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miércoles, 18 de enero de 2012

LA REVELACIÓN DEL ANTICRISTO - Apocalipsis 13:1-18.

Nota: Este estudio fue preparado hace más de diez años atrás. Lo hemos actualizado. Es una sombra en comparación con el nuevo estudio, que es mucho más específico y definido. Así que el lector debe tener presente que lo que lee aquí refleja el conocimiento sobre el tema que teníamos hace más de una década. El nuevo estudio está disponible como parte del comentario completo del Apocalipsis.
   


v. 1 – Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo – Algunas versiones modernas incluyen la primera parte de este versículo al final del capítulo 12, diciendo: “Y él [el Dragón] se puso de pie sobre la arena del mar”. Este es el caso de la RVA. Según este orden, Apocalipsis 13:1 comenzaría diciendo: “Y vi [Juan] subir del mar… ” No hay ninguna razón para alterar el orden de la versión Reina-Valera 1960. La Reina-Valera 1909, que es aún más confiable, confirma que este versículo debe permanecer como está. Igualmente, Apocalipsis 14:2 confirma que Juan ha descendido a la tierra con el fin de describir estos acontecimientos. No debe haber ninguna duda acerca de la estrecha relación que existe entre Apocalipsis 12-13 y 14. El Dragón de Apocalipsis 12, habiendo sido expulsado del cielo a la tierra, hace subir una Bestia del mar. Juan lo está observando y registrando para nosotros. Los eventos descritos en Apocalipsis 13 ocurren en la tierra como consecuencia de la expulsión de Satanás del cielo. Como veremos, el contexto de Apocalipsis 13 apoya este punto de vista.

Juan continúa cumpliendo la orden que recibió de profetizar contra “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. En Apocalipsis 13, en particular, profetiza contra los reyes que conforman el último y más poderoso Imperio Bestial que intentará impedir el establecimiento del Reino Milenial de Cristo en la tierra. Para algunos el “mar” aquí tiene sólo un significado simbólico. En un pasaje de la Escritura, el mar es una figura de la humanidad inquieta alejada de Dios (Isaías 57:20). El mar es traicionero, y la traición ha desempeñado desde el principio un rol muy importante en el surgimiento de los grandes imperios. El mar es inquieto, como la historia de las naciones es inquieta. El mar también puede ser muy destructivo; todos los imperios gentiles mencionados en la profecía han sido destructivos. Esto sugiere que la Bestia aparecerá en escena en un momento de grandes disturbios globales. Será el resultado de una crisis en la “Aldea Global”. Si tenemos presente que Satanás y sus ángeles han sido arrojados del cielo a la tierra con poco tiempo para actuar, esta lectura que se le da al mar de Apocalipsis 13:1 tiene mucho sentido. Pero como el contexto de todo Apocalipsis 13 lo demostrará (así como lo demuestra el contexto de Daniel 7:2-3, 17), el mar del cual sube la Bestia también es literal. No en vano la voz en el cielo exclamó: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!” (Ap. 12:12). Se trata del Mar Mediterráneo.  

Juan ya se refirió a una Bestia en Apocalipsis 11:7. Ahí él indicó que la Bestia que sube del abismo finalmente matará a los Dos Testigos. Pero en Apocalipsis 11:7 Juan dice “la” Bestia; aquí en Apocalipsis 13:1 Juan dice “una” Bestia. Queda claro que en Apocalipsis 13:1 Juan no se está refiriendo al mismo ser (o entidad) de Apocalipsis 11:7. En Apocalipsis 11:7 la Bestia es claramente el Anticristo controlado por un príncipe satánico liberado del abismo. En Apocalipsis 13:1 la Bestia es un imperio compuesto por reyes. Aunque ya mencionamos el tema en Apocalipsis 11, y lo volveremos a tratar más en detalle en Apocalipsis 17, conviene que  repitamos la aclaración cuantas veces sea necesario para que entendamos bien qué es lo que el texto está diciendo cuando habla de la/una Bestia. Mucha confusión sobre el tema se ha propagado por el desconocimiento de que la Bestia simboliza tres cosas en el Apocalipsis: 1.- un hombre mortal (el Anticristo); 2.- un ser angelical (príncipe satánico) que es liberado (sube) del abismo y controla al Anticristo; y 3.- el último imperio/reino bestial. En algunos pasajes el vocablo Bestia alude a los tres significados simultáneamente; en otros pasajes, alude a sólo dos de ellos. En ambos casos, sin embargo, el contexto clarifica al texto.

En Apocalipsis 11:7 la Bestia es claramente una persona (el Anticristo controlado por un príncipe satánico liberado del abismo)  con la cual la gente está familiarizada. En Apocalipsis 13:1 la Bestia es un imperio compuesto por reyes. Al igual que en Apocalipsis 12, en Apocalipsis 13:1 Juan esta contemplando una alegoría. Al igual que el Dragón escarlata, la Bestia tiene cabezas, cuernos y diademas. Así como el Dragón escarlata representa a Satanás, la Bestia compuesta descrita aquí representa al Imperio Bestial del Anticristo que será controlado por la Bestia que sube del abismo (príncipe satánico). En Apocalipsis 12 vimos que el Dragón escarlata poseía siete diademas sobre sus siete cabezas, y diez cuernos. Los cuernos del Dragón no poseían diademas. En Apocalipsis 13:1 vemos que la Bestia que sube del mar también tiene siete cabezas pero las diez diademas ahora están sobre sus diez cuernos. Esto significa que la estrategia de la Bestia con los diez cuernos coronados es diferente de la estrategia del Dragón con las siete cabezas coronadas. En Apocalipsis 12 el Dragón escarlata había delegado su poder a los siete imperios (cabezas) que intentaron destruir al Hijo al momento de Su nacimiento. En Apocalipsis 13:1 el poder ha sido delegado a los reyes que componen el último Imperio Bestial. Daniel 7:24 dice: “Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes . . . ”

Basados en Daniel 7, dijimos en nuestro análisis de Apocalipsis 12 que las cabezas representan imperios y que los cuernos representan reyes. Las bestias descritas en Daniel 7 representan reyes/reinos, y los cuernos sólo representan reyes escatológicos. En Daniel, las bestias reinan sucesivamente. En Apocalipsis, los cuernos reinan simultáneamente.

Daniel 7:8 dice: “Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros”. Los diez cuernos de la cuarta bestia/imperio están directamente conectados con el escenario de los últimos tiempos que precede al establecimiento del Reino Milenial. La Bestia de Apocalipsis 13:1 forma parte de la segunda fase del plan de Satanás. Es la cuarta bestia/imperio de Daniel 7. Es de esta cuarta bestia/imperio que surgen los diez cuernos/reyes escatológicos. Esto explica por qué los diez cuernos tienen diademas. Los reyes aliados que servirán al Anticristo ocupan el primer plano aquí. Las cabezas, que son los troncos de donde los reyes reciben su sabia imperial, están en segundo plano.

La revelación progresa. El texto nos dice que la Bestia que sube del mar tiene “sobre sus cabezas, un nombre blasfemo”. Esta es otra característica que la diferencia del Dragón escarlata. Carballosa traduce así este pasaje: “sobre sus cabezas, nombres de blasfemia”. Es decir, las siete cabezas tienen cada una un nombre blasfemo. En Apocalipsis 12 dijimos que las cabezas coronadas del Dragón representaban a cada uno de los imperios que gobernaron sobre todo el mundo conocido de sus tiempos. Detrás del dominio mundial que tuvieron, estaba Satanás esperando “devorar” al Hijo cuando naciese. Las cabezas del Dragón de Apocalipsis 12 y las de la Bestia en Apocalipsis 13:1, ¿son las mismas? Veremos que no. Pero primero tenemos que definir qué es una blasfemia. El mismo vidente Juan nos da la respuesta en su evangelio. Juan 10:32-33 nos cuenta que en una ocasión los judíos quisieron apedrear a Jesús, quien les respondió: “Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”. Algo similar ocurre en el evento mencionado en Marcos 2:3-11. Los cristianos sabemos que Jesús no blasfemó. Las Escrituras proporcionan abundante evidencia acerca de las doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Dos de ellas son: la deidad de Cristo y la trinidad de Dios. De tal forma que una blasfemia es hacerse pasar por, o hacerse igual a, Dios. Los reyes de los siete reinos que identificaremos a continuación exigieron que sus súbditos los adorasen como a dioses.

v. 2 - Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad - “Y la bestia que vi”. Juan continua describiendo a la Bestia que sube del mar. La palabra griega tharion (bestia) es de género neutro; es decir, no es ni masculino ni femenino. Así que el artículo femenino que la antecede en castellano es utilizado sólo porque las reglas gramaticales del idioma así lo exigen. Que la Bestia es un monstruo compuesto que representa el último gran Imperio Mundial lo prueba su descripción. Esta Bestia es la suma total de los reinos previos que fueron hostiles al profetizado Reino de Dios. La Bestia es “semejante a un leopardo”, tiene pies “como de oso” y boca “como boca de león”. Estas características como de animales salvajes son simbólicas, pero también geográficas. Es decir, representan tanto aspectos de la personalidad de la Bestia como el área geográfica de la cual surgirá. El leopardo es conocido por su velocidad y fiereza. Las patas del oso son fuertes, pesadas y gruesas, con uñas recias y en forma de ganchos. El rugido del león es impresionante, y posee largos colmillos que lo distinguen como un poderoso carnívoro. Así que la Bestia contemplada por Juan es salvaje, carnívora, veloz, feroz, atemorizante. Lo que Juan le atribuye a una sola Bestia, Daniel 7:1-9 le atribuye a tres: un león (Babilonia), un oso (Medo-Persia), un leopardo (Grecia). La importancia bíblica de estos reyes/reinos radica en la relación que tuvieron con Israel. La agenda escatológica de la Bestia compuesta tiene que ver con la agenda histórica de cada uno de estos previos reyes/reinos – impedir que el establecimiento del Reino Milenial de Cristo en la tierra. Lo que Daniel vio en forma sucesiva, Juan lo ve en forma simultánea.

En nuestro análisis de Apocalipsis 13:1 dijimos que el mar del cual sube la Bestia es el Mar Mediterráneo. La descripción de la Bestia compuesta de Apocalipsis 13:2 confirma nuestra conclusión. Queda claro que lo que Juan está describiendo aquí es un resurgimiento del mundo antiguo (Pearlman). El Nuevo Oriente Medio estará compuesto principalmente por Grecia, Medo-Persia y Babilonia. Es importante destacar que, en las características de la Bestia compuesta que Juan ve, el leopardo (Grecia) prevalece sobre el león (Babilonia) y el oso (Medo-Persia). La Bestia entera es descrita por el vidente como “semejante a un leopardo”. Los pies “como de oso” y la boca “como boca de león” forman parte de un cuerpo “semejante a un leopardo”. El cuerpo es más que la boca y los pies (los principales órganos de un animal se hallan en el cuerpo). El rol escatológico de estos imperios del pasado es confirmado por la Escritura. En Daniel 8:1-27 el Anticristo aparece surgiendo de una de las cuatro divisiones del antiguo Imperio Grecomacedónico. En Apocalipsis 13:11-17 hay una alusión importante a Medo-Persia. Y en Apocalipsis 18, Babilonia es descrita como el cuartel general del imperio del Anticristo.

Juan dice que la Bestia compuesta tiene siete cabezas. Ya destacamos que las características del leopardo prevalecen por encima de las del oso y del león. El motivo es el siguiente. Daniel 7:4-7 describe las bestias primera [león/Babilonia], segunda [oso/Medopersia] y cuarta [la Bestia de diez cuernos] como teniendo cada una cabeza. Pero a la tercera bestia [leopardo/Grecia] la describe teniendo cuatro cabezas. El leopardo simboliza a Alejandro Magno y a su vasto imperio. Las cuatro cabezas simbolizan las cuatro divisiones que surgieron del Imperio Griego después de la muerte de Alejandro. Como este emperador murió sin dejar descendencia, sus cuatro generales recibieron dominio sobre esas divisiones. Casandro, recibió Grecia y Macedonia; Ptolomeo, Egipto y Palestina; Lisímaco, Tracia y gran parte del Asia Menor; Selecuco, recibió Siria y gran parte del Medio Oriente. Es la convicción del que escribe que estas cuatro “cabezas” deben sumarse a las de las bestias primera, segunda y cuarta. Al hacerlo, tenemos identificadas a las siete cabezas y la explicación de por qué las características del leopardo prevalecen por encima del las del oso y del león en la Bestia compuesta.

Otra prueba de que estos siete reinos han de ser restaurados para desempeñar un importante rol escatológico lo hallamos en Daniel 2:31-45. Aquí Cristo, representado por la Piedra cortada “no con mano”, desmenuza el hierro [la Bestia de diez cuernos – Dn. 7:7], el bronce [Grecia – Dn. 7:6], la plata [Medopersia – Dn. 7:5] y el oro [Babilonia – Dn. 7:4]. A lo que el lector le debe poner mucha atención es al hecho de que la Piedra no sólo golpea el hierro, el bronce, la plata y el oro, sino que los pulveriza hasta tal grado que estos “fueron como las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno” (Dn. 2:35). Si son destruidos simultáneamente, tienen que estar presentes en el momento en que Cristo [la Piedra] regrese a la tierra para instaurar el Reino Milenial. Cada uno de estos reinos tiene que ser renovado y restaurado al lugar de importancia que tuvieron en el pasado. Es importante destacar cómo las profecías de Daniel confirman en este breve pero significativo pasaje de Apocalipsis 13:2 que el Mundo Antiguo resurgirá. Lo que vemos aquí es la consolidación del centro internacional de poder del Anticristo. Como en los tiempos del Nuevo Testamento, en los últimos días el centro internacional de poder estará ubicado en el área del Mediterráneo. El Nuevo Orden Mundial del que tanto se habla hoy en las reuniones cumbre de los estadistas no es otra cosa que el retorno al Viejo Orden Mundial. Las naciones del Oriente Medio, Europa Oriental y África del Norte recuperarán su gloria pasada y desempeñarán roles decisivos en los eventos que precederán y acelerarán la instauración del Reino de Cristo en la tierra. Por imposible que le parezca a la mente moderna, el occidente tendrá muy poca importancia cuando las manecillas del reloj profético comiencen su cuenta regresiva hacia el fin de la era.

