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Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros (Stg 4:7-8). Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios... (Hch. 20:26-31)
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miércoles, 18 de enero de 2012
LA REVELACIÓN DEL ANTICRISTO - Apocalipsis 13:1-18.
Nota: Este estudio fue preparado hace más de diez años atrás. Lo hemos actualizado. Es una sombra en comparación con el nuevo estudio, que es mucho más específico y definido. Así que el lector debe tener presente que lo que lee aquí refleja el conocimiento sobre el tema que teníamos hace más de una década. El nuevo estudio está disponible como parte del comentario completo del Apocalipsis.
v. 1 – Me paré sobre la arena del mar, y vi subir
del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos
diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo – Algunas versiones
modernas incluyen la primera parte de este versículo al final del capítulo 12,
diciendo: “Y él [el Dragón] se puso de pie sobre la arena del mar”. Este es el
caso de la RVA. Según este orden, Apocalipsis 13:1 comenzaría diciendo: “Y vi
[Juan] subir del mar… ” No hay ninguna razón para alterar el orden de la
versión Reina-Valera 1960. La Reina-Valera 1909, que es aún más confiable,
confirma que este versículo debe permanecer como está. Igualmente, Apocalipsis
14:2 confirma que Juan ha descendido a la tierra con el fin de describir estos
acontecimientos. No debe haber ninguna duda acerca de la estrecha relación que
existe entre Apocalipsis 12-13 y 14. El Dragón de Apocalipsis 12, habiendo sido
expulsado del cielo a la tierra, hace subir una Bestia del mar. Juan lo está
observando y registrando para nosotros. Los eventos descritos en Apocalipsis 13
ocurren en la tierra como consecuencia de la expulsión de Satanás del cielo.
Como veremos, el contexto de Apocalipsis 13 apoya este punto de vista.
Juan continúa
cumpliendo la orden que recibió de profetizar contra “muchos pueblos, naciones,
lenguas y reyes”. En Apocalipsis 13, en particular, profetiza contra los reyes
que conforman el último y más poderoso Imperio Bestial que intentará impedir el
establecimiento del Reino Milenial de Cristo en la tierra. Para algunos el
“mar” aquí tiene sólo un significado simbólico. En un pasaje de la Escritura,
el mar es una figura de la humanidad inquieta alejada de Dios (Isaías 57:20).
El mar es traicionero, y la traición ha desempeñado desde el principio un rol
muy importante en el surgimiento de los grandes imperios. El mar es inquieto,
como la historia de las naciones es inquieta. El mar también puede ser muy
destructivo; todos los imperios gentiles mencionados en la profecía han sido
destructivos. Esto sugiere que la Bestia aparecerá en escena en un momento de
grandes disturbios globales. Será el resultado de una crisis en la “Aldea
Global”. Si tenemos presente que Satanás y sus ángeles han sido arrojados del
cielo a la tierra con poco tiempo para actuar, esta lectura que se le da al mar
de Apocalipsis 13:1 tiene mucho sentido. Pero como el contexto de todo
Apocalipsis 13 lo demostrará (así como lo demuestra el contexto de Daniel
7:2-3, 17), el mar del cual sube la Bestia también es literal. No en vano la
voz en el cielo exclamó: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!”
(Ap. 12:12). Se trata del Mar Mediterráneo.
Juan
ya se refirió a una Bestia en Apocalipsis 11:7. Ahí él indicó que la Bestia que
sube del abismo finalmente matará a los Dos Testigos. Pero en Apocalipsis 11:7
Juan dice “la” Bestia; aquí en
Apocalipsis 13:1 Juan dice “una”
Bestia. Queda claro que en Apocalipsis 13:1 Juan no se está refiriendo al mismo
ser (o entidad) de Apocalipsis 11:7. En Apocalipsis 11:7 la Bestia es
claramente el Anticristo controlado por un príncipe satánico liberado del
abismo. En Apocalipsis 13:1 la Bestia es un imperio compuesto por reyes. Aunque
ya mencionamos el tema en Apocalipsis 11, y lo volveremos a tratar más en
detalle en Apocalipsis 17, conviene que
repitamos la aclaración cuantas veces sea necesario para que entendamos
bien qué es lo que el texto está diciendo cuando habla de la/una Bestia. Mucha
confusión sobre el tema se ha propagado por el desconocimiento de que la Bestia
simboliza tres cosas en el Apocalipsis: 1.- un hombre mortal (el Anticristo);
2.- un ser angelical (príncipe satánico) que es liberado (sube) del abismo y
controla al Anticristo; y 3.- el último imperio/reino bestial. En algunos
pasajes el vocablo Bestia alude a los tres significados simultáneamente; en
otros pasajes, alude a sólo dos de ellos. En ambos casos, sin embargo, el
contexto clarifica al texto.
En
Apocalipsis 11:7 la Bestia es claramente una persona (el Anticristo controlado
por un príncipe satánico liberado del abismo)
con la cual la gente está familiarizada. En
Apocalipsis 13:1 la Bestia es un imperio compuesto
por reyes. Al igual que en Apocalipsis 12, en Apocalipsis
13:1 Juan esta contemplando una alegoría. Al igual que el Dragón escarlata, la
Bestia tiene cabezas, cuernos y diademas. Así como el Dragón escarlata
representa a Satanás, la Bestia compuesta descrita aquí representa al Imperio
Bestial del Anticristo que será controlado por la Bestia que sube del abismo
(príncipe satánico). En Apocalipsis 12 vimos
que el Dragón escarlata poseía siete diademas sobre sus siete cabezas, y diez
cuernos. Los cuernos del Dragón no poseían diademas. En
Apocalipsis 13:1 vemos que la Bestia que sube del mar también tiene
siete cabezas pero las diez diademas ahora están sobre sus diez cuernos. Esto
significa que la estrategia de la Bestia con los diez cuernos coronados es
diferente de la estrategia del Dragón con las siete cabezas coronadas. En
Apocalipsis 12 el Dragón escarlata había delegado su poder a los siete imperios
(cabezas) que intentaron destruir al Hijo al momento de Su nacimiento. En
Apocalipsis 13:1 el poder ha sido delegado a los reyes que componen el último
Imperio Bestial. Daniel 7:24 dice: “Y los diez cuernos significan que de aquel
reino se levantarán diez reyes . . . ”
Basados en Daniel 7, dijimos en nuestro
análisis de Apocalipsis 12 que las cabezas representan imperios y que los
cuernos representan reyes. Las bestias descritas en Daniel 7 representan
reyes/reinos, y los cuernos sólo representan reyes escatológicos. En Daniel,
las bestias reinan sucesivamente. En Apocalipsis, los cuernos reinan
simultáneamente.
Daniel 7:8 dice: “Mientras yo contemplaba
los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él
fueron arrancados tres cuernos de los primeros”. Los diez cuernos de la cuarta
bestia/imperio están directamente conectados con el escenario de los últimos
tiempos que precede al establecimiento del Reino Milenial. La Bestia de
Apocalipsis 13:1 forma parte de la segunda fase del plan de Satanás. Es la
cuarta bestia/imperio de Daniel 7. Es de esta cuarta bestia/imperio que surgen
los diez cuernos/reyes escatológicos. Esto explica por qué los diez cuernos
tienen diademas. Los reyes aliados que servirán al Anticristo ocupan el primer
plano aquí. Las cabezas, que son los troncos de donde los reyes reciben su
sabia imperial, están en segundo plano.
La revelación
progresa. El texto nos dice que la Bestia que sube del mar tiene “sobre sus
cabezas, un nombre blasfemo”. Esta es otra característica que la diferencia del
Dragón escarlata. Carballosa traduce así este pasaje: “sobre sus cabezas,
nombres de blasfemia”. Es decir, las siete cabezas tienen cada una un nombre
blasfemo. En Apocalipsis 12 dijimos que las cabezas coronadas del Dragón
representaban a cada uno de los imperios que gobernaron sobre todo el mundo
conocido de sus tiempos. Detrás del dominio mundial que tuvieron, estaba
Satanás esperando “devorar” al Hijo cuando naciese. Las cabezas del Dragón de
Apocalipsis 12 y las de la Bestia en Apocalipsis 13:1, ¿son las mismas? Veremos
que no. Pero primero tenemos que definir qué es una blasfemia. El mismo vidente Juan nos da la respuesta en su
evangelio. Juan 10:32-33 nos cuenta que en una ocasión los judíos quisieron
apedrear a Jesús, quien les respondió: “Muchas buenas obras os he mostrado de
mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos,
diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú,
siendo hombre, te haces Dios”. Algo similar ocurre en el evento mencionado en
Marcos 2:3-11. Los cristianos sabemos que Jesús no blasfemó. Las Escrituras
proporcionan abundante evidencia acerca de las
doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Dos de ellas son: la deidad de
Cristo y la trinidad de Dios. De tal forma que una blasfemia es hacerse
pasar por, o hacerse igual a, Dios. Los reyes de los siete reinos que
identificaremos a continuación exigieron que sus súbditos los adorasen como a
dioses.
v.
2 - Y la bestia que
vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de
león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad - “Y la bestia que vi”. Juan continua describiendo a la Bestia que sube
del mar. La palabra griega tharion
(bestia) es de género neutro; es decir, no es ni masculino ni femenino. Así que
el artículo femenino que la antecede en castellano es utilizado sólo porque las
reglas gramaticales del idioma así lo exigen. Que la Bestia es un monstruo
compuesto que representa el último gran Imperio Mundial lo prueba su
descripción. Esta Bestia es la suma total de los reinos previos que fueron
hostiles al profetizado Reino de Dios. La Bestia es “semejante a un leopardo”,
tiene pies “como de oso” y boca “como boca de león”. Estas características como de animales salvajes son
simbólicas, pero también geográficas. Es decir, representan tanto aspectos de
la personalidad de la Bestia como el área geográfica de la cual surgirá. El
leopardo es conocido por su velocidad y fiereza. Las patas del oso son fuertes,
pesadas y gruesas, con uñas recias y en forma de ganchos. El rugido del león es
impresionante, y posee largos colmillos que lo distinguen como un poderoso
carnívoro. Así que la Bestia contemplada por Juan es salvaje, carnívora, veloz,
feroz, atemorizante. Lo que Juan le atribuye a una sola Bestia, Daniel 7:1-9 le
atribuye a tres: un león (Babilonia), un oso (Medo-Persia), un leopardo
(Grecia). La importancia bíblica de estos reyes/reinos radica en la relación
que tuvieron con Israel. La agenda escatológica de la Bestia compuesta tiene
que ver con la agenda histórica de cada uno de estos previos reyes/reinos –
impedir que el establecimiento del Reino Milenial de Cristo en la tierra. Lo
que Daniel vio en forma sucesiva, Juan lo ve en forma simultánea.
En nuestro análisis de Apocalipsis 13:1
dijimos que el mar del cual sube la Bestia es el Mar Mediterráneo. La
descripción de la Bestia compuesta de Apocalipsis 13:2 confirma nuestra
conclusión. Queda claro que lo que Juan está describiendo aquí es un resurgimiento
del mundo antiguo (Pearlman). El Nuevo Oriente Medio estará compuesto
principalmente por Grecia, Medo-Persia y Babilonia. Es importante destacar que,
en las características de la Bestia compuesta que Juan ve, el leopardo (Grecia)
prevalece sobre el león (Babilonia) y el oso (Medo-Persia). La Bestia entera es
descrita por el vidente como “semejante a un leopardo”. Los pies “como de oso”
y la boca “como boca de león” forman parte de un cuerpo “semejante a un
leopardo”. El cuerpo es más que la boca y los pies (los principales órganos de
un animal se hallan en el cuerpo). El rol escatológico de estos imperios del
pasado es confirmado por la Escritura. En Daniel 8:1-27 el Anticristo aparece
surgiendo de una de las cuatro divisiones del antiguo Imperio Grecomacedónico.
En Apocalipsis 13:11-17 hay una alusión importante a Medo-Persia. Y en
Apocalipsis 18, Babilonia es descrita como el cuartel general del imperio del
Anticristo.
Juan dice que la Bestia compuesta tiene
siete cabezas. Ya destacamos que las características del leopardo prevalecen
por encima de las del oso y del león. El motivo es el siguiente. Daniel 7:4-7
describe las bestias primera [león/Babilonia], segunda [oso/Medopersia] y
cuarta [la Bestia de diez cuernos] como teniendo cada una cabeza. Pero a la
tercera bestia [leopardo/Grecia] la describe teniendo cuatro cabezas. El leopardo simboliza a Alejandro Magno y a su
vasto imperio. Las cuatro cabezas simbolizan las cuatro divisiones que
surgieron del Imperio Griego después de la muerte de Alejandro. Como este
emperador murió sin dejar descendencia, sus cuatro generales recibieron dominio
sobre esas divisiones. Casandro, recibió Grecia y Macedonia; Ptolomeo, Egipto y
Palestina; Lisímaco, Tracia y gran parte del Asia Menor; Selecuco, recibió Siria
y gran parte del Medio Oriente. Es la convicción del que escribe que estas
cuatro “cabezas” deben sumarse a las de las bestias primera, segunda y cuarta.
Al hacerlo, tenemos identificadas a las siete cabezas y la explicación de por
qué las características del leopardo prevalecen por encima del las del oso y
del león en la Bestia compuesta.
Otra prueba de que
estos siete reinos han de ser restaurados para desempeñar un importante rol
escatológico lo hallamos en Daniel 2:31-45. Aquí Cristo, representado por la
Piedra cortada “no con mano”, desmenuza el hierro [la Bestia de diez cuernos –
Dn. 7:7], el bronce [Grecia – Dn. 7:6], la plata [Medopersia – Dn. 7:5] y el
oro [Babilonia – Dn. 7:4]. A lo que el lector le debe poner mucha atención es
al hecho de que la Piedra no sólo golpea el hierro, el bronce, la plata y el
oro, sino que los pulveriza hasta tal grado que estos “fueron como las eras del
verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno” (Dn.
2:35). Si son destruidos simultáneamente, tienen que estar presentes en el
momento en que Cristo [la Piedra] regrese a la tierra para instaurar el Reino
Milenial. Cada uno de estos reinos tiene que ser renovado y restaurado al lugar
de importancia que tuvieron en el pasado. Es importante destacar cómo las
profecías de Daniel confirman en este breve pero significativo pasaje de
Apocalipsis 13:2 que el Mundo Antiguo resurgirá. Lo que vemos aquí es la
consolidación del centro internacional de poder del Anticristo. Como en los
tiempos del Nuevo Testamento, en los últimos días el centro internacional de
poder estará ubicado en el área del Mediterráneo. El Nuevo Orden Mundial del
que tanto se habla hoy en las reuniones cumbre de los estadistas no es otra
cosa que el retorno al Viejo Orden Mundial. Las naciones del Oriente Medio,
Europa Oriental y África del Norte recuperarán su gloria pasada y desempeñarán
roles decisivos en los eventos que precederán y acelerarán la instauración del
Reino de Cristo en la tierra. Por imposible que le parezca a la mente moderna,
el occidente tendrá muy poca importancia cuando las manecillas del reloj
profético comiencen su cuenta regresiva hacia el fin de la era.
