Buscar este blog

martes, 3 de junio de 2014

C.S. LEWIS: EL SANTO PATRÓN DE LOS NEOEVANGÉLICOS


[Publicado por primera vez aquí el invierno de 2012.]

El fallecido autor británico C.S. (Clive Staples) Lewis (1898-1963), que era llamado simplemente “Jack” por sus cercanos, es extremadamente popular entre los evangélicos hoy en día. Tanto así, que se podría decir que es el “padrino de los evangélicos contemporáneos”.

De hecho, Lewis es admirado con igual fervor tanto por “evangélicos” negadores del infierno como por católicos, mormones, e incluso algunos ateos. Esto es evidencia irrefutable del alcance de su nefasta influencia, y habla fuerte y claro a los oídos de los que tienen oídos para oír.

La mayoría de las librerías promueven las obras de Lewis como si estas fueran cristianas. Aunque Lewis falleció en 1963, las ventas de sus libros ascendieron a dos millones anuales en 1977, y han aumentado el 125% desde el  2001, sin vislumbres de que disminuyan.

La edición de diciembre de 2005 de Christianity Today (revista fundada en 1956 por Billy Graham) fue dedicada enteramente a él, y titulada C.S. Lewis Superstar. En un artículo conmemorando el centenario de su nacimiento, J.I. Packer lo llamó “nuestro santo patrón” y dijo que Lewis “se ha convertido en el Aquino, el Agustín, y el Esopo de los evangélicos contemporáneos” (Aún Sorprendido por Lewis [Still Surprised by Lewis, Christianity Today, 7 de septiembre , 1998]).

Una encuesta realizada ese mismo año entre los lectores de Christianity Today consideró a Lewis como el escritor evangélico de mayor influencia. A la luz de la decaída condición espiritual, doctrinal y moral de los evangélicos contemporáneos, esta es una estadística muy decidora.

En su edición del 23 de abril del 2011, Christianity Today de nuevo alabó a C.S. Lewis en un artículo titulado Los Mitos Importan [Myth Matters]. Lewis, llamado “el apologista cristiano más grande del siglo XX”, escribió varias obras de carácter mitológico, tales como Las Crónicas de Narnia, las que Christianity Today recomienda en los términos más elogiosos, declarando que “Cristo no vino a terminar con los mitos, sino a tomar lo más esencial de ellos en Sí Mismo, para hacerlo real”. No sabemos qué comentar acerca de esto, salvo que es pura palabrería sin sentido. En sus crónicas, Lewis describe al Señor Jesucristo como un león llamado Aslan, quien es sacrificado sobre una mesa de piedra. Christianity Today dice: “En Aslan, Cristo se hace tangible, reconocible, real”. Como si fuera posible conocer al Señor a través de una fábula vaga e inexactamente basada en temas bíblicos mezclados con paganismo.

Además de ser Lewis alabado por casi todas las denominaciones evangélicas a lo largo y ancho del mundo, se le considera el padre del “hedonismo cristiano” (John Piper), y es elogiado por  Rob Bell en su libro El Amor Gana [Love Wins], en el que niega la existencia del infierno y promueve el universalismo.

En la sección de reconocimientos, Bell escribe: “... a mis padres, a Rob y Helen, por sugerirme cuando estaba en la secundaria que leyera a C.S. Lewis”.

HEREJÍAS DESTRUCTORAS

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:1).

Incluso Christianity Today admite: “Clive Staples Lewis era cualquier cosa excepto un evangélico clásico, social y teológicamente hablando. Lewis fumaba cigarrillos y pipa, visitaba bares regularmente y bebía cerveza con sus amigos. Aunque compartía con los evangélicos algunas creencias cristianas básicas, no se suscribió a la inerrancia bíblica o a la sustitución penal. Creía en el purgatorio y en la regeneración bautismal” (C.S. Lewis Superstar, Christianity Today, December 2005).

La Inerrancia de la Escritura es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. En una carta al editor de Christianity Today, fechada el 28 de febrero, 1964, el Dr. W. Wesley Shrader, de la Primera Iglesia Bautista de Lewisburg, Pennsylvania, advirtió que “C.S. Lewis... nunca abrazó la posición (literal-infaliblede la Biblia” (News Bulletin, Fundamental Baptist Fellowship, March 4, 1984).

La Historicidad de la Biblia es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Él creía que Jonás y Job no eran libros históricos. En su artículo Teología Moderna y Crítica Bíblica, Lewis escribió: “... Jonás, un cuento que algunos creen tan histórico como Job, deja entrever en su grotesco incidente, una vena típica del humor judío; aunque no deja de ser edificante” (Modern Theology and Biblical Criticism, Christian Reflections, edition by Walter Hooper, Eerdmans).

La Necesidad de una Conversión Sobrenatural A Través del Arrepentimiento y la Fe en Cristo es una doctrina fundamental de la fe, pero no hay evidencia de que Lewis la haya alguna vez experimentado. Hemos leído varios de sus libros, docenas de artículos, varias biografías sobre él, y no hemos encontrado ni una sola inequívoca enseñanza acerca del nuevo nacimiento ni un claro testimonio bíblico que nos diga que él lo experimentó alguna vez. Incluso Christianity Today afirma que Lewis creía en la “regeneración bautismal”.

Esto debería ser objeto de profunda preocupación por parte de sus admiradores evangélicos. En su autobiografía, Sorprendido por la Alegría Lewis presenta un confuso testimonio sobre su conversión. Definitivamente experimentó una especie de conversión mística que lo cambió de ser un ateo, a aceptar la creencia en Dios; pero esto no es la regeneración de la cual habla la Biblia. Esto le ha ocurrido a muchos otros: Malcolm Muggeridge, entre ellos, quien al final se entregó al falso evangelio sacramental del catolicismo, el cual Pablo nos dice que Dios ha maldecido (Gálatas 1).

En el libro El Gran Divorcio, que trata acerca de la salvación, el cielo y el infierno, Lewis no dice nada sobre la necesidad de la fe personal en Cristo, la sangre de Cristo, o el nuevo nacimiento. Todo es sólo sobre buenas obras y carácter “cristiano”.

La Sustitución Penal o Expiación es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. La Biblia claramente declara que Cristo derramó Su sangre y murió para satisfacer la santa demanda de Dios de castigar con la muerte el pecado. Pero Lewis afirmó que no importa como uno “defina” la expiación, y añadió que no era una parte esencial del cristianismo. En Mero Cristianismo Lewis hace la siguiente declaración:

“Puedes decir que Cristo murió por nuestros pecados. Puedes decir que el Padre nos ha perdonado porque Cristo ha hecho por nosotros lo que nosotros deberíamos haber hecho. Puedes decir que hemos sido lavados por la sangre del Cordero. Puedes decir que Cristo ha derrotado a la muerte. Todas son verdadesSi alguna no te atrae, déjala de lado y sigue adelante con la fórmula que sí lo hace. Y lo que sea que hagas, no discutas con otros porque usan una fórmula diferente a la tuya” (Mero Cristianismo [Mere Christianity, Harper San Francisco edition, 2001, p. 182]).

Esto no es más que fétida herejía. Lewis equivocadamente declara que no importa si una persona cree o no que ha sido lavada por la sangre de Cristo, ya que esto es una mera “fórmula” que puede ser aceptada o rechazada según uno lo prefiera. Dice que está bien creer que “el Padre nos ha perdonado porque Cristo ha hecho por nosotros lo que nosotros deberíamos haber hecho”. Esta salvación sin sangre a través de la vida de Cristo en vez de a través de Su muerte, no es salvación en lo absoluto de acuerdo a la Biblia. La “sangre” es mencionada más de 90 veces en el Nuevo Testamento, y eso no es accidental. “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22). Si Cristo hubiera vivido una vida perfecta en nuestro lugar y murió una muerte incruenta en nuestro lugar, no seríamos salvos.

Lewis dice: “La creencia central es que la muerte de Cristo de alguna manera nos ha puesto en buenas relaciones con Dios y nos ha permitido comenzar de nuevo. Las teorías acerca de cómo ha hecho esto son otro tema... Todas las teorías que construyamos en torno a cómo la muerte de Cristo hizo todo esto son, en mi opinión, totalmente secundarias...” (Mero Cristianismo [Mere Christianity, Harper San Francisco edition, 2001, pp. 54, 55, 56]).

Esta enseñanza es anti-bíblica. Dios nos ha revelado exactamente lo que Cristo hizo y qué significa la expiación. No es cuestión de teologizar o de preferir una “formula” en vez de la otra. La Biblia declara inequívocamente que nuestra salvación es un asunto de una propiciación (un rescate) por medio de la cual nuestros pecados fueron lavados por la sangre de Cristo, cuya muerte fue ofrecida como pago para satisfacer la demanda de la santa ley de Dios.

Lewis nunca menciona la doctrina de la propiciación, pero esta es una parte importante de nuestra salvación, y la propiciación fue realizada por medio de la sangre de Cristo. “…a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:25). Propiciación significa satisfacción; cubrir; el cumplimiento de una demanda. Se refiere a la estimación que hace Dios del sacrificio de Cristo. Dios está completamente satisfecho con lo que Cristo hizo en la cruz (Romanos 3:24-25; 1 Juan. 2:2; Hebreos 2:17; Isaías 5:11). La palabra griega traducida “propiciación” en Romanos 3:25 también se traduce “propiciatorio” en Hebreos 9:5. El propiciatorio estaba encima del arca, que contenía ley de Dios (Éxodo 25:17, 21). Este cuadro es un símbolo de la propiciación: Cristo cubriendo (cumpliendo) la demanda de la ley de Dios. La sangre de Cristo que satisfizo esta demanda y borró nuestros pecados se describe en el Día de la Expiación cuando la sangre del becerro era rociada por el sumo sacerdote sobre el propiciatorio (Levítico 16:11-17).

A través de la sangre de Cristo tenemos redención eterna:

“…y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:12).

A través de la sangre de Cristo podemos venir a la presencia de Dios. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo” (Hebreos 10:19).

El que gocemos de redención eterna y tengamos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Cristo no es una “teoría” ni una “fórmula”; es el mismo corazón del Evangelio, es la Palabra de Dios, y si alguien no la recibe como tal no puede ser salvo.

D. Martin Lloyd-Jones advirtió que Lewis tenía una opinión errada acerca de la salvación y que era un enemigo de la sustitución penal y la expiación (Christianity Today, December 20, 1963).

La Salvación por Gracia, no por Obras ni Sacramentos es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis enseña que la “vida de Cristo” se propaga a los hombres a través del bautismo y la Misa. Él escribió:

“Hay tres cosas que propagan la vida de Cristo en nosotros: el bautismo, la fe, y esa misteriosa acción que distintos cristianos llaman con diferentes nombres: la Santa Comunión, la Eucaristía, la Cena del Señor... Y no estoy diciendo nada acerca de cuál de estas tres cosas es la más esencial. Mi amigo metodista querría que yo dijera más de la fe y menos (en proporción) de las otras dos. Pero no entraré en eso” (Mero Cristianismo [Mere Christianity, p. 61]).  

Nótese que Lewis incluye la Misa Católica (la Eucaristía) en su lista de los nombres por los que la santa comunión es conocida, sin advertir a sus lectores que la Misa es algo totalmente diferente de la sencilla Cena del Señor mencionada en el Nuevo Testamento.

No es al metodista al que deberíamos escuchar, sino a la Biblia misma, y la Biblia dice que la salvación es solo por la gracia de Dios y solo por poner nuestra fe en Cristo, sin obras; las obras solo importan si son el resultado de la salvación, no son un medio para la obtención de esta. La diferencia entre decir que la salvación es por fe sin obras y que estas son un resultado de aquella, y decir que la salvación es por fe con obras, es la diferencia que existe entre el verdadero y el falso evangelio:

“Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:4,5).

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

La Doctrina de que Cristo es el Único Mediador es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Él creía en orar a y por los difuntos. En Cartas a Malcolm, Lewis escribió: “Por supuesto que oro a y por los difuntos. La acción es tan espontánea, tan inevitable, que solo el argumento teológico más poderoso disuadiría a alguien de practicarla. Y no sé cómo mis otras oraciones sobrevivirían si las dichas a y por los difuntos son prohibidas” (pág. 109). Lewis regularmente confesaba sus pecados a un sacerdote, y recibió la extremaunción el 16 de Julio de 1963 (C.S. Lewis: Una Biografía [C.S. Lewis: A Biography, Roger Lancelyn Green and Walter Hooper, 1974, pp. 198, 301]).
  
La Existencia del Cielo y el Infierno y la No Existencia de un Purgatorio es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Él creía en el purgatorio. En Cartas a Malcolm, Lewis escribió: “Creo en el Purgatorio… La postura correcta retorna gloriosamente en el Sueño de Newman. Ahí, si recuerdo bien, el alma salva, a los pies del trono, ruega ser llevada lejos y limpiada. No puede soportar un momento más ‘que sus tinieblas afrenten a la luz’… Nuestras almas demandan el Purgatorio, ¿no es cierto?” (págs. 110-111).

La Creación en Seis Días Literales es una doctrina fundamental de la fe, enseñada en la Biblia desde su principio hasta su fin, y puesta en el corazón del evangelio (en la enseñanza de, por ejemplo, la caída del hombre), pero Lewis la negó. Él creía en la evolución teísta, y llamaba al relato bíblico de la creación un “cuento hebreo”. En El Problema del Dolor, escribió: “el hombre desciende físicamente de los animales”. Declara que este “puede haber existido por siglos en este estado antes de convertirse en hombre”. Luego Dios “hizo que descendiera sobre este organismo un nuevo tipo de consciencia”.

La Doctrina de un Infierno de Fuego Eterno es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Enseñó que el infierno es un estado mental:

“El infierno es un estado mental – nunca habéis dicho una palabra más verdadera. Y todo estado mental, entregado a sí mismo; todo encierro de la criatura dentro del calabozo de su propia mente, es, al final, el Infierno” (Lewis, El Gran Divorcio [The Great Divorce, p. 65]).

“Si todas las miserias juntas del Infierno entraran en la consciencia de aquel pequeño pajarito en la rama de ahí, desaparecerían sin dejar rastro, tal como una gota de tinta que fuera arrojada dentro del Gran Océano ante el cual tu Pacífico terrestre es sólo una molécula”.

La Doctrina de la Consumación del Destino Eterno al Momento de la Muerte es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis enseñaba que había una segunda oportunidad: la posibilidad del arrepentimiento después de esta vida. Este es el tema de El Gran Divorcio.

“¿No es el juicio el fin? ¿Hay realmente una forma de salir del Infierno e ir al Cielo? ‘Depende de la manera en que usáis las palabras. Si ellos dejan ese pueblo gris atrás, no habrá un Infierno. Para cualquiera que lo deje, es el Purgatorio. Y tal vez harías bien en llamar Cielo a este país’” (El Gran Divorcio [The Great Divorce]).

En este libro Lewis enseña que los temas de la consumación del destino eterno y el purgatorio no se pueden comprender ni resolver en el estado actual, y que por lo tanto no deberíamos preocuparnos por ellos.