Las Escrituras aún nos dan una tercera prueba de que los siete reinos ya mencionados han de ser restaurados para desempeñar un importante rol escatológico. En forma combinada, Daniel 2 y 8, y Ezequiel 38 nos informan que las naciones que estarán bajo el mando del Anticristo son Irak, Irán, Siria, Etiopía, Libia, Egipto, Turquía, Jordania y otros dos países más difíciles de identificar. Por lo tanto es lógico suponer que los “cuernos” de la Bestia compuesta de Apocalipsis 13:1 son los líderes de estas naciones. Magna Grecia incluyó entre sus límites las naciones mencionadas, extendió su cultura por todo el mundo mediterráneo y continuó influyendo aún durante el apogeo de Roma. En cuanto a la religión, sus dioses eran seres que habían sido humanos y que habían alcanzado la inmortalidad tras realizar actos heroicos, pero descendían a la tierra con frecuencia para inmiscuirse en los asuntos de los mortales – veremos que esta es exactamente la idea subyacente en Apocalipsis 13:6. La filosofía griega es la historia del pensamiento humano autónomo. Comenzando con grandes vuelos en los que lo más válido fueron las preguntas planteadas. Luego de un lento proceso en el que no halló respuestas que satisfacieran al hombre entero, la filosofía griega declinó hasta degenerar en la etapa existencialista, donde primó la desesperanzada. Este ciclo se ha repetido en la civilización occidental con el “Renacimiento” y la “Ilustración”, hasta llegar a lo que algunos han definido como la “angustia vital” que impera en la sociedad de nuestros días. Sin embargo, en los más altos estratos sociales de la Aldea Global se está viendo un fuerte resurgimiento del espíritu griego positivo, que es una sofisticada amalgama entre su religión y su filosofía – junto a otras creencias paganas. Es el movimiento de la Nueva Era. No tenemos espacio aquí para hacer un análisis de este movimiento y de su importancia para el establecimiento del Reino Anticristiano. Pero para las mentes desprejuiciadas e informadas, lo dicho hasta aquí es suficiente evidencia de que el Mundo Antiguo está resurgiendo. 

El origen del poder de la Bestia compuesta es Satanás. “Y el dragón le dio su poder . . . y su trono, y grande autoridad”. Todo lo que la Bestia posee: poder, trono y autoridad, proviene de Satanás. Lucas 4:6 dice: “Y le dijo [a Jesús] el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy”. Lo que Satanás le ofreció a Jesús, ahora se lo da a la Bestia compuesta, y por medio de ella, a la Bestia humana: el Anticristo. No habrá nada en todo el mundo que se pueda comparar a la Bestia compuesta. Así como no habrá nadie que se pueda comparar a la Bestia/Anticristo. La Bestia compuesta que sube del mar (Ap. 13:1), la Bestia que sube del abismo (Ap. 11:7; 17:8) y la Bestia/Anticristo que lidera a los diez cuernos (Ap. 17:12) son sinónimos. Sus entidades se diluyen y metamorfosean en una Bestia porque tienen el mismo impío propósito. Lo mismo sucede con el rey, el reino y el príncipe satánico que deriva su nombre del reino que gobierna. Los tres son una cabeza.

v. 3 – 4 - Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? Ya sabemos que en el Apocalipsis una cabeza representa a: 1.- un reino/imperio y 2.- al rey de ese reino. Ahora sabremos que, además, una cabeza representa a: 3.- un príncipe satánico que gobierna a ese reino desde las tinieblas. Juan nos dice que vio “una de sus cabezas como herida de muerte”. Esta no es la mejor traducción del griego original (Cooper); le da al lector la impresión de que la cabeza no estaba realmente muerta, sino herida de gravedad. Una traducción literal del griego diría: “Y una de sus cabezas había sido asesinada [estaba muerta], pero la llaga que le causó la muerte fue sanada” (Cooper). La frase que se traduce aquí “como herida mortal”, es la misma (en griego) que Juan emplea para referirse a Cristo en Apocalipsis 5:6, donde dice que en medio de la corte celestial estaba en pie: “un Cordero como inmolado”. Como bien lo sabemos, el Señor murió de verdad. Así, también, la cabeza mencionada aquí estaba muerta. En este punto, no se nos dice cómo murió. En cambio, se nos dice que volvió a la vida: “pero su herida mortal fue sanada”. El profesor de hermenéutica Charles Cooper nos informa: “Como sin duda el lector sabe, el idioma griego es mucho más preciso que cualquier traducción… Lo que se enfatiza aquí es el hecho de que la cabeza revivió, no que la herida fue sanada”.

“Y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia”. Es evidente que la atención ahora se centra en la Bestia/Anticristo. Es esta última la que ha asombrado a “toda la tierra”. Este asombro demuestra que algo sobrenatural ha ocurrido. Toda la tierra no significa cada individuo sobre la faz de la tierra. Es como decir todo el mundo, por la mayoría que importa. En todo caso, indica que desde los cuatro puntos del orbe un abrumador número de los moradores de la tierra se sorprenden por el hecho de que la cabeza ha regresado de la muerte. El adverbio, en pos no aparece en el griego original (Cooper), pero expresa el correcto sentido del texto. La idea es que la mayoría de los moradores de la tierra se transforman en seguidores de la Bestia/Anticristo tras la restauración a la vida de una de las cabezas de la Bestia compuesta. La primera línea del siguiente versículo confirma esta hipótesis: “y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia”. ¿Por qué adoran al Dragón? El pasaje sugiere una secuencia como esta: El Dragón/Satanás le da autoridad a la Bestia/Anticristo. La autoridad del Dragón está representada por la Bestia que sube del abismo. Este subir del abismo y retomar su puesto como el príncipe soberano de su antiguo reino, es la resurrección de la cabeza que menciona el pasaje. Los moradores de la tierra se asombran pensando que es la Bestia/Anticristo la que ha realizado la hazaña, y se transforman en sus fieles seguidores, y por lo tanto en adoradores del Dragón/Satanás. Por medio de este acto engañoso, el Dragón/Satanás triunfa sobre los moradores de la tierra. Les ha dado lo que ellos querían: un Superhombre. De ahora en adelante toda la tierra escuchará la voz de la Bestia/Anticristo y obedecerán sus órdenes: lo han deificado. Las últimas líneas de Apocalipsis 13:4 confirman esta lectura: “y adoraron a la bestia”. Los moradores de la tierra adoran a la Bestia/Anticristo por la autoridad (poder) que ostenta. No saben que dicha autoridad proviene de Satanás. No saben que dicha autoridad es en realidad la Bestia que sube del abismo -- el príncipe satánico que gobierna desde las tinieblas el reino que ha sido restaurado. La Bestia del abismo ha sido liberada de su prisión y ha retomado el control de su antiguo reino. Lo ha resucitado poniéndolo de nuevo en vigencia en el escenario internacional.

La Bestia que sube del abismo también controla al Anticristo. Mencionamos previamente que en Daniel 8:1-27 el Anticristo aparece surgiendo de una de las cuatro divisiones de la antigua Grecia. Y en Apocalipsis 13:2 (ver también Dn. 7:1-9) vimos que el cuerpo semejante a un leopardo de la Bestia compuesta simboliza al Imperio Grecomacedónico. Colegimos, entonces, que la cabeza/reino que vuelve a la vida es el antiguo Imperio Grecomacedónico. Esto nos revela, además, la identidad de la Bestia que sube del abismo: es el príncipe de Grecia mencionado en Daniel 10:20. Las últimas visiones de Daniel son acerca del Imperio Grecomacedónico, sus cuatro divisiones y el surgimiento del Anticristo de una de ellas (Dn. 8:9, 20-25; 11:1-45). En Joel 3:6 y Zacarías 9:13 tenemos profecías adicionales que describen a “los griegos” como enemigos escatológicos de Israel. Esto demuestra el importante rol que aún tiene que desempeñar el príncipe de Grecia como instrumento satánico opositor al establecimiento del Reino del Mesías en la tierra.

Toda la tierra está eufórica, y expresa su actitud desafiante haciendo dos preguntas retóricas: “¿Quién como la bestia…” Esta pregunta es una mofa del cántico de Moisés. Cuando celebraba la derrota que Jehová infligió a los egipcios en el Mar Rojo, Israel cantó: “¿Quién como tú, oh Jehová entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (Ex. 15:11). Es obvio que ningún ser humano es como la Bestia/Anticristo, por lo tanto el truco aquí parece ser el de retar a Dios para que se manifieste. Si Él es Todopoderoso, sin duda debería hacer algo más grande de lo que la Bestia/Anticristo ha hecho. Si no lo hace, es porque no existe. Los impíos moradores de la tierra no saben que Dios ya ha aceptado el desafío. La segunda pregunta es: “… quién podrá luchar contra ella?” Ante los ojos de toda la tierra, la Bestia/Anticristo ha resucitado a una de las cabezas/reinos de su Imperio. Dado lo grandioso de la hazaña, los moradores de la tierra probablemente piensen que la Bestia/Anticristo es inmortal. Es absurdo oponerse a alguien que no puede ser muerto o sometido. Este aciago panorama es el cumplimiento, entre otras profecías, de 2 Tesalonicenses 2:9-12: “… inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.”

Nota: Las variadas e imaginativas teorías que dicen que el Anticristo es un hombre muerto que resucitará, o que será asesinado a la mitad de la Semana y volverá a vivir, o que será una encarnación de Satanás, o un espíritu humano reencarnado…, no tienen base bíblica alguna. Son pura especulación, fantasías que sirven para hacer guiones cinematográficos y novelas sensacionalistas de las que este estudio se distancia. Como hemos visto, la realidad Bíblica supera a la ficción. Si el lector tiene dificultad en creer que estemos en lo correcto, le sugerimos que tenga presente que Apocalipsis 13:3-4 se complementa con Apocalipsis 17:8-11. Cuando arribemos allí, será el momento de tomar una decisión definitiva en cuanto a la verosimilitud de nuestras conclusiones.

v. 5 - También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses – La primera parte de este versículo es una alusión directa a Daniel 7:8, 20, donde el Cuerno Pequeño es descrito poseyendo una boca que hablaba grandes cosas. También parece ser parte del significado de la boca “como de león” de la Bestia compuesta. La frase “se le dio boca” es una figura de dicción. Significa que la Bestia/Anticristo aterrorizará a todos los moradores de la tierra con su discurso al mismo tiempo que blasfema (declara ser divino – 2 Ts. 2:4). ¿Quién le da a la Bestia/Anticristo (la boca) el mensaje para la humanidad? Sin duda alguna que el príncipe de Grecia que lo controla. Las Escrituras predicen claramente que en los últimos días la humanidad le prestará atención a los espíritus engañadores  y a las doctrinas de los demonios (1 Ti. 4:1). “Y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses” también es una alusión directa Daniel 7. El Dragón/Satanás sólo le puede dar a la Bestia/Anticristo cuarenta y dos meses para actuar porque ese es el límite de tiempo que Dios le ha dado a él. El reinado de las Bestias, la protección de la Mujer en el desierto y el ministerio profético de los Dos Testigos son eventos que ocurren en forma paralela durante el mismo periodo: la segunda parte de la Semana de Daniel (los últimos tres años y medio). Recordemos que las Bestias son presentadas en el cuarto sello (Ap. 6:8). Ahí Juan indica que “las fieras (Bestias) de la tierra” serán los principales instrumentos mortales utilizados durante la Gran Tribulación.

vv. 6 – 7 - Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación – Ya hemos definido lo que es una blasfemia. Podemos agregar que blasfemar contra Dios y Su nombre es violar el tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Ex. 20:7). Blasfemar contra el tabernáculo de Dios, que está en el cielo, es tan sencillo como decir que la habitación de Dios no está en el cielo, sino en la tierra. Blasfemar contra “los que moran en el cielo” es lo mismo. Los que moran en el cielo, junto a Dios, son principalmente los ángeles. Lo que la Bestia/Anticristo está diciendo aquí es que Dios y sus ángeles han bajado a la tierra en forma humana y que los moradores de la tierra deben adorarlo a él y obedecer a sus espíritus-guías. Ya hemos visto que la Bestia/Anticristo realizará toda clase de milagros engañosos que convencerán a los moradores de la tierra de que él ha alcanzado la divinidad. La doctrina básica de la Nueva Era es que el hombre puede autorrealizarse, alcanzar la divinidad, desarrollar su plena potencialidad, adquirir la consciencia cósmica (seréis como dioses – Gn. 3:5). Para lograr esto, sus adherentes utilizan diversas psicotécnicas como la meditación trascendental, la visualización creativa, la proclamación positiva, los mantras, la canalización, los desdoblamientos, los viajes astrales, la relajación, los ejercicios de yoga, las astrología, el tarot, la magia, la alquimia, las regresiones, el chamanismo, ejercicios zen, el tai-chi, el sufismo, etc. Según los adherentes de la Nueva Era, las culturas antiguas ya poseían una multitud de conocimientos científicos, tecnológicos y religiosos, y el fin de la Atlántida (continente mítico que supuestamente se hundió en el océano Atlántico) habría sido un aviso de lo que le puede ocurrir a nuestra civilización. Pero la manifestación del “Cristo Cósmico” le confirmará a los “iluminados” que van por el buen camino. Este Cristo Cósmico es la cabeza de la jerarquía de los seres divinos; es superior, incluso, que el Jesús de la Biblia, quien fue uno de sus tantos discípulos. El Cristo Cósmico introducirá al mundo en la anunciada “Era de Acuario” que marca el término de la Era Cristiana o de Piscis. Él, como tipo de Acuario, verterá agua sobre el mundo como símbolo de un nuevo nacimiento espiritual, que se caracterizará por la hermandad universal, el aumento increíble del conocimiento, la liberación de todas las inhibiciones, la realización de los sueños dorados del hombre, la expansión de la conciencia y la liberación mental. Pero para producir este cambio radical, es necesario primero deshacerse de todos los disidentes. Hay que trasladarlos a otra dimensión para que los iluminados seguidores del Cristo Cósmico puedan continuar su proceso evolutivo libres de oposición negativa. El proceso de “traslado” de los disidentes, aunque sea a la fuerza, es en realidad un favor que se les hará. Entrarán en el ciclo de la reencarnación que les permitirá superar las imperfecciones de la vida presente. Así, cuando regresen a la tierra, reencarnados, perfeccionados, iluminados, se darán cuenta por sí mismos de los méritos del Cristo Cósmico y de su Era de Acuario, y se transformarán en sus seguidores.

No hace falta ser un genio para darse cuenta de que esta Era de Acuario es una versión luciferina del Milenio, y que el Cristo Cósmico y la Bestia/Anticristo del Apocalipsis son la misma persona, y que los disidentes son los santos, y que el “traslado a otra dimensión” para experimentar la reencarnación es un eufemismo para Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos.