Las Escrituras aún
nos dan una tercera prueba de que los siete reinos ya mencionados han de ser
restaurados para desempeñar un importante rol escatológico. En forma combinada,
Daniel 2 y 8, y Ezequiel 38 nos informan que las naciones que estarán bajo el
mando del Anticristo son Irak, Irán, Siria, Etiopía, Libia, Egipto, Turquía,
Jordania y otros dos países más difíciles de identificar. Por lo tanto es
lógico suponer que los “cuernos” de la Bestia compuesta de Apocalipsis 13:1 son
los líderes de estas naciones. Magna Grecia incluyó entre sus límites las
naciones mencionadas, extendió su cultura por todo el mundo mediterráneo y
continuó influyendo aún durante el apogeo de Roma. En cuanto a la religión, sus
dioses eran seres que habían sido humanos y que habían alcanzado la
inmortalidad tras realizar actos heroicos, pero descendían a la tierra con
frecuencia para inmiscuirse en los asuntos de los mortales – veremos que esta
es exactamente la idea subyacente en Apocalipsis 13:6. La filosofía griega es
la historia del pensamiento humano autónomo. Comenzando con grandes vuelos en
los que lo más válido fueron las preguntas planteadas. Luego de un lento
proceso en el que no halló respuestas que satisfacieran al hombre entero, la
filosofía griega declinó hasta degenerar en la etapa existencialista, donde
primó la desesperanzada. Este ciclo se ha repetido en la civilización occidental
con el “Renacimiento” y la “Ilustración”, hasta llegar a lo que algunos han
definido como la “angustia vital” que impera en la sociedad de nuestros días.
Sin embargo, en los más altos estratos sociales de la Aldea Global se está
viendo un fuerte resurgimiento del espíritu griego positivo, que es una
sofisticada amalgama entre su religión y su filosofía – junto a otras creencias
paganas. Es el movimiento de la Nueva Era. No tenemos espacio aquí para hacer
un análisis de este movimiento y de su importancia para el establecimiento del
Reino Anticristiano. Pero para las mentes desprejuiciadas e informadas, lo
dicho hasta aquí es suficiente evidencia de que el Mundo Antiguo está
resurgiendo.
El origen del poder de la Bestia compuesta
es Satanás. “Y el dragón le dio su poder . . . y su trono, y grande autoridad”.
Todo lo que la Bestia posee: poder, trono y autoridad, proviene de Satanás.
Lucas 4:6 dice: “Y le dijo [a Jesús] el diablo: A ti te daré toda esta
potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien
quiero la doy”. Lo que Satanás le ofreció a Jesús, ahora se lo da a la Bestia
compuesta, y por medio de ella, a la Bestia humana: el Anticristo. No habrá
nada en todo el mundo que se pueda comparar a la Bestia compuesta. Así como no
habrá nadie que se pueda comparar a la Bestia/Anticristo. La Bestia compuesta
que sube del mar (Ap. 13:1), la Bestia que sube del abismo (Ap. 11:7; 17:8) y
la Bestia/Anticristo que lidera a los diez cuernos (Ap. 17:12) son sinónimos.
Sus entidades se diluyen y metamorfosean en una Bestia porque tienen el mismo
impío propósito. Lo mismo sucede con el rey, el reino y el príncipe satánico
que deriva su nombre del reino que gobierna. Los tres son una cabeza.
v. 3 – 4 - Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue
sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón
que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién
como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? – Ya sabemos que en el Apocalipsis una cabeza representa a: 1.- un reino/imperio y 2.- al rey de ese
reino. Ahora sabremos que, además, una cabeza representa a: 3.- un príncipe
satánico que gobierna a ese reino desde las tinieblas. Juan nos dice que vio
“una de sus cabezas como herida de muerte”. Esta no es la mejor traducción del
griego original (Cooper); le da al lector la impresión de que la cabeza no
estaba realmente muerta, sino herida de gravedad. Una traducción literal del
griego diría: “Y una de sus cabezas había sido asesinada [estaba muerta], pero
la llaga que le causó la muerte fue sanada” (Cooper). La frase que se traduce
aquí “como herida mortal”, es la misma (en griego) que Juan emplea para
referirse a Cristo en Apocalipsis 5:6, donde dice que en medio de la corte
celestial estaba en pie: “un Cordero como inmolado”. Como bien lo sabemos, el
Señor murió de verdad. Así, también, la cabeza mencionada aquí estaba muerta.
En este punto, no se nos dice cómo murió. En cambio, se nos dice que volvió a
la vida: “pero su herida mortal fue sanada”. El profesor de hermenéutica
Charles Cooper nos informa: “Como sin duda el lector sabe, el idioma griego es
mucho más preciso que cualquier traducción… Lo que se enfatiza aquí es el hecho
de que la cabeza revivió, no que la herida fue sanada”.
“Y se maravilló
toda la tierra en pos de la bestia”. Es evidente que la atención ahora se
centra en la Bestia/Anticristo. Es esta última la que ha asombrado a “toda la
tierra”. Este asombro demuestra que algo sobrenatural ha ocurrido. Toda la tierra no significa cada
individuo sobre la faz de la tierra. Es como decir todo el mundo, por la mayoría que importa. En todo caso, indica que
desde los cuatro puntos del orbe un abrumador número de los moradores de la
tierra se sorprenden por el hecho de que la cabeza ha regresado de la muerte.
El adverbio, en pos no aparece en el
griego original (Cooper), pero expresa el correcto sentido del texto. La idea
es que la mayoría de los moradores de la tierra se transforman en seguidores de
la Bestia/Anticristo tras la restauración a la vida de una de las cabezas de la
Bestia compuesta. La primera línea del siguiente versículo confirma esta
hipótesis: “y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia”. ¿Por
qué adoran al Dragón? El pasaje sugiere una secuencia como esta: El
Dragón/Satanás le da autoridad a la
Bestia/Anticristo. La autoridad del
Dragón está representada por la Bestia que sube del abismo. Este subir del abismo y retomar su puesto
como el príncipe soberano de su antiguo reino, es la resurrección de la cabeza
que menciona el pasaje. Los moradores de la tierra se asombran pensando que es
la Bestia/Anticristo la que ha realizado la hazaña, y se transforman en sus
fieles seguidores, y por lo tanto en adoradores del Dragón/Satanás. Por medio
de este acto engañoso, el Dragón/Satanás triunfa sobre los moradores de la
tierra. Les ha dado lo que ellos querían: un Superhombre. De ahora en adelante toda la tierra escuchará la voz de la
Bestia/Anticristo y obedecerán sus órdenes: lo han deificado. Las últimas
líneas de Apocalipsis 13:4 confirman esta lectura: “y adoraron a la bestia”.
Los moradores de la tierra adoran a la Bestia/Anticristo por la autoridad (poder) que ostenta. No saben
que dicha autoridad proviene de
Satanás. No saben que dicha autoridad es
en realidad la Bestia que sube del abismo -- el príncipe satánico que gobierna
desde las tinieblas el reino que ha sido restaurado. La Bestia del abismo ha
sido liberada de su prisión y ha retomado el control de su antiguo reino. Lo ha
resucitado poniéndolo de nuevo en vigencia en el escenario internacional.
La Bestia que sube
del abismo también controla al Anticristo. Mencionamos previamente que en
Daniel 8:1-27 el Anticristo aparece surgiendo de una de las cuatro divisiones
de la antigua Grecia. Y en Apocalipsis 13:2 (ver también Dn. 7:1-9) vimos que
el cuerpo semejante a un leopardo de
la Bestia compuesta simboliza al Imperio Grecomacedónico. Colegimos, entonces,
que la cabeza/reino que vuelve a la vida es el antiguo Imperio Grecomacedónico.
Esto nos revela, además, la identidad de la Bestia que sube del abismo: es el
príncipe de Grecia mencionado en Daniel 10:20. Las últimas visiones de Daniel
son acerca del Imperio Grecomacedónico, sus cuatro divisiones y el surgimiento
del Anticristo de una de ellas (Dn. 8:9, 20-25; 11:1-45). En Joel 3:6 y
Zacarías 9:13 tenemos profecías adicionales que describen a “los griegos” como
enemigos escatológicos de Israel. Esto demuestra el importante rol que aún
tiene que desempeñar el príncipe de Grecia como instrumento satánico opositor
al establecimiento del Reino del Mesías en la tierra.
Toda la tierra está eufórica, y
expresa su actitud desafiante haciendo dos preguntas retóricas: “¿Quién como la
bestia…” Esta pregunta es una mofa del cántico de Moisés. Cuando celebraba la
derrota que Jehová infligió a los egipcios en el Mar Rojo, Israel cantó:
“¿Quién como tú, oh Jehová entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en
santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (Ex. 15:11).
Es obvio que ningún ser humano es como la Bestia/Anticristo, por lo tanto el
truco aquí parece ser el de retar a Dios para que se manifieste. Si Él es
Todopoderoso, sin duda debería hacer algo más grande de lo que la
Bestia/Anticristo ha hecho. Si no lo hace, es porque no existe. Los impíos
moradores de la tierra no saben que Dios ya ha aceptado el desafío. La segunda
pregunta es: “… quién podrá luchar contra ella?” Ante los ojos de toda la tierra, la Bestia/Anticristo ha
resucitado a una de las cabezas/reinos de su Imperio. Dado lo grandioso de la
hazaña, los moradores de la tierra probablemente piensen que la
Bestia/Anticristo es inmortal. Es absurdo oponerse a alguien que no puede ser
muerto o sometido. Este aciago panorama es el cumplimiento, entre otras profecías,
de 2 Tesalonicenses 2:9-12: “… inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás,
con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad
para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser
salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a
fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se
complacieron en la injusticia.”
Nota: Las variadas e imaginativas teorías que dicen que el Anticristo es un
hombre muerto que resucitará, o que será asesinado a la mitad de la Semana y
volverá a vivir, o que será una encarnación de Satanás, o un espíritu humano
reencarnado…, no tienen base bíblica alguna. Son pura especulación, fantasías
que sirven para hacer guiones cinematográficos y novelas sensacionalistas de
las que este estudio se distancia. Como hemos visto, la realidad Bíblica supera
a la ficción. Si el lector tiene dificultad en creer que estemos en lo
correcto, le sugerimos que tenga presente que Apocalipsis 13:3-4 se complementa
con Apocalipsis 17:8-11. Cuando arribemos allí, será el momento de tomar una
decisión definitiva en cuanto a la verosimilitud de nuestras conclusiones.
v. 5 - También se le dio boca que hablaba grandes
cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses –
La primera parte de este versículo es una alusión directa a Daniel 7:8, 20,
donde el Cuerno Pequeño es descrito poseyendo una boca que hablaba grandes
cosas. También parece ser parte del significado de la boca “como de león” de la
Bestia compuesta. La frase “se le dio boca” es una figura de dicción. Significa
que la Bestia/Anticristo aterrorizará a todos los moradores de la tierra con su
discurso al mismo tiempo que blasfema (declara ser divino – 2 Ts. 2:4). ¿Quién
le da a la Bestia/Anticristo (la boca) el mensaje para la humanidad? Sin duda
alguna que el príncipe de Grecia que lo controla. Las Escrituras predicen
claramente que en los últimos días la humanidad le prestará atención a los
espíritus engañadores y a las doctrinas
de los demonios (1 Ti. 4:1). “Y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos
meses” también es una alusión directa Daniel 7. El Dragón/Satanás sólo le puede
dar a la Bestia/Anticristo cuarenta y dos meses para actuar porque ese es el límite
de tiempo que Dios le ha dado a él. El reinado de las Bestias, la protección de
la Mujer en el desierto y el ministerio profético de los Dos Testigos son
eventos que ocurren en forma paralela durante el mismo periodo: la segunda
parte de la Semana de Daniel (los últimos tres años y medio). Recordemos que
las Bestias son presentadas en el cuarto sello (Ap. 6:8). Ahí Juan indica que
“las fieras (Bestias) de la tierra” serán los principales instrumentos mortales
utilizados durante la Gran Tribulación.
vv. 6 – 7 - Y
abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su
tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra
contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu,
pueblo, lengua y nación – Ya hemos definido lo que es una blasfemia.
Podemos agregar que blasfemar contra Dios y Su nombre es violar el tercer
mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará
por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Ex. 20:7). Blasfemar
contra el tabernáculo de Dios, que está en el cielo, es tan sencillo como decir
que la habitación de Dios no está en el cielo, sino en la tierra. Blasfemar
contra “los que moran en el cielo” es lo mismo. Los que moran en el cielo, junto
a Dios, son principalmente los ángeles. Lo que la Bestia/Anticristo está
diciendo aquí es que Dios y sus ángeles han bajado a la tierra en forma humana
y que los moradores de la tierra deben adorarlo a él y obedecer a sus
espíritus-guías. Ya hemos visto que la Bestia/Anticristo realizará toda clase
de milagros engañosos que convencerán a los moradores de la tierra de que él ha
alcanzado la divinidad. La doctrina básica de la Nueva Era es que el hombre
puede autorrealizarse, alcanzar la divinidad, desarrollar su plena
potencialidad, adquirir la consciencia cósmica (seréis como dioses – Gn. 3:5).
Para lograr esto, sus adherentes utilizan diversas psicotécnicas como la
meditación trascendental, la visualización creativa, la proclamación positiva,
los mantras, la canalización, los desdoblamientos, los viajes astrales, la
relajación, los ejercicios de yoga, las astrología, el tarot, la magia, la
alquimia, las regresiones, el chamanismo, ejercicios zen, el tai-chi, el
sufismo, etc. Según los adherentes de la Nueva Era, las culturas antiguas ya
poseían una multitud de conocimientos científicos, tecnológicos y religiosos, y
el fin de la Atlántida (continente mítico que supuestamente se hundió en el
océano Atlántico) habría sido un aviso de lo que le puede ocurrir a nuestra
civilización. Pero la manifestación del “Cristo Cósmico” le confirmará a los
“iluminados” que van por el buen camino. Este Cristo Cósmico es la cabeza de la
jerarquía de los seres divinos; es superior, incluso, que el Jesús de la
Biblia, quien fue uno de sus tantos discípulos. El Cristo Cósmico introducirá
al mundo en la anunciada “Era de Acuario” que marca el término de la Era
Cristiana o de Piscis. Él, como tipo de Acuario, verterá agua sobre el mundo
como símbolo de un nuevo nacimiento espiritual, que se caracterizará por la
hermandad universal, el aumento increíble del conocimiento, la liberación de
todas las inhibiciones, la realización de los sueños dorados del hombre, la
expansión de la conciencia y la liberación mental. Pero para producir este
cambio radical, es necesario primero deshacerse de todos los disidentes. Hay
que trasladarlos a otra dimensión para que los iluminados seguidores del Cristo
Cósmico puedan continuar su proceso evolutivo libres de oposición negativa. El
proceso de “traslado” de los disidentes, aunque sea a la fuerza, es en realidad
un favor que se les hará. Entrarán en el ciclo de la reencarnación que les
permitirá superar las imperfecciones de la vida presente. Así, cuando regresen
a la tierra, reencarnados, perfeccionados, iluminados, se darán cuenta por sí
mismos de los méritos del Cristo Cósmico y de su Era de Acuario, y se
transformarán en sus seguidores.
No
hace falta ser un genio para darse cuenta de que esta Era de Acuario es una
versión luciferina del Milenio, y que el Cristo Cósmico y la Bestia/Anticristo
del Apocalipsis son la misma persona, y que los disidentes son los santos, y
que el “traslado a otra dimensión” para experimentar la reencarnación es un
eufemismo para Y se le permitió hacer
guerra contra los santos, y vencerlos.
