneración, o la justificación por la fe, o la limpieza del pecado, o el bautismo en el Espíritu Santo.

5. Enseñan que la muerte es la destrucción total del hombre.

Los Testigos de Jehová niegan que el alma humana es inmortal. El autor del libro Sea Dios veraz, asevera lo siguiente: “El hombre es una combinación de dos cosas, es el “polvo de la tierra” y el “aliento de la vida”. La combinación de estas dos cosas produjo un alma viviente o criatura llamada el hombre. Por lo tanto, vemos que la afirmación de los religionistas, de que el hombre tiene un alma inmortal y por lo tanto se diferencia de los animales, no es bíblica” (pág.68). Así que, para él, la muerte es la aniquilación completa y sin reservas.

¿Cómo explican los ruselistas las palabras del Señor Jesús al malhechor agonizante en la cruz: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43)? Rutherford contesta: “El ladrón nunca llegará al cielo, puesto que la promesa que se le dio fue que si estaba de parte de Cristo Jesús, estaría en el paraíso el día que murió, pues de haber sido así hubiera llegado antes que Jesús” (El Arpa de Dios, págs. 45-46).

Los traductores ruselistas de la Traducción del nuevo mundo de las Santas Escrituras, hábilmente solucionaron el problema, alterando el orden de las palabras del Señor Jesús: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el paraíso.” 

6. Niegan el castigo eterno

Según la doctrina de Russell y Rutherford, el infierno consiste en los sufrimientos experimentados en esta vida. Identifican, además, el infierno o hades con el sepulcro, negando así el castigo eterno para los impíos. Este es su razonamiento:

“La doctrina de un infierno en llamas, donde los malos son torturados eternamente después  de su muerte, no puede ser verdad, por cuatro razones principales:

(1) Porque carece por completo del apoyo bíblico
(2) Porque no es razonable
(3) Porque es contraria al amor de Dios
(4) Porque repugna a la justicia (Sea Dios veraz, op.cit, pág.80).

7. Creen que los hombres que no hayan escuchado el evangelio del reino, en esta vida tendrán la oportunidad de ser salvos durante el milenio.

Según las especulaciones de Russell y Rutherford, cuando Cristo venga otra vez: “Los muertos serán despertados de la muerte para que tengan plena oportunidad de ser probados para vida” (Rutherford, Hijos, pág.343). Consideran que esta vida es “un juicio” o prueba de la sinceridad de las personas y que el milenio será otro “juicio, bajo más favorables condiciones a la raza entera” (Russell, Estudios de las Escrituras, pág. 144). Rutherford explica: “Juzgar implica, por medio de una prueba, dar oportunidad para recibir una bendición” (Arpa de Dios, pág.344).

De acuerdo con Sea Dios veraz, no todos serán resucitados para tener una segunda oportunidad.  Los que no serán resucitados son: (1) Adán, porque “tuvo su juicio final en el huerto de Edén” (pág. 248; (2) aquellos religiosos a quienes el Señor Jesús les dijo que no podrían escapar del juicio en el Gehena, debido a que eran de la simiente de la serpiente (págs. 284-285); (3) otros que antes de la batalla de Armagedón fueron rebeldes al mensaje de los “Testigos” y como los “cabritos” Mateo 25, no trataron bien a los mensajeros del reino (pág.285). (11) El castigo  para ellos es que no serán resucitados, es decir, serán destruidos eternamente.

Otros que serán aniquilados son Satanás y los demonios, los cuales serán destruidos por fuego.

8. Enseñan que solamente los Testigos de Jehová constituyen el pueblo de Dios; los demás, son seguidores del diablo

Para ellos, la gran ramera de Apocalipsis 17 es tanto la religión organizada como los paganos, la parte visible y directa entre la humanidad y los demonios invisibles (El reino está cerca, pág. 186). Por eso atacan rudamente a la iglesia de Roma y al clero evangélico, pero ellos se sienten mártires cuando la gente los rechaza.