El que a la Bestia se le permita “hacer guerra contra los santos, y vencerlos” es una indicación inequívoca de que los santos no recibirán protección total de parte de Dios. La Bestia los vencerá. Así lo ha determinado Dios. Anteriormente, los santos han sido definidos como “el resto de la descendencia de ella [la Mujer], los que guardan los mandamiento de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap. 12:17b). El reino de la Bestia no conocerá límites: “También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación”. Con la velocidad y rapacidad del leopardo que lo representa, la Bestia transformará a toda la tierra en su presa.

v. 8 – Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo – En el griego original, esta breve oración: “Y la adoraron” marca una cambio significativo. Como dijimos antes, la palabra griega tharion (bestia) es de género neutro; es decir, no es ni masculino ni femenino. Así que el artículo femenino “la” que la ha antecedido hasta ahora ha sido utilizado sólo porque las reglas gramaticales del idioma castellano así lo exigen – la palabra bestia en castellano es de género femenino. Pero aquí en Apocalipsis 13:8, el artículo femenino debe ser cambiado por uno masculino. Literalmente, el pasaje dice: “Y lo adoraron todos los moradores de la tierra” (Cooper). Esta es la primera vez que Juan se refiere a la Bestia identificándola como perteneciente al género masculino. Como en castellano no hay artículos neutros, parecería que nuestro comentario de este pasaje carece de importancia. No es así. Es importante porque confirma nuestra tesis de que la relación que existe entre la Bestia compuesta, la Bestia que sube del abismo y la Bestia/Anticristo es tan estrecha, que hablar de una es necesariamente hablar de las otras. Esto es interpenetración. Es estar unido a otro tan indisolublemente que ambos llegan a ser como una sola persona. En las Escrituras, esto se ve en la Santa Trinidad; en los hombres que se hacen uno en espíritu con el Señor cuando se consagran a Él (1 Co. 6:17); y en el pasaje en que el Señor reprende a Pedro llamándolo Satanás (Mt. 16:23; Mr. 8:33) -- lo cual no significa que Pedro fue poseído por Satanás. También se aplica a la relación que existe en el matrimonio, donde el hombre y la mujer llegan a ser una misma carne (Gn. 2:24; 1 Co. 6:16). Los cónyuges son uno porque comparten la misma vida, los mismos planes, etc. La Escritura habla de los corintios y de los filipenses estando en Pablo (2 Co. 7:3; Fil. 1:7); de Dios estando en Cristo (2 Co. 5:19); de Cristo estando en el Padre, de los discípulos en Cristo, y de Cristo en los discípulos (Jn. 14:20); de creyentes permaneciendo en el Padre y el Hijo (1 Jn. 2:24); de hombres estando en Cristo (2 Co. 5:17); de Cristo estando en los creyentes (Col. 1:27; Ro. 8:10); de todos los hombres estando en Dios (Hch. 17:28). Todos estos pasajes enseñan la doctrina de la interpenetración.

La segunda parte de Apocalipsis 13:8 es similar a Apocalipsis 17:8. En ambos casos la identidad de aquellos que no adoran a la Bestia salta a la vista. Son los santos (los elegidos), quienes tienen sus nombres “escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”. Esto significa que los santos no reciben la marca de la Bestia. Por eso son objetos de la ira de la Bestia.

v. 9 – Si alguno tiene oído, oiga -  Esta es una fórmula usada a menudo en los Evangelios. También es la conclusión de las profecías dadas a cada una de las siete iglesias de Asia mencionadas en Apocalipsis 2-3. Los eruditos concuerdan en que esta fórmula tiene su antecedente en Isaías 6:9-10. El mensaje de Isaías a Judá es acerca de la indisposición del pueblo a oír el mensaje del profeta para arrepentirse de la adoración idolátrica en la que habían caído. Debido a la dureza del corazón de Judá, Dios se negó a dar Su palabra en lenguaje llano para que no fuera escuchada por aquellos que la despreciaban. Como había unos pocos fieles entre la mayoría idólatra, y aquel remanente necesitaba mucho oír la palabra del Señor, esta les sería dada por medio de parábolas. El lenguaje alegórico separa a aquellos con discernimiento espiritual de aquellos que no lo tienen. Este es el motivo por el cual el Señor utiliza la fórmula “Si alguno tiene oído, oiga” en los Evangelios. La fórmula también sirve como indicador de que se está utilizando lenguaje figurado, y que el receptor del mensaje debe ver más allá de lo obvio. Debido a la naturaleza simbólica de Apocalipsis 13, se requiere que los receptores tengan discernimiento espiritual para entender todas las implicaciones que el mensaje tiene para el creyente. La fórmula normalmente va al final del mensaje parabólico, pero en este caso no es así. Aquí aparece en la mitad del mensaje. Es decir, el lector es alertado de la necesidad de aplicar todo su entendimiento espiritual tanto a lo ya dicho, como a lo que viene a continuación. Lo sombrío de la revelación que sigue explica muy bien por qué el lector ha sido advertido previamente con la fórmula “Si alguno tiene oído, oiga”.

v. 10a - Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto - Esta es la primera declaración de la segunda parte a la cual el receptor del mensaje debe aplicar todo su discernimiento espiritual. Habiendo delineado la carrera de la Bestia compuesta, Juan nos revela ahora que los santos contemporáneos de ella serán un blanco especial. Lamentablemente la Reina-Valera no ofrece una buena traducción. El versículo no contiene ninguna referencia al uso de la fuerza de parte de los santos. La idea es que Dios ha destinado a algunos de sus escogidos para que sean llevados “en cautividad”. En esto concuerdan muchos comentaristas. Una mejor traducción debiera decir: “Si alguien está destinado para ser llevado en cautividad, a cautividad debe ir”. La cautividad probablemente incluya severa persecución. Estas son las consecuencias por negarse a  adorar a la Bestia: cárcel y muerte. Este pasaje está tomado de Jeremías 15:2, que dice: “Y si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? Les dirás: Así ha dicho Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio”. Esto enfatiza lo inevitable de la persecución. Note que la cárcel y la muerte son las dos formas de persecución sobre las que fue advertida la iglesia de Esmirna (Ap. 2:10). No tiene sentido y no es cristiano resistir con la espada. Jesús advirtió en Mateo 26:52 que todos los que tomen espada, a espada perecerán. Ocurrirá. Hay que aceptarlo. Que los santos estén preparados. La cárcel y la muerte por persecución es parte de la suerte del santo. En Apocalipsis 12:11 los santos vencen a Satanás “por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Pablo nos dice que venzamos al mal con el bien y que nos sometamos a las autoridades que gobiernan (Ro. 13:1-7). Lo mismo hace Pedro (1 P. 2:13, en v. 19 dice “esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente”). Cristo es el ejemplo supremo de uno que padeció injustamente. Él no había cometido ningún pecado y no se vengó ni hizo amenazas, sino que se encomendó a Dios (1 P. 2:21-23). “Si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto” es la tercera declaración antecedida por la conjunción condicional “si”. Y es, tal vez, la declaración más difícil de aceptar/interpretar. Nuevamente, preferimos la siguiente traducción del pasaje porque se ajusta al anterior: “Si alguien está destinado para morir por la espada, por la espada debe morir”. En Romanos 13:4 el apóstol Pablo dice que la espada es el instrumento de castigo del Estado. El Estado en Apocalipsis 13 está representado por la Bestia compuesta. Es un Estado Mundial que tendrá su cuartel general en el Nuevo Medio Oriente. (La espada y el Oriente Medio están íntimamente relacionados.) Lisa y llanamente, lo que el pasaje dice es que mientras algunos santos han sido destinados para ser puestos en prisión, otros han sido destinados para padecer martirio a manos de la Bestia compuesta. Esta es la voluntad de Dios. Aquellos destinados a morir por la espada van a morir por la espada. Así de simple. Que muchos creyentes van a morir por la espada es confirmado en Apocalipsis 20:4. Tanto la prisión como la decapitación serán parte de la porción de los santos durante el reinado de las Bestias.

v. 10b - Aquí está la paciencia y la fe de los santos – Esta última declaración nos dice cómo podrán los santos enfrentar la persecución de las Bestias: Aquellos destinados para cautividad, con perseverancia. Aquellos destinados para la espada, con fe. Se requiere paciencia en el sufrimiento y fe porque los santos deben someterse sin resistencia al ataque vencedor de la Bestia, así como Juan se sometió a su exilio en Patmos (Ap. 1:9). Recordemos la advertencia de Jesús sobre la persecución: “No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed” (Lc. 12:4). La paciencia y la fe frente al sufrimiento son dos de los temas más importante del Apocalipsis, y se requieren de los santos. También se encuentra en Apocalipsis 1:9. En Apocalipsis 14:12 se nos advierte que la paciencia y la fe son imperativas porque los que adoran a la Bestia y a su imagen sufrirán el tormento eterno. La paciencia frente al sufrimiento se encuentra en otras partes de las Escrituras: “sufridos en la tribulación” (Ro. 12:12; ver también 2 Co. 1:6, Col. 1:11, Stg. 5:7-11). En Apocalipsis 6:9 y 20:4 encontramos las almas de los mártires que han sido fieles hasta la muerte. Fueron muertos por su obediencia a la palabra de Dios y el testimonio de Jesús que habían mantenido hasta la muerte. El Señor Jesús nos instruye diciendo: “bienaventurados sois cuando por mi causa …os persigan” (Mt. 5:11-12), “no resistáis al que es malo” (Mt. 5:38-39), “amad a vuestros enemigos” (Mt 5:43-48). Él mismo sufrió el mal y la injusticia hasta la muerte, y espera que Sus seguidores sigan Su ejemplo (1 P. 2:21-23). 

v. 11 - Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón --  Esta es la única vez que Juan llamará a esta persona Bestia. Más adelante él será identificado como el Falso Profeta (Ap. 16:13). A diferencia de la Bestia que sube del abismo y de la Bestia que sube del mar, esta Bestia sube de la tierra. Se nos dice que tiene “dos cuernos semejantes a los de un cordero”. Hay dos pasajes en la Escritura que mencionan a un ser semejante a esta Bestia. El primero es Apocalipsis 5:6. En medio de la corte celestial, Juan ve a “un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos…”. Puesto que los cuernos representan poder y autoridad y el número siete significa plenitud y perfección, en el comentario correspondiente concluimos que los siete cuernos del Cordero [Cristo] son un símbolo de poder y autoridad plenas. Si aplicamos este criterio para interpretar Apocalipsis 13:11, los “dos cuernos semejantes a los de un cordero” de la Bestia significan que esta no tiene poder y autoridad plenas. También podrían referirse a las dos esferas que estarán bajo su influencia: la religiosa y la económica. Dos, además, es el número del testimonio en las Escrituras (por ejemplo, los Dos Testigos). Y como veremos a partir del siguiente versículo, la labor del Falso Profeta es justamente la de dar testimonio de la Bestia/Anticristo con poder y autoridad sobrenaturales.

Hay quienes piensan que para cumplir su cometido el Falso Profeta debe ser judío. Otros dicen que podría ser el Papa de turno. Resulta difícil conciliar la idea de un Falso Profeta judío instando al mundo entero a adorar a un hombre que no es judío y que “se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts. 2:4). El fundamento del judaísmo se sostiene sobre la creencia en un Dios único e invisible. La misma crucifixión del Señor ocurrió porque Él se presentó como Hijo de Dios (Jn. 10:33-38). Sin embargo, no se puede decir de modo taxativo que este personaje no sea judío. Si sus “dos cuernos” se refieren sólo a las dos esferas que estarán bajo su influencia y no aluden a su procedencia racial, y si la “tierra” de la cual sube es una alusión a la tierra gloriosa, bien podría ser judío. Inadmisible, en cambio, resulta la idea de sugerir al Papa para el rol del Falso Profeta. La función del Falso Profeta implica subordinación a la primera Bestia (el Anticristo). Para que el Papa fuese el Falso Profeta tendría que renunciar a su puesto como cabeza de Roma y como “vicario de Cristo”. Es fácil vislumbrar a un Papa atrayendo al mundo hacia su persona y autoridad, pero es imposible verlo llevando al mundo a adorar a un líder político que dice ser Dios. El fundamento de Roma es la tradición y sus dogmas. Nadie dispuesto a echar al tacho de la basura quince siglos de tradición católica puede ser Papa. Además, puesto que el Anticristo “se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto” a la mitad de la Semana Septuagésima, es lógico pensar que también “se opone y se levanta contra” Roma y el Papa. Y el Apocalipsis nos muestra que el Falso Profeta, que también hace su aparición a la mitad de la Semana Septuagésima, sigue su curso hasta la Batalla de Armagedón, donde, junto con el Anticristo, es echado al Lago de Fuego eterno.

Por otra parte, si los “dos cuernos” aluden a la procedencia racial y geográfica del Falso Profeta, lo siguiente merece nuestra consideración. En todos los pasajes del Apocalipsis el término griego que se traduce cordero es arnion, el diminutivo de arnos. Arnion literalmente significa “un cordero joven” (Diccionario CLIE). El cordero, por lo tanto, es el macho joven de las ovejas. Pero los “dos cuernos” también podrían ser una alusión a un carnero. El carnero es un cordero ya mayor, entrado en años; o sea, arnos. “Carnero es la traducción preferida aquí” (Cooper). Si aceptamos esta sugerencia, tenemos que hay un segundo pasaje en la Escritura que nos podría ayudar a entender el significado de la Bestia de Apocalipsis 13:11. Sin entrar en detalles, en la visión del carnero y el macho cabrío registrada en Daniel 8, Medo-Persia y Grecia están también, como en Apocalipsis 13:2, íntimamente asociadas. Ya hemos visto que la Bestia descrita en  Apocalipsis 13:2 es semejante a un leopardo [Grecia] y tiene pies como de oso [Medo-Persia]. Y en la visión de Daniel 8 el Cuerno Pequeño – símbolo del Anticristo --  surge de una de las cuatro divisiones de la antigua Grecia después de que el macho cabrío [Grecia] vence al carnero de dos cuernos [Medo-Persia]. En Apocalipsis 13:11-17 vemos al Falso Profeta sirviendo al Anticristo. En el mundo, el que sirve ha sido vencido en cierta forma por el que es servido.

En las monedas persas es común ver la cabeza de un carnero en una de sus caras. Además, un carnero era el espíritu guardián de Persia (Lockyer, Herbert, All the Parables of the Bible, pág. 99). Puesto que la Bestia de Apocalipsis 13:11 tiene dos cuernos semejantes a los de un… carnero – si es que cordero/carnero son intercambiables -- ¿no podríamos estar aquí también frente a una referencia a Persia?