El
que a la Bestia se le permita “hacer guerra contra los santos, y vencerlos” es
una indicación inequívoca de que los santos no recibirán protección total de
parte de Dios. La Bestia los vencerá. Así lo ha determinado Dios. Anteriormente,
los santos han sido definidos como “el resto de la descendencia de ella [la
Mujer], los que guardan los mandamiento de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo” (Ap. 12:17b). El reino de la Bestia no conocerá límites: “También
se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación”. Con la
velocidad y rapacidad del leopardo que lo representa, la Bestia transformará a toda la tierra en su presa.
v. 8 – Y la adoraron todos los moradores de la
tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que
fue inmolado desde el principio del mundo – En el griego original, esta
breve oración: “Y la adoraron” marca una cambio significativo. Como dijimos
antes, la palabra griega tharion
(bestia) es de género neutro; es decir, no es ni masculino ni femenino. Así que
el artículo femenino “la” que la ha antecedido hasta ahora ha sido utilizado
sólo porque las reglas gramaticales del idioma castellano así lo exigen – la
palabra bestia en castellano es de
género femenino. Pero aquí en Apocalipsis 13:8, el artículo femenino debe ser
cambiado por uno masculino. Literalmente, el pasaje dice: “Y lo adoraron todos los moradores de la
tierra” (Cooper). Esta es la primera vez que Juan se refiere a la Bestia
identificándola como perteneciente al género masculino. Como en castellano no
hay artículos neutros, parecería que nuestro comentario de este pasaje carece
de importancia. No es así. Es importante porque confirma nuestra tesis de que
la relación que existe entre la Bestia compuesta, la Bestia que sube del abismo
y la Bestia/Anticristo es tan estrecha, que hablar de una es necesariamente
hablar de las otras. Esto es interpenetración. Es estar unido a otro tan
indisolublemente que ambos llegan a ser como una sola persona. En las
Escrituras, esto se ve en la Santa Trinidad; en los hombres que se hacen uno en
espíritu con el Señor cuando se consagran a Él (1 Co. 6:17); y en el pasaje en
que el Señor reprende a Pedro llamándolo Satanás (Mt. 16:23; Mr. 8:33) -- lo
cual no significa que Pedro fue poseído por Satanás. También se aplica a la
relación que existe en el matrimonio, donde el hombre y la mujer llegan a ser
una misma carne (Gn. 2:24; 1 Co. 6:16). Los cónyuges son uno porque comparten
la misma vida, los mismos planes, etc. La Escritura habla de los corintios y de
los filipenses estando en Pablo (2 Co. 7:3; Fil. 1:7); de Dios estando en
Cristo (2 Co. 5:19); de Cristo estando en el Padre, de los discípulos en
Cristo, y de Cristo en los discípulos (Jn. 14:20); de creyentes permaneciendo
en el Padre y el Hijo (1 Jn. 2:24); de hombres estando en Cristo (2 Co. 5:17);
de Cristo estando en los creyentes (Col. 1:27; Ro. 8:10); de todos los hombres
estando en Dios (Hch. 17:28). Todos estos pasajes enseñan la doctrina de la
interpenetración.
La segunda parte de
Apocalipsis 13:8 es similar a Apocalipsis 17:8. En ambos casos la identidad de
aquellos que no adoran a la Bestia salta a la vista. Son los santos (los
elegidos), quienes tienen sus nombres “escritos en el libro de la vida del
Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”. Esto significa que los
santos no reciben la marca de la Bestia. Por eso son objetos de la ira de la
Bestia.
v. 9 – Si alguno tiene oído, oiga - Esta es una fórmula usada a menudo en los
Evangelios. También es la conclusión de las profecías dadas a cada una de las
siete iglesias de Asia mencionadas en Apocalipsis 2-3. Los eruditos concuerdan
en que esta fórmula tiene su antecedente en Isaías 6:9-10. El mensaje de Isaías
a Judá es acerca de la indisposición del pueblo a oír el mensaje del profeta
para arrepentirse de la adoración idolátrica en la que habían caído. Debido a
la dureza del corazón de Judá, Dios se negó a dar Su palabra en lenguaje llano
para que no fuera escuchada por aquellos que la despreciaban. Como había unos
pocos fieles entre la mayoría idólatra, y aquel remanente necesitaba mucho oír
la palabra del Señor, esta les sería dada por medio de parábolas. El lenguaje
alegórico separa a aquellos con discernimiento espiritual de aquellos que no lo
tienen. Este es el motivo por el cual el Señor utiliza la fórmula “Si alguno
tiene oído, oiga” en los Evangelios. La fórmula también sirve como indicador de
que se está utilizando lenguaje figurado, y que el receptor del mensaje debe
ver más allá de lo obvio. Debido a la naturaleza simbólica de Apocalipsis 13,
se requiere que los receptores tengan discernimiento espiritual para entender
todas las implicaciones que el mensaje tiene para el creyente. La fórmula
normalmente va al final del mensaje parabólico, pero en este caso no es así.
Aquí aparece en la mitad del mensaje. Es decir, el lector es alertado de la
necesidad de aplicar todo su entendimiento espiritual tanto a lo ya dicho, como
a lo que viene a continuación. Lo sombrío de la revelación que sigue explica
muy bien por qué el lector ha sido advertido previamente con la fórmula “Si
alguno tiene oído, oiga”.
v. 10a - Si alguno lleva en cautividad, va en
cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto - Esta es la
primera declaración de la segunda parte a la cual el receptor del mensaje debe
aplicar todo su discernimiento espiritual. Habiendo delineado la carrera de la
Bestia compuesta, Juan nos revela ahora que los santos contemporáneos de ella
serán un blanco especial. Lamentablemente la Reina-Valera no ofrece una buena
traducción. El versículo no contiene ninguna referencia al uso de la fuerza de
parte de los santos. La idea es que Dios ha destinado a algunos de sus
escogidos para que sean llevados “en cautividad”. En esto concuerdan muchos
comentaristas. Una mejor traducción debiera decir: “Si alguien está destinado
para ser llevado en cautividad, a cautividad debe ir”. La cautividad
probablemente incluya severa persecución. Estas son las consecuencias por
negarse a adorar a la Bestia: cárcel y
muerte. Este pasaje está tomado de Jeremías 15:2, que dice: “Y si te
preguntaren: ¿A dónde saldremos? Les dirás: Así ha dicho Jehová: El que a
muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el
que a cautiverio, a cautiverio”. Esto enfatiza lo inevitable de la persecución.
Note que la cárcel y la muerte son las dos formas de persecución sobre las que
fue advertida la iglesia de Esmirna (Ap. 2:10). No tiene sentido y no es
cristiano resistir con la espada. Jesús advirtió en Mateo 26:52 que todos los
que tomen espada, a espada perecerán. Ocurrirá. Hay que aceptarlo. Que los
santos estén preparados. La cárcel y la muerte por persecución es parte de la
suerte del santo. En Apocalipsis 12:11 los santos vencen a Satanás “por medio
de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y
menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Pablo nos dice que venzamos al mal
con el bien y que nos sometamos a las autoridades que gobiernan (Ro. 13:1-7).
Lo mismo hace Pedro (1 P. 2:13, en v. 19 dice “esto merece aprobación, si
alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo
injustamente”). Cristo es el ejemplo supremo de uno que padeció injustamente.
Él no había cometido ningún pecado y no se vengó ni hizo amenazas, sino que se
encomendó a Dios (1 P. 2:21-23). “Si alguno mata a espada, a espada debe ser
muerto” es la tercera declaración antecedida por la conjunción condicional
“si”. Y es, tal vez, la declaración más difícil de aceptar/interpretar.
Nuevamente, preferimos la siguiente traducción del pasaje porque se ajusta al
anterior: “Si alguien está destinado para morir por la espada, por la espada
debe morir”. En Romanos 13:4 el apóstol Pablo dice que la espada es el instrumento de castigo del Estado. El Estado en
Apocalipsis 13 está representado por la Bestia compuesta. Es un Estado Mundial
que tendrá su cuartel general en el Nuevo Medio Oriente. (La espada y el
Oriente Medio están íntimamente relacionados.) Lisa y llanamente, lo que el
pasaje dice es que mientras algunos santos han sido destinados para ser puestos
en prisión, otros han sido destinados para padecer martirio a manos de la
Bestia compuesta. Esta es la voluntad de Dios. Aquellos destinados a morir por
la espada van a morir por la espada. Así de simple. Que muchos creyentes van a
morir por la espada es confirmado en Apocalipsis 20:4. Tanto la prisión como la
decapitación serán parte de la porción de los santos durante el reinado de las
Bestias.
v. 10b - Aquí está la paciencia y la fe de los
santos – Esta última declaración nos dice cómo podrán los santos enfrentar
la persecución de las Bestias: Aquellos destinados para cautividad, con
perseverancia. Aquellos destinados para la espada, con fe. Se requiere
paciencia en el sufrimiento y fe porque los santos deben someterse sin
resistencia al ataque vencedor de la Bestia, así como Juan se sometió a su
exilio en Patmos (Ap. 1:9). Recordemos la advertencia de Jesús sobre la
persecución: “No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden
hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de
haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste
temed” (Lc. 12:4). La paciencia y la fe frente al sufrimiento son dos de los
temas más importante del Apocalipsis, y se requieren de los santos. También se
encuentra en Apocalipsis 1:9. En Apocalipsis 14:12 se nos advierte que la
paciencia y la fe son imperativas porque los que adoran a la Bestia y a su
imagen sufrirán el tormento eterno. La paciencia frente al sufrimiento se encuentra
en otras partes de las Escrituras: “sufridos en la tribulación” (Ro. 12:12; ver
también 2 Co. 1:6, Col. 1:11, Stg. 5:7-11). En Apocalipsis 6:9 y 20:4
encontramos las almas de los mártires que han sido fieles hasta la muerte.
Fueron muertos por su obediencia a la
palabra de Dios y el testimonio de Jesús que habían mantenido hasta la muerte. El Señor Jesús nos instruye diciendo:
“bienaventurados sois cuando por mi causa …os persigan” (Mt. 5:11-12), “no
resistáis al que es malo” (Mt. 5:38-39), “amad a vuestros enemigos” (Mt
5:43-48). Él mismo sufrió el mal y la injusticia hasta la muerte, y espera que
Sus seguidores sigan Su ejemplo (1 P. 2:21-23).
v. 11 - Después vi otra bestia que subía de la
tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como
un dragón -- Esta es la única vez
que Juan llamará a esta persona Bestia.
Más adelante él será identificado como el Falso Profeta (Ap. 16:13). A diferencia de la Bestia que sube del abismo y de
la Bestia que sube del mar, esta Bestia sube de la tierra. Se nos dice que
tiene “dos cuernos semejantes a los de un cordero”. Hay dos pasajes en la
Escritura que mencionan a un ser semejante a esta Bestia. El primero es
Apocalipsis 5:6. En medio de la corte celestial, Juan ve a “un Cordero como
inmolado, que tenía siete cuernos…”. Puesto que los cuernos representan poder y
autoridad y el número siete significa plenitud y perfección, en el comentario
correspondiente concluimos que los siete cuernos del
Cordero [Cristo] son un símbolo de poder y autoridad plenas. Si aplicamos este
criterio para interpretar Apocalipsis 13:11, los “dos cuernos semejantes
a los de un cordero” de la Bestia significan que esta
no tiene poder y autoridad plenas. También podrían referirse a las dos esferas
que estarán bajo su influencia: la religiosa y la económica. Dos,
además, es el número del testimonio en las Escrituras (por ejemplo, los Dos
Testigos). Y como veremos a partir del siguiente versículo, la labor del Falso
Profeta es justamente la de dar testimonio de la Bestia/Anticristo con poder y
autoridad sobrenaturales.
Hay quienes piensan que para cumplir su
cometido el Falso Profeta debe ser judío. Otros dicen que podría ser el Papa de
turno. Resulta difícil conciliar la idea de un Falso Profeta judío instando al
mundo entero a adorar a un hombre que no es judío y que “se opone y se levanta
contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en
el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts. 2:4). El
fundamento del judaísmo se sostiene sobre la creencia en un Dios único e
invisible. La misma crucifixión del Señor ocurrió porque Él se presentó como Hijo
de Dios (Jn. 10:33-38). Sin embargo, no se puede decir de modo taxativo que
este personaje no sea judío. Si sus “dos cuernos” se refieren
sólo a las dos esferas que estarán bajo su influencia y no aluden a su
procedencia racial, y si la “tierra” de la cual sube es una alusión a la tierra gloriosa, bien podría ser judío.
Inadmisible, en cambio, resulta la idea de sugerir al Papa para el rol del
Falso Profeta. La función del Falso Profeta implica subordinación a la primera
Bestia (el Anticristo). Para que el Papa fuese el Falso Profeta tendría que
renunciar a su puesto como cabeza de Roma y como “vicario de Cristo”. Es fácil
vislumbrar a un Papa atrayendo al mundo hacia su persona y autoridad, pero es
imposible verlo llevando al mundo a adorar a un líder político que dice ser
Dios. El fundamento de Roma es la tradición y sus dogmas. Nadie dispuesto a
echar al tacho de la basura quince siglos de tradición católica puede ser Papa.
Además, puesto que el Anticristo “se opone y se levanta contra todo lo que se llama
Dios o es objeto de culto” a la mitad de la Semana Septuagésima, es lógico
pensar que también “se opone y se levanta contra” Roma y el Papa. Y el
Apocalipsis nos muestra que el Falso Profeta, que también hace su aparición a
la mitad de la Semana Septuagésima, sigue su curso hasta la Batalla de
Armagedón, donde, junto con el Anticristo, es echado al Lago de Fuego eterno.
Por
otra parte, si los “dos cuernos” aluden a la procedencia racial y geográfica
del Falso Profeta, lo siguiente merece nuestra consideración. En todos los
pasajes del Apocalipsis el término griego que se traduce cordero es arnion, el diminutivo de arnos. Arnion literalmente significa “un cordero joven” (Diccionario CLIE). El cordero, por lo tanto, es el macho joven de
las ovejas. Pero los “dos cuernos” también podrían ser una alusión a un
carnero. El carnero es un cordero ya mayor, entrado en años; o sea, arnos. “Carnero es
la traducción preferida aquí” (Cooper). Si aceptamos esta sugerencia, tenemos
que hay un segundo pasaje en la Escritura que nos
podría ayudar a entender el significado de la Bestia de Apocalipsis 13:11. Sin
entrar en detalles, en la visión del carnero y el macho cabrío registrada en
Daniel 8, Medo-Persia y Grecia están también, como en Apocalipsis 13:2,
íntimamente asociadas. Ya hemos visto que la
Bestia descrita en Apocalipsis 13:2 es semejante a un leopardo [Grecia] y tiene
pies como de oso [Medo-Persia]. Y en
la visión de Daniel 8 el Cuerno Pequeño – símbolo del Anticristo -- surge de una de las cuatro divisiones de la
antigua Grecia después de que el macho cabrío [Grecia] vence al carnero de dos
cuernos [Medo-Persia]. En Apocalipsis 13:11-17 vemos al Falso Profeta sirviendo
al Anticristo. En el mundo, el que sirve ha sido vencido en cierta forma por el
que es servido.
En
las monedas persas es común ver la cabeza de un carnero en una de sus caras.
Además, un carnero era el espíritu guardián de Persia (Lockyer, Herbert, All the Parables of the Bible, pág. 99).
Puesto que la Bestia de Apocalipsis 13:11 tiene dos cuernos semejantes a los de un… carnero
– si es que cordero/carnero son intercambiables -- ¿no podríamos estar aquí
también frente a una referencia a Persia?