“No podéis saber nada acerca del fin de todas las cosas, o de nada que se exprese en esos términos. Puede ser, como el Señor le dijo a Lady Julian, que todo salga bien; y todo saldrá bien, y todo tipo de cosas saldrán bien. Pero no está bien hablar de eso. ‘¿Porque son muy terribles, señor?’ ‘No. porque todas las respuestas son engañosas’” (El Gran Divorcio [The Great Divorce, Kindle location 140-150]).

La Doctrina de la Pureza Moral y el Celibato para el Soltero es una doctrina fundamental de la fe (1 Timoteo 6:3-5; Tito 2:11-12), pero Lewis la ignoró.

Él vivió 30 años con Janie Moore, una mujer 25 años mayor con la que no estaba casado. La relación con esta mujer comenzó cuando Lewis era aun un estudiante en Oxford. Moore estaba separada de su esposo. Lewis le confesó a su hermano Arthur que estaba enamorado de la Señora Moore, quien era la madre de un amigo suyo que murió en la Primera Guerra Mundial. La relación con esta mujer fue de naturaleza sexual. (Véase Alan Jacobs, El Narniano: La Vida y la Imaginación de C. S. Lewis [The Narnian: The Life and Imagination of C.S. Lewis, pp. 82, 94])

A los 58 años, Lewis se casó con Joy Gresham, una mujer norteamericana que procuró tener una relación con Lewis mientras aún estaba casada con otro hombre. Según dos de los amigos de Lewis, el esposo de Joy se divorció de ella por haberlo ella abandonado para vivir con Lewis (Roger Lancelyn Green y Walter Hooper, Luz Sobre C. S. Lewis [Light on C.S. Lewis]), y él, a su vez, se casó con una prima de Joy. El abandonar al marido para casarse con otro hombre, y el casarse con una mujer que abandona a su legítimo marido es algo que no tiene nada que ver con la verdadera fe; sin embargo, Lewis lo practicó. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo (Judas 1:4).

En el libro Una Misericordia Severa [A Severe Mercy] por Sheldon VanAuken, en la página 191, se reproduce una carta personal en la que Lewis le sugiere a VanAuken que cuando este visite de Nuevo Inglaterra los dos puedan “tener buenas y largas conversaciones, y tal vez, hasta volarse juntos”. No podemos saber exactamente lo que la expresión volarse significaba para Lewis, pero es bien sabido que el escritor era un fumador empedernido (no sabemos si sólo de tabaco), bebía cerveza, vino y  whiskey diariamente.

La doctrina de la Salvación Exclusivamente en el nombre de Cristo es una doctrina fundamental de la fe, pero Lewis la negó. Lewis nunca renunció a su impía fascinación por el paganismo, y como la Biblia advierte (1 Corintios 15:33) ésta ejerció una influencia corruptora sobre él. En una visita a Grecia con su esposa Joy en 1960, Lewis hizo la siguiente declaración herética:

“Tuve alguna dificultad evitando que Joy (y yo mismo) cayera en el paganismo en Ática. En Dafni fue difícil no orar a Apolo, el sanador. Pero de alguna manera no siento que hubiera sido malo – solo habríamos estado dirigiéndonos a la sub-especie de Cristo, Apolonio” (C.S. Lewis a Chad Walsh, Mayo 23, 1960, citado del libro de George Sayer, Jack: A Life of C.S. Lewis, 1994, p. 378).

¡Qué blasfema declaración! Cristo no es adorado a través de la imagen de un dios pagano. Y debemos tener presente que esto fue escrito por Lewis al final de su vida, mucho después de su “conversión” al cristianismo.

Lewis siempre aseguró que los seguidores de las religiones paganas pueden ser salvos sin tener fe en el Señor Jesucristo: “Pero la verdad es que Dios no nos ha dicho cuáles son sus disposiciones en relación a otras personas. … Hay algunos que no aceptan toda la doctrina cristiana acerca de Cristo, pero a quienes Él los atrae tan fuertemente que son Suyos en un sentido mucho más profundo de lo que ellos entienden. Hay gente de otras religiones que está siendo conducida por la secreta influencia de Dios a concentrarse en aquellas partes de su religión que concuerdan con el cristianismo, y que de esa manera pertenecen a Cristo sin saberlo. Por ejemplo, un budista de buena voluntad puede ser conducido a concentrarse más y más en las enseñanzas budistas acerca de la compasión y a dejar atrás (aunque podría decir que todavía cree en ello) la enseñanza budista referente a otros puntos. Muchos de los buenos paganos mucho antes del nacimiento de Cristo pueden haber estado en esta situación”. (C.S. Lewis, Mero Cristianismo [Mere Christianity, Harper San Francisco edition, 2001, pp. 64, 208, 209]).

Como ya hemos dicho, en El Gran Divorcio [The Great Divorce], que es acerca de la salvación, el cielo y el infierno, Lewis no hace ninguna mención de la fe en Cristo, de la sangre de Cristo, ni del nuevo nacimiento. Todo es acerca de obras y buen carácter.

En las populares Crónicas de Narnia, que han influenciado a incontables niños a través de todo el mundo, Lewis enseña que aquellos que sinceramente sirven al Diablo (Tash) están en realidad sirviendo a Cristo (Aslan) y serán eventualmente aceptados por Dios.

Considérese el siguiente pasaje de La Última Batalla:

“Entonces caí a sus pies y pensé: seguramente ésta es la hora de la muerte, pues el León (que merece todo honor) sabrá que he servido a Tash todos mis días y no a él. No obstante, es mejor ver al León y morir que ser el Tisroc del mundo y vivir y no haberlo visto a él. Mas el Glorioso Ser inclinó su cabeza dorada y tocó mi frente con su lengua y dijo: ‘Hijo, eres bienvenido’. Y yo dije: ‘Ay de mí, Señor, yo no soy hijo Tuyo, sino servidor de Tash’. El respondió: ‘Hijo, el servicio que has prestado a Tash lo cuento como servicio prestado a mí’. Entonces debido a mi gran anhelo de sabiduría y entendimiento, superé mi miedo e interrogué al Glorioso Ser y dije: ‘Señor, ¿es verdad entonces, como dice el Mono, que tú y Tash sois uno?’ El León rugió haciendo temblar la tierra (pero su ira no era contra mí) y dijo: ‘Es falso. No es porque él y yo seamos uno, sino porque somos lo opuesto, que tomo como mío el servicio que has dado a él, porque él y yo somos de tan diferente especie que ningún servicio vil puede prestárseme a mí, y nada que no sea vil puede ser hecho por él. Por lo tanto, si algún hombre jura por Tash y cumple su juramento por respeto al juramento, es por mí que ha jurado en realidad, aunque no lo sepa, y soy yo quien lo recompensa. Y si un hombre comete un acto de crueldad en mi nombre, entonces aunque pronuncie el nombre de Aslan es a Tash a quien está sirviendo y es Tash quien acepta su acción. ¿Comprendéis, Hijo?’ Yo dije: ‘Señor, tú sabes cuánto entiendo’. Pero también dije (porque la sinceridad me lo imponía): ‘Si, he buscado a Tash todos mis días’. ‘Amado’, dijo el Glorioso Ser, ‘si tu anhelo no hubiera sido por mí no habrías buscado tanto tiempo ni con tanta fidelidad. Pues todos encuentran lo que buscan de verdad’” (The Last Battle, chapter 15: Further Up and Further In).

Esta es la herejía del universalismo, y un creciente número de “evangélicos” creen esta falsa doctrina: que Dios de alguna manera recibirá a los incrédulos y a los seguidores de otras religiones aunque no se sometan ni al señorío ni a la salvación provista solo por el Señor Jesucristo de una manera voluntaria y consciente, y sólo en esta vida.

Efesios capítulo dos nos dice cuál es la condición de todo individuo que no ha experimentado el nuevo nacimiento por fe en el Señor Jesucristo: Está muerto en sus delitos y pecados (v. 1), está controlado por y viviendo según el Diablo (v. 2), es un hijo de desobediencia (v. 2), está dominado por la carne (v. 3), es por naturaleza un hijo de ira (v. 3), está sin Cristo (v. 12), está alejado y es ajeno al pacto de Dios (v. 12), no tiene esperanza (v. 12), no tiene [a] Dios en el mundo (v. 12), está lejos de Dios (v. 13).

La Biblia no da absolutamente ninguna esperanza para aquellos que mueren sin una fe personal en Cristo. El Señor Jesucristo mismo zanjó este asunto mucho antes que se escribiera Efesios. En Su conversación con Nicodemo, el Señor dice categóricamente: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

Nicodemo era un judío muy sincero y religioso, y si algún tipo de persona pudiera llegar al Cielo sin nacer de Nuevo, tendría que ser como él.  Sin embargo el Señor Jesucristo le dijo que eso no pasaría. En esa misma conversación, refiriéndose a Sí mismo en tercera persona, el Señor dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). Más adelante Juan el Bautista añade: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

C.S. Lewis era definitivamente un universalista, y ha ejercido una amplia y poderosa influencia. El teólogo protestante Clark Pinnock, que negó la existencia del infierno, reconoció estar influenciado por Lewis.

“En los cincuenta, cuando era un joven creyente, C.S. Lewis me ayudó a entender la relación entre el cristianismo y otras religiones de una manera inclusiva. Como confiaba en su pensamiento ortodoxo, me mantuve abierto a escucharlo cuando hablaba acerca de que él detectaba la presencia de Dios en otras religiones y que creía que las personas podían ser salvas a través de esas religiones porque Dios estaba trabajando entre ellas. Para mí, su posición estaba maravillosamente resumida en ese incidente de La Última Batalla, el último volumen de la saga de Narnia, donde el soldado pagano Emeth se entera, para su sorpresa, que Aslan [el león que representa a Jesucristo] considera como dirigida a él, la adoración hecha por Emeth a Tash. Cualquiera que aprecia ese incidente está bien encaminado hacia el pensamiento inclusivista” (Pinnock, ¿Más De Un Camino? [More Than One Way? Zondervan, 1996, p. 107]).

En otra parte, Pinnock dice: “La Escritura nos alienta a ver la iglesia no como el  arca, fuera de la cual no hay esperanza de salvación, sino como la vanguardia de aquellos que han experimentado la plenitud de la gracia de Dios a disposición de todas las personas en Jesucristo. …Le doy la bienvenida a Saiva Siddhanta, contenida en la literatura hinduista, la cual adora a un Dios personal de amor, y enfatiza la gracia que veo en la secta japonesa Shin-Shu Amida. También respeto a Buda como a un hombre justo (Mateo 10:41) y a Mahoma como a un profeta al estilo del Antiguo Testamento” (¿Más De Un Camino? [More Than One Way? pp. 110-111]).

El líder de la iglesia emergente  Rob Bell, que niega la existencia del infierno de fuego y cree que los ateos pueden ser salvos sin tener fe en Cristo, reconoce a C.S. Lewis como una influencia mayor en su libro El Amor Gana [Love Wins]. En la sección de reconocimiento, Bell escribe: “... a mis padres, Rob y Helen, por sugerirme cuando estaba en la secundaria que leyera a C.S. Lewis”.

Este es un fruto muy, muy impío y herético.

¿Por qué es Lewis tan Popular?

A la luz de la ausencia de un inequívoco testimonio bíblico acerca de su salvación; a la luz de sus herejías, su mundanalidad, y la gran cantidad de influencias paganas en su obra, cabe preguntarse ¿por qué es que los evangélicos de hoy en día están tan enamorados de C.S. Lewis? Creemos que las siguientes razones son unas de las principales:

Presunción Intelectual

Los evangélicos contemporáneos (neoevangélicos) aman a C.S. Lewis porque sufren de delirio intelectual, y Lewis era definitivamente un Intelectual. Poseía una memoria casi fotográfica y ostentaba el primer lugar en Oxford en las disciplinas de Filosofía, Clásicos, e Inglés. Era uno de los más grandes expertos de su día en Literatura Inglesa y ocupaba la primera cátedra en Literatura Medieval y Renacentista en la Universidad de Cambridge. Como los neo-evangélicos adoran el intelectualismo (un espíritu que algunos llaman “eruditolatría”), no es de sorprenderse que consideren al famoso intelectual de Oxford y Cambridge como su santo patrón. Creen, puerilmente, que por leerlo y citarlo comparten su “genio”.

Ecumenismo

Los neo-evangélicos aman a C.S. Lewis debido a su pensamiento ecuménico y a su negación a practicar la separación del mundo y de los falsos cristianos. Este punto ha sido admitido por Christianity Today. “La concentración (de Lewis) en las principales doctrinas de la iglesia coincidió con la intención de los evangélicos de evitar la separación eclesiástica” (CT, Octubre 25, 1993). Christianity Today por lo tanto, admite que C.S. Lewis es popular entre los neo-evangélicos porque, como ellos, desdeñó la separación bíblica.

De hecho, C.S. Lewis era muy ecuménico. Lo que sigue es un bosquejo de su pensamiento al respecto y de la influencia que este ha ejercido en el movimiento ecuménico contemporáneo (tomado del libro de Tony Baxter, El Enigma de C. S. Lewis [The Enigma of C.S. Lewis]. Baxter trabaja para la Sociedad de la Verdad Protestante como un predicador de la Escuela de Predicadores Wycliffe):

“Lewis era firmemente ecuménico, aunque se distanció del liberalismo. En su prefacio a Mere Christianity, Lewis declara que su objetivo es presentar ‘un consensual, o común, o central, o ‘mero’ cristianismo’. Se concentra en las doctrinas que él cree son comunes a todas las formas del cristianismo –incluido el catolicismo. Así que no es de sorprenderse que someta partes del libro a cuatro ministros para que opinen sobre su contenido: un anglicano, un metodista, un presbiteriano y un católico.  Lewis espera que su libro deje claro por qué es que todos los cristianos deberían considerar ‘la reunificación’, pero advierte que esto no debiera ser visto como una alternativa a los  credos de las denominaciones existentes. Semeja el ‘mero cristianismo’ que describe en su libro ‘a un vestíbulo desde el cual se abren puertas hacia diversas habitaciones’. Estas habitaciones son las varias denominaciones de la cristiandad. Pero así como cuando uno entra en una casa no se queda permanentemente en el vestíbulo sino que termina dirigiéndose a alguna de las habitaciones del interior, así el que se convierte en cristiano debería terminar uniéndose a una denominación. Lewis cree que no es tan importante cuál habitación se escoja. Para algunos, estará bien entrar por la puerta que dice ‘catolicismo’. De igual manera otros harán bien en escoger otras puertas. Lo importante, dice Lewis, no es la puerta si no lo convencido que esté quien la escoja de que es la correcta para él. Y concluye diciendo: “Cuando hayas llegado a tu propia habitación, se bondadoso con los que han escogido puertas diferentes’.