El fundamento del ministerio del Falso Profeta son los milagros que ejecuta: como hacer descender fuego del cielo y hacer que la(s) estatua(s) de la primera Bestia (el Anticristo) hable(n). Persia tiene una larga tradición asociada con la hechicería y la astrología. Sin ir más lejos, ¿quién cuando niño no se fascinó con las aventuras de “Aladino y la Lámpara Maravillosa”, “Ali Baba y los Cuarenta Ladrones” y “Simbad el Marino”? Pues bien, estas historias forman parte de una colección de cuentos persas llamada Las Mil y Una Noches, donde la magia, los hechiceros y los hechizos están a la orden del día. El folklore persa está lleno de hechicería. Cada generación las aventuras de Las Mil y Una Noches son renovadas para dar la vuelta al mundo. ¿El motivo para tal vigencia? Estas aventuras están llenas de magia. Y de magos, añadimos. El griego magoi, proviene del persa magav, que significa “grande”. Leamos con atención el siguiente extracto de la definición de magos que nos da el diccionario bíblico CLIE usando como referencia a Herodoto (Nota: Tanto lo que está en negrita como la cita de Ap. 13 que está al lado son de quien escribe): “Nombre dado a los sabios que llegaron del Oriente para adorar al niño Jesús (Mt. 2:1). Los magos eran una casta sacerdotal numerosa, que constituía una de las seis (Ap. 13:16-17) tribus medas. Cuando los persas sometieron a los medos, los magos no perdieron su influencia. Los magos adoraban el aire, la tierra, el agua y, sobre todo, el fuego (Ap. 13:13), cuyo culto se celebraba generalmente bajo unos techos, donde noche y día mantenían viva la llama sagrada. Los cadáveres no podían ser ni quemados ni enterrados, ni dejados a las aguas, ni expuestos a la descomposición en pleno aire, lo que hubiera contaminado uno de los elementos de su culto. Es por esta razón que (los cadáveres) eran abandonados a las fieras o aves de rapiña (Ap. 11:8-10). Los magos elevaban torres (Ap. 13:14b), llamadas torres del silencio, provistas en su parte superior de barras transversales a modo de perchas, sobre las que se posaban los buitres y cuervos que cumplían su siniestra función. Las vestiduras sacerdotales de los magos se componía de un ropaje blanco (como cordero Ap. 13:11) y un alto turbante de fieltro con dos piezas (¿como dos cuernos de carnero? Ap. 13:11) que ocultaban las mejillas. Se proclamaban mediadores entre Dios y el hombre (Ap. 13:12), y ofrecían los sacrificios (Ap. 13:17), e interpretaban los sueños, los presagios, y pretendían poder anunciar el porvenir…”

La Escritura parece indicarnos que el Falso Profeta, el mago del Anticristo, provendrá de un lugar que no es ni la tierra gloriosa (Israel) ni la ciudad sobre siete colinas (Roma). La tierra de la cual sube (v. 11 … subía de la tierra) parece ser el terreno geográfico ocupado por Medo-Persia. Los pies como de oso (el otro animal símbolo de Medo-Persia), ¿no sugieren apoyo, suelo, tierra firme sobre la cual pararse?

Persia es el actual Irán. Lo que primero que viene a la mente de un occidental informado cuando le mencionan a Irán es el Ayatollah Jomeini (1902-1989), quien instauró allí una República Islámica en 1979. Ayatollah (pal. árabe que sign. representante de Alá -- Larousse) es un título honorífico dado a los principales jefes religiosos chiítas del Islam. Puesto que la Bestia con dos cuernos es un líder religioso del Oriente, ¿no podría ser musulmán? ¿Por qué no un ayatollah que termina manifestándose como un hechicero?

La negativa a “dogmatizar” respecto a la procedencia racial o geográfica del Falso Profeta  es el único argumento que se esgrime para objetar nuestro planteamiento. Pero el lector no debe olvidar que la interpretación de la Escritura profética debe hacerse desde el punto de vista del escritor de la misma. Daniel, Juan y otros profetas, vieron y registraron los eventos futuros desde su conocimiento de la geografía y la política. Por lo tanto, el análisis de sus escritos debe hacerse dentro de sus contextos. Hoy en día, la mayoría de los que se dedican al estudio de la Escritura profética fallan en este aspecto. Se apresuran a “occidentalizar” y a “modernizar” las revelaciones, y, al hacerlo, se alejan de la intención de los profetas y tuercen la interpretación para ajustarla a sus preferencias teológicas. Muchas de las cosas enseñadas actualmente como profecía son meras tradiciones humanas que han sido canonizadas a través de los años y que no tienen verdadero fundamento bíblico. Hasta mediados del siglo XX, todavía se reían de aquel que decía que el Señor Jesús no podía regresar antes de que los judíos estuvieran de regreso en la Tierra Prometida. Luego, de la noche a la mañana, Israel volvió a ser una nación y la enseñanza de la profecía tuvo que cambiar.

La Escritura profética debe leerse desde el punto de vista del escritor de la misma y a través de Israel, porque Dios todavía ve el mundo con Israel como su centro. Los judíos son Su pueblo escogido. Nosotros, los creyentes gentiles, hemos sido injertados en las promesas dadas a los judíos, pero de ninguna forma los reemplazamos a ellos como el pueblo escogido de Dios. Cuando uno entiende y aplica esto, a menudo sacará conclusiones diferentes de las que son enseñadas por los escatólogos modernos. El lector debe juzgar por sí mismo la validez de nuestras aseveraciones. Al fin y al cabo, esa es su responsabilidad.

v. 12 - Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada -- Debemos notar la progresión de autoridad delegada. Primero del Dragón a la Bestia (13:2); luego, de la Bestia que sube del mar a la Bestia que sube de la tierra. Hasta el Dragón sólo puede actuar con el permiso de Dios, que es quien está claramente en control y juzgará finalmente a todos. La autoridad de la Bestia que sube del mar es mundial, como se ve en v. 7. La Bestia que sube de la tierra está respaldada por el Estado Mundial y, por lo tanto, por el Dragón/Satanás. Él tiene la aprobación de la Bestia que sube del mar y ejerce toda su autoridad en nombre de ella; esta es una coalición entre la religión y el estado. “Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella”. Uno que está en presencia de alguien está dispuesto a cumplir con los requerimientos de esa persona. La misma idea se usa para describir el ministerio de los Dos Testigos en 11:4: “estos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra”. Como antítesis de los Dos Testigos, el Falso Profeta deriva su autoridad y ministerio de la Bestia que sube del mar.

Su objetivo es hacer que todos los habitantes adoren a la primera bestia (v. 15). Cumple un papel sacerdotal (cf. Dt. 10:8, 2 Cr. 29:11, Jer. 33:18, Ez. 44:15). Un verdadero profeta alienta a la gente a que adore a Dios, pero el Falso Profeta hace que sea adorada la Bestia que sube del mar. El Falso Profeta deriva su autoridad de la primera bestia. Su objetivo es obligar, es decir forzar, al mundo a adorar a la Bestia que sube del mar para violar así el primer y segundo mandamientos (Ex. 20:3-5). Esto lo hace mediante señales milagrosas (v. 13), engaño (v. 14) y por la fuerza. Él representa el poder religioso, la falsa religión. Considere el islamismo que es la religión que sostiene los grandes poderes del Oriente Medio. El islamismo es el prototipo de la religión mundial que se impondrá por la fuerza, y que conducirá y culminará en la adoración del Anticristo, el acto final de idolatría de la humanidad.

v. 13 - También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres -- La hechicería era común en el tiempo de los apóstoles (Hch. 8:9), y volverá a estar de moda en el tiempo del fin. Las grandes señales que realiza el Falso Profeta son falsas en el sentido de que son usadas para engañar a los moradores de la tierra. Asimismo, él es falso en el sentido de que realiza milagros como forma de que acepten la divinidad del Anticristo. En Deuteronomio 13:1-5 el pueblo de Dios recibe la orden de no seguir a los profetas que realizan señales y maravillas si inducen a la gente a adorar a otros dioses. Mateo 7:22-23 demuestra claramente que profetizar y realizar muchos milagros no es una prueba de que uno es un cristiano genuino. A los que se le acercan con este argumento, el Señor les responde: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Los Dos Testigos realizan señales y maravillas (Ap. 11:6). Como forma de neutralizarlos, el Falso Profeta también realizará milagros. Es obvio que nos hallamos aquí frente a una repetición de lo que realizaron los hechiceros egipcios en el tiempo de Moisés (Ex. 7:10-12; 7:22; 8:7). Janes y Jambres imitaron las tres primeras plagas sobre Egipto, pero no pudieron imitar la cuarta plaga. De igual forma, el Falso Profeta hará descender fuego del cielo a la tierra como Elías, el verdadero profeta de Dios, lo hizo en tres ocasiones (1 R. 18:36-38; 2 R. 1:10, 11-12). Pero no podrá imitar los milagros de los Dos Testigos, los cuales tienen poder para cerrar el cielo… y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran (Ap. 11:6).

v. 14 - Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió – El Falso Profeta es exitoso porque obra por medio de milagros. Su campaña milagrosa convence a los moradores de la tierra de que deben obedecerlo. La frase se le ha permitido, apunta hacia la soberanía de Dios sobre todo. En 2 Tesalonicenses 2:11 el apóstol Pablo dice que Dios mismo es quien envía un poder engañoso sobre los moradores de la tierra para que crean la mentira. El engaño (planao) es un tema recurrente en el Apocalipsis (2:20; 12:9; 18:23; 20:3, 8, 10). 

En Apocalipsis 13:4 se nos dice que los hombres adoran al Dragón que le da su autoridad a la Bestia y también adoran a la Bestia. En Apocalipsis 13:8 se nos dice que todos los hombres adoran a la Bestia - todos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero. En Apocalipsis 13:12 el Falso Profeta hace que los moradores de la tierra adoren a la primera Bestia. En Apocalipsis 13:13 el Falso Profeta realiza grandes y milagrosas señales para engañar a los moradores de la tierra. Ahora, en Apocalipsis 13:14, en las etapas finales de la idolatría, el Falso Profeta le ordena a los moradores de la tierra que erijan una imagen [eikon] en honor de la primera Bestia para que la gente pueda adorar la imagen (v. 15). Esto es un quebrantamiento flagrante del primer y segundo mandamientos (Ex. 20:3-6). Los moradores de la tierra adoran la obra de sus propias manos (ver Ap. 9:20), como lo hacen los paganos. Uno de los propósitos principales del Apocalipsis es dejar en claro que sólo Dios debe ser adorado. La palabra imagen [eikon] es usada en el Nuevo Testamento para describir la imagen de la cabeza de los emperadores sobre las monedas (Mt. 22:20). Jesús es la eikon [imagen] del Padre (1 Co. 11:7, Col. 1:15). Pablo también usa eikon para describir los iconos hechos por los hombres cuando “cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Ro. 1:23). En vez de adorar al Cordero que fue inmolado (Ap. 5:12) y que murió pero que vive por los siglos de los siglos (Ap. 1:18), los moradores de la tierra adoran a la imagen de la Bestia. La misma idea es expresada en la estatua de oro de Nabucodonosor. Note el elemento de coerción y de autoridad: el Falso Profeta les mandó que erigieran una imagen de la Bestia. El pregonero de Daniel 3:4 también ordenó que todos debían adorar a la estatua del rey, o morir. En el tiempo de Juan esto habría sido un busto o una estatua del emperador. En muchos países alrededor del mundo es común encontrar retratos, esculturas y bustos del líder nacional en los sitios públicos y en el lugar de trabajo.

En la frase que tiene la herida de espada, y vivió se nos da más información acerca de la herida fatal que fue sanada (13:3, 12). Se nos dice que la herida fue causada por una espada. La palabra para espada, macaira, es una palabra común en el NT. Es usada metafóricamente para referirse a disensiones que destruyen la paz en Mateo 10:34; es usada literalmente para la espada con que Pedro le cortó la oreja al siervo cuando arrestaban a Jesús en Juan 18:10; es usada metafóricamente como instrumento de los magistrados y jueces en Romanos 13:4; es usada metafóricamente por Pablo para referirse a la espada del espíritu en Efesios 6:17; es usada metafóricamente también por el autor de Hebreos para referirse a la palabra de Dios (He. 4:12); es usada literalmente en Apocalipsis 6:4 para referirse a la espada que matará a los mártires, y en Apocalipsis 13:10 para referirse a la espada usada por la Bestia para matar a los santos. (Otra palabra usada para espada es romfaia, que significa una espada larga. Esta palabra, romfaia, se usa en sentido literal en Apocalipsis 6:8, y metafóricamente por el Señor en sus declaraciones judiciales en Apocalipsis 1:16; 2:12, 16; 19:15, 21.) De tal forma que la espada corta mencionada aquí como la que causó la herida mortal de la Bestia tiene un sentido metafórico, más que uno literal. Ser encarcelado en el abismo fue como morir para el príncipe de Grecia, porque allí no hay obra alguna que realizar ni dignidad alguna que ostentar. Al ser liberado (al subir del abismo), revive y retoma su puesto como soberano invisible de su antiguo imperio y del líder de turno (el Anticristo).

Los que creen que esta es una referencia a la supuesta resurrección del Anticristo, dicen que el sentido de la palabra espada aquí debe tomarse de forma literal. Sin embargo, Apocalipsis 13:3 dice claramente que no es la Bestia/Anticristo sino una de las cabezas de la Bestia compuesta la que estaba muerta y volvió a la vida. Tanto en Daniel como en el Apocalipsis el Anticristo es representado como un “cuerno pequeño” que crece, no como una cabeza. La terminología de la resurrección usada aquí es una interpretación inspirada de la resurrección mencionada en Apocalipsis 13:3, 12.

v.15 - Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase – “Se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia”. Esto es una falsificación de la creación de Dios en donde Dios le da aliento de vida al hombre y este se vuelve un ser viviente. Su hablar es una falsificación de la palabra de Dios. Contraste esto con el aliento de Dios que le devolvió la vida a los Dos Testigos (11:11). A diferencia de Baal (1 R. 18:29) la imagen de la bestia puede hablar. Es interesante que en la descripción de Juan de los ídolos en Apocalipsis 9:20 dice que “no pueden ver, ni oír, ni andar”. No dice que no puedan hablar (Is. 45:20; Jer. 10:5; Hab. 2:18). Debemos notar nuevamente que el Dragón es el origen del poder para hablar que recibe la imagen. Así como Dios habla la verdad, el Diablo habla mentiras y muerte. A la Bestia se le da una boca para pronunciar palabras jactanciosas y blasfemas (Ap. 13:5-6). La Bestia de la tierra habla como el Dragón (Ap. 13:11). Los espíritus malos salen de la boca del Dragón, la Bestia y el Falso Profeta (Ap. 16:13-14). Así también salen palabras de la imagen de la Bestia. Las palabras que pronuncia la imagen son una señal milagrosa (Ap. 13:13).

Van Kampen, en su libro La Señal, hace un comentario estremecedor de este pasaje. El siguiente párrafo contiene sus principales ideas.