9. Consideran que es pecado saludar la bandera de su respectivo país, servir en las fuerzas armadas o recibir transfusiones de sangre

Cualquier bandera nacional es el símbolo o imagen del poder soberano de esta nación… El saludar la bandera de cualquier nación es un acto que le atribuye salvación a la bandera y a la nación que representa” (Sea Dios veraz, págs. 234-236)

Los Testigos de Jehová ven un paralelo entre su actitud hacia la bandera nacional y la de los tres amigos de Daniel, los cuales rehusaron inclinarse ante la imagen erigida de Nabucodonosor. El negarse a votar en elección, servir en puestos políticos o en las fuerzas armadas, es la consecuencia de atribuir los gobiernos de este mundo a la actividad y al dominio de los demonios.

Se oponen a las transfusiones de sangre citando con literalismo absurdo algunos pasajes del Antiguo Testamento, que prohíben el ingerir sangre, tal como Levítico 17:14: “No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre.” Piensan que una transfusión es alimentarse de sangre, cuando en realidad se prohíbe “comer” sangre animal en la Biblia porque la sangre era el medio de hacer expiación (Levítico 17:11). No tiene nada que ver con las transfusiones modernas.

10. Han hecho predicciones que nunca se cumplieron

Algunas son:

a)  1889: “la batalla del gran día de todopoderoso, que terminará en 1914 con el derrocamiento total del presente gobierno terrenal, ya ha comenzado” (El tiempo está cerca, pág. 101).

b) 1917: “En el año 1918, cuando Dios destruya a la gran mayoría de las iglesias y sus miembros por millones, sucederá que cualquier escapatoria será a través de las obras de Russell” (Ministerio concluido, pág. 485).

c) 1918: “Confiadamente podemos esperar que el año 1925 marcará el retorno de Abraham, Isaac y los fieles profetas de la antigüedad, a un a condición de perfección humana” (Millones que ahora vienen nunca morirán, pág. 89).

d) 1966: “En 1975 (al terminar el otoño) finalizará el sexto día de mil años de la existencia del hombre. No será por mera casualidad o accidente, sino que será de acuerdo al tierno propósito de Jehová Dios, para que el reinado de Jesucristo se desarrolle en forma paralela al séptimo milenio de la existencia del hombre” (Vida eterna en libertad, pág. 89).

e) 1968: “La batalla de Armagedón habrá finalizado en el otoño de 1975. Puede haber una diferencia de semana o meses, pero nunca de años” (¿Por qué aguardan 1975?, 15-8-1968).

Según sus otras profecías referentes al año 1975, tres más acontecimientos estremecedores debieron de haber tomado lugar, a saber:

1)  La aniquilación de la Iglesia Católica Romana y las demás iglesias opuestas a la obra de los Testigos de Jehová.

2) La destrucción de los poderes políticos.

3)  El comienzo del milenio en la tierra.


¿Por qué No Somos Testigos de Jehová?

1.  Creemos en la deidad de Jesucristo: Cristo es eterno, siempre ha sido Dios y siempre será Dios

Los Testigos de Jehová creen que la Palabra o Verbo es la primera criatura que creó Dios, es “un dios” en el sentido de ser “poderoso” pero no es Dios. Recalcan que el Verbo es “el primogénito de la creación” (Colosenses 1:15), es decir, el primer ser engendrado por Dios, no obstante que el contexto indica que “primogénito” significa también el que tiene “la preeminencia” (Colosenses 1:18). No se refiere aquí a su comienzo, pues estaba con Dios en el principio (Juan 1:1). Tratan de demostrar que el Hijo es inferior a Dios. Señalan que el Señor Jesús dijo que “el Padre mayor es que yo” (Juan 14:28), no obstante que el Señor estaba diciendo que el Padre es mayor en autoridad y no diferente en naturaleza (Filipenses 2:6-8; Juan 1:1,2; 5:18; Hebreos 1:8,9). Este dicho de Cristo (Juan 14:28) “se refiere a Su voluntaria subordinación al Padre durante su vida terrenal. No dice nada de Su naturaleza; sólo se refiere a Su rango en la tierra… a Su posición durante la encarnación, y no a Su persona”. [12]
  
Durante Su tiempo en la tierra, Cristo era más que un hombre perfecto. Por profecía, Él fue llamado “Emanuel” (Isaías 7:14) y fijémonos bien en que el nombre no significa “Hombre perfecto con nosotros”, sino “Dios con nosotros”.