“También deberíamos mencionar que Lewis creía que los sacramentos (el bautismo, la fe y la eucaristía) ‘propagan la vida de Cristo en nosotros’ (Mero Cristianismo, libro 2, capítulo 5). En sus Cartas a Malcolm Lewis escribe que él no quiere ‘inquietar en la mente de ningún cristiano, cualquiera que sea su denominación, los conceptos –para él tradicionales- por los que encuentra provechoso representarse lo que ocurre cuando recibe el pan y el vino’ de la cena del Señor. Lo que ocurre en la cena del Señor es un misterio, de tal manera que la concepción católico romana del pan y el vino, de que se convierten realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo, es tan válida como la que tiene el protestante de la cena del Señor, que cree que es una conmemoración  (Cartas a Malcolm [Letters to Malcolm, Chapter 19]).  

Este enigma de C.S. Lewis no era más que un ligero desconcierto para mí hasta que hace poco tres cosas cambiaron mi desconcierto por estupefacción. En marzo de 1994 el movimiento Evangélicos y Católicos Juntos produjo su primer documento. Era un documento programático titulado Evangélicos y Católicos Juntos: La Misión Cristiana en el Tercer Milenio. Se dijo, acertadamente, en ese tiempo que el documento representaba ‘una traición a la Reforma’. No vi ninguna conexión entre esto y C.S. Lewis hasta que un par de años después fue publicado el simposio Evangélicos y Católicos Juntos: Trabajando Hacia una Misión Común. En su contribución al libro, Charles Colson -el principal promotor evangélico de ECJ- nos comunica que C.S. Lewis era una de las influencias que lo había llevado a formar el movimiento (Billy Graham era la otra). De hecho, Colson dice que Evangélicos y Católicos Juntos busca continuar el legado de C.S. Lewis de concentrarse en las creencias compartidas por todos los creyentes (Misión Común, pág. 36). El enigma tomó un aspecto más ominoso...

“El enigma se hizo más oscuro cuando recién el año pasado (después de haberme conectado a la Internet a fines de 1996) descubrí, por accidente, que C.S. Lewis es tan popular entre los católicos como lo es entre los evangélicos. Quizá debería ya haber sabido eso, pero no se me había ocurrido que tal cosa pudiera suceder.

“La tercera conmoción la sufrí el otoño pasado, cuando leí que Christianity Today –considerada la principal revista evangélica en Estados Unidos- había realizado una encuesta entre sus lectores para averiguar a quiénes consideraban ellos como los escritores teológicos más influyentes del siglo. C.S. Lewis ostentaba el primer lugar.

“Para concluir, ofrezco la siguiente reflexión. Si es correcto decir: ‘eres lo que comes’, entonces también es correcto decir que ‘un cristiano es lo que escucha y lee’, ya que así es como obtiene su alimento espiritual. Así que si los cristianos se nutren con la dieta de C.S. Lewis, no es de sorprender que quieran continuar con su legado. Pablo dice: ‘Un poco de levadura leuda toda la masa’ (Gálatas 5:9 – todo el pasaje es relevante para el tema que nos ocupa). Si los evangélicos leen y elogian libros como Mero Cristianismo no es extraño encontrarlos Trabajando Hacia una Misión Común con los enemigos del evangelio. Los cristianos jóvenes deberían tener mucho cuidado con lo que leen; y aquellos en posición de autoridad (pastores, mentores, padres) deberían tener mucho cuidado con lo que recomiendan a otros que lean” (Tony Baxter, The Enigma of C.S. Lewis).

En abril 1998, el professor mormón Robert Millet habló en Wheaton College sobre C.S. Lewis. En un artículo reciente de Christianity Today, Millet, deán de la Universidad Brigham Young, es citado diciendo que C.S. Lewis “es muy bien recibido por los Santos de los Últimos Días [los mormones] debido a su visión amplia e inclusiva de la cristiandad” (Christianity Today, June 15, 1998, p. 30).

Simpatía con Roma

Los neoevangélicos aman a C.S. Lewis porque sienten simpatía por Roma. Son los evangélicos de hoy quienes le han dado a los incautos una monstruosa quimera gestada en el infierno como Evangélicos y Católicos Juntos, e incluso aquellos evangélicos que no se atreven a ir tan lejos hablan de las herejías de Roma en términos suaves, neutrales, en vez de llamarlas blasfemias, como los cristianos de antaño solían hacerlo. Como hemos visto, C.S. Lewis consideraba a la iglesia católica como una de las “habitaciones” aceptables en la casa de la cristiandad, y aspiraba a la unidad entre el protestantismo y el romanismo. Lewis oraba a y por los difuntos y creía en el purgatorio.

Algunos de los amigos más cercanos de Lewis eran católicos. J.R. Tolkien, autor de El Señor de los Anillos es el ejemplo más famoso. Tolkien y Lewis eran muy cercanos y pasaron incontables horas juntos. Lewis incluso le adjudica a Tolkien el haber jugado un papel muy importante en su “conversión”. Lewis también fue influenciado por el católico G.K. Chesterton. Cuando se le preguntó qué escritores lo habían ayudado, Lewis declaró en 1963, seis meses antes de morir, que: “El libro contemporáneo que más me ha ayudado es El Hombre Eterno, de Chesterton” (Dios en el Banquillo, [God in the Dock, edition by Walter Hooper, 1970, p. 260]).

Lewis sostuvo una cálida correspondencia en latín con el sacerdote católico Don Giovanni Calabria, de Italia, sobre su común “preocupación por la reunificación de las iglesias cristianas” (El Narniano [The Narnian, Alan Jacobs, pp. 249, 250]).

Calabria fue beatificado por el Papa Juan Pablo II,  en 1988. En 1943, Lewis ofreció una charla sobre “Apología Cristiana” a un grupo de sacerdotes en Gales (El Narniano, pág. 229). Desde los años cuarenta, hasta el fin de su vida, el consejero spiritual de  Lewis fue un sacerdote católico llamado Walter Adams (El Narniano, pág. 224). Fue a este sacerdote a quien Lewis confesaba sus pecados.

Los católicos aman a C.S. Lewis tanto como lo hacen los evangélicos. Sus libros se encuentran fácilmente en las librerías católicas.

Michael Coren, un católico, escribió una biografía de Lewis intitulada: C.S. Lewis: El Hombre que Creó Narnia [C.S. Lewis: The Man Who Created Narnia].”

La agencia católica Zenit le preguntó a Coren: “¿Qué necesitan saber los católicos acerca de C.S. Lewis?” Él respondió: “Deberían saber que él no era católico, pero eso no significa que no se pudiera haber convertido en uno eventualmente”.

“Chesterton se convirtió oficialmente en católico en 1922, pero lo había sido no oficialmente por 20 años. ... Lewis nació en Belfast, en la sectaria Irlanda del Norte, así que fue criado como un anti-católico, como la mayoría de los niños protestantes. Era un hombre de acuerdo con sus orígenes, pero aún así sus opiniones eran muy católicas: creía en el purgatorio, en los sacramentos, en la confesión (a un sacerdote)…” (La Sutil Magia de la Narnia de C. S. Lewis [The Subtle Magic of C.S. Lewis’ Narnia: Michael Coren’s Perspective as the New Movie Looms, Zenit, December 7, 2005]).

Peter Kreeft, un católico converso de la iglesia reformada de Holanda, dice que C.S. Lewis era una de las “muchas hebras de la cuerda que me ayudó a subirme al arca: Incluso C. S. Lewis, el favorito de los protestantes evangélicos, ‘olía’ a católico la mayor parte del tiempo… Lewis es el único autor que he leído confiando que podía entenderlo completamente. Él creía en el purgatorio, en la Presencia Real en la eucaristía, y en la no total depravación del hombre. No era calvinista. De hecho, era medieval” (Hauled Aboard the Ark, http://www.peterkreeft.com/topics/hauled-aboard.htm).

Kreeft está en lo correcto. La aventura romántica que los neoevangélicos mantienen con C.S. Lewis es evidencia de su profundo desvarío espiritual, de su inmoral transigencia y de su falta de sano discernimiento doctrinal.

“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?” (1 Corintios 5:6).

“No erréis; las malas conversaciones (relaciones, amistades) corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

“Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita” (2 Timoteo 3:5).

“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Romanos 16:17).

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -






sábado, 3 de mayo de 2014

GUERRA CONTRA LOS SANTOS - Capítulo 1

Una conocida editorial cristiana hispana describe con las siguientes palabras su edición (out-of-stock) de Guerra contra los Santos:

“La presente obra es prácticamente única en su género. Mucho es lo que se ha escrito sobre Satanás y sobre la acción de sus espíritus malignos tomando posesión de aquellos infelices que voluntariamente o por descuido caen bajo sus garras. Se han llenado páginas con relatos y escenas verídicas que ponen los pelos de punta. La presentación que se ha hecho del Maligno es casi exhaustiva.

“Este libro presenta otro aspecto muy diferente del Enemigo. No ya como espectro terrorífico, sino disfrazado de ángel de luz en su labor específica de engañar de las formas más sutiles a los creyentes en sus variadas formas de hacer la guerra contra los santos.

“La lectura de estas páginas facilitará al lector una visión muy clara de cómo el Diablo se transforma en el príncipe de la falsa humildad, en el maestro de la falsa culpabilidad, en el gran farsante imitador de la voz de Dios y en el creador y promotor de las más extrañas y fanáticas sectas.

“Un libro que le ayudará a abrir los ojos y estar apercibido contra sus ataques a la vez que se recupera de las embestidas infernales ya sufridas”.

Catalogada como Apologética Anti-ocultista, la versión que aquí presentamos del libro de Jessie Penn-Lewis con Evan Roberts no es ninguna que haya presentado anteriormente alguna editorial cristiana al mercado español.

Esta versión en español es una traducción directa de World Wide Web Edition, basada en la edición no-abreviada de 1912 (Based on Unabridged 1912 Edition). Y si el lector quiere compararla con el original deberá buscar en Amazon War on the Saints: Original and Unabridged 1912 Edition.

Sin embargo…

…el Prefacio a la Edición Inglesa, la Introducción a la Séptima Edición en Inglés y el Prefacio a la Novena Edición Inglesa que aparecen a continuación han sido adaptados de una versión publicada anteriormente en la Internet.

El primer capítulo aparece a continuación del Prefacio a la Novena Edición Inglesa. Después será publicado el segundo, y así hasta el quinto. El libro está compuesto por 12 capítulos (de los cuales sólo 5 están listos hasta la fecha la traducción de los 12 capítulos ya ha sido terminada
17-04-2017), más 5 apéndices. Si el lector encuentra la obra importante, es invitado a hacer su aporte para poder tenerla completa a su disposición en este blog y en otros formatos.

------------

Prefacio a la Edición Inglesa

Aunque haya sido publicado hace 60 años, Guerra Contra los Santos se hace cada vez más contemporáneo con el pasar de los años, pues Jessie Penn-Lewis escribió la obra con visión profética precisa. Las obras de Satanás que ella percibió tan claramente en su época, cuando aún no eran aparentes para la mayoría, ya tenían las marcas inconfundibles del fin de los tiempos. Muchas de las situaciones que ella previó en aquella época se están cumpliendo en nuestros días.

Existen otros libros sobre el asunto de la influencia demoníaca, pero con puntos de vista diferentes. Ellos relatan casos específicos y la sanidad o las tentativas de sanidad que tuvieron. Guerra Contra los Santos, sin embargo, lidia con la naturaleza de la obra de los demonios y sus métodos y tácticas. es el único libro sobre ese importante asunto. Los casos registrados pueden ser esclarecedores como ilustración, pero sin el debido conocimiento básico del asunto - una ciencia: demonología - no ayudarán el creyente a lidiar de forma eficiente con el enemigo. No hay dos casos que sean idénticos. Guerra Contra los Santos, como una obra única en su categoría, no tiene comparación. Este libro equipará el lector concienzudo para dos cosas: como no ser ignorante cuanto a los planes del diablo y como ser más que vencedor sobre él. “Por lo tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir el día malo, y, después de que hayáis vencido todo, permanecer firmes” (Ef. 6.13).

Introducción a la Séptima Edición en Inglés

De la misma forma que acontece en el dominio físico y mental de la experiencia humana, el mundo espiritual tiene sus anomalías y enfermedades, y este libro es un “Manual sobre la obra de espíritus tramposos entre los hijos de Dios, y el camino de la liberación.”

El lector común se sentirá u deseo con este libro como se sentiría con un tratado médico sobre el cáncer o sobre problemas mentales. No es el tipo de libro que debe ser leído por curiosidad o por un interés meramente académico. En su prefacio a la primera edición, la Sra. Penn-Lewis escribió: Para el hombre natural, que tiene a lo sumo una comprensión mental de las cosas espirituales, el lenguaje usado [en este libro] puede no tener sentido alguno, pero cristianos de todas las prácticas de crecimiento en la vida espiritual, que simplemente “beben” lo que consiguen entender y dejan el resto para aquellos que tienen una necesidad más profunda - hasta que ellos mismos alcancen ese nivel de necesidad más profunda - recibirán mucha luz sobre asuntos dentro de sus horizontes.

El libro atraerá principalmente dos clases de lectores. La primera es compuesta por aquellos que ya se envolvieron en alguno sistema falso de enseñanza religiosa que haya inspiración en las mentiras de Satanás y no en la verdad equilibrada y sola de la Palabra de Dios, y hayan, así, abierto hacia las experiencias espirituales anormales que casi siempre resultan en posesión demoníaca. El sufrimiento soportado por esas verdaderas marionetas de los poderes de las tinieblas es intenso, y, desde que la primera edición de este libro fue publicada en 1912, ha habido muchos testimonios, dados por esos lectores, sobre liberación y auxilio recibidos por intermedio de sus páginas. Sólo la eternidad podrá revelar el ministerio que este libro ya tuvo y aún tendrá, por la misericordia de Dios, de restauración de esperanza, paz y sanidad para personas así.

El segundo tipo de lector, para lo cual este libro es de valor inestimable, es el obrero cristiano que se ve frente a frente con casos de anormalidad espiritual, que, por señal, parecen ser cada vez más numerosos en estos tiempos de intensa actividad satánica. Para tales lectores, estas páginas traerán luz y dirección, y es tal vez asombroso que una revista de tan grande valor para la obra cristiana en muchos países como The Alliance Weekly of America haya sentido la necesidad de publicar algunos artículos tremendos del Rev. J. A. Macmillan sobre posesión demoníaca. Un párrafo de uno de esos artículos dice así:

Sobre pastores y evangelistas está la mayor responsabilidad que es la enseñanza del rebaño de Dios. Y una responsabilidad que es especialmente de ellos es a de discernir las señales de obras del enemigo y liberar sus ovejas. Es de ellos también la responsabilidad de enseñar y avisar cuanto a los peligros que amenazan los que tienen mente espiritual. Se debe tener en mente que las “regiones celestiales”, en las cuáles los santos son introducidos por la sabiduría y gracia divinas, son habitadas en esta dispensación actual por las “potestades del aire”. El creyente que recoge las experiencias más profundas de la vida espiritual puede caer en el engaño, a menos que él sepa que “el propio Satanás se transforma en ángel de luz” a veces, y que nuestro archi-enemigo se sienta en reuniones cristianas donde los líderes serios son ignorantes al respecto de sus artimañas. La completa “entrega Dios”, a menos que esté protegida por el conocimiento de los métodos por los cuáles el Espíritu de Dios se revela, puede abrir la vida del creyente para la invasión de los espíritus de las tinieblas.