La interpretación más común es que la segunda Bestia le ordena a los habitantes de la tierra que hagan “una” imagen de la primera Bestia, el Anticristo. Pero dado que el término griego para “imagen” es un sustantivo colectivo, queda claro que lo que la segunda Bestia en realidad está ordenando es que cada persona haga o se procure su propia imagen de la primera Bestia… El griego para la palabra “imagen” [eikon] , es también correctamente traducido por la palabra “estatua”. Estas imágenes que la segunda Bestia ordena que los habitantes de la tierra se hagan o procuren a semejanza de la primera Bestia son los ídolos que estarán adorando cuando comience el Día del Señor. Tales “imágenes” proliferarán hasta el último rincón de la tierra y estarán en posesión de todos los que hayan aceptado al Anticristo como su ídolo supremo, o dios. El Anticristo será adorado por medio de esas imágenes -- que serán fieles reproducciones de la suya -- hechas de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera (Ap. 9:20); según el alcance del bolsillo o de la devoción de sus adherentes. ¿Es esto difícil de concebir? En lo absoluto. Ya es cosa común que tras cada película éxito de taquilla (o que se pronostica que lo será), la industria hollywoodense saca al mercado las “imágenes” de los héroes, heroínas y demás protagonistas de la cinta… El entender el significado y las implicaciones de la segunda palabra clave del texto, “aliento”, debería causar a toda persona en la faz de la tierra tremenda preocupación e incluso temor. Juan nos dice que a la segunda Bestia se le permitió infundir aliento a la imagen de la [primera] bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase (Ap. 13:15). El griego que aquí se traduce como “aliento” [pneuma], rara vez se hace así, generalmente se traduce como “espíritu” (incluso como Espíritu Santo, o espíritu inmundo) y algunas veces hasta como “vida”. Por lo tanto, el significado de este pasaje es que después que se le ordene al mundo que haga y/o se procure imágenes del Anticristo, estas imágenes recibirán alguna forma de vida. En pocas palabras, serán poseídas por demonios. Por eso es que podrán hablar, y mandar que todo aquél que no las adore sea asesinado. Los ídolos de Apocalipsis 9:20 y las imágenes de Apocalipsis 13:14-15 son lo mismo. Ellos formarán un sistema mundial de monitoreo y control de la humanidad más efectivo que cualquier artefacto hasta ahora creado por el hombre para conseguir este objetivo. Los que se crean lejos de las cámaras de los satélites que a diario son enviados al espacio, y de las que vigilan en los estadios, las calles, las plazas y los paseos públicos del centro de las ciudades, no escaparán a las imágenes del Anticristo. Autos, dormitorios, livings, comedores, baños, cocinas, oficinas, cubículos, taxis, dondequiera que alguien vaya o esté, allí habrá una imagen del Anticristo. La telefonía, la Internet, el E-mail, la Realidad Virtual, la TV, los medios de comunicación y de entretención en general, la tecnología entera ya está a merced del Dragón; sólo faltan en escena el Anticristo y sus imágenes poseídas por  demonios.

“Para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase”.  La adoración y la idolatría son nuevamente el tema aquí. Esto nos recuerda la historia de Sadrac, Mesac y Abednego (Dn. 3:5-6) cuando se da la orden, “cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo” (Dn. 3:6). Esto nos da una pista acerca de la identidad de la Bestia que en Daniel es Nabucodonosor, un gobernante mundial que gobernó sobre todo el mundo conocido desde Babilonia, la gran ciudad. Daniel indica que “todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado” (Dn. 3:7), bajo pena de muerte. A los santos se les requiere la misma valentía que Sadrac, Mesac y Abednego que dijeron: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Dn. 3:16-18). El fuego de Nabucodonosor era temporal, pero el fuego de Dios es eterno. Aquellos que adoran la imagen de la Bestia evitan el fuego del hombre pero terminarán en el fuego de Dios (14:9-11; 20:15; 21:8). Si bien Cristo puede que no los salve del horno del mundo, los salvará del Lago de Fuego que es la segunda muerte. Si un cristiano se rehusaba a adorar al César su castigo era la pena de muerte. Aquí la Bestia obliga a la gente a la idolatría. Sólo aquellos que conocen a su Dios se rehusarán a adorar la imagen (Dn. 11:32). Encontramos a aquellos que han sido victoriosos sobre la Bestia y su imagen en Apocalipsis 15:2. Esto implica que ser victorioso sobre la Bestia es ser un mártir (Ap. 12:11). No unirse a aquellos que adoran a la imagen involucra paciencia de parte de los santos (Ap. 14:12), junto con muerte o cárcel. Sin embargo, el castigo impuesto por Dios por adorar a la imagen es más severa, es eterna (Ap. 14:9-11). La imagen es mencionada tres veces en este capítulo y siete veces más en Apocalipsis.

v. 16 – Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente -- Además de forzar a la gente a adorar a la imagen, el Falso Profeta también obliga a todos a que reciban un marca en la mano derecha o sobre la frente. Es decir, la marca es claramente visible; no está oculta. Note los tres pares, que dan seis en total: pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos. Contraste esta marca en la mano derecha y en la frente con el mandamiento de Dios a los israelitas en Deuteronomio 6:8, “las atarás (las palabras de los mandamientos) como una señal en tu mano (significando fuerza, es decir acciones), y estarán como frontales en tus ojos (es decir la mente)”. La marca es una parodia de la liberación de Dios de la esclavitud en Egipto, sólo que aquí significa esclavitud. Ver Exodo 13:16: “Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte”. Pero los cristianos no reciben la marca (Ap. 20:4). Esta marca es también una parodia de los 144.000 sellados descritos en Apocalipsis 7:2. Así que los seguidores de la Bestia escapan de su ira contra los creyentes llevando su marca. La marca afecta su acción (mano) y pensamiento (frente). Identifica a aquellos que adoran a la bestia.

La palabra para la marca de la Bestia es charagma, y proviene de más de una costumbre antigua (Barclay).

1.    A veces los esclavos domésticos recibían la marca de su dueño. Normalmente eran marcados sólo si se habían escapado o habían sido culpables de alguna falta grave. Tal marca era llamada stigma; todavía usamos la palabra en castellano (estigma).

2.    Algunas veces los soldados se marcaban ellos mismos el nombre de su general en el cuerpo, si eran soldados devotos de él. Esto, hasta cierto punto, se corresponde con la costumbre moderna de tatuarse el nombre de una persona especialmente querida. La marca significa que aquellos que adoran a la Bestia son sus seguidores devotos.

3.    En cada contrato de compra y venta había un charagma, un sello, y sobre el sello estaba el nombre del emperador y la fecha. La marca también significa que los que adoran a la Bestia aceptan su autoridad.

4.    Toda moneda tenía la imagen y la inscripción del emperador estampados sobre ella, para mostrar que era de su propiedad. La marca significa que los que la llevan son propiedad de la Bestia.

5.    Cuando un hombre quemaba incienso en honor al César, se le daba un certificado que decía que lo había hecho. La marca de la Bestia es como un certificado de adoración que un cristiano puede conseguir sólo al precio de negar su fe

El único otro uso en el Nuevo Testamento de la palabra charagma, fuera de Apocalipsis 13:16, está en Hechos 17:29 cuando Pablo habla a los hombres de Atenas: “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura (imagen, charagma) de arte y la imaginación de hombres”. Pablo está contrastando a los ídolos con el Dios vivo que hizo el mundo y todo lo que hay en él (ver Hch. 17:24; Ap. 14:7). Debemos notar entonces la relación estrecha entre la marca y la adoración de la imagen de la Bestia (Ap. 13:15), que es un acto de idolatría (Ap. 2:14; 2:20; 9:20; 21:8; 22:15). Recibir la marca significa ser marcado como un idólatra.

v. 17 - y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre – El Falso Profeta  además de tener poder religioso (v. 15) también tiene poder económico. Nadie puede comprar o vender a menos que tenga la marca de la Bestia sobre su frente o sobre su mano derecha. Es significativo que las monedas en el tiempo de Juan tuvieran imagen del emperador sobre ellas (Mt. 22:19-21). Algunos emperadores hasta usaban títulos divinos sobre las monedas como lo hizo Antíoco Epífanes, quien es un tipo del Anticristo. El número del nombre se está refiriendo más probablemente a una gematria. El castigo por adorar a la Bestia y su imagen es proclamada por el tercer ángel en Apocalipsis 14:9-11; es el tormento eterno. La primera copa es derramada sobre los que tienen la marca de la Bestia y adoran su imagen. Los que son victoriosos sobre la Bestia y su imagen y el número de su nombre cantarán la canción de Moisés y del Cordero en el cielo (Ap. 15:2). Y reinarán con Cristo por mil años (Ap. 20:4).

v. 18 - Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis - Aquí se nos advierte que se requiere sabiduría, como en Apocalipsis 17:9 donde también se requiere sabiduría para conocer la identidad de la Gran Ramera y de la Bestia sobre la que ella se sienta. “El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia”. Esta frase es como la fórmula “Si alguno tiene oído, oiga” mencionada en Apocalipsis 13:9. La fórmula sirve como indicador de que se está utilizando lenguaje figurado, y que el receptor del mensaje debe ver más allá de lo obvio. Debido a la naturaleza simbólica de Apocalipsis 13, se requiere que los receptores tengan discernimiento espiritual para entender todas las implicaciones que el mensaje tiene para el creyente. Se nos dice que es número de hombre. En griego el artículo definido está omitido así que la Reina-Valera está en lo correcto al decir que el número es de hombre y no de un hombre (Taylor). El número del hombre es seis porque fue creado el día sexto. En Apocalipsis el número siete representa la plenitud, lo completo en relación a la creación terrena. Dios descansó el séptimo día de la creación (Gn. 2:2).

“Seiscientos sesenta y seis”. Es difícil señalar a una persona, pero esto es intencional. Cada vez que se trate de ser específico antes de tiempo se terminará torciendo algún hecho histórico o actual para que encaje. El punto es que Juan está dando principios que se aplicarán sin error en el “tiempo del fin”. Como dijimos, la ausencia del artículo definido un (hombre) hace que el número pueda ser interpretado tanto simbólicamente como el número del Hombre, o específica y literalmente como de un hombre, el Anticristo. En el primer caso, el número resume el carácter de la Bestia. Por ejemplo, para el judío, seis queda corto del número sagrado siete. Triplicándolo (666) representaría el potencial del mal del que no puede haber ninguno mayor, un destino horrendo del que no puede haber otro peor (Milligan).

Sin embargo, la evidencia está más a favor de un hombre. Buscando una aplicación literal, parece lógico interpretar este acertijo en la forma de una gematria, en donde el número representa las letras del nombre. Por ejemplo, el nombre Jesús en griego es 888, IHSOUS (10, 8, 200, 70, 400, 200). El principal problema con el uso de la gematria es que muchos nombres pueden dar como resultado 666; no hay un nombre único. La lista de los personajes históricos y contemporáneos que se pueden identificar por medio de este sistema es interminable. (Nota: El que escribe tiene una posición definida al respecto. Pero, dado que argumentarla excedería el espacio destinado para un comentario de Apocalipsis 13, prefiere no darla a conocer aquí.)

Lo digno de mencionar en relación a la interpretación literal de la marca de la Bestia es que cada individuo estará estampado con exactamente la misma marca, el mismo número: 666. Esto tiene valor para identificar a los miembros de un grupo pero no para distinguir a uno del otro. Juan escribe el número 666 no en palabras, sino en letras griegas. En la numerología ocultista, el alfabeto griego -- alfa, beta, gama, delta, y así hasta omega --  tiene un número equivalente y una palabra o frase que le da significado a cada letra. La letra griega “chi” es 600 y significa “tomar y marcar”. La letra “xi” es 60 y significa “en reconocimiento de”. La letra “sigma” es 6 y significa “propiedad”. El número 666 se expresa así: chi_xi_sigma, y significa “tomar y marcar en reconocimiento de propiedad”. Por lo tanto, lo que el Falso Profeta estará haciendo al obligar que los hombres tomen la marca de la Bestia es creando una gran hermandad mundial, una Iglesia Global. El Falso Profeta será el Gran Hermano de la novela “1984” de George Orwell. El dios será el Anticristo.

Los viajes modernos y los medios de comunicación actuales son la estructura tecnológica a través de la cual el reino mundial de la Bestia está siendo construido. Hoy en día, cada hogar tiene al menos un equipo de TV y hasta conexión a Internet. En Australia ya es posible para una persona tener una marca distintiva (un código de barras), invisible al ojo humano, en la mano o en la frente para usarla para comprar y vender. ¿Es esta la marca de la Bestia? Primero, debe tenerse presente que esta marca no se aplicó durante las generaciones anteriores y, sin embargo, hubo muchos que siguieron a la Bestia de su generación. Segundo, debemos reconocer que el mundo de hoy se halla en un período de transición que está preparando el camino para lo que hemos analizado hasta aquí.

Las Bestias juntas controlarán el poder político, el económico y el eclesiástico. Los padres fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica separaron a la Iglesia del Estado. Reconocieron que una amalgama de la Iglesia con el Estado era potencialmente letal para ambos, Iglesia y Estado. La separación era para impedir que el Estado interfiriera con la Iglesia y para impedir que la Iglesia tuviera poder político con el cual pudiera obligar a la gente. Reconocieron la distinción entre dar a César lo que le pertenece a César y dar a Dios lo que le pertenece a Dios. Cuando el César empieza a reclamar aquellas cosas que le pertenecen a Dios, se vuelve como la Bestia. En China y en Cuba hay una Iglesia oficial auspiciada por el Estado. Esto es peligroso porque las demandas de Cristo sobre su pueblo están por encima de las del Estado. Cuando el emperador Constantino profesó ser cristiano la persecución frontal contra los creyentes se acabó, pero el efecto posterior que se produjo fue mucho más desastroso para la Iglesia. La persecución mantiene a la Iglesia pura, pero cuando se convierte en la religión oficial la Iglesia se hace débil, mundana y, finalmente, se vuelve apóstata. En Apocalipsis 13 vemos que la Iglesia apóstata no ha retrocedido solamente, sino que se ha apartado tanto del frente de batalla que se ha hecho parte de la estructura política de la Bestia. La Iglesia apóstata se ha vuelto tan mundana que no puede distinguirse del mundo.