El fundamento del
ministerio del Falso Profeta son los milagros que ejecuta: como hacer descender
fuego del cielo y hacer que la(s) estatua(s) de la primera Bestia (el
Anticristo) hable(n). Persia tiene una larga tradición asociada con la
hechicería y la astrología. Sin ir más lejos, ¿quién cuando niño no se fascinó
con las aventuras de “Aladino y la Lámpara Maravillosa”, “Ali Baba y los
Cuarenta Ladrones” y “Simbad el Marino”? Pues bien, estas historias forman
parte de una colección de cuentos persas llamada Las Mil y Una Noches, donde la magia, los hechiceros y los hechizos
están a la orden del día. El folklore persa está lleno de hechicería. Cada
generación las aventuras de Las Mil y Una
Noches son renovadas para dar la vuelta al mundo. ¿El motivo para tal
vigencia? Estas aventuras están llenas de magia. Y de magos, añadimos. El
griego magoi, proviene del persa magav, que significa “grande”. Leamos
con atención el siguiente extracto de la definición de magos que nos da el
diccionario bíblico CLIE usando como referencia a Herodoto (Nota: Tanto lo que
está en negrita como la cita de Ap. 13 que está al lado son de quien escribe):
“Nombre dado a los sabios que llegaron del Oriente
para adorar al niño Jesús (Mt. 2:1). Los magos eran una casta sacerdotal
numerosa, que constituía una de las seis
(Ap. 13:16-17) tribus medas. Cuando los persas sometieron a los medos, los
magos no perdieron su influencia. Los magos adoraban el aire, la tierra, el
agua y, sobre todo, el fuego (Ap.
13:13), cuyo culto se celebraba generalmente bajo unos techos, donde noche y
día mantenían viva la llama sagrada. Los cadáveres no podían ser ni quemados ni
enterrados, ni dejados a las aguas, ni expuestos a la descomposición en pleno
aire, lo que hubiera contaminado uno de los elementos de su culto. Es por esta
razón que (los cadáveres) eran
abandonados a las fieras o aves de rapiña (Ap. 11:8-10). Los magos elevaban torres (Ap. 13:14b), llamadas
torres del silencio, provistas en su parte superior de barras transversales a
modo de perchas, sobre las que se posaban los buitres y cuervos que cumplían su
siniestra función. Las vestiduras sacerdotales de los magos se componía de un ropaje blanco (como cordero Ap.
13:11) y un alto turbante de fieltro con dos
piezas (¿como dos cuernos de carnero? Ap. 13:11) que ocultaban las
mejillas. Se proclamaban mediadores
entre Dios y el hombre (Ap. 13:12), y ofrecían los sacrificios (Ap. 13:17), e interpretaban los sueños, los
presagios, y pretendían poder anunciar el porvenir…”
La Escritura parece
indicarnos que el Falso Profeta, el mago del Anticristo, provendrá de un lugar
que no es ni la tierra gloriosa (Israel)
ni la ciudad sobre siete colinas (Roma). La tierra
de la cual sube (v. 11 … subía de la
tierra) parece ser el terreno geográfico ocupado por Medo-Persia. Los pies como de oso (el otro animal símbolo de
Medo-Persia), ¿no sugieren apoyo, suelo, tierra firme sobre la cual pararse?
Persia es el actual
Irán. Lo que primero que viene a la mente de un occidental informado cuando le
mencionan a Irán es el Ayatollah Jomeini (1902-1989), quien instauró allí una
República Islámica en 1979. Ayatollah (pal. árabe que
sign. representante de Alá -- Larousse)
es un título honorífico dado a los principales jefes religiosos chiítas del
Islam. Puesto que la Bestia con dos cuernos es un líder religioso del
Oriente, ¿no podría ser musulmán? ¿Por qué no un ayatollah que termina
manifestándose como un hechicero?
La negativa a
“dogmatizar” respecto a la procedencia racial o geográfica del Falso
Profeta es el único argumento que se
esgrime para objetar nuestro planteamiento. Pero el lector no debe olvidar que
la interpretación de la Escritura profética debe hacerse desde el punto de
vista del escritor de la misma. Daniel, Juan y otros profetas, vieron y
registraron los eventos futuros desde su
conocimiento de la geografía y la política. Por lo tanto, el análisis de sus escritos debe hacerse dentro de sus contextos. Hoy en día, la mayoría de
los que se dedican al estudio de la Escritura profética fallan en este aspecto.
Se apresuran a “occidentalizar” y a “modernizar” las revelaciones, y, al
hacerlo, se alejan de la intención de los profetas y tuercen la interpretación
para ajustarla a sus preferencias teológicas. Muchas de las cosas enseñadas
actualmente como profecía son meras tradiciones humanas que han sido
canonizadas a través de los años y que no tienen verdadero fundamento bíblico.
Hasta mediados del siglo XX, todavía se reían de aquel que decía que el Señor
Jesús no podía regresar antes de que los judíos estuvieran de regreso en la
Tierra Prometida. Luego, de la noche a la mañana, Israel volvió a ser una
nación y la enseñanza de la profecía tuvo que cambiar.
La Escritura
profética debe leerse desde el punto de vista del escritor de la misma y a
través de Israel, porque Dios todavía ve el mundo con Israel como su centro.
Los judíos son Su pueblo escogido. Nosotros, los creyentes gentiles, hemos sido
injertados en las promesas dadas a los judíos, pero de ninguna forma los
reemplazamos a ellos como el pueblo escogido de Dios. Cuando uno entiende y
aplica esto, a menudo sacará conclusiones diferentes de las que son enseñadas
por los escatólogos modernos. El lector debe juzgar por sí mismo la validez de
nuestras aseveraciones. Al fin y al cabo, esa es su responsabilidad.
v.
12 - Y ejerce toda la autoridad de la
primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de
ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada -- Debemos
notar la progresión de autoridad delegada. Primero del Dragón a la Bestia
(13:2); luego, de la Bestia que sube del mar a la Bestia que sube de la tierra.
Hasta el Dragón sólo puede actuar con el permiso de Dios, que es quien está
claramente en control y juzgará finalmente a todos. La autoridad de la Bestia
que sube del mar es mundial, como se ve en v. 7. La Bestia que sube de la
tierra está respaldada por el Estado Mundial y, por lo tanto, por el
Dragón/Satanás. Él tiene la aprobación de la Bestia que sube del mar y ejerce
toda su autoridad en nombre de ella; esta es una coalición entre la religión y
el estado. “Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de
ella”. Uno que está en presencia de alguien está dispuesto a cumplir con los
requerimientos de esa persona. La misma idea se usa para describir el
ministerio de los Dos Testigos en 11:4: “estos son los dos olivos, y los dos
candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra”. Como
antítesis de los Dos Testigos, el Falso Profeta deriva su autoridad y
ministerio de la Bestia que sube del mar.
Su
objetivo es hacer que todos los habitantes adoren
a la primera bestia (v. 15). Cumple un papel sacerdotal (cf. Dt. 10:8, 2
Cr. 29:11, Jer. 33:18, Ez. 44:15). Un verdadero profeta alienta a la gente a
que adore a Dios, pero el Falso Profeta hace que sea adorada la Bestia que sube
del mar. El Falso Profeta deriva su autoridad de la primera bestia. Su objetivo es obligar, es decir forzar, al
mundo a adorar a la Bestia que sube del mar para violar así el primer y segundo
mandamientos (Ex. 20:3-5). Esto lo hace mediante señales milagrosas (v. 13),
engaño (v. 14) y por la fuerza. Él representa el poder religioso, la falsa
religión. Considere el islamismo que es la religión que sostiene los grandes
poderes del Oriente Medio. El islamismo es el prototipo de la religión mundial
que se impondrá por la fuerza, y que conducirá y culminará en la adoración del
Anticristo, el acto final de idolatría de la humanidad.
v.
13 - También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego
del cielo a la tierra delante de los hombres -- La hechicería era común en
el tiempo de los apóstoles (Hch. 8:9), y volverá a estar de moda en el tiempo
del fin. Las grandes señales que
realiza el Falso Profeta son falsas en el sentido de que son usadas para
engañar a los moradores de la tierra. Asimismo, él es falso en el sentido de que realiza milagros como forma de que
acepten la divinidad del Anticristo. En Deuteronomio 13:1-5 el pueblo de Dios
recibe la orden de no seguir a los profetas que realizan señales y maravillas
si inducen a la gente a adorar a otros dioses. Mateo 7:22-23 demuestra
claramente que profetizar y realizar muchos milagros no es una prueba de que
uno es un cristiano genuino. A los que se le acercan con este argumento, el
Señor les responde: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Los
Dos Testigos realizan señales y maravillas (Ap. 11:6). Como forma de
neutralizarlos, el Falso Profeta también realizará milagros. Es obvio que nos
hallamos aquí frente a una repetición de lo que realizaron los hechiceros
egipcios en el tiempo de Moisés (Ex. 7:10-12; 7:22; 8:7). Janes y Jambres
imitaron las tres primeras plagas sobre Egipto, pero no pudieron imitar la
cuarta plaga. De igual forma, el Falso Profeta hará descender fuego del cielo a la tierra como Elías, el verdadero
profeta de Dios, lo hizo en tres ocasiones (1 R. 18:36-38; 2 R. 1:10, 11-12).
Pero no podrá imitar los milagros de los Dos Testigos, los cuales tienen poder para cerrar el cielo… y tienen
poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con
toda plaga, cuantas veces quieran (Ap. 11:6).
v.
14 - Y engaña a los moradores de la
tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia,
mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene
la herida de espada, y vivió – El Falso Profeta es exitoso porque obra por
medio de milagros. Su campaña milagrosa convence a los moradores de la tierra
de que deben obedecerlo. La frase se le
ha permitido, apunta hacia la soberanía de Dios sobre todo. En 2
Tesalonicenses 2:11 el apóstol Pablo dice que Dios mismo es quien envía un
poder engañoso sobre los moradores de la tierra para que crean la mentira. El
engaño (planao) es un tema recurrente
en el Apocalipsis (2:20; 12:9; 18:23; 20:3, 8, 10).
En
Apocalipsis 13:4 se nos dice que los hombres adoran al Dragón que le da su
autoridad a la Bestia y también adoran a la Bestia. En Apocalipsis 13:8 se nos
dice que todos los hombres adoran a la Bestia - todos cuyos nombres no están
escritos en el libro de la vida del Cordero. En Apocalipsis 13:12 el Falso
Profeta hace que los moradores de la tierra adoren a la primera Bestia. En
Apocalipsis 13:13 el Falso Profeta realiza grandes y milagrosas señales para
engañar a los moradores de la tierra. Ahora, en Apocalipsis 13:14, en las
etapas finales de la idolatría, el Falso Profeta le ordena a los moradores de la tierra que erijan una
imagen [eikon] en honor de la primera
Bestia para que la gente pueda adorar la imagen (v. 15). Esto es un
quebrantamiento flagrante del primer y segundo mandamientos (Ex. 20:3-6). Los moradores de la tierra adoran la obra de
sus propias manos (ver Ap. 9:20), como lo hacen los paganos. Uno de los
propósitos principales del Apocalipsis es dejar en claro que sólo Dios debe ser
adorado. La palabra imagen [eikon] es
usada en el Nuevo Testamento para describir la imagen de la cabeza de los
emperadores sobre las monedas (Mt. 22:20). Jesús es la eikon [imagen] del Padre (1 Co. 11:7, Col. 1:15). Pablo también usa
eikon para describir los iconos
hechos por los hombres cuando “cambiaron la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles” (Ro. 1:23). En vez de adorar al Cordero que fue inmolado (Ap. 5:12) y
que murió pero que vive por los siglos de los siglos (Ap. 1:18), los moradores de la tierra adoran a la
imagen de la Bestia. La misma idea es expresada en la estatua de oro de
Nabucodonosor. Note el elemento de coerción y de autoridad: el Falso Profeta
les mandó que erigieran una imagen de
la Bestia. El pregonero de Daniel 3:4 también ordenó que todos debían adorar a
la estatua del rey, o morir. En el tiempo de Juan esto habría sido un busto o
una estatua del emperador. En muchos países alrededor del mundo es común
encontrar retratos, esculturas y bustos del líder nacional en los sitios
públicos y en el lugar de trabajo.
En
la frase que tiene la herida de espada, y
vivió se nos da más información acerca de la herida fatal que fue sanada
(13:3, 12). Se nos dice que la herida fue causada por una espada. La palabra
para espada, macaira, es una palabra
común en el NT. Es usada metafóricamente para referirse a disensiones que
destruyen la paz en Mateo 10:34; es usada literalmente para la espada con que
Pedro le cortó la oreja al siervo cuando arrestaban a Jesús en Juan 18:10; es
usada metafóricamente como instrumento de los magistrados y jueces en Romanos
13:4; es usada metafóricamente por Pablo para referirse a la espada del
espíritu en Efesios 6:17; es usada metafóricamente también por el autor de
Hebreos para referirse a la palabra de Dios (He. 4:12); es usada literalmente
en Apocalipsis 6:4 para referirse a la espada que matará a los mártires, y en
Apocalipsis 13:10 para referirse a la espada usada por la Bestia para matar a
los santos. (Otra palabra usada para espada es romfaia, que significa una espada larga. Esta palabra, romfaia, se usa en sentido literal en
Apocalipsis 6:8, y metafóricamente por el Señor en sus declaraciones judiciales
en Apocalipsis 1:16; 2:12, 16; 19:15, 21.) De tal forma que la espada corta
mencionada aquí como la que causó la herida mortal de la Bestia tiene un
sentido metafórico, más que uno literal. Ser encarcelado en el abismo fue como
morir para el príncipe de Grecia, porque allí no hay obra alguna que realizar
ni dignidad alguna que ostentar. Al ser liberado (al subir del abismo), revive
y retoma su puesto como soberano invisible de su antiguo imperio y del líder de
turno (el Anticristo).
Los
que creen que esta es una referencia a la supuesta resurrección del Anticristo,
dicen que el sentido de la palabra espada aquí debe tomarse de forma literal.
Sin embargo, Apocalipsis 13:3 dice claramente que no es la Bestia/Anticristo
sino una de las cabezas de la Bestia compuesta la que estaba muerta y volvió a
la vida. Tanto en Daniel como en el Apocalipsis el Anticristo es representado
como un “cuerno pequeño” que crece, no como una cabeza. La terminología de la
resurrección usada aquí es una interpretación inspirada de la resurrección
mencionada en Apocalipsis 13:3, 12.
v.15
- Y se le permitió infundir aliento a la
imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que
no la adorase – “Se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia”.
Esto es una falsificación de la creación de Dios en donde Dios le da aliento de
vida al hombre y este se vuelve un ser viviente. Su hablar es una falsificación
de la palabra de Dios. Contraste esto con el aliento de Dios que le devolvió la
vida a los Dos Testigos (11:11). A diferencia de Baal (1 R. 18:29) la imagen de
la bestia puede hablar. Es interesante que en la descripción de Juan de los
ídolos en Apocalipsis 9:20 dice que “no pueden ver, ni oír, ni andar”. No dice
que no puedan hablar (Is. 45:20; Jer. 10:5; Hab. 2:18). Debemos notar
nuevamente que el Dragón es el origen del poder para hablar que recibe la
imagen. Así como Dios habla la verdad, el Diablo habla mentiras y muerte. A la
Bestia se le da una boca para pronunciar palabras jactanciosas y blasfemas (Ap.
13:5-6). La Bestia de la tierra habla como el Dragón (Ap. 13:11). Los espíritus
malos salen de la boca del Dragón, la Bestia y el Falso Profeta (Ap. 16:13-14).
Así también salen palabras de la imagen de la Bestia. Las palabras que
pronuncia la imagen son una señal milagrosa (Ap. 13:13).
Van
Kampen, en su libro La Señal, hace un
comentario estremecedor de este pasaje. El siguiente párrafo contiene sus
principales ideas.