Se debe ponderar sobre eso con mucho cuidado cuando se tiene el antojo de recibir dones o presenciar manifestaciones. La distribución de dones y manifestaciones es función única y exclusiva del Espíritu Santo, que da “distribuyéndolas, como le place, cada uno, individualmente” (1 Co 12.11). El creyente de Dios debe tener los ojos fijos en el Trono, no ambicionando dones específicos (a menos que ellos sean revelados como cosas que debería “ambicionar”
1 Co 12.31; 14.1). Lo que el alma rendida debe recoger es la voluntad de Dios como su principal y único objetivo, vigilando siempre para que su mente no tome las cosas que puedan promover carnalidad y ser asunto de voluntad propia. Muchas, muchas son las almas serias que inconscientemente desean, con envidia no-reconocida, tener lo que ven en otros.

La posesión demoníaca es una regla claramente entendida por el obrero en tierras impías; y nosotros debemos tener en mente que los países más civilizados hoy se hicieron fortalezas de paganismo. No es, por tanto, irracional esperar que fenómenos espirituales generalmente asociados a los impíos se manifiesten cada vez más en medio de la así llama la cultura y del paganismo pseudo-cristiano de nuestro mundo moderno. En nuestra era mecánica, en que la libertad y el juicio de cada uno son sacrificados con tanta frecuencia, y en que dictaduras y propagandas de masa se han hecho fuerzas tan poderosas, el capítulo que habla sobre pasividad debería ser leído repetidas veces. Dice un pasaje de ese capítulo:

Los poderes de las tinieblas harían del hombre una máquina, una herramienta, un robot; el Dios de santidad y amor, sin embargo, desea hacer de él un soberano inteligente y libre en su propia esfera de acción - una criatura racional pensante creada a Su propia imagen (Ef. 4.24). Por tanto, Dios nunca le dice a la facultad del hombre: 'Quédese ociosa'. No me parece posible exagerar el peligro del pensamiento deshilachado en cuanto a las cosas espirituales y de la entrega irracional las experiencias no-fundamentadas en una comprensión clara de los amplios principios de las Escrituras. Una enseñanza clara sobre eso es necesario si esperamos un avance saludable en la vida de la Iglesia Cristiana.

Guerra contra los Santos podría hasta mostrarse innecesaria si Dios derramara un verdadero avivamiento espiritual en respuesta a las muchas oraciones que Sus hijos Le hacen en todo el mundo. Pero muchas veces, la oposición satánica empeora y muchas obras ocultas del mal son traídas a la luz. Ahí, entonces, los que tienen la responsabilidad de lidiar con almas necesitarán de toda la luz que pudieran obtener sobre las anormalidades causadas por el control de espíritus malignos iniciado por la aceptación de falsas doctrinas o por contactos indebidos con el sobrenatural. Un párrafo de un artículo reciente escrito por un misionero con cualificaciones médicas trabajando en China, y familiarizado con casos de posesión por espíritus malignos, puede que nos sea útil para que mantengamos una visión equilibrada acerca de ese difícil asunto:

Una palabra de alerta sobre diagnósticos errados y falta de equilibrio en la guerra espiritual. El ejercicio de nuestra autoridad en Cristo no es una cura para todos los males. Ha sido dicho que “guerra es un 99% esperar.” No se espera que el soldado de Jesucristo pase todo el tiempo en las trincheras del frente de batalla. Hubo tiempos cuando no era para Moisés mantener los brazos elevados a Dios, y entregarse al trabajo arduo de la intercesión, y tiempos en que su trabajo era caminar con el pueblo en dificultades del desierto. Una mujer llamada Sra. Yellow era llevada por sus parientes impíos cada día para las instalaciones de la Misión porque decían que ella se quedaba más tranquila allá. (Nosotros creemos en lo que ellos decían, pero llegamos a imaginar cómo ella era en casa!) En aquella ocasión, nosotros la rotulamos de “poseída por demonios” y nos pusimos a guerrear contra el enemigo sin obtener éxito ninguno, entretanto.

Meses pasaron hasta que conocimos la historia completa y descubrimos que ella tenía un tipo común de demencia temporal! Atribuir problemas indiscriminadamente al diablo no crea una atmósfera saludable. Nosotros necesitamos de equilibrio y, por encima de todo, necesitamos estar en comunión profunda con el Señor que Él nos pueda dar discernimiento espiritual.

Finalmente, queremos citar nuevamente el prefacio de la primera edición:

Con la publicación del libro, seis años de prueba de la verdad con mucha oración y tres años de trabajo escribiendo estas verdades, en faz a los incesantes ataques del reino invisible, llegan ahora al fin. El asunto está ahora con Dios. Aquel que ha sostenido y hechos incontables de Su mano protectora hasta aquí en relación al ataque de las huestes de las tinieblas llevará Su propósito a buen término. La luz alcanzará aquellos que de ella necesitan. Que Dios cumpla su voluntad!

Aquellos de nosotros que son responsables por el lanzamiento de esta séptima edición de Guerra Contra los Santos sólo pueden decir “Amén!” a esa oración final. No osaríamos dejar de publicar un mensaje que, como ya lo hizo en el pasado, irá, a buen seguro alguna, liberar de las amarras torturantes del maligno muchos que necesitan de eso. Que el Espíritu de Dios, el cual “todos los corazones son revelados, todos los deseos conocidos, y de quienes ningún secreto puede ser escondido” así nos guíe; que cada ejemplar llegue a las manos correctas, y que Él también dé a todos los que lean discernimiento para incautar la verdad, que satisfará la necesidad, sin que envuelvan a sí mismos y a otros en un laberinto de innecesarias complicaciones.

Prefacio a la Novena Edición Inglesa

Guerra contra los santos! ¿No es increíble que la mayoría de los cristianos ni aún sepa que hay una guerra aconteciendo? La Iglesia no ha lidiado con los poderes de las tinieblas como un cuerpo esclarecido y unido. Aquí y allí, individuos han sido levantados por Dios para hacer significativas incursiones en el vasto territorio sobre el cual el diablo tiene dominio tan indiscutible. Jessie Penn-Lewis fue uno de esos guerreros aislados.

Hoy, aproximadamente cincuenta años después de su muerte, sus libros aún son ávidamente leídos por los cristianos, y con toda la razón, pero hay una excepción significativa: su libro más importante, Guerra contra los Santos, escrito en colaboración con el famoso Evan Roberts, sólo está disponible [en inglés] en una versión condensada. Hay muchos libros que pueden ser condensados sin que se pierda contenido, pero en el caso de Guerra Contra los Santos, la palabra “condensado” es ciertamente errada, simplemente porque la parte más importante de ese libro tan vital fue eliminada en la versión “condensada”. Los editores basaron su decisión de no publicar más la versión original “primera y prioritariamente” debido a su rechazo a la importante enseñanza sobre la influencia demoníaca sobre cristianos.

Este siglo, Dios restauró para la Iglesia una buena medida de poder y autoridad pentecostés que fueron demostrados de forma tan vivida en la Iglesia primitiva. Incontables fieles recibieron el bautismo en el Espíritu Santo y los dones del Espíritu. a medida que entraban en conflicto con los poderes de las tinieblas, comenzaban a descubrir la presencia y la actividad de espíritus malignos, no sólo en descreídos, pero -para su sorpresa y hasta espanto -, también en cristianos. Cuando Jessie Penn-Lewis hizo ese descubrimiento, ella fue apenas entendida y su enseñanza, interpretado de forma equivocada. Sin embargo, ella no retrocedió en nada en relación a la luz que había recibido, pero continuo en su conflicto directo con las huestes del mal y, por medio de su sufrimiento, experiencia y batallas espirituales, forjó la arma de su obra, Guerra contra los Santos, en colaboración con Evan Roberts.

Desde su primera edición, dos guerras mundiales dejaron sus efectos devastadores sobre las instituciones de nuestra civilización, y nos encontramos hoy en medio a la disolución de las estructuras de nuestra sociedad. Mientras esas estructuras permanecieron estables, la Iglesia, como una de las instituciones de la sociedad, parecía ser sólida y en pleno funcionamiento. Hoy, sin embargo, la Iglesia institucional se muestra derrotada espiritualmente, pues fue incapaz de discernir los incontables engaños de Satanás sobre sus ministros y miembros. El proceso degenerativo, iniciado hace mucho tiempo, se está aproximando de un clímax en nuestro tiempo, cuando muchos líderes y miembros de las iglesias acaban luchando, y haciéndose como campeones, en las causas malignas levantadas por el enemigo.

El cristiano espiritual, es decir, maduro, entiende que son Satanás y sus espíritus malignos que se mueven poderosamente por detrás de los eventos de nuestro tiempo. ¿Los cristianos se atreven a creer que están exentos de la influencia de demonios? ¿que acontece con un hombre que nació de nuevo? Será que las Escrituras enseñan que el nuevo nacimiento incluye una expulsión automática de demonios? Efesios 2.1-3 enseña de forma clara que todos los seres humanos están bajo la influencia del maligno y que su influencia sobre la humanidad es ejercida por espíritus malignos. Todos nosotros estábamos en esa situación. Pero en el nuevo nacimiento, el nuevo convertido tiene sus pecados perdonados. Su espíritu - antes muerto en transgresiones y pecados - es vivificado por el Espíritu de Dios y él recibe poder para hacerse hijo de Dios. Él ahora tiene el poder para vencer las mismas cosas que le esclavizaran antes.

Que cambio maravilloso, de víctima del pecado para vencedor, vencedor unido a Cristo! Pero en ningún, lugar la Escritura o la experiencia enseñan que el nuevo nacimiento elimina automáticamente la influencia de demonios o la esclavitud a ellos, o, de la misma forma, todas las características del viejo hombre, tales como temperamento, mal humor, lascivia, envidias, egoísmo, y muchas más. El hombre nacido de nuevo tiene que aprender a llevar su cruz, negar a sí mismo y morir diariamente; él tiene que caminar en el Espíritu para que no dé lugar a las concupiscencias de la carne. Es de esperarse que él venga a descubrir su lugar de derecho en el plan de Dios y en el funcionamiento efectivo en el Cuerpo de Cristo. El proceso de crecimiento en Cristo es generalmente doloroso, pero el resultado sera glorioso. La parte más dolorosa es el descubrimiento de ciertas áreas en que el creyente fue engañado. Como entender y lidiar con el engaño es exactamente el punto principal de Guerra Contra los Santos.

Si el creyente coopera con Dios de forma inteligente y obediente, se hará, en el debido tiempo, más maduro y espiritual. Experimentará por sí aún el tremendo versículo que dice: “Si, pues, el Hijo liberaros, verdaderamente seréis libres” (Juan 8.36), para la mayoría de los cristianos, es sólo teología y no realidad en su experiencia. La expulsión de demonios debe ser uno de las señales que siguen los cristianos en su ministerio (Marcos 16.17). ¿Pero expulsar demonios de quién? Solamente de los no-regenerados? No sólo; pero demonios pueden ser expulsos también de creyentes esclavizados y engañados para que experimenten también la liberación. Prenderse a ciertas doctrinas bíblicas o gloriarse en su creencia en la infalibilidad de la Biblia no ofrece refugio al creyente contra las incontables artimañas del enemigo. Todos los hombres son objeto de la astucia de Satanás, pero después de la conversión, sus tentativas de engañar y, si posible, controlarlos, aumentan mucho.

Mucha de la actividad espiritual de nuestra época emana del infierno. Si los cristianos en todas las partes de la tierra comprendieran con precisión lo que está aconteciendo espiritualmente, tomarían lugar para prepararse para el asalto final que el enemigo está preparando y, así, escaparían del gran engaño final. Ya es hora de muchos guerreros - no más aislados - que lleven la batalla hasta las puertas y un gran batallón de creyentes levantarse para enfrentar abiertamente el desafío del tramposo.

Para promover la preparación de los creyentes para esa guerra, la versión completa de Guerra contra los Santos está siendo publicada en esta novena edición. Con certeza, este libro no es un método fácil del tipo “diez pasos” para lidiar con el diablo. Es, antes, un manual que debería ser leído con mucho cuidado y mucha oración por aquellos que desean ser liberados de toda forma de engaño y obra de las tinieblas y por aquellos que ansían por ver la liberación de otros creyentes que hoy estén bajo esclavitud y engaño. Muy terrenal tiene que ser reconquistado del enemigo y Guerra contra los Santos será un auxilio vital para los santos guerreros y vencedores.

--------------------

CAPÍTULO 1

Una Inspección Bíblica del Engaño Satánico


La verdad de toda clase hace libre, mientras que las mentiras atan con cadenas. La ignorancia también ata, porque le da terreno a Satanás. La ignorancia del hombre es una condición primaria y esencial para el engaño por parte de espíritus inmundos. La ignorancia del pueblo de Dios en relación a los poderes de las tinieblas, le ha hecho fácil al diablo llevar a cabo su tarea como engañador. El hombre antes de la caída en su estado puro no era perfecto en conocimiento. Eva era ignorante de “el bien y el mal”, y su ignorancia fue una condición que se prestó para el engaño de la serpiente.

El gran propósito del diablo, por el cual él lucha, es mantener al mundo en la ignorancia de sí mismo, de sus costumbres y de sus colegas, y la Iglesia se pone del lado de él cuando se alía con la ignorancia acerca de él. Todo hombre debería mantener una actitud de apertura a toda verdad y evitar el falso conocimiento que ha asesinado a decenas de miles, y ha mantenido a las naciones en el engaño del diablo.

Un Ataque Especial de los Espíritus Engañadores Contra la Iglesia

Hoy en día hay un ataque especial de espíritus engañadores contra la Iglesia de Cristo, el cumplimiento de la profecía la cual el Espíritu Santo expresamente hizo saber a la Iglesia a través del apóstol Pablo, de que un gran ataque engañoso tendría lugar en los “últimos tiempos”. Desde la pronunciación de esta profecía han pasado más de dieciocho siglos, pero la manifestación especial de espíritus inmundos en el engaño de los creyentes hoy en día, señala inequívocamente al hecho de que estamos al cierre de la era.

Se anuncia con antelación que el peligro de la iglesia al cierre de esta dispensación será del reino sobrenatural, desde donde Satanás enviará un ejército de espíritus seductores, para engañar a todos los que estén abiertos a las enseñanzas por revelación espiritual, y así alejarlos inconscientemente de la fidelidad total a Dios.

Aún en la faz de esta predicción clara del peligro en los últimos tiempos, encontramos a la Iglesia casi en la ignorancia total de las obras de este ejército de espíritus inmundos. La mayoría de los creyentes aceptan con demasiada prontitud todo lo que sea “sobrenatural” como si fuera de Dios, y las experiencias sobrenaturales se aceptan indiscriminadamente porque se piensa que esas experiencias son Divinas.