Mientras no hayamos visto “en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel” (Mt. 24:15; cf. Dn. 9:27; 11:31; 12:11), no es un ejercicio de mucho valor especular con el uso de la gematria. Debemos hacer caso a lo que el ángel le dijo a Daniel (Dn. 12:9): “estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin”. Sólo a la mitad de la Semana Septuagésima podremos identificar sin lugar a dudas al último y más grande Anticristo de la historia de la humanidad. Sin embargo, los principios de separación entre lo santo y lo profano esbozados en Apocalipsis 13 deben ser la norma en la vida de cada genuino creyente en el Señor Jesucristo, aquí y ahora. Fallar en el área de la separación siempre conduce a la apostasía. El principal propósito de la separación es el de mantener la pureza del pueblo de Dios en conducta y doctrina. Dios vive separado de todo mal, y si Su pueblo va a caminar cerca de Él debe ser santo también. Las Escritura (toda ella, no sólo la profética) enseña que la unidad aparte de la doctrina es un error. El Nuevo Testamento nos advierte repetidamente que las características predominantes de la Iglesia de los últimos días serán: apostasía y confusión espiritual en vez de fidelidad a la Verdad (Mt. 24:3-4, 11, 24; 1 Ti. 4:1-5; 2 Ti. 3:13; 4:3-4; 2 P. 2:1; Jud. 3-4). Aunque no estamos aún en el tiempo del fin -- la Semana Septuagésima --, sí estamos ya en los últimos días. La creciente apostasía y confusión espiritual es la que ha permitido el surgimiento de la “nueva espiritualidad” tan en boga actualmente. En un mismo día en Roma podemos ver a un musulmán-católico -- que representa la unión entre el catolicismo con las religiones paganas — estrechar la mano de un bautista-católico -- que representa la unión del catolicismo con las denominaciones protestantes. Roma es un viejo cóctel de sincretismo y ecumenismo al que ahora se le está añadiendo una nueva forma de “espiritualidad”. Todos son libres de tener preferencias doctrinales, siempre y cuando reconozcan y mantengan la autoridad del Papa. Porque lo único que tienen en común el musulmán-católico y el bautista-católico es su veneración por el Papa. Todo lo demás es negociable. Dijimos que no creemos que el Falso Profeta sea el Papa de turno. Sin embargo, es importante destacar el papel que Roma y el papado tienen en la presente transición. La “nueva espiritualidad” promovida por Roma está preparando el camino para el Falso Profeta.

El Apocalipsis declara que habrá una religión mundial cuando se revele el Anticristo. Apocalipsis 13:7 indica que la primera Bestia tendrá autoridad sobre “toda tribu, pueblo, lengua y nación”. Esta descripción de cuatro partes indica los cuatro rincones de la tierra. Y 13:8 indica que todos los habitantes de la tierra adorarán a la Bestia, excepto los santos. El Falso Profeta (la segunda Bestia) ejerce control religioso y económico sobre el mundo. Realiza señales milagrosas que engañan a los habitantes de la tierra (Ap. 13:14), obliga a los habitantes de la tierra a que adoren a la primera Bestia y a su imagen (Ap. 13:12, 15), fuerza a todos, de todos los estratos de la sociedad, a aceptar la marca de la Bestia sin la cual nadie puede comprar o vender (Ap. 13:16-17). Dado que la adoración de la Bestia es forzada, la religión mundial anterior a la revelación de la Bestia sin duda alguna cumple una función de “condicionamiento”. Esto es, está preparando a las personas para que actúen de la forma esperada cuando llegue el momento.

Así como la verdadera adoración se realiza por medio del sacrificio (el sacrificio del Cordero), el sistema de adoración del Dragón también se realizará por medio del sacrificio. El sacrificio tiene un gran poder espiritual. Un buen ejemplo de este poder lo vemos en 2 Reyes 3, donde Moab se alzó contra Israel. En 2 Reyes 3:24 leemos que Israel atacó a los moabitas, quienes huyeron. Israel fue tras ellos tomando sus ciudades en la persecución. Entonces el rey de Moab, viendo que era vencido en la batalla, tomó a su primogénito y heredero al trono, “y lo sacrificó en holocausto sobre el muro”. (v.27). Este horrendo sacrificio hizo que Israel desistiera de su intento de acabar con el rey de Moab. ¿Qué reacción provocará entre los santos el martirio de miles de consiervos a manos de las Bestias de la tierra?

Aquel que retroceda queriendo salvar su vida, la perderá; aquel que esté dispuesto a perderla, la ganará (Mt. 10:39; Mt. 16:25; Lc. 17:33; Jn. 12:25). Estas palabras no son un trozo de misticismo para superhéroes espirituales. Es una paradoja que a cada instante tendrán que poner en práctica los santos de Apocalipsis 13. No se trata de que busquen la muerte, porque entonces serían unos suicidas. El llamado es a cultivar un amor tan grande por Cristo y la vida eterna, que de forma natural se genere en el corazón indiferencia por la muerte física. ¿Es dura es esta palabra? (Jn. 6:60, 66). Sin duda. Por eso es que la frase clave de este revelador capítulo es: “Si alguno tiene oído, oiga” (Ap. 13:9).

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jueves, 5 de enero de 2012

HECHOS DE LOS APÓSTATAS – PARTE II

Judas, hijo de perdición

¿Qué le pasó a este hombre? ¿Cómo pudo vivir durante tres años entre los amigos íntimos de Cristo y luego traicionar al mejor Amigo que había tenido? Judas forma parte importante de nuestra educación espiritual. Sus esperanzas, sueños y errores están registrados para nuestro beneficio. Las tinieblas que lo rodearon son para nuestro alumbramiento. Su aflicción y remordimiento se describen para ayudarnos a acercarnos al amor de Dios.

En las páginas siguientes, veremos cómo la vida de Judas nos puede ayudar a entender no sólo las inclinaciones de nuestra propia naturaleza humana, sino el peligro de unas tinieblas que se ocultan en la luz.

Hoy día, el concepto del mal a menudo se ignora, excepto como entretenimiento en novelas y películas. Pero la Biblia describe el mal como algo real y peligroso.

Parte del peligro del mal es que opera bajo la cubierta de las tinieblas (Juan 3:19). Las cualidades ocultas y secretas del mal son algunos de sus elementos más perturbadores. Igual que el monóxido de carbono, que no tiene color ni olor, el mal puede permanecer sin ser detectado por largos períodos de tiempo y puede matar sin advertir.

Sin embargo, tal vez más insidiosa sea la capacidad del mal de imitar lo bueno. La gente se sorprende, y hasta se queda conmocionada, al enterarse de que el mal a menudo usa marcos sagrados como cubierta. El apóstol Pablo, escribiendo a los seguidores de Cristo que vivían en Corinto, advirtió de los que usan el lenguaje de la espiritualidad como disfraz:

Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros.  Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:12-15). 

Ya desde el primer siglo, los autoproclamados “apóstoles” estaban fingiendo trabajar como ministros del evangelio al tiempo que se oponían a la obra de Dios.

La iglesia debe ser un lugar adonde los pecadores se enteren que en Cristo Jesús pueden ser salvos de sus pecados, y esto proclamado en el lenguaje de la verdad y el amor divinos. Cuando esto sucede, el pueblo de Dios está equipado para enfrentar los desafíos de la vida. Pero uno no necesita estar involucrado en una iglesia por mucho tiempo para descubrir que el mal se oculta en las sombras:

• Un miembro de la iglesia aparentemente dedicado hace un desfalco de grandes sumas de dinero a su empleador.

• Un respetado miembro de la junta directiva de la iglesia es convicto de abusar sexualmente de su hija.

• Un pastor que una vez era muy amado se vuelve autoritario y acusador.

• El presidente de la junta desvía la crítica catalogando a todo el que expresa preocupación de “divisor”, “rebelde” o “resistente al cambio”.

• Un pastor que dirige seminarios de crecimiento de iglesias usa sus frecuentes viajes para tapar una aventura amorosa, con su cuñada.

Cuando la gente conocida en quien se confía es atrapada en un grave fallo moral, quienes los conocen por lo general se quedan pasmados. Los amigos y conocidos empiezan a dudar de su propio juicio. Las preguntas son predecibles: “¿Cómo es que no lo vimos venir? ¿Qué nos pasa que estamos tan ciegos?”

Al mirar atrás, a veces es posible ver pistas que no parecían importantes en ese momento. Los engañadores fingían bien. En algunos casos, parecían ser muy sensibles a la inmoralidad de los demás. En otros, mostraban una bondad exagerada cuando se esperaba de ellos que actuaran con firmeza. Sólo mirando atrás podemos ver que la bondad exagerada y la crítica moral a los demás muchas veces es la estrategia de las mentes entenebrecidas que se ocultan detrás de la máscara de la moralidad.

Eso fue lo que hizo un hombre llamado Judas. No sólo sobresale de las páginas mismas de la Biblia, sino que pertenecía al círculo íntimo de los amigos del Señor Jesús. Sin embargo, es por su cercanía a Cristo que Judas Iscariote nos da un ejemplo perturbador de cómo opera el mal. Judas es un caso desconcertante.

Fue escogido por el Señor para que fuera uno de los 12 apóstoles, y el grupo confió en él para que estuviera a cargo de las finanzas. Durante más de tres años escuchó al Señor Jesús enseñar, y lo vio hacer milagros. No obstante, después de ser testigo de lo que los cristianos de los 20 siglos siguientes desean haber visto, Judas conspiró para traicionar al Señor por 30 piezas de plata, el precio mezquino de un esclavo que se mata por accidente (Éxodo 21:32).

¿Qué le pasó a Judas? ¿Qué fue lo que pudo haberle hecho traicionar a su propio Maestro? ¿Cómo es que alguien que tuvo el privilegio de andar junto a la Luz del mundo terminó en las tinieblas eternas? ¿Y qué podemos aprender del trágico juicio erróneo de Judas para asegurarnos de no seguir este triste destino?

La luz artificial de la ambición religiosa

A finales de los años 70, el mundo fue testigo del horror del mal que se ocultaba en el corazón de un popular predicador, lo cual lo llevó a un final mortal. Este hombre tenía un dinámico mensaje bíblico de preocupación social, y su iglesia comenzó con potencial y promesa. Se le unieron los idealistas y los privados de derechos. Muchos consideraban que era la forma “como debía ser la iglesia”.

Los miembros se hicieron cargo de los problemas de la pobreza de los barrios marginados y creían que se estaban alineando a una causa, no sólo uniéndose a una congregación.

A medida que la iglesia adquiría más poder sobre sus seguidores y obtenía mayores ingresos de su creciente membresía, el predicador crecía en la opinión de grandiosidad que tenía de sí mismo. Desviaba enérgicamente toda crítica personal. A medida que el poder y el dinero alimentaban su lado oscuro, el envalentonado líder tiró la Biblia al piso y proclamó que él era la más grande autoridad.

Para escapar de la crítica y mantener el control, el supuesto “hombre de Dios” reubicó su congregación en otro país. Cuando su poder se vio amenazado allá, hizo el máximo intento de control exigiendo el suicidio masivo de sus seguidores.

¿Cómo pudo un ministro hacer tal cosa, sobre todo en un lugar llamado “El Templo del Pueblo”?

La respuesta descansa en la naturaleza misma del mal. Dondequiera que surge muestra su disposición a promover los intereses propios a expensas de los demás. Sin embargo, el resultado es predecible.

Desde el inicio de los tiempos, la historia se ha repetido una y otra vez. Cuando a la tiniebla del engaño se le permite seguir su curso lleva el fruto de la destrucción y la muerte.

Sin embargo, el peligro del mal es que muchas veces se mezcla con una buena causa. El líder del “Templo del Pueblo” comenzó no sólo como mensajero de la Biblia sino también como una voz de compasión por los pobres. Parece probable que antes de que Judas Iscariote se hiciera discípulo del Señor estuviera involucrado con la buena causa de tratar de liberar a su oprimida nación de la bota romana de ocupación.

Algunos creen que su sobrenombre, Iscariote, viene de la palabra latina scarius, que significa “el que lleva la daga”. Esta era un arma común usada por los zelotes, un grupo motivado políticamente comprometido con la restauración de Israel por medio del derrocamiento de los opresores romanos.

La pasión por ver su tierra libre de la dominación extranjera era penetrante entre los apóstoles y discípulos del Señor Jesús. Ellos creían a los profetas de Israel que prometían libertad política y restauración espiritual en la venida de un mesías y rey. Su espera intensificaba mientras los ojos de la nación se volvían al rabí de Nazaret que hacía milagros. Parecía ser un momento de oportunidad. El anhelo de muchos padres judíos estaba en los labios de la madre de Santiago y Juan cuando le suplicó al Señor que dejara que sus hijos se sentaran a su derecha y a su izquierda en su reino (Mateo 20:20-23).

No obstante, las olas de la expectativa pública estaban a punto de chocar con una costa rocosa de retraso. Un rescate espiritual tenía que preceder a la gloria política. Dios estaba a punto de dejar que el mal desempeñara un papel en su propio fallecimiento antes de cumplir Sus promesas a Israel. Al escoger a Judas para que fuera uno de los Doce, el Señor preparó el escenario para lo que ahora puede verse como el genio y el drama de la redención. Tan sólo unas horas antes de su arresto, mientras comía la Pascua con sus discípulos por última vez, el Señor Jesús dijo estas palabras:

“[…] para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar” (Juan 13:18).

El Señor estaba aludiendo a un cántico escrito por David, el rey más renombrado de Israel:

“Aun el hombre de mi paz [mi íntimo amigo], en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar” (Salmo 41:9).

Por medio de las acciones de Judas, la profecía bíblica se iba a cumplir. A través de la mano poderosa de Dios, el mal iba a ser guiado a una trampa. El que tenía el poder de la muerte sería derrotado (Hebreos 2:14), y Aquel que tenía el poder de la vida ganaría redención para todos los que creyeran (Mateo 20:28; 26:28; 2 Corintios 5:21).

Aunque Judas llevaba su pecado en las tinieblas de la noche, Dios lo usaría para traer luz a muchos. En el universo de Dios, el mal nunca tiene la última palabra.

Sin embargo, a medida que testificamos de la capacidad de Dios de trastocar el mal, debemos ver el peligro del mal por lo que es. Destruyó a Judas y nos ronda a nosotros hoy.

La luz artificial de la falsedad moral

Dos socios cristianos de negocios estaban emocionados con su nueva compañía. Había experimentado un crecimiento expansivo en unos cuantos años. Reclutar gente para que vendiera comida y recordatorios en las competencias deportivas había demostrado ser sorprendentemente lucrativo. Los ingresos seguían aumentando mes tras mes y no se veía una disminución en el horizonte.

En medio del rápido crecimiento de la compañía, el gerente de finanzas lanzaba periódicas campañas contra ciertos miembros del personal, acusándolos de manipulación, inmodestia y falta de honestidad. Siempre que alguien cuestionaba sus juicios, se volvía incluso más dogmático.

Meses después había graves problemas en la joven compañía. El gerente de finanzas había sido atrapado usando dos juegos de libros financieros, los cuales mantenía tan hábilmente que incluso pasaron desapercibidos en una auditoría profesional.