La interpretación más
común es que la segunda Bestia le ordena a los habitantes de la tierra que
hagan “una” imagen de la primera
Bestia, el Anticristo. Pero dado que el término griego para “imagen” es un
sustantivo colectivo, queda claro que lo que la segunda Bestia en realidad está
ordenando es que cada persona haga o se
procure su propia imagen de la primera Bestia… El griego para la palabra
“imagen” [eikon] , es también
correctamente traducido por la palabra “estatua”. Estas imágenes que la segunda
Bestia ordena que los habitantes de la tierra se hagan o procuren a semejanza
de la primera Bestia son los ídolos que estarán adorando cuando comience el Día
del Señor. Tales “imágenes” proliferarán hasta el último rincón de la tierra y
estarán en posesión de todos los que hayan aceptado al Anticristo como su ídolo
supremo, o dios. El Anticristo será adorado por medio de esas imágenes -- que
serán fieles reproducciones de la suya -- hechas de oro, de plata, de bronce,
de piedra y de madera (Ap. 9:20); según el alcance del bolsillo o de la
devoción de sus adherentes. ¿Es esto difícil de concebir? En lo absoluto. Ya es
cosa común que tras cada película éxito de taquilla (o que se pronostica que lo
será), la industria hollywoodense saca al mercado las “imágenes” de los héroes,
heroínas y demás protagonistas de la cinta… El entender el significado y las
implicaciones de la segunda palabra clave del texto, “aliento”, debería causar
a toda persona en la faz de la tierra tremenda preocupación e incluso temor.
Juan nos dice que a la segunda Bestia se le permitió infundir aliento a la imagen de la [primera] bestia, para que la imagen
hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase (Ap. 13:15). El griego
que aquí se traduce como “aliento” [pneuma],
rara vez se hace así, generalmente se traduce como “espíritu” (incluso como
Espíritu Santo, o espíritu inmundo) y algunas veces hasta como “vida”. Por lo
tanto, el significado de este pasaje es que después
que se le ordene al mundo que haga y/o se procure imágenes del Anticristo,
estas imágenes recibirán alguna forma de vida. En pocas palabras, serán
poseídas por demonios. Por eso es que podrán hablar, y mandar que todo aquél
que no las adore sea asesinado. Los ídolos de Apocalipsis 9:20 y las imágenes
de Apocalipsis 13:14-15 son lo mismo. Ellos formarán un sistema mundial de
monitoreo y control de la humanidad más efectivo que cualquier artefacto hasta
ahora creado por el hombre para conseguir este objetivo. Los que se crean lejos
de las cámaras de los satélites que a diario son enviados al espacio, y de las
que vigilan en los estadios, las calles, las plazas y los paseos públicos del
centro de las ciudades, no escaparán a las imágenes del Anticristo. Autos,
dormitorios, livings, comedores, baños, cocinas, oficinas, cubículos, taxis,
dondequiera que alguien vaya o esté, allí habrá una imagen del Anticristo. La
telefonía, la Internet, el E-mail, la Realidad Virtual, la TV, los medios de
comunicación y de entretención en general, la tecnología entera ya está a
merced del Dragón; sólo faltan en escena el Anticristo y sus imágenes poseídas
por demonios.
“Para
que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase”. La adoración y la idolatría son nuevamente el
tema aquí. Esto nos recuerda la historia de Sadrac, Mesac y Abednego (Dn.
3:5-6) cuando se da la orden, “cualquiera que no se postre y adore,
inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo” (Dn. 3:6).
Esto nos da una pista acerca de la identidad de la Bestia que en Daniel es
Nabucodonosor, un gobernante mundial que gobernó sobre todo el mundo conocido
desde Babilonia, la gran ciudad. Daniel indica que “todos los pueblos, naciones
y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor
había levantado” (Dn. 3:7), bajo pena de muerte. A los santos se les requiere
la misma valentía que Sadrac, Mesac y Abednego que dijeron: “No es necesario
que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos
puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.
Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos
la estatua que has levantado” (Dn. 3:16-18). El fuego de Nabucodonosor era
temporal, pero el fuego de Dios es eterno. Aquellos que adoran la imagen de la
Bestia evitan el fuego del hombre pero terminarán en el fuego de Dios (14:9-11;
20:15; 21:8). Si bien Cristo puede que no los salve del horno del mundo, los
salvará del Lago de Fuego que es la segunda muerte. Si un cristiano se rehusaba
a adorar al César su castigo era la pena de muerte. Aquí la Bestia obliga a la
gente a la idolatría. Sólo aquellos que conocen a su Dios se rehusarán a adorar
la imagen (Dn. 11:32). Encontramos a aquellos que han sido victoriosos sobre la
Bestia y su imagen en Apocalipsis 15:2. Esto implica que ser victorioso sobre
la Bestia es ser un mártir (Ap. 12:11). No unirse a aquellos que adoran a la
imagen involucra paciencia de parte de los santos (Ap. 14:12), junto con muerte
o cárcel. Sin embargo, el castigo impuesto por Dios por adorar a la imagen es
más severa, es eterna (Ap. 14:9-11). La imagen es mencionada tres veces en este
capítulo y siete veces más en Apocalipsis.
v. 16 – Y hacía que a todos, pequeños y grandes,
ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una
marca en la mano derecha, o en la frente --
Además de forzar a la gente a adorar a la imagen, el Falso Profeta también
obliga a todos a que reciban un marca en la mano derecha o sobre la frente. Es
decir, la marca es claramente visible; no está oculta. Note los tres pares, que
dan seis en total: pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos.
Contraste esta marca en la mano derecha y en la frente con el mandamiento de
Dios a los israelitas en Deuteronomio 6:8, “las atarás (las palabras de los
mandamientos) como una señal en tu mano (significando fuerza, es decir
acciones), y estarán como frontales en tus ojos (es decir la mente)”. La marca
es una parodia de la liberación de Dios de la esclavitud en Egipto, sólo que
aquí significa esclavitud. Ver Exodo 13:16: “Te será, pues, como una señal
sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos
sacó de Egipto con mano fuerte”. Pero los cristianos no reciben la marca (Ap.
20:4). Esta marca es también una parodia de los 144.000 sellados descritos en
Apocalipsis 7:2. Así que los seguidores de la Bestia escapan de su ira contra
los creyentes llevando su marca. La marca afecta su acción (mano) y pensamiento
(frente). Identifica a aquellos que adoran a la bestia.
La
palabra para la marca de la Bestia es charagma,
y proviene de más de una costumbre antigua (Barclay).
1.
A veces los
esclavos domésticos recibían la marca de su dueño. Normalmente eran marcados
sólo si se habían escapado o habían sido culpables de alguna falta grave. Tal
marca era llamada stigma; todavía
usamos la palabra en castellano (estigma).
2.
Algunas veces
los soldados se marcaban ellos mismos el nombre de su general en el cuerpo, si
eran soldados devotos de él. Esto, hasta cierto punto, se corresponde con la costumbre
moderna de tatuarse el nombre de una persona especialmente querida. La marca
significa que aquellos que adoran a la Bestia son sus seguidores devotos.
3.
En cada
contrato de compra y venta había un charagma,
un sello, y sobre el sello estaba el nombre del emperador y la fecha. La marca
también significa que los que adoran a la Bestia aceptan su autoridad.
4.
Toda moneda
tenía la imagen y la inscripción del emperador estampados sobre ella, para
mostrar que era de su propiedad. La marca significa que los que la llevan son
propiedad de la Bestia.
5.
Cuando un
hombre quemaba incienso en honor al César, se le daba un certificado que decía
que lo había hecho. La marca de la Bestia es como un certificado de adoración
que un cristiano puede conseguir sólo al precio de negar su fe
El
único otro uso en el Nuevo Testamento de la palabra charagma, fuera de Apocalipsis 13:16, está en Hechos 17:29 cuando
Pablo habla a los hombres de Atenas: “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos
pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura
(imagen, charagma) de arte y la
imaginación de hombres”. Pablo está contrastando a los ídolos con el Dios vivo
que hizo el mundo y todo lo que hay en él (ver Hch. 17:24; Ap. 14:7). Debemos
notar entonces la relación estrecha entre la marca y la adoración de la imagen
de la Bestia (Ap. 13:15), que es un acto de idolatría (Ap. 2:14; 2:20; 9:20;
21:8; 22:15). Recibir la marca significa ser marcado como un idólatra.
v. 17 - y que ninguno pudiese comprar ni
vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de
su nombre – El Falso Profeta además
de tener poder religioso (v. 15) también tiene poder económico. Nadie puede
comprar o vender a menos que tenga la marca de la Bestia sobre su frente o
sobre su mano derecha. Es significativo que las monedas en el tiempo de Juan
tuvieran imagen del emperador sobre ellas (Mt. 22:19-21). Algunos emperadores
hasta usaban títulos divinos sobre las monedas como lo hizo Antíoco Epífanes,
quien es un tipo del Anticristo. El número del nombre se está refiriendo más
probablemente a una gematria. El castigo por adorar a la Bestia y su imagen es
proclamada por el tercer ángel en Apocalipsis 14:9-11; es el tormento eterno.
La primera copa es derramada sobre los que tienen la marca de la Bestia y
adoran su imagen. Los que son victoriosos sobre la Bestia y su imagen y el
número de su nombre cantarán la canción de Moisés y del Cordero en el cielo
(Ap. 15:2). Y reinarán con Cristo por mil años (Ap. 20:4).
v.
18 - Aquí hay sabiduría. El que tiene
entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su
número es seiscientos sesenta y seis - Aquí se nos advierte que se requiere
sabiduría, como en Apocalipsis 17:9 donde también se requiere sabiduría para
conocer la identidad de la Gran Ramera y de la Bestia sobre la que ella se
sienta. “El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia”. Esta frase
es como la fórmula “Si alguno tiene oído, oiga” mencionada
en Apocalipsis 13:9. La fórmula sirve como indicador de que se está utilizando
lenguaje figurado, y que el receptor del mensaje debe ver más allá de lo obvio.
Debido a la naturaleza simbólica de Apocalipsis 13, se requiere que los
receptores tengan discernimiento espiritual para entender todas las implicaciones
que el mensaje tiene para el creyente. Se nos dice
que es número de hombre. En griego el
artículo definido está omitido así que la Reina-Valera está en lo correcto al
decir que el número es de hombre y no
de un hombre (Taylor). El número del
hombre es seis porque fue creado el día sexto. En Apocalipsis el número siete
representa la plenitud, lo completo en relación a la creación terrena. Dios
descansó el séptimo día de la creación (Gn. 2:2).
“Seiscientos
sesenta y seis”. Es difícil señalar a una persona, pero esto es intencional.
Cada vez que se trate de ser específico antes de tiempo se terminará torciendo
algún hecho histórico o actual para que encaje. El punto es que Juan está dando
principios que se aplicarán sin error en el “tiempo del fin”. Como dijimos, la
ausencia del artículo definido un
(hombre) hace que el número pueda ser interpretado tanto simbólicamente como el
número del Hombre, o específica y literalmente como de un hombre, el Anticristo. En el primer caso, el número resume el
carácter de la Bestia. Por ejemplo, para el judío, seis queda corto del número
sagrado siete. Triplicándolo (666) representaría el potencial del mal del que
no puede haber ninguno mayor, un destino horrendo del que no puede haber otro
peor (Milligan).
Sin
embargo, la evidencia está más a favor de un hombre. Buscando una aplicación
literal, parece lógico interpretar este acertijo en la forma de una gematria,
en donde el número representa las letras del nombre. Por ejemplo, el nombre
Jesús en griego es 888, IHSOUS (10, 8, 200, 70, 400, 200). El principal
problema con el uso de la gematria es que muchos nombres pueden dar como
resultado 666; no hay un nombre único. La lista de los personajes históricos y
contemporáneos que se pueden identificar por medio de este sistema es
interminable. (Nota: El que escribe tiene una posición definida al respecto.
Pero, dado que argumentarla excedería el espacio destinado para un comentario
de Apocalipsis 13, prefiere no darla a conocer aquí.)
Lo
digno de mencionar en relación a la interpretación literal de la marca de la
Bestia es que cada individuo estará estampado con exactamente la misma marca,
el mismo número: 666. Esto tiene valor para identificar a los miembros de un
grupo pero no para distinguir a uno del otro. Juan escribe el número 666 no en
palabras, sino en letras griegas. En la numerología ocultista, el alfabeto
griego -- alfa, beta, gama, delta, y así hasta omega -- tiene un número equivalente y una palabra o
frase que le da significado a cada letra. La letra griega “chi” es 600 y
significa “tomar y marcar”. La letra “xi” es 60 y significa “en reconocimiento
de”. La letra “sigma” es 6 y significa “propiedad”. El número 666 se expresa
así: chi_xi_sigma, y significa “tomar y marcar en reconocimiento de propiedad”.
Por lo tanto, lo que el Falso Profeta estará haciendo al obligar que los
hombres tomen la marca de la Bestia es creando una gran hermandad mundial, una
Iglesia Global. El Falso Profeta será el Gran Hermano de la novela “1984” de
George Orwell. El dios será el Anticristo.
Los
viajes modernos y los medios de comunicación actuales son la estructura
tecnológica a través de la cual el reino mundial de la Bestia está siendo
construido. Hoy en día, cada hogar tiene al menos un equipo de TV y hasta
conexión a Internet. En Australia ya es posible para una persona tener una
marca distintiva (un código de barras), invisible al ojo humano, en la mano o
en la frente para usarla para comprar y vender. ¿Es esta la marca de la Bestia?
Primero, debe tenerse presente que esta marca no se aplicó durante las
generaciones anteriores y, sin embargo, hubo muchos que siguieron a la Bestia
de su generación. Segundo, debemos reconocer que el mundo de hoy se halla en un
período de transición que está preparando el camino para lo que hemos analizado
hasta aquí.
Las
Bestias juntas controlarán el poder político, el económico y el eclesiástico.
Los padres fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica separaron a la
Iglesia del Estado. Reconocieron que una amalgama de la Iglesia con el Estado
era potencialmente letal para ambos, Iglesia y Estado. La separación era para
impedir que el Estado interfiriera con la Iglesia y para impedir que la Iglesia
tuviera poder político con el cual pudiera obligar a la gente. Reconocieron la
distinción entre dar a César lo que le pertenece a César y dar a Dios lo que le
pertenece a Dios. Cuando el César empieza a reclamar aquellas cosas que le
pertenecen a Dios, se vuelve como la Bestia. En China y en Cuba hay una Iglesia
oficial auspiciada por el Estado. Esto es peligroso porque las demandas de
Cristo sobre su pueblo están por encima de las del Estado. Cuando el emperador
Constantino profesó ser cristiano la persecución frontal contra los creyentes
se acabó, pero el efecto posterior que se produjo fue mucho más desastroso para
la Iglesia. La persecución mantiene a la Iglesia pura, pero cuando se convierte
en la religión oficial la Iglesia se hace débil, mundana y, finalmente, se
vuelve apóstata. En Apocalipsis 13 vemos que la Iglesia apóstata no ha
retrocedido solamente, sino que se ha apartado tanto del frente de batalla que
se ha hecho parte de la estructura política de la Bestia. La Iglesia apóstata
se ha vuelto tan mundana que no puede distinguirse del mundo.