Gracias a la falta de conocimiento, hasta la mayoría de la gente más espiritual no lleva a cabo una guerra completa y perpetua contra este ejército de espíritus malvados; y muchos eluden el tema, y el llamado a la guerra contra ellos, al decir que si se predica a Cristo no hay necesidad de darle preeminencia a la existencia del diablo, ni de entrar en el conflicto directo con él y con sus huestes. Aunque grandes cantidades de hijos de Dios están siendo presa por la falta de este conocimiento, y merced al silencio de los maestros acerca de esta verdad vital, la Iglesia de Cristo está pasando por el peligro de los días finales de la era, sin estar preparada para enfrentar el ataque del enemigo. A causa de esto, y en vista de las advertencias proféticas claramente dadas en las Escrituras, el influjo ya manifiesto de las huestes malignas de Satanás entre los hijos de Dios, y las muchas señales de que realmente estamos en los “últimos tiempos” a los que se refería el apóstol, todos los creyentes deberían darle la bienvenida a tal conocimiento acerca de los poderes de las tinieblas, ya que les permitirá pasar a través de la fiera prueba de estos días, sin ser capturados en las trampas del enemigo.

Separado de ese conocimiento, es posible que un creyente, al pensar que él está “luchando por la verdad” luche a favor de los espíritus inmundos, de sus obras y que los defienda y los proteja, creyendo que por lo tanto está “defendiendo” a Dios y a sus obras; ya que si él piensa que algo es Divino, lo protegerá y lo defenderá. Es posible que un hombre a causa de la ignorancia, se enfrente contra Dios y ataque la mismísima verdad de Dios, y que también defienda al diablo, y que se oponga a Dios, a menos que tenga conocimiento.

El Conocimiento Se Gana Mediante la Letra de la Escritura y Mediante la Experiencia

La Biblia arroja mucha luz sobre los poderes satánicos, lo que no puede dejar de ser discernido por aquellos que indagan las Escrituras con mentes abiertas, pero éstos no obtendrán tanto conocimiento del tema de los registros sagrados, como sí lo harán aquellos que tienen entendimiento por experiencia, interpretada por el Espíritu Santo, y que demuestra estar en línea con la verdad de La Palabra de Dios. El creyente puede tener en su espíritu un testimonio directo de la verdad de la Palabra Divina, pero mediante la experiencia obtiene un testimonio personal de la inspiración de las Escrituras, de su testimonio relacionado con la existencia de seres sobrenaturales, y sus obras y del modo en que engañan y extravían a los hijos de los hombres.

La Obra de Satanás como Engañador en el Jardín del Edén

Si todo lo que la Biblia contiene acerca del tema de las potestades sobrenaturales de maldad se pudiese tratar exhaustivamente en este libro, descubriríamos que se da más conocimiento de las obras de Satanás y de sus principados y potestades, de lo que muchos se han dado cuenta. Desde Génesis hasta Apocalipsis se puede rastrear la obra de Satanás como el engañador de toda la tierra habitada, hasta que se alcanza el clímax, y los resultados completos del engaño en el Jardín de Edén se develan en el Apocalipsis. En Génesis tenemos la historia simple del jardín, con la pareja inocente que está inconsciente del peligro de seres malignos en el mundo invisible. Ahí encontramos registrada la primera obra de Satanás como engañador, y la forma sutil de su método de engaño. Lo vemos obrando sobre los deseos más altos y más puros de una criatura inocente, y cubriendo su propio propósito de ruina, bajo el disfraz de buscar conducir a un ser humano a estar más cerca de Dios. Lo vemos usando los deseos de Eva hacia Dios para llevarla en cautividad, y en esclavitud para sí mismo. Lo vemos usando lo “bueno” para producir lo malo, sugiriendo lo malo para producir algo supuestamente bueno. Capturada con el cebo de ser “sabia”, y “como Dios”, Eva queda cegada al principio involucrado en la obediencia a Dios, y es engañada (1 Tim. 2:14).

Por lo tanto, la bondad no es garantía de protección contra el engaño. El modo más astuto en que el diablo engaña al mundo y a la Iglesia, es cuando él viene disfrazado de alguien o de algo que hace que ellos vayan hacia Dios o hacia el bien. Él le dijo a Eva “seréis como dioses”, pero no dijo “y seréis como demonios”. Los ángeles y los hombres sólo conocieron el mal cuando cayeron en un estado de maldad. Satanás no le dijo esto a Eva cuando añadió “conociendo el bien y el mal”. Su verdadero objetivo al engañar a Eva era hacer que ella desobedezca a Dios, pero su ardid fue “seréis como Dios”. ¡SI ella hubiese razonado, habría visto que la sugerencia del engañador se exponía a sí misma, ya que en forma grosera se resumía en “desobedecer a Dios” para ser más como Dios!

La Maldición de Dios Pronunciada contra el Engañador

Que existía una monarquía de seres espirituales altamente organizada, no se hace saber en la historia del jardín. Solamente una “serpiente” está ahí; pero Dios le habla a una serpiente como a un ser inteligente, que lleva a cabo un propósito deliberado en el engaño de la mujer. El disfraz de serpiente de Satanás es quitado por Jehová, ya que Él da a conocer la decisión del Dios Trino en vista de la catástrofe que había tenido lugar. Una “simiente” de la mujer engañada finalmente heriría la cabeza del ser espiritual, que había usado la forma de serpiente para llevar a cabo su plan. De ahí en más el nombre de serpiente se le adjunta, el mismo nombre a través de las eras describe la acción clímax de su revuelta contra su Creador, al engañar y embaucar a la mujer en Edén y destruir a la raza humana. Satanás triunfó, pero Dios predominó. A la víctima se la hace el vehículo para la venida de un Victorioso, quien finalmente destruiría las obras del diablo, y limpiaría los cielos y la tierra de todo rastro de su trabajo. La serpiente es maldecida por Dios, pero en efecto, la víctima engañada es bendecida, ya que a través de ella vendrá la “Simiente” que triunfará sobre el diablo y su simiente; y a través de ella surgirá una nueva raza mediante la Simiente prometida (Gn. 3:15), la cual será antagonista a la serpiente hasta el fin del tiempo, por medio de la enemistad implantada por Dios. De ahí en más la historia de las eras consiste en un registro de una guerra entre estas dos simientes; la Simiente de la mujer
Cristo y sus redimidosy la simiente del diablo (véase Juan 8:44, 1 Juan 3:1) adelante hasta el punto más remoto del lanzamiento de Satanás al lago de fuego.

De ahí en más es también una guerra contra la condición femenina del mundo por parte de Satanás, en maligna venganza por el veredicto del jardín. Guerra mediante el pisoteo de las mujeres en todas las tierras en donde reina el engañador. Guerra contra las mujeres en tierras cristianas, mediante la continuación de su método del Edén de malinterpretar la Palabra de Dios, insinuando a las mentes de los hombres a lo largo de todas las eras subsiguientes, que Dios pronunció una “maldición” contra la mujer, cuando en realidad ella fue perdonada y bendecida por Dios, e instigando a los hombres de la raza caída a llevar a cabo la supuesta maldición, la cual en verdad era una maldición contra el engañador, y no contra el engañado (Gen. 3:14).

“Pondré enemistad entre ti y la mujer”, dijo Dios, así también como entre “tu simiente y la simiente de ella, y esta enemistad vindicativa entre la jerarquía del mal hacia la mujer, y hacia los creyentes, no ha disminuido en su intensidad desde ese día.

Satanás como Engañador en el Antiguo Testamento

Una vez que comprendemos claramente la existencia de una hueste invisible de seres espirituales malignos, que están activamente comprometidos en engañar y descarriar a los hombres, la historia del Antiguo Testamento nos brinda una visión abierta de sus hechos, hasta ahora oculta a nuestro conocimiento. Podemos rastrear sus operaciones en relación con los siervos de Dios a través de toda la historia, y discernir la obra de Satanás como engañador que penetra por todas partes. Veremos que David fue engañado por Satanás para que contase a Israel, porque no fue capaz de reconocer que la sugestión a su mente venía de una fuente Satánica (1 Cr. 21:1). Job también fue engañado junto con los mensajeros que vinieron a él, cuando creyó el informe de que el “fuego” que había caído del cielo era de Dios (Job 1:16), y que las otras calamidades que le sobrevinieron como la pérdida de su riqueza, de su hogar y de sus hijos venían directamente de la mano de Dios, mientras que la primera parte del libro de Job muestra claramente que Satanás era la causa primaria de todos sus problemas, como “príncipe de la potestad del aire” usando los elementos de la naturaleza y la maldad de los hombres para afligir al siervo de Dios, con la esperanza de que finalmente pudiera forzar a Job a renunciar a su fe en Dios, Quien parecía estar castigándolo injustamente sin causa. Que este fue el objetivo de Satanás se sugiere en las palabras de la esposa del patriarca, que se volvió una herramienta para el Adversario, instando al hombre atormentado a “maldecir a Dios y morirse”, estando ella también engañada por el enemigo para creer que Dios era la causa primaria de todos los problemas y del sufrimiento no ameritado que había venido sobre él.

En la historia de Israel durante el tiempo de Moisés, el velo de los poderes satánicos se levanta más claramente, y se nos muestra la condición del mundo hundido en la idolatría – que en el Nuevo Testamento se nos dice que es la obra directa de Satanás (1 Cor. 10:20) – y el trato real con los espíritus inmundos, estando así toda la tierra habitada en un estado de engaño y retenida en poder del engañador. También encontramos cantidades del propio pueblo de Dios, a través del contacto con otros bajo el poder satánico, engañados para creer en la comunicación con “espíritus familiares”, y en el uso de la “adivinación”, y otras artes relacionadas, inculcadas por los poderes de las tinieblas, aún cuando conocían las leyes de Dios, y habían visto sus juicios manifiestos entre ellos (Véase Lev. 17:7; 19:31; 20:6-27; Deut. 18:10-11).

En el libro de Daniel, encontramos una etapa de revelación aún más acabada concerniente a la jerarquía de potestades del mal, cuando en el décimo capítulo se nos muestra la existencia de los príncipes de Satanás, oponiéndose activamente al mensajero de Dios enviado a Daniel para hacer entender a Su siervo Sus consejos para su pueblo. También hay otras referencias de las obras de Satanás, de sus príncipes, y de las huestes de maldad, que llevan a cabo su voluntad, esparcidas a lo largo del Antiguo Testamento, pero en general se mantiene el velo sobre sus hechos, hasta que llega el gran momento, cuando la “Simiente” de la mujer, que iba a herir la cabeza de la serpiente, se manifiesta sobre la tierra en forma humana (Gal. 4:4).

Satanás como Engañador en el Nuevo Testamento

Con el advenimiento de Cristo, el velo que había ocultado las obras de los poderes sobrenaturales de maldad, durante siglos desde la catástrofe del jardín, se quita aún más y se revela claramente su engaño y su poder sobre el hombre, y el archienemigo mismo aparece en el conflicto del Señor en el desierto, para desafiar a la “Simiente de la mujer”, ya que no se registra que él haya aparecido en la tierra desde el momento de la Caída. El desierto de Judea, y el jardín del Edén, son períodos paralelos para probar al primer y el segundo Adán. En ambos períodos Satanás obró como engañador, en el segundo caso fracasando totalmente en engañar seducir a Aquel que había venido como Conquistador.

Se pueden discernir rastros de la obra característica de Satanás como engañador entre los discípulos de Cristo. El le habla a Pedro para que le hable palabras de tentación al Señor, al sugerirle que se aparte del camino de la Cruz (Mateo 16:22-23), y más tarde toma al mismo discípulo en el Salón del Juicio (Lucas 22:31), instándolo a la mentira, “No conozco a ese hombre”, con el mismo propósito de engaño (Mateo 26:74). Se pueden ver más rastros de la obra de Satanás como engañador en las epístolas de Pablo, en sus referencias a los “falsos apóstoles”, “obreros engañosos” y de las obras de Satanás como “ángel de luz”, y de sus “ministros como ministros de justicia” entre el pueblo de Dios (2 Cor. 11:13-15) También en el mensaje a las Iglesias dado por el Señor ascendido a Su siervo Juan, se habla de falsos apóstoles, y de falsas enseñanzas de muchas clases. Se menciona una “sinagoga de Satanás” (Ap. 2:9), que consiste en engañados, y se describen “las profundidades de Satanás” como si existieran en la Iglesia (Ap. 2:24).

La Revelación Completa del Engañador en el Apocalipsis

Entonces por fin se corre el velo. Se le da al Apóstol Juan la revelación completa de la confederación satánica contra Dios y Su Cristo. Después del mensaje a las Iglesias, la obra mundial del príncipe engañador se le revela por completo al Apóstol, y se le indica que escriba todo lo que se le muestra, para que la Iglesia de Cristo pueda conocer todo el significado de la Guerra con Satanás en la que estarían involucrados los redimidos, hasta el momento en que el Señor Jesús se revele desde el cielo, en juicio contra estas potestades inmensas, terribles, llenas de hábil malignidad y de odio a Su pueblo, y como está verdaderamente obrando detrás del mundo de los hombres, desde los días de la historia del jardín hasta el fin.

A medida que leemos el Apocalipsis, es importante recordar que las fuerzas organizadas de Satanás allí descritas, ya existían al momento de la Caída del Edén, y se revelaron sólo parcialmente al pueblo de Dios hasta el advenimiento de la “Simiente de la mujer” prometida que iba a herir la cabeza de la serpiente. Cuando hubo llegado la totalidad del tiempo, Dios manifestado en la carne se encontró con el arcángel caído y líder de las huestes angélicas de maldad, en combate mortal en el Calvario, y exponiéndolos a la vergüenza, se quitó de encima las inmensas masas de las huestes de las tinieblas que se juntaron alrededor de la Cruz, desde los lugares más lejanos del reino de Satanás (Col. 2:15).

Las Escrituras nos enseñan que las revelaciones de Dios de las verdades relacionadas consigo mismo, y todas las cosas que necesitamos saber del reino espiritual, siempre se dan en el tiempo de Él de acuerdo a la fuerza de Su pueblo. La revelación completa de las potestades satánicas develadas en el Apocalipsis no se le dio a la Iglesia en su infancia, ya que pasaron unos cuarenta años después de la ascensión del Señor antes de que se escribiera el libro de Apocalipsis. Posiblemente era necesario que la Iglesia de Cristo primero comprendiera totalmente las verdades fundamentales que se le revelaron a Pablo y a los otros Apóstoles, antes de que se le pudiera mostrar con seguridad la magnitud de la guerra contra los poderes sobrenaturales del mal en la cual había entrado.

El Último de los Apóstoles fue Elegido para Transmitir la Revelación

Cualquiera sea la razón de la demora, es llamativo que fue el último de los Apóstoles el que fue elegido para transmitir, en el mismo fin de su vida, el mensaje de guerra total a la Iglesia, el cual serviría como presagio de la campaña hasta su cierre.