Mientras daba dinero a cuentas que lo necesitaban, se llevaba la mejor parte. El culpar y castigar a los empleados era una forma de chivo expiatorio. Para desviar la atención de sus propias actividades ilegales llamaba la atención a las pequeñas imperfecciones de los demás. Con el tiempo, el negocio tuvo que declararse en bancarrota. El que exigía una norma alta de integridad a los demás no tenía ninguna.

Judas presentó un patrón similar de conducta. El lugar fue Betania, el hogar de María, Marta y Lázaro, los buenos  amigos de Jesús. La ocasión era una cena en honor al Señor Jesús (Juan 12:2), probablemente por resucitar a Lázaro de entre los muertos, lo cual había hecho hacía poco.

Marta era conocida por sus elaborados preparativos (Lucas 10:40), o sea que hay buenas razones para creer que aquella no era una celebración barata. La ocasión exigía algo especial.

La Biblia indica que María se inclinaba más a escuchar que a servir. Pero ella también debe haberse dado cuenta de que aquella ocasión era diferente, y quiso honrar al Señor de una forma especial.

Esa noche, en vez de sentarse tranquilamente a los pies de Él y escucharlo enseñar, María le ungió los pies con una libra de un costoso perfume que valía alrededor del salario de un año. Luego, en un acto de devoción aun más impresionante, comenzó a limpiar el exceso de perfume con su propio pelo, algo que ni siquiera un sirviente doméstico hacía (Juan 12:3).

Toda esa extravagancia prodigada al Señor Jesús aparentemente fue demasiado para Judas. No hay indicación alguna de que Judas no disfrutara de la cena que Marta preparó para todos, pero sí expresó su repugnancia por el acto de devoción de María hacia Jesús.

Exhibiendo la luz artificial de la falsedad moral —su preocupación por los necesitados— Judas protestó diciendo: “¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?” (v.5). Él ya había calculado el valor del regalo de María y había decidido que su ofrenda era frívola y estaba mal dirigida.

La raíz de la objeción de Judas no era para nada tan noble como la preocupación por los pobres. Él no compartía la devoción que María tenía por el Señor. De hecho, estaba en contra de ella. Sus motivaciones eran egoístas, no altruistas.

El apóstol Juan es el único escritor de evangelio que mencionó la verdadera actividad que estaba llevándose a cabo detrás de la farsa de justicia de Judas:

“Pero [Judas] dijo esto, no porque se cuidara de [preocupara por] los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa [del dinero], sustraía de lo que se echaba en ella” (v.6).

Para perpetuar su propia imagen de bondad, Judas arrojó dudas sobre las buenas motivaciones de María. Pero el Señor expuso la mentira con la verdad:

“Entonces Jesús dijo: Déjala, para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis (vv.7-8).

El uso de fragancias caras para embalsamar formaba parte de la costumbre judía de enterrar. María no lo sabía, pero su acto fue una preparación para el entierro de Cristo. Sin embargo, las palabras deben haber desconcertado a quienes las escucharon. Nadie parecía menos vulnerable al daño que el Señor, quien estaba en la cima de su popularidad. Al día siguiente, la gente llenó las calles con ramas de palmera para darle la bienvenida a Jerusalén.

No obstante, sólo faltaban seis días para la Pascua, y en ese corto tiempo, los gritos de la gente cambiarían de “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Juan 12:13) a “¡Crucifícale!” (19:15).

La vida de Judas y del Señor Jesús hacían un fuerte contraste. Judas quería  explotar a los demás para sí mismo; el Señor estaba concentrado en dar Su vida por ellos.

Judas permaneció entre bambalinas en las Escrituras la mayor parte del tiempo. Pero cuando estuvo en juego una fuerte suma de dinero, su codicioso corazón lo llevó al centro del escenario. También produjo la primera reprensión que se registra del Señor Jesús a Judas. Su orden de dejar en paz a María sugiere que Judas puede haber tratado de detenerla físicamente. Tal vez pensó que si actuaba rápidamente podría salvar parte del ungüento y venderlo por ganancia.

Judas tenía la habilidad de tomar para sí lo que pertenecía a los demás. Juan escribió que Judas “teniendo la bolsa [del dinero], sustraía de lo que se echaba en ella” (12:6). Pensaba que sus habilidades de engañar y de sustraer eran maneras de mantener el control. Sin embargo, así fue como perdió el control. Se abrió al mal y dejó que Satanás jugara con él para su propia destrucción. Estaba a un paso de descender al mal radical.

Sin embargo, tras bambalinas, lo que se estaba desarrollando era el plan soberano de Dios, no la trama diabólica de Satanás. La proximidad a la luz no garantiza una iluminación completa. Cuando la luna da la vuelta a la tierra gira sobre su eje de tal forma que sólo hay un lado frente a la tierra. Hasta la exploración espacial moderna, el lado oscuro de la luna siempre fue un misterio total. De la misma forma, cuando la voluntad humana está firmemente fijada en una posición, impide que nuestros pecados y debilidades queden expuestos al poder limpiador y sanador de la luz espiritual de Dios. El Señor Jesús dijo: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:19-20).

A pesar de estar en la maravillosa presencia de Cristo por más de tres años, Judas protegió persistentemente su lado oscuro de la luz. Se mezcló con los otros discípulos, pero nunca volvió su voluntad hacia Cristo. Más bien hizo su propia voluntad, la cual a la larga lo llevó a su propia condenación.

Igual que Adán y Eva, Judas vivió en la presencia de Dios, pero no fue suficiente. Tal vez quería algo que no estaba obteniendo, o quizás estaba esperando algo que finalmente se dio cuenta de que nunca iba a suceder.

Por un tiempo, Judas vivió la emoción de seguir al rabí más popular de la ciudad. Pero eso se estaba acabando. Por un tiempo pensó que el Señor Jesús iba a restaurar el antiguo reino de Israel. Pero el Señor no estaba mostrando interés en el poder terrenal. Durante un tiempo, Judas tuvo acceso al dinero de la gente rica que apoyaba el ministerio de ellos. Pero entonces el Señor lo reprendió por criticar el desperdicio. ¿Acaso fue el comentario corrector de Cristo lo que hizo que la fachada de Judas se rompiera y se derrumbara?

La intolerancia a la crítica puede llevar a la venganza. Eso puede haber sido lo que le sucedió a Judas. Herido por la reprensión del Señor en la fiesta, negocia con los gobernantes para traicionarlo. Puede haber pensado que había cometido un error terrible al pasar tres años y medio de su vida con el Señor. Si quería tener algo a cambio de su tiempo, sólo había una forma de obtenerlo, y era vendiendo lo único valioso que tenía: el acceso al Maestro.

Esto encaja con el registro bíblico. Después de dejar la celebración en Betania, el siguiente lugar a donde se apareció Judas fue en la presencia del sumo sacerdote, negociando la traición. Judas le preguntó: “¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue?” (Mateo 26:15). Resultó que no mucho. Sólo 30 piezas de plata. Aparentemente, eso era mejor que nada para Judas, así que lo tomó y comenzó a buscar una oportunidad de traicionar al Señor (v.16).

Cientos de años antes de este evento, Zacarías escribió estas palabras: “Y pesaron por [como] mi salario treinta piezas de plata» (Zacarías 11:12). Esta cantidad se consideraba el valor de un esclavo (Éxodo 21:32). No fue casualidad que el Señor Jesús fuera traicionado por esa suma. Fue una de muchas profecías que confirmaron que Él era el Mesías prometido.

El trato estaba hecho. El escenario estaba preparado. Judas esperó una oportunidad de cumplir su parte del acuerdo. Paradójicamente, la ocasión que Judas encontró para hacer su profana obra era la celebración más santa en el judaísmo. Los judíos habían celebrado la Pascua durante miles de años, y la liturgia era conocida por todos. Todo el mundo celebraba con la misma comida, comida en el mismo orden, con las mismas oraciones y lecturas de las Escrituras antes de cada plato. Pero esta Pascua era diferente para los 12 hombres judíos que estaban en el aposento alto. Su rabí hizo un comentario alarmante: “Uno de vosotros me va a entregar” (Juan 13:21).

Pero el anuncio no terminó allí. El Señor Jesús les dijo quién iba a ser el traidor. “A quien yo diere el pan mojado. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón” (13:26).

En el antiguo Medio Oriente, el anfitrión de un banquete tenía la costumbre de tomar un trozo de pan, mojarlo, y darlo al invitado de honor. Algunos sugieren que el Señor hizo esto como un último gesto de amor a Judas. Pero Judas ya había endurecido su corazón.

“Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto” (v.27).

Imagínese al mismo diablo estando presente en este momento santo. Mientras Dios estaba entrando en un nuevo pacto con Su pueblo para terminar Su plan de redención, Satanás estaba entrando en el cuerpo de Judas Iscariote para frustrar ese plan. Por medio de una serie de decisiones tontas y voluntarias, Judas se convirtió en el personaje principal en la traición al Hijo de Dios.

“Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres. Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche”  (Juan 13:28-30).

Los otros discípulos seguían sin entender que Judas se estaba yendo para traicionar al Señor. Pensaron que salía para comprar algo para las necesidades de su ministerio o para dar algo a los pobres. Una imagen pública bien pulida es difícil de manchar.

El Señor y los discípulos que se quedaron se fueron del aposento alto, cruzaron el valle del Cedrón y entraron en un huerto en el monte de los Olivos. Era un lugar de retiro espiritual para aquellos hombres, y Judas lo sabía.

Judas regresó a los principales sacerdotes para hacer los arreglos finales para capturar al Señor Jesús. Acordaron que un beso sería la señal que Judas usaría para identificar el blanco (Mateo 26:47-56). Un destacamento de más de 200 soldados romanos (estacionados en la fortaleza de Antonia cerca del templo en Jerusalén) acompañaron a la policía del templo, la cual complacía los deseos de las autoridades religiosas. Se necesitaba este gran grupo para mantener el orden público si los seguidores del Señor oponían resistencia.

Con Judas Iscariote a la cabeza, los funcionarios religiosos y esta nefasta escolta militar procedieron hacia el Señor. Armados de lanzas y espadas, los soldados llevaban antorchas y linternas, creando sombras violentamente palpitantes en la oscura noche cuando se dirigían al solaz huerto de olivos adonde Jesús había llevado a los discípulos a orar (Juan 18:1-3).

El amenazador séquito no sorprendió a Jesús. En vez de tratar de escapar, se sometió a ellos en obediencia al plan de Su Padre. Juan escribió: “Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra” (Juan 18:6) 

Cuando los soldados le dijeron al Señor Jesús a quién estaban buscando, el Señor contestó con las sencillas palabras: “Yo soy” (en griego).

Algunos eruditos bíblicos creen que su respuesta era una afirmación de deidad, porque «YO SOY» es el nombre que Dios usó para presentarse a Sí mismo a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3:14). Se puede transliterar del hebreo al español como YAVÉ, “Yo soy” o “el que existe por sí solo”. Esta declaración fue acompañada de una asombrosa señal que atestiguó a favor de la deidad de Cristo: los soldados cayeron de espaldas al suelo. No eran ellos quienes tenían poder o autoridad para arrestarlo: era Él quien se entregaba como sacrificio voluntario al Padre.

Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno” (Juan 18:7-9).

Tan pronto como el Señor Jesús confirmó Su identidad, les ordenó a los guardias que dejaran ir a sus discípulos. Durante tres años y medio, Judas había formado parte del círculo íntimo de los discípulos. La cercanía emocional de estar cerca del Señor había estado disponible para él. No obstante, se guardó su corazón para sí. Al negarse a ceder su voluntad a la del Señor se puso a la disposición de Satanás. Como consecuencia, el ángel caído tenía entonces una presencia física en la cual confrontar al Hijo de Dios encarnado. Cuando Judas lo besó, el Señor lo confrontó: “Amigo, ¿a qué vienes?” (Mateo 26:50). Y agregó: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?” (Lucas22:48).

Fue como si se sorprendiera de las profundidades del mal: usar un gesto de afecto con un propósito egoísta y destructivo. Judas pervirtió algo bueno usándolo para mal. Convirtió un símbolo de intimidad en instrumento de traición.

La idea de que el Señor estuviera bajo custodia de sus enemigos debe haber sido demasiado para Pedro. Pensando poco en las consecuencias, sacó su espada y le cortó la oreja a Malco, un siervo del sumo sacerdote. Mientras la sangre corría por la mejilla de su enemigo, el Señor Jesús respondió con amor sanando la oreja del hombre (Lucas 22:51).

Después de reprender a Pedro por hacer su voluntad, el Señor demostró sumisión a la voluntad del Padre permitiendo que lo ataran y se lo llevaran (Juan 18:10-13). Aunque Él era el que estaba bajo custodia de las autoridades civiles, fue Judas quien perdió su libertad. Al oponerse al Autor de la vida para ganar algo a corto plazo, perdió la oportunidad de toda vida futura con el Señor Jesús.

Después de estos acontecimientos, Judas no salió alegremente a contar su dinero. Un resultado muy distinto esperaba al apóstol n° 12.

Cuando una persona comienza a descender por el camino del engaño, hay una variedad de motivaciones obrando. El mundo secreto de la malevolencia es adictivo porque implica intriga, euforia y una importancia propia exagerada.

La luz artificial de la importancia propia

Judas se había hecho de una imagen que hacía que otros confiaran en él. Debe ser por eso que lo pusieron a cargo de las finanzas. Pero mientras aceptaba contribuciones con una mano, se servía con la otra. Su corazón ya mostraba señales de corrupción.

La Biblia no da evidencia alguna de que los otros apóstoles tuvieran idea alguna de que algo andaba mal. ¿Acaso debieron haber tenido alguna forma de vigilar a su tesorero?

Algunos cristianos hoy día creen que un sistema llamado “compañeros en la rendición de cuentas” puede impedir el fracaso moral. Existen muy buenas razones para tener a alguien a quien nos sometamos para rendirle cuentas morales y espirituales (Eclesiastés 4:9), pero el mal puede engañar incluso al más perspicaz.

Es asombroso que Judas pueda haber tenido un compañero así. Cuando Cristo envió a los discípulos a ministrar, los envió en pares (Mateo 10:4). Simón el zelote a menudo se menciona en conexión con Judas. ¿Quién cuestionaría el carácter de tu compañero de ministerio si juntos han sanado enfermos y echado fuera demonios? (Lucas 9:1-6). No obstante, dentro de todo corazón humano —el nuestro incluido—, el bien y el mal luchan por ganar el control (Gálatas 5:17).

La evidencia de que Judas estaba comenzando a entender la seriedad de su traición no surgió hasta después de que el Señor estuvo bajo la custodia de las autoridades. No está muy claro en qué momento el diablo en realidad dejó el cuerpo de Judas. Pero después que los seis juicios a los que fue sometido el Señor Jesús dieron como resultado un veredicto culpable, Judas estaba actuando otra vez por iniciativa propia.

