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DIÓTREFES



Diótrefes se menciona en un pasaje de la Biblia, en la breve carta de 3 Juan 1:9-11. 

En resumen, Diótrefes era un cristiano egocéntrico y vanaglorioso en una iglesia local anónima en el primer siglo. No sabemos nada de sus antecedentes, aparte de que probablemente era gentil (su nombre significa criado por Júpiter).

Juan escribió 3 Juan a su amigo Gayo. Aquí está el pasaje que menciona a Diótrefes: 

“Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia” (3 Jn 1:9-10).

En sólo dos versículos, tenemos las siguientes declaraciones sobre Diótrefes: 

1) le encanta tener el primer lugar entre los hermanos; 

2) se niega a recibir a los apóstoles en su” iglesia; 

3) difunde maliciosamente chismes sobre los hombres de Dios que no le agradan; 

4) niega la hospitalidad a otros creyentes; 

5) exige que otros sigan su miserable ejemplo; y 

6) excomulga a cualquiera que se le oponga.

De la descripción de Juan, sabemos que Diótrefes era un líder o al menos un miembro influyente en la iglesia local de la que Gayo era miembro. Es evidente que Diótrefes estaba abusando de su posición de autoridad. Comprensiblemente tenía celos de los apóstoles y se negaba a permitirles la entrada a su iglesia. En lugar de seguir el mandato para un pastor de ser hospitalario y “preparado para toda buena obra” (2 Ti 3:2-3), Diótrefes era todo lo que Pablo mucho más locuazmente que Juan describe en 2 Timoteo 3:1-9. En lugar de buscar ser el siervo de todos (Mr 9:35), a Diótrefes le encantaba enseñorearse de todos. El carácter de los hombres en los postreros días esbozado por Pablo halla su génesis en Diotrefes.

Juan dice que está planeando una visita a la iglesia de Gayo y que, cuando venga, reprenderá públicamente a Diótrefes por sus acciones (3 Jn 1:10). Se abordarían la calumnia, el sectarismo y el egocentrismo. El apóstol no escondería esas cosas debajo de la alfombra.

Por otro lado, Juan elogia a Gayo por mostrar hospitalidad a los predicadores itinerantes del evangelio que pasaban por su ciudad (3 Jn 1:5–8). De hecho, Diótrefes, con su actitud vanagloriosa y egocéntrica, podría ser considerado un “anti-Gayo”. La advertencia de Juan a Gayo de “no imites lo malo (3 Jn 1:11) es otra forma de decir “no seas jamás como Diótrefes”.

Aquellos que, como Gayo, ministran a los predicadores del evangelio honran a Dios (3 Jn 3:6). Aquellos que, como Diótrefes, se niegan a ayudar a difundir la Palabra de Dios por envidia y celo merecen reprensión (3 Jn 3:10). El pastor/obispo/sobreveedor/líder no puede ser un hombre envidioso, celoso y hambriento de poder que rechaza las enseñanzas de los apóstoles (la Escritura presentada por otros). 

“Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tit 1:8-9).

Hoy en día estamos en los tiempos en los que abundan los Diótrefes. En cada congregación cristiana, sin importar cuán pequeña o numerosa sea, es más fácil encontrar a líderes como los que describe Pablo a Timoteo que como aquellos que describe en su epístola a Tito (Tit 1:8-9).

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita. Porque de estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también estos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos (2 Ti 3:1-9).

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