En la revelación dada a Juan, el nombre y el carácter del engañador se hace saber más claramente, junto con la fortaleza de sus ejércitos, y la magnitud de la guerra, y sus resultados finales. Se muestra que en el reino invisible hay guerra entre las fuerzas del mal y las fuerzas de la luz. Juan dice que “el dragón guerreó, y sus ángeles…”
siendo el dragón descrito explícitamente como la “serpiente” por su disfraz en Edén – “llamada el Diablo y Satanás”, el engañador de toda la tierra habitada. Se revela completamente su obra mundial como engañador, y la guerra en el reino terrenal causada mediante su engaño de las naciones, y los poderes mundiales que actúan bajo su instigación y su gobierno. La confederación altamente organizada de principados y potestades, que reconocen como cabeza a Satanás, se revela, junto con su “autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación”, todas engañadas por las fuerzas sobrenaturales e invisibles del mal, y haciendo la “guerra contra los santos” (Ap. 13:7).

El Engaño Mundial se Devela en el Apocalipsis

Guerra es la palabra clave en el Apocalipsis; guerra en una escala no soñada por los hombres mortales; guerra entre las inmensas potestades angélicas de la luz y de la oscuridad; guerra por parte del dragón, y de los poderes mundiales engañados contra los santos; guerra mediante los mismos poderes mundiales contra el Cordero; guerra por parte del dragón contra la Iglesia; guerra en muchas fases y formas, hasta el final cuando el Cordero vence, y también vencen los que están con Él, llamados elegidos y fieles (Ap. 17:14).

El mundo se está acercando cada vez más al “tiempo del fin” caracterizado por el engaño descrito como mundial en el Apocalipsis; cuando habrá engaño de naciones, e individuos, en una escala tan vasta que el engañador prácticamente tendrá toda la tierra bajo su control. Hasta que se alcance este clímax habrá etapas preliminares de la obra del engañador, marcada por el engaño generalizado de los individuos, tanto dentro como fuera de la Iglesia, más allá de la condición ordinaria de engaño en la cual yace el mundo no regenerado.

Para entender por qué el engañador será capaz de producir el engaño mundial descrito en el Apocalipsis, que el permitirá a los poderes sobrenaturales llevar a cabo su voluntad, y arrastrar a las naciones y a los hombres a la rebelión activa contra Dios, necesitamos comprender claramente lo que dicen las Escrituras acerca de los hombres no regenerados en su condición normal, y acerca del mundo en su estado caído.

Si Satanás se describe en el Apocalipsis como el engañador de toda la tierra, él ha sido así desde el principio. “Todo el mundo está puesto en maldad” (1 Juan 5:19), dijo el Apóstol, a quien se le dio la Revelación, como si ya yaciera en las profundidades de las tinieblas mediante el engaño del maligno, y como si fuera guiado ciegamente por él gracias a inmensas huestes de espíritus inmundos bajo su control.

La Palabra “Engañado” es la Descripción de todo Hombre no Regenerado

De acuerdo a la Escritura, la palabra “engañado” es la descripción de todo ser humano no regenerado, sin distinción de personas, raza, cultura o sexo. “Porque también éramos nosotros… extraviados” (Tito 3:3), dijo el Apóstol Pablo, aunque en su condición engañada era un hombre religioso, cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible (Fil. 3:6).

Aún cuando el corazón sea renovado y la voluntad se haya vuelto hacia Dios, todavía la disposición profundamente arraigada al autoengaño, y en alguna medida la presencia del poder cegador del engañador en la mente, se traiciona a sí misma de muchas maneras, como lo muestran las siguientes declaraciones de la Escritura:

El hombre está engañado si es un oidor y no un hacedor de la Palabra de Dios (Stg. 1:22).

Está engañado si dice que no ha pecado (1 Juan 1:8).

Está engañado si piensa de sí mismo ser “algo” cuando no es nada (Gal. 6:3).

Está engañado si piensa de sí mismo ser sabio con la sabiduría de este mundo (1 Co. 3:18).

Está engañado por la apariencia de ser religioso, cuando una lengua sin freno revela su verdadera condición (Stg. 1:26).

Está engañado si piensa que sembrará y no cosechará lo que siembra (Gal. 6:7).

Está engañado si piensa que los injustos heredarán el reino de Dios (1 Co. 6:9).

Está engañado si piensa que el contacto con el pecado no tendrá efecto sobre él (1 Co. 15:33).

¡Engañado! ¡Cómo repele la palabra y como se resiente involuntariamente todo ser humano cuando se le aplica a él, sin saber que la misma repulsión es obra del engañador, con el propósito de impedir que los engañados conozcan la verdad y sean libres del engaño! Si los seres humanos pueden ser engañados tan fácilmente por el engaño que surge de su propia naturaleza caída, ¡con cuánto empeño las fuerzas de Satanás no buscarán añadirle y no disminuir de él ni una jota! ¡Con cuánto entusiasmo trabajarán para mantener a los hombres en la esclavitud de la vieja creación, de la cual salen multitudinarias formas de autoengaño, que les permite llevar a cabo su obra engañadora con más facilidad! Sus métodos de engaño son viejos y nuevos, adaptados para que vayan con la naturaleza, el estado y las circunstancias de la víctima. Instigados por el odio, la malicia y la amarga malevolencia hacia la humanidad y hacia toda bondad, los emisarios de Satanás no fallan en ejecutar sus planes, con una perseverancia digna de ser imitada por aquel que esté dispuesto a alcanzar sus metas.

Satanás también es el Engañador de los Hijos de Dios

El archiengañador no es sólo el engañador de todo el mundo no regenerado, sino también de los hijos de Dios. Con esta diferencia, que en el engaño que él busca ejecutar en los santos, cambia sus tácticas, y obra con la estrategia más aguda, en las artimañas de error y en el engaño relacionado con las cosas de Dios (Mt. 24:24; 2 Co. 11:3, 13-15).

El arma principal en la que el príncipe de las tinieblas confía para mantener al mundo bajo su poder es el engaño, y el engaño planificado para capturar a los hombres en cada etapa de la vida; engaño (1) de los no regenerados que ya están engañados por el pecado; (2) engaño adaptado al cristiano carnal; (3) y el engaño diseñado para el cristiano espiritual, que ha atravesado las etapas precedentes hacia un reino en donde estará más abierto a encontrar trampas más sutiles. Quítese el engaño que retiene al hombre en los primeros días de su condición no regenerada, y en la etapa carnal de la vida cristiana, cuando emerge a los lugares celestiales, descritos por Pablo en la epístola a los Efesios, y se hallará en las obras más agudas de las artimañas del engañados, en donde los espíritus engañadores trabajan activamente atacando a los que están unidos al Señor ascendido.

El Peligro del Engaño en los Últimos Días de la Era

En el Apocalipsis tenemos la revelación completa de la confederación satánica en el control generalizado de toda la tierra, y la guerra contra los santos como un todo; pero la obra del engañador entre los más destacados santos de Dios se describe especialmente en la carta de los Efesios del Apóstol Pablo, donde en Efesios 6:10-18 tenemos el velo quitado de los poderes satánicos, y muestra su guerra contra a Iglesia de Dios, y la armadura individual del creyente y las armas para conquistar al enemigo. De este pasaje aprendemos que en el plano de la más alta experiencia de unión con el Señor del creyente, y en los “lugares elevados” de la madurez espiritual de la Iglesia, se luchará la batalla más aguda y más cerrada con el engañador y sus huestes.

De aquí que a medida que la Iglesia de Cristo se acerca al fin de los tiempos, y mediante el poder del Espíritu Santo que obra interiormente se la está preparando para ser trasladada, todas las fuerzas del engañador y sus huestes de espíritus engañadores se dirigirán contra los miembros del Cuerpo de Cristo. En el evangelio según Mateo se da un vistazo de este asalto contra el pueblo de Dios al cierre de la era, en donde el Señor Jesús usa la palabra engañados para describir algunas de las marcas especiales de los últimos días. Dijo: “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y á muchos engañarán” (Mt. 24:4-5); “Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán á muchos” (Mt. 24:11). “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24).

El Engaño en Relación con el Reino Sobrenatural

Se dice que la forma especial de engaño estará en conexión con las cosas espirituales, y no con las mundanales, mostrando en forma incidental que el pueblo de Dios en el tiempo del fin estará esperando la venida del Señor, y por lo tanto estará muy al tanto de todos los movimientos del mundo sobrenatural, en medida tal que los espíritus engañadores podrán sacar ventaja de ello, y anticiparse a la venida del Señor mediante “falsos Cristos” y falsas señales y prodigios, o mediante el mezclar sus manifestaciones con las verdaderas manifestaciones del Espíritu de Dios. El Señor dice que los hombres serán engañados (1) en relación a Cristo y Su parusía
o venida; (2) en relación a la profecíao a la enseñanza del mundo sobrenatural a través de mensajeros inspirados; y (3) en relación a la producción de pruebas de que las “enseñanzas” son verdaderamente de Dios, mediante “señales” y “prodigios” tan parecidos a los de Dios, y por lo tanto son una falsificación tan exacta de las obras de Dios, como para ser indistinguibles de las verdaderas por aquellos que se describen como Sus “elegidos”, quienes necesitarán poseer algún otro examen que el juzgar por las apariencias de que una “señal” es de Dios, si es que serán capaces de discernir lo falso de lo verdadero.

Las palabras del Apóstol Pablo a Timoteo, que contienen la profecía especial dada a él por el Espíritu Santo para la Iglesia de Cristo en los últimos días de la dispensación, coinciden exactamente con las palabras del Señor registradas por Mateo.

Las dos cartas de Pablo a Timoteo son las últimas epístolas que él escribió ante de su partida para estar con Cristo. Ambas se escribieron en prisión, y la prisión de Pablo era para él lo que Patmos era para Juan, cuando él estaba “en el espíritu” (Ap. 1:10)1 se le mostró las cosas por venir. Pablo le estaba dando a Timoteo las últimas instrucciones para el orden de la Iglesia de Dios, hasta el fin de su tiempo en la tierra, dándole “reglas para guiar”, no sólo a Timoteo, sino a todos los siervos de Dios, “en el trato con la familia de Dios”. En medio de todas estas instrucciones detalladas, su aguda visión mira hacia “los últimos tiempos”, y por orden expresa del Espíritu de Dios, describe en breves oraciones el peligro de la Iglesia en esos tiempos, del mismo tiempo en que el Espíritu de Dios le dio a los profetas del Antiguo Testamento alguna profecía que incluía otra, que sólo iba a ser entendida completamente después de que los eventos hubieran acontecido.

El Apóstol dijo: “EMPERO el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos alguno apostatarán de la fe escuchando á espíritus de error y á doctrinas de demonios; Que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia…” (1 Tim. 4:1-2).

La Declaración de Pablo en 1 Timoteo 4:1-2 es la Única que Muestra Específicamente la Causa del Peligro

La declaración profética de Pablo parece ser todo lo que se predice en palabras específicas acerca de la Iglesia y su historia al cierre de la dispensación. El Señor habló en términos generales acerca de los peligros que rodearían a Su pueblo en el tiempo del fin, y Pablo le escribió a los Tesalonicenses con más detalle acerca de la apostasía, y de los engaños malvados del Inicuo en los últimos días, pero el pasaje en Timoteo es el único que muestra explícitamente la causa especial del peligro de la Iglesia en sus días de cierre sobre la tierra, y como los espíritus malignos de Satanás irrumpirían entre sus miembros, y mediante el engaño apartarían a algunos de su pureza de fe en Cristo.

EL Espíritu Santo, en el breve mensaje que se le da a Pablo, describe el carácter y la obra de los espíritus inmundos, reconociendo (1) su existencia, (2) sus esfuerzos dirigidos hacia los creyentes, para engañarlos y mediante el engaño apartarlos de la simpleza de la fe en Cristo, y de todo lo que se incluye en la “fe una vez dada a los santos” (Judas 3).

Que el carácter de los espíritus se describe en 1 Tim. 4:1-3, y no de los hombres que a veces usan en la obra de engaño se puede entender del griego original.

El peligro de la Iglesia al cierre de la era es por lo tanto de seres sobrenaturales que son “hipócritas”, que simulan ser lo que no son, que dan “enseñanzas” que parecen favorecer una mayor santidad, al producir una severidad ascética hacia la “carne”, pero que en sí mismos son malvados e inmundos, y traen a aquellos a los que engañan la horrura de su propia presencia. En donde engañan ganan posesión; y mientras que el creyente engañado piensa que él es más “santo” y más “santificado” y más librado de los deseos de la carne, estos espíritus hipócritas contaminan al engañado mediante su presencia, y bajo la cubierta de santidad retienen su terreno y ocultan sus obras.

El Peligro de los Espíritus Engañadores Afecta a Todo Hijo de Dios

El peligro le atañe a todo hijo de Dios, y ningún creyente espiritual se atreve a decir que él está exento del peligro. La profecía del Espíritu Santo declara que (1) “algunos” se apartarán de la fe; (2) la razón de la caída será prestarle oídos a espíritus engañadores, es decir, la naturaleza de sus obras no es la maldad conocida, sino engaño, que es una obra encubierta. La esencia del engaño es que la operación se ve como sincera y pura. (3) la naturaleza del engaño estará en doctrinas de demonios, es decir, el engaño será en la esfera doctrinal. (4) el modo de engaño será que las “doctrinas” se entregan con “hipocresía”, es decir, se dicen como si fueran ciertas. (5) Se dan dos ejemplos del efecto de estas doctrinas de espíritus inmundos: (a) la prohibición del matrimonio, y (b) la abstención de alimentos; ambos “creados por Dios”, dice Pablo. Por lo tanto su enseñanza está marcada por la oposición a Dios, hasta en su obra como Creador.

Las Fuerzas Satánicas se Describen en Efesios 6

Las “doctrinas” demoníacas generalmente se han tabulado como o bien pertenecientes a la Iglesia de Roma, a causa de los dos resultados marcados de enseñanza demoníaca mencionados por Pablo, que caracterizan a esa Iglesia; o bien a los “cultos” posteriores del siglo XX, con su omisión del hecho del pecado, y la necesidad del sacrificio reconciliador de Cristo, y de un Salvador Divino. Pero hay un inmenso reino de engaño doctrinal por parte de espíritus engañadores, que penetra y compenetra la cristiandad evangélica, mediante el cual los espíritus inmundos, en mayor o menor grado, influencian hasta las vidas de los cristianos y los llevan bajo su poder; hasta los cristianos espirituales son afectados así en el plano descripto por el Apóstol, en donde los creyentes unidos a Cristo Resucitado encuentran la “maldad espiritual” en los “lugares celestiales”. Porque las fuerzas satánicas descriptas en Ef. 6:12 se muestran para dividirse en (1) “Principados” – fuerza y dominio que se relaciona con las naciones y los gobiernos; (2) “Potestades” – que tienen autoridad y poder de acción en todas las esferas abiertas a ellos; (3) “Señores del mundo”
que gobiernan grandemente la oscuridad y la ceguera del mundo; (4) “Malicias espirituales” en los airessus fuerzas están dirigidas en la Iglesia de Cristo y contra la Iglesia de Cristo, con “asechanzas”, “dardos de fuego”, asaltos y cualquier otro engaño imaginable acerca de “doctrinas” que son capaces de planear.

