Hay varios pasajes en el Antiguo Testamento que indican claramente que el sacrificio de animales será restablecido durante el reino milenial. Algunos pasajes tales como Isaías 56:6-8, Zacarías 14:16 y Jeremías 33:15-18 lo mencionan brevemente al hablar del tema del reino del milenio.
El pasaje que es más extenso, dando el mayor detalle, es Ezequiel 43:18-46:24. Cabe señalar que esto es parte de un pasaje más amplio que trata del reino del milenio, un pasaje que comienza con Ezequiel 40. En Ezequiel 40, el Señor comienza a dar detalles del templo que existirá durante el reino del milenio, un templo que hace que todos los demás templos construidos anteriormente, incluso el templo de Herodes que era bastante grande, que existió durante el ministerio terrenal de Cristo, palidezcan en comparación.
Después de dar detalles sobre el tamaño y el aspecto del templo y el altar, el Señor comienza a dar instrucciones detalladas sobre los sacrificios de animales que se ofrecerán (Ez 43:18-27). En el capítulo 44, el Señor da instrucciones sobre quién ofrecerá los sacrificios al Señor. El Señor declara que los levitas no ofrecerán sangre y grosura al Señor por causa de un pecado pasado; serán los del linaje de Sadoc (Ez 43:15). Los capítulos 45 y 46 continúan mencionando que se harán sacrificios de animales.
La principal objeción que se hace a la idea de que los sacrificios de animales se vuelvan a ofrecer durante el milenio, es que Cristo ha venido y ha ofrecido un sacrificio perfecto por el pecado, y por lo tanto no hay necesidad de sacrificar animales por el pecado. Sin embargo, hay que recordar que el sacrificio de animales nunca eliminó el pecado que separaba espiritualmente a una persona del Señor.
Hebreos 10:1-4 dice: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados”.
Es incorrecto pensar que los sacrificios de animales quitaron los pecados en el Antiguo Testamento, y es incorrecto pensar que lo harán durante el milenio. Los sacrificios de animales servían como lecciones objetivas para el pecador, ya que el pecado fue y es una horrible ofensa contra Dios, y que el resultado del pecado es la muerte. Romanos 3:20 dice: “porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él, pues por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.
La mayoría de los eruditos premileniales están de acuerdo en que el propósito del sacrificio de animales durante el milenio es de naturaleza conmemorativa. Así como la Cena del Señor es un recordatorio de la muerte de Cristo para la Iglesia de hoy, los sacrificios de animales serán un recordatorio durante el milenio. Para aquellos que nazcan durante el milenio, los sacrificios de animales serán de nuevo una lección objetiva. Durante ese tiempo futuro, prevalecerán la justicia y la santidad, pero aquellos con cuerpos terrenales seguirán teniendo una naturaleza pecaminosa, y será necesario enseñarles sobre cuán ofensivo es el pecado para un Dios santo y justo. Los sacrificios de animales servirán para ese propósito, “pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados” (He 10:3).
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