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11. ACSA—LA SABIDURÍA PRACTICA DE UNA NOVIA

El nombre de Acsa puede resultar desconocido para mucha gente pero tenía muchas de las virtudes de la mujer de Proverbios 31, quien es alabada por su habilidad para los negocios y su devoción a su familia. Acsa era hija de Caleb. Su marido Otoniel, se convirtió en uno de los jueces de Israel.


Antecedentes

Poco antes que los israelitas entraran en la Tierra Prometida, su líder, Moisés envió a doce espías para inspeccionar la tierra. Caleb fue uno de esos espías. Cuando regresaron, dijeron que la tierra fluía leche y miel y trajeron algunos frutos para probarlo. Pero diez de los espías dijeron que los habitantes de la tierra eran demasiado poderosos como para pensar en enfrentarse con ellos. Sin embargo, Caleb y su amigo Josué que eran valientes porque tenían fe en la promesa de Dios, alentaron a los israelitas a conquistar la Tierra Prometida tal como Dios les había dicho.

Los que tuvieron dudas de la promesa de Dios murieron en el desierto entre Egipto y la Tierra Prometida. Por su fe en Dios, Caleb y Josué vivieron y tomaron posesión de la tierra (Números 26:65). Mas tarde, cuando se repartió la tierra entre la gente, Caleb se convirtió en el príncipe de la tribu de Judá (Números 34:18-19) y se le dio el pueblo de Hebrón por heredad (Josué 14:13). 

Caleb era el padre de la mujer que estamos viendo en este estudio. Caleb fue un hombre que tenía una gran fe en Dios. Sin duda alguna a menudo Acsa habría escuchado acerca de los milagros que Dios había hecho por su pueblo cuando dejaron la tierra de Egipto, y sobre cómo Dios les había provisto durante su travesía por el desierto.

La historia de Acsa es muy breve pero lo suficientemente importante como para que Dios la haya incluido en dos libros del Antiguo Testamento: Josué y Jueces. La historia de Acsa comienza cuando ella ya había alcanzado la edad de casarse. Josué 15:16-19 y Jueces 1:12.1 dicen:

16 Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer. 

17 Y la tomo Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb, y él le dio su hija Acsa por mujer.

18 Y aconteció que cuando la llevaba él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Ella entonces se bajó del asno. Y Calet le dijo: ¿Qué tienes? 

19 Y ella respondió: concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba y las de abajo.

No es probable que Caleb, quien era un hombre de Dios, le haya dado deliberadamente esa tierra inservible a su hija. Quizá Caleb no haya inspeccionado la propiedad personalmente sino que aceptó el informe que le había presentado su mayordomo. En todo caso la tierra del sur, (es probable que sea la zona conocida hoy como el Neguev) era tierra árida y sedienta. Si una tierra no tiene una provisión adecuada de agua es casi inservible. Acsa pidió solamente agua, sin la cual la tierra que había recibido sería poco utilizable.

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Una mujer prudente y sabia

En esta breve historia nos encontramos con una novia que no se resignaba a conformarse con una vida de miseria. Como mujer interesada en el bienestar de los suyos, Acsa convenció a su marido que debían recibir algo más que un pedazo de desierto como regalo de su padre.

Si bien Acsa sabía cómo manejar la situación, no tomó el asunto en sus propias manos. Por respeto a su marido, le pidió que fuera él quien hablase con su padre sobre el asunto. Pero por alguna razón que desconocemos, él no quiso hacerlo. Ella, entonces, como una hija amada que iba a dejar la casa, quedó en libertad de hacer su petición,

Caleb reconoció que la petición de su hija era justa y se la concedió. Le dio lo que había pedido, y más. Acsa le pidió manantiales de agua que naturalmente incluían el campo en el cual se hallaban esos manantiales. Caleb no sólo le dio los manantiales de arriba, sino también los de abajo.

Bendiciones celestiales y terrenales

Los manantiales de arriba y abajo que Caleb le dio a su hija han sido utilizados como figuras de las diversas clases de bendiciones que Dios nos da. Nuestro Padre celestial nos promete darnos los deseos de nuestro corazón, luego va más allá de sus promesas y nos da mucho más de lo que podemos imaginar. “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20).

La provisión de Dios es inagotable y su deleite es hacer felices a sus hijos. Como hijos suyos, debemos aprender que podemos venir a Él sin temor en oración, y poner ante su presencia nuestras necesidades y deseos. He aquí algunos versículos de la Biblia que nos hablan de la generosa provisión de Dios, ya sea para nuestras necesidades espirituales o materiales.

  • “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
  • “Porque sol y escudo es Jehová Dios, gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad” (Salmo 84:11).
  • “Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación” (Santiago 1:17).

Pensamientos finales

Quizá estés preocupada por alguna necesidad de tu familia. La historia de Acsa está en la Biblia para destacar la fuerza que puede tener el amor de un padre. Caleb le dio a su hija lo que le pidió, y más. Del mismo modo nuestro Padre celestial se preocupa por nosotros. No le gusta vernos sufrir y quiere hacernos buenos regalos. 

Pero las Escrituras también establecen requisitos para recibir los regalos de Dios.

  • El Salmo 66:18 nos advierte: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. 
  • Santiago 4:2-3 explica que no obtenemos lo que queremos porque no se lo pedimos a Dios. O, cuando le pedimos, no lo recibimos porque pedimos por motivos equivocados, deseando usar el regalo divino para nuestra satisfacción en lugar de usarlo para la gloria de Dios. 
  • En los cuatro Evangelios, leemos acerca de las oraciones del Señor Jesús en el jardín de Getsemaní. Cuando Jesús oraba al Padre, decía: “Que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. 

Cuando confesamos nuestros pecados y oramos con corazones limpios y motivos apropiados, siempre pidiendo que se haga la voluntad de Dios, Él oirá y contestará del modo que nos sea más conveniente. 

Haz una lista de todas las cosas que Dios ha hecho por ti en la semana que pasó, o el mes pasado, o el año anterior. No olvides incluir las oraciones contestadas. Si estás casada, revisa esa lista con tu marido. Después oren juntos y agradézcanle al Señor por todo lo que ha hecho por ustedes. ¡Te sorprenderás cuando veas la cantidad de cosas que Dios ha hecho por ti!

Temas de discusión

  • Describe el hogar de Acsa antes y después de su casamiento. 
  • ¿Qué cualidades de Proverbios 31 se aplican a Acsa?
  • ¿Cómo demostró su sabiduría práctica? 
  • ¿Cuál es la similitud entre Caleb y nuestro Padre celestial?
  • Da dos razones por las que crees que se incluyó la historia de Acsa en la Biblia.
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