El peligro de la familia de Dios por lo tanto no es de unos pocos, sino de todos, ya que obviamente ninguno puede “apartarse de la fe” sino aquellos que para empezar están realmente en la fe. El peligro es de un ejército de espíritus enseñadores vertidos por Satanás sobre todo aquel que esté abierto a sus “enseñanzas” del mundo espiritual, y que gracias a la ignorancia de ese peligro, sean incapaces de detectar las asechanzas del enemigo.

El peligro acomete contra la Iglesia del mundo sobrenatural, y viene de seres espirituales que son personas (Marcos 1:25) con la capacidad inteligente de planificar (Mt. 12:44-45) con estrategia (Ef. 6: 11) el engaño de los que “les prestan oídos”.

El peligro es sobrenatural. Y los que están en peligro son los hijos espirituales de Dios, quienes no serán seducidos por el mundo ni por la carne, sino que están abiertos a todo lo que puedan aprender de las cosas “espirituales”, con un anhelo sincero de ser más “espiritual” y de ser más avanzados en el conocimiento de Dios. Ya que el engaño mediante doctrinas no le preocuparía tanto al mundo como a la Iglesia. Los espíritus inmundos no instarían a los cristianos espirituales al pecado abierto, tal como asesinato, bebida, juego, etc., sino que planearían un engaño en forma de “enseñanza” y de “doctrinas”, sin saber el creyente que el engaño en la “enseñanza” y en las “doctrinas” le da admisión a los espíritus inmundos para que “posean” al engañado, tanto como mediante el pecado.

Cómo los Espíritus Inmundos Engañan Mediante “Doctrinas”

Se puede resumir como los espíritus inmundos como maestros consiguen que los hombres reciban sus enseñanzas en tres maneras específicas: (1) Dándoles sus doctrinas o enseñanzas como revelaciones espirituales, a aquellos que aceptan todo lo que es sobrenatural como si fuera Divino a causa de que es sobrenatural
una cierta clase desacostumbrada al reino espiritual, que acepta todo lo que es “sobrenatural” como si fuera de Dios. Esta forma de “enseñanza” está dirigida a la persona; en “centelleos” de luz en un texto, en “revelaciones” mediante visiones de Cristo, o en torrentes de textos aparentemente del Espíritu Santo. (2) Mezclando sus “enseñanzas” con los propios razonamientos del hombre, de modo que piense que él ha llegado a sus propias conclusiones. Las enseñanzas de los espíritus engañadores de este modo son tan naturales en apariencia, que parecen venir del hombre mismo, como el fruto de su propia mente y razonamiento. Falsifican la obra del cerebro humano, e inyectan pensamientos y sugerencias a la mente humana, para que puedan comunicarse directamente con la mente, además de ganar posesión (en cualquier grado) de la mente o del cuerpo.

Los que son así engañados creen que han llegado a sus propias conclusiones, mediante sus propios razonamientos, ignorantes de que los espíritus engañadores los han incitado a que “razonen” sin suficientes datos, o sobre premisas equivocadas, y así llegan a conclusiones falsas. El espíritu seductor ha logrado su propio fin al poner una mentira en la mente del hombre, gracias a la instrumentación de un falso razonamiento.

(3) mediante el medio indirecto de maestros humanos engañados, que se supone que están dando “verdad” Divina no adulterada, y que se cree en forma implícita a causa de una vida y un carácter piadosos, y los creyentes dicen “es un hombre bueno, y santo, y yo le creo”. La vida del hombre se toma como garantía suficiente para su enseñanza, en vez de juzgar la “enseñanza” mediante las Escrituras, aparte de su carácter personal. Esto tiene su fundamento en la idea prevalente de que todo lo que hacen Satanás y sus espíritus inmundos es manifiestamente malo, sin darse cuenta de la verdad de que trabajan bajo la cubierta de la luz (2 Co. 11:14), es decir, si pueden hacer que un “hombre bueno” acepte alguna idea de ellos, y que la haga pasar por “verdad”, es un instrumento mejor para propósitos engañosos que un hombre malo al que no se le creería.

Maestros Falsos y Engañados


Hay una diferencia entre maestros falsos y engañados. Hay muchos engañados entre los maestros más devotos hoy en día, porque no reconocen que ha venido un ejército de espíritus enseñadores para engañar al pueblo de Dios, y que el peligro especial de la sección espiritual de la Iglesia yace en el reino sobrenatural, desde donde los espíritus engañadores que tienen “enseñanzas” le están susurrando sus mentiras a todo el que es espiritual, es decir, abierto a las cosas espirituales. Los “espíritus seductores” que tienen “doctrinas” harán un esfuerzo especial para engañar a aquellos que tienen que transmitir “doctrina”, y buscarán mezclar sus “enseñanzas” con la verdad, como para hacer que las acepten. Todo creyente debe probar a todos los maestros hoy en día, para sí mismo, mediante la Palabra de Dios, y su actitud a la Cruz redentora de Cristo y otras verdades fundamentales del evangelio, y no ser descarriado para probar las “enseñanzas” por el carácter del maestro. Los buenos hombres pueden ser engañados, y Satanás necesita hombres buenos para sacar a flote sus mentiras bajo el disfraz de la verdad.

El Efecto en la Consciencia de las Enseñanzas de los Espíritus Inmundos


Como enseñan los espíritus inmundos lo encontramos descrito por Pablo, ya que dice que con hipocresía hablan mentira, esto es, hablan mentiras como si fueran verdad. Y el efecto de su obra se dice que “cauteriza” (gr.) la conciencia, es decir, si un creyente acepta las enseñanzas de los espíritus inmundos como si fueran Divinas, porque a él le vienen en forma “sobrenatural”, y las obedece y sigue esas “enseñanzas”, la “conciencia” queda sin usar 5, de modo que prácticamente se vuelve embotada y pasiva
o cauterizaday un hombre hace cosas bajo la influencia de la “revelación” sobrenatural que una conciencia despierta en forma activa reprendería y condenaría con prontitud. Tales creyentes “les prestan oído” a estos espíritus, al (1) escucharlos y (2) al obedecerlos, ya que son engañados por aceptar pensamientos equivocados acerca de la presencia de Dios6, y acerca del amor Divino, y por entregarse inconscientemente a sí mismos al poder de los espíritus engañadores. Obrando en el campo de la “enseñanza”, los espíritus engañadores insertarán sus “mentiras” habladas con hipocresía, en la enseñanza de “santidad”, y engañarán a los creyentes acerca del pecado, acerca de ellos mismos y acerca de todas las otras verdades relacionadas con la vida espiritual.

Generalmente se usa la Escritura como base de estas enseñanzas y se la entreteje cuidadosamente como la tela de una araña, para que caigan en la trampa. A los textos aislados se los arranca de contexto y de su lugar en la perspectiva de la verdad; a las oraciones se las saca de sus oraciones correlativas, o se seleccionan apropiadamente textos de un amplio campo, y se los enreda juntos como para que parezcan que dan una revelación completa de la mente de Dios; pero se abandonan hábilmente los pasajes intermedios, que dan el trasfondo histórico, las acciones y las acciones y las circunstancias relacionadas con las palabras dichas, y otros elementos que arrojan luz en cada texto separado.

Así se teje una amplia red para los incautos, o para los indoctos en los principios de la exégesis de la Escritura, y más de una vida ha sido descarriada y atribulada por este uso falso de la Palabra de Dios. A causa de que la experiencia de los cristianos ordinarios con relación al diablo se limita a conocerlo como tentador o acusador, no tienen una concepción de las profundidades de su maldad, y de la maldad de los espíritus inmundos, y tienen la impresión de que ellos no citan las Escrituras, cuando en realidad citarían todo el Libro si aunque más no fuera pudieran engañar a un alma.

Algunos Métodos de “Enseñanza” de los Espíritus Inmundos

Las “enseñanzas” de los espíritus inmundos que ahora están siendo promulgadas por ellos son demasiadas en número como para enumerarlas brevemente. Generalmente sólo se reconocen en las “religiones falsas”, pero los espíritus enseñadores con sus “doctrinas” o ideas religiosas sugeridas a las mentes de los hombres están trabajando incesantemente en todo lugar, buscando actuar sobre el instinto religioso de los hombres, y darles un substituto para la verdad.

Por lo tanto, solamente la verdad disipa las doctrinas engañosas de los espíritus seductores de Satanás: la verdad de Dios, no meramente “conceptos de verdad”. La verdad relacionada con todos los principios y leyes del Dios de Verdad. Las “doctrinas de demonios” simplemente consisten en aquello que un hombre “piensa” y “cree” como resultado de las sugestiones hechas a su mente por los espíritus engañadores. Todo “pensamiento” y “creencia” pertenece a uno de los dos reinos
el reino de la verdad o el reino dela falsedady cada uno tiene su fuente en Dios o en Satanás. Toda verdad viene de Dios, y todo lo que es contrario ala verdad, de Satanás. Hasta los pensamientos que aparentemente se originan en la mente del hombre vienen de una de estas dos fuentes, ya que el mente en sí misma está o bien oscurecida por Satanás (2 Co. 4:4), y por lo tanto es suelo fértil para sus “enseñanzas”, o bien está renovada por Dios (Ef. 4:23), y clarificada del velo de Satanás, y abierta para la recepción y transmisión de la verdad.

El Principio Básico para Probar las Enseñanzas de los Espíritus Seductores

Ya que el pensamiento o la “creencia” se originan o bien en el Dios de Verdad o en el padre de mentira (Juan 8:44), no hay sino un principio básico para probar la fuente de toda doctrina, o “pensamientos” o “creencias” sostenidas por los creyentes o por los incrédulos, es decir el test de la Palabra de Dios revelada.

Toda “verdad” está en armonía con el único canal de verdad revelada del mundo
la Palabra escrita de Dios. Todas las “enseñanzas” que se originan en los espíritus engañadores:

1. Debilitan la autoridad de las Escrituras;

2. Distorsionan la enseñanza de las Escrituras;

3. Le añaden a las Escrituras los pensamientos de los hombres; o

4. Dejan las Escrituras totalmente de lado.

El objetivo final es esconder, distorsionar, mal utilizar, o dejar de lado la revelación de Dios relacionada con la Cruz del Calvario, donde Satanás fue derrocado por el Dios-hombre, y donde se obtuvo la libertad para todos sus cautivos.

El test de todo “pensamiento” y “creencia” por lo tanto es su

1. Armonía con las Escrituras en su cuerpo entero de verdad.

2. La actitud hacia la Cruz y hacia el pecado.

En el mundo cristianizado, se pueden mencionar algunas doctrinas de demonios, probadas por estos dos principios primarios como:

Ciencia cristiana: no hay pecado, no hay Salvador, no hay Cruz.
Teosofía: no hay pecado, no hay Salvador, no hay Cruz.
Espiritismo: no hay pecado, no hay Salvador, no hay Cruz.
Nueva Teología: no hay pecado, no hay Salvador, no hay Cruz.

En el mundo pagano:

1. Islam, Confucionismo, Budismo, etc.: No hay pecado, no hay Salvador, son religiones en donde el hombre es su propio salvador.

2. Idolatría: No hay conocimiento de un Salvador, o de su sacrificio en el Calvario, pero sí hay verdadero conocimiento de los poderes del mal y de los demonios, a los cuales se esfuerzan en apaciguar, porque han demostrado que existen.

En la Iglesia cristiana: Incontables “pensamientos” y “creencias” que son opuestos a la verdad de Dios, son inyectados a las mentes de los cristianos por los espíritus enseñadores, volviéndolos ineficaces para la guerra contra el pecado y contra Satanás, y sujetándolos al poder de los espíritus inmundos, aunque son salvos por la eternidad por mediante su fe en Cristo, y aceptan la autoridad de las Escrituras, y conocen el poder de la Cruz. Por lo tanto, todos los “pensamientos” y las “creencias” deberían ser testeadas por la verdad de Dios revelada en la Escritura, no simplemente por “textos” o porciones de la Palabra, sino por los principios de la verdad revelada en las Palabra. Ya que Satanás respaldará todas sus señales con “señales y maravillas” (Mt. 24:4; 2 Tes. 2:9; Ap. 13:13), el “fuego del cielo”, el “poder” y las “señales” no son pruebas de que la “enseñanza” sea de Dios, ni una “vida hermosa” será la prueba infalible, ya que los “ministros” de Satanás pueden ser “ministros de justicia” (2 Co. 11:13-15).

La Culminación de la Inundación de Espíritus Engañadores se Muestra en 2 Tesalonicenses 2

La culminación de la marea de estos espíritus engañadores que barren la Iglesia, se describe por el Apóstol Pablo en su carta a los Tesalonicenses, en donde habla de la manifestación de uno que finalmente tendrá engañada a la cristiandad como para tener entrada al mismo santuario de Dios, tanto que “se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios…” La “presencia” de este es una “Presencia” como la de Dios, aunque es “según operación de Satanás, con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos, y con todo engaño…” (2 Tes. 2:9, 10).

La confirmación de las palabras del Señor registradas por Mateo, se encuentra en la revelación dada por Él a Juan, en Patmos, de que al fin de la era, el arma principal usada por el engañador para obtener poder sobre los habitantes de la tierra, serían señales sobrenaturales del cielo, cuando un “cordero” falso haría “grandes señales”, y aun” hace descender fuego del cielo” a la tierra delante de los hombres para engañar a los habitantes de la tierra, y por lo tanto ejercer tal control sobre todo el mundo, que “ninguno pudiese comprar ó vender, sino el que tuviera la señal de la bestia” (Ap. 13:11-17). Mediante este engaño sobrenatural, el propósito total de la jerarquía engañadora de Satanás alcanza así su consumación, en la autoridad mundial predicha.

El engaño del mundo con oscuridad cada vez más profunda, el engaño de la Iglesia mediante “enseñanzas”, y “manifestaciones”, alcanzará su apogeo en el fin de la era.

La Advertencia Especial a la Iglesia por el Escritor del Apocalipsis

Es llamativo notar que el Apóstol que fue elegido para transmitir el Apocalipsis a la Iglesia, en la preparación para los últimos días de la Iglesia militante, fuera aquel que escribiera a los cristianos de su día: “No creáis a todo espíritu” (1 Juan 4:1-6), y advirtiera honestamente a sus “hijos” que el “espíritu del anticristo” y el “espíritu de error” (engaño) ya estaba actuando activamente entre ellos. Su actitud debía ser “no creáis”
es decir, dudar de toda “enseñanza” y “maestro” sobrenaturales, hasta que se demuestre que es de Dios. Tenían que probar las “enseñanzas” por temor a que vinieran de un “espíritu de error”, y fueran parte de una campaña del engañador como “anticristo”, es decir, contra Cristo.