Mientras no hayamos
visto “en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta
Daniel” (Mt. 24:15; cf. Dn. 9:27; 11:31; 12:11), no es un ejercicio de mucho
valor especular con el uso de la gematria. Debemos hacer caso a lo que el ángel
le dijo a Daniel (Dn. 12:9): “estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin”. Sólo a la mitad de la Semana Septuagésima podremos identificar
sin lugar a dudas al último y más grande Anticristo de la historia de la
humanidad. Sin embargo, los principios de separación entre lo santo y lo profano
esbozados en Apocalipsis 13 deben ser la norma en la vida de cada genuino
creyente en el Señor Jesucristo, aquí y ahora. Fallar en el área de la
separación siempre conduce a la apostasía. El principal propósito de la
separación es el de mantener la pureza del pueblo de Dios en conducta y
doctrina. Dios vive separado de todo mal, y si Su pueblo va a caminar cerca de
Él debe ser santo también. Las Escritura (toda ella, no sólo la profética)
enseña que la unidad aparte de la doctrina es un error. El Nuevo Testamento nos
advierte repetidamente que las características predominantes de la Iglesia de
los últimos días serán: apostasía y confusión espiritual en vez de fidelidad a
la Verdad (Mt. 24:3-4, 11, 24; 1 Ti. 4:1-5; 2 Ti. 3:13; 4:3-4; 2 P. 2:1; Jud. 3-4).
Aunque no estamos aún en el tiempo del
fin -- la Semana Septuagésima --, sí estamos ya en los últimos días. La
creciente apostasía y confusión espiritual es la que ha permitido el
surgimiento de la “nueva espiritualidad” tan en boga actualmente. En un mismo
día en Roma podemos ver a un musulmán-católico -- que representa la unión entre
el catolicismo con las religiones paganas — estrechar la mano de un
bautista-católico -- que representa la unión del catolicismo con las
denominaciones protestantes. Roma es un viejo cóctel de sincretismo y
ecumenismo al que ahora se le está añadiendo una nueva forma de
“espiritualidad”. Todos son libres de tener preferencias doctrinales, siempre y
cuando reconozcan y mantengan la autoridad del Papa. Porque lo único que tienen
en común el musulmán-católico y el bautista-católico es su veneración por el
Papa. Todo lo demás es negociable. Dijimos que no creemos que el Falso Profeta
sea el Papa de turno. Sin embargo, es importante destacar el papel que Roma y
el papado tienen en la presente transición. La “nueva espiritualidad” promovida
por Roma está preparando el camino para el Falso Profeta.
El
Apocalipsis declara que habrá una religión mundial cuando se revele el
Anticristo. Apocalipsis 13:7 indica que la primera Bestia tendrá autoridad
sobre “toda tribu, pueblo, lengua y nación”. Esta descripción de cuatro partes
indica los cuatro rincones de la tierra. Y 13:8 indica que todos los habitantes
de la tierra adorarán a la Bestia, excepto los santos. El Falso Profeta (la
segunda Bestia) ejerce control religioso y económico sobre el mundo. Realiza
señales milagrosas que engañan a los habitantes de la tierra (Ap. 13:14),
obliga a los habitantes de la tierra a que adoren a la primera Bestia y a su
imagen (Ap. 13:12, 15), fuerza a todos, de todos los estratos de la sociedad, a
aceptar la marca de la Bestia sin la cual nadie puede comprar o vender (Ap.
13:16-17). Dado que la adoración de la Bestia es forzada, la religión mundial
anterior a la revelación de la Bestia sin duda alguna cumple una función de “condicionamiento”. Esto es, está
preparando a las personas para que actúen de la forma esperada cuando llegue el
momento.
Así como la verdadera adoración se realiza
por medio del sacrificio (el sacrificio del Cordero), el sistema de adoración
del Dragón también se realizará por medio del sacrificio. El sacrificio tiene
un gran poder espiritual. Un buen ejemplo de este poder lo vemos en 2 Reyes 3,
donde Moab se alzó contra Israel. En 2 Reyes 3:24 leemos que Israel atacó a los
moabitas, quienes huyeron. Israel fue tras ellos tomando sus ciudades en la
persecución. Entonces el rey de Moab, viendo que era vencido en la batalla,
tomó a su primogénito y heredero al trono, “y lo sacrificó en holocausto sobre
el muro”. (v.27). Este horrendo sacrificio hizo que Israel desistiera de su
intento de acabar con el rey de Moab. ¿Qué reacción provocará entre los santos
el martirio de miles de consiervos a manos de las Bestias de la tierra?
Aquel que
retroceda queriendo salvar su vida, la perderá; aquel que esté dispuesto a
perderla, la ganará (Mt. 10:39; Mt. 16:25; Lc. 17:33; Jn. 12:25). Estas
palabras no son un trozo de misticismo para superhéroes espirituales. Es una
paradoja que a cada instante tendrán que poner en práctica los santos de
Apocalipsis 13. No se trata de que busquen la muerte, porque entonces serían
unos suicidas. El llamado es a cultivar un amor tan grande por Cristo y la vida
eterna, que de forma natural se genere en el corazón indiferencia por la muerte
física. ¿Es dura es esta palabra? (Jn. 6:60, 66). Sin duda. Por eso es que la
frase clave de este revelador capítulo es: “Si alguno tiene oído, oiga” (Ap.
13:9).
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jueves, 5 de enero de 2012
HECHOS DE LOS APÓSTATAS – PARTE II
Judas, hijo de perdición
¿Qué le pasó a este hombre? ¿Cómo pudo
vivir durante tres años entre los amigos íntimos de Cristo y luego traicionar
al mejor Amigo que había tenido? Judas forma parte importante de nuestra
educación espiritual. Sus esperanzas, sueños y errores están registrados para
nuestro beneficio. Las tinieblas que lo rodearon son para nuestro
alumbramiento. Su aflicción y remordimiento se describen para ayudarnos a
acercarnos al amor de Dios.
En las páginas siguientes, veremos cómo la
vida de Judas nos puede ayudar a entender no sólo las inclinaciones de nuestra
propia naturaleza humana, sino el peligro de unas tinieblas que se ocultan en
la luz.
Hoy día, el
concepto del mal a menudo se ignora, excepto como entretenimiento en novelas y
películas. Pero la Biblia describe el mal como algo real y peligroso.
Parte del
peligro del mal es que opera bajo la cubierta de las tinieblas (Juan 3:19). Las cualidades
ocultas y secretas del mal son algunos de sus elementos más perturbadores.
Igual que el monóxido de carbono, que no tiene color ni olor, el mal puede
permanecer sin ser detectado por largos períodos de tiempo y puede matar sin
advertir.
Sin embargo, tal vez más insidiosa
sea la capacidad del mal de imitar lo bueno. La gente se sorprende, y hasta se
queda conmocionada, al enterarse de que el mal a menudo usa marcos sagrados como
cubierta. El apóstol Pablo, escribiendo a los seguidores de Cristo que vivían en
Corinto, advirtió de los que usan el lenguaje de la espiritualidad como disfraz:
“Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a
aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean
hallados semejantes a nosotros. Porque
éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se
disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus
obras” (2 Corintios 11:12-15).
Ya desde el primer
siglo, los autoproclamados “apóstoles” estaban fingiendo trabajar como
ministros del evangelio al tiempo que se oponían a la obra de Dios.
La iglesia debe
ser un lugar adonde los pecadores se enteren que en Cristo Jesús pueden ser
salvos de sus pecados, y esto proclamado en el lenguaje de la verdad y el amor
divinos. Cuando esto sucede, el pueblo de Dios está equipado para enfrentar los
desafíos de la vida. Pero uno no necesita estar involucrado en una iglesia por
mucho tiempo para descubrir que el mal se oculta en las sombras:
• Un miembro de
la iglesia aparentemente dedicado hace un desfalco de grandes sumas de dinero a
su empleador.
• Un respetado
miembro de la junta directiva de la iglesia es convicto de abusar sexualmente
de su hija.
• Un pastor que
una vez era muy amado se vuelve autoritario y acusador.
• El presidente
de la junta desvía la crítica catalogando a todo el que expresa preocupación de
“divisor”, “rebelde” o “resistente al cambio”.
• Un pastor que
dirige seminarios de crecimiento de iglesias usa sus frecuentes viajes para
tapar una aventura amorosa, con su cuñada.
Cuando la gente
conocida en quien se confía es atrapada en un grave fallo moral, quienes los
conocen por lo general se quedan pasmados. Los amigos y conocidos empiezan a dudar
de su propio juicio. Las preguntas son predecibles: “¿Cómo es que no lo vimos
venir? ¿Qué nos pasa que estamos tan ciegos?”
Al mirar atrás,
a veces es posible ver pistas que no parecían importantes en ese momento. Los engañadores
fingían bien. En algunos casos, parecían ser muy sensibles a la inmoralidad de
los demás. En otros, mostraban una bondad exagerada cuando se esperaba de ellos
que actuaran con firmeza. Sólo mirando atrás podemos ver que la bondad
exagerada y la crítica moral a los demás muchas veces es la estrategia de las
mentes entenebrecidas que se ocultan detrás de la máscara de la moralidad.
Eso fue lo que
hizo un hombre llamado Judas. No sólo sobresale de las páginas mismas de la
Biblia, sino que pertenecía al círculo íntimo de los amigos del Señor Jesús.
Sin embargo, es por su cercanía a Cristo que Judas Iscariote nos da un ejemplo
perturbador de cómo opera el mal. Judas es un caso desconcertante.
Fue escogido por
el Señor para que fuera uno de los 12 apóstoles, y el grupo confió en él para
que estuviera a cargo de las finanzas. Durante más de tres años escuchó al
Señor Jesús enseñar, y lo vio hacer milagros. No obstante, después de ser
testigo de lo que los cristianos de los 20 siglos siguientes desean haber
visto, Judas conspiró para traicionar al Señor por 30 piezas de plata, el
precio mezquino de un esclavo que se mata por accidente (Éxodo 21:32).
¿Qué le pasó a
Judas? ¿Qué fue lo que pudo haberle hecho traicionar a su propio Maestro? ¿Cómo
es que alguien que tuvo el privilegio de andar junto a la Luz del mundo terminó
en las tinieblas eternas? ¿Y qué podemos aprender del trágico juicio erróneo de
Judas para asegurarnos de no seguir este triste destino?
La luz
artificial de la ambición religiosa
A finales de
los años 70, el mundo fue testigo del horror del mal que se ocultaba en el
corazón de un popular predicador, lo cual lo llevó a un final mortal. Este
hombre tenía un dinámico
mensaje bíblico de preocupación social, y su iglesia comenzó con potencial y promesa. Se
le unieron los idealistas y los privados de derechos. Muchos consideraban que
era la forma “como debía ser la iglesia”.
Los miembros se
hicieron cargo de los problemas de la pobreza de los barrios marginados y
creían que se estaban alineando a una causa, no sólo uniéndose a una
congregación.
A medida que la
iglesia adquiría más poder sobre sus seguidores y obtenía mayores ingresos de
su creciente membresía, el predicador crecía en la opinión de grandiosidad que tenía de sí
mismo. Desviaba enérgicamente toda crítica personal. A medida que el poder y el
dinero alimentaban su lado oscuro, el envalentonado líder tiró la Biblia al
piso y proclamó que él era la más grande autoridad.
Para escapar de
la crítica y mantener el control, el supuesto “hombre de Dios” reubicó su congregación
en otro país. Cuando su poder se vio amenazado allá, hizo el máximo intento de
control exigiendo el suicidio masivo de sus seguidores.
¿Cómo pudo un
ministro hacer tal cosa, sobre todo en un lugar llamado “El Templo del Pueblo”?
La respuesta
descansa en la naturaleza misma del mal. Dondequiera que surge muestra su
disposición a promover los intereses propios a expensas de los demás. Sin
embargo, el resultado es predecible.
Desde el inicio
de los tiempos, la historia se ha repetido una y otra vez. Cuando a la tiniebla
del engaño se le permite seguir su curso lleva el fruto de la destrucción y la
muerte.
Sin embargo, el peligro del mal es
que muchas veces se mezcla con una buena causa. El líder del “Templo del Pueblo”
comenzó no sólo como mensajero de la Biblia sino también como una voz de
compasión por los pobres. Parece probable que antes de que Judas Iscariote se
hiciera discípulo del Señor estuviera involucrado con la buena causa de tratar
de liberar a su oprimida nación de la bota romana de ocupación.
Algunos creen
que su sobrenombre, Iscariote, viene de la palabra latina scarius, que significa “el que lleva la
daga”. Esta era un arma común usada por los zelotes, un grupo motivado políticamente
comprometido con la restauración de Israel por medio del derrocamiento de los
opresores romanos.
La pasión por
ver su tierra libre de la dominación extranjera era penetrante entre los
apóstoles y discípulos del Señor Jesús. Ellos creían a los profetas de Israel
que prometían libertad política y restauración espiritual en la venida de un
mesías y rey. Su espera intensificaba mientras los ojos de la nación se volvían
al rabí de Nazaret que hacía milagros. Parecía ser un momento de oportunidad. El
anhelo de muchos padres judíos estaba
en los labios de la madre de Santiago y Juan cuando le suplicó al Señor que dejara que
sus hijos se sentaran a su derecha y a su izquierda en su reino (Mateo 20:20-23).
No obstante,
las olas de la expectativa pública estaban a punto de chocar con una costa
rocosa de retraso. Un rescate espiritual tenía que preceder a la gloria
política. Dios estaba a punto de dejar que el mal desempeñara un papel en su
propio fallecimiento antes de cumplir Sus promesas a Israel. Al escoger a Judas
para que fuera uno de los Doce, el Señor preparó el escenario para lo que ahora
puede verse como el genio y el drama de la redención. Tan sólo unas horas antes
de su arresto, mientras comía la Pascua con sus discípulos por última vez, el
Señor Jesús dijo estas palabras:
“[…] para que
se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar”
(Juan 13:18).
El Señor estaba
aludiendo a un cántico escrito por David, el rey más renombrado de Israel:
“Aun el
hombre de mi paz [mi íntimo amigo], en quien yo confiaba, el que de mi pan comía,
alzó contra mí el calcañar” (Salmo 41:9).
Por medio de
las acciones de Judas, la profecía bíblica se iba a cumplir. A través de la mano
poderosa de Dios, el mal iba a ser guiado a una trampa. El que tenía el poder
de la muerte sería derrotado (Hebreos 2:14), y Aquel que tenía el poder de la
vida ganaría redención para todos los que creyeran (Mateo 20:28; 26:28; 2
Corintios 5:21).
Aunque Judas
llevaba su pecado en las tinieblas de la noche, Dios lo usaría para traer luz a
muchos. En el universo de Dios, el mal nunca tiene la última palabra.
Sin embargo, a
medida que testificamos de la capacidad de Dios de trastocar el mal, debemos ver
el peligro del mal por lo que es. Destruyó a Judas y nos ronda a nosotros hoy.
La luz artificial de la falsedad
moral
Dos socios
cristianos de negocios estaban emocionados con su nueva compañía. Había experimentado
un crecimiento expansivo en unos cuantos años. Reclutar gente para que vendiera
comida y recordatorios en las competencias deportivas había demostrado ser sorprendentemente
lucrativo. Los ingresos seguían aumentando mes tras mes y no se veía una
disminución en el horizonte.
En medio del
rápido crecimiento de la compañía, el gerente de finanzas lanzaba periódicas
campañas contra ciertos miembros del personal, acusándolos de manipulación,
inmodestia y falta de honestidad. Siempre que alguien cuestionaba sus juicios, se
volvía incluso más dogmático.
Meses después
había graves problemas en la joven compañía. El gerente de finanzas había sido atrapado
usando dos juegos de libros financieros, los cuales mantenía tan hábilmente que
incluso pasaron desapercibidos en una auditoría profesional.
Mientras daba
dinero a cuentas que lo necesitaban, se llevaba la mejor parte. El culpar y
castigar a los empleados era una forma de chivo expiatorio. Para desviar la
atención de sus propias actividades ilegales llamaba la atención a las pequeñas
imperfecciones de los demás. Con el tiempo, el negocio tuvo que declararse en bancarrota.