Cuando se enteró de que el señor había sido condenado a muerte lo lamentó literalmente, sintió “remordimiento”), lo que sugiere que tal vez él esperaba un resultado distinto. Tal vez esperaba obligar al Señor Jesús a inaugurar Su reino. En lugar de ello, el Señor permitió que lo condenaran. El Evangelio de Mateo registra la historia en el capítulo 27:

“Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó” (vv.3-5).

El remordimiento muchas veces va acompañado de la necesidad de confesar y hacer restitución. Ambos son evidentes en la historia personal de Judas. Él fue a sus conspiradores originales, les dijo que entregó “sangre Inocente”, y trató de devolver el dinero. Al ver que ellos no se conmovieron por su remordimiento, Judas tiró el dinero en el templo y se fue. Sin esperanzas de corregir las consecuencias de su traición, Judas se sentenció a sí mismo a la máxima pena : la muerte. Y se ahorcó.

Según Hechos 1:18, Judas cayó “de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron”. Esto pudo haber pasado si la cuerda con que se ahorcó se cortó, o si la rama del árbol se rompió.

Disipar las tinieblas

Sólo hubo un Judas Iscariote. Ha habido otros a lo largo de la historia que han tenido algunos de sus mismos defectos, pero nadie más desempeñará jamás el mismo papel que tuvo el “hijo de perdición” (Juan 17:12).

De la misma forma, nunca habrá otra persona que ocupe el papel de “Hijo de Dios”. El Señor Jesucristo, la Luz del mundo, manifestó plenamente la naturaleza de Dios. Pero los que andan en su luz se vuelven portadores de luz.

“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4).

Dios proporcionó medios sobrenaturales para aflojar nuestra voluntad que nos impide volvernos hacia el poder transformador de la luz de Dios. Confiar en la justicia de Cristo y no en la nuestra propia nos salva de tener que pagar la pena máxima por el pecado. Pero aun así nos inclinamos a buscar nuestros propios intereses a expensas de otros, y seguimos siendo vulnerables al autoengaño (Romanos 7:1-25).

El apóstol Juan subrayó esto cuando escribió: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).

La diferencia entre la gente que vive por la gracia de Dios y los que se deslizan cada vez más rápidamente hacia el abismo del mal se puede ver en el grado hasta el cual uno rinde su corazón a Dios. Una voluntad sumisa a Dios reconoce cuándo está equivocada y se arrepiente. Un corazón decidido a hacer lo que quiere no se ha rendido a Dios y usa el engaño y la manipulación para hacer que los demás hagan lo que él quiere.

Judas usó la luz artificial de la ambición religiosa para cuidar de sus propios intereses. Usó la luz artificial de la falsedad moral para disfrazar su propio pecado y arrojar una sombra de duda sobre la justicia genuina de los demás. Y usó la luz artificial de la importancia propia para traicionar a Aquel que vino a salvar al mundo.

Para evitar el carácter de un Judas, tenemos que ser cada vez más transparentes y auténticos en nuestros tratos con Dios y con los hombres. El apóstol Juan nos dice cómo:

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:5-9).

Confesar es una palabra común en el vocabulario cristiano, pero su significado a veces se entiende mal. La palabra confesar no significa simplemente admitir lo que hemos hecho mal ni hacer una lista oral de trapos sucios. Significa “estar de acuerdo con” o “decir la misma cosa”. Cuando estamos de acuerdo con Dios acerca de una acción que no le agrada, estamos confesando. Y cuando confesamos, Él puede limpiarnos, llenarnos de nuevo con Su Espíritu (Efesios 5:18; Gálatas 5:16-17), y fortalecernos para resistir ese pecado en el futuro.

Algunos podrían preguntar: “Si Dios perdonó todos mis pecados en la conversión, ¿por qué tengo que seguir confesando?”

La respuesta comienza con otra pregunta. ¿Alguna vez se ha distanciado de un amigo o amiga porque sabía que le habías ofendido? Evitar el problema no lo arregla. Cuando ignoramos una ofensa, la alienación aumenta. Pero cuando admitimos nuestras malas acciones comienza la reconciliación. Estar de acuerdo con Dios es así. Admitimos que nos hemos desviado del camino de la justicia por el que Él quiere que andemos, y expresamos nuestro deseo de regresar.

Cuando la confesión va seguida de arrepentimiento —regresar a Dios— Dios nos da la bienvenida de nuevo a Su presencia y comenzamos una vez más a caminar en la luz de Su amor y guía divina.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).

El admitir nuestro pecado a un amigo en quien confiamos es otra forma de confesión que puede aumentar nuestra transparencia y movernos hacia una mayor autenticidad y obediencia. Necesitamos personas dignas de confianza en nuestra vida que estén “hablando la verdad en amor” (Efesios 4:15). Cuando el amor de una persona por nosotros es sincero y sin hipocresía (Romanos 12:9), confiamos en que esa persona señale los puntos débiles de nuestro carácter, los cuales, irónicamente, por lo general son los lugares donde oponemos mayor resistencia a Dios.

Necesitamos una exposición regular a la luz de los pensamientos y los caminos de Dios para mantener nuestra pureza. Las citas regulares con Dios permiten que la luz de Su Palabra exponga las áreas ocultas de pecado, las cuales entonces pueden ser sanadas con oración y confesión. Sin embargo, si no se les presta atención, crecen hasta convertirse en un mal invasor que sólo la muerte puede erradicar. El Señor Jesús no se ocultó de la luz de su Padre, ni tampoco ocultó la luz. En todos los relatos de los evangelios vemos cómo usó la luz para exponer amable pero claramente la verdad acerca de la gente: la mujer en el pozo, Zaqueo, Nicodemo, el joven rico. Éstos y otros eran una mezcla improbable de personas para recibir la atención del Dios-hombre. Pero el Señor Jesús se tomó el tiempo para hacer brillar la luz adondequiera que alguien expresaba interés en ver.

Las propias conversaciones del Señor con Su Padre muestran la manera de llegar a ser dirigido por los demás y no por uno mismo (Marcos 1:35-39). El Señor Jesús, la luz del mundo, nos ha pasado la antorcha. Tenemos que sostenerla en alto y mantenerla ardiendo mucho en un mundo oscuro. La cura para un corazón egoísta es concentrarse en los demás y ser conducto del amor de Dios.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y, glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

Es importante recordar a los otros 11 discípulos que se sometieron a la voluntad del Señor e imitaron su ejemplo de andar en la luz. A través de ellos, el mundo cambió completamente para bien por el poder de Dios. Los enfermos fueron sanados, los muertos resucitaron, se proclamó el evangelio y se estableció la iglesia, contra la cual no prevalecerán las puertas del hades. La gente débil y propensa a pecar se convirtió en canales del amor de Dios y luz a un mundo necesitado.

Cuando renunciamos a nuestros propios planes y rendimos nuestra voluntad a la de Dios, su amor fluye a través de nosotros hacia los demás al “encontrar una necesidad y satisfacerla, encontrar una herida y sanarla”. Ser humanos es tener necesidades y deseos. Éstos no son malos ni pecaminosos. Son dados por Dios y no se pueden satisfacer si no es con una conducta que honre a Dios. Las buenas decisiones nos acercan a Dios y a la larga nos dan satisfacción; las malas decisiones nos alejan de Él y nos producen una insatisfacción cada vez mayor. Decidir qué camino tomar exige discernimiento espiritual. Discernimiento significa “reconocer o identificar”. El discernimiento espiritual es la capacidad de reconocer e identificar decisiones que nos van a ayudar a permanecer en la luz.

“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es [consiste] en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor” (Efesios 5:8-10).

“Comprobando lo que es agradable al Señor”; es decir, “examinando qué es lo que agrada al Señor”. Es una frase que también se usa para comunicar la idea de probar metales para determinar si son genuinos. Todas las decisiones que tomamos que aumentan nuestro deseo de obedecer a Dios pasan la prueba de agradarle. Una vida de discernimiento y obediencia nos mantiene alejados de las sombras y en la presencia de la luz maravillosa de Dios. Y cuando andamos en la luz, tomamos decisiones que satisfacen nuestras necesidades y las de otras personas por medio de una conducta no egoísta y piadosa.

Andar en la luz

El mal incluye una falta de disposición a admitir nuestras faltas morales y a hacer cambios. Se oculta de la luz. Siempre que resistimos la voluntad de Dios y su voz de conciencia permitimos que el mal entre en nuestra vida. Cuando Judas rehusó dejar que la luz de Dios expusiera los lugares oscuros de su corazón se convirtió en instrumento de Satanás.

El remedio de Dios para la oscuridad es la luz. Andar en la luz significa asegurarse de que Dios sea nuestro líder espiritual cada día. Significa reconocer nuestra tendencia a pecar y estar dispuestos a cooperar con Dios cuando Él haga resplandecer una luz en las acciones que tienen que cambiar. Dios es el “Padre de las luces”, y andar con Él disipa la oscuridad y nos permite recibir todo don perfecto.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).

Nuestro Señor y Rey da su poder a los que desean andar con Él en la gloriosa luz de Su presencia, y que quieren traer libertad y sanidad a los que siguen presos en el yugo del pecado y el mal. He aquí una lista de verificación para andar en la luz:

1. ¿Acaso las ofensas nos han hecho buscar venganza, o estamos aprendiendo a perdonar?

2. ¿Señalamos los pecados de los demás para desviar la atención de nuestros propios pecados, o estamos trabajando en nuestros propios problemas?

3. ¿Culpamos a los demás por nuestros fracasos, o asumimos la responsabilidad de nuestras propias acciones?

4. ¿Promovemos nuestros propios intereses con los demás, o nos rendimos a los propósitos de Dios?

5. ¿Estamos proyectando una imagen falsa, o nos estamos volviendo más transparente con los demás?

6. ¿Hemos tratado de tener algún tipo de relación honesta para rendir cuentas, o tratamos de engañar a la gente?

7. ¿Estamos creciendo en la manera en que nos rendimos a Dios, o anidamos fuertes de voluntad propia?

8. ¿Estamos estableciendo barreras para nuestras pasiones y canalizándolas a través de salidas piadosas, o estamos dejando que nos controlen?

9. Cuando somos tentados, ¿nos sometemos a Dios y resistimos al diablo, o nos  limitamos a ceder?

10. ¿Estamos restaurando nuestra alma el tiempo devocional que pasamos con Dios (Salmo 23:1-3), o este es infrecuente y está en decadencia?

El mal busca sus oportunidades y se establece como un parásito donde encuentre condiciones que le den la bienvenida. Adopta el lenguaje y las costumbres locales; infesta las formas de vida y se apodera de ellas de una forma similar a como la locura puede apoderarse de una vida que antes era sana y desplazar a la persona que vivía allí antes.

Puesto que el motivo primordial del mal es disfrazar, uno de los lugares adonde es más probable encontrar personas malas es dentro de la iglesia. ¿Qué mejor forma de ocultar nuestro mal de nosotros mismos, y de los demás, que siendo diácono o alguna otra forma muy visible de cristiano dentro de nuestra cultura? En India, el mal mostraría una tendencia similar de ser “buenos” hindúes o “buenos” musulmanes. No decimos con esto que los malos no son otra cosa que una pequeña minoría entre los religiosos, o que los motivos religiosos de la mayoría de la gente son falsos. Pero las personas malas tienden a gravitar hacia la piedad por el disfraz y el encubrimiento que esta  puede ofrecerles.

Nuestra generación es realista, pues hemos llegado a conocer al hombre tal como es realmente. Después de todo, el hombre es ese ser que inventó las cámaras de gas de Auschwitz; sin embargo, también es el ser que ha entrado derecho en esas cámaras de gas, con el Padrenuestro o el Shema Yisrael en la boca.

La elección es nuestra

El enmascarar el mal para que parezca bien es una idea perturbadora. Existe una diferencia que desconcierta entre un corazón cálido quebrantado y una mente fría maquinadora. Una, como la de Judas, está tan comprometida con sus malas acciones que se cubre de túnicas de justicia. La otra, como la de Pedro, es completa y lamentablemente defectuosa.

Según el registro del evangelio, Pedro dio pasos gigantes de fe y experimentó el fracaso (Mateo 14:22-33). Pudo hacer profundos pronunciamientos espirituales que estuvieron seguidos de expresiones demoníacas (Mateo 16:13-23). No obstante, en toda su imperfección, Pedro permaneció suave con respecto a Dios. Eso no sucedió con Judas Iscariote. Judas era un rebelde endurecido y un ladrón que se vistió de hipocresía espiritual. Fue él quien argumentó que un regalo caro de devoción a Cristo debió haberse vendido y dado a los pobres (Juan 12:4-6). Sin embargo, Judas también es el que traicionó a Cristo por 30 piezas de plata y lo entregó a sus enemigos (Mateo 26:15,46-49). El persistente rechazo de Judas de la luz espiritual a la larga dio como resultado actos grandes de maldad y destrucción propia.

La aplicación espiritual para nosotros tiene dos vertientes. Si nunca hemos confiado en Jesucristo personalmente como Salvador y Señor, entonces ahora, al contemplar el precio del mal personal, es nuestra oportunidad de admitir nuestra necesidad de Él.

Según la Biblia, todos nosotros hemos hecho mal, no sólo porque somos imperfectos, sino porque nacimos en este mundo separados espiritualmente de Dios (Romanos 3:23; 6:23). El hecho de nuestra propia naturaleza humana caída exige que admitamos que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Nuestra única esperanza es pedir a Cristo que perdone nuestro pecado y nos dé vida eterna.

Si usted se da cuenta de que todavía no ha confiado en el Señor Jesús como Salvador, puede hacerlo ahora mismo apoyándose en la promesa de la Biblia de que todos los que creen y confían en Él reciben perdón de pecados y vida eterna (Juan 1:12; 5:24).

La segunda aplicación es para aquellos de nosotros que ya hemos confiado en Cristo como Salvador. El examinar la vida de Judas puede haber revelado una inclinación en nosotros a ocultar nuestras propias motivaciones bajo la ropa de la religión. Si esto le sucede a usted, puede estar seguro de que no es el único. El ser cristiano no nos hace inmunes a los deseos y las distracciones de nuestro propio corazón. Lo importante es que procuremos ser honestos con nosotros mismos y con Dios.

Siempre que descubramos que nuestros pensamientos, palabras o acciones se están descarriando, confesémoslos al Señor (1 Juan 1:9). Luego dependamos del Espíritu Santo que mora en nosotros para que viva la vida cristiana por medio de nosotros (Juan 15:1-8; Gálatas 5:16; Efesios 5:18).

El apóstol Juan habló del gozo y la oportunidad que son posibles para todos nosotros cuando escribió:

Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido [completo]. Dios es luz. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”  (1 Juan 1:4-7).

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