2.  Creemos que el Señor Jesús resucitó corporalmente de los muertos y que no resucitó en espíritu, como enseñan los Testigos de Jehová

”Mirad mis manos y pies, que yo mismo soy: palpad y ved; porque un  espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39).

En cuanto a la expresión “vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18), los Testigos de Jehová la sacan de su contexto. Se refiere al tiempo entre la muerte del Señor Jesús y Su resurrección. El pasaje destaca que Su espíritu continuó existiendo después de Su muerte. ¿Qué fue “vivificado”? Nada menos que su cuerpo. ¿Quién lo vivificó? Su espíritu. Es decir, Su cuerpo volvió a tener vida cuando Su espíritu, volvió a Su cuerpo, el que fue entonces glorificado. El espíritu sigue existiendo después de la muerte del cuerpo. Y aún más en el caso del Señor Jesús, que lo encomendó al Padre cuando murió (Lucas 23:46).

Russell se imaginó que el Padre quitó el cuerpo del Señor de la tumba, para que los discípulos supiesen que había resucitado. Un evangelista comenta: “Los fariseos inventaron la mentira de que los discípulos lo hurtaron, para engañar a la gente. Ahora viene Russell con una mentira mayor: que Dios lo hurtó para engañar a los discípulos. [13]

3.  Creemos que Jesucristo retornará en forma visible y no volverá en forma espiritual, invisible y secreta como enseñan los Testigos de Jehová

“He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá” (Apocalipsis 1:7). Para más información léase todos nuestros artículos que tratan el tema de la segunda venida del Señor, en especial TODO OJO LE VERÁ.

4.   Creemos que el Espíritu Santo es más que una fuerza o poder impersonal; es una persona, la tercera Persona de la Trinidad

Él habla (1 Timoteo 4:1), puede ser contristado (Efesios 4:30), puede ser tentado mintiéndole (Hechos 5:3,9), puede ser apagado (1 Tesalonicenses 5:19), guía a los creyentes a toda verdad (Juan16:13), y glorifica a Cristo, tomando las cosas suyas y haciéndonoslas saber (Juan 16:14). Se coloca al nivel y dignidad de las otras Personas de la trinidad, en la fórmula bautismal (Mateo 28:19). Para más información, léase nuestro artículo LA TRINIDAD.

5.     Creemos que el hombre tiene un  alma y un espíritu inmortal

Según la definición ruselista de las palabras nefesh (hebreo) y psuque (griego) traducida “alma” en la Biblia, el alma se refiere a (1) “una persona, un individuo, o un animal inferior”, o, (2) a “la vida de que disfruta un persona o animal como tal”. [14]  Insisten en negar que es la parte inmortal del hombre; sostienen en que, en la muerte, el hombre es aniquilado totalmente.

Aunque la Biblia emplea a veces este vocablo en los sentidos adoptados por los “Testigos”, también lo usa para referirse a la parte inmortal del hombre, algo distinto del cuerpo, algo que sobrevive a la muerte. Por ejemplo, el Señor Jesús dijo: “No temáis a los que matan el cuerpo, pues el alma no puede matar” (Mateo 10:28; véase Hebreos 6:19; 10:39; Apocalipsis 6:9; 20:4). Por lo tanto, la muerte no se refiere a la destrucción del alma. El hombre, al morir no deja de existir, como enseñan los “Testigos”; sobreviven su alma y su espíritu.

6.     Creemos que habrá castigo eterno para los injustos

Rechazamos la doctrina ruselista de que el “juicio  de Dios” es meramente un período de prueba”, una oportunidad de probarse fiel. Aunque el lugar denominado seol en el hebreo y hades en el griego, significa a veces sepulcro o muerte, también se refiere a la morada los espíritus de los difuntos (Deuteronomio 32:22; Isaías 14:9, 11, 15; Job 38:17; 1 Pedro 3:18-20). Todos los espíritus de los muertos solían ir a este lugar pero, desde la resurrección, los espíritus de los creyentes que mueren en Cristo van directamente al cielo o paraíso, para estar con Cristo (Juan 14:2,3; 17:24; 2 Corintios. 5:8; Filipenses 1:23). Desde entonces no hay redimidos en el hades, sino solamente injustos, esperando el día del juicio.