Si la actitud de neutralidad y duda hacia las enseñanzas sobrenaturales se necesitaba en los días del Apóstol Juan
unos cincuenta y siete años después de Pentecostéscuanto más se necesita en los últimos tiempos predichos por el Señor y por el Apóstol Pablo. Tiempos que iban a estar caracterizados por un clamor de voces de “profetas”, esto es, (en el lenguaje del siglo XX) “oradores” y “maestros” que usan el Nombre sagrado del Señor, y en el que abundarían las “enseñanzas” recibidas sobrenaturalmente del reino espiritual. “Enseñanzas” acompañadas con pruebas tan maravillosas de su origen “divino”, como para dejar perplejo hasta al más fiel del pueblo del Señor, y hasta para engañar por un tiempo a algunos de ellos.

La Profecía de Daniel de que los “Sabios” “Caerán” al Fin de los Tiempos

Daniel, escribiendo acerca de este mismo “tiempo del fin” dijo “Y algunos de los sabios caerán para ser purgados, y limpiados, y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado” (Daniel 11:35). ¡Sí, se debe enfrentar la verdad! Los “elegidos” pueden ser engañados, y por las palabras de Daniel, aparentemente está permitido que sean engañados por una temporada, para que en el fuego de prueba puedan ser “refinados” (la palabra se refiere a la expulsión de desperdicio por el fuego fundidor): “purificados” (la quita de desperdicios ya expulsados), y “emblanquecidos” (el pulido y abrillantado del metal después de que ha sido librado de impurezas). Probablemente tiene relación con esta palabra solemne, que se hace una declaración extraña acerca de la guerra al fin de la era, en donde se dice de la bestia como leopardo, que “le fue dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos” (Ap. 13:7).

Daniel también habla de la misma prevalencia del enemigo por una temporada: El cuerno “hacía guerra contra los santos, y los vencía” (Daniel 7:21). Daniel añade: “Hasta tanto que vino el Anciano de grande edad… y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino”. Por lo tanto, parece que en “el tiempo del fin”, Dios le permitirá a Satanás que prevalezca contra sus santos por un tiempo, al igual que prevaleció contra Pedro cuando le fue entregado para ser zarandeado (Lucas 22:31); como aparentemente prevaleció sobre el Hijo de Dios en el Calvario, cuando “la hora y la potestad de las tinieblas” se cerraron alrededor de Él en la Cruz (Mateo 27:38-46); como se muestra que lo hace sobre los “dos testigos” en Ap. 11:7, y cuando en la última gran manifestación del triunfo del dragón engañador sobre los santos, y de su poder sobre toda la tierra habitada, en Apocalipsis 13:7-15.

Todos estos casos han tenido lugar en períodos de tiempo diferentes en la historia de Cristo y de su Iglesia, y en la imagen del Apocalipsis, la prevalencia de la bestia como leopardo puede referirse a los santos en la tierra después de la transición de la Iglesia; pero muestran el principio de que los triunfos de Dios frecuentemente están ocultos en derrota aparente. El elegido de Dios debe por lo tanto tener cuidado, en todas las etapas de la guerra contra Satanás como engañador, de no balancearse ni de moverse por las apariencias, ya que el triunfo aparente de las potestades sobrenaturales que parecen ser Divinas, resultan ser satánicas, y las apariencias de derrota a todas luces, que parecen ser la victoria de diablo pueden resultar que cubren el triunfo de Dios.

El Éxito o la Derrota Externa No es un Verdadero Criterio para el Juicio

El enemigo es un engañador, y como engañador obrará y prevalecerá en los últimos tiempos. El “éxito” o la “derrota” no es criterio de que una obra sea de Dios o de Satanás. El Calvario permanece por siempre como la revelación del modo en que Dios elabora sus propósitos de redención. Satanás trabaja por un tiempo, porque sabe que su tiempo es corto, pero Dios trabaja para la eternidad. A través de la muerte hacia la vida, a través de la derrota hacia el triunfo, a través del sufrimiento al gozo es el modo de Dios.

El conocimiento de Dios es la salvaguardia primaria contra el engaño. Los “elegidos” deben saber y deben aprender a “probar” los “espíritus” hasta que sepan qué es de Dios y qué es de Satanás. Las palabras del Maestro “Mirad, os lo he dicho” claramente implican que el conocimiento personal del peligro es parte del modo del Señor de guardar a los suyos, y los creyentes que confían ciegamente en “el poder de Dios que nos cuida” sin buscar entender como escapar del engaño, cuando les fue advertido por el Señor que “tuvieran cuidado”, seguramente se verán entrampados por el sutil enemigo.







sábado, 1 de febrero de 2014

EL ANTICRISTO ISLÁMICO / THE ISLAMIC ANTICHRIST - Actualizado: lunes 11 de mayo 2015

Con Europa al borde del colapso económico, ¿qué pasa con todas esas predicciones populares que la Unión Europea se convertiría en potencia política del mundo, dando lugar a los tiempos del fin profecías de un dictador mundial conocido por estudiantes de la Biblia como el Anticristo? 

Los ateos tienen un día de campo para burlarse de los cristianos por las interpretaciones incorrectas sobre los últimos días.

Hace casi veinte años, vimos con atención como un “experto” muy popular en la televisión cristiana declaró: “la actual formación de la Unión Europea es, literalmente, el cumplimiento de la profecía bíblica ante nuestros ojos”. Este “experto en profecía” escribe en un comentario de hoy en WND. Según este “experto”, la creación de la Unión Europea representa al Imperio Romano revivido, algo (según él) bíblicamente profetizado. Debido a que el imperio del Anticristo como se describe en los libros de Daniel y Apocalipsis se presenta como una alianza de 10 naciones, este “experto en profecía” declaró con confianza que cuando el número de estados miembros de la UE llegara a diez, esto sería una señal del inminente regreso del Señor Jesús. Y pronto, el número de estados miembros de la UE alcanzó el número mágico 10, al igual que este “experto” había predicho. A continuación, el número llegó a once, y luego a doce. Pronto hubo veinte. Hoy en día hay 27 estados miembros. Las confiables predicciones de este “experto” fracasaron.

La formación de la UE en 1993 estimuló aún más a los estudiosos de la profecía a mantener sus ojos puestos en Europa.

Pero las duras realidades presentes en Europa pronto podrían causar que toda esta infraestructura profética eurocéntrica (que anuncia la restauración del Imperio Romano) se venga abajo, y junto con ella la fe de muchos cristianos cuando vean que la UE termina en realidad luchando por su propia supervivencia, en lugar de alcanzar el dominio global que algunos han estado prediciendo.

Queremos que todos sepan que si la UE cae, no será porque la Biblia estaba equivocada.

A pesar de su popularidad, la escatología eurocéntrica nunca ha representado nada parecido a la ortodoxia cristiana. Muchos grandes líderes cristianos del pasado buscaron no en Europa, si no en el Medio Oriente el surgimiento del imperio del tiempo del fin. El testimonio coherente de los creyentes primitivos es que el Anticristo, su imperio y su religión surgirán del Oriente Medio, y no de Europa. Es por esto que muchos estudiantes y expositores de la profecía bíblica están hoy despertando a la realidad de que las profecías bíblicas acerca de los últimos días siempre han estado centradas en Jerusalén, Israel y el Medio Oriente. Lo que muchos occidentales, y sobre todo los estadounidenses, a menudo no reconocen es el hecho de que la Biblia es un libro del Medio Oriente, no del Occidente. Siempre lo ha sido. Tan impactante como esto puede ser para algunos, la Biblia no fue escrita para los estadounidenses u occidentales en general.

Este libro presenta argumentos a favor del hecho de que el Anticristo bíblico es uno y el mismo Mahdi musulmán mencionado en el Corán.

La Biblia está llena de pruebas de que el imperio del Anticristo consistirá solamente de las naciones que son, hoy en día, islámicas. A pesar de los numerosos argumentos que prevalecen a favor del surgimiento de un imperio romano revivido en Europa como base de poder del Anticristo, las naciones específicas que la Biblia identifica como parte del imperio anticristiano del fin de la era son hoy todas musulmanas.

Creemos que el error fundamental de muchos estudiosos de la profecía del pasado consistió en la mala interpretación de una predicción de Daniel al rey babilonio Nabucodonosor. Daniel describe el ascenso y la caída de los imperios del futuro, lo que lleva a los tiempos finales. Los cristianos occidentales han visto al cuarto imperio de esta profecía como Roma.

Pero no es el Imperio Romano el cuarto imperio de la profecía de Daniel. Es otro imperio el que describe la Biblia. Ese imperio es el Imperio Musulmán (o islámico), que conquistó Babilonia y a todos los demás mencionados en la misma profecía.

Muchos cristianos evangélicos creen que la Biblia predice que un gobernante carismático, el Anticristo, se levantará en los últimos días, antes del regreso del Señor Jesús. El Corán también predice que un hombre, llamado el Mahdi, se levantará para liderar a las naciones, comprometiéndose a marcar el comienzo de una era de paz. Este libro, El Anticristo Islámico, pretende demostrar que estos dos hombres son, de hecho, uno y el mismo.

Hoy en día, muchos académicos, estudiantes y profesores por igual están reconociendo el testimonio coherente de los profetas que nos señalan al Medio Oriente. Como cualquier agente de bienes raíces le dirá, es todo acerca de la ubicación, ubicación, ubicación. Del mismo modo, como cualquier estudiante de la Biblia debe saber, el primer tema que debe ser establecido cuando se trata de interpretar correctamente la Biblia es el contexto, contexto, contexto. Y, simplemente, el contexto de prácticamente toda la profecía bíblica es Israel y el Medio Oriente. El Señor Jesús no va a regresar a París, Londres o Independence, Missouri, sino más bien a Jerusalén. Literalmente hasta la última de las batallas finales según la mencionan  todos los profetas bíblicos tienen lugar en Israel y en su vecindad circundante. Cuando los profetas especifican qué naciones rodean a Israel para atacarla, la redacción utilizada en hebreo es caybib goyim, que traducido significa “Estos son los vecinos de Israel, de los pueblos de los alrededores”. Esta no es una referencias a Bélgica o a Luxemburgo o a Roma.

Ofrecemos, pues, a los lectores de TCD el mejor libro sobre el anticristo disponible en la actualidad, en castellano. Después de haber revisado por varios años muchos libros sobre el tema, hemos encontrado que éste es el más conciso, fácil de leer, mejor documentado y más preciso. Esta desinteresada oferta es para contender ardientemente por la fe apostólica en oposición tanto al Preterismo como al Historicismo en el estudio de la escatología. Esto, sin embargo, no quiere decir que estemos de acuerdo con lo que el autor enseña acerca de otras doctrinas bíblicas, ni que concordemos con cada afirmación hecha en este libro. Creemos que la biblia describe a un anticristo islámico, que surgirá de entre una alianza de diez líderes árabes/islámicos, que someterá violentamente a tres de ellos transformándose así en el onceavo líder del imperio bestial conformado por todos ellos. Los detalles que rodean esta verdad central no son tan claros de sostener con la Biblia abierta, y, por lo tanto, están abiertos a discusión y análisis.

Enlaces relacionados:







----------------------------------


With Europe on the verge of economic collapse, what about all those popular predictions that the European Union would become the world’s political powerhouse, giving rise to the endtimes prophecies of a world dictator known to Bible students as the Antichrist?

Atheists will have a field day mocking Christians for the incorrect interpretations about the last days.

Nearly twenty years ago, we intently watched as a very popular Christian television prophecy teacher declared, the present formation of the European Union is literally the fulfillment of Bible prophecy right before our eyes!” he writes in a commentary today in WND. According to this teacher, the creation of the European Union represented a biblically prophesied revived Roman Empire. Because the last-days empire of the Antichrist as described in the Books of Daniel and Revelation is portrayed as a 10-nation alliance, this teacher confidently declared that when the number of EU member states reached ten, this would signal the imminent return of Jesus Christ. And soon, the number of EU member states reached the magic number 10 just as this teacher had predicted. Then the number reached eleven, and then twelve. Soon there were twenty. Today there are 27 member states. The teacher’s very confident predictions failed.

The formation of the EU in 1993 spurred even more prophecy teachers to set their sights on Europe.

But the present harsh realities in Europe may soon cause all of this Euro-centric, restored Roman Empire prognosticating to come crashing down and many Christians to become disillusioned as the EU fights for its very survival, rather than for the global dominance that was predicted.

We want everyone to know that if the EU falls, it is not an indictment of the truth of the Bible.

Despite its popularity, the Euro-centric end-time perspective has never represented anything akin to Christian orthodoxy or dogma. Throughout the history of the church, many great Christian leaders have looked not to Europe, but to the Middle East for the emergence of an end-time empire. In fact, going back to the first few centuries of the church, the consistent testimony of the early believers is that the Antichrist, his empire and his religion would arise from out of the Middle East, and not Europe. As such, rather than tacking in the wind yet again, what many teachers and students of Bible prophecy are awakening to is the reality that the biblical prophecies about the last days are thoroughly Jerusalem, Israel and Middle-Eastern-centric. What many Westerners, and perhaps Americans most of all, often fail to recognize is the fact that the Bible is a thoroughly Eastern book. Always has been. As shocking as this may be to some, the Bible was not written primarily for Americans.

This book makes the case that the biblical Antichrist is one and the same as the Quran’s Muslim Mahdi.

The Bible abounds with proofs that the Antichrist’s empire will consist only of nations that are, today, Islamic. Despite the numerous prevailing arguments for the emergence of a revived European Roman empire as the Antichrist’s power base, the specific nations the Bible identifies as comprising his empire are today all Muslim.

We believe the key error of many previous prophecy scholars involves the misinterpretation of a prediction by Daniel to Babylonian King Nebuchadnezzar. Daniel describes the rise and fall of empires of the future, leading to the end times. Western Christians have viewed one of those empires as Rome, when  Rome never actually conquered Babylon and was thus disqualified as a possibility.

It had to be another empire that rose and fell and rose again that would lead to rule of this “man of sin,” described in the Bible. That empire is the Islamic Empire, which did conquer Babylon and, in fact, rules over it even today.

Many evangelical Christians believe the Bible predicts a charismatic ruler, the Antichrist, will arise in the last days, before the return of Jesus. The Quran also predicts that a man, called the Mahdi, will rise up to lead the nations, pledging to usher in an era of peace. This book makes the case these two men are, in fact, one in the same.


Today, many scholars, students and teachers alike are acknowledging the consistent testimony of the prophets as pointing us to the Middle East. As any realtor will tell you, it’s all about location, location, location. Likewise, as any astute Bible student should know, the first issue that must be established when attempting to properly interpret the Bible is context, context, context. And simply stated, the context of virtually all biblical prophecy is Israel and the Middle East. Jesus will not be returning to Paris, London or Independence, Missouri, but rather Jerusalem. Literally every last one of the final battles as depicted by all of the biblical prophets take place in Israel and the surrounding vicinity. When the prophets specify which nations surround Israel to attack her, the wording used in Hebrew is goyim caybib, which translated means ‘the surrounding nations.’ These are Israel’s neighbors; they are not references to Belgium or Luxembourg or Rome.