El que exigía una norma alta de integridad a los demás no tenía ninguna.
Judas presentó
un patrón similar de conducta. El lugar fue Betania, el hogar de María, Marta y Lázaro,
los buenos amigos de Jesús. La ocasión era
una cena en honor al Señor Jesús (Juan 12:2), probablemente por resucitar a
Lázaro de entre los muertos, lo cual había hecho hacía poco.
Marta era
conocida por sus elaborados preparativos (Lucas 10:40), o sea que hay buenas
razones para creer que aquella no era una celebración barata. La ocasión exigía
algo especial.
La Biblia
indica que María se inclinaba más a escuchar que a servir. Pero ella también debe haberse
dado cuenta de que aquella ocasión era diferente, y quiso honrar al Señor de
una forma especial.
Esa noche, en
vez de sentarse tranquilamente a los pies de Él y escucharlo enseñar, María le
ungió los pies con una libra de un costoso perfume que valía alrededor del
salario de un año. Luego, en un acto de devoción aun más impresionante, comenzó
a limpiar el exceso de perfume con su propio pelo, algo que ni siquiera un
sirviente doméstico hacía (Juan 12:3).
Toda esa
extravagancia prodigada al Señor Jesús aparentemente fue demasiado para Judas. No
hay indicación alguna de que Judas no disfrutara de la cena que Marta preparó
para todos, pero sí expresó su repugnancia por el acto de devoción de María
hacia Jesús.
Exhibiendo la
luz artificial de la falsedad moral —su preocupación por los necesitados— Judas
protestó diciendo: “¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos
denarios, y dado a los pobres?” (v.5). Él ya había calculado el valor del
regalo de María y había decidido que su
ofrenda era frívola y estaba mal dirigida.
La raíz de la
objeción de Judas no era para nada tan noble como la preocupación por los
pobres. Él no compartía la devoción que María tenía por el Señor. De hecho,
estaba en contra de ella. Sus motivaciones eran egoístas, no altruistas.
El apóstol Juan
es el único escritor de evangelio que mencionó la verdadera actividad que
estaba llevándose a cabo detrás de la farsa de justicia de Judas:
“Pero
[Judas] dijo esto, no porque se cuidara de [preocupara por] los pobres, sino
porque era ladrón, y teniendo la bolsa [del dinero], sustraía de lo que se echaba
en ella” (v.6).
Para perpetuar
su propia imagen de bondad, Judas arrojó dudas sobre las buenas motivaciones de
María. Pero el Señor expuso la mentira con la verdad:
“Entonces
Jesús dijo: Déjala, para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los
pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis
(vv.7-8).
El uso de
fragancias caras para embalsamar formaba parte de la costumbre judía de
enterrar. María no lo sabía, pero su acto fue una preparación para el entierro de
Cristo. Sin embargo, las palabras deben haber desconcertado a quienes las escucharon.
Nadie parecía menos vulnerable al daño que el Señor, quien estaba en la cima de
su popularidad. Al día siguiente, la gente llenó las calles con ramas de palmera
para darle la bienvenida a Jerusalén.
No obstante,
sólo faltaban seis días para la Pascua, y en ese corto tiempo, los gritos de la
gente cambiarían de “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
(Juan 12:13) a “¡Crucifícale!” (19:15).
La vida de Judas y del Señor Jesús hacían
un fuerte contraste. Judas quería explotar a los demás para sí mismo; el Señor estaba
concentrado en dar Su vida por ellos.
Judas
permaneció entre bambalinas en las Escrituras la mayor parte del tiempo. Pero
cuando estuvo en juego una fuerte suma de dinero, su codicioso corazón lo llevó
al centro del escenario. También produjo la primera reprensión que se registra
del Señor Jesús a Judas. Su orden de dejar en paz a María sugiere que Judas
puede haber tratado de detenerla físicamente. Tal vez pensó que si actuaba rápidamente
podría salvar parte del ungüento y venderlo por ganancia.
Judas tenía la
habilidad de tomar para sí lo que pertenecía a los demás. Juan escribió que
Judas “teniendo
la bolsa [del dinero], sustraía de lo que se echaba en ella” (12:6). Pensaba que sus habilidades de
engañar y de sustraer eran maneras de mantener el control. Sin embargo, así fue
como perdió el control. Se abrió al mal y dejó que Satanás jugara con él para su
propia destrucción. Estaba a un paso de descender al mal radical.
Sin embargo, tras
bambalinas, lo que se estaba desarrollando era el plan soberano de Dios, no la trama
diabólica de Satanás. La proximidad a la luz no garantiza una iluminación
completa. Cuando la luna da la vuelta a la tierra gira sobre su eje de tal
forma que sólo hay un lado frente a la tierra. Hasta la exploración espacial
moderna, el lado oscuro de la luna siempre fue un misterio total. De la misma
forma, cuando la voluntad humana está firmemente fijada en una posición, impide
que nuestros pecados y debilidades queden expuestos al poder limpiador y
sanador de la luz espiritual de Dios. El Señor Jesús dijo: “Y
esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace
lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas” (Juan
3:19-20).
A pesar de
estar en la maravillosa presencia de Cristo por más de tres años, Judas
protegió persistentemente su lado oscuro de la luz. Se mezcló con los otros
discípulos, pero nunca volvió su voluntad hacia Cristo. Más bien hizo su propia
voluntad, la cual a la larga lo llevó a su propia condenación.
Igual que Adán
y Eva, Judas vivió en la presencia de Dios, pero no fue suficiente. Tal vez
quería algo que no estaba obteniendo, o quizás estaba esperando algo que finalmente
se dio cuenta de que nunca iba a suceder.
Por un tiempo,
Judas vivió la emoción de seguir al rabí más popular de la ciudad. Pero eso se
estaba acabando. Por un tiempo pensó que el Señor Jesús iba a restaurar el antiguo
reino de Israel. Pero el Señor no estaba mostrando interés en el poder
terrenal. Durante un tiempo, Judas tuvo acceso al dinero de la gente rica que
apoyaba el ministerio
de ellos. Pero entonces el Señor lo reprendió por criticar el desperdicio. ¿Acaso
fue el comentario corrector de Cristo lo que hizo que la fachada de Judas se rompiera
y se derrumbara?
La intolerancia
a la crítica puede llevar a la venganza. Eso puede haber sido lo que le sucedió
a Judas. Herido por la reprensión del Señor en la fiesta, negocia con los gobernantes
para traicionarlo. Puede haber pensado que había cometido un error terrible al
pasar tres años y medio de su vida con el Señor. Si quería tener algo a cambio
de su tiempo, sólo había una forma de obtenerlo, y era vendiendo lo único valioso
que tenía: el acceso al Maestro.
Esto encaja con
el registro bíblico. Después de dejar la celebración en Betania, el siguiente
lugar a donde se apareció Judas fue en la presencia del sumo sacerdote, negociando
la traición. Judas le preguntó: “¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os
lo entregue?” (Mateo 26:15). Resultó que no mucho. Sólo 30 piezas de plata.
Aparentemente, eso era mejor que nada para Judas, así que lo tomó y comenzó a buscar
una oportunidad de traicionar al Señor (v.16).
Cientos de años
antes de este evento, Zacarías escribió estas palabras: “Y pesaron por [como]
mi salario treinta piezas de plata» (Zacarías 11:12). Esta cantidad se consideraba
el valor de un esclavo (Éxodo 21:32). No fue casualidad que el Señor Jesús fuera
traicionado por esa suma. Fue una de muchas profecías que confirmaron que Él
era el Mesías prometido.
El trato estaba
hecho. El escenario estaba preparado. Judas esperó una oportunidad de cumplir su
parte del acuerdo. Paradójicamente, la ocasión que Judas encontró para hacer su
profana obra era la celebración más santa en el judaísmo. Los judíos habían
celebrado la Pascua durante miles de años, y la liturgia era conocida por
todos. Todo el mundo
celebraba con la misma comida, comida en el mismo orden, con las mismas oraciones y
lecturas de las Escrituras antes de cada plato. Pero esta Pascua era diferente
para los 12 hombres judíos que estaban en el aposento alto. Su rabí hizo un
comentario alarmante: “Uno de vosotros me va a entregar” (Juan 13:21).
Pero el anuncio
no terminó allí. El Señor Jesús les dijo quién iba a ser el traidor. “A quien yo diere el pan mojado. Y mojando el pan, lo
dio a Judas Iscariote, hijo de Simón” (13:26).
En el antiguo
Medio Oriente, el anfitrión de un banquete tenía la costumbre de tomar un trozo
de pan, mojarlo, y darlo al invitado de honor. Algunos sugieren que el Señor hizo
esto como un último gesto de amor a Judas. Pero Judas ya había endurecido su
corazón.
“Y
después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a
hacer, hazlo más pronto” (v.27).
Imagínese al
mismo diablo estando presente en este momento santo. Mientras Dios estaba
entrando en un nuevo pacto con Su pueblo para terminar Su plan de redención,
Satanás estaba entrando en el cuerpo de Judas Iscariote para frustrar ese plan.
Por medio de una serie de decisiones tontas y voluntarias, Judas se convirtió en
el personaje principal en la traición al Hijo de Dios.
“Pero ninguno de los que estaban a la mesa
entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que Judas
tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o
que diese algo a los pobres. Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego
salió; y era ya de noche” (Juan 13:28-30).
Los otros
discípulos seguían sin entender que Judas se estaba yendo para traicionar al
Señor. Pensaron que salía para comprar algo para las necesidades de su ministerio
o para dar algo a los pobres. Una imagen pública bien pulida es difícil de
manchar.
El Señor y los
discípulos que se quedaron se fueron del aposento alto, cruzaron el valle del
Cedrón y entraron en un huerto en el monte de los Olivos. Era un lugar de
retiro espiritual para aquellos hombres, y Judas lo sabía.
Judas regresó a
los principales sacerdotes para hacer los arreglos finales para capturar al
Señor Jesús. Acordaron que un beso sería la señal que Judas usaría para
identificar el blanco (Mateo 26:47-56). Un destacamento de más de 200 soldados
romanos (estacionados en la fortaleza de Antonia cerca del templo en Jerusalén)
acompañaron a la policía del
templo, la cual complacía los deseos de las autoridades religiosas. Se
necesitaba este gran grupo para mantener el orden público si los seguidores del
Señor oponían resistencia.
Con Judas
Iscariote a la cabeza, los funcionarios religiosos y esta nefasta escolta
militar procedieron hacia el Señor. Armados de lanzas y espadas, los soldados
llevaban antorchas y linternas, creando sombras violentamente palpitantes en la
oscura noche cuando se dirigían al solaz huerto de olivos adonde Jesús había llevado
a los discípulos a orar (Juan 18:1-3).
El amenazador
séquito no sorprendió a Jesús. En vez de tratar de escapar, se sometió a ellos
en obediencia al plan de Su Padre. Juan escribió: “Pero
Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les
dijo: ¿A quién buscáis? Le
respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos
Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo
soy, retrocedieron, y cayeron a tierra” (Juan 18:6).
Cuando los
soldados le dijeron al Señor Jesús a quién estaban buscando, el Señor contestó
con las sencillas palabras: “Yo soy” (en griego).
Algunos
eruditos bíblicos creen que su respuesta era una afirmación de deidad, porque
«YO SOY» es el nombre que Dios usó para presentarse a Sí mismo a Moisés en la
zarza ardiente (Éxodo 3:14). Se puede transliterar del hebreo al español como
YAVÉ, “Yo soy” o “el que existe por sí solo”. Esta declaración fue acompañada
de una asombrosa señal que atestiguó a favor de la deidad de Cristo: los
soldados cayeron de espaldas al suelo. No eran ellos quienes tenían poder o
autoridad para arrestarlo: era Él quien se entregaba como sacrificio voluntario
al Padre.
“Volvió,
pues, a preguntarles: ¿A quién
buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús
nazareno. Respondió Jesús: Os
he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que
se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno” (Juan
18:7-9).
Tan pronto como
el Señor Jesús confirmó Su identidad, les ordenó a los guardias que dejaran ir
a sus discípulos. Durante tres años y medio, Judas había formado parte del
círculo íntimo de los discípulos. La
cercanía emocional de estar cerca del Señor había estado disponible para él. No
obstante, se guardó su corazón para sí. Al negarse a ceder su voluntad a la del
Señor se puso a la disposición de Satanás. Como consecuencia, el ángel caído
tenía entonces una presencia física en la cual confrontar al Hijo de Dios
encarnado. Cuando Judas lo besó, el Señor lo confrontó: “Amigo, ¿a qué vienes?”
(Mateo 26:50). Y agregó: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?” (Lucas22:48).
Fue como si se
sorprendiera de las profundidades del mal: usar un gesto de afecto con un
propósito egoísta y destructivo. Judas pervirtió algo bueno usándolo para mal.
Convirtió un símbolo de intimidad en instrumento de traición.
La idea de que el
Señor estuviera bajo custodia de sus enemigos debe haber sido demasiado para Pedro.
Pensando poco en las consecuencias, sacó su espada y le cortó la oreja a Malco,
un siervo del sumo sacerdote. Mientras la sangre corría por la mejilla de su enemigo,
el Señor Jesús respondió con amor sanando la oreja del hombre (Lucas 22:51).
Después de
reprender a Pedro por hacer su voluntad, el Señor demostró sumisión a la
voluntad del Padre permitiendo que lo ataran y se lo llevaran (Juan 18:10-13). Aunque
Él era el que estaba bajo custodia de las autoridades civiles, fue Judas quien
perdió su libertad. Al oponerse al Autor de la vida para ganar algo a corto
plazo, perdió la oportunidad de toda vida futura con el Señor Jesús.
Después de
estos acontecimientos, Judas no salió alegremente a contar su dinero. Un
resultado muy distinto esperaba al apóstol n° 12.
Cuando una
persona comienza a descender por el camino del engaño, hay una variedad de
motivaciones obrando. El mundo secreto de la malevolencia es adictivo porque
implica intriga, euforia y una importancia propia exagerada.
La luz
artificial de la importancia propia
Judas se había
hecho de una imagen que hacía que otros confiaran en él. Debe ser por eso que
lo pusieron a cargo de las finanzas. Pero mientras aceptaba contribuciones con una
mano, se servía con la otra. Su corazón ya mostraba señales de corrupción.
La Biblia no da
evidencia alguna de que los otros apóstoles tuvieran idea alguna de que algo
andaba mal. ¿Acaso debieron haber tenido alguna forma de vigilar a su tesorero?
Algunos cristianos
hoy día creen que un sistema llamado “compañeros en la rendición de cuentas”
puede impedir el fracaso
moral. Existen muy buenas razones para tener a alguien a quien nos sometamos
para rendirle cuentas morales y espirituales (Eclesiastés 4:9), pero el mal puede
engañar incluso al más perspicaz.
Es asombroso
que Judas pueda haber tenido un compañero así. Cuando Cristo envió a los discípulos
a ministrar, los envió en pares (Mateo 10:4). Simón el zelote a menudo se
menciona en conexión con Judas. ¿Quién cuestionaría el carácter de tu compañero
de ministerio si juntos han sanado enfermos y echado fuera demonios? (Lucas
9:1-6). No obstante, dentro de todo corazón humano —el nuestro incluido—, el
bien y el mal luchan por ganar el control (Gálatas 5:17).
La evidencia de
que Judas estaba comenzando a entender la seriedad de su traición no surgió
hasta después de que el Señor estuvo bajo la custodia de las autoridades. No
está muy claro en qué momento el diablo en realidad dejó el cuerpo de Judas.