También existe el infierno o gehena, el lugar de tormento eterno donde serán arrojados los hombres reprobados y los espíritus malignos. El Señor habla del gehena en términos solemnes y terribles (Mateo 5:22, 29, 20; 10:28; 18:19; Lucas 12:5; Santiago 3:6). Es sinónimo del “horno de fuego” de Mateo 13:42; “del lago de fuego”, de Apocalipsis 19:20; 20:10,14, 15; y de la “perdición”, de Apocalipsis 17:8,11.

“Bajo el gobierno de un Dios infinitamente santo, sabio y amoroso, obligado por Su propia naturaleza y por el cuidado que tiene del universo a expresar Su aborrecimiento hacia el pecado, la existencia del infierno es una necesidad (Romanos 6:23; 2 Tesalonicenses 1:6-11; Apocalipsis 20:11-15). Los que son castigados en el infierno son criaturas libres, responsables, pecadoras que han empleado mal el tiempo de prueba que se les ha concedido, y han rechazado la gracia que Dios les ofreció. El grado de los tormentos de cada uno será medido según el grado de la culpa (Mateo 10:15; 23:14; Lucas 12:47, 48). Este castigo será eterno, como lo será también la felicidad en el cielo (Mateo 25:46)”. [15]

7.    Creemos que la salvación es por medio de la fe en Jesucristo aparte de obras

Los Testigos de Jehová creen que Cristo es el rescate del pecado, pero que la fe en Él es solamente el primer paso hacia la salvación misma. Se salva una persona reconociendo las doctrinas de los Testigos de Jehová, llevando una vida moral y participando de la divulgación de sus doctrinas. Pero la Palabra de Dios dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12). “Vosotros sois completos en él” (Colosenses 2:10).” Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).

8.   Creemos que no hay una segunda oportunidad para ser salvo después de la muerte

“Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos9:27). Rechazamos la enseñanza de que los inconversos serán resucitados antes del milenio y tendrán cien años para aceptar la doctrina de los Testigos de Jehová, pues los pecadores serán resucitados después del milenio (Apocalipsis 20:5), y serán  juzgados inmediatamente (20:11-15).

9.  Creemos que todos los creyentes serán resucitados corporalmente y no serán divididos en dos grupos

Los dos grupos según los Testigos de Jehová son: “la manada pequeña” (144.000, o la iglesia de seres espirituales), y “la gran multitud”,  o “las otras ovejas”, que serán resucitados corporalmente y se reproducirán en la tierra, durante toda la eternidad.

La iglesia del Señor consiste de todos “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Corintios 1:2).

10.   Creemos que Dios ha establecido a las autoridades superiores

“No hay autoridad sino de parte de Dios, y las que las hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1-7). Debemos someternos a las autoridades “por causa de la consciencia” (13:5). Recibimos los beneficios del Estado y nos corresponde cumplir con nuestros deberes civiles. Pero también debemos obedecer a Dios antes que a las autoridades (Hechos 4:19) cuando haya razón para ello: cuando la fe y nuestro testimonio cristiano esté en juego.

11.   Creemos que los Testigos de Jehová están perdidos, pues niegan la deidad de Jesucristo

“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre” (1 Juan. 2:23).

Las Creencias de los Testigos de Jehová Expuestas y Refutadas aquí

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NOTAS

1. Wilton M. Nelson, Los Testigos de Jehová, quiénes son y lo que creen, pág. 15.
2. W. M., The kingdom of the cults, pág. 38.
3. Watchtower, 15 de noviembre de 1910, citado en nota 1, págs. 16-17.
4. Herbert Stroup, The Jehova’s Witnesses, citado en nota 1, pág. 30.
5. Citado en nota 1, pág. 30.
6. Josh McDowell y Don Stewart, Estudio de las sectas, pág. 45.
7. El reino está cerca, pág. 507.
8. La verdad os hará libres, pág. 47.
9. El reino está cerca, págs. 46, 47, 49.
10. Russel, Estudios en las Escrituras II, págs.. 129-130.
11. Citado en nota 1, pág. 107.
12. Josh McDowell, Estudio de las sectas, pág. 46.
13. Citado en nota 1, pág. 80.
14. Traducción del nuevo mundo de las Santas Escrituras, pág. 1445.
15. Diccionario ilustrado de la Biblia, Wilton Nelson, pág. 299.