Buscar este blog

8. MARÍA HERMANA DE MOISÉS—LA ENVIDIA PRODUCE JUICIO

¿Qué cualidades crees que son características del liderazgo? ¿Puede una mujer cristiana ocupar una posición de liderazgo? Entre las respuestas a la pregunta de qué es lo que hace que un líder sea tal, podríamos decir: es una persona que se hace cargo durante una crisis, aquel que sabe motivar a los demás para que den lo mejor de sí mismos, tiene una mente ágil, que toma rápidas decisiones, es alguien con visión.

¿Las mujeres pueden ser buenas líderes? En la Biblia Dios nos da varios ejemplos de mujeres que ocuparon posiciones de liderazgo. María fue una de ellas.

La niñez de María

María tenía un hermano mayor llamado Aarón y un hermano menor llamado Moisés. Moisés fue el hombre escogido por Dios para rescatar a la nación de Israel del cautiverio egipcio y guiarla a la tierra que Dios le había prometido. María era una líder dinámica y era una profetisa. Lamentablemente comenzó a envidiar a Moisés, y terminó su vida demostrándole a la nación de Israel que la envidia trae como consecuencia juicio.

La Biblia nos cuenta algo acerca de la niñez de María. Su madre la mandó a cuidar a su hermanito Moisés. Él había sido colocado en un canastillo de juncos en el río para protegerlo del faraón, quien había ordenado que todos los bebés varones hebreos debían ser asesinados. María, siendo apenas una niña, demostró características de liderazgo en una situación tan difícil. Éxodo 2:4-10 lo explica:

4 Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.

5 Y la hija de Faraón descendió a lavarse al rio, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase.

6 Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste. 

7 Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿lré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño? 

8 Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño, 

9 a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió.

10 Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.

María venía de un hogar en donde se adoraba a Dios. ¡Imagínate cómo su madre le habrá explicado que Dios protegería a este bebé! Sin duda, María tuvo que asumir una gran responsabilidad a muy temprana edad. Sabía claramente que su familia corría gran peligro por haber escondido del faraón a su hermanito. Pero en esta situación difícil vemos que María actúa en el momento justo, con calma, pensando rápidamente, con gran sabiduría. Ni siguiera identificó a su madre.

No se dice nada más acerca de María hasta muchos años después, cuando su hermano Moisés ya había liberado a los israelitas de los egipcios. Sabemos que María vivió en Egipto como esclava y que su vida debe haber sido muy dura; tal como la de los israelitas bajo el dominio del faraón.

María, la profetisa

Más adelante se menciona nuevamente a María, en Éxodo 15:20. Se la identifica como hermana de Aarón y como profetisa, una posición de gran responsabilidad dada por Dios.

Después de que Moisés había liberado a los israelitas de Egipto, su hermano Aarón fue designado como el sacerdote que representaba a la gente delante de Dios. También da la impresión de que María participaba en el liderazgo. Su responsabilidad era la música. Hoy se la hubiera llamado directora de alabanza, o líder de adoración. Después que los israelitas habían cruzado el mar Rojo por tierra seca y los egipcios se habían ahogado, María condujo a las mujeres en un canto de adoración a Dios. Leamos estos acontecimientos en Éxodo 15:20, 21:

20 Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en María: la envidia produce juicio su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. 

21 Y María les respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

El don que Dios le había dado a María era su voz y, ella la puso en práctica. Quizás levantó los ánimos de los israelitas muchas veces, mientras atravesaban el desierto, dirigiéndolos en cánticos de adoración. Es bueno adquirir el hábito de usar nuestros dones, recordándonos mutuamente acerca de la fidelidad de Dios. En Hebreos 10:24, 25 leemos:

24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;

25 no dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

La envidia de María 

Cuando Moisés vivió en tierra extranjera, se casó con una mujer nativa de esa tierra, y, debido a que esta mujer no era una hija de Israel, María y su hermano Aarón se rebelaron contra Moisés. Desafiaban la posición de líder que Dios le había dado. En Números 12:2, los hermanos preguntan: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?”

No encontramos ninguna referencia de que Moisés se haya enojado y les haya contestado a sus hermanos mayores de modo severo. En realidad, la Escritura describe así a Moisés: “Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra”  (Números 12:3).

El juicio contra María

Por supuesto, Dios oyó lo que se había dicho. En respuesta a este desafío a la autoridad de Moisés, el Señor llamó a Aarón, a María y a Moisés a presentarse delante de Él. Él bajó en una nube para reunirse con ellos. Debido a la envidia de María y a su reticencia a seguir al dirigente que Dios había escogido, Él hizo que la atacara la enfermedad más temida en aquel tiempo, la lepra.

Moisés le rogó a Dios que sanara a su hermana, a pesar de que ella se había levantado contra él; y Dios le concedió su petición, pero no sin antes asegurarse que María se diera cuenta de lo mala que había sido su rebelión. En Números 12:15 leemos: “Así María fue echada del campamento siete días; y el pueblo no paso adelante hasta que se reunió María con ellos”.

Esta historia nos demuestra que Dios había, sin duda, escuchado y visto las quejas de María y Aarón. Dios las contestó personalmente. Los hizo entender muy claramente que ellos no solamente habían errado sino también pecado. Moisés era, sin duda, el líder elegido por Dios.

Imagínate lo humillante que debe haber sido para María ser expulsada del campamento por siete días. Como vemos, Dios le dio suficiente tiempo para examinar su corazón envidioso y rebelde.

Al final de estos siete días y de ser curada de la lepra, las Escrituras no mencionan más a María ni el tipo de servicio que le habrá prestado a los israelitas. Se cree que María murió poco después de estos acontecimientos, antes de que los israelitas entraran a la Tierra Prometida.

Pensamientos finales

El mayor ejemplo de un líder que Dios nos dio fue su Hijo, el Señor Jesucristo. Aunque era un líder, siempre demostró ser el ejemplo perfecto de cómo servir. El Señor Jesús dijo: “El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro siervo” (Mateo 20:27).

¿Qué significa esto para nosotros? Dios nos ha asignado a todos una tarea que debemos hacer para Él. Y esta tarea la debemos hacer con gozo. ¿O tenemos envidia de la tarea que ha recibido otra persona? ¿Deseamos más que lo que Dios nos ha dado? Es importante aprender a contentarnos con nuestros dones y a usarlos para Dios, sin compararnos con otra gente, ni con sus dones ni con su servicio para Dios.

Temas de discusión

  • ¿Qué condiciones de liderazgo demostraba María en su niñez?
  • Describe la actitud de María de acuerdo a Números 12:2. 
  • ¿Qué condiciones de liderazgo exhibió Moisés cuando fue criticado?
  • En Mateo 20:25-28, ¿Cómo describe Jesús a un verdadero líder?
  • Menciona dos buenos ejemplos que podemos seguir de las vidas tanto de María como de Moisés.