Pero después que los seis juicios a los que fue sometido el Señor Jesús dieron
como resultado un veredicto culpable, Judas estaba actuando otra vez por iniciativa
propia.
Cuando se enteró
de que el señor había sido condenado a muerte lo lamentó literalmente, sintió “remordimiento”),
lo que sugiere que tal vez él esperaba un resultado distinto. Tal vez esperaba obligar
al Señor Jesús a inaugurar Su reino. En lugar de ello, el Señor permitió que lo
condenaran. El Evangelio de Mateo registra la historia en el capítulo 27:
“Entonces Judas, el que le había entregado,
viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a
los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado
entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros?
¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se
ahorcó” (vv.3-5).
El
remordimiento muchas veces va acompañado de la necesidad de confesar y hacer
restitución. Ambos son evidentes en la historia personal de Judas. Él fue a sus
conspiradores originales, les dijo que entregó “sangre Inocente”, y trató de
devolver el dinero. Al ver que ellos no se conmovieron por su remordimiento,
Judas tiró el dinero en el templo y se fue. Sin esperanzas de corregir las consecuencias
de su traición, Judas se sentenció a sí mismo a la máxima pena : la muerte. Y
se ahorcó.
Según Hechos
1:18, Judas cayó “de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se
derramaron”. Esto pudo haber pasado si la cuerda con que se ahorcó se cortó, o
si la rama del árbol se rompió.
Disipar las
tinieblas
Sólo hubo un
Judas Iscariote. Ha habido otros a lo largo de la historia que han tenido algunos de sus
mismos defectos, pero nadie más desempeñará jamás el mismo papel que tuvo el “hijo
de perdición” (Juan 17:12).
De la misma
forma, nunca habrá otra persona que ocupe el papel de “Hijo de Dios”. El Señor Jesucristo,
la Luz del mundo, manifestó plenamente la naturaleza de Dios. Pero los que
andan en su luz se vuelven portadores de luz.
“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres” (Juan 1:4).
Dios
proporcionó medios sobrenaturales para aflojar nuestra voluntad que nos impide
volvernos hacia el poder transformador de la luz de Dios. Confiar en la
justicia de Cristo y no en la nuestra propia nos salva de tener que pagar la
pena máxima por el pecado. Pero aun así nos inclinamos a buscar nuestros propios
intereses a expensas de otros, y seguimos siendo vulnerables al autoengaño (Romanos
7:1-25).
El apóstol Juan
subrayó esto cuando escribió: “Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).
La diferencia
entre la gente que vive por la gracia de Dios y los que se deslizan cada vez
más rápidamente hacia el abismo del mal se puede ver en el grado hasta el cual
uno rinde su corazón a Dios. Una voluntad sumisa a Dios reconoce cuándo está equivocada
y se arrepiente. Un corazón decidido a hacer lo que quiere no se ha rendido a
Dios y usa el engaño y la manipulación para hacer que los demás hagan lo que él
quiere.
Judas usó la
luz artificial de la ambición religiosa para cuidar de sus propios intereses.
Usó la luz artificial de la falsedad moral para disfrazar su propio pecado y arrojar
una sombra de duda sobre la justicia genuina de los demás. Y usó la luz artificial
de la importancia propia para traicionar a Aquel que vino a salvar al mundo.
Para evitar el
carácter de un Judas, tenemos que ser cada vez más transparentes y auténticos
en nuestros tratos con Dios y con los hombres. El apóstol Juan nos dice cómo:
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos:
Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión
con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si
andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la
sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:5-9).
Confesar es una palabra común en el vocabulario
cristiano, pero su significado a veces se entiende mal. La palabra confesar no significa simplemente admitir lo
que hemos hecho mal ni hacer una lista oral de trapos sucios. Significa “estar de
acuerdo con” o “decir la misma cosa”. Cuando estamos de acuerdo con Dios acerca
de una acción que no le agrada, estamos confesando. Y cuando confesamos, Él
puede limpiarnos, llenarnos de nuevo con Su Espíritu (Efesios 5:18; Gálatas 5:16-17),
y fortalecernos para resistir ese pecado en el futuro.
Algunos podrían preguntar: “Si Dios
perdonó todos mis pecados en la conversión, ¿por qué tengo que seguir
confesando?”
La respuesta
comienza con otra pregunta. ¿Alguna vez se ha distanciado de un amigo o amiga
porque sabía que le habías ofendido? Evitar el problema no lo arregla. Cuando
ignoramos una ofensa, la alienación aumenta. Pero cuando admitimos nuestras
malas acciones comienza la reconciliación. Estar de acuerdo con Dios es así. Admitimos
que nos hemos desviado del camino de la justicia por el que Él quiere que andemos,
y expresamos nuestro deseo de regresar.
Cuando la
confesión va seguida de arrepentimiento —regresar a Dios— Dios nos da la
bienvenida de nuevo a Su presencia y comenzamos una vez más a caminar en la luz
de Su amor y guía divina.
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi
camino” (Salmo 119:105).
El admitir
nuestro pecado a un amigo en quien confiamos es otra forma de confesión que puede
aumentar nuestra transparencia y movernos hacia una mayor autenticidad y
obediencia. Necesitamos personas dignas de confianza en nuestra vida que estén
“hablando la verdad en amor” (Efesios 4:15). Cuando el amor de una persona por nosotros
es sincero y sin hipocresía (Romanos 12:9), confiamos en que esa persona señale
los puntos débiles de nuestro carácter, los cuales, irónicamente, por lo general
son los lugares donde oponemos mayor resistencia a Dios.
Necesitamos una
exposición regular a la luz de los pensamientos y los caminos de Dios para mantener
nuestra pureza. Las citas regulares con Dios permiten que la luz de Su Palabra
exponga las áreas ocultas de pecado, las cuales entonces pueden ser sanadas con
oración y confesión. Sin embargo, si no se les presta atención, crecen hasta
convertirse en un mal invasor que sólo la muerte puede erradicar. El Señor Jesús
no se ocultó de la luz de su Padre, ni tampoco ocultó la luz. En todos los relatos
de los evangelios vemos cómo usó la luz para exponer amable pero claramente la
verdad acerca de la gente: la mujer en el pozo, Zaqueo, Nicodemo, el joven
rico. Éstos y otros eran una mezcla
improbable de personas para recibir la atención del Dios-hombre. Pero el Señor Jesús
se tomó el tiempo para hacer brillar la luz adondequiera que alguien expresaba
interés en ver.
Las propias
conversaciones del Señor con Su Padre muestran la manera de llegar a ser
dirigido por los demás y no por uno mismo (Marcos 1:35-39). El Señor Jesús, la
luz del mundo, nos ha pasado la antorcha. Tenemos que sostenerla en alto y
mantenerla ardiendo mucho en un mundo oscuro. La cura para un corazón egoísta
es concentrarse en los demás y ser conducto del amor de Dios.
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para
que vean vuestras buenas obras y, glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos” (Mateo 5:16).
Es importante
recordar a los otros 11 discípulos que se sometieron a la voluntad del Señor e
imitaron su ejemplo de andar en la luz. A través de ellos, el mundo cambió completamente
para bien por el poder de Dios. Los enfermos fueron sanados, los muertos
resucitaron, se proclamó el evangelio y se estableció la iglesia, contra la
cual no prevalecerán las puertas del hades. La gente débil y propensa a pecar
se convirtió en canales del amor de Dios y luz a un mundo necesitado.
Cuando
renunciamos a nuestros propios planes y rendimos nuestra voluntad a la de Dios,
su amor fluye a través de nosotros hacia los demás al “encontrar una necesidad y
satisfacerla, encontrar una herida y sanarla”. Ser humanos es tener necesidades
y deseos. Éstos no son malos ni pecaminosos. Son dados por Dios y no se pueden
satisfacer si no es con una conducta que honre a Dios. Las buenas decisiones nos
acercan a Dios y a la larga nos dan satisfacción; las malas decisiones nos alejan
de Él y nos producen una insatisfacción cada vez mayor. Decidir qué camino
tomar exige discernimiento espiritual. Discernimiento significa “reconocer o
identificar”. El discernimiento espiritual es la capacidad de reconocer e
identificar decisiones que nos van a ayudar a permanecer en la luz.
“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora
sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es [consiste]
en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor” (Efesios
5:8-10).
“Comprobando
lo que es agradable al Señor”; es decir, “examinando qué es lo que agrada al Señor”. Es una frase
que también se usa para comunicar la idea de probar metales para determinar si
son genuinos. Todas las decisiones que tomamos que aumentan nuestro deseo de
obedecer a Dios pasan la prueba de agradarle. Una vida de discernimiento y
obediencia nos mantiene alejados de las sombras y en la presencia de la luz
maravillosa de Dios. Y cuando andamos en la luz, tomamos decisiones que
satisfacen nuestras necesidades y las de otras personas por medio de una
conducta no egoísta y piadosa.
Andar en la luz
El mal incluye
una falta de disposición a admitir nuestras faltas morales y a hacer cambios. Se
oculta de la luz. Siempre que resistimos la voluntad de Dios y su voz de
conciencia permitimos que el mal entre en nuestra vida. Cuando Judas rehusó
dejar que la luz de Dios expusiera los lugares oscuros de su corazón se
convirtió en instrumento de Satanás.
El remedio de
Dios para la oscuridad es la luz. Andar en la luz significa asegurarse de que
Dios sea nuestro líder espiritual cada día. Significa reconocer nuestra
tendencia a pecar y estar dispuestos a cooperar con Dios cuando Él haga
resplandecer una luz en las acciones
que tienen que cambiar. Dios es el “Padre de las luces”, y andar con Él disipa
la oscuridad y nos permite recibir todo don perfecto.
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de
lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de
variación” (Santiago 1:17).
Nuestro Señor y
Rey da su poder a los que desean andar con Él en la gloriosa luz de Su
presencia, y que quieren traer libertad y sanidad a los que siguen presos en el
yugo del pecado y el mal. He aquí una lista de verificación para andar en la
luz:
1. ¿Acaso las
ofensas nos han hecho buscar venganza, o estamos aprendiendo a perdonar?
2. ¿Señalamos
los pecados de los demás para desviar la atención de nuestros propios pecados,
o estamos trabajando en nuestros propios problemas?
3. ¿Culpamos a
los demás por nuestros fracasos, o asumimos la responsabilidad de nuestras propias
acciones?
4. ¿Promovemos nuestros
propios intereses con los demás, o nos rendimos a los propósitos de Dios?
5. ¿Estamos
proyectando una imagen falsa, o nos estamos volviendo más transparente con los
demás?
6. ¿Hemos
tratado de tener algún tipo de relación honesta para rendir cuentas, o tratamos
de engañar a la gente?
7. ¿Estamos
creciendo en la manera en que nos rendimos a Dios, o anidamos fuertes de voluntad
propia?
8. ¿Estamos
estableciendo barreras para nuestras pasiones y canalizándolas a través de
salidas piadosas, o estamos dejando que nos controlen?
9. Cuando somos
tentados, ¿nos sometemos a Dios y resistimos al diablo, o nos limitamos a ceder?
10. ¿Estamos
restaurando nuestra alma el tiempo devocional que pasamos con Dios (Salmo 23:1-3),
o este es infrecuente y está en decadencia?
El mal busca
sus oportunidades y se establece como un parásito donde encuentre condiciones que
le den la bienvenida. Adopta el lenguaje y las costumbres locales; infesta las formas
de vida y se apodera de ellas de una forma similar a como la locura puede apoderarse
de una vida que antes era sana y desplazar a la persona que vivía allí antes.
Puesto que el
motivo primordial del mal es disfrazar, uno de los lugares adonde es más
probable encontrar personas malas es dentro de la iglesia. ¿Qué mejor forma de
ocultar nuestro mal de nosotros mismos, y de los demás, que siendo diácono o
alguna otra forma muy visible de cristiano dentro de nuestra cultura? En India,
el mal mostraría una tendencia similar de ser “buenos” hindúes o “buenos”
musulmanes. No decimos con esto que los malos no son otra cosa que una pequeña
minoría entre los religiosos, o que los motivos religiosos de la mayoría de la
gente son falsos. Pero las personas malas tienden a gravitar hacia la piedad
por el disfraz y el encubrimiento que esta
puede ofrecerles.
Nuestra
generación es realista, pues hemos llegado a conocer al hombre tal como es
realmente. Después de todo, el hombre es ese ser que inventó las cámaras de gas
de Auschwitz; sin embargo, también es el ser que ha entrado derecho en esas
cámaras de gas, con el Padrenuestro o el Shema Yisrael en la boca.
La elección es nuestra
El enmascarar
el mal para que parezca bien es una idea perturbadora. Existe una diferencia
que desconcierta entre un corazón cálido quebrantado y una mente fría
maquinadora. Una, como la de Judas, está tan comprometida con sus malas
acciones que se cubre de túnicas de justicia. La otra, como la de Pedro, es completa
y lamentablemente defectuosa.
Según el
registro del evangelio, Pedro dio pasos gigantes de fe y experimentó el fracaso
(Mateo 14:22-33). Pudo hacer profundos pronunciamientos espirituales que
estuvieron seguidos de expresiones demoníacas (Mateo 16:13-23). No obstante, en
toda su imperfección, Pedro permaneció suave con respecto a Dios. Eso no sucedió con Judas Iscariote. Judas era un
rebelde endurecido y un ladrón que se vistió de hipocresía espiritual. Fue él
quien argumentó que un regalo caro de devoción a Cristo debió haberse vendido y
dado a los pobres (Juan 12:4-6). Sin embargo, Judas también es el que traicionó
a Cristo por 30 piezas de plata y lo entregó a sus enemigos (Mateo 26:15,46-49). El persistente rechazo
de Judas de la luz espiritual a la larga dio como resultado actos grandes de maldad y
destrucción propia.
La aplicación
espiritual para nosotros tiene dos vertientes. Si nunca hemos confiado en
Jesucristo personalmente como Salvador y Señor, entonces ahora, al contemplar
el precio del mal personal, es nuestra oportunidad de admitir nuestra necesidad
de Él.
Según la
Biblia, todos nosotros hemos hecho mal, no sólo porque somos imperfectos, sino
porque nacimos en este mundo separados espiritualmente de Dios (Romanos 3:23;
6:23). El hecho de nuestra propia naturaleza humana caída exige que admitamos
que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Nuestra única esperanza es pedir a Cristo
que perdone nuestro pecado y nos dé vida eterna.
Si usted se da
cuenta de que todavía no ha confiado en el Señor Jesús como Salvador, puede hacerlo
ahora mismo apoyándose en la promesa de la Biblia de que todos los que creen y
confían en Él reciben perdón de pecados y vida eterna (Juan 1:12; 5:24).
La segunda
aplicación es para aquellos de nosotros que ya hemos confiado en Cristo como Salvador.
El examinar la vida de Judas puede haber revelado una inclinación en nosotros a
ocultar nuestras propias motivaciones bajo la ropa de la religión. Si esto le
sucede a usted, puede estar seguro de que no es el único. El ser cristiano no
nos hace inmunes a los deseos y las distracciones de nuestro propio corazón. Lo
importante es que procuremos ser honestos con nosotros mismos y con Dios.
Siempre que
descubramos que nuestros pensamientos, palabras o acciones se están descarriando,
confesémoslos al Señor (1 Juan 1:9). Luego dependamos del Espíritu Santo que
mora en nosotros para que viva la vida cristiana por medio de nosotros (Juan
15:1-8; Gálatas 5:16; Efesios 5:18).
El apóstol Juan
habló del gozo y la oportunidad que son posibles para todos nosotros cuando
escribió:
“Estas
cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido [completo]. Dios es
luz. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y
no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y
andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en
luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:4-7).
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